jueves, 6 de septiembre de 2012

Entrevista con el obispo agustino Miguel Olaortua, Vicario Apostólico de Iquitos y de San José del Amazonas: 600.000 personas viven entre los ríos de la selva peruana de Loreto

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600.000 personas viven entre los ríos de la selva peruana de Loreto
Entrevista con el obispo agustino Miguel Olaortua, Vicario Apostólico de Iquitos y de San José del Amazonas

Por José Antonio Varela Vidal

CIUDAD DEL VATICANO, jueves 6 septiembre 2012 (ZENIT.org).- En estos días se desarrolla en el Vaticano un seminario formativo para obispos, organizado por la Santa Sede a través de la Secretaría de Estado y la Congregación para la Evangelización de los Pueblos, conocida también como Propaganda Fide por el nombre que tenía antes. Pero este evento no es para los obispos en general, sino está dirigido a aquellos que fueron nombrados en los últimos dos años, y que ejercen ahora su trabajo pastoral en los denominados "territorios de misión". Estas son jurisdicciones donde aún la Iglesia no se ha desarrollado ampliamente, ya sea con el número de creyentes, obras, permisos, clero autóctono o a través de un autosostenimiento económico.

Entre los asistentes encontramos prefectos y vicarios apostólicos y también obispos, casi todos provenientes de África, Asia y América. De este último continente asisten prelados del Caribe, de América del Norte y del Sur. De Latinoamérica están presentes de Bolivia y del Perú.

A fin de conocer detalles de la reunión, y preguntarle directamente a un obispo misionero sobre la heroica labor que se realiza entre las comunidades indígenas de la selva, ZENIT conversó con monseñor Miguel Olaortua Laspra, OSA, Vicario Apostólico de Iquitos y también Administrador Apostólico del Vicariato de San José del Amazonas en el Perú, ambos cargos asumidos en el último año y medio. El obispo Olaortua nació en Bilbao en 1962, es titulado en educación y pertenece a la provincia de la Orden de San Agustín, que tiene por encargo especial del santo padre, el pastoreo de estos territorios de misión en la selva peruana, donde hay personas y comunidades enteras que aún no han escuchado de Jesucristo...

¿Qué urgencia tiene este seminario de obispos que lo ha traído desde Iquitos hasta el Vaticano?
- Monseñor Olaortua: Es un seminario muy importante y ya tradicional en la Iglesia. Nosotros los obispos estamos separados en 2 grupos, los que dependen de la Secretaría de Estado, titulares de diócesis, en territorios normalizados, y los que trabajamos en territorios de misión y dependemos de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos. Es entre ambos que organizan cada 2 años un cursillo para los obispos de zonas de misión, consagrados o designados en ese periodo.

¿Cuál es el panorama que Usted viene captando?
- Monseñor Olaortua: Siempre es bueno conocer a los hermanos obispos. Estamos ahora 91 obispos, de los cuales 63 son africanos, 17 asiáticos y 5 de América más o menos... Es enriquecedor conocerlos y conocer tambien lo que se hace en cada dicasterio vaticano, así como recibir algunas orientaciones de cara a desarrollar el servicio episcopal.

¿Hay algo en especial que Propaganda Fide espera de sus obispos?
- Monseñor Olaortua: El cardenal prefecto, monseñor Filoni, nos habló sobre la misión y función del obispo, también de su espiritualidad. Porque no se trata de una profesión que debo desarrollar solamente, sino ser un verdadero pastor en medio del pueblo, cercano a la gente y a los sacerdotes.

Entonces hay mucha esperanza en la misión que puedan realizar los vicariatos apostólicos, ¿no?
- Monseñor Olaortua: Es que viene a ser el primer paso para organizar la instauración de la Iglesia en aquellos territorios donde no ha llegado la palabra de Dios. La Santa Sede confía estos territorios a obispos que, en la comunión eclesial, puedan implantar y sembrar la palabra de Dios.

¿Cuál es su mayor desafio para sembrar el mensaje cristiano en el territorio a su cargo?
- Monseñor Olaortua: Cuando uno va de España --donde yo estuve 21 años en un colegio, y donde parece que la religión ya no se acepta por la juventud, y está de moda tener otros valores--, y se llega a Sudamérica, uno se da cuenta que la gente tiene sed de la palabra de Dios. E incluso se vive la religión de una manera mucho más viva y eficaz. Y te reciben como persona, como pastor, es la fe cristiana la que reciben con ilusión y esperanza. Sin embargo, el desafío mayor que tenemos es la formación cristiana; porque hay buena voluntad, pero tienen poca base y poca formación.

¿Y en el aspecto social?
- Monseñor Olaortua: El luchar por los derechos y la dignidad de la persona humana, porque en esos lugares muchas veces está un poco maltratada.

¿Cuál es el rol que cumplen los laicos en este proceso?
- Monseñor Olaortua: Pleno, total. En el Vicariato Apostólico de Iquitos no podría realizar mi labor, si no fuese por los miles de laicos que están comprometidos en la pastoral, tanto en las distintas parroquias como en las comisiones y sectores, es una labor primordial.

