martes, 5 de agosto de 2014

EL CABALLERO DE ALCÁNTARA Y LA IGLESIA DE ROLLÁN

EL CABALLERO DE ALCÁNTARA Y LA IGLESIA DE ROLLÁN

 

Acabo de leer una apasionante novela "El caballero de Alcántara" de Jesús Sánchez Adalid que tiene como protagonista un caballero de Alcántara, Luis María Monroy. Justo lo enmarca en el contexto hispanoamericano en el que muevo: el de la monarquía de los Austria o Habsburgo y más en concreto en la España de Felipe II y el Perú del Virrey Toledo. De hecho, los pasajes en los que narra el encuentro del protagonista con Francisco de Toledo, también caballero de la orden de Alcántara, y con Felipe II, me han encantado. La historia se desenvuelve en un momento clave del año 1568: en julio muere en Segovia su hijo, el príncipe Carlos, heredero del trono, y poco después su esposa Isabel de Valois. Los conflictos en Flandes crecen, los turcos amenazan el Mediterráneo, los moriscos de Granada se rebelan y todo parece ir a peor. Pero el monarca está dispuesto a afrontar los problemas del reino, valiéndose de sus diestros secretarios, que ponen en práctica su mejor arma secreta: una red de espionaje como nunca ha conocido Estado alguno. Pero no puede fiarse siquiera de su avezado cuerpo diplomático. Los agentes dobles abundan y el peor enemigo, el Gran Turco, dispone a su vez de hábiles informadores. Su Majestad decide entonces acudir a las Ordenes Militares para echar mano de sus nobles y leales miembros: monjes guerreros juramentados que se mantendrán fieles en los mayores peligros. Es en este momento cuando es enviado desde el Monasterio de Guadalupe nuestro caballero alcantarino acompañado de otro caballero de la orden de Malta con el fin de espiar lo que pretenden hacer los enemigos del Rey católico, en vísperas de Lepanto.

 

Nuestra villa de Rollán y nuestra iglesia pertenecieron a la orden de Alcántara; de hecho aparece su nombre como encomienda en la novela. Basta con ver el escudo representado en piedra por doquier. Muchos de los hombres ilustres de España como Cervantes, Velásquez, Quevedo, Garcilaso de la Vega fueron miembros de alguna de las cuatro órdenes militares  existentes en España. Fueron corporaciones que nacieron para luchar contra los moros, asegurar el orden y proteger a peregrinos y desvalidos. Hoy en nuestro país quedan apenas 350 caballeros, pero tienen detrás una gran historia

Las órdenes militares nacieron allá por el siglo XII. La idea era que lucharan contra los moros, cooperando a la Reconquista de España; aseguraran el orden y protegieran a los peregrinos[1].

Se parecían a las órdenes religiosas y -aunque estaban sometidas a la autoridad de la iglesia-gozaban como aquéllas de algunos privilegios. Las personas y los bienes de estas órdenes estaban regidos por los priores, vicarios y maestres.

Cuatro fueron las más importantes: la de Santiago, la de Calatrava, la de Alcántara y la de Montesa.

La orden militar de Santiago fue fundada en 1161 en el Reino de León por doce caballeros del lugar que decidieron unirse para defender a los peregrinos de Santiago y guardar las fronteras de Extremadura. Uno de los episodios históricos en que participaron fue el sitio de Sevilla, con una entrada triunfal de los cristianos en esta ciudad. El primer estandarte que ondeó en sus muros fue el de Santiago, bendecido por el Papa. El traje de ceremonia de los santiaguistas es una capa blanca con la ya famosa cruz de Santiago.

En ninguna de las cuatro órdenes militares españolas se puede conceder hábito a quien provenga de judíos, moro, hereje, converso ni villano. Tampoco podrían ser caballeros ellos o sus padres habían sido procuradores, prestamistas, mercaderes, o hubiesen vivido del trabajo de sus manos. En la actualidad, de estos herederos de los caballeros que reconquistaron España y los Santos Lugares, en nuestro país quedan unos 350 caballeros y en octubre del 2004 se reunieron para celebrar su Jubileo. Se juntaron en Madrid, en la catedral de la Almudena, y de paso reclamaron que no se les olvidara. Lucieron las galas de las mejores ocasiones: grandes túnicas blancas, cordones a juego, guantes blancos y sombreros con las insignias de sus respectivas órdenes. Hoy ya no combaten contra los moros, sino contra "el odio, las guerras, la idolatría del dinero, la indiferencia, la indolencia y el consumismo."

ORDEN DE MONTESA. Su objetivo era combatir a los musulmanes que invadían con frecuencia las costas valencianas. Desde que se incorporó a la Corona, es una corporación compuesta sólo por nobles.

