domingo, 5 de septiembre de 2010

ROSA DE LIMA, LA CATALINA DE AMÉRICA

Amigos: Este año me ha tocado hablar de Santa Rosa en varios lugares: En el Santuario de la Santa, el Museo Nacional del Perú en Pueblo Libre, en el Insituto “Riva Agüero”. En todos los eventos, me fijé en el influjo en Santa Catalina de Siena en Santa Rosa de Lima. Les comparto un extracto de la ponencia que se ha publicado. La ilustración se debe a un óleo del Museo .

¿No despuntó y se abrió en el jardín de Lima, cual flor primera de santidad de toda la América, cándida como azucena y purpúrea como rosa, la admirable Rosa de Santa María que en el retiro y entre las espinas de la penitencia, emuló el ardor de una Catalina de Sena? (Pío XII, RADIOMENSAJE Domingo 27 de octubre de 1940A los católicos de todo el Perú reunidos en la ciudad de Arequipa para el Congreso Eucarístico.

DEDICATORIA AGRADECIDA

De la entrañable amistad que viví con el Dr. Andrés Aziani, quedaba pendiente esta tarea que quiero culminar como gratitud a su generosa entrega. Tiempo atrás me pidió documentación y bibliografía acerca de santa Rosa de Lima pues quería elaborar un estudio acerca de las conexiones entre la santa de su patria natural, Catalina de Siena, y la santa de su patria de adopción, Rosa de Lima. Por las dos, Andrés tenía una apasionada y casi infantil –si nos lo perdona- devoción. El Señor se lo llevó antes de dar fin a la tarea. No sé en qué estado quedó. Mi propósito brindarles lo que, sin duda, a él le habría gustado compartirnos.

Les presentaré en primer lugar algunos detalles “paralelos” señalados por los biógrafos, para presentarles en segundo lugar los observados por los testigos que declararon en el proceso de beatificación. Les adelanto uno de los 25 testimonios, el de su hermano Hernando, con quien tanta intimidad tuvo la siempre alegre Rosa:

Era devotísima de cantar “Deus in adjutorium meum intende; Domini, ad adjuvandum me festina”(¡Ven, oh Dios, en mi ayuda. Señor, date prisa en socorrerme!) y le preguntó a este testigo le dijese que querían decir. Y le preguntó este testigo que por qué lo pedía y pretendía más saber aquel verso que otro, lo satisfizo con decirle que su madre Santa Catalina de Siena lo repetía muy a menudo y pues es mi madre la quiero imitar. Y así cantaba muy de ordinario, muchísimas veces al día, este dicho verso en voz alta, estando en su labor, con que ponía devoción a todos los que la oían.

VIDAS PARALELAS

1. Nacidas en abril de familia numerosa. Catalina 25; Rosa 13. Catalina fue la penúltima. Infancia feliz en el marco de una familia fecunda rebosando alegría.

2. Cruz gozosa. El amor a la cruz es el nervio de la pedagogía de Catalina. "Quiero, mi querido padre e hijo mío, que tomes por objeto de Tus pensamientos... a Jesús Crucificado... Empapa tu túnica en la Sangre de Jesús Crucificado”.

3. Pasión total por Cristo sin entrar en un convento. El 26 de marzo, acabada la Misa solemne, se celebró otra y el sacerdote, sin que nadie lo advirtiese como deseaba ella, puso en sus dedos el anillo, símbolo del matrimonio espiritual que anticipa en la tierra las bodas eternas.

4. Apóstoles y madres de apóstoles que lanzan a la acción. La santa de Siena se siente madre de hijos que ha engendrado en la fe y en el amor. Ellos reconocen esa maternidad y la llaman la dolce mamma, la dulce mamá. De igual manera Rosa ejercerá pronto un liderazgo espiritual sobre las jóvenes limeñas que pronto ingresarán en conventos con el fin de seguir de cerca de Jesús tras los pasos de Rosa.