¿Qué trabajo se está haciendo para incrementar el clero autóctono?
- Monseñor Olaortua: Siempre que me reúno con el presbiterio de Iquitos o de San José del Amazonas, les digo que todo esto, a corto o largo plazo, tiene que estar en manos de ellos. Y que por lo tanto, es responsabilidad de todos ir formando a las personas para que el Señor suscite vocaciones y que luego acepten esa llamada. Afortunadamente entre los vicariatos de Iquitos y San José del Amazonas, tenemos un seminario con 16 jóvenes formándose en filosofía y teología y que estoy seguro que dará sus frutos. Ya hay 10 presbíteros originarios de Loreto, donde pertenecen mis sedes, ejerciendo su ministerio en los dos vicariatos.

¿Cómo es su territorio misionero?
- Monseñor Olaortua: En el Vicariato Apostólico de Iquitos tenemos 24 parroquias. De ellas, 3 están fuera de la ciudad, una en Nauta, otra en el río Marañón, que es Santa Rita de Castilla y una en el rio Tigris que es Intuto. Algo parecido sucede en San José del Amazonas, donde tenemos el rio Putumayo, el Napo y el Yavarí. Normalmente estos territorios se parcelan y están confiados a una parroquia. En la misma ciudad de Iquitos hay parroquias que tienen parte de la zona rural, otra urbana y parte en la ribera de los ríos.

¿Entonces tienen que llegar también hasta allí?
- Monseñor Olaortua: Sí, son los párrocos, con algunas religiosas y con seglares los que periódicamente visitan los distintos caseríos. En el Vicariato de Iquitos hay más de 600 caseríos por los ríos. Concretamente, en la ciudad son 500.000 habitantes y sumando a los que están en los caseríos, llegamos a un millón de personas...

¿No es peligroso? Se dice que a veces atacan o se defienden...
- Monseñor Olaortua: Son mitos, creados a veces en zonas donde hay intereses de explotación de los recursos naturales. Yo voy y me reciben muy bien.

Después de tantos siglos e historias de evangelización y misión..., uno se pregunta ¿cómo se presenta hoy el mensaje por primera vez, por ejemplo, a los indígenas?
- Monseñor Olaortua: En principio es llegar, instaurarse y vivir con ellos. Escucharles, socorrerles y ayudarles en las necesidades que vemos, según nuestras posibilidades. Luego trabajar en la promoción humana, que tengan un trabajo, enseñarles lo importante que es prevenir el futuro, el ahorrar. Y así, se va evangelizando, luego desde la sacramentalizacion y con un programa de formación. Los sacerdotes, religiosas y seglares se integran en la vida social, a la vez que ellos, los de las comunidades, ayudan en las necesidades de las parroquias, en su propia comunidad; y sí, nos respetamos mutuamente en las distintas tradiciones.

Se dice que el desarrollo de las sectas se extiende...
- Monseñor Olaortua: Efectivamente, la proliferación de las sectas es un fenómeno que no se puede negar y que va en aumento. Normalmente las sectas nacen donde hay necesidades materiales que socorrer, o donde han habido fallos en los miembros de la Iglesia que no han estado cerca, o no han atendido una determinada zona. También surgen por otros intereses económicos y políticos...

¿Cómo afrontan ustedes esto?
- Monseñor Olaortua: Lo que nosotros podemos hacer es estar cerca desde la vitalidad parroquial, y sobre todo integrar a las familias y a los seglares en la actividad pastoral; cuidar la liturgia desde el punto de vista emocional, que sean liturgias vivas porque a los autóctonos les atrae, que es un poco la política que siguen las sectas. Y luego la verdad se impone por sí misma... Yo constato en este año que hay gente que se va a las sectas, pero cuando ven que las expectativas no se cumplen y las promesas no han sido atendidas, entonces regresan a la fe católica. Y esto porque saben que la Iglesia católica a lo mejor no da tantas cosas a nivel material, pero a la hora de la verdad está allí detrás, atendiendo y socorriendo a las personas en todos los aspectos.

Hoy se habla de 'nueva evangelización'... ¿cuáles serían los puntos comunes con la misión ad gentes?
- Monseñor Olaortua: Esa es una discusión que ha habido en los últimos años: si misión es todo, o solo es la mision ad gentes... Yo creo que la misión es una, que es la de Cristo que dijo "Id y haced discípulos míos a todas las gentes". ¿Los puntos comunes? La unidad nos lo da precisamente la Iglesia, la comunion eclesial. Porque si anunciamos la palabra en vez de anunciar nuestros propios intereses, entonces estamos todos unidos. Ya sea que estés en un colegio de Zaragoza o en una parroquia de Iquitos o del continente asiático, solo varían las cosas culturales. Pero al centro siempre tendremos a un ser humano que tiene un corazón anhelante de Dios, con unas necesidades que solo Dios puede socorrer y acompañar al ser humano.

Trasladémonos a una misa de envío en Iquitos o San José... ¿qué les pide a sus misioneros que entrarán a la selva por las riberas de los ríos?
- Monseñor Olaortua: Les pido siempre que sean fieles a Dios, fieles a la Iglesia y que sean ellos mismos. Que cada uno aporte lo que es, primero como personas y también como carisma. Y si son agustinos, les pido que evangelicen desde el carisma agustiniano; si son religiosas carmelitas, que el carisma del Carmelo se instaure. Porque esa es la riqueza de la Iglesia, hay unidad pero hay diversidad de carismas. Y cada cual tiene que anunciar la Palabra desde su forma de ser y de vivir el seguimiento del Evangelio.

Para conocer un poco más:
www.iglesiacatolica.org.pe/cep_mapas/mapas_je/iquitos.htm
www.iglesiacatolica.org.pe/cep_mapas/mapas_je/amazonas.htm

 

 

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