domingo, 29 de octubre de 2023

La relación sinodal: Una Iglesia que implica a todos y cercana a las heridas del mundo. 23 puntos

La relación sinodal: Una Iglesia que implica a todos y cercana a las heridas del mundo

https://www.vaticannews.va/es/vaticano/news/2023-10/relacion-sinodo-informe-primera-sesion-sinodalidad-iglesia.html

Se ha publicado el Informe de Síntesis al término de la XVI Asamblea General del Sínodo sobre la Sinodalidad. Con vistas a la segunda sesión de 2024, se ofrecen reflexiones y propuestas sobre temas como el papel de la mujer y los laicos, el ministerio de los obispos, el sacerdocio y el diaconado, la importancia de los pobres y los migrantes, la misión digital, el ecumenismo, los abusos.

Salvatore Cernuzio - Ciudad del Vaticano

Mujeres y laicos, diaconado, ministerio y magisterio, paz y clima, pobres y emigrantes, ecumenismo e identidad, nuevos lenguajes y estructuras renovadas, misiones antiguas y nuevas (también digitales), escuchar a todos y profundizar -no superficialmente- en todo, incluso en los temas más "controvertidos". Hay una mirada renovada sobre el mundo y la Iglesia y sus exigencias, en el Informe de Síntesis aprobado y publicado hoy por la XVI Asamblea General del Sínodo sobre la Sinodalidad. Tras cuatro semanas de trabajo, que comenzaron el 4 de octubre en el Aula Pablo VI, el evento eclesial concluye hoy su primera sesión en el Vaticano.

Unas cuarenta páginas del documento son el resultado del trabajo de la asamblea que "tuvo lugar mientras viejas y nuevas guerras asolan el mundo, con el drama absurdo de innumerables víctimas". "El grito de los pobres, de los que se ven obligados a emigrar, de los que sufren la violencia o padecen las consecuencias devastadoras del cambio climático ha resonado entre nosotros, no sólo a través de los medios de comunicación, sino también desde las voces de muchos, implicados personalmente con sus familias y pueblos en estos trágicos acontecimientos", se lee en el documento (Prólogo). 

 

A este desafío y a muchos otros, la Iglesia universal ha intentado ofrecer una respuesta en los Pequeños Círculos y en los discursos. Todo confluyó en el Informe de Síntesis, dividido en tres partes, que traza el camino de los trabajos a realizar en la segunda sesión de 2024.

 

1.A la escucha de todos, empezando por las víctimas de abusos

Como en la Carta al Pueblo de Dios, la asamblea sinodal reafirma "la apertura a la escucha y al acompañamiento de todos, incluidos los que han sufrido abusos y heridas en la Iglesia" (1 e). En el camino que hay que recorrer "hacia la reconciliación y la justicia", "es necesario abordar las condiciones estructurales que permitieron tales abusos y realizar gestos concretos de penitencia".

2.El rostro de una Iglesia sinodal

La sinodalidad es un primer paso. Un término que los propios participantes en el Sínodo admiten que es "desconocido para muchos miembros del Pueblo de Dios" y "que suscita confusión y preocupación en algunos" (1 f), entre quienes temen un alejamiento de la tradición, un envilecimiento de la naturaleza jerárquica de la Iglesia (1 g), una pérdida de poder o, por el contrario, inmovilismo y falta de coraje para el cambio. "Sinodal" y "sinodalidad" son, en cambio, términos que "indican un modo de ser Iglesia que articula comunión, misión y participación". Por tanto, una forma de vivir la Iglesia, valorando las diferencias y desarrollando la participación activa de todos. Empezando por los presbíteros y obispos: "Una Iglesia sinodal no puede prescindir de sus voces" (1 n), leemos. "Es necesario comprender las razones de la resistencia a la sinodalidad por parte de algunos de ellos".

