Al hilo del artículo publicado en "El dominical" de EL COMERCIO en que queda la impresión de que el fanatismo del Cristianismo llevó a "asesinar" a esta sabia y bella mujer de la antigüedad; así lo evidencia la ilustración con su pie de foto "Hypatia sufrió una muerte violenta por negarse a convertirse al cristianismo; sin embargo, su genialidad trascendió fronteras y el tiempo", les comparto cuatro artículos con el fin de clarificarnos y ayudar a todos a tratar el asunto con veracidad:
1. «Los motivos de la muerte de Hipatia fueron más políticos que intelectuales o religiosos»
2. El del Comercio
3. El de "Primeros Cristianos" acerca de su historia
4. El de "Religión y Libertad" acerca de la película "Ágora" y los datos alterados
1. «Los motivos de la muerte de Hipatia fueron más políticos que intelectuales o religiosos»
Con motivo del próximo estreno de la película Agora, de Alejandro Amenábar, PrimerosCristianos ha realizado una entrevista a José Ramón Ayllón, filósofo y escritor español, sobre la figura de Hipatiay el supuesto fundamentalismo radical de los cristianos.
¿Quién era Hipatia?
— Era hija de Teón, científico que trabajó en el Museo de Alejandría en el siglo IV. Ella también cultivó la ciencia, pero prefirió la filosofía neoplatónica, en la que destacó por su prestigioso magisterio. Tuvo discípulos entre los ciudadanos más cultos e influyentes de la ciudad.
¿Cómo era Alejandría en esa época?
— Una gran ciudad, en la que convivían, con muchas tensiones, judíos, helenistas y cristianos.
Juan de Éfeso, en el siglo V, los veía como "una horda de bárbaros, directamente inspirada por Satán", y el obispo Cirilo les reprochó su carácter levantisco y pendenciero, en su homilía pascual del año 419.
De hecho, pocos años después, en 422, el prefecto imperial fue muerto en un tumulto.Lawrence Durrell los retrata entregados a las facciones y algaradas, a veces con episodios sangrientos.
¿Como en el caso de la muerte de Hipatia?
— Sí. Una noche, los judíos asesinaron a un buen número de cristianos. Como respuesta, el obispo Cirilo logró expulsar a la población hebrea de la ciudad.
Pero entonces la economía se resintió, y entre el gobernador y el obispo creció la enemistad. Hasta que un día unos cristianos exaltados asesinaron a Hipatia, a la que atribuían influencia anticristiana sobre el gobernador.
Ahora, sin embargo, se dice que la muerte fue el precio que pagó Hipatia por su libertad de pensamiento.
— Por lo que sabemos, parece que los motivos fueron más políticos que intelectuales o religiosos. Pero lo cierto es que, desde la Ilustración, se presenta a Hipatia como mártir de la ciencia.
En una web de cine, al comentar la película de Amenábar sobre Hipatia —Agora-, he leído que la ciencia fue su vida, y por eso murió linchada por una turba de cristianos enfervorecidos.
El redactor de esa web sabe de sobra que los cristianos enfervorecidos no se dedican a descuartizar científicos, pero dice lo contrario. Lo que quizá no sepa es que la ciencia moderna nace en las Universidades, instituciones inventadas por la Edad Media cristiana.
Pero a Hipatia la mataron los cristianos...
— Es cierto, y con ese asesinato lamentable se pretende desacreditar al cristianismo, olvidando que a Sócrates le ajusticiaron los griegos, que a Julio César le mataron los romanos, a Juana de Arco los franceses, a Tomás Moro los ingleses..., y que los mismos cristianos fueron arrojados a las fieras por millares.
Como ve, si aplicamos la misma lógica desacreditamos a la humanidad entera, y sobre todo hacemos el ridículo.
Entonces, ¿qué decir de la represión y el oscurantismo con que novelas y películas pintan a las sociedades cristianas?
- Estamos en las mismas. El cine y la novela no han nacido para contarnos la verdad histórica, y los lectores y espectadores deben saberlo cuando pasan las páginas de un libro o se sientan ante la pantalla.
A fuerza de represión y oscurantismo se puede montar el Holocausto nazi o el Gulag soviético, pero jamás inventar el parlamentarismo, las garantías constitucionales, el gótico, la Universidad o el gregoriano.
