viernes, 4 de diciembre de 2009

MÚSICA DEL MONASTERIO SANTA CLARA DE LIMA

El Monasterio de Clarisas de Lima lleva cuatrocientos años de vida silenciosa y oculta glorificando al Señor con su culto perenne de retiro y oración. Su recogimiento refleja la preocupación de las religiosas por la salvación del prójimo y la conservación de la fe en el pueblo y el mundo, ayudando a los buenos e intercediendo por todos ante el Señor. Ubicado en Barrios Altos, hoy ayuda su vigencia los servicios que brinda al público en general, como la elaboración de panetones, turrones, bocaditos, tortas para toda ocasión, y ornamentos religiosos. Con motivo de los 800 años de la fundación de la Orden de Santa Clara (1212-2012) han lanzado este CD con 11 canciones interpretadas por el Coro de Hermanas y partituras archivadas en el propio convento de los siglos XVIII y XIX.

Al módico precio de 10 soles, podemos degustar esta música coral e instrumental guardada como un tesoro en el monasterio, el mismo que contiene la reliquia de la casulla y el corazón de Santo Toribio de Mogrovejo.

PEDIDOS AL 3281652, correo: santaclara_lima@yahoo.es

Los inicios del Convento se remontan a 1596, cuando el Papa Clemente VIII otorgó la bula de su fundación, ante el pedido del segundo Arzobispo de Lima, Santo Toribio de Mogrovejo. Con esta autorización, el Arzobispo gestionó la colaboración de don Francisco de Saldaña, quien había manifestado su inquietud para donar su hacienda y fundar un monasterio que debería llevar la advocación de Nuestra Señora de los Remedios, la Inmaculada de la Peña de Francia. No fue un trabajo fácil levantar el edificio, porque pese al entusiasmo de la autoridad eclesial, los trabajos caminaban lentamente. Además, había que comprar más tierras que las donadas por Saldaña. Las limosnas y las donaciones hechas por los católicos de esa época, permitieron seguir adelante.

El Monasterio, que se denominaba al principio Nuestra Señora de la Peña de Francia, se estrenó el 4 de enero de 1606. El Santo Padre autorizó que cuatro monjas del Monasterio de la Encarnación se trasladaran a este nuevo convento para implantar la observancia de la Regla de Santa Clara. Doña Justina de Guevara, Doña Ana de Illescas, Doña Bárbara de la Vega y Doña Isabel de la Fuente, con todo fervor hicieron el ensayo de la Regla de las Clarisas. Pocos meses después juraron sus votos

El fundador Santo Toribio de Mogrovejo, alma y corazón de esta obra, vio realizar el estreno del Convento de sus ensueños. Meses después, en marzo del 2006, falleció. Su fiel cooperador en este reto, don Francisco de Saldaña, murió al año siguiente. Sólo la Madre Justina de Guevara (Primera Abadesa) sobrevivió 18 años, conservando y fomentando el espíritu de los fundadores, y allegando muchas y nobles vocaciones. El templo que actualmente pertenece al Convento no es el original que se construyó en 1606 ya que durante el gobierno del Presidente Agusto B. Leguía, éste mandó allanarala para construir lo que actualmente se conoce como Plazuela Santa Clara, que originalmente miraba hacia el Convento de San Francisco.

Las estrechas relaciones entre santo Toribio y el Monasterio de Santa Clara se debieron entre otras razones a ser el prelado el más decidido valedor de la fundación, que se concretó en 1605. Fue decisivo el apoyo del portugués Francisco Saldaña quien donó 14.000 pesos para la obra. El 11 de agosto -fiesta de Santa Clara- de 1605 entraban las fundadoras, religiosas de la Encarnación (Justina de Guevara, abadesa, Ana de Illescas, Bárbola de la Vega e Isabel de la Fuente) a quienes se unieron doce jóvenes más. Bien pronto, le siguieron numerosas jóvenes, como una sobrina del arzobispo, Beatriz, hija de Luis de Quiñones y Grimanesa Mogrovejo, que ingresó a los pocos meses, en 1606.

