martes, 13 de abril de 2010

VALLADOLID FESTEJA LA BEATIFICACIÓN DEL PADRE HOYOS

¡Qué alegría vive Valladolid con la fiesta de la beatificación del Padre Hoyos! Hay que vivir en esta capital del Corazón de Jesús para captar los latidos de una población marcada por el acontecimiento de la Gran Promesa. En el santuario (hoy basílica) del mismo nombre se percibe una espiritualidad fuerte consciente de que el Corazón de Jesús se ha hecho presente (“reina”) de un modo muy particular. El sábado 18 de abril, la ciudad del conde Ansúrez, San Pedro Regalado, Felipe II, Santo Toribio, José Luis Martín Descalzo, Miguel Delibes, proclamará a todo el mundo que un joven vallisoletano de 24 años, 300 años atrás, recibió de lo alto la gran misión de difundir por todo el mundo la devoción al Corazón de Jesús. Les comparto su biografía y la de Mercedes Cabezas, protagonista del milagro. http://www.padrehoyos.org/

La senda de la santidad del padre Hoyos[1]

Carmen Cabezas, la hermana de la joven enferma a la que curó el padre Hoyos, relata cómo sucedieron los hechos por los que será beatificado el próximo 18 de abril

No se le ha borrado la imagen ni una sola vez desde aquel 22 de abril de 1936. Carmen Cabezas, de 84 años, lo tiene grabado a fuego en su mente. Sus padres, sus otros cinco hermanos y ella misma rodeaban la cama esperando a que su hermana Mercedes descansara en paz. Llevaba meses enferma, presa de un tumor en el vientre de al menos cinco kilos que engullía su vida lentamente. Pero aquella tarde su hilo de voz se fue apagando, su piel palidecía por momentos y su mirada yacía perdida en la habitación de la vivienda familiar de San Cristóbal de la Cuesta (Salamanca). «Mi hermana se moría», confiesa. El párroco del pueblo le dio el sacramento de la extremaunción y los murmullos de las oraciones de la novena que la familia venía realizando al padre Hoyos sonaban ahora más desgarradores que nunca.

Eran los terceros ejercicios devotos que los Cabeza Terrero dirigían a Bernardo de Hoyos, un jesuita de Torrelobatón fallecido en 1735 a quien rogaban desesperadamente la salvación de su hija. Y he aquí el milagro. Cuando todos pensaban que la muerte había hecho ya presa, y su padre, incluso, mandó cerrar un ojo que había dejado abierto, Mercedes Cabeza, de 24 años de edad, se incorporó en la cama y acertó a pronunciar: «Estoy curada, Dios existe». «Y así se obró la curación milagrosa, porque no había ninguna solución médica a su enfermedad», lanza Carmen con una tranquilidad pasmosa en su voz.

“ya le habían cerrado los ojos

cuando, de repente, se incorporó

en la cama y dijo: Estoy curada”

Han pasado 74 años, esta octogenaria era entonces tan solo una niña de 10 años, pero no se cansa de rememorar una y otra vez el pasaje. Lo cuenta desde la residencia de las Operarias Misioneras de Salamanca -congregación fundada por su hermana-, desde la perspectiva cristina en la que fue educada, pero desde la objetividad de quien presenció una curación «que ningún médico pudo justificar en la ciencia». «Todos sabíamos que había sido un milagro, porque incluso la barriga, que la tenía como una embarazada por el tumor, desapareció de repente y no expulsó nada por ninguna vía natural, pero evidentemente la Iglesia tiene la última palabra». Y la ha tenido. En enero del 2009 el Papa Benedicto XVI reconoció el milagro, atribuido desde un primer momento al padre Hoyos. Años de investigaciones, testimonios y certificados médicos.

Al fin, este jesuita que se convirtió en el primer apóstol del Corazón de Jesús en España, será proclamado el próximo 18 de abril como nuevo beato de la Iglesia católica en el Paseo Central del Campo Grande. Será un acto multitudinario (se esperan unas 20.000 personas) que para Carmen Cabezas, única superviviente junto a uno de sus hermanos de aquel pasaje, supondrá «una satisfacción muy grande». «Nosotros rezamos la novena porque un jesuita amigo de mi hermana le dijo que lo hiciéramos, que el padre Hoyos la iba a curar. Rezamos la primera y no mejoró, con la segunda novena incluso empeoró, pero al comenzar la tercera fue cuando ocurrió todo gracias a la perseverancia de la oración», añade esta octogenaria.

