martes, 12 de abril de 2016

GARCÍA-ABÁSOLO, Antonio Itinerario chileno y peruano de Nicolás Tadeo Gómez (1755-1839). De sobrecargo del navío Príncipe Carlos a mayordomo del último arzobispo español de Lima (1783-1822).

GARCÍA-ABÁSOLO, Antonio

Itinerario chileno y peruano de Nicolás Tadeo Gómez (1755-1839). De sobrecargo del navío Príncipe Carlos a mayordomo del último arzobispo español de Lima (1783-1822). UCOPress, Editorial de la Universidad de Córdoba, 2015, 286 p.

Hay que situarse en el Parque de la Alameda de los Descalzos del Rímac, gozar del renovado Teatro Municipal o participar de una presentación en el actual Palacio Arzobispal para comprender la fabulosa Lima virreinal de fines del Siglo XVIII y comienzos del XIX que con singular gracia nos describe el ilustrado clérigo Nicolás Tadeo Gómez, nacido en Marchena (Sevilla) en 1785 y fallecido  en Córdoba en 1834, tras su largo periplo por Chile y el Perú,  y que –acompañó al célebre arzobispo Bartolomé María de las Heras por más de 27 años.

Les comparto uno de los textos más representativos:

"Seis meses me llevaron estos señores viendo las grandezas de Lima. Quedé absorto al ver aquellos templos, la opulencia y riqueza de tantas alhajas de oro, plata y diamante, ornamentos, música, voces y devoción de todas clases de gentes. ¡Qué catolicismo! Decía yo para mí. Lo que más me admiró fue tanta planta, pues las andas de os Santos Patriarcas de las religiones, [eran] todas de plata maciza; las d Nuestra Señora del Rosario, Santa Rosa y custodia de la catedral no tienen precio. Altares, retablos enteros de plata; el de la catedral, Santa Rosa y Nuestra Señora del Milagro, en San Francisco, se ignora su mucho costo porque se pierde el sentido en verlos y pensar en tanta grandeza y profusión" (p.98)

La obra se articula en cinco apartados. El primero -"experiencia chilena y peruana de Nicolás Tadeo Gómez: del esplendor borbónico a la independencia (1785-1822)"- se ocupa de la biografía del protagonista en el contexto andaluz, chileno y, sobre todo, peruano, culminando con su regreso a Andalucía.

El segundo y central (pp.87-232) ofrece cinco escritos de don Nicolás Tadeo Gómez. Comienza con el delicioso escrito autobiográfico titulado "resumen histórico de los principales acaecimientos que me han sucedido, desde mi salida de España el día 26 de febrero de 1785, hasta mi regreso el año de 1822" (2.1, pp.87-118) con quince epígrafes: El viaje a Chile como "sobrecargo" o responsable de la administración económica del navío de registro "Príncipe Carlos" en 1785; su encuentro con el Regente Tomás Álvarez de Acevedo; estancia en la fastuosa Lima y en las ricas haciendas de Cañete, Chincha y Pisco; comerciante en Pasco; sorpresiva ordenación sacerdotal a pesar de estar casado y con hijos (no queda claro si se anuló su matrimonio o había muerto su mujer; fue denunciado ante la Inquisición de Lima por este motivo); su nombramiento como profesor de latín en el Seminario de Lima por el arzobispo Juan Domingo González de  la Reguera; huida de Lima al ser reclamado por su paisano y familiar Bartolomé María de las Heras, obispo del Cuzco y luego arzobispo de Lima; la entra del general San Martín y la independencia del Perú; su deportación a España en una fragata anglo-americana acompañando al arzobispo de Lima; su beneficio final en Almería.

El 2.2 es un cuaderno acerca del origen judío de los indios americanos, "probando que los indios de los reinos del Perú y México...y todos los descendientes de dichos indios, son los legítimos y verdaderos judíos" (pp. 121-158). El  2.3 es un poema "jocoso-satírico" contra fray Manuel de Zea, prior del convento de Santa Rosa, "por haber escrito un folleto seductor contra el gobierno español y todos los peninsulares" de América el 11 de mayo de 1821. El 2.4 "Obra poética dispersa" escrita en España y Perú. El 2.5 "Poema épico" compuesto en Madrid "el año de su residencia en la Corte, en que le da consejos para que no deje Sevilla, su patria, a un amigo suyo, que vinieron juntos, emigrados del reino del Perú por la invasión de San Martín" (pp.180-195)

El apartado tercero nos presenta las semblanzas de eclesiásticos del cabildo de Córdoba regresados de América a causa de la Independencia: Miguel de Tosta y Montaño, José González Olivares, Manuel Antero Sánchez, Cañas, Manuel de Lavena Fernández de Valdivieso y Urquizu, Nicolás Tadeo Gómez (nuestro protagonista, pp.239-243), Diego Antonio Navarro Martín de Villodres. Junto a sus trayectorias individuales se brinda una interesante reflexión acerca de "la España que conocieron los beneficiados indianos desde el Cabildo de Córdoba" de acuerdo con los valiosos documentos exhumados.