3.Misión

La sinodalidad va de la mano de la misión, por lo que es necesario que "las comunidades cristianas compartan la fraternidad con hombres y mujeres de otras religiones, convicciones y culturas, evitando, por un lado, el riesgo de la autorreferencialidad y la autopreservación y, por otro, el de la pérdida de identidad" (2 e). En este nuevo "estilo pastoral", parece importante para muchos hacer "el lenguaje litúrgico más accesible a los fieles y más encarnado en la diversidad de las culturas" (3 l).

 

Sínodo, Grech: la Iglesia crea espacio para todos, sin excluir a nadie

 

4.Los pobres en el centro. El Informe dedica un amplio espacio a los pobres, que piden a la Iglesia "amor" entendido como "respeto, acogida y reconocimiento" (4 a). "Para la Iglesia, la opción por los pobres y descartados es una categoría teológica antes que cultural, sociológica, política o filosófica" (4 b), reitera el documento, que identifica como pobres también a los migrantes, los indígenas, las víctimas de la violencia, los abusos (especialmente las mujeres), el racismo y la trata, las personas con adicciones, las minorías, los ancianos abandonados, los trabajadores explotados (4 c). "Los más vulnerables entre los vulnerables, por los que es necesaria una defensa constante, son los niños en el vientre materno y sus madres", se lee en el texto de la Asamblea, que dice ser "consciente del clamor de los 'nuevos pobres' producido por las guerras y el terrorismo causado también por 'sistemas políticos y económicos corruptos'".

 

5.Compromiso de los creyentes en la política y por el bien común

En este sentido, se insta a la Iglesia a comprometerse tanto en la "denuncia pública de las injusticias" perpetradas por individuos, gobiernos, empresas, como en el compromiso activo en la política, asociaciones, sindicatos, movimientos populares (4g). Sin descuidar la acción consolidada de la Iglesia en los campos de la educación, la sanidad y la asistencia social, "sin discriminación ni exclusión de nadie" (4 k).

 

6.Migrantes

La atención se centra en los emigrantes y refugiados, "muchos de los cuales cargan con las heridas del desarraigo, la guerra y la violencia". Ellos "se convierten en una fuente de renovación y enriquecimiento para las comunidades que los acogen y en una oportunidad para establecer un vínculo directo con Iglesias geográficamente distantes" (5d). Frente a actitudes cada vez más hostiles hacia ellos, el Sínodo invita "a practicar una acogida abierta, a acompañarles en la construcción de un nuevo proyecto de vida y a edificar una verdadera comunión intercultural entre los pueblos". En este sentido, es fundamental "el respeto de las tradiciones litúrgicas y de las prácticas religiosas", así como del lenguaje. Por ejemplo, una palabra como "misión", en aquellos contextos en los que "el anuncio del Evangelio ha estado asociado a la colonización e incluso al genocidio", está cargada de "un doloroso legado histórico" y dificulta la comunión (5 e). "Evangelizar en estos contextos exige reconocer los errores cometidos, aprender una nueva sensibilidad ante estas cuestiones", afirma el documento.

7.Lucha contra el racismo y la xenofobia

Se requiere de la Iglesia el mismo compromiso y cuidado "en la educación para una cultura del diálogo y del encuentro, combatiendo el racismo y la xenofobia, especialmente en los programas de formación pastoral" (5 p). También es urgente "identificar los sistemas que crean o mantienen la injusticia racial dentro de la Iglesia y combatirlos" (5 q).

8.Iglesias orientales

Siguiendo con el tema de las migraciones, se fijan en Europa del Este y en los recientes conflictos que han provocado el flujo de numerosos fieles del Oriente católico hacia territorios de mayoría latina. "Es necesario", piden los Padres, "que las Iglesias locales de rito latino, en nombre de la sinodalidad, ayuden a los fieles orientales emigrados a conservar su identidad", sin sufrir "procesos de asimilación" (6c).

