miércoles, 14 de mayo de 2014

¡SE HACE CAMINO AL EDUCAR! 1. EL PERÚ, UN CAMINO. 2. EL PERÚ, UN TESORO. 3 EL PERÚ, UN RIESGO GOZOSO. 4. PERÚ, LA HORA DEL AHORA

Amigos: Soy uno de los 300 participantes en el Concurso. Cierto que tuve unas horas para prepararlo pero me presenté con la ilusión de contribuir a la plausible convocatoria del EL COMERCIO. Felicito a los 6 ganadores y a cuantos lo han posibilitado. Estaré con gusto en la premiación y les comparto mi trabajo. 

http://elcomercio.pe/lima/sucesos/15-premiacion-concurso-ensayo-comercio-noticia-1727698

Decir que la educación es uno de los temas que más interesa y preocupa a los peruanos es cierto. Por eso, no nos llama la atención que esta haya sido la categoría que tuvo más participantes (48%) en el Concurso de Ensayos Peruanos al Bicentenario organizado por El Comercio como parte de las celebraciones por los 175 años de su fundación.

En total, los 18 miembros del jurado analizaron 265 trabajos (otros 30 llegaron fuera del plazo y no pudieron participar) en los que la reflexión y las propuestas fueron ricas en cada categoría: Educación, Seguridad, Turismo, Economía, Medio Ambiente y Urbanismo.

El Comercio preparó el concurso con el valioso apoyo de la Universidad de Ciencias Aplicadas (UPC), cuya decana de la Facultad de Comunicación y Periodismo, Úrsula Freundt-Thurne, se encargó de coordinar el trabajo del jurado. La ceremonia de entrega de premios a los ganadores  –una escultura de Fernando de Szyszlo y S/.10.000 para cada uno– se hará el jueves 15 de mayo a las 10 a.m. en el auditorio de la sede de la UPC ubicada en la cuadra 22 de la Av. Salaverry, San Isidro.

El Concurso de Ensayos Peruanos al Bicentenario invitó a reflexionar sobre nuestro país de cara al bicentenario de la independencia.

El Comercio es una de las instituciones del Perú, nacido en los albores de la República, que desde entonces recoge en sus páginas la historia de nuestro país y la reflexión de las mentes más lúcidas sobre sus problemas y desafíos.

Los trabajos ganadores serán publicados en www.elcomercio.peel jueves 15 de mayo.


¡SE HACE CAMINO AL EDUCAR!

Caminante, son tus huellas

el Perú y nada más;

caminante, sí hay camino,

se hace camino al educar

SUMARIO:

1. EL PERÚ, UN CAMINO.

2. EL PERÚ, UN TESORO.

3 EL PERÚ, UN RIESGO GOZOSO.

4.  PERÚ, LA HORA DEL AHORA

Después de compartir veinte años de mi vida acerca de la historia del Perú, tras miles de horas hurgando documentos, y, sobre todo, conmovido por las miles de peripecias vividas en esta patria milenaria y pluricultural, quiero mostrar:

 1) Que el Perú se ha forjado caminando, anudando lazos, tejiendo sueños.

 2) Que su riqueza natural y cultural, convertido en leyenda en tiempos del virreinato, seguirá ejerciendo una fascinación creciente en tiempos de globalización con tal de que permanezca fiel a su peruanidad, su síntesis viviente, que incluye todas las sangres y culturas.

3) Que la clave de su identidad y poderosa personalidad estriba en su pasión por educar, oficio de "alto riesgo pero hermoso" (L. J. Cisneros).

4) Que el mayor tesoro del Perú de ayer, hoy, siempre, lo hallamos en sus protagonistas educadores que dieron lo mejor de sí por desarrollo integral y solidario de su patria. Fueron ayer, son ahora y pueden ser en el 2021 y más allá del tiempo y sus fronteras ¡maestros! Ellos convirtieron su prosa cotidiana en un poema heroico.

Yo también quiero aportar mi granito de arena en la tarea y adelanto, con palabras prestadas del poeta Marco Martos y que me sorprendieron gratamente en mi visita al Museo Nacional de Pueblo Libre, mi convicción:

No es este tu país porque conozcas sus linderos,

ni por el idioma común, ni por los nombres de los muertos.

Es este tu país, porque si tuvieras que hacerlo,

lo elegirías de nuevo para construir aquí todos tus sueños

 


 

1.    EL PERÚ, UN CAMINO

Si Antonio Machado cantó de una vez por todas que "se hace camino al andar", también podemos glosar –en el Perú, aquí y ahora- que se hace camino al educar. Si Goethe afirmó que Europa se hizo a sí misma peregrinando, también se ha escrito –y con mucho acierto- que el Perú forjó su destino en el paso a paso, en la itinerancia de un largo camino.

Antonello Gerbi, en su bella obra "Caminos del Perú" se detiene en marcar la diferencia, en acreditar su denominación de "origen" y "destino":

El Perú es un camino. Otros países pueden resumirse en un símbolo geográfico. Egipto es un valle, el Brasil una selva, la Argentina una pampa, Siberia un estepa, Inglaterra una isla, Panamá un istmo cortado y Suiza un puñado de montañas consteladas de hoteles. El Perú es un camino.

Y este camino nos sirve y nos enseña, nos estimula y nos alimenta.  El vate José Santos Chocano lo canta desde la entraña de su alma:

Indio que a pie vienes de lejos...

Ahí no más· encuentras siempre

cuanto deseas encontrar.

Y, sí se siente, en lo profundo

de ese desprecio con que dos,

sabia ironía a las distancias

una emoción de eternidad.

El historiador Luis Miguel Glave señala en este sentido que "en un territorio tan difícil, agreste e inmenso, los diversos pueblos que han definido la existencia de la nación peruana, lo han hecho caminando"[1], en permanente itinerancia, pero fieles a sí mismo, bebiendo de su propio pozo, abiertos a la globalidad. Víctor Andrés Belaunde acuñó el término: síntesis viviente de la peruanidad.

Los caminos andinos, las apachetas –montículos de pequeñas piedras- en cerros y nevados, fueron transitados por hombres y mujeres, que portaban consigo "bienes, ideas, miedos y esperanzas".