Por otra parte —como ha señalado el profesor Head- el relativismo actual ha disuelto los esquemas de interpretación histórica, y en la confusión resultante triunfan los relatos que hacen de la concepción conspirativa la esencia de la historia, en especial los que atribuyen a la iglesia todo tipo de tramas para dominar al hombre.
2. DOMINICAL de El Comercio. Hypatia: Genialidad eterna, por Lorena Rojas Parma
El retrato de una mujer fascinante reconocida por su inteligencia, su dedicación a distintas disciplinas y su renombrada belleza
Hypatia sufrió una muerte violenta por negarse a convertirse al cristianismo; sin embargo, su genialidad trascendió fronteras y el tiempo.
Una de las grandes tragedias de la cultura es haber perdido de manera irreparable obras magníficas de la Antigüedad, de las que solo tenemos noticia a través de testimonios. Es así como hemos sabido de Hypatia de Alejandría, uno de los espíritus más prodigiosos de la Antigüedad tardía, y hemos podido sorprendernos con sus hallazgos y extensa producción intelectual.
Hypatia nace alrededor del año 370 d. C., en la cosmopolita Alejandría, que albergaba uno de los mayores tesoros de aquel entonces: su Biblioteca, centro cultural y científico, que logró reunir —con un esfuerzo e inversión que quisiéramos ver alguna vez en nuestros gobiernos— "todos los libros del mundo". Allí vive y estudia Hypatia, quien le dedica sus cavilaciones y cálculos a la filosofía, matemáticas, astronomía y tecnología. Producto de estas reflexiones, diseñó un hidroscopio, un hidrómetro, un astrolabio y fue líder de la escuela neoplatónica de Alejandría.
—Tecnología y espíritu—
Nos sorprende esa genialidad, por supuesto, y también el hecho de que Hypatia fuera una bella mujer, un perfil extraño para la historia del conocimiento.
En ella se reúnen, además, unas cualidades y disposiciones intelectuales que conmueven la sensibilidad contemporánea. En Hypatia hay una relación armónica entre la tecnología y la cavilación densa sobre la existencia, un razonamiento que se despliega entre el diseño de un aerómetro y la disertación sobre el Uno, entre medir la destilación del agua y la contemplación metafísica. En sus hallazgos se pueden percibir la unidad del espíritu humano y la solidaridad.
—Pensamiento libre—
Mientras Hypatia disertaba libremente en sus clases, el Imperio romano se hacía cada vez más cristiano. Sabemos que entre sus alumnos estaba Orestes, el prefecto de la ciudad, cristiano y amigo cercano de Hypatia; además, también había paganos, no creyentes y fieles a la tradición griega o de ánimo más filosófico que religioso, como ella misma, que no era cristiana. No es difícil darse cuenta de que la creencia que profesase cada uno no era lo importante sino que los convocaba el saber, el amor por el estudio y la disertación, con libertad y tolerancia, valores que asumimos irrenunciables desde la Modernidad, y que pertenecen al clima que caracteriza los espacios donde florecemos como almas libres y originales.
Con esos aires de pensamiento libre, tan próximos a nuestra sensibilidad, llega Hypatia a nuestros tiempos. En la pluralidad de sus clases sentimos respeto por el otro y —tal vez lo más importante— amistad sin importar la diferencia, como ocurre entre ella y Orestes. Podemos pensarla más próxima a la universalidad del saber, que a las diferencias entre nosotros. Con todo, estos reconocimientos a la vida no la protegen de sus sombras y sus destrozos. Cuando el fanatismo se adueña de las almas, todo es devastador. Hypatia vivió la caída estruendosa de la Biblioteca, ocasionada por turbas enloquecidas. La muerte de la biblioteca más hermosa del mundo fue, un poco, el vaticinio de la suya.
—Víctima del fanatismo—El halo legendario que acompaña los testimonios de Hypatia tiene que ver con esa muerte terrible en el año 415. No contamos con una versión definitiva, salvo que murió con mucha violencia a manos de fanáticos y en medio de una diatriba política. De ese episodio horrible, rescatamos la virtud de mantener, a pesar de las tensiones, la convicción del pensamiento libre. Se dice que a Hypatia se le exigió la conversión al cristianismo y no aceptó.
