miércoles, 31 de marzo de 2010

SEMANA SANTA ¡SANTA! PUNTOS DE ORACIÓN

¡Santa y feliz Semana!. Os animo a conectar cada día con esta web http://oraciondelmilitante.blogspot.com En ella, cada día preparamos unos PUNTOS DE ORACIÓN como quiere San Ignacio para la oración de cada día. A mí te toca el primero de cada mes. Ojalá nos aprovechemos y difundamos tan sencilla y fecunda iniciativa de los Militantes de Santa María

 

Jueves Santo – Puntos de oración

 

1. Ya llegamos a la Semana más santa de todas las semanas.

Os aconsejo que tengáis las lecturas del Triduo Pascual y las leáis y releáis para vivir de lleno la liturgia. La antífona de entrada nos alerta a “gloriarnos en la cruz de Cristo, nuestra salvación, vida y resurrección”. La oración colecta pide “alcanzar plenitud de amor y de vida”. De esto se trata: no de escuchar pasivamente sino de VIVIR activamente, como protagonistas.

 

2. Cordero de Dios que quitas mi pecado, ten piedad y misericordia de mí.

Si me dejo limpiar como los israelitas en Egipto (Ex 12, 1-8), el Cordero de Dios quitará el pecado del mundo, tendrá piedad de nosotros y nos dará la paz.

 

3. ¡Señor, yo soy tu siervo, hijo de tu esclava, rompiste mis cadenas! (Salmo 115)

Aquí está la verdadera liberación: hacerse esclavo del Esclavo por amor.

4. “Cada vez que coméis de este pan y beben de este cáliz, anunciáis la muerte del Señor hasta que vuelva” (1 Cor 11)

 

5. Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros como Yo os he amado (Jn 13, 34)

Siempre me gusta quedarme con las palabras “COMO YO”, hasta dar la vida, hasta que duela, como dice el evangelio de Juan “hasta el extremo”.

 

6. “Si Yo, que soy el Maestro y el Señor, les he lavado los pies, también ustedes deben lavarse los pies unos a otros” (Jn 13, 14)

Si no vives para servir, no sirves para vivir. ¡En todo amar y servir!

 

7. La Última Cena de Jesús. La institución de la Eucaristía y el orden sacerdotal. El mandato del Señor sobre la caridad fraterna.

Muchos estaremos participando de las Jornadas de Oración y Estudio de Semana Santa con otros militantes. Recordamos la fuerza con que nos hablaba nuestro Director Abelardo de Armas y que transparentaba su amor apasionado por Cristo en la cruz, en el sagrario, en los jóvenes, en los que sufren, en nuestro corazón. Sus palabras las pronunció en una de las Vigilias de la Inmaculada. Que Ella, María, Mater Dolorosa, nos dé sus ojos, sus oídos, su corazón para acompañar a Jesús:

Tenemos que recibir la fuerza que nos falta en la fracción del pan, en la Eucaristía. Lo mismo que comemos cada día para alimentar nuestro cuerpo dándole sustancia física, tenemos que recibir la vida del Espíritu en la comunión. Si no lo hacemos, iremos perdiendo la ilusión de día en día, porque necesitamos no solamente tener la vida divina, sino una fuerza para defenderla combatiendo; y esa fuerza nos la da la Eucaristía, pan amasado de la sangre de la Santísima Virgen, pan candeal de los escogidos, que diría Ignacio de Antioquía.

¡Amemos entrañablemente a Jesús! ¡Amémosle con locura! Arrodillémonos más: Menos horas de televisión y más horas de sagrario. Amemos a este Jesús que clama desde los sagrarios, abandonado en el olvido. Le hemos despreciado. Le hemos dado la espalda. Y, sin embargo, El nos ama y sigue clavado en la cruz, en la Eucaristía, no para que convirtamos las iglesias en centros de diversión folklórica, sino en lugares serios de reverencia, de amor de Dios.

¡Amemos a Jesús! Amémosle apasionadamente. Primero a El personalmente, y luego, con su fuerza, amémosle en los hermanos: los hombres que tenemos a nuestro alrededor.

 

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TÚ EN TI

Es un tú quien está en ti. Un tú distinto a ti, pero que depende de ti para su desarrollo. Un tú único e irrepetible, distinto de ti desde el momento de la fecundación. Un ser humano con genoma propio desde el primer momento, cuyo corazón ya late 65 veces por minuto en la semana 4, cuyo cerebro comienza a formarse en la semana 5, cuyos ojos se atisban ya en la semana 8 y que empieza a tener pelo en la semana 14. En definitiva, lo que hay en ti es un ser humano porque es un cuerpo humano vivo.

http://www.esuntuenti.com/

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lunes, 29 de marzo de 2010

NUEVA PROCESIÓN CON LOS MISTERIOS DOLOROSOS DEL ROSARIO

“No hay verdad tan eminente que el hacer sencillamente lo que tenemos que hacer”. Lo escribió Pemán en “El Divino Impaciente” y lo pensaba durante Rosario que este domingo 28 de marzo rezamos miles de limeños en el atrio de la Catedral. Y digo sencillo, porque lo único que hicimos fue contemplar los misterios dolorosos del Rosario ayudados por bellísimos pasos procesionales de nuestros templos: el Señor del Huerto, el Cristo de la Columna, el Señor Cautivo, el Señor de las Caídas, el Señor de Burgos; así como la imagen de Nuestra Señora del Mayor Dolor. Sentí la fuerza de las cofradías y hermandades que acompañaron su paso –ida y vuelta- desde el templo hasta la Catedral. Sentí la comunión eclesial entre nuestra jerarquía representada en los obispos auxiliares –Monseñor Raúl Chau y Monseñor Adriano Pacífico Tomassi- que nos alentaron con su presencia y breve alocución, así como los sacerdotes –como el P. Miguel Angel Vasallo- que animaba los cantos y los comentarios, y el pueblo fiel –muchas familias, religiosas, movimientos-.

Gusté el espectáculo típicamente barroco de la procesión, con su juego de luces, vestimentas, música, desfile… ¡Qué emotivo el encuentro de los cuatro pasos saludando a María dolorosa! Qué bien lo ejecutan los hermanos que portan los pasos. Yo recordaba lo que san Ignacio de Loyola pretende en los Ejercicios: Madre, tus ojos, tus oídos, tu corazón, para estar con Jesús. O lo que recitamos en el Stabat Mater: ¡Madre, hazme sentir tu dolor para que llore contigo! Y todo ello, sin olvidar la pasión de nuestros hermanos de Chile o de Haití. O de nuestro Papa. ¡Qué afectuosas palabras nos dirigió Monseñor Tomassi, agradeciendo a los fieles y alentándoles a la comunión con nuestro Papa Benedicto XVI! Recordamos también, ¡cómo no! a Monseñor Alberto Brazzini quien siempre soñó con esta iniciativa. ¡Sin duda que desde el Cielo sonrió al verla hecha realidad!

No recuerdo haber visto en Castilla ni en Andalucía una procesión con los misterios dolorosos del Rosario. Me pareció una inspiración de lo alto que espero cunda en el tiempo y en el espacio. Por momentos, la Plaza de Armas de la Ciudad de los Reyes cobró un color especial, lleno de luz celestial y una espiritualidad repleta de esperanza. Sentía que era el pórtico de la Semana Grande, la Semana más santa. Disfruté rezando, con paz, con gozo, contemplando la belleza artística de los pasos y pidiéndole al Señor de la Paz y de la Vida, que esta Pascua 2010 sea un aldabonazo para la renovación, para la conversión, para la misión. Gracias a cuantos tuvieron la magnífica iniciativa y a cuantos la hicieron posible. Repartimos más de mil rosarios y más de dos mil folletos con las oraciones que ayudaron a “meterse en la acción como si presente me hallase”. ¿No es este el sentido de la liturgia? ¿Hacer el memorial de lo vivido por Jesús que en ese momento se actualiza para mí y también anticipar la gloria celestial?. A mí, al menos, me supo a gloria.

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sábado, 27 de marzo de 2010

PAUL MARX, ¡90 AÑOS POR LA VIDA!

http://www.vidahumana.org/index.html

El Padre Paul nació en 1920 en St. Michael, Estado de Minnesota, EE.UU. Fue el número 15º de 17 hijos. A los 15 años decidió ser sacerdote y estudió en St. John's Prep School, en la Universidad y en el Seminario. Obtuvo un doctorado en sociología de la familia en la Universidad Católica de América en Washington, D.C. Hizo estudios de post grado en la universidades de Minnesota, Harvard, California en Berkeley y la American University en Washington, D.C.

