miércoles, 29 de enero de 2014

LO QUE EL PERÚ TIENE GRACIAS A FRANCISCO PIZARRO

LO QUE EL PERÚ TIENE GRACIAS A FRANCISCO PIZARRO

JOSÉ ANTONIO DEL BUSTO

 

El presente texto fue leído en el 2004 (una semana antes de ser publicado en EL COMERCIO) por el propio autor en el marco del Seminario “Forjadores de la Identidad Peruana”, de la UCSS. Doctor en Historia y Geografía por la Universidad Católica del Perú, donde ejerció la docencia más de 40 años y fue Decano de la Facultad de Letras y Ciencias Humanas. Es Miembro de Número de la Academia Nacional  de la Historia y de la Academia Peruana de Historia Eclesiática, Miembro Vitalicio del Instituto Riva-Agüero,  Miembro correspondiente de la Real Academia Española  de la Historia, entre muchas otras instituciones. Tiene más de 40 libros publicados sobre temas de su especialidad. Actualmente es Profesor Emérito de la Universidad Católica del Perú y Director del Instituto Riva-Agüero. Además de su interesante charla, mantuvo con todos los asistentes un animado coloquio en el que volcó sus conocimientos sobre Pizarro y el Perú, su cariño por la historia (desde aquel momento en que su mamá lo motivó ante un plato de arroz con frijoles en el que le dijo: come el arroz blanco, como los españoles; y ahora, los frijoles cobrizos como los indios), sus proyectos sobre Túpac Yupanqui y el descubrimiento de Oceanía, su afán por la superación personal y el compromiso colectivo, su apuesta por la peruanidad (asumiendo lo indígena y lo hispanista), sin olvidar su referencia a la  identidad cristiana.

Como recuerdo de su inolvidable visita estampó en el segundo tomo de su libro sobre Pizarro, en la biblioteca de nuestra Universidad: “A esta Universidad, con mucha esperanza, porque de verdad que tengo mucha esperanza en ella, con mis mejores deseos”.

 

NO HAY PERÚ SIN PIZARRO

Nuestro compromiso no es con Francisco Pizarro, es con el Perú. Hablamos de un Perú integral en el que hablamos de todas las personas. Comencemos por Pizarro. No es el caso de estar de acuerdo o en desacuerdo con la forma en que llevó a cabo la Conquista del Tahuantinsuyo. Ese es otro tema. Lo evidente es que más allá de este asunto discutible está el hecho indiscutible de lo que el Perú es y lo que el Perú será. Ambas cosas están vinculadas a la procedencia y presen­cia de Francisco Pizarro en el Perú. Por eso tiene que reconocérsele y acep­társele como autor y actor de algo irre­versible que nuestra realidad no de­be desconocer. Con esta finalidad he­mos escrito estas líneas, esbozando lo que el Perú es y lo que el Perú po­see, directa o indirectamente, debido a Francisco Pizarro.

Se puede hablar de Pizarro sin el Perú, pero no se puede explicar el Perú sin Pizarro. Hagamos la prueba, resulta imposible. Luego, nos guste o disguste, es pieza inamovi­ble de nuestro pasado. La lista anun­ciada no es larga pero sí importante. Se puede enumerar así: el Perú tiene hoy, debido a la presencia de Pizarro, los siguientes hechos: su descubrimiento; su nombre; su in­greso a la Historia, a la Geografía y a la Cronología modernas; su terri­torio mayoritario; la Amazonía; las principales ciudades; la Cultura Oc­cidental; la lengua española; la reli­gión cristiana; el mestizaje; la na­ción en su momento; y la Cultura Peruana actual. Empecemos

 

 

SU DESCUBRIMIENTO

Pizarro es el descubridor del Perú. Es su descubridor histórico, consciente y definitivo, el conductor de la empre­sa descubridora, no un hallador ca­sual ni un buscador furtivo. Avistó el actual territorio peruano por diciem­bre de 1527, en el segundo de sus tres viajes. No sólo avistó Tumbes y toda la costa norteña sino también la Cordillera de los Andes, que Sé llamó Sie­rra Morena. Recorrió en barco desde Tumbes a la desembocadura del río Santa, con lo cual se convirtió, asimis­mo, en el primer europeo que nave­gó el Mar Peruano.