ORDEN DE CALATRAVA. Se compuso en principio de caballeros y religiosos que vivían separados. Para ingresar en ella había que presentar pruebas de nobleza y comprometerse a defender la fe católica y a guerrear sin descanso contra los moros. Fue una orden muy prestigiosa en su momento.

ORDEN DE ALCANTARA. La fundaron varios caballeros de Salamanca y fue confirmada por el Papa Alejandro III como orden de caballería. Vestían túnica de lana blanca muy larga y capa negra que sustituían por un manto blanco en las ceremonias. Ningún caballero podía recibir los sacramentos sin el manto blanco. Tanto en tiempos de paz como de tregua, los caballeros permanecían dentro del convento.  Su emblema o escudo: En campo de plata, una cruz de Alcántara.

Fueron los fundadores de la Orden los hermanos salmantinos D. Suero y Don Gómez Fernández Barrientos, quienes consagraron su vida a la defensa de los cristianos en la frontera del reino de León contra los moros de Extremadura y construyeron una fortaleza junto a la Ermita de San Julián del Pereiro cerca de Ciudad Rodrigo allá por 1156. Pocos años después recibieron del cisterciense Ordoño, obispo de Salamanca, una Regla como la de Calatrava, que fue confirmada en 1177 por el Papa Alejandro II. Al principio se llamaban "Freires de San Julián del Pereiro".

Hay que recordar que en 1211 los caballeros alcantarinos conquistaron Trujillo, ciudad cedida por Alfonso VIII, por lo que se denominaron "Caballeros de Trujillo". En 1213 recibieron la plaza de Alcántara, por parte de los caballeros de Calatrava, cuando era su maestre Nuño Fernández. Por esta razón, hubo un pacto de hermandad entre ambas Órdenes –las dos de filiación cisterciense-, incluso los de Alcántara se sometieron a la visita canónica de los maestres de Calatrava. La misma cruz que llevaban sobre el manto blanco será la misma flor de lis de Calatrava D. Gómez Fernández, su compañero de fundación y, según la opinión de algunos, su hermano, ya con el título de Prior. Ciudad Rodrigo, tras ser reconquistada del poder los moros, estaba siendo repoblada por cristianos, pero estos molestaban con sus incursiones  a sus vecinos del reino de Portugal, separado ya de la Corona leonesa. Un tanto harto el monarca portugués de aquel estado de cosas, decidió enviar una expedición de castigo que arrasara Ciudad Rodrigo, confiando el mando de la misma a su hijo y heredero, el príncipe D. Sancho. Entrada que fue, la fuerza portuguesa, por tierras de León talando y devastando todo a su paso, el Prior de la Orden de Alcántara se apresuró a acudir con sus freires y vasallos, dispuesto a defender lo que consideraba su territorio. Incorporados los miembros de la Orden al ejército del rey Fernando que, advertido, acudía a enfrentarse a los intrusos, se trabó la batalla en los campos de Argañán, siendo los invasores derrotados y quedando muertos o prisioneros los portugueses que no lograron escapar con su Príncipe. Victorioso, el rey Fernando, decidió dirigir sus armas contra los moros de la frontera meridional de su reino. Traspasada la frontera y después de tomar unas cuantas villas, cayó sobre la de Alcántara, plaza fuerte que, sin embargo no pudo resistir las arremetidas del monarca cristiano, rindiéndose. Los portugueses, queriendo aprovechar la oportunidad de que Fernando andaba ocupado en otras partes, invadieron de nuevo sus dominios, penetrando en Galicia, tomando Tuy y otros castillos, para encaminarse a marchas forzadas hacia Badajoz, con el intento de ocupar esta población, sabedor de ello, el rey Fernando, se encaminó a la capital extremeña y en las calles de Badajoz, se trabó la lucha. De nuevo, los leoneses resultan vencedores y el rey portugués en su huída, alcanza un postigo de la ciudad y tal es su aturdimiento que choca violentamente contra un madero, pegándose un golpe tan fuerte que queda con una pierna fracturada y es fácilmente hecho prisionero por las huestes leonesas.