El P. José de Acosta, S.J. escribirá que los indios emplean mil manera para cruzar los ríos. Puentes con estructuras de piedra, de madera, puentes colgantes con estructuras de fibras. Oroyas: canasta suspendida de un cable conectado a ambas márgenes de un río. Parece que era el método más aterrador. Puentes flotantes: puentes sobre pontones de juncos flotantes[2].

Jhon Hyslop se ha adentrado en los estudios para reconstruir esta trama vial inkaico- Qhapaqñan- de unos 23.000 kms sobre uno de los terrenos más abruptos y que sirvió para el transporte, las comunicaciones y la administración del Estado más importante de la historia prehispánica[3].

Los centros organizadores del espacio andino eran símbolos sagrados, centros de atracción y concentración, donde se rendía culto a la divinidad y se aceptaba la autoridad de los que consideraban sus representantes en la tierra. Centros ceremoniales como Toro Muerto, Chavín o Pachacamac, nevados como el Ampato o Sara Sara, recibían devotos peregrinos que acudían a pedir un favor o a agradecer un don.

Los españoles aportaron su larga tradición peregrina y recrearon su identidad en lugares santos, normalmente frecuentados por la población andina. Los naturales acogieron las formas hispanas y las asumieron recreando sus cultos y costumbres ancestrales en devociones aceptables para el mundo cristiano.

Sorprende, sin embargo, que en el pueblo sencillo, de a pie, anidase una conciencia universal cosmopolita que le llevase a pensar como algo normal el visitar lugares tan distintos y distantes como Copacabana de Bolivia, Guadalupe de México, en las Indias o Compostela y Roma en Europa, sin perder de vista Jerusalén en Asia.  Es el caso de Pedro de Aragón que en 1660  "pide licencia para ir en romería a Nuestra Señora de Copacabana y Santiago de Galicia reinos de España en hábito de peregrino". A través de los testigos que presenta podemos conocer los motivos estrictamente religiosos que le impulsan a peregrinar. El hecho de que enfaticen que no lleva otros motivos, puede representar que sí que había peregrinos "fingidos". Nuestro peregrino Pedro de Aragón da fe

 

"que estando muy enfermo en la cama de dicha grave enfermedad de que estuve en riesgo de morir hice voto y promesa de ir en romería a visitar los templos de Nuestra Señora de Copacabana y en las provincias de arriba y de allí a la iglesia de Santiago del reino de Galicia en los reinos de España y para poder cumplir el dicho voto y promesa …pido y suplico se sirva de concederme licencia para ir en hábito de peregrino a la dicha promesa y romería pidiendo limosna en las partes que tuviere necesidad de ella por ser persona pobre y siendo necesario ofrezco información del dicho voto y promesa para que no se me impida por ninguna persona.  Fdo. Pedro de Aragón" [4]

El 20 de marzo 1660 presentó por testigo al alférez Lorenzo de los Reyes quien dijo que lo conocía desde hacía diez meses a esta parte poco más o menos de vista, trato y comunicación y por haber a tiempo de 7 meses poco más o menos que estando este testigo enfermo en el hospital de San Andrés lo estaba también el dicho Pedro de Aragón de dicha postema en la corva de la pierna derecha de que estuvo muy a riesgo de morir sacramentado y oleado y por esta razón hizo voto y promesa de que dándole Dios salud iría en romería a visitar la iglesia de Nuestra Señora del convento de Copacabana en las provincias de arriba y después pasaría en la misma romería a los reinos de España a visitar la iglesia de Santiago en el reino de Galicia de la ciudad de Compostela y este testigo se halló presente al dicho voto y promesa" dejando claro que el fin no "es a fin de ir vagando sino solo por hacer lo que es obligado".

Hay expedientes de peregrinos de residentes en Lima como el griego Jorge Condoleo quien pide licencia en 1611 para ir como peregrino a Jerusalén[5]. De igual modo, nos encontramos con limeños deseosos de peregrinar a Tierra Santa como Onofre, "gran pecador"[6] en 1620, Diego Mateo Jiménez en 1621[7] y Rodrigo Solano, quien en 1635 "pide licencia para ir a visitar las santas casas de Guadalupe y Copacabana en hábito de romero"[8].

Desde la costa, sierra, selva podemos corear con Walt Whitman en "Canto del Camino abierto"

Aspiro grandes bocanadas de espacio; El Este y el Oeste son míos y el Norte y el Sur míos son...El Universo es un camino –innumerables caminos- caminos para almas trashumantes".

La geografía, la historia y la introhistoria del Perú nos brindan caminos como lazos que tejen y forjan una vocación, una misión: estar en movimiento pero sin perder la calma, sin prisa pero sin pausa, sin cansarse nunca de estar comenzando siempre. Cuando parece que se ha llegado a la meta, entonces se puede dar un paso más. En la tierra, en el agua, en el aire: "¡Arriba, siempre arriba, hasta las estrellas!" como solía exclamar su héroe aviador trasalpino Jorge Chávez.

2.    EL PERÚ, UN TESORO

 

Pero el Perú, como Iberoamérica, más que continente es contenido. El camino señalado no es sólo un lugar de paso, es también un tesoro acumulado,  un legado que se hereda agradecido, una tradición viva que se transmite responsablemente y una meta esperanzada que se construye. Cuando hablamos de patrimonio nos referimos a la herencia de bienes materiales e inmateriales que nuestros padres y antepasados nos han dejado a lo largo de la historia. Se trata de bienes que nos ayudan a forjarnos una identidad como nación y que nos permiten saber quiénes somos y de dónde venimos, logrando así un mejor desarrollo como personas dentro de la sociedad

Entre los millones de viajeros llegados al Perú profundo, ombligo del mundo, Cuzco, uno de ellos, el Papa Juan Pablo II exclamó emocionado el  3 de febrero de 1985:

Esta gigantesca fortaleza de Sacsayhuamán ante la que nos encontramos, es símbolo de colaboración mutua. No pudo ser edificada sin la labor conjunta de vuestros antecesores, sin la acoplada unión de tantas piedras. Tampoco podrá construirse una Patria grande sin fraternidad y ayuda mutua, sin justicia entre el poblador del campo y el habitante de la ciudad, sin equilibrio entre el crecimiento técnico e industrial, sin el cuidado esmerado por los problemas agrícolas. Es un terreno que reclama la obligada atención de las autoridades públicas, con medidas adecuadas y urgentes que incluyan, cuando sea necesario, las debidas reformas en la propiedad y su explotación. Es un problema de justicia y humanidad.