Su labor provida comenzó en 1959, cuando el Instituto Americano de Leyes (American Law Institute) redactó un proyecto de ley modelo, para que los estados legalizaran el aborto. En 1971 el Padre Marx estuvo presente, de incógnito, y grabó una reunión secreta que duró cuatro días, la cual se llevó a cabo para preparar a la sociedad norteamericana para que aceptara la legalización del aborto. El Padre Marx describió esa reunión en su libro The Death Peddlers ("Los mercaderes de la muerte"). Este libro, el cual muchos han llamado “la Biblia del movimiento provida”, se convirtió en un best seller y lanzó oficialmente al Padre Marx a su carrera provida. Escribió su autobiografía, “Faithful for Life” y otros seis libros y publicó innumerables artículos sobre temas en torno a la vida y la familia. En 1981 fundó Human Life International (HLI) en Washington, D.C. para realizar su labor y viajó a 91 países llevando el mensaje provida. Miles de defensores de la vida humana alrededor del mundo, incluyendo en Latinoamérica, le recordarán siempre con cariño y agradecimiento, por haberles motivado y ayudado a fundar tantas organizaciones provida que actualmente trabajan muy arduamente.

Cuatro días después de la infame decisión Roe v. Wade del 22 de enero de 1973 del Tribunal Supremo de los EE.UU. que legalizó el aborto a petición durante los nueve meses del embarazo; el Papa Pablo VI le dijo al Padre Marx: "¡Usted es un luchador valiente; nunca se rinda!" Durante una audiencia en 1979, el Papa Juan Pablo II también le dijo al Padre Marx: "Usted tiene mucha experiencia. Está llevando a cabo la labor más importante del mundo". En 1991, el Santo Padre llamó al Padre Marx, "El Apóstol de la Vida".

Durante los años que llevó a cabo su labor provida, el Padre Marx fue arrestado tres veces, demandado en las cortes por Planned Parenthood (Paternidad Planificada, la organización más proabortista de los EE.UU., filial de la IPPF – International Planned Parenthood Federation), interrogado por la policía secreta comunista y echado de varios centros de aborto. Sobrevivió tres accidentes de automóbiles casi fatales, casi muere debido a la altura en Bolivia y por poco llegó a estar a bordo del vuelo 103 de la Pan American, que explotó cuando volaba sobre Escocia en 1988.

La Federación Internacional de Planificación de la Familia (IPPF), la organización que más promueve el aborto, la anticoncepción, la esterilización y la educación sexual hedonista en todo el mundo, llamaba al Padre Marx su "Enemigo Público No. 1".

El 17 de noviembre del 1979, el Padre Marx habló con el Papa Juan Pablo II, quien había vuelto a Roma desde EEUU, donde en la ciudad de Chicago había condenado la anticoncepción. Dijo el Padre Marx sobre esa visita:

“Le di las gracias por oponerse persistentemente a la anticoncepción. Compartí con él mis experiencias en 48 países (91 después). Le dije a Su Santidad que una vez que la anticoncepción llega a generalizarse, lo que sucede después se puede predecir: En todos los países, la anticoncepción siempre lleva masivamente al aborto; los índices de natalidad bajan; las naciones se colapsan; los jóvenes imitan a sus padres en el abuso del sexo; aumenta el número de parejas que viven juntos sin casarse y el número de familias de un solo padre; las profesiones de la medicina y las leyes se prostituyen; las enfermedades de transmisión sexual y la infertilidad aumentan; y si se puede matar antes del nacimiento; ¿por qué no después de él? Por tanto la eutanasia es inevitable.”

Cuando el Padre Marx terminó de hablar, Juan Pablo II lo miró por largo rato como si estuviera orando, y finalmente le dijo:“Usted tiene bastante experiencia. Debe llevar este movimiento provida y profamilia a todo el mundo, y si así lo hace, estará llevando a cabo la labor más importante del mundo.”

El Padre Marx también dijo:

“Lo que más niños mata es la anticoncepción, puesto que en su mayoría aborta: la píldora, el Norplant, el Depo-Provera, el DIU (dispositivo intrauterino), la píldora del día después. El futuro de la anticoncepción son los abortivos, puesto que las investigaciones se están llevando a cabo sobre éstos. Ante todo, tenemos que convencer a más sacerdotes de que la anticoncepción es la principal causa de la destrucción de la vida, la familia y las naciones. Los sacerdotes deben dar sermones sobre la profética Encíclica Humanae Vitae, y hablar en contra de la anticoncepción, los abortivos y la esterilización.”

Por más de medio siglo este monje benedictino dedicó su sacerdocio y sus increíbles energías a la lucha en contra de la “anti-trinidad” diabólica: la anticoncepción, el aborto y la eutanasia.

¡El Padre Marx le enseñó al mundo entero cómo ser provida!


Estimados amigos:

Con tristeza nos hemos enterado de que el sábado 20 de marzo ha fallecido nuestro venerable fundador, el Rev. Padre Paul Marx, OSB. El Padre Marx hubiera cumplido 90 años en junio. Todos lo vamos a extrañar. También extrañaremos su extraordinario espíritu, que motivó a tantos soldados de la vida y que continua.

Más abajo les incluyo mi testimonio acerca del Padre Marx, que he publicado en mi boletín electrónico semanal “Spirit and Life” (“Espíritu y Vida”). A las personas interesadas en obtener más información en inglés acerca del Padre Marx, las invito a visitar la página de HLI: www.hli.org.

¡Que Dios los bendiga a todos!
Rev. Padre Thomas J. Euteneuer
Presidente de HLI

¡El Padre Marx le enseñó al mundo entero cómo ser provida!

El Abad John Klassen, OSB, de la Abadía de St. John, en Collegeville, Estado de Minnesota, EEUU, me informó personalmente que el venerable fundador de Human Life International, el Rev. Padre Paul Marx, se fue en paz a recibir su premio eterno a las 8:10 de la mañana. Según testigos oculares, en el momento de su muerte, el Padre alzó los brazos y dijo: “Llévame a casa”. Como era lo adecuado, murió durante el Año Sacerdotal, pocos meses antes de cumplir 90 años. ¡Está de más decir que lo extrañaremos muchísimo!

El Padre Marx fundó HLI con el nombre de Human Life Center (“Centro para la Vida Humana”) en 1972, con el deseo de contrarrestar el ataque global contra la vida que comenzaba a cubrir el mundo con la sangre de los inocentes. Se infiltró en un congreso proaborto en California en 1971 con el nombre de Dr. Paul Marx (lo cual fue en realidad, ya que poseía un PhD en sociología) y grabó todas las conferencias de los abortistas, para así poder denunciar el mal que estaban promoviendo. Publicó su denuncia en su libro “The Death Peddlers” (“Los mercaderes de la muerte”), la primera gran obra de sus muchos escritos que pusieron al descubierto la terrible maldad del negocio del aborto. El legado del Padre Marx de denunciar el mal y defender la enseñanza de la Iglesia acerca de la santidad de la vida humana, el matrimonio y la familia continúa profundamente grabado en los corazones de aquellos que realizan la labor provida animados por su indomable espíritu.

Tuve el privilegio de conocer al Padre Marx por primera vez después de que se había retirado de HLI. Nadie se puede imaginar la dificultad de asumir la presidencia de HLI e intentar llenar el puesto de quien el Papa Juan Pablo II llamó “el Apóstol de la Vida”. Luego de conocerlo, siempre he dicho que hay un solo “Apóstol” de la Vida—el resto de nosotros simplemente somos “misioneros” de la vida. De hecho, el Padre Marx fue, en todas las formas posibles, un don único e irrepetible de la Iglesia al mundo. Como el Apóstol que llevaba su nombre, San Pablo, el Padre Marx fue por todo el mundo predicando el Evangelio de Cristo, desde los años 60 a los 90, estableciendo grupos apostólicos y organizaciones provida para llevar a cabo esta misión. El Padre Marx fue como el sembrador que personalmente sembró la buena semilla de la vida en 91 países y que motivó a muchos alrededor del mundo a hacer lo mismo.

Calculamos que el Padre Marx viajó aproximadamente casi 5 millones de kilómetros en sus más de 40 años de actividad provida. Y aún después de ello, sus hijos espirituales han hecho lo mismo. Sólo en el 2009, los misioneros de HLI de EEUU y nuestros coordinadores regionales de todo el mundo, ¡han viajado más de 900,000 kilómetros y visitado 57 países en un intento por imitar el elevado ejemplo y tesón del Padre Marx por difundir el Evangelio de la Vida!

Parte del legado del Padre Marx ha quedado expresado en programas de HLI, como el Rescate Magdalena, el Programa de Rehabilitación, el Programa de Orfanato en China, Seminaristas por la Vida, el Instituto de Investigación sobre la Población (PRI, por sus siglas en inglés) y el Instituto Católico para la Familia y los Derechos Humanos (C-Fam, por sus siglas en inglés), todos fundados bajo la sombrilla de HLI en los años 90.