Por su temperamento filosófico, tal vez su negativa haya obedecido más al hecho reprochable de imponer maneras de pensar —y censurar otras—, que a la misma doctrina cristiana. Los compromisos con el pensamiento libre se cumplen primero con uno mismo.
Desde los inicios del siglo pasado, la cultura resguardó un día para la celebración del genio femenino, que en Hypatia logró unir la originalidad, la reflexión tecnológica y el pensamiento sobre la vida buena. Desde la memoria que siempre nos ampara, ella es resguardo de la belleza del razonamiento para todos los tiempos. Por ello, resuenan unas palabras de Leconte de Lisle, de sus Poèmes antiques, en el que Hypatia le dice al Patriarca cristiano vinculado a su infortunio: "Je vais être immortelle. Adieu!" (Seré inmortal. ¡Adiós!).
El cine es un maravilloso medio para contar la Historia, pero tiene sus limitaciones: a veces, las ambiciones excesivas pasan factura. Los realizadores de «El Código da Vinci» pretendieron convertir a Magdalena en diosa y se pasaron. Amenábar pretende, nada más y nada menos, contar una historia a partir de la cual «el mundo cambió para siempre». Y se ha vuelto a pasar cuatro pueblos más. La película tiene tantos mensajes ideológicos que es imposible meterlos en dos horas y, al mismo tiempo, mantener un ritmo entretenido, interesante y espectacular.
El cine requiere medir las secuencias, los silencios, los tránsitos y, sobre todo, un guión que mantenga la atención del espectador. Es una pena, porque la película contaba con todos los mimbres: un gran director, una generosa producción, una preciosa actriz, un maravilloso decorado y una perfecta ambientación. Pero lo que pretenden es inyectar en una pastilla los siguientes mensajes: primero, que las religiones generan odio y violencia. Segundo, que el cristianismo es la más talibán de todas y la que empezó. Tercero, que existen dos mundos, por una parte, el de la filosofía y la ciencia, contrapuesto e incompatible con el de la religión.
Cuarto, que el cristianismo al principio fue misericordioso, pero la jerarquía eclesiástica y la Iglesia son por definición intolerantes y fundamentalistas. Y, sobre todo, hay dos mensajes más que son especialmente queridos por la película y por toda la explosión de libros y propaganda que estos días se vienen haciendo: el cristianismo es la causa de la caída del Imperio Romano y de la desaparición de la sabiduría grecolatina. Además, es el culpable de la subordinación y dominación de la mujer por parte del hombre.
En fin, Alejandría e Hipatia son el símbolo de una civilización grecorromana basada en la filosofía, la ciencia y la libertad, hasta que llegó el cristianismo y comenzó la oscura Edad Media. Demasiado para una sola película. Y la cosa continúa porque, según declara el director, «es increíble cómo se parece a la situación actual».
¿Es casualidad que desde julio hasta el estreno de la película se hayan publicado más de cuatro biografías sobre Hipatia, paradigma de las cuales es la de Celia Martínez Maza, financiada por la Dirección General de Ciencia y Tecnología? Más de 10 novelas, ejemplo de las cuales es la escrita por el hermano de Carmen Calvo, ex ministra de Cultura, además de multitud de estudios de historia sobre la época. Y todo ello con el mismo mensaje. Que todo salga al mismo tiempo no puede ser casualidad. Una vez más, nos encontramos con un ataque ideológico perfectamente orquestado, del cual, por cierto, Amenábar suele ser pistoletazo de salida, como lo fue en el caso de «Mar adentro» con la eutanasia.
Ahora la cosa va directamente contra la religión y particularmente contra el cristianismo. Lo malo de la trama que cuenta la película es que es mentira desde el principio hasta el final. Forma parte de la estrategia de reescribir la Historia a la que es tan aficionada nuestra izquierda. Hipatia no fue asesinada siendo una joven tan hermosa como Rachel Weisz, de 38 años, sino que murió en el año 415 y tenía 61. No fue famosa por sus dotes de astronomía por más que en la película se empeñen terca y cansadamente, atribuyéndole haberse adelantado a Kepler más de mil años; sino porque era una «divina filósofa» platónica, en palabras del obispo cristiano Sinesio de Cirene –única fuente coetánea que se conserva sobre ella–, a la que llama en sus cartas «madre, hermana, maestra, benefactora mía». El citado obispo, a quien en la película se le hace traidor y cómplice en el asesinato de la filósofa, murió dos años antes que ella, así que es imposible que tuviera nada que ver con su muerte. Ella fue virgen hasta el final, pero no vivió la castidad como ha dicho la protagonista, que se ha declarado feminista radical, «para ser igual que un hombre y poder ejercer una profesión con plena dedicación». Lo hizo porque, coherente con su filosofía, ejercía la Sofrosine, es decir el dominio de uno mismo a través de las virtudes entendidas como el control de los instintos y las pasiones.