 

SU NOMBRE

También debe el Perú a Pizarro la proclamación de su nombre a esca­la mundia1. El nominal Perú, pala­bra mestiza, se inspiró en unos in­dios que hablaron mal y en unos es­pañoles que oyeron peor. No fue Pi­zarro el creador del topónimo, pero sí su conservador y su mayor difu­sor. Nuestro territorio, a partir de Pi­zarro, no fue ya el Tahuantinsuyo de los Incas ni la Nueva Castilla de los Consejeros de Indias, sino una nue­va realidad. En otras palabras, si el Perú se llama hoy Perú, es por Fran­cisco Pizarro, y si nosotros nos lla­mamos peruanos, también es por él.

SU INGRESO A LA HISTORIA

Igualmente el ingreso del Perú a la Historia se debe a Francisco Pizarro. Antes de Pizarro, el Perú se le desconocía en Europa, Asia, América y Oceanía, también en América del Norte. Pero debido a Pizarro nues­tro país ingresó a la Historia del Perú, a la Historia de América, a la His­toria de España y a la Historia Universal. Así acabó el Perú como mi­to (el Birú), también como leyenda (el Pirú), y se convirtió en historia auténtica (el Perú).

 

SU INGRESO A LA GEOGRAFIA

También adeuda el Perú a Piza­rro su ingreso a la Geografia. Re­cién a partir de 1527 el Perú tuvo un lugar en el globo terráqueo con longitud y latitud. Dejamos de ser Tierra Incógnita para figurar entre paralelos y meridianos, vale decir, cobramos presencia estable e identidad cartográfica en el Padrón del Piloto Mayor de la Indias de la Casa de la Contratación. A través de esta institución sevillana, el mundo conoció científicamente al Perú geográfico de Pizarro.

 

SU INGRESO A LA CRONOLOGIA

Por un camino similar llegamos a la cronología occidental, que es la que nos rige hoy. Su entrada al tiempo histórico. Brindó al Perú presen­cia existencial  en lo temporal. El Pe­rú se insertó en el calendario de Pizarro y por ende en la era cristia­na, que es la oficial en el Perú y en el mundo occidental.

 

SU TERRITORIO MAYORITARIO

El Perú también debe a Pizarro la casi totalidad de su territorio, pues al oponerse y derrotar a Diego de Al­magro impidió que fueran de Chi­le -entonces gobernación de Nue­va Toledo-los actuales departamen­tos de La libertad, Ancash, Huánu­co, Pasco, Junín, Lima, lea, Huancavelica, Ayacucho, Apurímac, Cus­co, Arequipa, Moquegua, Tacna y Puno (sin contar Ariea y Tarapacá). De haber ganado Almagro, el Perú sin la Amazonía, se habría limitado a Tumbes, Piura, Lambayeque y Ca­jamarca. El actual territorio perua­no, en su totalidad, se debe a dos per­sonajes insospechados: uno es el In­ca Túpac Yupanqui, que ganó y per­filó nuestro actual territorio; el otro es Francisco Pizarro, que también ganó este territorio por armas, lo de­fendió y supo conservar, aumentán­dolo a mucho más de lo que es aho­ra. Ambos personajes son los ma­yores forjadores de su extensión territorial del Perú. Sus autores, por decirlo de otra manera.

 

LA AMAZONIA

Otro aporte de Pizarro al Perú es la Amazonía. Los derechos del Perú sobre ella, debidos a Pizarro, estu­vieron bastante más allá de nuestros territorios amazónicos actuales. En efecto, al nombrar Francisco Piza­rro arbitrariamente a su hermano Gonzalo Gobernador de Quito, hi­zo que el descubrimiento del Río Grande de las Amazonas pertene­ciera al Perú y no a la inexistente go­bernación quiteña. Tales derechos se reafirmaron con el fracaso de la conquista de la Nueva Andalucía por Francisco de Orellana. Empero, estos límites pizarristas de la Ama­zonía peruana fueron recortados por el Tratado de San Ildefonso y los pos­teriores arreglos republicanos. Hoy, gracias a Pizarro, el Perú tiene sel­va -su tercera región natural- y los departamentos de Amazonas, San Martín, Loreto, Ucayali y Madre de Dios. Pero inicialmente la Amazo­nía de Pizarro iba más allá: rebasa­ba el río Napo (Ecuador), el Putumayo (Colombia), el Yavarl (Brasil), el Be­ni y el Mamoré (Bolivia). Revisemos el mapa para apreciar cuál fue la Amazonía que nos dejó Pizarro y cuál es el que tenemos ahora.

