domingo, 8 de julio de 2018

EL MILAGRO DE LA SOLIDARIDAD EN CIRCA GRACIAS AL P. POZZO

EL MILAGRO DE LA SOLIDARIDAD EN CIRCA.

 "¡Corazón de Jesús, de Ti sí me fío!"

En el centenario del P. Carlos S. Pozzo, S.J.


(Artículo preparado para ESTAR, agosto 2018. Las dos fotos primeras se deben a la gentileza de su sobrino Lucho Spallarossa; aparece en su primer momento de seminarista con sus papás y hermanos; en la otra solo, todavía como laico)

José Antonio Benito

 

Con motivo de los cien años del nacimiento del P. Carlos Spallarossa Pozzo, S.J. (Génova, 1918-Lima, 2008), CIRCA (Círculos Católicos) me pidió un libro que he titulado "P. POZZO: ¡Coraje, gratuidad y gozo!". Me explico. Nuestro protagonista, se quitó el nombre y primer apellido para simplificar ante la gente sencilla que a diario le trataba. Por tanto, fuera "Carlos" y fuera "Spallarossa". Sus peques –en los ocho albergues o internados- le recibían con el simpático: "Oso, oso, oso, que viva el Padre Poso'".

Nuestro querido P. Pozzo llegó como inmigrante al Perú a los 17 años, en 1935, trabajó en una Casa de Préstamos como negociante a carta cabal, y a los 28 años –bien "salido de mochacho"- ingresó a la Compañía de Jesús en el Noviciado de Miraflores, el mismo lugar donde pasaría los últimos años en su Enfermería.

Estudió la teología en Granada, teniendo como compañero al que sería Cardenal Augusto Vargas Alzamora y en Madrid acompañó al Venerable P. Tomás Morales, S.J., como maestrillo en algunos de los campamentos. Allí, aparte de contar chistes como el del gangoso que quería apagar la vela y no podía, tomo buena nota de la pedagogía de las cumbres, en Gredos, con sus himnos, su exigencia, su vida de familia, su "más, más y más".

Al llegar a Arequipa, Ciudad Blanca, maltratada por los terremotos de 1958 y 1960, acometió una titánica obra de solidaridad, movilizando y agrupando laicos en las barriadas, a través de CIRCA –Círculos Sociales Católicos- una red gigantesca de colegios con cerca de 1000 profesores y 20.000 alumnos, departamentos de madres, círculos sociales católicos de obreros, grupos juveniles (comandos, vanguardias, Ven-Sígueme, …), postas médicas, albergues para huérfanos, comedores populares, postas médicas, capillas, casas de Ejercicios (con unos 4.000 ejercitantes cada año) y hasta 6000 casas construidas.

Si como suele hacer el Papa Francisco tomamos tres palabras para definir su personalidad, me quedaría con las del título del libro: "coraje, gratuidad, gozo". La palabra "coraje", valiente, decidido, le cuadra como ninguna. En segundo lugar, "gratuidad", me sorprendía cómo pronunciaba "gratis…ga-rr-atis", para que viesen que en la Iglesia no se cobraba, quería ser "gratis" como Jesús, y "gozo", al estilo de "Evangeli gaudium".  Fue un enamorado de Cristo, un luchador de la fe, un sacerdote y jesuita a carta cabal, un genovés arequipeñizado, un "toro bravo" de los mansos de corazón del Evangelio, un gigante de la caridad "en salida", un comunicador gozoso del Evangelio, un apóstol de las periferias al estilo del Papa Francisco, un soñador realista que circundó la Blanca Ciudad de familias críticas y creadoras, un sonriente obrero de zapatos empolvados que se fió de Dios, escuchó la voz del pueblo, y con María en el corazón hizo de su vida un auténtico Magníficat.

Con toda razón Jesús Amado, que lo conoció de cerca por su apoyo como voluntario en el campo de la docencia y la formación de los profesores, destaca de nuestro protagonista: "Él era una persona que sabía rodearse de todo tipo de colaboradores. Más aún, tenía un don especial para comprender y conocer las cualidades de cada uno de ellos, y así encomendarles la tarea en la que se sentían más cómodos y felices con lo que estaban realizando. Y también era una persona sumamente realista. Sabía que lo que se regalaba gratuitamente no se valoraba (Realista con su "Corazón de Jesús, de ti si me fio"), Por eso pedía aunque solo fuera una pequeña cantidad por lo que donaba. Claro que lo más valioso fue su convicción de que la atención a las necesidades de escuela y vivienda debían ir parejas con la atención y formación espiritual".

