Da gusto sorber un nuevo chispazo de nuestro amigo y maestro Antonio Rojas. Está bien alimentarse sorbo a sorbo, semana a semana, pero mucho mejor tenerlos bien a la mano para saborearlos a diario. Mi padre Agustín, de 87 años, poco aficionado a la lectura, ya se leyó este nuevo volumen que le regalamos por el día del padre. Yo voy por la segunda vez, priorizando los que se me habían escapado cuando me llegaron como pan caliente, salido del horno, uno a uno.
Con inconfundible estilo: Titular que engancha, frase célebre que atrae, relato envolvente y sencillo que te encandila para llevarlo a la práctica.
Esta vez nos lo dice con el título, "hay que vivirlos". Me parece escuchar el eco del mensaje del gran educador P. Tomás Morales: "Las ideas no se entienden si no se viven". O la gran lección del educador que es el autor: La educación es sacar lo mejor de uno mismo para darlo a los demás. De mil maneras se nos alienta a valorar nuestro propio tesoro, el que siempre va con nosotros, para activarlo, ponerlo en marcha, para vivirlo. A eso vino Jesús, el Gran Maestro, al mundo: Para dar vida y darla en abundancia. A raudales corre la vida en estos 100 mensajes de luz y esperanza, valores humanos y divinos, relatados con fluidez y cordialidad, con letra vistosa y sugestiva ilustración. ¿Qué esperas? A leer, a vivir.