D. Fernando no se contentó con esta victoria y aprovecha la ocasión para atacar Cáceres en poder de los moros, haciéndolos huir y conquistando la ciudad. En todas estas guerras sirvió D. Gómez con sus freires y vasallos, pero el Rey no les hizo merced alguna de lo conquistado, dado que la Orden no tenía todavía rentas ni fuerzas para defenderlo y lo habría perdido. Pero le confió dominio sobre varias villas contiguas a su territorio, en la ribera del Coa, y algunas heredades. Rechazados los almohades, entraron en León y pusieron cerco a Ciudad Rodrigo en cuyo auxilio corrió el rey Fernando, apoyado, también en esta ocasión, por D. Gómez y sus freires. Los cristianos, aunque inferiores en número, alcanzaron la victoria y a ello contribuyeron poderosamente los caballeros de D. Gómez. Agradecido el rey por el auxilio de la Orden, declaró solemnemente que la tomaba bajo su protección y amparo, mediante un Real Privilegio. Sanción más alta obtuvo D. Gómez para la Orden, al solicitar del Papa la aprobación de la misma, lo que le fue otorgado mediante bula de fecha 29 de diciembre de 1177. Aquí es donde aparece por primera vez la dignidad de Maestre, al que todos deberían obediencia y respeto. D. Gómez deseaba extender su Orden a Castilla y sabedor de que D. Alfonso VIII, preparaba una irrupción en la Extremadura musulmana, le ofreció sus servicios que fueron aceptados. El Maestre y sus caballeros participaron en la contienda y una de las primeras plazas que reconquistaron fue la de Trujillo. Vasallo D. Gómez del Rey de Castilla asistió a las Cortes de Carrión. Se ignora si D. Gómez y sus freires asistieron a la batalla de Alarcos. Perdida aquella batalla por los cristianos, los moros llegaron hasta Toledo, asediándola. En Trujillo resistieron los Caballeros de la Orden que la guardaban, pero su inferioridad numérica les obligó a rendirse. La muerte del primer Maestre D. Gómez Fernández debió producirse en el año 1200, pues en él se eligió su sucesor. El rey Alfonso de Castilla, ofreció la plaza de Alcántara a la Orden de Calatrava, por ser plaza muy codiciada por los moros y difícil de defender. Los calatravos pronto comprendieron que no les era posible atender tan dilatada frontera. Y fue entonces cuando la Orden de Pereiro se comprometió a defender la villa y fortaleza de Alcántara, con lo cual de allí en adelante así fue conocida: Orden de Alcántara. El transcurrir del tiempo fue dando paso a los consiguientes Maestres de esta Orden, al tiempo que aumentaba su poder. Así, el Maestre don Gonzalo-Martínez de Oviedo, decimocuarto Maestre, tuvo un miserable final. Mezclado en las intrigas de Castilla, temeroso de la ira del Rey, se refugió en el castillo de Valencia de Alcántara, sin duda con la esperanza de obtener la ayuda del rey de Portugal. Este no llegó y las tropas del Rey escalaron durante la noche las murallas del castillo, cogieron preso al Maestre D. Gonzalo, que fue degollado. Continuó la sucesión de Maestres, unos con mejor suerte que otros, hasta llegar al final, un tanto aventurero, de D. Martín Yañez de Barbudo. Desastroso fue su final; un ermitaño del Santuario de Nuestra Señora de los Hitos, cerca de Alcántara, llamado Juan de Sayo, que gozaba fama de santidad, le dijo que sabía por revelación divina que habría de tomar Granada sin perder ni un solo hombre. El Maestre, concedió crédito al visionario y envió dos escuderos al rey de Granada, mofándose de su religión y retándole a singular combate entre ambos, o entre caballeros que eligiesen, siendo dobles los moros que los cristianos.

Antonio de Nebrija con D. Juan de Zúñiga, Maestre de la Orden de Alcántara (siglo XV). Los mensajeros fueron presos y maltratados lo que enfureció al Maestre y le empujó a marchar sobre Granada. Salió la expedición, llevando delante una cruz y el pendón de la Orden. Llegó a Córdoba donde mentes sensatas quisieron disuadirle de su descabellado proyecto, pero alegó que obedecía por mandato divino, se alborotó el pueblo y hasta se le agregaron cinco mil ciudadanos, confiando ciegamente en la protección de Dios. En Egea le mataron tres caballeros y entonces acusó al ermitaño de mentiroso, pero este aseguró que en la batalla resultaría victorioso porque así se lo había revelado Dios. Entretanto, el reino de Granada ya estaba en armas: cinco mil jinetes y más de ciento veinte mil infantes esperaban al tozudo Maestre. Salieron y sorprendiendo a las huestes de D. Martín Yánez hicieron tal matanza que fueron pocos los que lograron escapar, pagando, el crédulo Maestre, el crédito concedido al ermitaño. Y así se llega hasta el último Maestre de Alcántara: D. Alonso de Monroy, que hacía el número trigésimo sexto. Ya no hubo más. No fue la suya una vida plácida porque pronto se enemistó con los Reyes Católicos, ya que orientaba sus simpatías hacia los Reyes de Portugal. Sufrió cárcel, se fugó de ella, atravesó no pocos avatares en una época turbulenta con las luchas civiles entre los bandos de "la Beltraneja" y la más tarde reina Isabel "la Católica". Viendo acercarse sus últimos años, Monroy trató de reconciliarse con los Reyes, pero ya era tarde, porque todos sus bienes y mayorazgos habían pasado a otras manos de las que ya no era posible arrancarlos.