Aunque el Apóstol de la Vida ha estado retirado durante la última década bajo el excelente cuidado de su comunidad religiosa en Minnesota (el Padre Marx era benedictino), nunca dejó de mantenerse en contacto con los asuntos provida, ni tampoco abandonó la correspondencia con sus hijos espirituales que todavía están inmersos en la lucha por la vida en las trincheras del movimiento provida. Cuán valioso ha sido para mí el recibir sus breves cartas periódicas animándome a mantener el espíritu de lucha ante tantos nuevos retos. El Padre Marx siempre fue muy consciente también de la necesidad de financiamiento, ¡por lo que usualmente enviaba cheques de $25 y $50 con sus cartas! He atesorado esas cartas con todo mi corazón. El Dr. Brian Clowes de HLI y la Sra. Magaly Llaguno de Vida Humana Internacional, la sección hispana de HLI, han sido dos de sus más íntimos amigos y se mantuvieron en contacto habitual con él. Muchos otros han sido los misioneros de HLI alrededor del mundo que han recibido las cartas y los mensajes de ánimo del Padre, algunos de los cuales los daremos a conocer en futuras publicaciones.

Que yo sepa, la última aparición en público y el último discurso del Padre Marx fue durante el banquete del 35 aniversario de HLI que tuvo lugar en su honor en Minneapolis, el 25 de marzo del 2007. El Padre habló apasionadamente a sus hijos espirituales repitiendo con fervor las mismas palabras que le dirigió el Papa Juan Pablo II durante su encuentro con el Santo Padre a principios de los 80: “¡Usted está llevando a cabo la labor más importante del mundo!” Y es verdad, estamos realizando esa labor – se trata de su labor y de la verdadera labor de la Iglesia. Debido al espíritu indomable de este hombre, no dejaremos de llevar a cabo esta labor hasta que el Señor nos lleve a Casa.

El Padre Marx le enseñó al mundo entero cómo ser provida. Ahora nos toca a nosotros colocarnos el manto del espíritu profético del Padre Marx y, como Eliseo, que vio a su maestro Elías subir al cielo en un carro de fuego, debemos ir a partir en dos las aguas del Jordán con su manto y regresar a la lucha, ¡tal y como lo hubiera deseado el Apóstol de la Vida!

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MARCHA POR LA VIDA EN LIMA

¡MARCHANDO QUE NOS VA LA VIDA EN ELLO!

Ya nos dirán las agencias y los organizadores los datos exactos, pienso que más de 20.000, especialmente jóvenes. Ahorita, déjame que te cuente limeña, limeño, peruanos , hermanos del mundo entero. Hoy sábado 27 de marzo, el Campo de Marte, la Avenida de la Peruanidad, el Parque de los Próceres, en Lima, se han convertido en una fiesta, una explosión de vida… Hay una ley la número 27654, la del niño por nacer, y marchamos para ponerla en efectivo y no se cubra de polvo o la manden al tacho con medidas como la de distribuir gratuitamente la píldora del día siguiente que mata ese mismo día porque es abortiva. Y marchamos para defender la vida porque queremos ser voz de los que no la tienen. Y marchamos porque queremos convertirnos en una plataforma gigante que clame por el primero de los valores y los derechos. ¡Qué alegría conversar en la marcha con una mamá de 13 hijos, uno de ellos sacerdotes y cuatro consagrados a Dios! Qué gozo saber que mi amigo el P. Donato Jiménez, que también sabe defender la vida, es el décimo quinto hijo y que es gemelo de otro sacerdote agustino. ¿Qué habría pasado con estas dos familias si le aplican el cuento del control irresponsable?

Me gustó pasar delante del Ministerio de Salud, ¡ojalá el Ministro tome nota! Me dio mucha alegría ver al Sr. Nuncio de Su Santidad saludar a nuestro paso por la nunciatura, aplaudo el compromiso de obispos como Monseñor Raúl Chau y Monseñor Tomassi que sudorosos caminaron y alentaron la marcha. Felicito a la parroquia de Manchay que no se conforman con el triunfo de la teta asustada sino que invitan a la directora y actriz principales de la película galardonada a que den gracias en su “catedral” mediante una Misa, y vinieron a cientos al evento. Y a mi Universidad Católica Sedes Sapientiae que con el Decano de Ciencias de la Salud al frente han llenado metros cuadrados con los más de 200 asistentes. Y a tantos párrocos y directores de colegios, y líderes de movimientos, y tantas mamás, y miles de jóvenes que han sudado la gota gorda en esta mañana inolvidable. Y a los grupos musicales que nos ofrecieron un magnífico concierto por la vida. Y de modo especial a CEPROFARENA coordinadora de la marcha, y a Nancy Freund, alma de la organización. Muchas gracias, hay que seguir

Todo un enjambre de pancartas, globos, en grupos o por libre, todos hemos coreado: “Un dos tres, niños por nacer”, “Sí a la vida, no al aborto”, “Mi madre dijo sí, por eso estoy aquí”, “Mujer abortista no eres progresista”, “Oé, oé, oé, oé, vida sí, aborto no”, “Se nota, se siente la vida está presente”.

El próximo año seremos más, sin duda. Habrá que superarse, que las dificultades serán mayores. La imaginación de la caridad será nuestra fuerza. Comencemos ya, antes de terminar.

Les comparto la canción fue compuesta e interpretada por Rosaura Vargas, “ Chema"

Somos soldados, que van marcando huella
para que el mundo entero repare en su error
de muchos que hayan muy fácil la salida
ajusticiando en el claustro del amor
sin hacer caso a la Voluntad de Dios.
Es la esperanza el camino que hoy nos une
luchando juntos y con plena convicción
buscando el eco en conciencias aún dormidas
que ahora despiertan de su letargo interior
dejando el miedo en la paz del Creador.

Coro
¡Todo el Perú, sí apuesta por la Vida!
¡Defenderemos la más grande creación!
Apoya tú pues, valiente y confiado
que nadie ahogue nuestras almas en clamor.
¡Haz cada día una Marcha por la Vida,
seamos voces de los que no tiene voz!
Un ser pequeño, indefenso está en la espera
de su legítimo derecho a nacer.
A la cultura de la muerte dile "No" (2v)
A la cultura de la muerte dile "No, No, No"

Mujer, tu vientre maduro dará el fruto,
a ese retoño cobijado en tu interior
son sus latidos señal de nueva vida
escucha atenta, el solo espera en tu calor,
tan dulce y tierno al amparo de tu a amor.
Tú no estás sola, Dios Padre te acompaña
y los hermanos que sus manos tenderán
te aliviarán curando esas heridas
no desesperes, que perdida no estarás
¡y el nuevo ser, su victoria cantará!

Coro

Para escuchar el himno completo ingrese a: http://www.acinews.net/mp3/noticias/himno.marchaporlavidaperu.mp3

 

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viernes, 26 de marzo de 2010

La Leyenda Negra contra España del historiador francés Joseph Pérez

http://www.cope.es/cultura/25-03-10--leyenda-negra-152087-1

La leyenda negra.  Joseph Pérez Madrid  2009

El hispanista francés Joseph Pérez analiza en este libro el origen y las razones que motivaron la leyenda negra: la serie de acusaciones, exageraciones y falsedades esgrimidas contra España. Originada en los Países Bajos a raíz de la rebelión contra el dominio español, se propagó rápidamente gracias al eco que le hicieron otros Estados y príncipes europeos, que veían en el poderío de España en el siglo XVI una amenaza para sus intereses.

M.Isabel González del Campo/Aceprensa - 25-03-10

 

Uno de los principales argumentos de la leyenda negra es que la causa de la decadencia de España fue su adhesión a la religión católica, porque llevaba consigo intolerancia, fanatismo y la oposición a cualquier innovación científica o técnica. Frente a estas teorías, vigentes durante más de 250 años, Joseph Pérez señala que la decadencia de España en el siglo XVII se explica por causas económicas, y no por su catolicismo.

Otro de los pilares de la leyenda es la actuación de España en América, por la que se le culpa del exterminio de millones de indios. Sobre el desplome demográfico ocurrido en Indias tras la llegada de los españoles, Pérez, con las actuales corrientes historiográficas, señala en primer lugar la exageración de las cifras y lo absurdo de responsabilizar directamente a los conquistadores, ya que “aunque hubieran querido, no habrían podido llevar a cabo una matanza de semejantes multitudes”; tampoco les interesaba, pues necesitaban mano de obra.

Las batallas y el trabajo forzoso provocaron miles de muertes, pero fueron muchas más las causadas por enfermedades transmitidas por los europeos, a las que la población nativa, aislada hasta entonces, resultó extremadamente vulnerable. Se analizan igualmente en el libro otros temas de la leyenda negra, como la Inquisición y las reacciones que suscitó en Europa.

Joseph Pérez resalta la escasa reacción española ante la leyenda negra. Aunque cuando se produjo, escritores de la talla de Quevedo, entre otros, salieron en defensa de España, no llegaron a influir en la opinión pública europea. Señala que los propios españoles han llegado a avergonzarse del descubrimiento y conquista de América, hasta adquirir un complejo de inferioridad. Joseph Pérez califica esa actitud de “masoquista”, y a la vez advierte que no es exclusiva de España, pues en todos los países la interpretación de la propia historia es motivo de antagonismo.