5. Fidelidad a la Iglesia. Las dos serán contemplativas pero muy activas. Catalina se moverá entre Papas y obispos, príncipes y gobernantes, y favorece a pobres y enfermos. Habla en el Consistorio a los Cardenales, escribe centenares de cartas a personas influyentes. Suspira por la reforma de la Iglesia. Con igual ímpetu, Rosa vive su entrega a la Iglesia, dispuesta a morir en su defensa ante el ataque del pirata En 1615, el pirata Jorge Spilbergen penetró en el Pacífico con cuatro bajeles armados; en Cañete, salió la armada española a las órdenes de Rodrigo de Mendoza y los navíos holandeses siguieron, presentándose el pirata a la vista del Callao, víspera del 22 de julio. Cundió el pánico en la ciudad y el virrey Marqués de Montesclaros mandó aprestar las milicias y ordenó se dirigiesen al puerto todos los hombres de armas y caballero principales para evitar su desembarco. Parece que el pirata se contentó con disparar dos de sus piezas contra el recinto del puerto, levó anclase e izando las velas se alejó rumbo al norte.

6. Cartas misioneras.. En sus casi cuatrocientas Cartas, en el Diálogo de la Divina Providencia, o en las Oraciones, brilla siempre un carisma misterioso de sabiduría y ciencia.Poco conservamos de los escritos de Rosa. En el Monasterio de Santa Rosa se guarda como reliquia una deliciosa en que responde a la ayuda generosa concedida por doña María de Uzátegui, esposa del contador de Cruzada, don Gonzalo de la Maza. Dice así:

¡Jesucristo sea glorificado!

Madre de mi alma y Señora mía la divina majestad sea servida de comunicarme su divino espíritu para que yo acierte a hacer lo que Vuesa Merced mande que yo, de mi parte, haré todo lo que en mí fuere, pida Vuesa Merced, madre mía a Dios oiga mis pobres oraciones y en las de Vuesa Merced y en las de mi señor padre me encomiendo, cuyas manos todas juntas, con las de esos angelitos, mi madre y yo, millares de veces besamos y todas las personas de esta casa pedimos a Nuestro Señor pague a Vuesa Merced con premio de gloria la limosna de anoche con las demás, que cierto llegó a tiempo de muy apretada necesidad. Nuestro Señor me guarde a Vuesa Merced como yo deseo, esclava de la Virgen María y sierva de Vuesa Merced, Rosa de Santa María. A mi madre y mi Señora, doña María de Uzátegui

, guarde nuestro Señor.

LO QUE DECLARAN LOS TESTIGOS DEL PROCESO DE CANONIZACIÓN

De hecho, el cuestionario del Proceso de Beatificación[1] la pregunta número nueve explicita: y tenía asimismo a la gloriosa virgen Santa Catalina de Siena por madre y maestra, y en todo en cuanto se ofrecía, la servía como a tal, deseando fervorosísimamente fundar un convento en esta ciudad de Santa Catalina de Siena, su madre, y de ella recibió grandes favores y mercedes”

Encontramos testimonios elocuentes de casi todos los declarantes. De los 30 testimonios que hablan específicamente de esta relación, podemos concluir:

  1. Que leyó con avidez la vida de Santa Catalina, se propuso imitarla en todo y la llamaba “Madre”.
  2. Con motivo de su fiesta, adornaba su imagen y los miembros de la hermandad de Santa Catalina se la dejaban porque sabían el gozo que le proporcionaban.
  3. Deseó ser monja de Santa Catalina y declinó la invitación de las Clarisas en espera que se aprobase o simplemente para imitar más fielmente a la santa. Siempre llevó el hábito de terciaria dominica y fue enterrada con él. De hecho Fray Juan Miguel, lego de Santo Domingo, declara que “la bendita Rosa hizo grande instancia con este testigo para que le trajesen las reglas de la dicha gloriosa santa y este testigo escribió al Cuzco a un religioso su amigo que se las enviase; el cual lo hizo. Y este testigo se las dio a la dicha santa Rosa y supo que la guardaba con grande puntualidad”.
  4. Algunas de sus compañeras terciarias dominicas rescatan algunas mercedes como la sanación de la mano de la propia Rosa, el hacer brotar unas clavelinas blanquinegras para adornar la imagen de Catalina, hacer resplandecer el rostro de la imagen de Catalina, evitar daño a una terciaria por una explosión de cohetes.
  5. A tanto llegaba su identificación con la santa de Siena que cualquier dificultad por ardua que fuese la superaba pensando que Catalina lo había logrado. Así, como su madre la tratase con áspera condición, nos comparte su confesor el P. Pedro Loayza que...”no halló este testigo con qué consolarla sino poniéndole delante los trabajos, las penas que Santa Catalina de Siena padeció de mano de su madre Lapa por las mismas causas y razones que la bendita Rosa que son por no ajustarse, no enrubiarse, no pulirse, ni ataviarse con la pompa que su madre quería”.