9.Por el camino de la unidad de los cristianos

En cuanto al ecumenismo, habla de una "renovación espiritual" que requiere "procesos de arrepentimiento" y de "sanación de la memoria" (7c); luego cita la expresión del Papa de un "ecumenismo de la sangre", es decir, "cristianos de distintas filiaciones que juntos dan su vida por la fe en Cristo" (7d) y relanza la propuesta de un martirologio ecuménico (7o). El Informe reitera también que "la colaboración entre todos los cristianos" es un recurso "para sanar la cultura del odio, la división y la guerra que enfrenta a grupos, pueblos y naciones". No olvida la cuestión de los llamados matrimonios mixtos, que son realidades en las que "podemos evangelizarnos mutuamente" (7 f).

 

10.Laicos y familias (PARTE II)

"Los laicos y las laicas, los consagrados y las consagradas y los ministros ordenados tienen la misma dignidad" (8b): este supuesto se reitera con fuerza en el Informe de síntesis, que recuerda cómo los fieles laicos "están cada vez más presentes y activos también en el servicio dentro de las comunidades cristianas" (8e). Educadores en la fe, teólogos, formadores, animadores espirituales y catequistas, activos en la salvaguardia y en la administración: su contribución es "indispensable para la misión de la Iglesia" (8 e). Por tanto, los diferentes carismas deben ser "puestos de relieve, reconocidos y plenamente valorizados" (8 f), no menospreciados limitándose a suplir la escasez de sacerdotes, o peor aún, ignorados, infrautilizados y "clericalizados" (8 f).

 

11.Mujeres

Se pide a la Iglesia un fuerte compromiso para acompañar y comprender a las mujeres en todos los aspectos de su vida, incluidos los pastorales y sacramentales. Las mujeres, se lee, "exigen justicia en una sociedad marcada por la violencia sexual y las desigualdades económicas, y por la tendencia a tratarlas como objetos" (9c). "Acompañamiento y promoción decidida de la mujer van de la mano".

 

El Papa: El clericalismo es una forma de mundanidad que daña al pueblo fiel de Dios

 

12.Clericalismo y machismo

Muchas mujeres presentes en el Sínodo "agradecieron profundamente la labor de sacerdotes y obispos, pero también hablaron de una Iglesia que hiere" (9 f). "El clericalismo, el machismo y el uso inadecuado de la autoridad siguen marcando el rostro de la Iglesia y dañando la comunión". Se requiere una "profunda conversión espiritual y cambios estructurales", así como "un diálogo entre hombres y mujeres sin subordinación, exclusión ni competencia" (9 h).

13.Diaconado femenino

Las opiniones sobre el acceso de las mujeres al diaconado son diversas (9 j): para algunos es un paso "inaceptable", "en discontinuidad con la Tradición"; para otros restauraría una práctica de la Iglesia primitiva; otros lo ven como "una respuesta adecuada y necesaria a los signos de los tiempos" para "renovar la vitalidad y la energía en la Iglesia". También están los que expresan "el temor de que esta petición sea expresión de una peligrosa confusión antropológica, aceptando que la Iglesia se alinee con el espíritu de los tiempos". Padres y madres del Sínodo piden continuar "la investigación teológica y pastoral sobre el acceso de las mujeres al diaconado", utilizando los resultados de las comisiones especialmente creadas por el Papa y las investigaciones teológicas, históricas y exegéticas ya realizadas: "Si es posible, los resultados deberían presentarse en la próxima Sesión de la Asamblea" (9 n).

14.Discriminación y abusos

Mientras tanto, se reitera la urgencia de "garantizar que las mujeres participen en los procesos de toma de decisiones y asuman funciones de responsabilidad en la atención pastoral y el ministerio", y el derecho canónico debe adaptarse en consecuencia (9m). También deben abordarse los casos de discriminación laboral y de remuneración injusta, incluidos los que se dan en la Iglesia, donde "las mujeres consagradas son a menudo consideradas mano de obra barata" (9 o). En cambio, debe ampliarse el acceso de las mujeres a la educación teológica y a los programas de formación (9 p), incluyendo la promoción del uso de un lenguaje inclusivo en los textos litúrgicos y en los documentos de la Iglesia (9 q).

