viernes, 7 de enero de 2011

Roland Joffé y su película sobre Josemaría Escrivá y el Opus Dei

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Exclusivo

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La guerra y san Josemaría Escrivá, según el director de cine Roland Joffé

Entrevista al autor de la película de próximo estreno "There Be Dragons"

 

 ROMA, sábado 1 de enero de 2011 (ZENIT.org).- El mundo del cine y el mundo

católico están impacientes por ver la película que presentará en la

primavera de 2011 el director de cine Roland Joffé, "There Be Dragons"

("Encontrarás dragones", http://www.therebedragonsfilm.com), en la que

tiene un papel protagonista san Josemaría Escrivá de Balaguer, fundador del

Opus Dei.

 

Se trata de un drama épico, escrito y dirigido por el cineasta británico,

conocido por filmes como  "La misión" y "Los gritos del silencio",

ambientado en la guerra civil española, en el que afronta cuestiones como

la santidad y la traición, el amor y el odio, el perdón y la violencia, así

como la búsqueda del sentido de la vida.

 

La trama entremezcla las historias de soldados revolucionarios, un

periodista, su padre y el mismo san Josemaría, llamado el santo de la vida

ordinaria, a quien éste conoce en el seminario.

 

Al inicio del año 2011, en el que se celebrarán los 75 años del estallido

de la guerra civil española, Joffé ha querido compartir con los lectores de

ZENIT las convicciones que compartirá con quien vea esta película. La

segunda parte de esta entrevista se publicará en el servicio del 6 de

enero.

 

 

 

 

--¿A qué alude el título de la película "There Be Dragons", "Encontrarás

dragones"?  --Roland Joffé: Los mapas medievales calificaban los

territorios desconocidos con las palabras "Hic sunt dragones", "aquí hay

dragones". Cuando comencé a investigar sobre el tema y a escribir el guión,

dado que realmente no sabía lo que me esperaba ni cómo acabaría,

"Encontrarás dragones" me pareció un título apropiado. Era como si me

saliera de mi mapa y me adentrara en un territorio inexplorado al tocar

temas como qué es la santidad, temas de religión y de política del siglo

XX, el pasado de otro país. Me había golpeado la afirmación de Josemaría: a

Dios se le encuentra en "la vida ordinaria", y esa vida ordinaria, en su

caso, fue la guerra civil española. Me pregunté: ¿cómo es posible encontrar

lo divino en la guerra? Pero la misma pregunta puede hacerse sobre todos

los desafíos fundamentales de la vida, y sobre la manera en que los

afrontamos: cómo respondemos al odio y al rechazo, o al deseo de venganza y

justicia. Todos estos dilemas aumentan en tiempo de guerra. Estos dilemas

son, en cierto sentido, los "dragones" de la película, momentos de

inflexión en nuestras vidas en los que afrontamos opciones decisivas.

Opciones que afectarán a nuestro futuro. "Encontrarás dragones" habla de

las diferentes opciones que asume la gente en esos momentos de inflexión

--tentaciones, si usted quiere-- y de lo difícil que es --y necesario--

huir de los ciclos de odio, resentimiento y violencia.

 

 --La película tiene lugar en el contexto de la guerra civil española, que

en cierto sentido es el paradigma de la violencia que genera violencia, la

violencia sin sentido. En este escenario de violencia fratricida, ¿hay

espacio a la esperanza?

 

 --Roland Joffé: Sí, pero es sumamente difícil. Entre las personas hay

demasiados hechos abominables, horrendos, que parecen imposibles de

perdonar, de rescatar, imposibles de superar. ¡Pero el perdón es posible!