Conclusión.: La vida de Rosa fue un trasunto de la de Catalina. Vive lo que repetía tantas veces Ignacio de Loyola, al leer el “Flos sanctorurm” (vidas de santos), “si ellos lo hicieron, yo lo tengo que hacer”. Y Rosa lo hizo, tal como nos advierten los testigos del proceso de su beatificación. La liturgia –en sus oraciones colecta- corrobora las dos afirmaciones. "Señor Dios. Haces a la santa arder en Tu amor al contemplar la Pasión de Tu Hijo y entregarse al servicio de la Iglesia. Concédenos por sus ruegos, vivir asociados al misterio de Cristo para llenarnos de alegría al revelarnos Su gloria" (Día de Santa Catalina). “Señor, dios nuestro, tú has querido que SRL, encendida en tu amor, se apartara del mundo y se consagrara a ti en la penitencia; concédenos, por su intercesión, que siguiendo en la tierra el camino de la verdadera vida, lleguemos a gozar en el cielo de la abundancia de los gozos eternos” (Día de Santa Rosa)

Señalemos, por último, lo que ha dicho la jerarquía de la Iglesia. En la carta apostólica Amantissima providentia Juan Pablo II 29 de abril, 1980, con motivo del sexto centenario de la santa, en ella, el Divino Espíritu hizo resplandecer maravillosas riquezas de gracia y de humanidad, por medio de los dones de sabiduría, inteligencia y ciencia, con los cuales la mente humana se hace admirablemente sensible a las divinas inspiraciones "en el conocimiento de las cosas divinas y humanas" "Santa Catalina (decía Pablo VI el 30 de abril de 1969) amó a la Iglesia en el doble aspecto de su naturaleza; a saber, el místico, espiritual, invisible, esencial, fundido con Cristo redentor glorioso, que no cesa de derramar su sangre, (¿quién habló de la Sangre de Cristo tanto como Catalina?), sobre el mundo, a través de la Iglesia; y el otro aspecto humano, histórico, jerárquico, que es el que vemos, pero que jamás se separa del otro. Convendría preguntarse si nuestros modernos críticos del aspecto institucional de la Iglesia, se han dado cuenta de esta identidad" [48].Que pueda, queridísimos hermanos e hijos, el ejemplo de Santa Catalina -cuya vida fue tan admirablemente activa y fecunda, tanto para su patria como la Iglesia, porque fue dócil a la inspiración del Espíritu Santo y guiada por el Magisterio de la Iglesia- que pueda, repito, suscitar en muchas almas una mayor admiración y deseo de imitar sus excelsas virtudes; con lo que tendremos una nueva confirmación de que su muerte fue y sigue siendo preciosa a los ojos de Dios, como suele ser la "muerte de sus santos".

Sobre Santa Rosa, el actual Papa, cardenal Ratzinger, en su visita al Perú en 1986, como - celebró una misa en el Santuario de Santa Rosa y pronunció unas palabras en las que destacó tres puntos esenciales en la vida de santa Rosa, El primer punto: la oración. Estar en esa luz del Señor y dejarse incendiar por el fuego santo ( En segundo lugar –decía) “Ella por el amor a Cristo se dedicó de una manera muy grande para ayudar a los despreciados, dolientes, a los más pobres. El amor por los pobres no es un descubrimiento de ahora, los grandes santos siempre han tenido una gran solidaridad con los pobres. En tercer lugar, un punto importante de santa Rosa es que ella tenía conciencia de una misión”.

