miércoles, 28 de septiembre de 2016

VICTORIO MACHO, ENTRE PALENCIA Y PERÚ, SU MONUMENTO A GRAU

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Palencia redescubre a Victorio Macho

  • Una exposición abierta en el Centro Cultural Provincial reúne 68 obras que resumen su trayectoria FERNANDO CABALLERO 26 julio 2016  23:05


    Victorio Macho es el escultor de los retratos y de los monumentos. Mostrar una pequeña selección de obras que encajan con este perfil es el objetivo de la exposición que se inauguró este martes en el Centro Cultural Provincial. La muestra reúne 68 piezas procedentes de los fondos de la Diputación (25), el Ayuntamiento (19), la Real Fundación de Toledo (23)y la Fundación Eugenio Fontaneda (1).

La exposición 'Victorio Macho. Cincuenta años después' ofrece un recorrido vital y artístico por la obra del escultor, del que este año se conmemora el quincuagésimo aniversario de su muerte. La muestra se abre con una serie de bustos que representan el entorno familiar de Victorio Macho, «independientemente de las fechas de estas obras», según destacó Rafael Martínez, que ha coordinado el equipo de comisarios, formado también por Luis Alonso y Rafael del Valle. En este grupo de bustos se encuentra el de la primera mujer de Victorio Macho, María Martínez Romarate, una obra poco conocida y que no se había expuesto en Palencia. También se pueden ver varias representaciones de la madre del escultor, entre las que destaca un interesante yeso patinado –propiedad de la Diputación– del busto y del torso, que contiene un medallón que representa al propio escultor. Bustos del padre y de la madre y una máscara del hermano Marcelo completan esta sección, junto a un retrato de la madre realizado al óleo que no está firmado, pero que, según Martínez, pudo haberlo pintado Macho por el parecido que existe en el rostro con sus esculturas. Esta primera parte incluye un buen retrato del escultor pintado por Maroussia Valero propiedad de la Real Fundación de Toledo.

Este arranque de la exposición marca la importancia que adquirió la familia en la obra de Macho, que en 1906 llegó a Madrid, tras una estancia en Santander que cubrió gran parte de su infancia y adolescencia. En esa primera juventud se forja un sólido perfil como pintor y sobre todo como escultor. «En esta primera etapa, Macho resulta un gran pintor realista que triunfa con los retratos de los amigos, pero aún se encuentra muy influido por los tipos populares de la gente del pueblo, un estilo que es común a la generación de pintores de 1898 s finales de los años veinte», explica Rafael Martínez.

Estos personajes son 'La niña vasca', 'Cabeza de Danielillo', 'El marinero vasco' –propiedad de la Fundación Eugenio Fontaneda– o 'Busto de mujer', además de unos excelentes dibujos que representan a un pastor, el campanero, 'El nieto de Sancho', 'La virgencilla morena' o 'Mirentzu'. En estos dibujos ya se percibe la maestría de Victorio Macho en esta técnica.

En 1916 el artista palentino recibe el encargo del sepulcro del doctor Llorente para la sacramental de San Justo de Madrid. La revista 'La esfera' publica una buena crítica de esta obra destacando su calidad. Se inicia así el tercer capítulo de la exposición, titulado 'La consagración', porque a raíz de esa crítica Macho comenzó a recibir encargos de lo que serían sus primeras grandes obras, de las que se exponen el boceto de Victoria del monumento a Juan Sebastián Elcano en Guetaria (Guipuzcoa), los monumentos a Benito Pérez Galdós para el parque del Retiro de Madrid y para Las Palmas de Gran Canaria, el de Ramón y Cajal del Retiro –del que se exhibe un dibujo de la fuente, un boceto de la escultura principal con los puntos que fijaba el autor para esculpir las proporciones y una fotografía–, además de un busto de Ramón y Caja, de Concha Espina y de Miguel de Unamuno. Todos ellos confirman las excelentes relaciones que mantuvo Macho con destacas figuras de la vida cultural, científica y literaria. La potencia del dibujo se evidencia de nuevo en 'Cabeza de adolescente', 'Retrato de caballero', 'Retrato masculino' y otro de Valle-Inclán, todos ellos pertenecientes a esta época de consagración en la que no faltan dos dibujos de un monumento que no se llegó a ejecutar dedicado a Beethoven. «Macho se va consagrando. Participa en la Exposición de Artistas Ibéricos e ingresa en 1936 en la Academia de Bellas Artes de San Fernando», según Martínez.