Los ciclos de violencia pueden detenerse, como lo demostró el presidente

Nelson Mandela en Sudáfrica. El perdón ha sido posible para muchos héroes

en Ruanda, y ha sido ofrecido y aceptado por muchos valerosos palestinos e

israelíes. Josemaría aseguró que las personas normales son capaces de ser

santas, y creo que se refería a esta clase de perdón heroico. La inagotable

posibilidad de perdonar deja espacio a la esperanza. Pero el precio es

alto: exige un profundo sentido de lo que es plenamente humano, un profundo

sentido de compasión, y una resolución firme, y sí, heroica, para no quedar

atrapado por los odios imperantes, sino luchar contra ellos con un amor

inquebrantable.

 

 Buena parte de la trama de la película se desarrolla durante la guerra

civil española, pero se despliega entre ese telón de fondo y el año 1982.

Hay muchas generaciones involucradas en esta historia: el pasado proyecta

una sombra sobre el presente. Lo que las une es Robert, un periodista a

quien se le ha pedido que haga una investigación sobre Josemaría Escrivá en

tiempos de su beatificación. Poco a poco descubre que su padre, Manolo, fue

en la infancia amigo de Josemaría, y que estuvo en el seminario con él,

aunque luego sus vidas tomaron caminos totalmente diferentes. Robert y

Manolo se han alejado, pero la película les une según va revelando la

terrible verdad sobre el pasado. Por tanto, es también la historia de un

padre y un hijo, y la historia de la verdad que necesitan afrontar para

superar lo que les separa. Es sobre todo una película sobre el amor, sobre

la fuerza de su presencia y sobre el árido y aterrador mundo en el que

vivimos con su ausencia.

 

 Las guerras civiles son mucho más atroces porque enfrentan a hermano

contra hermano, familia contra familia. Al final de la guerra civil

española, se contaba medio millón de muertos. Una guerra civil es una

poderosa metáfora de una familia. Al igual que en las guerras civiles, los

miembros de la familia toman partido y se desgarran; los antiguos

resentimientos se convierten en manantiales de odio. No le perdonamos a

nuestra tía lo que ha hecho, no nos hablamos con nuestro padre porque dejó

a nuestra madre, no nos hablamos con nuestra madre porque se fue con otro,

o no nos hablamos con nuestro hijo porque escogió una profesión diferente

de la que esperábamos. Estas son las guerras civiles de nuestra vida

ordinaria. "Encontrarás dragones" habla de estos dos tipos de guerra civil.

 

Fundamentalmente, todos tenemos que optar entre dejarnos vencer por

nuestros resentimientos o encontrar la manera de conquistarlos. Puede verse

la vida como una serie de injusticias, de rechazos y heridas, o como una

serie de oportunidades, de ocasiones, para vencer a esos dragones a través

del poderoso deseo de sustituir el odio por el amor y la unidad. Muchos

albergan en su interior ese amor para tomar esta heroica opción. Se dan

cuenta de que pueden tomar la opción de ser libres. Tienen la fuerza de

carácter para comprender que el odio es una prisión. Nadie que odia puede

ser libre.  ¿No hemos visto acaso tantos ejemplos de esto en los años

transcurridos desde la primera guerra mundial? Por otro lado, cuando las

personas optan por el amor, el observador imparcial puede ver en ellas el

sentimiento de libertad, de compasión, de generosidad.

 

Al final, todos nos encontramos ante estas opciones. Incluso a Robert, el

agnóstico y el materialista, se le pide que elija entre el amor y el odio,

que en cierto sentido se enfrente al mundo con amor, o como dice Aline, que

"se enfrente a Dios con el amor".

 

Para mí la película habla de esto. El perdón deshiela lo que ha quedado

congelado. Toca lo humano en el interior de quien ha sido perdonado, así

como toca lo humano en el interior de quien perdona. El amor no siempre es

fácil, no puede serlo. No puede proceder de una actitud de superioridad,

sólo puede proceder de una actitud de humildad y de humanidad. Y, sin

embargo, su belleza es poderosa. Dice: "Sí, sal de ti mismo. ¿Crees que no

puedes perdonar?". Pues bien, no sabrás si puedes perdonar hasta que no

perdones. Y, ¿cómo puedes perdonar? Para perdonar necesitas identificarte

con el otro. Perdonas poniéndote en la piel del otro. Debes dejar de

demonizarlo, no puedes decir "Soy mejor que él, yo nunca podría hacer eso".

