sábado, 1 de junio de 2013

FIESTA DEL CORPUS, CANTEMOS AL AMOR DE LOS AMORES

FIESTA DEL CORPUS

Amigos: Les comparto las lecturas y los comentarios de mi amigo Ángel Gómez 

http://oraciondelmilitante.blogspot.com/2013/06/262013-santisimo-cuerpo-y-sangre-de.html

y de José Ignacio Alemany Grau, obisp


02/06/2013, Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo (Ciclo C)

Lectura del libro del Génesis (14, 18-20)

En aquellos días, Melquisedec, rey de Salén, sacerdote del Dios altísimo, sacó pan y vino y bendijo a Abran, diciendo: - «Bendito sea Abrahán por el Dios altísimo, creador de cielo y tierra; bendito sea el Dios altísimo, que te ha entregado tus enemigos.» Y Abran le dio un décimo de cada cosa.

Salmo responsorial (Sal 109, 1. 2. 3. 4)

R. Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.

Oráculo del Señor a mi Señor: «Siéntate a mi derecha,

y haré de tus enemigos estrado de tus pies.» R.

Desde Sión extenderá el Señor el poder de tu cetro:

somete en la batalla a tus enemigos. R.

«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,

entre esplendores sagrados; yo mismo te engendré, como rocío, antes de la aurora. » R.

El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:

«Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.» R.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios (11, 23-26)

Hermanos: Yo he recibido una tradición, que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido: Que el Señor Jesús, en la noche en que iban a entregarlo, tomó un pan y, pronunciando la acción de gracias, lo partió y dijo: - «Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía.» Lo mismo hizo con el cáliz, después de cenar, diciendo: - «Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto cada vez que lo bebáis, en memoria mía.» Por eso, cada vez que coméis de este pan y bebéis del cáliz, proclamáis la muerte del Señor, hasta que vuelva.

Lectura del santo evangelio según san Lucas (9, 11b-17)

En aquel tiempo, Jesús se puso a hablar al gentío del reino de Dios y curó a los que lo necesitaban. Caía la tarde, y los Doce se le acercaron a decirle: - «Despide a la gente; que vayan a las aldeas y cortijos de alrededor a buscar alojamiento y comida, porque aquí estamos en descampado.» Él les contestó: - «Dadles vosotros de comer.» Ellos replicaron: - «No tenemos más que cinco panes y dos peces; a no ser que vayamos a comprar de comer para todo este gentío.» Porque eran unos cinco mil hombres. Jesús dijo a sus discípulos: - «Decidles que se echen en grupos de unos cincuenta.» Lo hicieron así, y todos se echaron. Él, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición sobre ellos, los partió y se los dio a los discípulos para que se los sirvieran a la gente. Comieron todos y se saciaron, y cogieron las sobras: doce cestos.

 

Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo (Ciclo C) – Puntos de oración

En esta fiesta del Corpus Cristi el Señor se quiere hacer presente en todos los rincones de la tierra. Hay muchas personas bautizadas que hace tiempo no entran en las iglesias o capillas donde se encuentra presente sacramentalmente. Y nos está esperando.

En este día Jesús se quiere hacerse  presente a todas las personas que se acerquen. Hoy la presencia de Jesús invade las calles de nuestros pueblos y ciudades. En unas con esplendor y solemnidad  y en  otras  en medio de la sencillez, pero en todos los lugares de la tierra, repartiendo paz, gozo, alegría y esperanza en medio de las pruebas.

 Algunos recordaréis  esta canción que se ha cantado  a Jesús en la Eucaristía  y en la procesión del Corpus Cristi a lo largo de muchos años:


http://www.youtube.com/watch?v=EggURvO9m4M

Cantemos al amor de los amores

Cantemos al Señor.

Dios está aquí, ¡venid adoradores

Adoremos, a Cristo Redentor!

¡Gloria a Cristo Jesús

Cielos y tierra, bendecid al Señor

Honor y gloria a Ti, rey de la gloria

Amor por siempre a Ti

Dios del amor!

Los balcones y el pavimento, en multitud de calles por las que pasará el Santísimo, se engalanan y se llenan de música y canciones que se alternan con silencios de adoración  a Jesús Eucaristía.

Salgamos de nuestra rutina y comodidad y abramos el corazón  para recibir  a Cristo  Eucaristía en este Domingo especial.

El maná que recibimos en la Eucaristía no es como el que recibió el pueblo de Israel  en el desierto. Este maná es el mismo Cuerpo y Sangre de Cristo, entregado por nosotros  a lo largo de su vida, muerte y resurrección.

Jesús en la Eucaristía nos espera, no solamente para bendecirle, pedirle  por nuestras necesidades y darle gracias por todos los beneficios recibidos…

Nos espera para llenarnos y colmarnos de su amor. Con un amor que no se puede describir. Nos ama tanto que nos da su Cuerpo y Sangre. Pregúntale a la Virgen María que te ayude a vivir este misterio. Si le tomo con amor me convierto en otro cristo  que pasea por las calles de la ciudad donde vivo. Y haré lo que Él hace: saciar a los hambrientos y sedientos con el verdadero pan  y con la sangre entregada

Este es el Aleluya, que se recita antes de la proclamación del evangelio de hoy: Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo –dice el Señor- ; el que coma de este pan vivirá para siempre.

Yo soy el pan vivo bajado del cielo. Pregúntale a Jesús que te explique lo que quiere decir con esta frase. ¿Recuerdas alguna persona que haya sido capaz de afirmar lo que Jesús dice de sí mismo? Sin alimento no se puede vivir.  El pan, para occidente es el alimento básico. Cuando falta el pan  en una familia está a punto de convivir con la miseria. Esto que lo entendemos en el aspecto fisiológico, no lo descubrimos, por falta de fe cuando no nos alimentamos de este pan vivo que es Cristo.