Como destaca un estudio moderno sobre la vida religiosa femenina Rosa “recoge la herencia de Catalina de Siena y la rescribe en su propia vida para volverla a legar a quienes aprenden de su ejemplo...Si desde muy joven se preocupó de conocer y seguir el modelo de la santa italiana, a partir de este momento (la toma de hábito de terciaria dominica) vivirá en todo acorde a la regla por ella establecida. Lo hagiográfico ha horadado y ensartado lo autobiográfico, y Rosa malea su vida para hacerla entrar en el modelo, sus hagiógrafo puntúan y resaltan las continuidades abundando el maleja, imitatio vital e imitatio textual”[2]

BIBLIOGRAFÍA

BÁEZ RIVERA., E Las palabras del silencio de Santa Rosa de Lima. (Hacia los testimonios de la primera escritora mística criolla de la América hispana colonial) Sevilla, Universidad de Sevilla, 2002

BERNADOT, M.V. Catalina de Siena al servicio de la Iglesia Studium, Madrid, 1958

CAPUA, Raimundo de Vida de Santa Catalina de Siena [1553] La Hormiga de Oro, Barcelona, 1991

http://www.cervantesvirtual.com/ Alicante : Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2002, basada en la de Buenos Aires, Espasa Calpe, 1947. Lamentablemente se confunde el nombre de Raimundo por el de Francisco

DEL BUSTO, José A. Santa Rosa de Lima. Lima, Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú 2006

FLORES ARÁOZ, J. y otros Santa Rosa de Lima y su tiempo Banco de Crédito del Perú, Lima, 1995

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GONZÁLEZ FERNÁNDEZ, Fidel: "Los santos latinoamericanos, fruto eminente de la evangelización". Historia de la evangelización de América. Pontif. Comisión para América Latina, Ciudad del Vaticano, 1992.

HAMPE MARTINEZ, T. Santidad e identidad criolla CBC, Cusco 1999

HANSENS, N. Vida de Sta. Rosa, Vergara 1949.

JUAN PABLO II Carta apostólica Amantissima providentia 1980

Luccesini, Compendio de la vida de Sta. Rosa.

MORALES PÉREZ, P. Tomás Semblanzas de testigos Cristo para los nuevos tiempos Encuentro, Madrid, 1993

Santa Catalina de Siena Abril, Tomo IV, pp.169-185¸ Santa Rosa de Lima, Agosto, Tomo VIII, pp.235-251

Sánchez-Concha B Rafael Santos y Santidad en el Perú Virreinal VE, Lima 2003VARGAS UGARTE, R. La flor de Lima, Lima 1986.

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FERNÁNDEZ Martha: Una visita al convento de Santa Catalina de Arequipa. http://www.esteticas.unam.mx/revista_imagenes/rastros/ras_fernandez11.html

Primer Proceso Ordinario para la Canonización de Santa Rosa de Lima 1617 Transcripción, introducción y notas del P. Dr. Hernán Jiménez Salas, O.P. (Monasterio de Santa Rosa de Santa María de Lima, Lima, 2003, pp.604 pp.)

JÖERGENSEN, J. Sta. Catalina de Siena, Buenos Aires 1955

Obras de Santa Catalina de Siena- El Diálogo-Oraciones y Soliloquios, (Edición preparada por José Salvador y Conde) BAC, Madrid 1991.




[1] Primer Proceso Ordinario para la Canonización de Santa Rosa de Lima 1617 Transcripción, introducción y notas del P. Dr. Hernán Jiménez Salas, O.P. (Monasterio de Santa Rosa de Santa María de Lima, Lima, 2003, pp.604 pp.)

[2] Beatriz FERRÚS ANTÓN Heredar la palabra: cuerpo y escritura de mujeres Tirant lo Blanch, Valencia 2007, pp.154-155

 

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