'La Monjita'

La vivienda de los Cabeza Terrero se transformó en cuestión de minutos en un santuario de peregrinación de vecinos del pueblo y de municipios cercanos. Acudieron en masa para comprobar lo ocurrido. Mercedes, la dulce joven apodada 'la Monjita', la niña que sustituyó las muñecas por los juegos de altares, recibía a los curiosos sentada en la cama, con el rostro «alegre y risueño», hablando sin parar con una inusual rapidez y con una conversación sin rumbo. «Así estuvo tres horas. Me acuerdo que habló de la fe, de la guerra que iba a haber ese año, de la Iglesia y, sobre todo, recuerdo que hablaba con alguien a quien decía: 'No andes tan deprisa, que soy pequeña y no te puedo seguir'. Nos imaginamos que debía de hablar con Jesucristo», prosigue Carmen.

 

La maquinaria eclesiástica se puso entonces en funcionamiento para demostrar que el padre Bernardo de Hoyos había curado el tumor a esta joven de San Cristóbal de la Cuesta. El doctor Cacho, el médico del pueblo que atendió a Mercedes de su enfermedad, declaró que en su presencia «se levantó de la cama y empezó a hablar en un estado casi místico, lleno de energía» y que «con gran sorpresa el tumor había desaparecido y la enferma decía que sentía una sensación de bienestar que nunca antes había tenido». Así ha quedado reflejado en la 'Positio' de beatificación y canonización, que recoge en más de 150 páginas las declaraciones de testigos, pruebas médicas y demás documentos que han corroborado lo acontecido aquel 22 de abril de 1936. La propia Mercedes escribió en 1989 una carta al rector del santuario nacional de la Gran Promesa en la que aseguraba lo siguiente: «Todavía vivo después de 53 años y puedo decirle que del antiguo tumor no tengo síntomas».

Falleció en 1993, a los 82 años, «porque se le acabó la vida de anciana, tuvo fallos en el corazón y en el organismo», especifica su hermana. El doctor Basilio Gutiérrez manifestó en su certificado de defunción que la muerte no tuvo relación «con una enfermedad que padeció en su juventud».

El padre Hoyos había obrado su milagro. Quedaba aprobado por la Iglesia, aunque hay al menos «cinco o seis más» atribuidos a este jesuita vallisoletano. «Pero había que centrarse en uno, y evidentemente éste es claro, porque en 1936 a esta mujer le cerraron los ojos pensando que había fallecido y en 1989 gozaba de un buen estado de salud».

Lo asegura Aurelio García, delegado de Liturgia y miembro de la comisión para la beatificación, fiel conocedor de la vida y obra de este sacerdote.

La beatificación del próximo 18 de abril será la primera que se celebre en Valladolid «y una de las primeras en España», puntualiza Aurelio García. Bernardo de Hoyos será beatificado en un rito en el que estará presente el legado pontificio, monseñor Angelo Amato, prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos.

Ahora bien, será un acto atípico en cuanto a que no existirán reliquias de este jesuita fallecido en 1735. No han aparecido. «Sabemos que le enterraron en la actual iglesia de San Miguel, pero cuatro años después expulsan a la Compañía de Jesús y sus conventos quedan desiertos, se vacían las tumbas porque hay una corriente antijesuita y dos sacristanes cogieron las reliquias, pero no sabemos qué hicieron con ellas», añade el delegado de Liturgia.

BIOGRAFÍA DE MERCEDES CABEZAS

- Nace en San Cristóbal de la Cuesta el 19 de diciembre de 1919. Sus padres son agricultores. Tiene 6 hermanos.

- En 1929 es sometida a una operación difícil como consecuencia de la grave enfermedad que padecía. No obtiene resultados.

- El 22 de abril de 1936 queda total e instantáneamente curada de sus dolencias por intercesión del padre Hoyos.

- En 1937 se dedica a las obras de piedad y al apostolado.

- En 1940 está decidida a consagrarse a la vida religiosa.

- En 1949 comienza la fundación de las Madres Operarias.

- Fallece el 30 de septiembre de 1993 en Santander.

 

 
 



Un joven vallisoletano a la gloria de los altares

ERNESTO POSTIGO | BIÓGRAFO DEL PADRE HOYOS

 

El 18 de abril todos los vallisoletanos tenemos una cita. A las diez y media de la mañana, en una solemne liturgia, el joven de 24 años Bernardo de Hoyos subirá a la gloria de los altares. El delegado del Santo Padre para este acontecimiento, monseñor Angelo Amato, lo declarará beato.

Es la primera beatificación que tiene lugar en los cuatrocientos años de historia de nuestra diócesis. La vida de Bernardo de Hoyos está estrechamente unida con la devoción al Sagrado Corazón.

Cuando viajas a Río de Janeiro y te encuentras con el Cristo del Corcovado, cuando clavas la vista en la imagen que corona la torre de nuestra catedral, cuando divisas el Cristo del Otero al atravesar Palencia... o, simplemente, cuando al llamar a una casa, te encuentras en la puerta una placa del Corazón de Jesús, todo eso tiene su origen en el joven Bernardo de Hoyos.