 

LAS PRINCIPALES CIUDADES

En el Perú Pizarro fundó, al hispá­nico modo, las diez principales y más antiguas ciudades del país. To­das existen, ninguna se extinguió. Entre nosotros nadie ha fundado tantas ciudades, en América tampo­co existen diez ciudades que se de­ben a un solo fundador y que, ade­más, subsistan. Seis fueron las ciudades fundadas personalmente por Pizarro: Piura, Cusco, Jauja, li­ma, Trujillo y Huamanga; y cuatro por medio de sus lugartenientes: Chachapoyas, Moyobamba, Huánu­co y Arequipa. Desde otra óptica, a Pizarro no se le debe la destrucción de ninguna ciudad indígena, pero sí su prosecución y continuidad, ca­so del Cusco, Cajamarca y Huánu­co, Cochabamba, Tumibamba y Quito. Desde este punto de vista, es el conservador de ciudades incaicas por antonomasia.

 

CULTURA OCCIDENTAL

La Cultura Occidental es la herede­ra de las Culturas egipcia, mesopo­támica, judía, fenicia, griega, roma­na, goda, árabe y cristiana medie­val. llegó a nosotros con Pizarro y produjo aquí cambios importan­tísimos en los órdenes histórico, geográfico, cronológico, político, social, religioso, técnico, idiomá­tico, económico, alimenticio, artís­tico e intelectual. Para comprobar su importancia en el Perú baste d­atar a las ciencias y a las letras, a las matemáticas y al derecho. Es la Cultura que hoy, prácticamente, más destaca en el mundo.

 

LA LENGUA ESPAÑOLA

La lengua española es otro legado de Pizarro. Actualmente la hablan más del 75% de los peruanos, sin contar los bilingües. Es una de las principales del orbe y tiende a cre­cer abrumadoramente. Es lengua muy rica. En 1992 tenía 85,500 pa­labras y la hablaban 300 millones de personas. Es lengua grafa. Piza­rro no la supo escribir ni leer, pero sí hablar. Hoy el Perú es un adalid por su valiosa producción literaria en lengua española.

 

LA RELIGIÓN CRISTIANA

Pizarro no era un santo ni preten­día serio, pero fue el implantador del cristianismo en el Perú. Lo tra­jo en su versión española, el catoli­cismo, y esta fe, predicada bien o mal a todo el territorio, fue la prime­ra unidad que hemos tenido. La religión católica conllevó su dogma y su moral. Nos enseñó a diferen­ciar, a la cristiana manera, lo bueno y lo malo, lo justo Y lo injusto, lo derecho y lo falso. En esto el cristianis­mo se adelantó con su prédica en muchos siglos a la proclamación de los Derechos Humanos.

 