En 1926, Macho recibe el primer encargo para Latinoamérica, el monumento a Eugenio María de Hostos, en Puerto Rico. En 1936 recibió otro encargo de un monumento a Sebastián Belalcázar para Cali (Colombia), y de este mismo personaje otro para Popayán (también en Colombia). Fue precisamente este el que montó cuando abandonó España tras la Guerra Civil a través de París. Macho, aprovechando estos encargos, inició lo que algunos consideran su etapa de exiliado, en la que ejecutó grandes monumentos, como el de Belisario Porras en Panamá, del que se exponen los modelos de la 'Libertad' y la 'Democracia'; otro del de Sebastián Belalcázar de Popayán; el almirante Grau de Lima, con el modelo de la 'Victoria alada' y un torso con cabeza; el boceto del grupo ecuestre del monumento a Bolívar en Caracas, que no se llegó a ejecutar, y un yeso patinado del sepulcro de los Bolívar, también en Caracas, que sí se realizó.

De esta época son también dibujos de personajes nativos, entre los que se encuentra un excelente desnudo titulado 'La diosa'. «La americana supone una etapa de grandes monumentos que tardaba dos o tres años en ejecutar, además de varias exposiciones que celebró en diferentes ciudades», señala Rafael Martínez.

En 1952, Victorio Macho regresa de este llamado exilio. Mantiene relaciones correctas con el régimen –uno de los bustos que se expone es el de Blas Pérez, ministro de la Gobernación de uno de los gobierno de Francisco Franco–. De esta etapa es el monumento a Menéndez Pelayo de la catedral de Santander, el de Jacinto Benavente en el Retiro, del que se expone la cabeza de la comedia, un busto de Gregorio Marañón y un dibujo de este sentado y un boceto de otro monumento que no llegó a ejecutarse, el de San Juan de Cruz.

El último capítulo está dedicado a la presencia de Victorio Macho en Palencia, con un bronce de Zoila Barrós Conti, la segunda mujer y la que donó una gran cantidad de obras entre dibujos y yesos, que se repartieron el Ayuntamiento y la Diputación y que son la base de esta exposición, además de los de la Real Fundación de Toledo. Un boceto del Cristo del Otero y una fotografía del monumento a Alonso Berruguete, el último que realizó el escultor palentino, completan la muestra, que no olvida una imagen de la capilla del Otero, donde fue enterrado por expreso deseo suyo cuando falleció en 1966.

La exposición incluye un ejemplar de la monografía que Juan del Encina dedicó a Macho en 1926 y que editó el propio escultor a través de la editorial Victoria, y un ejemplar del discurso de ingreso en la Academia de Bellas Artes de San Fernando en 1936.


Lima la Única


Conferencia: "Victorio Macho, el escultor que perennizó a Grau"

Posted: 27 Sep 2016 09:30 AM PDT

Este viernes 30 de septiembre se realizará la Conferencia "Victorio Macho, el escultor que perennizó a Grau" en el Salón de PROLIMA, ubicado en el Jr. Ancash 231, Centro Histórico de Lima, a partir de las 7 pm. Este evento es organizado por Lima la Única y es auspiciado por PROLIMA – Programa Municipal para la recuperación del Centro Histórico de Lima, y el Ayuntamiento de Palencia, España por medio de su Concejalía de Cultura, y forma parte de una serie de actividades a nivel mundial por los 50 años del fallecimiento del escultor español que dejó un importante legado también en nuestro país.


 

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