sábado, 26 de septiembre de 2009

Movimiento brasileño de los «Sin Tierra» en Perú

Cleuza Ramos y Marcos Zerbini, responsables del movimiento de los Sin Tierra, acompañados del P. Julián de La Morena nos hablaron con pasión de uno de los acontecimientos más sorprendentes de la historia de la Iglesia en América: el ingreso en la Iglesia, a través de un movimiento –Comunión y Liberación- de unos 50.000 asociados, tras la decisión de sus líderes de unirse a Comunión y Liberación. En el encuentro de este sábado 26 de septiembre en Lima en el auditorio del Instituto Politécnico Salesiano, contestaron a varias preguntas: ¿Cómo surgió el interés de trabajar por las personas? ¿Cómo decidieron incorporarse a CL? Los dos esposos partieron de realidades gemelas, comprometidos en pastoral social, se encontraron con personas sufrientes –una mujer que lloraba por que su hija la había expulsado de casa, otra mujer herida- , como buenos samaritanos las recogen en sus casas y deciden entregar sus vidas a la noble causa de facilitar una casa digna a quienes no tienen hogar.

Marcos confesó que el camino para seguir juntos en el matrimonio ha sido Cristo. “Cada vez estoy más enamorado de Cleuza. Cada día le digo al Señor: “muéstrame el camino”. Dios no ahorró la cruz a su Hijo, ¿por qué nos va a ahorrar el sufrimiento? Cleuza: “Pienso que soy una compañía para ellos y les ayuda…Yo nací para decir sí a lo que Dios me pide. Debo acompañar a las personas porque en ellas está impreso el rostro de Cristo. El trabajo social no es un peso sino un regalo”.

Los dos manifestaron su gratitud por la acogida en Perú y lo que habían aprendido de la experiencia de Huachipa y de la Universidad Católica Sedes Sapientiae. “Las personas necesitan una compañía para compartir la vida y lo permiten cuando son tratados con dignidad. En ustedes veo amigos que dan la vida por Cristo”.

Por su parte, Don Julián de la Morena, a quien hace un año entrevisté en PAX TV a propósito de la presentación del libro “¿Se puede vivir así?”, y que es el conductor espiritual de esta aventura apasionante, destacó del Movimiento de los Sin Tierra el que sean el espectáculo social más vivo en toda América Latina, la fe como fuente de inspiración para comprometerse con los más débiles, siguiendo como método la experiencia personal. El valorar la propia experiencia humana y la certeza en la Resurrección de Cristo con certeza de victoria. Vivir el desafío de algo nuevo, la importancia de devolver al pueblo la fe.

Su testimonio en el Meeting de Rímini del 2008 conmovió a las 700.000 personas que lo presenciaron. «En el 86 empezamos a hacer nuestro movimiento en Sao Paulo (Brasil) para ayudar a los pobres», explica Cleuza Ramos. «Actualmente, hemos conseguido que 47.000 hijos de pobres puedan entrar en universidades que antes eran inaccesibles para ellos», cuenta Cleuza. Después de su intervención, Marcos Zerbini, su compañero de lucha y marido, relata cómo cambió el movimiento tras su encuentro con Giussani, el fundador de Comunión y Liberación: «Siempre hemos querido ser católicos, pero los responsables de la teología de la liberación nos consideran traidores». Estaban en esta situación, cuando, en 2001, se produjo una crisis del movimiento, había crecido mucho y el trabajo se hacía insoportable. «Pensábamos que los que teníamos que conseguir los resultados éramos nosotros», explica Zerbini. Entonces se produce el encuentro con Comunión y Liberación y un cambio de método. «Hemos comprendido lo que dice Giussani: de nosotros depende nuestro sí, el resultado depende de Cristo. Hoy el movimiento es tres veces más grande, pero el trabajo es más ligero», explica. El responsable de los Sin Tierra termina su intervención con unas palabras de agradecimiento: «Más importante que ayudar a la gente a tener casa y salud es ayudarles a encontrar a Cristo. Doy las gracias por el sí de Giussani y por el vuestro».

 

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