D. Alonso de Monroy, hasta su muerte, contando ochenta años, en 1511, siempre fue afecto a la dinastía portuguesa. Mucho mejor le hubiera ido siendo fiel y leal vasallo de los Reyes Católicos. Con él terminó la  independencia de la Orden de Alcántara, cuyos caballeros tanto y tanto  colaboraron en la Reconquista.

La Orden Militar de Alcántara, que llegó a atesorar vastas posesiones, tuvo en San Benito su Casa Prioral, atravesando por diversas vicisitudes históricas con momentos de gran apogeo  y  otros de decadencia, hasta llegar a 1835 que con la Desamortización de Mendizábal termina la vida conventual y llega la incuria, la ruina y el abandono del convento.

La primera divisa de la orden tenía un peral de sinople en campo de oro;  en  1410  el  Papa  Benedicto XIII la modificó y a partir de entonces fue una Cruz flordelisada de sinople abierta como se aprecia en la fotografía adjunta y podemos contemplar en las paredes de la iglesia de nuestro pueblo..

Los Reyes Católicos incorporaron el maestrazgo de la Orden a la corona y los caballeros fueron dispensados del voto de castidad un poco más tarde. 

 

Las dignidades de la Orden de Alcántara fueron las siguientes:

Maestre: Eran los Prelados supremos de las órdenes Militares. Tenían todo el gobierno, espiritual y temporal de ella. Era juez ordinario en todas las causas civiles y criminales que surgieran entre los Comendadores, Freires, Caballeros y Clérigos, así como entre los vasallos de todo el maestrazgo.

Prior: En el sacro convento de Alcántara fue la segunda dignidad de la Orden.  Es  párroco  universal  de  todos  los  religiosos  y del mismo Maestre. Pronuncia  sentencia  de  excomunión,  si   bien  en   el  uso   de  todo  estaba  subordinado  al  Maestre.  Tiene  mitra  y  báculo,  da bendición  al  pueblo  y concede indulgencias. Le pertenece el gobierno de la Orden muerto el Maestre.

Comendador Mayor: Muerto    el    Maestre,    junto  con   el Prior, gobierna  la Orden y convoca capítulo para la elección de sucesor.  Tiene  sus  rentas  en la villa de Alcántara  y  Brozas. Cuando los moros vivían en su ley, todos   los  de   Alcántara,   desde   los  20  a   los  60  años,  le  pagaban  50 maravedíes  y  12  cualquier  mujer  pública  que venia a vivir de asiento.  La viuda  que se volvía a casar antes de que pasara un año y día de la muerte de su marido, le pagaba un marco de plata.

Clavero:  Es  el encargado de guardar las llaves del convento. Asiste a la presentación de cuentas que hace cada año el Mayordomo. Tiene las llaves del archivo de la Orden. En Salamanca contamos con una bella Torre del Clavero.

Otras dignidades que siguen en importancia son las de Sacristán Mayor y Prior de Magacela.

 

HITOS IMPORTANTES DE NUESTRA IGLESIA

 

1192. Mateo Martín ha encontrado una inscripción en piedra en lo que fuese altar de Nuestra Señora de Fátima y donde en la actualidad está el Paso de las Angustias, junto al Baptisterio, lo que podría ser la piedra fundacional. Parece leerse: "Era MCCXX". Hace referencia a la "era hispánica" que tiene 38 años de menos que la era cristiana, por lo que estaríamos en el año 1192[2].

1194. Dos años después, 14 de marzo de 1194, nos encontramos con la primera referencia histórica escrita sobre la iglesia de San Juan de Rollán[3]. Como se puede suponer, se trataría de una iglesia románica de la que quedan algunos restos: fragmentos pictóricos a ambos lados del retablo actual, sillares con grabados de flechas, símbolos geométricos, cruces de pétalos, cruz paté con restos de pintura.