 

De acuerdo con el diccionario de la RAE, la leyenda negra es una “opinión contra lo español difundida a partir del siglo XVI” así como también una «opinión desfavorable y generalizada sobre alguien o algo, generalmente infundada». El término fue acuñado por Julián Juderías, en 1914. En los últimos años un grupo de historiadores ha sostenido no creer en la existencia objetiva de la leyenda sino que creen que no es más que la percepción de los propios españoles sobre la imagen que tienen en el extranjero.
En
 La leyenda negra, el historiador hispanista Joseph Pérez, se dedica a analizar el origen y la motivación de la “leyenda negra”. Como resultado, obtiene un libro de ensayos históricos que se propone como una relectura de la historia de España.
El autor es un reconocido y prestigioso hispanista. Enseñó en la Universidad de Burdeos III, de la que fue presidente entre 1978 y 1983). También fue director de la Casa de Velázquez. Es miembro correspondiente de la Real Academia de la Historia de Madrid, de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo y de la Academia Colombiana de la Historia y Académico de Mérito de la Academia Portuguesa de la Historia. De los muchos premios que
 Joseph Pérez ha recibido hay que mencionar, entre muchos otros, el Premio Nebrija 1991 de la Universidad de Salamanca, doctor honoris causa de la Universidad de Valladolid (2005), Oficial de la Legión de Honor francesa.

 

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martes, 23 de marzo de 2010

Silverio Nieto: "No hay nada que se pueda alegar para justificar el sacrificio de lo más sagrado, la vida"

Me complace compartirles tan grata noticia de un gran amigo que tanto está ayudando al Perú a través de sus cursos en la Facultad Redemptoris Mater y su asesoría a la Conferencia Episcopal Peruana. Gracias y felicitaciones por tan magnífico pregón

http://www.analisisdigital.com/Noticias/Noticia.asp?IDNodo=-3&Id=46804

Redacción - 24/03/2010
El pasado sábado, 20 de marzo, la iglesia de San Antonio de Almendralejo, acogió el pregón de Semana Santa con ocasión de la procesión magna de 2010. Silverio Nieto, natural de Almendralejo y actual secretario del gabinete jurídico de la Conferencia Episcopal Española y asuntos jurídicos de la nunciatura de la Santa Sede en España, fue el encargado de pronunciar el pregón, invitado por el presidente de la Junta de Hermandades y Cofradías de la Ciudad. Durante el pregón hizo un recorrido por la pasión y resurrección del Señor y recordó que la cruz es patrimonio de la historia humana

Silverio Nieto agradeció al pronunciar el Pregón a la Junta de Cofradías, en la persona de su Presidente D. Pedro Nieto, el honor al designarle como pregonero, con ocasión de la Procesión Magna del 2010.
Silverio Nieto anunció que empieza la Semana Santa y dio gracias a la Virgen de la Piedad que acoge los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de todos nosotros, sus hijos, allá donde nos encontremos.
Dedicó el pregón a sus padres, a los mayores del pueblo, a los jóvenes y a los niños, para que en un futuro no muy lejano, se sientan motivados para revivir y recuperar la historia que ahora no alcanzan a comprender. Silverio Nieto también recordó especialmente a los costaleros, capataces, nazarenos, hermanos mayores, Bandas de música y en definitiva, a todos los que contribuyen, participan y dan realce a la Pasión del Señor, porque, como dijo, sin ellos, la Procesión Magna no sería posible.
Tras estas palabras recorrió, siguiendo las Sagradas Escrituras y a través de los distintos personajes que desfilan por los Evangelios, las calles de Jerusalén, acompañando en silencio, los últimos días, las últimas horas, de Jesús de Nazaret, en la primera Semana Santa. Así recordó desde el Domingo de Ramos hasta la Crucifixión y la resurrección del Señor en la Cruz.
Silverio Nieto recordó que la pasión de Cristo es como un resumen de la humanidad entera con todos sus vicios y virtudes. Jesús fue coherente en su vida, hasta su muerte en la cruz, dijo, vivió lo que predicó y tomó sobre sí el dolor de los hombres en todas sus formas: el dolor físico más lacerante; el dolor moral de la incomprensión, la traición, la cobardía y la dispersión de los suyos, la indiferencia de tantos, el acoso cruel de los adversarios.
La cruz es patrimonio de la historia humana, recordó, esa cruz que algunos se empeñan que ocultemos o que desaparezca de los lugares públicos, de nuestros pueblos o ciudades. Porque toda la vida humana es cruz, en cuanto ésta significa dolor, frustración de la esperanza, muerte. Cristo no trae la cruz, comparte la nuestra.

--PARA SABER MAS-----------------------------------------------

Pregón de Semana Santa Almendralejo 2010 por Silverio Nieto

Pregón de Semana Santa Almendralejo 2010 por Silverio Nieto

- 23/03/2010


Dejó escrito Cervantes en el inmortal Quijote: “no atribuyas a tus merecimientos las mercedes recibidas, sino da gracias al cielo que dispone así las cosas”.

Estas palabras quieren poner de relieve no mis merecimientos y mis valías, que son muy pocos, aunque el presentador, el buen amigo Francisco Javier MorilloVenegas, en aras de la amistad, ha realzado una vida de estudio y trabajo, de un hijo de Almendralejo, que tiene el honor de dirigirse ahora a Vds.

Ilmo.Sr. Alcalde, Sr. Presidente y miembros de la Junta de Cofradías de Penitencia y Gloria, Sr. Cura Párroco, autoridades civiles y eclesiásticas, miembros de las distintas Cofradías, distinguidos paisanos, queridos amigos. Buenas noches.

Agradezco a la Junta de Cofradías, en la persona de su Presidente D. Pedro Nieto, el honor que me han hecho y la responsabilidad que en mi ha depositado al designarme como pregonero, con ocasión de la Procesión Magna del 2010. Este es el mensaje básico del pregón; anunciar que empieza la Semana Santa.

Gratitud al presentador. Una vez más se confirma que, en bastantes ocasiones de la vida, y ésta es una de ellas, la semblanza que ha hecho del pregonero, obedece a rasgos de delicadeza y generosidad de quien la dice, más que a méritos propios de la persona a quién se pretende presentar. Gracias, amigo Fran Morillo, por tus amables palabras.

Y como estamos en Almendralejo, gracias, a la Virgen de la Piedad, nuestra Madre y Patrona, que acoge los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de todos nosotros, sus hijos, allá donde nos encontremos.

Me van a permitir que dedique este pregón:

A mis padres, en la seguridad de que están siendo testigos de este acto desde la otra vida. Ellos, que, como tantos otros, tuvieron que abandonar esta tierra para buscar lo mejor para sus hijos, supieron inculcarnos, por encima de todo y como rasgo distintivo, el amor a esta tierra y a la Virgen de la Piedad, siempre presente en nuestras vidas.

A los mayores del pueblo, gracias a los cuales se conservan estas entrañables tradiciones.

A los jóvenes, que no conocieron ese pasado de dificultades de todo tipo, pero que, en época de crisis como la actual, con esfuerzo, ilusión, dedicación y preparación durante todo el año, hacen posible los distintos desfiles procesionales, para que sigan formando parte inseparable de nuestro patrimonio espiritual e histórico.

A los niños, para que en un futuro no muy lejano, se sientan motivados para revivir y recuperar la historia que ahora no alcanzan a comprender.

También y de una manera muy especial, a los costaleros, capataces, nazarenos, hermanos mayores, Bandas de música, en definitiva, a todos los que contribuyen, participan y dan realce a la Pasión del Señor, porque la Procesión Magna, sin vosotros, no sería posible.

En fin, a todos los que en la Semana Santa nos honran con su presencia y disfrutan de la cordialidad de la ciudad de Almendralejo.

Un saludo afectuoso, con respeto y consideración a las distintas Hermandades y Cofradías:

-Hermandad y Cofradía de Nazarenos del Stmo. Cristo del Amparo y María Santísima de la Piedad en su Misterio Doloroso.
-Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Nº Padre Jesús del Gran Poder, Cristo Yacente y María Stma. de los Dolores.
- Real Cofradía de la Oración en el Huerto y Beso de Judas.
-Hermandad de Nº Padre Jesús Cautivo y María Santísima de la Esperanza.
-Hermandad y Cofradía de Nazarenos del Stmo. Cristo y María Stma. de la Merced en sus Misterios Dolorosos.
-Hermandad y Cofradía del Stmo. Cristo de la Buena Muerte y de la Santa Vera Cruz.
-Cofradía de Cristo Resucitado.

Esperad de mí, de este sencillo pregonero, no una pieza de oratoria, no una demostración de profundos conocimientos literarios y retóricos, sino un conjunto de palabras que solo muy de lejos van a conseguir expresar con un mínimo de acierto y habilidad, lo que le sugiere la Semana Santa. No me voy a detener, como con acierto han hecho ilustres pregoneros otros años, en las características, historia y significado de las cofradías y hermandades de Penitencia y Gloria de la ciudad de Almendralejo. Es difícil buscar perspectivas novedosas. Para evitar planteamientos reiterativo, voy a intentar un análisis de las secuencias más significativas de la Pasión del Señor. Voy a recorrer, junto con Vds., siguiendo las Sagradas Escrituras y a través de los distintos personajes que desfilan por los Evangelios, las calles de Jerusalén, acompañando en silencio, los últimos días, las últimas horas, de Jesús de Nazaret, en la primera Semana Santa.