15.Vida consagrada

Observando la riqueza y variedad de las distintas formas de vida consagrada, advierte contra la "persistencia de un estilo autoritario, que no deja espacio para el diálogo fraterno". Es aquí donde se generan casos de abusos de diversa índole contra personas consagradas y miembros de agregaciones laicales, especialmente mujeres. El problema "requiere intervenciones decisivas y adecuadas" (10 d).

16.Diáconos y formación

A continuación, se expresa gratitud a los diáconos "llamados a vivir su servicio al Pueblo de Dios en una actitud de cercanía a la gente, de acogida y de escucha de todos" (11b). El peligro es siempre el clericalismo, una "deformación del sacerdocio" a la que hay que oponerse "desde las primeras etapas de la formación", gracias a "un contacto vivo" con la gente y los necesitados (11 c). En esta línea se expresa también la petición de que los seminarios u otros cursos de formación de los candidatos al ministerio estén vinculados a la vida cotidiana de las comunidades (11 e), para evitar "los riesgos de formalismo e ideología que llevan a actitudes autoritarias e impiden un verdadero crecimiento vocacional".

17.Celibato

Se mencionó el tema del celibato, que suscitó distintas valoraciones durante la asamblea. "Todos -se lee en el Informe final- aprecian su valor profético y el testimonio de conformación a Cristo; algunos se preguntan si su adecuación teológica con el ministerio presbiteral debe traducirse necesariamente en la Iglesia latina en una obligación disciplinar, sobre todo allí donde los contextos eclesiales y culturales lo hacen más difícil. No se trata de un tema nuevo, que requiere ser retomado".

18.Obispos

Se reflexiona ampliamente sobre la figura y el papel del obispo, llamado a ser "ejemplo de sinodalidad" (12 c) ejerciendo la "corresponsabilidad", entendida como la implicación de otros actores de la diócesis y del clero, para aligerar la "sobrecarga de compromisos administrativos y jurídicos" que a menudo obstaculizan su misión (12 e). Junto a ello, el obispo "no siempre encuentra apoyo humano y espiritual" y "no es infrecuente la dolorosa experiencia de una cierta soledad" (12 e).

19.Abusos

Sobre la cuestión de los abusos, que "pone a muchos obispos en la dificultad de conciliar el papel de padre y el de juez" (12 i), se sugiere "considerar la conveniencia de confiar la tarea judicial a otro órgano, que se especificará canónicamente" (12 i).

 

20.Formación (PARTE III)

A continuación se pide un "enfoque sinodal" para la formación, recomendando en primer lugar "profundizar en el tema de la educación afectiva y sexual, acompañar a los jóvenes en su camino de crecimiento y apoyar la maduración afectiva de los llamados al celibato y a la castidad consagrada" (14 g). Se le pide que profundice el diálogo con las ciencias humanas (14 h) para desarrollar "cuestiones controvertidas incluso dentro de la Iglesia" (15 b).

Es decir, cuestiones "relacionadas con la identidad de género y la orientación sexual, el final de la vida, las situaciones matrimoniales difíciles y los problemas éticos relacionados con la inteligencia artificial". Para la Iglesia "plantean nuevos interrogantes" (15 g). "Es importante tomarse el tiempo necesario para esta reflexión e invertir en ella las mejores energías, sin ceder a juicios simplificadores que dañan a las personas y al Cuerpo de la Iglesia", recordando que "muchas indicaciones son ya ofrecidas por el Magisterio y esperan ser traducidas en iniciativas pastorales adecuadas".

