viernes, 5 de abril de 2013

GRANDEZA Y RIESGO EN LA INVESTIGACIÓN Y DOCENCIA UNIVERSITARIA

Facultad de Ciencias de la Educación y Humanidades, Investigación y docencia. Experiencias desde la UCSS, (UCSS, Lima, 2012, 18 pp)

 

Este folletito tan pequeño brinda un dilatado horizonte al universitario que quiere ser más. La propia portada nos muestra el grabado en madera "Flammarion", anónimo, que apareció en el libro de Camille Flammarion L´Atmosphere: Météorologie Populaire (París, 1888) y que muestra a un peregrino medieval (con el bastón) que mira a las estrellas a través del cielo terrestre, como un velo que oculta la maquinaria celestial. Detrás de la cortina se muestran unos cielos inspirados en la Biblia, como la rueda de Ezequiel (Ez I, 15-16): "Miré a los seres vivientes, y he aquí, había una rueda en la tierra junto a cada uno de los seres vivientes de cuatro caras".

La imagen simboliza el trabajo del investigador que asombrado como el peregrino (no dueño del conocimiento) frente al misterio que se descubre como inabarcable en una realidad que le es dada.

Introduce el folleto nuestra decana, Giuliana Contini, quien nos estimula a unir investigación y docencia como los dos inseparables pilares de la dignidad académica, a la vez que condición para que "cultura y tradición permanezcan vivas y palpitantes y, por lo tanto, atractivas para las nuevas generaciones"

A continuación se ofrecen las principales sugerencias de las 3 premisas de "El sentido religioso" como referente metodológico de toda reflexión sobre el conocimiento: realismo, razonabilidad y moralidad, con una antología de textos del P. G. Paccosi.

Como capítulo central se ofrece la charla del Dr. Paolo Musso: "Investigar: ¿Cómo y por qué?

Se añaden las charlas de Alejandra Meneses "Oportunidades para aprender: Desafíos del lenguaje en la escuela" y el diálogo mantenido con la Dra. Paola Ucelli.

Por último se nos formulan unas preguntas a los profesores Julio Picasso, Santiago Tácunan y un servidor (pp.15-17). Les ofrezco mis respuestas.

 

Desde su campo, ¿cómo la investigación puede involucrarnos con nuestra propia humanidad?

 

Con el humanista latino Terencio la historia nos recuerda: "soy hombre y nada que sea humano me resulta ajeno". J.L. Comellas concluye que lo "que nos induce a bucear en lo más recóndito del pasado humano es algo más que la curiosidad: es un inconsciente deseo de conocernos mejor a nosotros mismos". F. Simiand señala como la primera característica del conocimiento de los hechos humanos del pasado y de la mayor parte de los del presente consiste en ser un conocimiento por huellas. Para ello necesitamos inculcar en el alumno: el sentido del cambio, una  conciencia social, imaginación histórica y localización de los hechos en el tiempo.

El filósofo Renán destacaba que "lo que hace de los hombres un pueblo es el recuerdo de las grandes cosas que hicieron juntos y la voluntad de realizar otras en lo futuro". Como señalaba V. A. Belaunde "pidamos a la Historia la formación de nuestra verdadera alma nacional, nuestra libertad nacional y los que deben ser los ideales nacionales". Teodoro del Valle, obispo de Huánuco, en la oración fúnebre por Bartolomé Herrera, dijo que "un pueblo sin historia es un huérfano; una nación sin tradiciones es un expósito".

 

¿Qué preocupaciones le atañen cuando emprende la tarea de investigar?

 

Siento la responsabilidad de que estoy ayudando a avanzar en el conocimiento de la realidad. Para ello, es prioritaria la elección del tema y su justificación. Cada uno de nosotros debe optar por un tema en función a su interés personal, la actualidad del tema, la documentación existente y los recursos humanos y materiales disponibles.

 

¿Qué valor le da a la curiosidad y la experiencia en el proceso de investigación?

 

Me encanta la siguiente anécdota y se la comparto. Érase una vez un historiador griego, por más señas llamado Herodoto, que siempre paraba preguntando a la gente y anotando sus respuestas, al que un sacerdote egipcio le increpó:

- Vosotros los griegos sois como niños, no hacéis más que preguntas.

¿Qué? ¿por qué? ¿para qué? ¿cómo? ¿dónde? y, especialmente, ¿quiénes? (sujeto protagonista) ¿cuándo? (marco temporal)... Interminables e inquisitivas preguntas como se las hace el niño, curioso, inocente, verdadero. Todo ello me parece excelente como punto de partida. Pero, la experiencia debe ayudarnos a consignar testimonios ciertos en un relato bien trabado que convide al compromiso.

La curiosidad y la experiencia son las dos alas del vuelo investigador. Si la experiencia es la madre de la ciencia, podríamos decir que sin asombro, curiosidad, no habría habido un comienzo. La curiosidad nos despierta del letargo de nuestra indiferencia, nos apasiona, nos roba el corazón, nos centra, la experiencia encauza, precisa, potencia, lleva a término del modo más eficaz y completo.

 

Está de acuerdo que esta búsqueda del conocimiento proviene de la posibilidad de que estamos abiertos al asombro.

Quien tiene un por qué, se busca el cómo". Quien sabe dónde se encuentra la meta, busca el camino. Quien conoce el fin, emplea los medios. Quien estudia el ser y sentido de las más altas instituciones del saber, estará más capacitado para comprender sus realidades y sus retos. Decía San Agustín que buscamos para encontrar y una vez que buscamos encontramos con mayor precisión y entusiasmo.

 

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