1516: D .Gil Martínez, obispo de Salamanca, al informarnos de "las dignidades, prebendas, beneficios e yglesias que ay en el obispado de Salamanca", al referirse en concreto al distrito o  QUARTO DE VAÑOS refiere que tiene 25 iglesias parroquiales y muchos anexos con pilas bautismales. Asimismo "este quarto tiene el beneficio curado de la villa de Rollán que es de la encomienda de la Madalena de la orden de Alcántara, que es de presentación de su magestad como administrador de la Orden"[4]

El templo actual se construiría como parroquia de San Lorenzo Mártir a principios del siglo XVI. A pesar de las reformas, pervive su estilo gótico inicial en el frontal semicircular, las dos bóvedas de tercelete que salen de nueve columnas adosadas y que arrancan a la mitad de altura de los muros laterales y del frontal y que en su base tienen esculpido un ángel que sustenta un escudo. A las nueve columnas se corresponden por fuera nueve contrafuertes de variado tamaño, con otros dos añadidos en el mismo sentido de la nave. Todavía subsisten cinco ventanas que en su momento serían otras tantas vidrieras que, por el ábside, proporcionarían luz al templo. El ábside termina con un gran arco ojival integrado por tres columnas adosadas, a partir del cual arranca la nave.

1570  Colación del priorato . Cristóbal de Ribera, rector de la parroquial de San Lorenzo de Rollán[5].

1583. . En el AGS, Dirección General de Rentas, Comprobaciones 1583, 28, aparece como vicario de la villa Don Francisco González Montesinos, se habla de 137 fanegas de pasto.

1599. AHN, Órdenes Militares, 3, 3, 12. Después de haberse celebrado el Concilio de Trento, nos encontramos con una bula del Papa Clemente VIII, en el que parecen confirmarse las anteriores jurisdicciones como "nullius diócesis"

1625. Concierto entre Don Frey Francisco Barrantes Maldonado, del hábito de Alcántara, clérigo presbítero, prior de la Villa de Rollán, juez de la Magdalena, de la Universidad de Salamanca, y Andrés Rodríguez, ensamblador, en la fecha 21 de diciembre de 1625. Se encarga un retablo para el altar de la iglesia de la villa de Rollán, según el de Nuestra Señora de la Asunción[6].

1604-1629 De acuerdo con el Libro de los lugares y aldeas del Obispado de Salamanca[7] Menciona de Rollán es que es de la Encomienda de la Madalena y "así no se visita" Acerca de Sagos: "anexo de Las Navas, con 7 vecinos, iglesia grande y con necesidad de reparar el tejado y maderamiento" lo sirve un clérigo desde Rollán. Al hablar de Tavera se cita que lo sirve el beneficiado Manuel González, natural de Rollán, canonista, cuyas costumbres al parecer "muy buenas" se citan en el libro de los clérigos. En aquel tiempo Barbadillo tenía 30 vecinos, Canillas 14, Calzada del Camino 14, Porqueriza 3, Villa Mayor 40, La Mata 12, Vulpexas 50, Pozos de Mondar 5,Santo Tomé de Colleis. De Cojos nos dice que tiene 4 vecinos, "la iglesia está muy maltratada, las paredes son de tierra y está muy desmoronada y todas las esquinas de la capilla se están cayendo y están algunas piedras del todo salidas afuera, no tiene campanario y en el suelo dentro de la iglesia están puestas sobre unas piedras dos campanas, una grande y otra pequeña"  Ni los de Cojos ni los de Torrecilla (9 vecinos) tienen cura; los atiende por ahora Alonso Esteban, cura de la Mata.

1674, 25 de octubre. AHN, OOMM, Leg 29, nº 31, Doc. 1312. Carta de don García de Morente al Consejo de las Órdenes pidiendo se le adjudiquen unas partes de la renta del priorato de Rollán,

1679. Figura esta inscripción en la sacristía. Puede deberse a una mejora en la misma.

1703. La noche del 11 de septiembre de 1703 hay un incendio en la sacristía, que provoca la quema del archivo parroquial –ubicado en este recinto- y que hizo perder  la mayoría de los libros de bautismos, matrimonios, defunciones y judicatura.

Aunque no tenemos fechas exactas, pero antes de 1752 -fecha del Catastro de Ensenada- y según la revista Sociología Religiosa y Pastoral de Conjunto de la diócesis de Salamanca "en Rollán, los franciscanos tuvieron un convento destinado a atender a los peregrinos que venían de Portugal, camino de Santiago"[8]

1726. La pared y el campanario de la iglesia se encuentran desplomados. Biblioteca Nacional, Manuscrito 1770, ff.233-234 Se encuentra como prior, Frey Don Pedro Zambrana, quien compromete a Frey Don Francisco Calderón, prior de Magacela y dignidad de la Orden de Alcántara a reparar la iglesia y las casas del Priorato de Rollán, por razón de las rentas y diezmos que percibió en los ocho año. El actual prior lleva la causa ante el Real Consejo de Órdenes debido a que era "notoria la suma pobreza de todos los parroquianos y sin recurso para reparar la total ruina". Se habla de sus antecesores Diego Valdivia y Andrés Hidalgo.