21.Escucha

Con la misma preocupación, se renueva la invitación a una escucha "auténtica" de "las personas que se sienten marginadas o excluidas de la Iglesia, a causa de su situación conyugal, su identidad y su sexualidad" y que "piden ser escuchadas y acompañadas, y que se defienda su dignidad". Su deseo es "volver a casa", a la Iglesia, y "ser escuchados y respetados, sin miedo a sentirse juzgados", afirma la Asamblea, reafirmando que "los cristianos no pueden faltar al respeto a la dignidad de ninguna persona" (16 h).

22.Poligamia

A la luz de las experiencias relatadas en la asamblea por algunos miembros del Sínodo procedentes de África, se anima al SECAM (Simposio de Conferencias Episcopales de África y Madagascar) a promover "un discernimiento teológico y pastoral" sobre la cuestión de la poligamia y "el acompañamiento de las personas en uniones polígamas que se acercan a la fe" (16 q)

23.Cultura digital

Por último, el Informe de Síntesis habla del entorno digital. Se anima a "llegar a la cultura actual en todos los espacios en los que la gente busca sentido y amor, incluidos sus teléfonos móviles y tabletas" (17c), teniendo en cuenta que Internet "también puede causar daños y perjuicios, por ejemplo a través del acoso, la desinformación, la explotación sexual y la adicción". Es urgente, por tanto, "reflexionar sobre cómo la comunidad cristiana puede apoyar a las familias para garantizar que el espacio en línea no sólo sea seguro, sino también espiritualmente vivificante" (17 f).

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sábado, 28 de octubre de 2023

HACE 25 AÑOS, EL MILAGRO DE LA PAZ ENTRE PERÚ Y ECUADOR

HACE 25 AÑOS, EL MILAGRO DE LA PAZ ENTRE PERÚ Y ECUADOR

José Antonio Benito

Con motivo de los 25 años de la paz entre los países hermanos Ecuador y Perú, hoy fiesta del Señor de los Milagros, quiero rescatar un pequeño milagro vivido en aquel momento y que ha relatado su protagonista Fernando De Trazegnies Granda.

La Imagen del Señor de los Milagros de Nazarenas, cada año en el décimo mes, es acompañada por la Dama de Quito, la Virgen de la Nube. Sin lugar a dudas destaca en belleza y elegancia, María se presenta como una Reina, su cabeza va coronada, su rostro refleja serenidad y belleza, su precioso hijo en el brazo izquierdo dando la bendición le da una actitud mayestática; en la diestra porta el cetro y la Azucena que representa su coraza, el olivo que simboliza su fruto, símbolo de su vinculación con Israel. Su brazo izquierdo sostiene al Niño que lleva al Mundo en sus manos. Le sirve de pedestal la luna, el triunfo de María sobre el Islam. El marianista y culto prelado Monseñor Óscar Alzamora no pierde ocasión en el documental patrocinado por la Comisión Episcopal para los Bienes culturales de la Iglesia para comentar la imagen de Nuestra Señora de la Nube[1] destacando de la imagen de la Virgen como reina en su mano tiene el centro y a la vez la azucena que representa su pureza y el olivo que representa su fruto y su vinculación con Israel"

Como nota saltante hay que destacar que la imagen de la iglesia de las Nazarenas y que sale en la procesión fue restaurada en 1992 bajo el auspicio del Banco de Crédito del Perú, durante ocho meses, en los talleres del Museo Pedro de Osma y bajo la acertada conducción profesional de Liliana Canessa y Álvaro Sandoval. Al igual que la imagen del Señor de los Milagros, fue sometida a estudios previos, como análisis químicos, estratigráficos, radiografías, luz ultravioleta, estudios históricos y fotográficos, ventanas de limpieza y otros. Se realizó un tratamiento completo de conservación y restauración, ya que la obra presentaba muchas capas de repintes y un reentelado en tela de algodón. Se retiró primero la capa de barniz y luego del primer repinte donde aparecía como Virgen de la Merced y en otro aparece la representación de la Virgen del Carmen. En esta etapa se procedió al retiro del reentelado y se preparó para uno nuevo a la gacha y con tela de lino. Luego se procedió a una aplicación de barniz grueso, para proteger la pintura durante la procesión. Hoy podemos apreciar esta obra de arte en toda su originalidad[2]