Por el contrario, tienes que mirar a la persona y decirte: "podría ser yo".

Por tanto, sí, hay espacio a la esperanza, incluso en las circunstancias

más dolorosas, trágicas y terribles, donde la esperanza parece imposible.

 

--¿La película se dirige a creyentes o a no creyentes?

 

 

 

 --Roland Joffé: "Encontrarás dragones" se toma la fe en serio; se toma la

santidad en serio. Pero su interés va mucho más allá de un público

religioso. Su pregunta presupone una separación que, en realidad, es falsa.

Todos vivimos en un mundo perturbado, todos tenemos que afrontar el dolor y

la alegría de la vida ordinaria, y aunque recurramos a diferentes

interpretaciones de la realidad sobre esta experiencia, al final todos

moramos en el mismo mundo desgarrado y perturbado.

 

 Es una película sobre creyentes y no creyentes. Quedé profundamente

impresionado por la convicción de Josemaría de que todos somos santos en

potencia, por su fe en que cada quien es en última instancia capaz de

acabar con sus propios dragones. Espero que la gente que vea la película lo

descubra en sus propias luchas con sus dragones y que comprenda que ningún

santo ha llegado a serlo sin haber luchado.

 

 La película también habla de muchas formas de amor. El amor de Ildiko por

Oriol es una forma particular de amor. Su amor apasionado por edificar un

mundo mejor es otra forma de amor. El amor de Manolo por Ildiko es también

otra forma de amor, aunque esté atado por los celos y el resentimiento. El

amor que anhela Manolo y que acaba recibiendo es también otra forma

particular de amor. Estos diferentes tipos de amor se unen como en una tela

de araña, formada por hilos individuales: cada hilo parece estar separado,

pero luego la realización de la tela muestra que todos ellos forman parte

de un conjunto más grande, que están unidos a la misma realidad, orientada

hacia el mismo punto, hacia el mismo centro. Al final, todos estos hilos

diferentes de amor, que parecen tan diferentes, convergen en un punto

fundamental: "¿Este amor es más grande que el amor propio?". Esta es una

pregunta importante. Y a ella se dedicó buena parte de la política de los

inicios del siglo XX. De todos modos, plantea otra cuestión de una gran

complejidad. Si este amor apasionado se basa en un ideal, o en una

idealización, si consiste en la aceptación de un solo modelo de

comportamiento humano, ¿cómo puede evitar caer en el fanatismo o la

demonización? Desde tiempos de la Ilustración, esta ha sido una cuestión

fundamental. En nombre del amor de un bien más grande, cuántos actos

inhumanos se han cometido. Me parece que sólo si se comprende la trágica

falibilidad de todos los seres humanos y de todos los comportamientos

humanos podemos encontrar la senda del entendimiento y de esa profunda

empatía, ese sentido de identificación con el otro, que libera de la

demonización y de las espirales de violencia sin esperanza.

 

 No se trata de una película católica, sino que trata de un tema clave en

la teología cristiana y en todas las iglesias cristianas, así como en

muchas otras religiones. Todas las religiones comprenden que los seres

humanos, en sus relaciones unos con otros, toman opciones divinas, opciones

que afectan profundamente a la vida de los demás y al mundo que les rodea.

Esta interconexión constituye el fundamento del amor: lo que hacemos a

favor o en contra de los demás nos afecta a nosotros y a ellos porque todos

estamos unidos los unos a los otros.

 

 --¿Hasta qué punto su personaje de Josemaría Escrivá, que hoy es un santo

de la Iglesia católica, se basa en hechos o es un producto ficción?