De su talante espiritual y solidario, nos habla el testimonio del P. Juan Álvarez Hidalgo quien lo conoció en 1971 en Arequipa, cuando dirigía una semana de Ejercicios a la Junta Directiva de CIRCA. Le pidió que le ayudara en lo espiritual mientras él se encargaba de lo social. De este modo, casi todos los meses, a lo largo de 40 años,  les ha apoyado con una o dos tandas de Ejercicios en silencio. Un día le dijo: "reza para que nos venga un BUS de EEUU; si viene, te regalamos un microbús". El ómnibus llegó, se lo regaló, el P. Juan lo vendió y con el dinero se pudo construir la nueva Iglesia de la Virgen de la Asunción de Huata cerca de Carás en Áncash, derrumbada en el Terremoto de 1970. De su persona destaca su "maravilloso testimonio de amor a la Virgen, a la Iglesia, al Papa y a la gente más necesitada".

El P. Carlos Rodríguez Arana, SJ, que fue superior suyo en la Casa de Arequipa, nos brinda el siguiente testimonio: "era un hombre muy alegre, muy bromista, le gustaba tomar el pelo a todo el mundo, se reía hasta de su sombra, era muy simpático, muy gracioso, muy entrador. Se hablaba mucho de él, que era un revolucionario, que movilizaba mucha gente, que él se iba por ahí con la gente cuando había una invasión para buscar un sitio para las escuelas, que era hombre muy activo, muy dinámico, siempre trabajando con un grupo de Jesuitas, y luego con muchos laicos, con gente del pueblo, profesores, líderes sindicales…Él era un hombre muy cercano a la gente con mucha capacidad de empatía, con acercamiento a la gente, viviendo el carisma del jesuita del aprecio por el laico y el respecto por la misión del laico en la iglesia. Carlos era un hombre santo, de verdad, un hombre que entregó su vida, que lo hizo todo con un gran amor a Dios y amor a la gente y dice Jesús, quien hace eso ha cumplido con todo lo que lo que él quiere para las personas, entonces podemos decir que es un santo. Era un hombre entregado, consecuente, un hombre sencillo, pobre, generoso y entregado a su misión y con un alcance muy grande social; entonces yo creo que sería un hombre, un santo arequipeño. La Compañía de Jesús ve la obra de CIRCA, como una obra muy importante, yo creo que sigue creciendo, debería seguir, no continua abriendo escuelas, yo sé que mientras puedan, yo creo que es muy importante que siga creciendo, toda obra de este tipo tiene que crecer, sino se muere, se anquilosa y lo que me parece importante de esta obra es que este llevada por laicos y ojala pues que siga habiendo esa mística del servicio de estar digamos de  poniéndose al servicio de la gente más pobre de la ciudad.

Era frecuente, al contemplar obra tan colosal, que quien más quien menos se preguntase por su continuidad, especialmente tras el retiro o la muerte de su Fundador. Y hasta se deshojaban margaritas si "pasaría" a la Compañía de Jesús, al Arzobispado…El propio Padre Pozzo oraba, consultaba; sus superiores, sus próximos y hasta su "millón de amigos" se formulaba la cuestión. Un buen día, en un encuentro de voluntarios, yo mismo, como portavoz de tales inquietudes, se lo pregunté: "Padre Pozzo, ¿y qué pasará con CIRCA cuando usted muera?". Y recuerdo que, sin titubear, totalmente seguro y con una sonrisa un tanto pícara, me respondió: "¡Dios no muere nunca!". Y yo casi no supe continuar, porque me quedé con ganas de decir: "Suficiente, Padre, no necesitamos nada más, mil gracias y que el Señor le bendiga a usted y a CIRCA por siempre". Porque su respuesta equivalía a decir, CIRCA comenzó a vivir porque Dios lo quiso, a través de la obediencia a mi Superior y escuchando la voz de los pobladores de Alto Selva Alegre; continuó por deseo de la Divina Providencia, a través de lo que le iba suscitando y discerniendo en la consulta permanente con los circulistas y sus superiores; y continuará hasta que Dios quiera porque Él no muere nunca.


 

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