1742. Conocemos ya las medidas de la capilla mayor (actual ábside, cuerpo de la iglesia y sacristía; un retablo mayor de talla antigua dorado y pintado; otros dos retablos colaterales; un púlpito con pie, todo de piedra; una torre con tres campanas (una pequeña y dos medianas) y a cuyo pie se encuentra una puerta. La otra puerta estaba al sur, precedida de un atrio[9]. Bóveda de piedra antigua con 7.5 varas de ancha y 15 de lago (12.55 mts). Retablo de talla antigua, dorado y pintado de diversos colores y de dos colaterales

1748, Legajo 5252, libro 1. De esta reparación data una de las campanas hoy conservadas y que tiene un grabado en 1735. Para esta fecha ya se había terminado la reconstrucción de la cubierta de la nave y espadaña. Es probable que se construyera entonces la Capilla de San Antonio, aunque no aparece citada expresamente hasta el 6 de agosto de 1748.[10]

1752. 17 de noviembre- 5 de febrero de 1761  AGS, Catastro de Ensenada. Francisco González, vicario cura párroco de la iglesia parroquial de la villa de Rollán. 120 vecinos, incluidos el párroco y las viudas. 123 casas habitables y con morador y 15 sin él, aunque habitables y no hay ninguna arruinada. Fiestas. Predicador de Cuaresma, Misa de buenos temporales, conductor de bulas, romería de voto, limosna de Casa Santa, de redención de cautivos, niños expósitos, hospital de locos, convertidos, sacerdotes, pobres, enfermos, reparos de casas y fuentes, hijuela de sexmeros, limosna de San Antonio Abad, gastos de elecciones de oficios y otros....

1759, AHN, OOMM, Consejo, Doc. 4530. Suscripción del Priorato de la Villa de Rollán, sus bienes, iglesia, la del lugar de Garzigrande, sus anejo, bienes de ambas regalías, papeles y estado que todo tiene al presente. "La espadaña tiene algunas piedras desunidas que lo necesita calafatearse, cuyo coste y el de poner canteras nuevas a las campañas mayores, 160 r, todo 1.362.

1774-84 (Archivo Parroquial de Rollán) Durante la época del prior Domingo Granda Rivero, el viejo retablo de madera es sustituido por el actual de piedra simulando mármol, de estilo neoclásico. Desaparece el retablo principal y los colaterales. Según el Memorial de 1796 presentado por el arquitecto de la orden Jerónimo García de Quiñónez y Gavilán se hacen "otras varias obras". El nuevo retablo está enmarcado por dos grandes columnas de mármol verde; en su pedestal está representado el sol, tienen el fuste liso y el capitel corintio. En el centro del frontón partido se encuentra un gran escudo de la Orden y, rematándololo todo, la corona real.

1774, OOMM, Consejo. Descripción  y reconocimiento de las casas y posesiones del priorato de Rollán de la OA practicada a instancias del R. Frey Domingo de Granda Rivero, religioso profeso del mismo orden, rector del Imperial Colegio de Salamanca. Descripción de la iglesia en los ff 108-109.

1784, AHN, OOMM, Consejo. Testimonios y diligencias que se han de entregar por el D. Frey Don Francisco Valdivia Donoso, su actual prior en el Archivo del Sacro y Real Convento del Orden y Caballero de Alcántara. Se habla de dos puertas una al lado del sur con un portal con columnas grandes de piedras; en la fachada principal que es el pie de la iglesia está la otra puerta; esta fachada es de sillería y remata en una espadaña que tiene tres campanas; está toda la iglesia exenta y al lado del S tiene atrio o cementerio cercado que por partes se sube a él por gradas de piedra.

1791. "Se hizo esta iglesia siendo prior don Francisco Baldivia y Donoso, catedrático de la Universidad de Salamanca y vicario el Padre Fray Juan Pérez"[11] 

1796, 3 de abril: Visita del Prior Francisco Baldivia y Donoso. Se menciona el estado de la iglesia, de acuerdo con el reconocimiento efectuado por Miguel de la Piedra, maestro arquitecto que se hallaba en Rollán. En la capilla mayor se necesitaban poner tres baldosas o nuevas sepulturas. En el cuerpo de la iglesia 30 medias que hacen 15 enteras. Por todas, 18, y reguladas cada una de ellas con saca, porte, labra y asiento, a 60 reales, importa 1.080 reales de cal, reja y mano de obra asciende a 300 reales. Total 1.380 reales.