 

 

 

 --Roland Joffé: De todos los personajes de la película, Josemaría es el

único que ha existido históricamente, el único sobre el que abundan

testimonios y pruebas. Creo que la representación de Josemaría que

ofrecemos de su sensibilidad, su sentido del humor, que indudablemente

tenía, surge de los acontecimientos de su vida y es en realidad muy cercana

a lo que fue él en realidad. He querido encontrar un punto de vista honesto

al trazar su perfil, y tomar su fe en serio, como él lo hizo. Supongo que

en el caso de los santos es algo típico ver en ellos, en extraña oposición

con la pecadora de corazón de oro, a hombres con corazón de plomo; pero

esto no es más que un cómodo convencionalismo. De hecho, la historia de

Josemaría es la de un hombre que logra el éxito extraordinario de

simplificar su vida entorno a un amor a Dios auténtico y poderoso. Este

amor a Dios se convierte en un principio organizador que le da forma, así

como una especie de sencillez y fuerza.

 

 

 Pero esto no hace que sea aburrido o soso, pues este amor se dio en el

mundo real, y el fruto de esta existencia en el mundo real, y con

frecuencia cruel, es en todo hombre honesto la duda. Dudar de Dios y dudar

de la bondad. Esta duda es sumamente fecunda. El amor no es algo caído del

cielo, como algo sine qua non. Hay que luchar por él. Es lo que, como seres

humanos, debemos llevar a la mesa. Tenemos que encontrar este amor profundo

en nosotros mismos, comprendiendo la belleza escondida de nuestra

fragilidad y de la fragilidad de los demás. En un sentido profundo que

ilustra, me parece, la historia de Cristo. Si somos creyentes, tenemos que

seguir buscando ese amor profundo en nosotros mismos y ofrecerlo a Dios y a

su creación. Si no somos creyentes, tenemos que seguir buscándolo y

ofreciéndolo a los demás, sin tener en cuenta su política, raza o religión.

 

 Por Jesús Colina

Cómo y por qué Roland Joffé ha hecho una película sobre Josemaría Escrivá

Segunda parte de la entrevista con el cineasta británico

 

ROMA, jueves, 6 de enero de 2011 (ZENIT.org).- Pocos esperaban que el autor

descubierto por el cine mundial en 1984 con "Los gritos del silencio" se

lanzara en la producción de una película sobre san Josemaría Escrivá de

Balaguer, que será presentada en la próxima primavera.

 

En la segunda parte de esta entrevista, Roland Joffé explica a ZENIT cómo

decidió aceptar la propuesta de producir"There Be Dragons" ("Encontrarás

dragones", http://www.therebedragonsfilm.com), filme ambientado en la

guerra civil española, en el que tiene un papel protagonista el fundador

del Opus Dei. Asimismo, confiesa la influencia que ha tenido esta

experiencia en su vida.

 

La primera parte de esta entrevista fue publicada por ZENIT en la edición

del 6 de enero de 2011.

 

--¿Tenía usted ideas sobre la manera de presentar la guerra civil española

o sobre algunos personajes, como san Josemaría Escrivá?

 

--Roland Joffé: No sabía mucho sobre Josemaría antes de que me pidieran

grabar la película. Esto es lo que sucedió: un día, uno de los productores

de la película vino a Holanda para convencerme e que hiciera la película.

Traía varios libros y materiales, incluido un DVD sobre Josemaría. Tuvimos

una comida muy, muy agradable y, regresando a casa, a pie, pensaba: "No

tengo ganas de hacer esta película. Tengo otro proyecto ambientando en la

India, y he trabajado mucho para lograrlo". En otras palabras, pensaba que

era un ofrecimiento muy, muy bueno, y había apreciado realmente la comida,

pero pensaba rechazarlo.