Desde el antiguo Colegio de San Ambrosio, hoy santuario nacional de la Gran Promesa, este joven desencadenó un movimiento de amor al Corazón de Cristo que iría creciendo con los siglos.

¿Quién fue Bernardo de Hoyos?

Un joven jesuita nacido en Torrelobatón en 1711. Hizo sus estudios en tres colegios de la Compañía de Jesús: Medina del Campo, Villagarcía y Valladolid. Fue en nuestra ciudad donde se le manifiesta el Señor y lo elige para ser el 'apóstol de su Corazón' en España. Era el 3 de mayo de 1733 cuando Bernardo recibió esta 'misión'.

Desde entonces no vivirá para otra cosa. Si Lenin decía: «Yo vivo las veinticuatro horas del día para la revolución», Bernardo de Hoyos las viviría para Jesucristo. Su vida no tuvo otro sentido sino dar a conocer a los españoles la bondad del Corazón de Dios.

Bernardo de Hoyos vivió hace tres siglos. Su entorno cultural, social y político fue muy diferente del nuestro. Sin embargo, su vida puede ser un modelo para la juventud actual. Yo diría que el resplandor de Bernardo no está en lo externo de su vida, sino en lo interior de ella.

Este joven de 24 años es modelo para una 'nueva' juventud. Bernardo tuvo un ideal en su vida y ese ideal la llenó de sentido. La vida se hace bella cuando hay una gran tarea que realizar en ella. «Los años arrugan la piel, la falta de ideales arruga el alma» -decía el General Mac Arthur. Bernardo tuvo un ideal: dar a conocer el Amor apasionado de Cristo. Por él luchó hasta la extenuación.

Para una juventud desencantada, Bernardo representa la necesidad de un ideal por el que vivir y por el que luchar. Resultan demasiado amargas las palabras de aquel joven francés que acabó suicidándose y en cuyos pantalones vaqueros se encontró esta frase: «Vivre...pour quoi?» (Vivir, para qué...?)

La rica personalidad de Bernardo de Hoyos puede ser un espejo y un estímulo para muchos de nuestros jóvenes. Su creatividad fue impresionante. Colocado frente a una tarea nada fácil, estudia la situación y elige los medios para llevarla a cabo. Publicará libros, grabados, novenas... Contactará con personas que asuman con él la gran tarea a realizar. Bernardo fue un pionero de su tiempo: trabajará en equipo. Sabe alentar, orientar y dirigir a sus compañeros, siendo el más joven del grupo.

Otra faceta interesante de Bernardo de Hoyos es que nunca improvisa. Tiene muy clara la meta a conseguir y escoge los medios más eficaces para lograrla. Planifica con Dios y realiza con los hombres.

Bernardo es el hombre que vive intensamente el presente. Se da a fondo a lo que tiene que hacer en cada momento, como si no existiera nada más. Para él cada hora consta de sesenta minutos y los exprime hasta el fondo.

Estudia las dificultades y las afronta con lucidez y coraje. Jamás tira la toalla. Quizás lo más característico de Bernardo fue su tenacidad. Sin haber leído el 'Libro Rojo' de Mao (que vendría dos siglos más tarde), Bernardo cumplió al pie de la letra una de sus más célebres frases: «Luchar. Volver a luchar si se pierde. Seguir luchando aunque sólo seas previsible la derrota. Luchar una y otra vez hasta alcanzar la victoria

 

Este es el joven que el próximo 18 de abril subirá a los altares. Un joven, «orgullo de nuestra tierra» y cuyas actitudes y valores pueden ser un «revulsivo» para una juventud amorfa y desencantada, y al mismo tiempo, un «estímulo» para una juventud que busca dar sentido a su vida y quemarla por algo que merezca la pena. Esa es su grandeza y su actualidad.

BIOGRAFÍA DE BERNARDO DE HOYOS

- Nace en Torrelobatón en 1711. Estudia con los jesuitas en los colegios de Medina del Campo y Villagarcía. En 1726 ingresa en la Compañía de Jesús.

- En 1731 cursa Teología en el colegio San Ambrosio de Valladolid (hoy el santuario nacional de la Gran Promesa).

- El 4 de mayo de 1733 le confía el Señor la misión de su vida: extender por toda España el culto y devoción a su Corazón. En enero de 1735 es ordenado sacerdote.

- En junio de 1735 celebra en persona la primera novena pública del Sagrado Corazón.

Muere prematuramente de tifus el 29 de noviembre de 1735. Tenía 24 años.

 
 

 



[1] (EL Norte de Castilla-  VALLADOLID  -220310)

 

 

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