Parece un eco del cronista, F.A. de Montalvo, quien tres siglos antes,  en 1683, escribía en su obra El Sol del Nuevo Mundo:

Es tan afortunado por naturaleza este Nuevo Mundo que no tiene cosa mala, porque su cielo es benévolo, su aire apacible, su agua saludable y su tierra fértil...La tierra del Perú es la más rica y feliz que conoce el mundo.

A tanto llegó el pasmo, la admiración, por el Perú, que uno de ellos, Antonio de León Pinelo en su obra El Paraíso en el Nuevo Mundo llega a ubicar el Paraíso en nuestra tierra, en las inmediaciones de Iquitos, en las márgenes del río Marañón.

Ya no nos extraña que llegase a acuñarse en el mundo la expresión "Valer un Perú" como "Ser de mucho precio o estimación". Nos recuerda que hubo un tiempo en que Perú era sinónimo de "estima" "valor". Y así lo plasmó el poeta Chocano en versos inmortales:

¡Vale un Perú! – y el oro corrió como una onda.

¡Vale un Perú! – y las naves lleváronse el metal...

Pero quedó esa frase magnífica y redonda,

Como una resonante medalla colonial.

Parecida expresión constatamos en la ilustrada Francia, al final de la inmortal obra  de Los miserables de Víctor Hugo, el malo de la historia, el tabernero Thénardier, parte a la América del Sur "du coté" de Panamá, exótico lugar donde los naturales tienden a vivir apelotonados en larguísimas viviendas y que aún hoy, en Francia, ha quedado la costumbre del siglo XVIII de exclamar c'est n'est pas le Pérou! (¡Esto no es el Perú!) para decir que algo no es tan opulento como las riquezas milyunanochescas de ese continente[9].

Con toda razón el Congreso Constituyente del Perú, presidido por Gregorio Paredes, dicta la Ley del 25 de febrero de 1825, en la que establece el nuevo ESCUDO DE ARMAS del Perú de la siguiente manera Considerando que es necesario fijar el escudo de armas que distinga a la Nación, se decreta: Las armas de la Nación Peruana constarán de un escudo dividido en tres campos: uno azul celeste a la derecha, que llevará un vicuña mirando al interior; otro blanco a la izquierda, donde se colocará el árbol de la Quinua, y otro inferior y más pequeño, en que se verá una Cornucopia derramando monedas, significándose con estos símbolos, las preciosidades del Perú en los tres reinos naturales. El Escudo tendrá por timbre una corona cívica, vista de plano, e irá acompañado en cada lado de una bandera y un estandarte de los colores nacionales" (Gaceta del Gobierno, Núm. 22 tomo 7 del jueves 10 de marzo de 1825).

 

3.    EL PERÚ, UN RIESGO GOZOSO

      Si concebimos la educación como una "operación de alto riesgo", a la vez que "hermosa"[10]. Si aceptamos que el Perú se encuentra en este momento en "estado de misión educativa" frente a la dramática emergencia que sufre. Si apostamos por instituciones permanentes que forjen maestros de peruanidad, necesitamos con urgencia descubrirlas, conocerlas, difundirlas, apoyarlas, imitarlas.   

 

            Una buena iniciativa es la que nos brinda la Derrama Magisterial  en sus quince volúmenes de la  "Colección de Pensamiento Educativo Peruano", que –como indica su prospecto- busca contribuir al conocimiento de la evolución del pensamiento educativo peruano desde del siglo XV hasta la actualidad: desde las originales formas educativas desarrolladas en el período incaico hasta el siglo XX-XXI, época del Proyecto Educativo Nacional (PEN) y la revolución tecnológica, en el que parece culminar un largo proceso de ensayos y reformas educativas. Se pretende dar cuenta de cómo se ha pensado y vivido la educación, y qué caminos se han seguido en este proceso articulado en tres grandes períodos:

En el primero predomina una instrucción para formar súbditos, en la época colonial; en el segundo, una educación para formar ciudadanos criollos en el siglo XIX, en una patria muy chica y condenada al fracaso. Por último, en el tercero, en pleno siglo XX, prospera una educación en la que se busca integrar la diversidad —de género, étnica y cultural— dentro de una sola colectividad con lugar para todos: culturas y personas diferentes que habitan el territorio peruano.

La primitiva educación formal -creada por el Inca Roca y difundida por Pachacutec- fue diseñada exclusivamente para la élite real y los hijos de los curacas conquistados. Se les educaba para ser administradores y gobernantes, al tiempo que se les impartía una fuerte dosis de filosofía y moral, con altos contenidos de aritmética y astronomía necesarios para una organización económica basada en la agricultura. Los haravicus, que fueron los inventores de poemas; los willachumo, eran transmisores del conocimiento del oficio divino. El aprendizaje del quechua fue obligatorio más por razones políticas que educativas.

Por su parte, la educación informal hace referencia al aprendizaje y transmisión de conocimientos que adquirió el hombre común que conformaba las comunidades y, específicamente los ayllus dentro de la administración incaica. Dicha educación se caracterizaba por la transmisión de conocimientos dirigidos especialmente a la producción de bienes[11], para poder así satisfacer las necesidades no solamente de la comunidad propiamente dicho sino, las necesidades tributarias de la elite cuzqueña.

El hombre de ayllu  se va educando progresivamente, esto significa que a muy temprana edad, va tomando responsabilidades y conocimientos, primero dentro de la familia y posteriormente dentro del ayllu. Esta educación se caracteriza porque el individuo hace suyo un conjunto de conocimientos y técnicas que le ayude no solamente a desenvolverse dentro de su sociedad sino también a transformar su entorno. Los conocimientos los va adquiriendo, teniendo presente los diversos momentos importantes de su desarrollo como persona, nos referimos al ciclo vital de la vida (niñez, juventud, adultez y ancianidad).

La actividad académica del Yachayhuasi, descansaba en la inter-relación de tres personajes que integraban la comunidad educativa: El primero era el Amauta o "sabio prudente o Maestro, el Yachacuc Runa u "hombre sabio", discípulos o jóvenes alumnos que recibían las lecciones del amauta, y el Haravicu  o "poeta", quien cumplía la función de docente auxiliar, pues mediante sus canciones y versos, hacía que las lecciones del amauta  sean repetidas y cantadas por los jóvenes con el único fin de facilitar el aprendizaje.