Hipatia nunca fue directora de la Biblioteca de Alejandría, ni ésta fue destruida por los talibanes cristianos. La biblioteca fue incendiada por Julio César, saqueada junto con el resto de la ciudad por Aureliano en el año 273, y rematada por Diocleciano en 297. Es verdad que en el año 391 fue destruido lo que quedaba del templo del Serapeo después de la destrucción por los judíos en tiempos de Trajano, y también el repaso que le pegó Diocleciano, quien, para conmemorar la hazaña, puso allí su gran columna, razón por la cual los cristianos lo destruyeron, ya que él era el símbolo de las persecuciones que sufrieron durante trescientos años. Pero lo que allí quedaba de la biblioteca era tanto como lo que restaba en otros sitios. El paganismo siguió existiendo en Alejandría hasta que llegaron los árabes. Y el neoplatonismo siguió floreciendo, hasta que lo recuperó el renacimiento cristiano. Por cierto, que yo sepa, su más brillante exponente se llamaba san Agustín, coetáneo de Hipatia.
«Ágora: Cirilo» La historia de Hipatia ha sido objeto de manipulación por todas las tendencias ideológicas, desde la Ilustración hasta el feminismo radical más reciente. Para algunos, como Voltaire, «desde la muerte de Hipatia hasta la Ilustración, Europa está sumida en la oscuridad; la Ilustración, al rebelarse contra la autoridad de la Iglesia, la revelación y los dogmas, vuelve a abrir la iluminación de la razón». En la última versión feminista de Úrsula Molinaro, Hipatia es la campeona del amor libre, a pesar de que en realidad era virgen. La conclusión es que de la verdadera historia de Hipatia se pasa a la leyenda de Hipatia, que se convierte en la leyenda del Crimen de Alejandría, cuyo protagonista principal es el obispo Cirilo.
La película de Amenábar recoge casi todos los ingredientes de esta leyenda: Hipatia es símbolo de mujer libre que representa el fin de la cultura grecolatina y el comienzo del oscurantismo cristiano, asesinada por unos fanáticos talibanes cristianos al mando del obispo Cirilo. ¿De dónde surge esta leyenda? El primero que narró el crimen fue Sócrates Escolástico en el siglo V, un letrado al servicio del patriarca de Constantinopla Nestorio, enemigo del patriarca de Alejandría Cirilo. Pero la atribución directa a este último de la autoría del asesinato fue cosa del escritor pagano Damascio, que escribió la «Vida de Isidoro», que es una apología del paganismo durante el final del siglo V y principios del VI.
No obstante, la auténtica leyenda surge con la obra de John Toland en 1720. Éste era un irlandés, hijo ilegítimo de un sacerdote católico, que se hizo protestante y posteriormente activo militante del ateísmo en la Gran Logia de Londres. Después vino Voltaire; después, el historiador Edward Gibbon, quien, para argumentar su tesis acerca de que el cristianismo es la causa interna de la decadencia del Imperio Romano, utiliza la leyenda de Hipatia y declara a Cirilo responsable de todos los conflictos que estallaron en Alejandría en el siglo V. Más tarde llegarán las versiones románticas de Leconte de Lisle y otros, y finalmente el feminismo radical, para el que Hipatia fue la primera mártir de la misoginia propia del cristianismo. Todos los autores citados, y alguno más, tienen una cosa en común: son masones reconocidos.