1802, Archivo del Cabildo Catedralicio (Archivo Diocesano) 44, 1, 70. Se habla de los ornamentos y acerca de la reedificación de la iglesia titular de la Encomienda de Santa María Magdalena de Rollán por parte de García Quiñónez y Gavilán.

1848. Iglesia parroquial San Lorenzo Mártir, la cual tiene por anexos a Garcigrande. Dentro de la población una ermita bastante reducida y a unos mil pasos otra dedicada a los mártires Fabián y Sebastián; y, por último, un cementerio que en nada perjudica a la salud pública.[12]

1862: Para arreglar la iglesia, además del aporte del tejero de Rollán, se traen también 800 tejas de los Baños. La obra necesitó, además, tablas de castaño y se pintó el oro, puertas y confesionarios. 

1863 el sacristán cobraba 240 reales; en 1872 120 reales al semestre. Así en 1865 se habla del arreglo de los goznes de la ventana del bautisterio y la subida al coro. 1866, se colocan unos cristales en las vidrieras del coro y del altar mayor por lo que se da 38 reales al hojalatero. Este mismo año se remata la espadaña y se arreglan las chillejas, elevando más la campana grande.

1867 se compran trece metros y medio de piedra granítica para los asientos del pórtico y dan 289 reales al albañil. En 1871 se arregla parte del cuarto del reloj y su reparación costó 42 reales para el albañil.

1883 se arregla barandilla del presbiterio. En 1884 se coloca una viga en la zona de atrás por la que deben aportar 508 reales para la teja, ladrillos, clavazón, tabla y jornales.

1885 se emplean 1064 reales para el portalón de la iglesia.

1886 por blanqueo de las bóvedas, 320 reales.

1895, 1 de enero. Un fuerte temporal causó destrozos importantes por los se que repararon tres metros de atrio y se abrió una ventana

1898. Se efectúa una reparación extraordinaria consistente en la construcción de toda la armadura de la iglesia, excepto la de su capilla mayor, con el arquitecto diocesano don Pedro Vidal, dándole mayor altura a la nave. Se amplía el área ocupada por los fieles, la cual sólo era posible por el oeste, hacia la espadaña[13].

1903, 30 diciembre. Se miden los solares y son aprobados por el Ayuntamiento de la iglesia: el templo 1.141 m2, la ermita 3.600, Humilladero 36

1905, 22 de octubre se autoriza la Ecónomo para que se venda la casa del Coadjutor y en sus habitaciones que hay en el corral, construir otra para dicho señor.

1938: 342 bancos reclinatorios para la iglesia por 1.056 Ptas.

1940, enero, por haberse roto una viga en la sacristía hubo que procede a su reconstrucción. Se puso una gran viga de negrillo adquirida en Golpejas. Se pusieron cuarterones y tablas de cajones. El 6 de abril, quedó instalada la luz eléctrica. Armario para el archivo

1943. se hunde el tejado y se rehace, costando 7.750 Ptas. de las que 3.750 las puso el obispado y 4000 los fieles.

1945, 16 de mayo, se terminan las obras de reparación de la Casa Rectoral con la venta de la a casa del Coadjutor. El 29 de junio se describen 5 "tierras de las ánimas" sin saber ni el donante ni el tiempo, su renta ha sido empleada como limosna por el sermón de la "Fiesta de Ánimas", que se celebra en la misma fecha en que tenga lugar el cumplimiento pascual. Con la concentración parcelaria fue asignada a la Iglesia Católica como finca nº 24 del polígono 7.

1951, enero. Centro Parroquial de Acción Católica por suscripción popular y fondos de la Fábrica. Un acierto pastoral pero una chapuza artística ya que priva de una vistosa portada lateral.

1952, febrero. Altavoces en la iglesia, por 6.500 Ptas. Por suscripción popular.

1954. Pasos de escalera del presbiterio, comulgatorio y las cancelas. .

1955, enero, se pone techo nuevo al Centro

1961, 20 de marzo El Nuncio de SS en España concede al párroco en exclusiva la autorización necesaria para erigir canónicamente el Santo Vía Crucis con las mismas indulgencias concedidas Copón donado por María Martín Lucas, por 100.000 pts y un paño de hombros para la bendición del Santísimo por la madrina de la misa del hijo de este pueblo Juan Sahagún Lucas.

1962. Se parte la viga de la capilla de la iglesia. Se arregló sustituyéndola por otra y colocando varios cuartones y reforzando el trastero y el tejado. Todo se hizo por suscripción popular.

1968, 15 de marzo, se instala nuevo micrófono.

1976: Reparación general del Centro Parroquial con una cámara para evitar la humedad. Se rebajó el techo y se le puso escayola y teja plana en el tejado.