(Domingo de Ramos)
Jesús había sabido siempre que tenía que morir, sin tardar mucho y de muerte infamante; sabía lo que le preparaban en Jerusalén. Jesús no quiere entrar a pie, en la ciudad que debería ser el trono de su Reino. Envía a dos de sus discípulos en busca de un pollino o asno. Empieza el descenso en medio del calor del sol, entre las ramas recién cortadas y los himnos del saludo esperanzado. Era a principios del abril ventoso y de la primavera. Era uno de esos días en que el azul parece más azul, más verde el verde, en que la luz ilumina más y el amor es más amoroso. El grito de Pedro se convertía en grito del pequeño y fervoroso ejército que bajaba por la pendiente camino de Jerusalén. “¡Hosanna al Hijo de David!”, decían las voces de los jóvenes y de las mujeres. Los más osados han ido cortando a lo largo del camino ramas de palmera, de olivo. Y las agitan en alto, lanzando a voz en grito, las frases apasionadas de los salmos: “¡Bendito el Rey que viene en nombre del Señor! ¡Paz en el Cielo y gloría en los lugares altísimos!” Los gritos llegan a oídos de los fariseos, que han acudido, serios y severos, para ver a qué obedece aquel sedicioso bullicio. Algunos, gritan desde el medio de la multitud a Jesús: “¡Maestro, reprende a tus discípulos! ¿Ignoras que esas palabras sólo pueden dirigirse al Señor, a aquel que vendrá en su nombre? Jesús, sin detenerse, les contesta: “¡Yo os digo que si éstos callan, hablarán las piedras!”

Desde hacía algún tiempo, no estaba ya segura la vida de Jesús. Jerusalén estaba llena de forasteros y eran muchos los que le escuchaban. El Sanedrín estuvo de acuerdo en que era preciso apoderarse de Jesús por blasfemo del sábado y del Señor. Únicamente Nicodemo intentó una defensa de procedimiento. Pero, enseguida fue desestimada su pretensión: “Este hombre hace milagros y son muchos los que le siguen. Si le dejamos actuar, creerán todos en Él y los romanos vendrán a destruir nuestra ciudad y nuestra nación”. Caifás, Sumo Sacerdote en ejercicio, ya había prejuzgado lo que debía ocurrir: “Conviene que muera un hombre, en lugar de que perezca todo el pueblo”.

(En el Huerto de los Olivos)
Sólo quedaba concretar y escenificar lo que se había resuelto que debía producirse. Jesús acompañado de sus discípulos, de noche, dejó la ciudad y subió al Monte de los Olivos, adonde solía ir para hacer oración (Mt 16,30; Lc 22,39). Mientras andaba, y mirándolos, les dijo: “Todos vosotros os avergonzaréis de Mí esta noche, y huiréis, y me dejaréis solo cuando veáis lo que me sucede”. Pedro protestó y dijo: “Aunque todos se asusten y se avergüencen de Ti, yo no me he de avergonzar”. Jesús respondió: “Esta misma noche, antes de que el gallo cante dos veces, tú me habrás negado tres” (Mc 14,30).

(Judas)
Un grupo numeroso de personas se acerca a Jesús, que estaba rodeado de sus discípulos. ¿A quién buscáis?, les preguntó. “A Jesús de Nazaret”. “Yo soy”, replicó el Señor. Ante el estupor y confusión de los soldados romanos y guardias del Templo, a los que acompañaba Judas, de nuevo les hizo la misma pregunta: “¿A quién buscáis? “A Jesús de Nazaret”. “Os dije que yo soy”, dijo. “Si pues me buscáis a mí, dejad marchar a éstos” (Jn 18:8). Cristo se entrega sin resistencia y rechaza la utilización de la violencia, a la que se vio tentado Pedro. Algunos de la banda, deseosos ahora de mostrar su celo y valor, echaron mano a Cristo. “Entonces los discípulos todos, abandonándole, huyeron” (Mt 26:56). El prendimiento se había acordado de la siguiente manera: Judas les había dicho “Aquel a quien yo bese, es Él. ¡Prendedlo!” Y cuando Judas llega, entre el brillo de las espadas y la luz de las antorchas, bajo la negra sombra de los olivos y besa el rostro, húmedo todavía de sudor de sangre, Jesús no lo rechaza, sino que dice: “Amigo, ¿qué vienes a hacer?” Una sola súplica le dirige: “Lo que piensas hacer, hazlo pronto”. Alrededor de las dos de la madrugada, el grupo de guardias conduce a Jesús por la vía escalonada, a través de empinadas callejuelas, a la colina de la ciudad, donde se hallaba la casa del Sumo Sacerdote Anás, a quién, por deferencia de su yerno Caifás-Sumo Sacerdote aquel año-es conducido Jesús.

(Ante el Sumo Sacerdote Anás)
Por primera vez, frente a frente, el antiguo carpintero de Nazaret, el joven profeta, y el jefe religioso del pueblo, lleno de todas las pasiones que la ambición y el miedo siembran en el corazón del hombre. Anás, en una especie de instrucción previa, le interroga sobre sus discípulos y su doctrina; el nazareno responde: “He hablado abiertamente ante todo el mund; he enseñado siempre en la sinagoga y en el Templo, y no he hablado nada a ocultas. Pregunta a los que me hna oído lo que les he hablado; ellos saben lo que he dicho” (Jn 18, 20-21). Anás, acostumbrado al servilismo, a la sumisión y al miedo de sus interlocutores, debió sentirse desconcertado ante la calma de aquel hombre. Era verdad, Él no había buscado el exclusivismo en los destinatarios de su mensaje, ni se había ocultad nunca, sino que había hablado en las plazas, ante la multitud. En la Fe, ni caben los exclusivismos, ni las pretensiones de apropiarse de un mensaje que no puede ser encorsetado, ni tampoco es posible su reducción al ámbito de lo privado, a la pura conciencia que no puede ser expresada. ¿Cómo no manifestar lo que se vive? ¿Cómo no proponer a todos –nunca imponer- lo que se cree? ¿Cómo no celebrar, también públicamente, lo que se conserva a modo de tesoro en el corazón?

Con la bofetada de uno de los presentes a Jesús, concluye el interrogatorio de Anás, quien prefirió desembarazarse cuanto antes del reo ordenando que lo devolvieran a Caifás, verdadero responsable del proceso religioso que iba a instruirse contra Jesús.

(Jesús ante Caifás)
Cuando llega Jesús, Caifás estaba acompañado de algunos miembros del Sanedrín; se iba a celebrar lo que podemos llamar “sesión nocturna”, en la que intervendrían los más fogosos adversarios de Jesús, los más adictos a las posiciones de Caifás, que se aseguraba así la sentencia deseada. El quebranto del sábado, la crítica al culto del templo, el enfrentamiento a las autoridades judías, los milagros-considerados como mágicos por sus acusadores-, la autoridad con que hablaba, su insólita y escandalosa cercanía con Dios…serían algunos de los cargos que inicialmente Jesús habría de oír.

Caifás pregunta: “Te conjuro por Dios vivo que nos digas si tú eres el Cristo, el Hijo de Dios”. El momento era solemne. Todo el misterio y la misión de Jesús pendientes de su contestación: “Tu lo has dicho” (Mt 26,64). Jesús acaba de proclamar ante sus acusadores lo que secretamente había confesado a sus amigos más íntimos. Caifás ha logrado por fin lo que quería: “¡Has blasfemado! ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Ahora mismo habéis oído la blasfemia. ¿Qué os parece? Es reo de muerte”(Mt 26,65). La decisión estaba tomada, quedaba el trámite de su validación y confirmación de parte de todo el Sanedrín.

A primera hora de la mañana fue conducido ante el gobernador romano. La comedia legal había terminado en su primera parte. Se había conseguido dictar la sentencia que se pretendía: Jesús considerado reo de muerte como blasfemo. La ley convertida, no en instrumento al servicio de la justicia, sino en un medio de venganza. Hubo juicio, pero no justicia, sino maquinación religiosa y política para desembarazarse de un estorbo, que lo era para Caifás en sus intereses, y para el pueblo, en su idea de Dios. Sólo quedaba la confirmación de Pilato, el llamado juicio civil o político.

(Jesús ante Poncio Pilato y Herodes)
Al alba se dirigieron al Pretorio donde Pilato dictaba sus sentencias. “¿Qué acusación traéis contra este hombre?” (Jn 18,29). La primera pregunta de Pilato es despectiva y ellos se sienten molestos: “Si éste no fuera un malhechor, no te lo habríamos entregado”(Jn 18,30). Él, que no quiere perder tiempo en intrigas religiosas, insiste: “Tomadle vosotros y juzgadlo según vuestra ley”. Los judíos podían aplicar castigos ligeros, pero de lo que se trata es de índole distinta: “Nosotros no podemos dar muerte a nadie” (Jn 18,31). No se ha iniciado el proceso pero ya tienen muy claro la condena que quieren obtener.