Entre los materiales didácticos cabe destacar el Quipu, instrumento mnemotécnico utilizado para llevar la cuenta de los tributos, la estadística demográfica, el recuerdo de los hechos pasados, así como la razón de sus leyes y ordenanzas, ritos y ceremonias, la Quilca o "papel, carta o escritura", signos pictográficos pintados a manos o incididos en superficie alguna, los  Tocapus, representaciones gráficas que se encontraban en los vestidos de la realeza y nobleza inca en forma de bordados o pintados en los keros, y que serían un tipo de escritura basado en 400 signos; el Poquen Cancha sería en cambio, un medio para enseñar a partir de imágenes.

Unido a la fundación del Yachayhuasi en el Cuzco, el soberano Inca Roca también fundó el primer Acllahuasi o "Casa de las escogidas", instituciones recibían educación las jóvenes mujeres que no necesariamente tenían que ser de la nobleza (de sangre y de privilegio) sino, también aquellas mujeres de las comunidades, ayllus y familias, que en forma de tributo eran entregadas al Estado inca. El formar parte del Acllahuasi, era una oportunidad importante para una mujer que provenía de las clases sociales inferiores (pueblo); pues le permitía moverse de un grupo social inferior a uno superior, además que se aseguraba el sustento, y la posibilidad de desempeñarse en un oficio, al cual nunca iba poder acceder en su comunidad o ayllu, para finalmente ponerlo al servicio del Estado. Aunque las niñas eran ya seleccionadas desde los 4 años de edad, su ingreso oficial al Acllahuasi se daba al promediar los 10 años de edad.[12] Cuando libremente elegían seguir su educación. La educación en el Acllahuasi comprendía aproximadamente seis años, entre los cuales las acllas eran instruidas por mujeres adultas y con mucha experiencias denominadas Mamaconas o "matronas" las cuales mediante el ejemplo y la explicación oral enseñaban a las jóvenes mujeres.

Concluida su formación, las acllas eran clasificadas para los servicios que iban a realizar para el Estado inca, esta selección era realizada tanto por el soberano como por el Huillac Umu o "Sumo sacerdote"; al final podían ser: Acllas del Inca, las cuales estaban bajo la subordinación del Inca para cualquier finalidad política o, Acllas del sol, que eran las entregadas para los diversos oficios del culto. A estas últimas se les ha denominado "Vírgenes del sol".

Hubo en el Incanato los elementos educativos esquematizados dentro de una concepción contemporánea del proceso. Esta educación fue eminentemente técnica en el pueblo, técnica y humanista en la nobleza: para el fin de beneficiar al estado en el aspecto económico y estado en el aspecto económico, con el fin de preparar a los nobles con el fin de preparar a los nobles para el gobierno. Existió por tanto un sistema de enseñanza aprendizaje que estuvo basado en la intuición y bajo el control del Estado. De primera intención descubrimos algunos elementos tipificantes de la educación: el educador, los procedimientos educativos y las instituciones correspondientes. El educador masculino está representado por el amauta, cuya variante en el arte es el harávec y la educadora llamada mamacona. No hubo sistema educativo formal, pero si empíricamente, se aplicó un conjunto de técnicas y procedimientos educativos que integrados corresponden a un sistema de enseñanza. El sistema y los procedimientos de enseñanza que se apreciaron en la educación del pueblo están dentro del nivel de índole familiar y comunal. Esta educación responde a dos características: Una educación familiar vinculada a la edad y una educación comunal vinculada con el Estado.

 

LA EDUCACIÓN EN EL VIRREINATO. Desde los orígenes de la fundación española de nuevas ciudades, la población criolla sintió la necesidad de crear en la sociedad virreinal peruana las instituciones peninsulares. En los primeros años de la conquista, muchos de los españoles que venían a América lo hacían con el deseo de enriquecerse y volver a España mejorando su situación, pero muchos otros que habían ganado aquí tierras y posesiones, empezaron a sentir la tierra como propia y junto con ello la necesidad de construir una ciudad al estilo de las europeas, incluyendo todos los servicios que estas podían ofrecer. Sólo diez y seis años después de la fundación de Lima se abre la universidad, y después de esta, todas las instituciones educativas existente en la España de entonces.

Las instituciones educativas de la época son: las escuelas de primeras letras, que corresponden a lo que es hoy la escuela primaria. Las aulas de latinidad y los colegios de primeras letras en los que se aprendían latín y sería comparable a lo que actualmente es la secundaria Hemos de tener en cuenta que el aprendizaje del latín era indispensable para el ingreso a la universidad, donde todas las clases se dictaban en esta lengua. Los colegios de humanidades, fundados por los jesuitas, frecuentemente tienen incorporado estudios universitarios de filosofía y teología El tercer nivel, el universitario, es el más amplio. En primer lugar está la universidad, y junto a esta nacieron una serie de colegios de nivel superior que tuvieron distintas funciones: en el S. XVI el colegio mayor de San Felipe y San Marcos y el seminario de Santo Toribio. En el S. XVII los colegios universitarios de religiosos de S. Buenaventura de Guadalupe, de S. Pedro Nolasco, de Santo Tomás y de S. Ildefonso. Por último en el S. XVIII el célebre Convictorio de S. Carlos.

El contenido de esa educación abarcaba además de los propios de la religión cristiana, la lectura, la escritura, el cálculo, y también en ocasiones enseñanzas profesionales que fueran de gran utilidad al indio en su vida diaria y laboral. Existieron algunos colegios donde también los religiosos impartieron estudios superiores, destinados a la educación de los jóvenes hijos de caciques o de la alta nobleza, principalmente, ya que éstos eran los destinados a ocupar los puestos más importantes dentro de la sociedad colonial, y porque con sus actuaciones constituían un ejemplo con respecto al resto de la población. Junto a esta labor evangelizadora los misioneros desarrollaron una importante labor educativa y civilizadora, acciones que llevaron a cabo de un manera conjunta y paralela, aunque siempre los principios de la doctrina cristiana eran  los que marcaban la marcha de las mismas, dada la trascendencia que tenía la fe cristiana en la sociedad española del Renacimiento, Barroco e Ilustración.