 

El monasterio de Santa Clara, que se intitulaba de Nuestra Señora de la Peña de Francia, quedaba abierto, aunque el estreno oficial y definitivo se hizo el 4 de enero de 1606, según consta en las memorias del convento. Tanto en Salamanca como en Valladolid (parroquia de san Martín) se encontró el Santo con la devoción a la Virgen de la Peña de Francia. Parece ser que santo Toribio llevó esta advocación a Lima y fomentó su culto entre el pueblo. Así lo manifiesta en la carta escrita al Papa Clemente VIII, con motivo de su visita ad Limina de 1598: "Está en este monasterio una imagen de la Virgen de la Peña de Francia, de mucha devoción para el pueblo, adonde acude mucho número de gente y clérigos a decir muchas misas".

 

Como testimonio de su cordial afecto donó su corazón que aun hoy guardan como preciada reliquia. Envuelto en un blanco lino y amorosamente guardado en una pequeña y sencilla custodia de bronce bañado en oro, desde cuando cesó de latir hace 400 años, el corazón de Santo Toribio de Mogrovejo sigue presente entre nosotros, en la iglesia del Convento limeño de Santa Clara, fundado por ‚l en Barrios Altos, a pocas cuadras de la Catedral que lo tuvo como segundo Arzobispo de Lima. Este corazón, que probó los esfuerzos del andar por los caminos de la Cordillera, subiendo hasta m s de 4500 metros sobre el nivel del mar y bajando luego al fondo de valles y quebradas sobrecogedoras, para volver inmediatamente a alcanzar grandes alturas, y así por leguas y leguas, año tras año, y que antes de la aventura andina acompañó ardoroso al incansable misionero por los arenales del desierto costero, ha dejado de latir. Pero ha sido escogido por Dios para que permaneciera aquí, a nuestro lado, como la m s preciosa reliquia de su gran apóstol, símbolo del indefectible amor con el que sigue a cada uno de nosotros desde la Casa del Padre.Así lo recuerdan en una canción original del propio monasterio, que con aire ingenuo y rima fácil revelan un particular afecto por el que consideran su padre protector:

 

Apóstol del Perú  padre Toribio de Mogrovejo

a ti gloria y honor por tu entrega al servicio de tu grey.

Del clero tú te preocupaste un seminario tú fundaste

obispo tienes sacerdotes reconocemos tienes grandes dotes

A Dios con fe y gran esperanza serviste dentro de su pueblo

después el mismo te escogió para servirle como arzobispo

Tus manos andan encallecidas un monasterio tú fundaste

para que recen por los pobres por los que sufren  y por los sacerdotes.

Tu corazón nos regalaste tu amor quedó en este suelo

que Dios por medio de tu mano bendiga al pueblo entero.

 

El sucesor en la silla arzobispal, colegial también de San Salvador de Oviedo en Salamanca, natural de Castroverde de Campos (Zamora) y sobrino del santo, Pedro Villagómez, tuvo la suerte de tramitar la beatificación, para la que escribió una "Vida de Santo Toribio" en verso heroico. En el Convento de Santa Clara de Lima, donde se conserva su corazón, figuran estas sentidas palabras de su sobrino y sucesor en la silla arzobispal: Al Corazón del Ilustrísimo y Revdo. Sr. Toribio Alfonso Mogrovejo que debe ser adscrito por sus méritos entre los dioses, sepultado en Lima en convento de Santa Clara. Toribio mandó que su propio corazón fuese entregado a esta urna hasta que (como un espíritu) alcance los astros.

Al que la villa de Mayorga engendró

noble por su sangre

Valladolid crió y educó.

Desde aquí (fue) acogido por los salmantinos

que se llaman del Colegio de Oviedo,

fue digno del honor de la toga,

en Granada fue inquisidor de la fe;

por el prudente Felipe es elegido

para regir al pueblo de Lima.

Gobernó con suave gobierno

la sede que le había sido entregada,

agradable para sus súbditos y piadoso

con los pobres. En concilio enseñó

el dogma de salvación a los peruanos

transformado en un espejo y en norma

de los pontífices.

Y fundó para enseñar a los niños la escuela

que el Sagrado concilio de Trento

había mandado erigir.

Construyó este monasterio

y consagró a las monjas

para que se dedicaran a Dios

de noche y los días malos.

 

 

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