lunes, 25 de marzo de 2013

SANTO TORIBIO, "venerable prelado, obispo apostólico de Europa y de las Indias" según el Beato Palafox


 D. Juan Palafox y Mendoza, obispo de La Puebla, recientemente beatificado, fue calificado por el cardenal Amato  como "uno de los personajes más singulares de la historia de la santidad, porque en su vida experimentó la gloria de las cargas más elevadas y la humillación de la desgracia y el aislamiento, que acogió con fe heroica y con auténtico espíritu cristiano. Personaje brillante y poliédrico, en él encontramos al obispo preocupado del bien espiritual de los fieles, al virrey ocupado en la buena administración, al pensador político, al escritor fecundo, al mecenas de las artes".  Le tocó en suerte escribir una especie de prólogo de la primera biografía sobre Santo Toribio escrita por Antonio de León Pinelo. Les transcribo su escrito: 

 

"Y confieso a Vuesa Eminencia que el leerla (la vida) ha sido para mí el sumo consuelo; y espero en Dios, que ha de serme de grande aprovechamiento. Porque las heroicas obras y virtudes de este excelente varón y venerable Prelado, pueden causar grande luz y enseñanza en la Iglesia de Dios.

 

En todos tiempos y estados levanta Dios columnas espirituales en virtud y espíritu, y tan eminentes, que se pueden ver de muy lejos, para enseñarnos por dónde corre y discurre el camino de la perfección cristiano, entre la oscuridad y engaños del siglo y de la vanidad: hallándose necesitado el linaje humano de estos conocimientos, para acertar a servir y seguir entre tantas pasiones y miserias al que es Camino, Verdad y Vida. 

En este pasado siglo nos alumbró Dios los Prelados, ofreciéndonos un ejemplar vivo de perfectos pastores en la vida admirable de san Carlos Borromeo, luz clarísima de Milán y Maestro verdaderamente de obispo, cuya armonía, en su espiritual gobierno, es más fácil de admirar, que no de explicar.

 

También para los obispos regulares señaló Dios por ejemplo a Santo Tomás de Villanueva, arzobispo de Valencia, honor de España y de la gloriosa religión de San Agustín; cuyo espíritu, fervor y predicación es comparable a la de los mayores y primitivos Padres de la Iglesia.

 

Esta misma providencia debemos creer piadosamente cuando dictó que la Divina Bondad levantase por este mismo tiempo, el espíritu y excelente virtud de este Venerable Prelado, Arzobispo de Lima, en las Indias Occidentales; así para que los Obispos, que somos y han sido en aquellas provincias, tuviesen más cerca aquel ilustre ejemplar, que seguir e imitar, como porque la diferencia, que hay de los climas, ritos y costumbres en aquel Nuevo Mundo, necesitaba de particular e individual modelo, para su enseñanza.

 

Verdaderamente, en todo cuanto yo he leído, en esta perfecta vida, se manifiesta que este venerable prelado fue obispo apostólico no sólo en Europa sino de las Indias, ajustando sus admirables costumbres, virtudes y acciones a lo que era necesario, para cultivar con fervoroso espíritu aquella Viña, recién plantada en la fe, por la piedad y religión de nuestros católicos reyes. Su celo del bien de las almas fue excelente; su fervor, para seguirlas, buscarlas y llevarlas a Dios, heroicos; la pureza de su vida y costumbre, admirable; la grandeza de ánimo y la paciencia en las mortificaciones y persecuciones, que acompaña frecuentemente nuestro estado, rarísima el tenor de su constante virtud y ejemplo, desde el principio al fin de la vida, igualísimo; digno todo de que España y las Indias y Vuestro Eminente como ilustre hijo del insigne Colegio de San Salvador de Oviedo, de donde también lo fue este Venerable Varón, solicite al santo celo de Nuestro Beatísimo Padre Inocencio X, que veamos en la Iglesia Universal, acreditado este ilustre ejemplar e idea de Prelados santos, para todos los Obispos de América, con la declaración apostólica de Su Santidad. 

 

También merece la bendición de Vuestra Eminencia y aprobación de cuantos leyeren esta santa Vida, la discreción, espíritu, claridad y elegancia, con que la ha escrito su autor; componiendo y disponiendo materia tan útil y digna de la luz común, con igual acierto y lucimiento, que las demás obras que ha estampado para el bien de éstas y aquellas Provincias d las Indias, cuyo hijo es en los estudios, todo con grande aprovechamiento y utilidad pública, como ministro tan antiguo, entendido y experimentado en el Consejo Real de las Indias, en donde ha muchos años que lo conozco, sirviendo con grande crédito y aprobación de los señores presidentes y consejeros de aquel gran Senado.

Pero todavía, para satisfacer mi conciencia, me ha parecido representar a Vuestra Eminencia que debe reformar, en esta discreta relación, cuanto se habla de mí; cuyas acciones, obras y escritos, más son dignas de censura que no de alabanza. Guarde Dios a Vuestro Eminente como deseo y se lo suplico. Madrid, abril 25 de 1653 años.


Eminentísimo Señor besa la mano de Vuestro Eminente, su mayo servidor. El Obispo de la Puebla de los Ángeles."

 

Prólogo a la obra de León Pinelo Vida del Ilmo. y Rev.  Don Toribio Alfonso Mogrovejo, Arzobispo de Lima  Madrid 1653, Lima 1906, pp.4-6

 

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