Estas acciones educativas y evangelizadoras permitían una mejora de los usos, prácticas y costumbres de los indios, y por lo tanto su civilización, a través de una modelación de su persona lo más parecida posible a la española pero respetando la autóctona. Autoridades civiles y eclesiásticas se preocuparon por el cuidado, la promoción, educación, civilización y evangelización del indio. En el primer caso, un ejemplo de ello será la labor desarrollada por el virrey Toledo en el Perú, el cual, como ocupante de un cargo político importante y como gran conocedor del territorio peruano por el  número de visitas que realizó por distintos lugares del mismo, elaboró unas ordenanzas que regulaban la vida cívica y laboral del indio, con la finalidad de que no se cometieran agravios contra los mismos y que lo que se potenciará fueran sus habilidades y educación. En el caso de personalidades eclesiásticas, fueron Santo Toribio de Mogrovejo y José de Acosta quienes ocuparon un lugar preeminente en la educación, humanización y evangelización de los indígenas. Ambos se preocuparon de conocer la realidad en la vivían los naturales del Perú, así como de la adopción de medidas que potenciaran sus capacidades y habilidades intelectuales. El denominado "Plinio de América" -José de Acosta- fue una de las personas que más se preocupó por una buena educación, cristianización y humanización de los indios. A través de las visitas que realizó por el virreinato observó que eran varios los errores cometidos por religiosos y civiles, y especialmente en los métodos de evangelización, no siempre acertados, y por otra parte cuando su mal ejemplo afectaba sobremanera al comportamiento de los indios y a su buena predisposición para la recepción del evangelio y otras actividades educativas. Así, decidió reflexionar acerca de qué medidas favorecerían el desarrollo educativo de los indígenas, con la finalidad de que la adopción de éstas permitieran un mayor éxito en las labores de enseñanza llevadas a cabo por los misioneros. Su aportación incluye importantes métodos educativos que se caracterizan por la persuasión y la perseverancia, así como la comprensión de la cultura indígena y el aprendizaje de la lengua quechua, todas ellas planteadas con el objetivo de conseguir una mayor efectividad en las labores de educación y evangelización desarrolladas con los indios. Tuvo un papel fundamental en la elaboración castellana  del catecismo compuesto en el III Concilio, así como en la aprobación de las medidas adoptadas en el mismo, ante el rey y el papa.

Debe mencionarse la creación de un organismo destinado a coordinar, impulsar y liderar la educación de todos los peruanos. El 4 de Febrero de 1837, en tiempos de fervor caudillista y agitación republicana de un país que surge a la vida independiente, don Andrés de Santa Cruz, Gran Mariscal Pacificador del Perú, decide crear un Ministerio con el título de Ministerio de Instrucción Pública, Beneficencia y Negocios Eclesiásticos, que nace orgullosamente con solo tres empleados. Al día siguiente la planilla se incrementó con el nombramiento del primer Ministro del Sector, el Presbítero doctor Manuel Gaspar de Villarán y Loli. Al promediar el siglo XIX el General Castilla promulga el primer Reglamento de Educación, que establece la separación entre educación pública y privada, al mismo tiempo el colegio Guadalupe es declarado Colegio Nacional y se establece el profesorado como carrera pública. Durante los sucesivos gobiernos, la legislación del sector educación pasar por sucesivas metamorfosis como en 1907, durante el Gobierno de Pardo y Barreda, el establecimiento de la Instrucción Secundaria en cinco años, en 1935, Justicia y Culto se desligan del Ministerio de Educación, hasta llegar a ensayar en la década de los años 70 un complejo y ambicioso proyecto de reforma. Se da gran impulso a la Educación Inicial y a partir de los años 80, también al desarrollo de la Educación Superior.De 1980 a 1985, se establece el llamado quinquenio de la educación (segundo Gobierno de Belaúnde Terry. A partir de 1990, se da una nueva Ley del Profesorado y su Reglamento. En 1992, se transfiere el Instituto Nacional de Infraestructura Educativa (INIED) al Ministerio de la Presidencia. Se promulga la nueva Ley Orgánica del Ministerio de Educación, la Ley de Participación Comunal en la Gestión y Administración Educativa, y la Ley de Mejoramiento de la Calidad y Ampliación de la Cobertura de la Educación Peruana. En 1993, se promulga un nuevo reglamento de Organización y Funciones del Ministerio, y se hace efectiva la racionalización con el cese de trabajadores del sector, por reorganización. A partir de entonces la educación peruana ha experimentado grandes cambios y enormes progresos en cuanto a infraestructura y calidad, aunque todavía es mucho lo que queda por avanzar.

En la dilatada trayectoria debe mencionarse en el año 2003 la LEY GENERAL DE EDUCACIÓN (nro. 28044) que establece "los lineamientos generales de la educación y del Sistema Educativo Peruano, las atribuciones y obligaciones del Estado y los derechos y responsabilidades de las personas y la sociedad en su función educadora. Rige todas las actividades educativas realizadas dentro del territorio nacional, desarrolladas por personas naturales o jurídicas, públicas o privadas, nacionales o extranjeras". Deja claro que la educación es un derecho, la gratuidad,  la libertad de enseñanza, la necesidad de formación ética y cívica, el Proyecto Educativo Nacional y la declaración principios fundamentales como el constituir "a la persona como centro y agente fundamental del proceso educativo.", la educación en valores: "paz, solidaridad, justicia, libertad, honestidad, tolerancia, responsabilidad, trabajo, verdad y pleno respeto a las normas de convivencia; que fortalece la conciencia moral individual y hace posible una sociedad basada en el ejercicio permanente de la responsabilidad ciudadana". Todo ello en equidad, calidad, democracia, interculturalidad.

 

4.    EL PERÚ, UN DESAFÍO ESPERANZADO

El periodista Abelardo Gamarra, "El Tunante", a fuer de ser realista en el marco auroral del Perú naciente entre dolores de parto, parece olvidar los dos esperanzadores apartados anteriores del Perú, y sentencia escéptico: "En esta tierra (del Perú) se podría colgar el cartel que puso Dante en el infierno: dejad toda esperanza los que entráis en él".

Dicen que lo dijo el naturalista Antonio Raimondi, aunque nadie lo demuestra pero se sigue repitiendo como maléfica letanía, al hacer un recorrido por todo el país en el siglo XIX y comprobar sus potenciales riquezas rodeadas por una extremada pobreza: «El Perú es un mendigo sentado en un banco de oro».

