39 nuevos sacerdotes. Se dice pronto, pero ¡qué maravilla! Justo el día de Pentecostés, justo el día de la Visitación de María 31 de mayo, el mismo día en que comenzaba la Gran Misión Continental en la arquidiócesis de Guadalajara y en todas las diócesis de México se renovaba la consagración al Espíritu Santo efectuada en 1924 ante la situación crítica vivida por la Iglesia frente a un gobierno anticlerical .
Uno de los ordenandos era el P. Arnoldo Rosas López, Arnoldo para los amigos militantes que durante años lo hemos gozado en España, hasta su regreso e incardinación en Guadalajara en el 2007. En la presentación se leyó su lema: “A ustedes los llamo amigos, porque todo lo que le he oído a mi Padre os lo he dado a conocer”. Nacido el 7 de diciembre de 1968 en Guadalajara, realizó su servicio de diaconado en San Gaspar y procede del Templo del Santísimo Redentor; ejercerá en la parroquia del Santo Rosario. Bueno es recordar que Guadalajara es la patria de los mariachis, de los cristeros, la que tiene el Seminario más grande del mundo con 600 seminaristas. La verdad es que fue una fiesta desbordante. El estadio Benito Juárez estalló en júbilo por tal acontecimiento. El periódico SEMANARIO (www.semanario.com.mx) de 31 de mayo del 2009 (nº 643) titulaba su portada “Copiosos frutos del seminario; la arquidiócesis, de plácemes”. Presidió la ceremonia y los ordenó el Arzobispo de Guadalajara, Cardenal Juan Sandoval Íñiguez, acompañado de los cinco obispos auxiliares –uno de ellos Rector del Seminario, Monseñor Miguel Romano Gómez. En su homilía, el Cardenal enfatizó la feliz coincidencia de la fecha de las ordenaciones con la renovación de la consagración de México al Espíritu Santo debido a la persecución sufrida por la Iglesia. Si hace 85 años, el ataque era exterior, principalmente del Gobierno, en la actualidad hay que verlo en el secularismo, en la injusticia, en la corrupción, en la depresión, en el crimen organizado... Pero el Espíritu Santo, alma de la Iglesia, suscita la gran misión continental en Aparecida para vencer el mal con el bien, la consagración ontológica que conlleva la santificación personal de vida, siendo imágenes de Cristo y templos del Espíritu Santo., Maestro Interior. Él suscita a los sacerdotes para dar y para darse; son los amigos predilectos de Dios, que con disponibilidad total sirven a los demás. Al tiempo que agradeció a Dios por este don, a los formadores, a las familias invocó a Santa María por su santidad y perseverancia.
Como padrino sacerdotal del P. Arnoldo estuvo el P. Feliciano Rodríguez, quien presidió también la primera misa celebrada el lunes por la tarde. Desde España vino Franz Ortuño. Yo tuve la suerte de participar en esta inolvidable ceremonia, como representante de tantos buenos amigos de España entre cruzados y militantes. Las cruzadas de Guadalajara con Sacramento a la cabeza le dedicaron una emotiva canción en la sobremesa. Entre otros regalos, le entregué todo el material del I Encuentro Laicos en Marcha y la segunda edición de “Profeta de Nuestro Tiempo”. Yo quedo muy agradecido por la deferencia de Fernando Martín de solicitar mi presencia, por la generosa hospitalidad de la familia de Arnoldo y por sentirme acompañado por la oración y el recuerdo de todos. Seguimos muy unidos en la oración y en la misión. ¡Nuestra Señora de Zapopan, patrona de Guadalajara, bendícenos!