Para conseguir la citada condena, hay que cambiar de acusación. Si se le acusa de falso Mesías, Pilato se reirá de ellos, pero si se le acusa de sedicioso, de alborotador, de instigar al pueblo contra Roma, el gobernador romano tendrá que juzgarle, y acabará condenándolo. El motivo de la acusación contra Jesús, por tanto, no será religioso, sino político: “Hemos encontrado a éste alborotando a nuestro pueblo, prohibiendo pagar tributos al César y diciendo que él es Cristo rey” (Lc 23,2). Pregunta a Jesús, no sin ironía: “¿Tú eres el rey de los judíos?” Jesús, en lugar de responder, le lanza una pregunta que debió ser desconcertante: “¿Me haces esa pregunta por ti mismo o porque otros te la han dictado?”. No debió gustarle la réplica a Pilato, por ello le vuelve a preguntar: “¿Acaso soy yo judío? Tú nación y los sumos sacerdotes te han entregado a mí, ¿qué has hecho?”. La respuesta de Jesús es desconcertante: “Mi reino no es de este mundo” (Jn 18,33-36). No nos resulta difícil advertir la sonrisa del Procurador Romano ante la distinción de Jesús entre éste y otro mundo: es la sonrisa del escéptico, de quien no acepta más realidad que la que entra por los sentidos, la sonrisa de quien desprecia al creyente, la sonrisa del materialista, del ateísmo práctico y existencial que coincide con la visión secularizada de la vida y del destino del hombre.

Pilato no entiende de otros mundos, por ello quiere aclarar al menos este punto: “Luego, ¿eres rey?” Es posible que esperase del acusado un rechazo de esa afirmación, sin embargo no fue así: “Tu lo has dicho, yo soy rey.”“Para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad.” (Jn 18,37-38). ¿La verdad?: “¿Qué es la verdad?” Jesús se había presentado como “el Camino, la Verdad y la Vida” y había indicado a sus discípulos: “Conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”.

Lo más profundamente humano es “la búsqueda de la verdad, la insaciable necesidad del bien, el hambre de la libertad, la nostalgia de lo bello, la voz de la conciencia” (Juan Pablo II, Redemptor hominis, 18c). En definitiva, afirmar la verdad es posibilitar la libertad. En una palabra, saber si cabe pensar en el triunfo final del Amor sobre el egoísmo y de la Vida sobre la muerte.

Pero volvamos a la secuencia de los hechos, en este recorrido por las últimas horas de la vida de Jesús. A Pilato no le interesa la respuesta sobre la verdad, pero está convencido de su inocencia; por ello le indica a los sacerdotes: “No encuentro en él delito alguno”. Esta inicial conclusión exculpatoria, que debería haber servido para dar por terminado el proceso, encolerizó a los sacerdotes y a la gente del pueblo, que comenzó a lanzar improperios sobre el reo: “Subleva al pueblo, enseñando por toda la Judea, y empezando desde la Galilea hasta aquí” (Lc 23,5). Pilato vio la posibilidad de quitarse el problema de encima fingiendo creer que Jesús, como galileo, pertenecía a la jurisdicción de Herodes Antipas, que estaba por aquellos días en Jerusalén con motivo de la Pascua, y ordenó que lo trasladaran a su presencia.

Herodes no había podido quitarse de encima el recuerdo de la muerte de Juan Bautista, a quien decapitó por indicación de Herodías. En cuanto le traen a Jesús, comienza a hacer toda una serie de preguntas, no tanto con el ánimo de conocer, de saber la verdad, sino para burlarse de él. Ante tanta palabra inútil, despreciativa, Jesús calla, guarda silencio. Herodes se muestra ante Jesús con una actitud altanera, despreciativa. De ahí el silencio de Jesús, expresión de dignidad, de autoridad, de majestad, símbolo de ese bien que no hace ruido, habiendo como hay en el mundo tantos ruidos que no hacen bien. El silencio de Jesús humilló y desdeñó a Herodes, por eso manda colocarle un manto y seguir con la burla. Finalmente, devuelve el reo a Pilato.

(Jesús de nuevo ante Pilato)
El desfile siniestro de la Primera Semana Santa nos sitúa de nuevo en el Pretorio. Pilato resume la situación en estos términos: “Me presentasteis a este hombre como amotinador del pueblo, y he aquí que yo, habiéndole interrogado delante de vosotros, no hallé ninguno de los delitos de que le acusáis. Y tampoco Herodes, pues nos lo devolvió sin que nada digno de muerte se le haya probado” (Lc 23,14-15).

(El pueblo)
Un elemento nuevo aparece en el juicio a Jesús: el pueblo, o mejor la turba. Será la muchedumbre quien, hostigada por los ancianos y sumos sacerdotes, pedirá insistentemente a Pilato que crucifiquen a Jesús. No ha pasado mucho tiempo, pero qué distintos son estos gritos, de aquellos “hosannas” con que fue aclamado en su entrada a Jerusalén. Ahí está el mismo Jesús, aunque ahora recibiendo las injurias de las gentes, y también la humillante complacencia de Pilato, inicialmente con pretensión de juez justo, finalmente político complaciente, capaz de hacer compadreo de la verdad y la justicia. Y detrás, también el pueblo, como casi siempre: el pueblo manipulado entonces por los sumos sacerdotes; manipulado ahora por los que forjan su criterio al dictado de lo que sugieren los formadores de la llamada opinión pública.

El Procurador Romano es cobarde, pusilánime y relativista. Tiene miedo de cometer una injusticia, tiene miedo de desagradar a su mujer, tiene miedo de dar una satisfacción a sus enemigos; pero tiene miedo al mismo tiempo de poner a salvo a Jesús. Son los miedos del hombre, situado tantas veces en la tesitura del bien y del mal, llamado a ser señor de su libertad.

El desenlace es previsible, aunque Pilato, convencido de la inocencia de Jesús, lo intenta por última vez, acudiendo a la costumbre romana de soltar cada año a un preso por la pascua. El gobernador romano, prisionero de sus temores, plantea una disyuntiva “democrática” al pueblo, que habrá de elegir entre Jesús y Barrabás, entre el Santo y el violento, entre el pacificador y el revolucionario, entre el príncipe de la paz y un homicida. El pueblo, y con él los jefes religiosos, no tienen dudas: a Barrabás.

Volvamos, no obstante, a los hechos. Pilato vuelve a preguntarles: “¿Qué haré con el que llamáis el rey de los judíos?” “¡Crucifícale!” (Mc15,12-13), responde la turba. De nuevo, queriendo hacerles reflexionar, vuelve a inquirir: “Pero ¿qué mal ha hecho?”“¡Crucifícale!”. Es el grito de una multitud que casi no conocía a Jesús, que había sido manipulada, que actúa más por torpeza que por odio, más por mediocridad que por maldad.

Terminada la flagelación, todavía queda tiempo para el escarnio, la diversión y la burla, de ahí el manto color púrpura y la corona de espinas, o el desfile humillante de los soldados inclinados ante Jesús en burlona señal de reverencia, acompañado del sarcástico saludo: “Salve, rey de los judíos” (Jn 19,3).Pilato ordenó que le trajeran de nuevo al prisionero. Impresionado por el aspecto de aquel pobre hombre, sobrecogido por el excesivo castigo, pensó que la brutalidad del mismo vendría a colmar las ansias de sangre del pueblo y de sus jefes. De nuevo, las dramáticas contradicciones de Pilato: “Mirad, os lo traigo fuera para que sepáis que no encuentro ningún delito en él” (Jn 19,4). Abandonada la justicia, se sitúa en el terreno del cambalache político, capaz de jugar con lo más sagrado, con la vida; no hay nada que se pueda argüir para justificar el sacrificio de una vida; el cristiano y toda persona de buena voluntad, tiene que defender con fuerza, con claridad y con paciencia, el derecho de todos a la vida, especialmente de los seres humanos más indefensos, que son los que se desarrollan en el seno materno. Cuando se trata de proteger y garantizar la vida, no hay argumentos en clave de modernidad o del mal llamado progresismo; el silencio de Jesús, maltratado, masacrado, es el silencio de tantos inocentes, es el grito de los que no pueden hablar.

Pilato les presenta a Jesús: “He aquí al hombre” (ecce homo) (Jn 19,6). Ni con aquellas palabras, ni con tal espectáculo se sosegaron los judíos. Ellos necesitaban mucho más que un hombre lacerado de golpes, demacrado, hundido, algo más que unos ojos dilatados y vidriosos. Pero la muchedumbre para el que creen enemigo de Dios, repite a coro: “¡crucifícalo, crucifícalo!”,“Tomadlo vosotros y crucificadle, pues yo no hallo delito en él” (Jn 19,6). ¿Cómo es posible que alguien que está llamado a custodiar la ley pueda permitir que una persona que no ha cometido delito alguno sea entregada para morir en cruz?