1981: 6 de julio. Se firma documento por el que se aprueba la entrega de la Casa Parroquial –solar de 500 mts- al constructor Juan José Magro, el cual el 11 de abril de 1982 entregaba una casa construida de 100 metros cuadrados.

12 de octubre. Se recibe un documento firmado por don Isidro Jaspe, del Consejo Económico Diocesano, para que el bargueño o escritorio, propiedad de la parroquia, sea entregado al Museo Diocesano a cambio de 500.000 pts  que se usarán para arreglar el tejado de la iglesia.

1982, junio. Se cambian las tejas de toda la iglesia gracias a un donativo anónimo de 100.000 pts.

1984, en navidad se instalan ocho nuevos bancos de madera con patas de hierra, fruto de donativos particulares y fondos de la Junta Parroquial. 15 de abril. Nuevas puertas en la entrada principal gracias al ebanista del pueblo Juan José 

1990. La última semana de marzo se desmonta la parte superior de la espadaña. Ese año resultó muy duro para cuantos vimos desmochada la siempre enhiesta torre. El propio párroco P. Eustaquio Sánchez Castro escribe una dramática circular: "Nuestro ideal de fe nuestros antepasados, la histórica y grandiosa iglesia parroquial está reclamando su reconstrucción. Pero va a ser imposible. Se ha comprobado que debajo del templo pasa corriente de agua; esto exige canalizar todo el espacio subterráneo y varios millones de pesetas. Los vecinos siguen ayudando económicamente. Pero será imposible recaudar esos varios millones. Se nos ha dicho en los organismos oficiales, a quienes hemos expuesto la necesidad apremiante, que esta ayuda no entra en los acuerdos oficiales. La Villa se encuentra sorprendida y desilusionada por no poder consumar el necesarísimo proyecto del templo parroquial. Hasta los visitantes lamentan el pésimo estado del templo. El Pueblo entero, con verdadera ilusión, quisiera poner como se merece y se necesita su querida iglesia....Rollán cuenta con otra ermita, joya de verdad, en ruina".  Gracias a una colecta por parte de todos los fieles y que tenía como objetivo el arreglo del piso, se desmonta la torre durante la Semana Santa. La desolación de los fieles queda recogida en algunos poemas elaborados por aquellas fechas. Las obras de reparación se iniciaron en noviembre de 1992 gracias al acuerdo de la Junta de Castilla y León y las buenas gestiones de los hijos del pueblo Celestino García y Ángel Jesús Sánchez. Del proyecto se encargó el arquitecto José Arribas y la ejecución la empresa Construcciones C. Y Magro, S.L

1993. Se culmina la obra la última semana de abril.



[1] Las tres grandes metas de peregrinación eran: Jerusalén (palmeros), Roma (romeros), Santiago de Compostela (jacobeos). La Calzada de los Mártires -que pasaba por la actual Ermita de Rollán- era un tramo secundario de una de las rutas jacobeas

[2] Tal ha sido la información facilitada por mi amigo el Dr. Javier del Hoyo, profesor de la Universidad Autónoma de Madrid, a quien agradezco cordialmente su interés. El fragmento figura en una de las piedras invertidas y es bastante borroso e incompleto por lo que siempre queda abierto a nuevos datos.

[3] Se trata de una copia incompleta de uno de los "Documentos Reales de Alfonso IX" B. Escorial, Cart. Carracedo, fol.36) escrita en latín. El nombre primitivo de San Juan puede quedar reflejado en la heráldica decorativa del águila propio de San Juan Evangelista, tanto en el interior del templo en los angelotes de las columnas adosadas en la bóveda de tercelete como en el exterior, en la zona del ábside.

[4] Archivo General de Simancas (A.G.S.) LEGAJO 163 de PATRONATO ECLESIASTICO Salamanca, 24.XI.1519

[5] Archivo Diocesano, Doc. Nº 1111

[6] Archivo Provincial de Salamanca. Protocolo 5482, folio 610, notaría de Francisco Hernández

[7] Publicado en 1982 por Antonio Casaseca y José Ramón Nieto González, Ediciones Universidad de Salamanca. p.223).

[8] Tomo I (Estudio nº 56, ISPA)p. 226

[9] AHN "Estado de las iglesias de la Orden" Sign. 457 C).

[10] En un casillo de la calle Traviesa, propiedad de la señora Amalia, figura una inscripción pétrea con el año 1749. Como sucede con algunas piedras encontradas en edificios próximos a la iglesia, es posible que proceda de algunas piedras abandonadas en momentos de ruinas.

[11] Leyenda en la pared de la ermita). 

[12] Diccionario de Madoz, p.545

[13] Archivo Diocesano de Salamanca 1.2.2, nº 4021

 

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