EL MESTIZAJE

El mestizaje, entendido como lo entendemos hoy -"todas las san­gres" - también comienza con Pi­zarro. El Perú no es de los cobri­zos ni de los blancos, tampoco de los negros, de los amarillos ni de los aceitunados: el Perú es de los peruanos. El Perú es cholo, mesti­zo, y su mestizaje, es doble: racial y cultural. El mestizaje racial, in­detenible es muy fácil de entender. si tienes la cara clara, tus nietos la tendrán más oscura, si tienes la cara oscura, tus nietos la tendrán más clara. Somos mestizos, con­formamos una nueva realidad, in­cluso una nueva raza. Para com­probado mirémonos al espejo o apreciemos a los que transitan por la calle. Este mestizaje no fue aje­no a Pizarro. Se acostumbró a las mujeres indias, las prefirió a las blancas, por eso sus cuatro hijos fueron mestizos. El mestizaje cul­tural abarca lo creativo de los pe­ruanos, su pensamiento y obra. La Cultura Peruana es el resultado de la Cultura Andina (diferencia es­pecífica) y de la Cultura Occiden­tal (género próximo). Pero es una cultura propia: nosotros no somos nuestros padres. Mi "yo" me per­tenece íntegramente. Por eso es­te mestizaje es tan variado en la co­mida, el vestido, la habitación, la música, la danza, la pintura, la li­teratura, la artesanía y hasta la re­ligión en lo que no afecta al dog­ma. Los que niegan este mestiza­je, divagan, carecen de solución. Pero el mestizaje no es un mito, es un axioma. Algún día seremos mestizos plenos -raciales y cultu­rales-; ya lo somos, pero algún día lo seremos más. En la comu­nión de ambos mestizajes está el secreto de su grandeza. También se ha dicho que el mestizaje perua­no es ilegítimo. No lo creo, pero supongámoslo. No hay que olvidar el mérito que tiene, por sus bue­nos frutos, el hijo bastardo distin­to al matrimonial: díganlo Miguel Grau, Héroe Máximo del Mar Peruano, San Martín de Porras, el peruano más conocido en el mun­do, Garcilaso, la mejor pluma mes­tiza de América quinientista, y otros como Cayetano Heredia, Pan­cho Fierro y Ricardo Palma. Nues­tro mestizaje, pues, no es legítimo, ilegítimo ni legitimado, simple­mente, es.

 

LA NACIÓN EN SU MOMENTO

La nación no es ya la unión de raza, territorio, cultura, lengua y religión. Actualmente no hay ninguna nación con todas estas características. Se trata de una defii1ición irreal y obso­leta. Hoy se entiende por nación a un conjunto de pueblos con un pre­sente, un pasado y futuro común, pueblos que, además, están uni­dos por la conciencia nacional. Y, entendámoslo, conciencia nacional nos sobra a los peruanos: somos pe­ruanos (factor involuntario), nos sa­bemos peruanos (factor cognosci­tivo), nos sentimos peruanos (factor afectivo) y queremos seguir siendo peruanos (factor volitivo). Se trata de serio, saberlo, sentido y quererlo. Lo último es lo que se llama la libre de­terminación. A decir verdad, Fran­cisco Pizarra no pretendió nada de esto. Por eso, lo hemos dicho, no es el fundador de la Nación peruana. Le faltó intencionalidad. Pero debi­do a lo que hizo, la Nación perua­na existe. La lograron principalmen­te los criollos -los "españoles ame­ricanos" de Viscardo- pero se logró para todos los peruanos. Fue algo así como afirmar: Pizarra fue un analfabeto, pero por él hoy sabemos leer y escribir. No nos lo enseñó, tampoco fue su propósito hacerla, pero debido a Pizarra hoy leemos y escribimos.

 

LA CULTURA PERUANA

La Cultura Peruana actual, a la larga, se debe a dos analfabetos: uno es Pachacútec, que no supo leer ni escribir, el otro es Pizarra, que sólo supo rubricar. El quechua represen­ta a la Cultura Andina o autóctona, el extremeño a la Cultura Occiden­tal o europea. La Cultura Peruana es hija de ambas pero distinta, inde­pendiente y nueva. La cultura Occi­dental es nuestro género próximo y nos hace iguales a todos los pueblos de Occidente; la Cultura Andina es nuestra diferencia específica y nos hace distintos a todos los países del orbe. Es decir, somos universa­les y singulares. Si por la Cultura Oc­cidental somos múltiples, por la Cul­tura Andina somos únicos. La Cul­tura Peruana es nuestra Cultura "yoia", es la que expresa y representa nuestro "yo". N o es estática, es evolutiva, fluye. Se debe a "todas las sangres", no sólo a la aborigen y a la europea, por lo cual también tienen cabida el aporte negro o africano, el aporte amarillo o asiático y el apor­te que llamamos aceitunado u ocea­niano con raíces en las Tuamotú y Rapa Nui. Pero todo esto hemos de cana1izarlo dentro de la corriente pe­ruanista que sabe aceptar lo bueno y rechazar lo malo. Aquí se agradece el aporte positivo de todos nues­tros antepasados y reconocemos que gracias a ellos y a las culturas que te ­presentaron hoy tenemos un Perú Independiente, Uninacional, Pluri­cultural, Multilingüe y Mestizo[1]. Este es el Perú en que vivimos.

 



[1] Esta frase la recalcó y repitió de forma solemne. 

 

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