Veamos el vínculo de Nuestra Señora de la Nube con la Paz. El Acta de Brasilia o Acuerdo Definitivo de la Paz, Amistad y Límites entre Perú y Ecuador (firmado el 26 de octubre de 1998) tiene mucho que ver con el Señor de los Milagros y la Virgen de la Nube tal como relató el entonces canciller peruano Fernando De Trazegnies Granda[3], destacado escritor, genealogista y abogado, según el diálogo sostenido como emisario secreto en la reunión con el recién electo presidente ecuatoriano Jamil Mahuad. Cuando viajó De Trazegnies a Quito fue recibido por el presidente Mahuad y el canciller ecuatoriano, José Ayala, en el Palacio de Carondelet. Parece que, ante la falta de luz para alcanzar una solución de paz, De Trazegnies, deseoso de buscar puntos comunes entre Ecuador y el Perú, le dio a conocer a Mahuad cómo en la parte de atrás del Señor de los Milagros está la Virgen de la Nube, patrona de Quito. Ante la sorpresa del presidente ecuatoriano -añadió De Trazegnies-  "somos muy unidos con Ecuador". Tal aseveración, soltó por completo al mandatario Mahuad, quien también facilitó el acuerdo por el cual Perú y Ecuador firmaron en Brasilia el histórico acuerdo que sellaba la paz y ponía fin al conflicto de fronteras que desde hacía más de cinco décadas enfrentaba a ambos países. En un emotivo acto celebrado en el Ministerio de Asuntos Exteriores brasileño, el presidente de Perú, Alberto Fujimori, y el de Ecuador, Jamil Mahuad, firmaron un documento que permitió demarcar los 78 kilómetros de frontera en disputa, tal y como estableció el protocolo de Río de Janeiro de 1942, documento avalado por Argentina, Chile, Brasil y EEUU. Hasta el punto más polémico de la disputa, el puesto militar de Tiwinza, se resolvió de manera que permitió que los dos países se atribuyeran una victoria. Tiwinza, que tiene un kilómetro cuadrado, quedaba dentro del territorio y con soberanía peruana, pero su propiedad fue entregada a Ecuador, que podrá llegar al lugar a través de un camino que deberá abrirse a través de su frontera.

Fernando De Trazegnies lo considera prácticamente como un milagro: "Por ejemplo, poca gente sabe que el Señor de los Milagros, una devoción profundamente peruana y limeña, cuando sale en procesión, lleva en la otra cara del anda a la Virgen de la Nube que es la patrona de Quito. Y los miles de miles de devotos que siguen a la procesión tienen en frente y rezan a la Virgen quiteña. Es como si el Señor de los Milagros nos hubiese querido dar una lección a peruanos y ecuatorianos, haciendo ver a la población limeña la unidad que existe entre el Ecuador y el Perú y que durante tantos años fue subsumida por el espíritu de conflicto" (Ibidem).

https://www.lampadia.com/analisis/politica/adalid-de-la-paz-con-ecuador/



[1] El Señor de los Milagros. Edición de colección XV aniversario, Región FREE, Lima 2010.

[3] DE TRAZEGNIES GRANDA, Fernando. "A los 20 años de la paz". Discurso presentado en el Diálogo Académico 20 años del Proceso de Paz Ecuador-Perú, Quito, 29 de octubre de 2018. Comentario Internacional No. 19, 2019, , pp. 19-27 ISSN 1390-1532 • eISSN 2631-2549 

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“EL CLERICALISMO ES UN AZOTE CONTRA EL SANTO PUEBLO DE DIOS” (Papa Francisco). "Clericalismos e infantilismo" (P. Tomás Morales)