El que coma de este pan vivirá para siempre.

Jesús se define como pan vivo que ha bajado del cielo, se ha encarnado precisamente, ha bajado del cielo para divinizarnos, para  vivir eternamente junto a Él. Nos pide una condición necesaria; que le comamos. Pero para comerle hay que saber lo que recibimos y debemos estar preparados para ello. No se puede recibir este Pan sin la visión de fe que es a Dios a quien recibimos y  tenemos que estar limpios. Tan limpios como el alma de los niños que han tomado la primera comunión en estos días y que están dispuestos a no separarse jamás de su mejor Amigo, Jesús.

Y para terminar  una cita de Santo Tomás de Aquino, un enamorado  de la Eucaristía:

"La suavidad de este Sacramento, nadie puede expresarla. La dulzura espiritual  se saborea en su fuente. Se evoca den el recuerdo de la admirable caridad que Cristo mostró en su Pasión…  Para provecho de todos, vivos y difuntos, se ofrece el sacrificio que para bien de todos fue instituido".

Reflexión dominical 02.06.13

 

LA FIESTA DEL CUERPO Y SANGRE DE CRISTO

 

Benedicto XVI nos decía que esta fiesta "nació con la finalidad de reafirmar abiertamente la fe del pueblo de Dios en Jesucristo vivo y realmente presente en al Santísimo Sacramento de la Eucaristía.

Es una fiesta instituida para adorar, alabar y dar públicamente las gracias al Señor porque "en el sacramento eucarístico Jesús sigue amándonos hasta el extremo, hasta el don de su Cuerpo y de su Sangre".

Estamos celebrando gozosamente lo que Jesús realizó en la oscuridad del cenáculo con sus discípulos en la última cena. Parece que así cumplimos, en esta fiesta, aquellas palabras de Jesús "proclamad desde los terrados" lo que Él hizo en secreto.

Después de la misa, en todo el mundo, suele haber una procesión. Es como si "lleváramos a Jesús, con nuestra mente y corazón, hasta los últimos rincones de la cotidianidad de nuestra vida para que camine donde nosotros caminamos, para que viva donde vivimos". Para que conozca nuestra vida, ambiente, problemas y alegrías.

Siguiendo también a nuestro gran Benedicto XVI recordamos, en esos momentos de procesión, las palabras de Jesús "mira que estoy a la puerta y llamo, si alguno oye mi voz y  me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo". Es que Jesús llama a la puerta de nuestro corazón y nos pide entrar pero no sólo por un día, sino para siempre.

De esta manera la fiesta de Corpus Christi viene a ser como un llamado especial para que nos unamos todos los cristianos en torno a nuestro Salvador y Redentor, que ha querido quedarse con nosotros como amigo, alimento y sacrificio.

Vayamos ahora a la liturgia del día:

"La solemnidad del Corpus Christi está íntimamente relacionada con la Pascua y Pentecostés: la muerte y la resurrección de Jesús y la efusión del Espíritu Santo.

Además, está inmediatamente unida a la fiesta de la Santísima Trinidad, celebrada el domingo pasado. De esta manera el Corpus Christi es una manifestación de Dios, un testimonio de que Dios es amor".

La primera lectura de hoy nos presenta al sacerdote Melquisedec que, al regresar Abraham victorioso, ofrece algo único y extraño. En vez de las víctimas acostumbradas sacó pan y vino y bendijo a Abraham y a su Dios:

"Bendito sea Abraham por el Dios altísimo, creador de cielo y tierra; bendito sea el Dios altísimo que te ha entregado a tus enemigos".

Es claro que la Iglesia ha tomado siempre este sacrificio como figura de Jesús en  la Eucaristía. Por eso mismo, en el salmo responsorial, alabamos al Sacerdote eterno que es Cristo:

"Tú eres sacerdote eterno según el rito de Melquisedec".

Por su parte, san Pablo nos cuenta que él recibió una tradición, es decir, que a él también le contaron los cristianos de la Iglesia primitiva el gran regalo de Jesucristo, y él, con fidelidad lo transmite:

"Yo he recibido una tradición que procede del Señor y que a mi vez os he transmitido".

Estas palabras nos hacen ver cómo la Tradición en la Iglesia de Jesús es anterior al Evangelio escrito y en general a todo el Nuevo Testamento (ésta es una de las razones por la que la Iglesia "venera por igual la Biblia y la Tradición").

¿En qué consiste esta tradición?

Lo dice san Pablo: "el Señor Jesús la noche en que iban a entregarlo tomó un pan y pronunciando la acción de gracias lo partió y dijo: Éste es mi cuerpo que se entrega por vosotros. Haced esto en memoria mía".

Luego nos cuenta lo mismo respecto a la consagración del cáliz.

En este capítulo once de la primera carta a los Corintios está, pues, la institución de la Eucaristía y hoy la Iglesia la recuerda con mucho amor y gratitud.

En el verso aleluyático encontramos estas palabras de Jesús, del capítulo seis de san Juan, que se refieren también a la Eucaristía:

"Yo soy el pan vivo bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para siempre".

El Evangelio de san Lucas nos relata la multiplicación de los panes que es símbolo de la Eucaristía que Jesús quiere que llegue a todos.

Aprovechemos la fiesta del Corpus Christi para acercarnos a Jesús, recibirlo y acompañarlo con amor.

 

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo

 

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