En el apartado cuarto se transcriben 6 documentos de gran interés: 1. Carta del Arzobispo de Lima a Juan Acisclo de Vera, presidente de la Junta Suprema, 26 de mayo de 1810. 2. Carta de Tadeo Gómez al virrey Abascal, 29 de mayo 1818 solicitándole una mitra en España. 3. Poder del presbítero Juan de Dios Lobato a Tadeo Gómez, Ica, 28 de septiembre de 1811. 4. Relación de méritos y servicios de Tadeo Gómez, Madrid, 24 de noviembre de 1825. 5. Certificado de José Manuel de Goyeneche, conde de Huaqui, a favor de Tadeo Gómez, Madrid 9 de septiembre de l825. 6. Certificado de buena conducta a petición del General San Martín y por parte de don José María Hue, Lima, 14 de septiembre de 1822.

El quinto apartado se refiere a los archivos consultados (AGI, Sevilla; Simancas, AHN, Madrid; AGOC, Córdoba; Catedral de Córdoba; AHP de Córdoba)- y la bibliografía consultada y citada.

Nicolás Tadeo Gómez conoció el esplendor borbónico en Chile y Perú; se mueve en la sociedad aristocrática, adinerada, también en la religiosa- la del Regalismo- como pez en el agua. En Santiago fue contable de una compañía comercial y en Lima entró en la élite criolla por su "parentesco" con los Salazar y Carrillo. Fue comerciante en las minas de Pasco, hasta que el arzobispo González de la Reguera lo ordenó sacerdote y lo nombró profesor de latín del seminario de San Carlos. En Cuzco fue familiar de confianza del obispo Bartolomé María de las Heras, elegido por Carlos III para pacificar el territorio después de la revuelta de Túpac Amaru, y regresó a Lima cuando De las Heras fue nombrado arzobispo. Los años limeños fueron los de José de Abascal, época brillante pero también de tensiones sociales y políticas, que él vivió con intensidad como decidido partidario de Fernando VII. Es consciente del complejo periodo a caballo entre el virreinato y la gestación de la República independiente, con la entrada de San Martín en Lima y que él debe sufrir como penoso calvario y cirineo de su amado arzobispo desterrado.

Sobre todo, fue un observador curioso y metódico que dispuso de una atalaya extraordinaria y que no escribió por oficio, sino por satisfacer su propia inquietud. Mostrar su testimonio significa ofrecer la visión -inesperada- de un testigo del fin del periodo colonial en Chile y Perú, con la perspectiva de un protagonista que se movió siempre en posiciones privilegiadas.

Les confieso que he disfrutado y mucho con la simpática figura del protagonista, tan emprendedor, tan culto, tan simpático, tan dadivoso, tan religioso, pero bien ubicado en el momento que le toca vivir. Que supo nadar en abundancia, en Lima: "y como quien te hace el pico te hace rico, invertía mis rentas de mil quinientos pesos, que hacen en España treinta mil reales de vellón, en alivio y socorro de muchos necesitados; y me empeñaba en hacer a todas clases el bien que podía con el señor Arzobispo: viudas, doncellas, frailes, monjas, aun a pobres militares" p.115); pero que le tocó naufragar en el abandono, hastío y desengaño, como escribe al final de su relato: "Éste es el resumen de vida desde que salí de España el año de 1785, hasta el de 1822, que llegamos a la Corte; y mi colocación el año de 1826 en Almería, que mejor me hubiera quedado de canchero o capellán de alguna chacra en Lima" p.119).

Termino felicitando al autor, Dr. A. García-Abásolo, catedrático de Historia de América en la Universidad de Córdoba, por descubrirnos una figura excepcional de los personajes que no están en primera fila pero que en la "sombra" dan luces para la inabarcable e interminable gran historia. Es el caso del mayordomo del último arzobispo español de Lima, clérigo Tadeo Gómez, que sirvió a Monseñor De las Heras en el atractivo periodo histórico que cierra la etapa virreinal y abre la republicana en el Perú. Olvidado en un legajo del Archivo General del Obispado de Córdoba con el rótulo "Títulos de Nicolás Tadeo Gómez", ha sido desempolvado para brindarnos la singular trayectoria de este capitular indiano sevillano que como testigo y protagonista nos relata de manera desenvuelta la sociedad chilena y peruana –sobre todo la aristocrática- en vísperas de la Emancipación.

José Antonio Benito

 

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