Lo que sí es cierto que, poco antes de su muerte en San Pedro de Lloc, en 1890, pronunció como testamento:

Jóvenes peruanos, confiado en mi entusiasmo emprendí un arduo trabajo muy superior a mis fuerzas; os pido, pues, vuestro concurso. Ayudadme, dad tregua a la política y consagraos a hacer conocer vuestro país y los inmensos recursos que tiene. Os dejo todavía un vasto campo en que ejercitar la investigación; la senda para que vosotros, continuando los estudios, saquéis a la luz los inmensos caudales que yacen ocultos en vuestro suelo nativo.

¡A qué esperamos? El gran César Vallejo nos lo recuerda también: "¡Hermanos, hay mucho que hacer!". Son numerosos los proyectos que se han puesto en marcha y que cuentan con la aprobación mediática como el premio de "Integración y solidaridad" de RPP que estimula precisamente iniciativas educativas en bien de la comunidad. No se puede olvidar la benéfica acción de los colegios "Fe y Alegría" que –allí donde termina el asfalto- cuenta en la actualidad con más de 88.000 niños y jóvenes en sus 80 instituciones educativas a lo largo de 20 departamentos del Perú.

El historiador y educador Gustavo Pons Muzzo nos invita a transitar por el Perú, camino, tesoro, desafío, a través de un proyecto educativo nacional que ilusione corporativamente a todos peruanos:

Una educación verdadera cumple funciones de conservación, rectificación y superación social y cultural. Asegura la unidad y la renovación espiritual de los pueblos. Educación es arraigo de valores vigentes y generación de otros nuevos. ..El sistema educativo de nuestro pueblo  debe desenvolverse en función de la vida nacional y de la cultura universal a que pertenecemos. La vida nacional tiene por base una realidad cultural propia. La vida nacional nuestra tiene por base nuestra realidad cultural. Nuestra cultura es producto de la transculturación de la cultura indígena surgida aquí hace miles de años y la cultura occidental traída por España a partir del siglo XVI

 

Para lograrlo se necesita dar protagonismo e incorporar a los jóvenes peruanos al Perú vital, múltiple y total, formando su personalidad de acuerdo con los valores esenciales de la peruanidad. Tales ideales y paradigmas deben fijarse de acuerdo con el patrimonio cultural heredado, abiertos a la realidad global del momento y esperanzados en lograr un desarrollo integral para todo el Perú y todos los peruanos. Perú necesita maestros inasequibles al desaliento y eternos recomenzadores, llenos de esperanza.

La simpática acuarela de Pancho Fierro sobre el maestro de escuela nos da la perspectiva de "pasión", de "riesgo" y "gozo" que la educación contiene. En este momento en que el Gobierno Peruano quiere dar solución a la declaratoria de emergencia educativa ante los pésimos resultados (penúltimos de América) en lectura, matemáticas y formación en valores, todos debemos comprometernos a ver la realidad y a adoptar una postura positiva y esperanzadora a pesar de la situación crítica de la educación en Perú.

De los 20 millones de peruanos, unos diez millones son jóvenes. De ellos saldrán los protagonistas de la Humanidad de nuestro contexto. Debemos reflexionar acerca de su situación, de sus valores, sus actitudes, para potenciar sus grandes energías. Todo ello, sin desconocer los grandes problemas de cientos de pandillas en las que naufragan miles de jóvenes a la deriva. Otra de las claves de los jóvenes actuales nos la da el denominado síndrome de Peter Pan, esto es, la negativa a crecer, tal como le sucedió al héroe de Barrie. Los valores percibidos por los jóvenes como fundamentales son: la autonomía (fundante de lo bueno y de lo malo), el pluralismo tolerante ("que no me molesten") y relativista (sin verdades absolutas), el presentismo (vivir a tope el ahora, sin planificar nada excepto el fin de semana y hasta que el cuerpo aguante), la concepción utilitarista del trabajo y la disociación entre fines y medios. Cuántos jóvenes luchan por la excelencia académica, por el triunfo profesional, dejando a un lado su formación moral... Los mismos centros educativos, no ponen quizá tanto empeño en la conciencia como en la ciencia y la técnica. Todo esto lleva a otra clave identificada por el sociólogo de la Universidad de Deusto, Javier Elzo Imaz, "el aburrimiento"

Cuenta el mito de la Grecia clásica que Minotauro era un monstruo con cabeza de toro y cuerpo humano, fruto de los amores de Pasífae y un toro blanco, al que el rey Minos encerró en un laberinto donde todos quedaban atrapados sin poder salir. Fue el héroe ateniense, Teseo, quien logró matarlo y hallar la salida gracias al ovillo de Ariadna, hija de Minos y Pasifae. Nuestro mundo, como nuevo Teseo, busca salir del laberinto pasional y la ofuscación ideológica que la postmodernidad le ha tejido.

Uno de los educadores que ha propuesto un plan de educación nacional, Gustavo Pons Muzzo, nos lanza provisionalmente los siguientes principios básicos:

-          El ideal de la integración nacional, con los incas, en la época virreinal, y durante la República.

-          Educar para la adaptación social, incorporando al joven peruano a la vida actual, con sus problemas, angustias y posibilidades

-          Educando para la eficiencia personal para ayudar al progreso del país y al bienestar personal de sus ciudadanos.

-          Educar para una efectiva actividad religiosa que le haga sentir sus preceptos católicos como normas morales de acción en la vida ciudadana.

-          Educar para la solidaridad continental que busque la paz y la armonía entre los pueblos. "La educación nacional no puede olvidar la sangrante y dolorosa historia internacional del Perú, que pro creer que ese sentimiento americanista y de solidaridad continental era participado por todos, sufrió amargas amputaciones territoriales que lesionaron las entrañas mismas de la nacionalidad. Vamos a educar a nuestra juventud en un sentimiento de solidaridad continental, pero también con un sentido de ALERTA frente a los demás países americanos y en especial frente nuestros vecinos.

Vemos que en buena medida se recogen en el artículo 9º de la Ley General de Educación como "Fines de la educación peruana":

-          a) Formar personas capaces de lograr su realización ética, intelectual, artística, cultural, afectiva, física, espiritual y religiosa, promoviendo la formación y consolidación de su identidad y autoestima y su integración adecuada y crítica a la sociedad para el ejercicio de su ciudadanía en armonía con su entorno, así como el desarrollo de sus capacidades y habilidades para vincular su vida con el mundo del trabajo y para afrontar los incesantes cambios en la sociedad y el conocimiento.