Una de las grandes mentiras de la historia que se quiere propagar es que la mujer fue libre en Grecia y en Roma hasta que llegó el cristianismo y la sometió la sujeción del hombre; a esta idea también contribuye la película. Lo cierto es que en Grecia la mujer era considerada una cosa más de la casa, y en Roma, no era una «sui iuris», es decir, titular de derechos, sino que era considerada «capiti diminutio», como un niño o un incapacitado y, por tanto, estaba sometida a la tutela o la «manus» del padre o del marido. Por el contrario, fue el cristianismo el que consideró al hombre y a la mujer iguales en naturaleza, pues ambos son hijos de Dios y hermanos en Cristo; y prueba de ello es que las primeras manifestaciones de mujeres libres autodeterminándose, pese a la voluntad de sus padres o del estado, fueron las primeras mártires cristianas víctimas de las persecuciones romanas, tales como Inés Ágata o Cecilia. Y precisamente la explicación fundamental en torno al odio a Cirilo está en esta cuestión. Independientemente de que la carta de san Pablo a Timoteo no refleja precisamente una visión emancipada de la mujer, no es creíble que Cirilo la impusiera como literalidad a cumplir, porque es precisamente Cirilo quien más ha exaltado en la historia de la humanidad la condición femenina, pues a él se debe la expresión «Theotokos», palabra griega que significa madre de Dios.
El personaje del que hablamos, al que la película presenta con caracteres parecidos a Bin Laden para luego dejar en letras la explicación de que a ese «energúmeno» que ustedes han visto la Iglesia católica lo hizo Santo y LeónXIII lo declaró doctor de la Iglesia, efectivamente es san Cirilo de Alejandría. Él fue el que derrotó a la herejía Nestoriana en el Concilio de Éfeso del 431. En esencia, la disputa consistía en si María era madre de Cristo o madre de Dios. De la respuesta a esta cuestión surge algo muy importante: la doble naturaleza divina y humana en una persona llamada Cristo. Cirilo consiguió que se convocase un concilio en Éfeso, puesto que era el lugar donde vivió sus últimos años la Virgen María, y logró que la Iglesia declarase el primer dogma mariano de la historia: María, Madre de Dios. Hasta aquel momento nadie en la historia había conseguido colocar a un ser humano mujer por encima de cualquier hombre. Éste es el personaje que en el fondo persigue la leyenda de Hipatia; curiosamente, Beltrand Rusell comienza su «Historia del pensamiento occidental» con una irónica semblanza de san Cirilo diciendo: «El motivo principal de su fama es el linchamiento de Hipatia». Todo esto huele excesivamente a podrido.
Jesús Trillo Figueroa es Abogado del Estado (e)
* Publicado en el diario La Razón
LO QUE SABEMOS SOBRE HIPATIA DE ALEJANDRÍAMATEMÁTICA Y FILÓSOFA. ASESINADA EN MARZO DEL 415
DATOS QUE PARECEN MÁS SEGUROS
- Hipatia significa "La más grande".
- No se sabe exáctamente cuándo nació, pero sí que murió en marzo del año 415, en Alejandría.
- Era miembro de una familia destacada. Su padre, Teón, fue un científico conocido, miembro del Museo, escritor, interesado en textos herméticos y órficos. Tenía una gran erudición matemática y astronómica, especialmente sobre sus predecesores alejandrinos, y contagió a su hija el interés por esas cuestiones.
- El otro gran interés de Hipatia fue la filosofía. A propósito de esto, formó un grupo (integrado por personas de buenas familias) que basaba su convivencia en el sistema platónico de las ideas y en lazos interpersonales. Esta comunidad presenta rasgos de influencia gnóstica: por ejemplo, hablan de misterios para denominar los conocimientos que les transmite su "guía divina", y creen que las personas de rango social inferior son incapaces de comprender estas cuestiones.
- Gozaba de gran autoridad moral entre sus contemporáneos, que admiraban especialmente su autodominio, manifestado en la abstinencia sexual (se mantuvo virgen toda su vida), la modestia en el vestir (se cubría con el llamado "manto filosófico") y, en general, la moderación en el modo de vida.
- No practicaba activamente el paganismo, ni le atraía el politeísmo; simplemente lo consideraba un elemento más de la cultura griega que tanto admiraba. Es decir, su platonismo no incluía la celebración de rituales, magia o adivinación. De hecho, entre sus discípulos había cristianos y personas que simpatizan con el cristianismo (dos de ellos llegaron a ser consagrados obispos, como Sinesio de Cirene). Hipatia protegía a sus alumnos cristianos y había amistad entre éstos y sus compañeros paganos.