 

Era una noche de verano, de manera que salí al jardín, con una copa de

vino en la mano, puse el DVD en mi lector, y me senté ante el ordenador

para escribir una breve carta que decía: "Querido X, muchas gracias.

Aprecio el que haya emprendido todo este viaje, pero pienso que

verdaderamente usted debería buscar en otro lado".

 

Mientras tanto, el DVD seguía funcionando. Un momento de la narración

llamó mi atención: Josemaría se dirigía a una multitud, en Chile, quizá, o

en Argentina, no estoy seguro del lugar, y una joven levanta la mano y

dice: "Tengo una pregunta, soy judía".

 

Y Josemaría responde: "Sí, dime, por favor".

 

Ella añade: "Mi más ferviente deseo es convertirme al catolicismo".

 

Josemaría: "¿Sí?".

 

Ella sigue diciendo: "Pero soy menor de edad y mis padres no me lo

permiten".

 

Josemaría, sin pestañear, responde: "Te digo que seas muy buena con tus

papás. Que tengas paciencia, que reces. No muestres ningún gesto de

insurrección. ¿Está claro? Quiere mucho a tus papás [...] Y jamás una

palabra de crítica de tus papás. Has de amarlos con toda el alma. Y

mostrarlo con los hechos. ¿De acuerdo? Buena hija serás de Cristo si buena

hija eres de tus papás".

 

Al ver ese momento del vídeo, me decía: "¡Qué momento maravilloso! Qué

momento maravilloso, inesperado, y sobre todo viniendo de una organización

de la que todo el mundo se esperaría que dijera lo contrario". Estaba

mirando a mi ordenador y me decía: "Espera un momento". Apagué el DVD. Dejé

de escribir la carta. Me puse la gorra de director de cine y escribí una

escena en la que Josemaría aparece con un hombre, a punto de morir, a quien

ya conocía, que le dice que es judío y que su sueño es convertirse.

 

Escribí la escena de cabo a rabo, sin dejar de pensar: "tengo realmente

ganas de ver esto en una película. Pero, no lo veré nunca si no hago la

película, ¿verdad? ¿O enmarcaré esta escena en otra película?".

 

En lugar de la primera carta que me disponía a redactar, escribí: "Querido

X, estoy verdaderamente interesado en este proyecto, a condición de

disponer de toda la libertad de creación para hacerlo como quiero, y que

usted no cuente conmigo para seguir una línea de parte, y si usted acepta

el hecho de que no soy muy brillante y que lo haré lo mejor posible, pero

que tengo que seguir mi propia verdad. Si usted está de acuerdo, me

gustaría hacer verdaderamente este proyecto".

 

Esto es más o menos lo que sucedió. No tenía ninguna idea preconcebida

sobre Josemaría, había escuchado algo sobre él, pero sobre todo fue este

pasaje del DVD el que suscitó mi interés para realizar la película. Me

encontré ante la historia de un hombre, y al leerla tomé conciencia de que

realmente respetaba a este hombre. De hecho, más que un simple respeto,

sentía que encarnaba algo de su combate, que interpelaría a todos los seres

humanos de una manera maravillosa, y que esta historia que quería contar es

la que cuenta esta película.

 

La guerra civil española era también complicada de afrontar. Hubiera sido

fácil tomar partido, pero de este modo hubiera traicionado el eje central

de la actitud con que quería contar esta historia. La historia, como bien

se sabe, es partidista, escrita por los vencedores y reescrita por los

vencidos. Muchos creerán simplemente el rumor o la leyenda que les parecerá

más agradable y estoy seguro de que tendremos que afrontar ciertas

opiniones sobre lo que es o era el Opus Dei, sobre quién era Josemaría, y

sobre lo que realmente fue la guerra civil española.