-           

-          b) Contribuir a formar una sociedad democrática, solidaria, justa, inclusiva, próspera, tolerante y forjadora de una cultura de paz que afirme la identidad nacional sustentada en la diversidad cultural, étnica y lingüística, supere la pobreza e impulse el desarrollo sostenible del país y fomente la integración latinoamericana teniendo en cuenta los retos de un mundo globalizado.

Junto al marco legal institucional, está claro que el Perú debe tener un Proyecto Educativo Nacional. Es un mandato de la Ley General de Educación (artículo 7), un compromiso asumido por el Foro del Acuerdo Nacional (Pacto Social de Compromisos Recíprocos por la Educación, disposición final) y una necesidad sentida por cuantos entienden y desean confrontar los desafíos del desarrollo del país y de sus ciudadanos. En el marco de la Ley, y en respuesta a las miles de personas y cientos de instituciones que han participado en el proceso de su elaboración a lo largo y ancho del país durante los últimos tres años, el Consejo Nacional de Educación (CNE) presentó a la nación y a sus autoridades la propuesta de "Proyecto Educativo Nacional al 2021" como resultado de los diálogos y aportes recibidos después de la difusión del documento titulado "Hacia un Proyecto Educativo Nacional". Fue debatida en las 26 regiones del país, en articulación con los procesos de elaboración de sus Proyectos Educativos Regionales y participaron en su formulación maestros, autoridades regionales, educativas y de otros sectores, así como empresarios y productores, profesionales de diversas especialidades, líderes de opinión, jóvenes, dirigentes de organizaciones sociales y del mundo de la cultura. Han revisado, criticado y aportado al texto numerosas organizaciones sociales de base y asociaciones civiles, así como medios de comunicación. La propuesta se ha nutrido también de las opiniones informadas de instituciones y expertos nacionales e internacionales, habiéndose tomado en cuenta propuestas educativas formuladas en otros espacios institucionales y gremiales, como el proyecto educativo del SUTEP o los planes de gobierno de los diferentes partidos políticos. Todos a una deben luchar para conquistar los seis puntos programáticos:

1. Equidad. 2. Calidad. 3. Docencia. 4. Gestión. 5. Educación superior. 6. Sociedad educadora, dispuesta a formar ciudadanos informados, propositivos y comprometidos  con el desarrollo y bienestar de la comunidad.

 

5.    PERÚ, LA HORA DEL AHORA

El aquí y el ahora del Perú requiere marcar la hora del responsable, del formador, del líder, del maestro, la hora del que vive lo que enseña y enseña lo que vive. "La hora del maestro" para J. Ortega y Gasset debe pasar "en lo intelectual por la curiosidad y el ansia por superar constantemente el propio horizonte; en lo cordial la nobleza". Tal fue el aserto del maestro de la historia republicana del Perú, Jorge Basadre, en su escrito a la UNEC en 1946: "Chesterton ha dicho: ´Yo no sabía lo que entendía por libertad hasta que la oí designar con el nuevo nombre de Dignidad Humana: Más que nunca en este instante del mundo es preciso construirse por dentro como una voluntad y como una aspiración de Dignidad"  Veinte años después, en su obra Perú vivo (Lima 1966) dirá que "lo que realmente importa, en la vida y en la obra, es ser uno leal consigo mismo, proceder de acuerdo con el fondo insobornable´ que todos llevamos dentro".

En 1997 se cumplió el centenario del nacimiento de uno de los más ilustres universitarios del Perú: Raúl Porras Barrenechea. Historiador, literato, político, pero también, y sobre todo, maestro. La revista Caretas de 13 de marzo de aquel año nos recordaba el propio testimonio recogido de los discípulos de Porras: "No puede haber, no hay a mi juicio mayor placer ni mayor honra espiritual que ser maestro". Nosotros podríamos añadir salvo el del discípulo que se encuentra con un auténtico maestro.

La escuela, el colegio, la universidad han girado y gira en torno a los maestros. Viven lo que enseñan y enseñan lo que viven. No es el método ni la técnica quienes hacen bueno al maestro sino al revés: el buen maestro categoriza, eleva, ennoblece los métodos. Entre los maestros del Perú,  cabe mencionar al Deán Valdivia, primer director del Colegio Independencia y primer rector electo de la UNSA (Universidad Nacional San Agustín) de Arequipa, quien incursionó de forma enciclopédicas en casi todas las ramas del saber (medicina, derecho, filosofía, teología, química, historia...). En el Doctor Valdivia todo es sabiduría de maestro universitario; su afán por buscar la verdad, su celo por comunicarla, su pasión por convertirla en útil sillar del cimiento de la justa y solidaria sociedad que anhela construir. Se dio del todo a través de sus libros, tratados, artículos y, sobre todo, de sus discípulos. Del maestro de los filósofos por antonomasia, Sócrates, que como se sabe no escribió ningún libro, se llegó a decir que sus mejores obras fueron sus discípulos; ahí está Platón para asegurarlo. De nuestro citado maestro, Juan Gualberto Valdivia, no he encontrado mejor reconocimiento que el formulado por uno de los más destacados historiadores arequipeños, Francisco Mostajo:

Pedagogo de sí mismo, fuélo también de la juventud confiada a su cuidado, y para diademar su nombre de maestro bastan los de algunos de su más esclarecidos discípulos: Manuel Toribio Ureta, José Ciriaco Hurtado, José María Químper, José Simeón Tejada y Francisco García Calderón.

Claro que esta relación estrecha entre el alumno y el maestro no se improvisan. Requiere una dedicación mutua, limpia y desinteresada. Lo mismo que la auténtica paternidad o maternidad no se reduce a la vinculación carnal, sino que se cultiva con el trato, la aceptación, el afecto..., el título de maestro se consigue por la autoridad profesional y moral, así como el de discípulo se gana por la docilidad creativa. El mayor gozo del maestro es descubrir un discípulo, potenciándolo al máximo de sus posibilidades, logrando que le supere. Es lo que manifiesta nuestro célebre Deán en la dedicatoria de Las revoluciones de Arequipa (Arequipa, 1874) con F. García Calderón, futuro presidente del Perú:

El cariño que te profeso desde tu niñez, y la gratitud y estimación que me has demostrado siempre por el cuidado que he tenido de tu educación, te hacen acreedor a que yo te dedique este trabajo. Acéptalo como una pequeña ofrenda de mi puro afecto hacia ti y de la ternura de padre y amigo agradecido con que te recuerda siempre, tu VALDIVIA"

Cariño, gratitud, ternura. Palabras definitivas para esculpir, forjar los maestros del siglo XXI que requiere el Perú.