- Se produjo un desencuentro entre el prefecto de la ciudad, Orestes, y el obispo Cirilo, por las injerencias de éste último en cuestiones civiles y los enfrentamientos entre judíos y cristianos (aunque hay que recordar que Orestes era cristiano, como correspondía en esa época a un representante del emperador). Hipatia se puso del lado de Orestes y recordó a Cirilo el ejemplo de su antecesor, Teófilo, que, a pesar de ambición y su campaña contra el paganismo, no era dictador y buscaba y conseguía el apoyo de las autoridades imperiales: había colaboración armoniosa entre autoridades civiles y eclesiásticas.
De hecho, ella siempre se había relacionado libremente con las autoridades municipales y nunca nadie la había molestado; podía manifestar su independencia política en lugares públicos sin problema, y la gente sabía que los gobernantes buscaban sus consejos.
Ahora, en cambio, empieza a haber rumores de que ella es la causa de que obispo y prefecto no se reconcilien, que se acentúan cuando Orestes se muestra intransigente a una reconciliación con Cirilo. Además, empiezan a circular otros rumores calumniosos sobre Hipatia y su relación con supuestas ceremonias mágicas, hechizos satánicos, etc. - Años 414-415: Hipatia pasa de observadora a participante activa en política, ayudando a Orestes a crear una especie de partido político; en respuesta, surge otro que apoya a Cirilo. Los partidarios de éste último se hallan preocupados por la influencia de Hipatia y las relaciones influyentes que posee (entre ellas, algunos cristianos).
- Marzo de 415: en plena Cuaresma, una multitud, al mando de un tal Pedro, se abalanza sobre la litera de la filósofa cuando ésta volvía a casa tras un paseo por la ciudad. La golpean y la arrastran hasta el Cesarión, un antiguo templo de culto al emperador transformado en iglesia, donde la golpean de nuevo con tejas; a continuación, llevan sus restos hasta el Cinareo, donde los queman.
- El de Hipatia parece más un asesinato político, no religioso, provocado por viejos conflictos. Tras este hecho, Orestes renunció a la lucha y se fue de Alejandría para siempre, de modo que las únicas protestas que hubo, más bien tímidas, vinieron de los concejales. Finalmente la ciudad se pacificó.
DATOS PROBABLES
- Existen divergencias entre los expertos sobre la fecha de nacimiento de Hipatia. Las propuestas oscilan entre el 355 y el 370 d.C., aunque la primera resulta más verosímil; en otras palabras, es bastante probable que la filósofa alejandrina rondara los 60 años cuando fue asesinada.
- El carácter exaltado de los alejandrinos pudo influir decisivamente en el lamentable episodio de la muerte de la filósofa. Dicho carácter se muestra en el hecho de que en aquella época hubo otros crueles asesinatos, como los de dos obispos impuestos a los alejandrinos por la corte imperial de Constantinopla: Jorge de Capadocia, que en el año 361 fue atado a un camello, despedazado y sus restos quemados; y Proterio, que en el 457 fue arrastrado por las calles y arrojado al fuego. Igualmente, pocos años después del asesinato de Hipatia, en el 422, el prefecto imperial fue muerto en un tumulto. De hecho, el propio obispo Cirilo reprochó al pueblo su carácter levantisco y pendenciero, en su homilía pascual del año 419.
DATOS HIPOTÉTICOS
- Algunos creen que pudo estar casada con un tal Isidoro, aunque no hay datos que lo demuestren y, a la luz de lo que sabemos, resulta bastante improbable.
- Tampoco está claro que el asesinato de la filósofa se produjera por orden del obispo Cirilo, aunque algunas fuentes parecen acusarlo indirectamente de ello.
- Es posible que la actividad política de Hipatia estuviera apoyada por los judíos de la ciudad, puesto que Orestes apoyaba a su vez la resistencia de éstos contra el obispo.
BIBLIOGRAFÍA:
– Dzielska, María, Hipatia de Alejandría, Ediciones Siruela, Madrid, 2004 (2ª edición: 2006).
– Sinesio de Cirene, Cartas, Introducción, traducción y notas de F. A. García Romero, Editorial Gredos, 1995.
– Sócrates Escolástico (Sócrates de Constantinopla), Historia ecclesiastica, libro VII, capítulos 13 a 15.
– Juan Malalas, Chronographia, capítulo 14
https://www.primeroscristianos.com/lo-que-sabemos-sobre-hipatia-de-alejandria-1/