“Nosotros tenemos una ley, y según esa ley debe morir, pues se hizo hijo de Dios” (Jn 19,6-7). Esta referencia asustó a Pilato, pues, aunque no era creyente, sí que era muy supersticioso. Por eso, interrogó a Jesús sobre su origen, pero no recibió respuesta. “¿A mí no me respondes? ¿No sabes que tengo poder para soltarte y poder para crucificarte? “No tendrías ningún poder sobre mí-respondió Jesús- si no se te hubiera dado de lo alto, por eso, el que me entregó a ti tiene mayor pecado” (Jn 19,10-11). Una vez más, hubiera querido soltar a aquel hombre, pero el griterío de los judíos y las consignas que oía no podía agradarle: “Si sueltas a éste, no eres amigo del César; todo el que se hace rey, se enfrenta al César” (Jn 19,12). El Procurador romano, ajeno a cualquier preocupación religiosa y sólo interesado por su posición en Roma y por su carrera política, no podía permanecer vacilante por más tiempo. Afrontó directamente la conclusión del proceso: “¿A vuestro rey voy a crucificar?” (Jn 19,15-16) Aquello les indignó aún más: “No tenemos más rey que el César”. No había salida. Así, Pilato, después de lavarse las manos, se lo entregó para que fuera crucificado. Su cobardía y su miedo han pesado finalmente más. ¡Cuántos hombres, a lo largo de la historia, se han lavado las manos ante la injusticia, han optado por el mantenimiento de sus prebendas, priorizando el disfrute de sus privilegios sobre la defensa de los principios y valores, permitiendo el sacrificio de los inocentes!

Los soldados habían vuelto entre tanto a vestir al Rey con sus ropas de pobre y le habían colgado al cuello el cartel con la inscripción Jesús Nazareno, Rey de los judíos. La escolta se hallaba dispuesta. La tétrica caravana se puso en movimiento. Marchaba delante el centurión a caballo. Inmediatamente después, y en medio de legionarios armados, Jesús y los dos ladrones que habían de ser crucificados al mismo tiempo que Él. Detrás de ellos se oían el ruido de las pisadas de la muchedumbre desbordante que iba aumentando, a cada paso, con los cómplices y los curiosos. Lento como un entierro, el siniestro cortejo de los portadores de cruces avanza hacia el Calvario. La gente se aparta ante el pataleo del caballo del centurión, y se detiene para contemplar a los desdichados que jadean y sudan bajo el peso de la pavorosa carga. Los dos ladrones parecen más robustos. Pero el que va delante, el Hombre de los Dolores, extenuado por la terrible noche, por los cuatro interrogatorios, por las dolorosas idas y venidas, por las bofetadas, los azotes, desfigurado por la sangre, por el sudor, por el esfuerzo de este último viaje fatigoso. Su hermoso rostro iluminado se deformaba lentamente. Las piernas se resistían del cansancio y se doblaban bajo el peso del cuerpo y de la cruz. El beso de Judas, la fuga de los amigos, las cuerdas que ataban sus manos, los alaridos de muerte, las afrentas de los legionarios y este caminar de ahora con la cruz a cuestas, entre burlas y desprecios de aquellos a quienes Él ama. Algunas mujeres, con la cabeza tapada, caminaban detrás de todos, un poco apartadas, llorando (Lc 23,27). El llanto de las mujeres constituye una demostración de amor y Jesús no lo rechaza; pero deberían, más bien que por Él, llorar por sí mismas, que sufren ahora y que sufrirán más, y por sus hijos, que serán testigos de las señales, desgracias y ruinas que Él ha descrito.

(La Virgen María en el Calvario)
Previsiblemente, la Santísima Virgen se había colocado en un sitio en que pudiera ver a su Hijo al pasar, a pesar del dolor que sufriría al verle. No le importó a la Madre arriesgarse a ser insultada también por aquella chusma. Todo el mundo abandonó a Jesús, menos su Madre. La Virgen María lloraba al presenciar todo aquello, sufriendo en su corazón. Pero le miró, y Jesús la miró a ella. Las miradas se encontraron, y el corazón de cada uno quedó herido con el dolor del otro, y a la vez se alegraron y consolaron de que cada uno estaba siendo fiel al otro.

(Simón de Cirene)
Jesús, al cabo de sus fuerzas, tropezó, se vino a tierra y quedó allí, tendido debajo de la cruz. Todos se detuvieron y el centurión, que tenía mucha prisa, por acabar aquel enojoso servicio, buscó con la mirada alguien que pudiera cargar con aquel peso. Llegaba entonces del campo un hombre de Cirene, llamado Simón, que, al ver tanta gente, se había metido entre la multitud y contemplaba conmovido el cuerpo caído de fatiga. El centurión le dijo: “Carga con esa cruz y síguenos”. Sin decir palabra, el cirineo obedeció. Quizá lo hizo por bondad; tuvo que hacerlo en todo caso por obligación. ((Nada volvemos a saber del hombre misericordioso que prestó sus fuertes espaldas de campesino para aliviar las de Cristo; pero sí sabemos que sus hijos, Alejandro y Rufo, fueron cristianos (Mc 15,21), y es muy probable que fuese el padre mismo quien los convirtiese con el relato de la muerte en que fue testigo obligado)).

(Crucifixión y Muerte del Señor)
Mientras tanto, el cortejo ha llegado al sitio del Calvario y le crucificaron allí (Lc 23,33). Dos soldados se aproximan a Jesús y le despojan, con movimientos rápidos y rudos, de todas las prendas de vestir que lleva encima. También los ladrones se hallan ya en su sitio. Ya pueden los soldados descansar y repartirse los vestidos que los que están alzados en la cruz no van a necesitar ya. Desde ese momento, el Rey de los judíos no posee en el mundo otra cosa que la corona de espinas que le dejaron en la cabeza para mayor escarnio.

A Jesús, desde el fondo del alma, como un canto de victoria sobre la carne destrozada y extenuada, le brotan las palabras que no olvidaremos jamás: “¡Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen!” Uno de los ladrones, aunque angustiado por el dolor de las heridas abiertas por los clavos, empezó a insultar a Jesús. Pero el buen ladrón, llamado Dimas, se volvió hacia su compañero y le dijo: “¿No temes ni siquiera a Dios, tú que estás sufriendo aquí el mismo suplicio? Por lo que hace a nosotros, el suplicio es justo porque recibimos el castigo que merecen nuestras acciones; pero este Hombre no ha hecho nada malo”. Y entonces, en un incontenible impulso de fe, pronunció estas palabras: “¡Jesús, acuérdate de mí cuando estés en tu Reino!” Jesús, que no había contestado a nadie, giró todo cuanto pudo la cabeza hacia el ladrón compasivo, y le contestó: “Yo te digo en verdad que hoy estarás conmigo en el Paraíso”. La plegaria del ladrón fue suficiente para absolverlo.

Ante la oscuridad que de improviso vino sobre la región, fueron muchos los que, asustados por aquellas tinieblas misteriosas que se iban extendiendo, huyeron del Calvario y regresaron a sus casas. Las mujeres eran las únicas que no lo habían abandonado. Apartadas, a distancia de la cruz, por temor a los hombres que gritaban, María, Madre de Jesús; María Magdalena, María de Cleofás, Salomé, madre de Juan y de Santiago, presenciaban, llenas de terror, aquel final. Tuvo Jesús todavía fuerzas para confiar a Juan la herencia más querida y sagrada que dejaba sobre la tierra: la Virgen Dolorosa. “Ahí tienes a tu Madre”. “Mujer, he ahí a tu hijo” (Jn 19,27). Al darnos Cristo a su Madre por Madre nuestra manifiesta el amor a los suyos hasta el fin. Poco después, en medio de la atmósfera entristecida, en el silencio de la oscuridad, se oyeron estas palabras: “Eloi, Eloi, lemá sabactani? (¡Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?) (Mc 15,34).

Poco después, se oyó en lo alto la voz, lejana ya de Jesús: “Tengo sed”. Uno de los soldados cogió una esponja, la empapó en vinagre, y la acercó a los labios de Jesús. Apenas hubo mojado en ella sus labios, exclamó: “Todo está consumado”. Y recogiendo el último hálito de fuerza, grita en la oscuridad: “¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu! E Inclinando la cabeza entregó el espíritu (Jn 19,30). Cristo ha muerto. Ha muerto en la cruz, como han querido los hombres. Cristo ha muerto, y su Cuerpo traspasado cuelga desde aquel día sobre una Cruz invisible plantada en mitad de la tierra.

(Resurrección del Señor)
Pero vana sería nuestra fe, si todo hubiera acabado con la Muerte, si no hubiera resucitado Jesucristo (1 Cor 15,14). La noche no es eterna. El sepulcro ya está vacío. El Resucitado, que cierra los desfiles procesionales, se levanta victorioso de la muerte sobre la losa abierta de la tumba. Y aunque la Sagrada Escritura no nos lo diga, nuestra sensibilidad no comprendería que el Hijo no se apareciera a su Madre. Por eso aquí, en Almendralejo, la Madre y el Hijo se encuentran en la mañana del Domingo de Gloria. La Esperanza lo buscaba de tribunal en tribunal. La Dolorosa lo encontró en su camino hacia el Calvario. La Piedad lo recibe a los pies de la Cruz. La Soledad peregrinaba consternada. Ahora, de nuevo, juntos, exultantes de gloria y alegría, porque la muerte ha sido definitivamente vencida.