Recientemente se celebró el centenario del nacimiento de un gran educador peruano, José María Arguedas, mentor de una patria de "todas las sangres". Recordar su trayectoria nos ayudará a comprometernos con el Perú total que tan hondamente vivió y describió. Nace en el Perú profundo de Andahuaylas en 1911 y muere en Lima en 1969. Aprendió la lengua quechua al relacionarse con niños indígenas y se adaptó a sus costumbres. En los viajes que realiza con su padre (Mollendo, Arequipa y Cusco) se familiariza aún más con la problemática andina. Estudió la secundaria en Ica, Huancayo y Lima; en los colegio San Luis Gonzaga, Santa Isabel y Mercedarios, respectivamente. Estudia como alumno libre sus dos últimos años. Ingresa a la universidad de San Marcos en 1931, cuando tenía veinte años. En tal casa de estudios sigue las especialidades de Literatura y Antropología. Graduado como doctor en antropología en 1963, fue profesor de esas disciplinas en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y en la Universidad Agraria hasta su fallecimiento. El zorro de arriba y el zorro de abajo (1971), publicado de forma póstuma. En esta última obra Arguedas combina la ficción con otros personajes en los que se percibe la situación depresiva en la que se encontraba el escritor. Con esta inconclusa novela, Arguedas se despide del mundo, registra sus últimos días de vida y anticipa su suicidio. El médico Santiago Stucchi Portocarrero al concluir el análisis de su depresión señala que su muerte "fue el trágico final de un hombre atormentado por la depresión. El P. Gustavo Gutiérrez, confidente de Arguedas, dirá de él que  "es el escritor de los encuentros y desencuentros de todas las razas, de todas las lenguas y de todas las patrias del Perú. Pero no es un testigo pasivo, no se limita a fotografiar y a describir, toma partido."  Como lo tomó un maestro de primaria, Alejandro Cussiánovich, quien  fundó el Movimiento de Adolescentes y Niños Trabajadores y siembra a manos llenas ante la emergencia educativa que sacude a nuestra patria  la "pedagogía de la ternura", entre los  chicos que trabajan.

Y como lo tomó una alumna de 103 años, Antonia Paz Álvarez, quien a los 103 años de edad logró aprender a leer y escribir en el círculo "Caritas Pintadas", instalado por el Programa Nacional de Movilización por la Alfabetización (PRONAMA), en el distrito de Majes, provincia de Caylloma, región Arequipa. Con el apoyo de sus vecinas y compañeras del citado círculo de alfabetización, así como de su facilitador, Manuel Febres, la dama arequipeña empezó con los ejercicios necesarios para poder habilitar su mano derecha al movimiento propio de una escritura. Esta etapa no le fue complicada toda vez que Antonia Paz estaba acostumbrada al trabajo propio del campo y del tejido, que requieren una gran habilidad de las manos y brazos.

Ella, a los 103 años, representa la síntesis viviente de la peruanidad, el arrojo y el temple de la mujer peruana, el ideal de superación, el entusiasmo de ser más, de superarse. Ella, alumna de primeras letras, se convierte en una maestra llena de vida.

Carlos Cueto Fernandini (1913 – 1968) nos lo legó como patrimonio y como paradigma:

Es maestro TODO AQUEL que se siente capaz de trabajar empeñosamente al servicio de un ideal, sin guardar para sí los frutos de su trabajo; TODO AQUEL que al conversar con otro, siente el placer de beneficiar con su pensamiento a aquel con quien dialoga y de escuchar atentamente el mensaje que puede desprenderse de las palabras recogidas; TODO AQUEL que apetezca sumergirse, en los valores que empujen a los demás en la práctica del bien; TODO AQUEL  que se reconozca a sí mismo en las justas aspiraciones de un hombre cualquiera, aun cuando ese hombre no sea su amigo, y a pesar de que esa aspiración no compromete ninguno de sus intereses personales. TODO AQUEL que se sienta enriquecido cuando da; TODO AQUEL que sabiendo, olvida que sabe; TODO AQUEL que se sienta capaz de trabajar por los demás; sin extender enseguida la mano para demandar la recompensa; TODO AQUEL que crea firmemente que el destino del hombre puede ser siempre mejor;..TODO AQUEL que quiere hacer de los demás hombres maestros como él; Si lo es de veras, cualquier ser humano puede ser un MAESTRO.


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[1]"Caminos de Peregrinos" Revista Perú-El Dorado Lima, Septiembre 1999, pp. 64-72

[2] Historia natural y moral de las Indias [1590]. BAE, 73, Madrid, Atlas, 1954. http://www.cervantesvirtual.com/FichaObra.html?Ref=600

[3] Qhapaqñan (El sistema vial inkaico) Instituto Andino de Estudios Arqueológicos, Petróleos del Perú (Traductor Eduardo Arias), Lima 1992. Son numerosos los organismos como AECI que van asociándose para reconstruir este auténtico lazo de integración que fue el camino inca.

[4] Archivo Arzobispal de Lima (AAL). Papeles importantes V:20

[5] AAL, Papeles Importantes, Legajo III. Expediente 12.  Año1611

[6] AAL, Papeles Importantes III-14

[7] AAL, Papeles Importantes III-20

[8] AAL, Papeles Importantes III-21

[9] Recordado por M. Vargas Llosa en su discurso en la PUCP al recibir la condecoración como doctor honoris causa http://www.pucp.edu.pe/puntoedu/images/documentos/institucionales/sueno-realidad.pdf

 [10] Término Acuñado por Luis Jaime Cisneros en la presentación de la revista "Riesgo de educar", 18 de julio de 2008, en la Universidad Católica Sedes Sapientiae

[11] GONZÁLEZ CARRÉ, Enrique. "Educación Prehispánica en el Perú". Lima, IFEA, 2004. p.94.

[12] Basándose en Garcilaso, María Rostworoswki propone entre 8 a 10 años; mientras que Gózales propone entre 12 a 13 años de edad.


 

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