 

Quise mostrar lo que sucedió en España durante la guerra civil sin

espíritu partidista. De hecho, España vivió, en un período de tiempo muy

condensado, lo que Gran Bretaña, por ejemplo, experimentó y absorbió

durante un centenar de años: revolución industrial, ideologías de lucha de

clases, sin contar que España había perdido su imperio y la estabilidad

económica. Para la sociedad española, era muy fácil fracturarse y, según la

mentalidad de la época, era muy fácil abrazar opiniones totalmente opuestas

y radicales sobre la justicia social, el papel de la Iglesia, etc. Al

final, según es propio de la naturaleza de estas tensiones sociales, las

posiciones más extremas comenzaron a marginar las demás. Con la

debilitación del centro, los dos polos opuestos comenzaron a hacerse más

fuertes.

 

En la guerra civil española, los dos bandos tenían ideales y su propio

sentido de la virtud. Como los movimientos políticos del resto de Europa,

las personas de los dos lados de la demarcación política comenzaron a

diabolizar al otro campo.

 

Pero las divisiones, que en Europa se convirtieron en divisiones

nacionales, en España fueron fratricidas y dejaron cicatrices psicológicas

profundas y difíciles de cicatrizar. Lo que sucedió en España fue una

herida que realmente desgarró a familias de la manera más dolorosa y atroz.

El hermano tomó una opción diferente a la de su hermano, ¿pero esto

significa que ya no eran hermanos? Si esto significa que ya no eran

hermanos, si queremos matar a nuestros hermanos a causa de aquello en lo

que creemos, entonces, ¿no tendremos que preguntarnos por el valor de

nuestras opciones?

 

--La realización de esta película, ¿ha influenciado en cierto sentido su

vida personal?

 

--Roland Joffé: Déjeme que se lo explique: no soy muy religioso, pero me

han pedido que escriba sobre un hombre que lo era. Tuve que tomar distancia

y decirme: "Cuando escribo sobre Josemaría, tengo que aceptar tal cual --de

manera total, honesta y sincera-- todo lo que Josemaría me dice sobre lo

que contó para él, aquello a lo que consagró su vida, su experiencia

religiosa. Tengo que informarme lo más posible sobre su experiencia

religiosa, sin prejuicios, honestamente, y dejarme interpelar.

 

He leído mucho sobre la experiencia religiosa. He experimentado emoción y

alegría al descubrir cuántos hombres de ciencia (en particular, físicos)

han vivido una experiencia profunda de Dios, y me ha conmovido el ver que

la separación entre la ciencia y la religión, que se ha convertido en el

pensamiento dominante de nuestra época, en realidad era falsa. He acabado

por comprender que el gran descubrimiento de la física moderna consiste en

que nuestra percepción de la realidad se basa en modelos fabricados por

nuestro cerebro y que, por tanto, existen numerosos modelos de realidad.

 

Muchos son insuficientes para explicarlo todo, aunque apropiados para

explicar algunas cosas; nos proponen una nueva manera de comprender lo que

debería ser la realidad o las realidades y esta comprensión no excluye la

idea de Dios o una dimensión espiritual del inmenso universo en el que

moramos, sino que más bien nos muestra que la manera en que la ciencia nos

ha llevado a redefinir y reinterpretar la realidad nos ofrece también una

oportunidad para reinterpretar y redefinir lo espiritual.

 

No sé muy bien en qué medida, en estos años, me ha afectado esta

experiencia. Creo que algo profundo necesita algo de tiempo para revelarse

por lo que realmente es. He experimentado una sensación muy particular al

grabar"Encontrarás dragones": más que una experiencia solitaria, como había

creído, se trata de una experiencia sumamente interesante, para nada

solitaria.

 

El poder pensar, de repente, "Deja a un lado mis respuestas fáciles y vive

simplemente con la pregunta", ha sido para mí maravillosamente convincente,

y me ha permitido sentirme muy, muy cerca de este proceso de vida de una

manera que no hubiera creído posible. Y ahora no sé muy bien a dónde todo

esto va a llevarme.

 

Por Jesús Colina

 

 

 

 


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