(A modo de conclusión)
La pasión de Cristo es como un resumen de la humanidad entera con todos sus vicios y virtudes. En Judas está el resentimiento, los celos, la avaricia. En Caifás la soberbia, el odio. En Pilato la cobardía, lo políticamente correcto. En Herodes la frivolidad, el cinismo. En la multitud la versatilidad, la violencia, la falta de criterio…Entre todos trenzan un proceso miserable. Todos intentan cargar sobre otras espaldas la responsabilidad de la decisión final. En medio de todos ellos, está Jesús, el cordero que molesta a todos precisamente porque es cordero, porque está desarmado, porque anuncia un reino que no es de ninguno de ellos.

Ahí está Dios, ahí está Jesús, cumpliendo en la cruz lo que anunció: “amad a los que os odian”; “haced el bien a los que os maldicen”; “ofreced la mejilla izquierda a quien os abofetea en la derecha”;“bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia”; “temed a quienes pueden hacer daño a vuestra alma, no a quienes pueden herir vuestro cuerpo”;“tenéis que perdonar, no siete veces, sino setenta veces siete”; “bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados”.

Jesús fue coherente en su vida, hasta su muerte en la cruz. Vivió lo que predicó. Él fue pobre: nació pobre, fue reconocido y seguido por los pobres, murió desnudo. Su dulzura cautivaba a sus amigos, su fortaleza desconcertó a los poderosos. Conoció las lágrimas. Fue misericordioso: es el padre del hijo pródigo, y el pastor angustiado por la oveja perdida; todos sus milagros brotan de la misericordia. Era la paz: vino a traer la paz, a reparar la grieta que había entre la humanidad y Dios. Fue perseguido por causa de la justicia, de ahí su cruz. Él tomó sobre sí el dolor de los hombres en todas sus formas: el dolor físico más lacerante; el dolor moral de la incomprensión, la traición, la cobardía y la dispersión de los suyos, la indiferencia de tantos, el acoso cruel de los adversarios.

La cruz es patrimonio de la historia humana. Esa cruz que algunos se empeñan que ocultemos o que desaparezca de los lugares públicos, de nuestros pueblos o ciudades. Porque toda la vida humana es cruz, en cuanto ésta significa dolor, frustración de la esperanza, muerte. Cristo no trae la cruz, comparte la nuestra.

Y junto a la cruz, María, la madre del crucificado, y de todos los crucificados de la historia. Ahí está María, desgarrada de dolor, firme, reverente en su tragedia, esperanzada en la oscuridad. María calla, sufre, confía, espera, está en pie. En medio del dolor, ¡cómo consuela la cercanía de la Madre!

Para finalizar, reitero mi felicitación a todos los que hacen posible los distintos desfiles procesionales, cada día más brillantes, más cuidados, con más devoción y participación. La Semana Santa de Almendralejo se va superando cada año. Así en esta ocasión, con la inestimable colaboración del Ayuntamiento, y entre otras novedades, se ha establecido una carrera oficial, para que pasen todas las cofradías el Viernes Santo y pueda ser presenciada, con comodidad, por las personas enfermas, mayores o con alguna discapacidad. Que la Procesión Magna, que la presencia de Cristo y de la Santísima Virgen por las calles y plazas de esta querida ciudad sea signo de su vitalidad religiosa, humana y prosperidad económica.

Gracias por la exquisita atención y hospitalidad; por haber asistido a este entrañable acto, pórtico de la Semana Santa que les invito a vivir con el debido recogimiento y devoción. Pido disculpas por los posibles errores u omisiones, inevitables para no hacer excesivamente extensa esta intervención, y la imposibilidad de satisfacer las expectativas que pueden haber despertado los actos de años anteriores. Confío que la demostrada capacidad de acogida del pueblo de Almendralejo, y la indulgencia de todos ustedes contribuyan a disimular y cubrir la torpeza de mis palabras. Gracias de nuevo por la invitación y por la posibilidad de dirigirme a todos mis queridos paisanos.

Termino con una plegaria a la Santísima Virgen de la Piedad, como homenaje a su autor, personalidad sobradamente conocida de todos Vds., que durante muchos años fue Rector del Santuario, el Rvdo. D. Tobías Medina.

“Virgen de la Piedad, Reina y Señora,
de Almendralejo Madre y Alcaldesa;
para los Barros, Corazón. Sorpresa
para quien busca paz y luz añora.

A pedir tu Piedad vengo yo ahora:
-nunca es tarde, ¿verdad?-¡Cómo me pesa
el traer tanto tiempo el alma presa,
esclava de mi “yo” hora tras hora!

Acoge en tu Piedad al que te implora;
al que, hambriento de paz, busca una mesa;
a aquél que ante tu altar hace promesa
y al que en la soledad sus penas llora”.

Almendralejo, 20 marzo 2010


- 23/03/2010

 

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lunes, 22 de marzo de 2010

Daniele Badiali, sacerdote mártir, camino de los altares

Hoy se inicia la beatificación de Daniele Badiali, sacerdote asesinado en Áncash

Viernes 19 de marzo de 2010 - 07:39 am

Ayer se cumplieron 13 años de la muerte de este religioso italiano que ofreció su vida para salvar el rapto de una joven tras una misa en el Callejón de Conchucos. Les presento una página en la que sus “amigos” comparten sus ideales de solidaridad y de santidad. También se puede escuchar una bella canción compuesta por él que es todo un alegato de entrega.

http://www.facebook.com/pages/Padre-Daniele-Badiali/129779133827

http://www.youtube.com/watch?v=O35iygwaKHU&feature=related

Canzone scritta da Padre Daniele Badiali e coverizzata da alcuni ragazzi del gruppo OMG di Faenza.

Para muchas personas, Daniele Badiali no tenía por qué haber dejado, en 1991, la tranquila ciudad de Faenza, al noreste de Italia, para viajar a la pobreza extrema en San Luis, distrito ancashino de Huari. Badiali no tenía por qué haberse ordenado sacerdote en el Perú y escoger nuestro país como sede de su misión. Tampoco tenía por qué ofrecerse ese 16 de marzo de 1997, a la salida de una misa en Yauya, como rehén de un secuestro para salvar la vida de una joven italiana. Para muchas personas, Badiali no tenía por qué hacer ninguno de estos sacrificios que acabaron con su vida hace trece años. Sin embargo, para Badiali la razón se resumía en una frase: amor a Dios.

Ayer se cumplieron trece años de la partida del padre Daniele Badiali, con la noticia de que mañana se iniciará en Italia el proceso de su beatificación y, si Dios quiere, canonización. El anuncio fue hecho por monseñor Claudio Stagni, obispo de Faenza, quien oficiará una misa especial en la ciudad natal del padre Daniele.

La ceremonia religiosa, que se iniciará a las 2 p.m., hora peruana, será precedida por un Vía Crucis que se iniciará en la Iglesia de Ronco, localidad donde Badiali creció y está enterrado. Las prédicas del padre cosecharon creyentes incluso a miles de kilómetros de donde ejercía su sacerdocio.

En la red social Facebook personas de diferentes países se han dedicado a rescatar sus escritos. Sus sencillas y profundas enseñanzas no tienen límite de tiempo ni espacio.

LECCIÓN DE FE
Bastaron seis años de sacerdocio para ser considerado un apóstol en el Callejón de Conchucos. Junto al padre Ugo di Censi, párroco del pequeño poblado de Chacas y fundador del grupo de misioneros Operación Mato Grosso, el padre Daniele usaba su guitarra para componer canciones de alabanza a Dios y llegar así a los jóvenes ancashinos.

Badiali llegó al Perú en 1991 para quedarse. Sin embargo, Marco Antonio Arana, un ex chofer del grupo misionero, había planeado su fin.

El domingo 16 de marzo de 1997, cuando regresaba al distrito de San Luis con varias personas luego de oficiar una misa en Yauya, fue interceptado por Arana y tres personas más. Ante la intención de secuestrar a la italiana Rosa María Picotzzi, el padre se ofreció como rehén. Esa fue la última vez que el pueblo lo vio con vida. Dos días después su cuerpo fue hallado con un disparo en la cabeza al borde de una carretera a pocos kilómetros de donde fue secuestrado.

Han pasado trece años de su muerte. Y a pesar de que no lo buscaba en vida, Badiali se convirtió en un mártir.

fuente: El Comercio (http://elcomercio.pe/noticia/449046/hoy-se-inicia-beatificacion-daniele-badiali-sacerdote-asesinado-ancash)

Otras noticias:

- http://www.aciprensa.com/noticia.php?n=28847

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