"EL CLERICALISMO ES UN AZOTE CONTRA EL SANTO PUEBLO DE DIOS"

 

Al Papa Francisco no le duelen prendas y deja un mensaje muy claro en su intervención al fin de esta primera etapa del Sínodo sobre la Sinodalidad, el 25 de octubre, durante la 18 Congregación General de la asamblea sinodal. Servidor, amigo del clero que lleva toda su vida luchando contra el clericalismo, se alegra con esta voz del Santo Padre y desea con toda el alma que su semilla no caiga en tierra seca sino que fructifique al cien por cien. Nos vendrá muy bien leer, reflexionar y vivir las palabras del Papa. Como complemento les comparto lo que pensaba el fundador de mi Movimiento el Venerable Padre Tomás Morales de acuerdo con un sugerente texto de su biógrafo Javier del Hoyo en la obra Profeta de Nuestro Tiempo y que lleva por título "infantilismo y clericalismo".

 

Aquí la intervención del Papa Francisco:

Me gusta pensar la Iglesia como pueblo fiel de Dios, santo y pecador, pueblo convocado y llamado con la fuerza de las bienaventuranzas y de Mateo 25.

Jesús, para su Iglesia, no asumió ninguno de los esquemas políticos de su tiempo: ni fariseos, ni saduceos, ni esenios, ni zelotes. Ninguna "corporación cerrada"; simplemente retoma la tradición de Israel: "tú serás mi pueblo y yo seré tu Dios".

Me gusta pensar la Iglesia como este pueblo sencillo y humilde que camina en la presencia del Señor (el pueblo fiel de Dios). Este es el sentido religioso de nuestro pueblo fiel. Y digo pueblo fiel para no caer en los tantos enfoques y esquemas ideológicos con que es "reducida" la realidad del pueblo de Dios. Sencillamente pueblo fiel, o también, "santo pueblo fiel de Dios" en camino, santo y pecador. Y la Iglesia es ésta.

Una de las características de este pueblo fiel es su infalibilidad; sí, es infalible in credendo. (In credendo falli nequit, dice LG 9) Infabilitas in credendo. Y lo explico así: "cuando quieras saber lo que cree la Santa Madre Iglesia, andá al Magisterio, porque él es encargado de enseñártelo, pero cuando quieras saber cómo cree la Iglesia, andá al pueblo fiel.

Me viene a la memoria una imagen: el pueblo fiel reunido a la entrada de la Catedral de Éfeso. Dice la historia (o la leyenda) que la gente estaba a ambos lados del camino hacia la Catedral mientras los Obispos en procesión hacían su entrada, y que a coro repetían: "Madre de Dios", pidiendo a la Jerarquía que declarase dogma esa verdad que ya ellos poseían como pueblo de Dios. (Algunos dicen que tenían palos en las manos y se los mostraban a los Obispos). No sé si es historia o leyenda, pero la imagen es válida.

El pueblo fiel, el santo pueblo fiel de Dios, tiene alma, y porque podemos hablar del alma de un pueblo podemos hablar de una hermenéutica, de una manera de ver la realidad, de una conciencia. Nuestro pueblo fiel tiene conciencia de su dignidad, bautiza a sus hijos, entierra a sus muertos.

Los miembros de la Jerarquía venimos de ese pueblo y hemos recibido la fe de ese pueblo, generalmente de nuestras madres y abuelas, "tu madre y tu abuela" le dice Pablo a Timoteo, una fe transmitida en dialecto femenino, como la Madre de los Macabeos que les hablaba "en dialecto" a sus hijos. Y aquí me gusta subrayar que, en el santo pueblo fiel de Dios, la fe es transmitida en dialecto, y generalmente en dialecto femenino. Esto no sólo porque la Iglesia es Madre y son precisamente las mujeres quienes mejor la reflejan; (la Iglesia es mujer) sino porque son las mujeres quienes saben esperar, saben descubrir los recursos de la Iglesia, del pueblo fiel, se arriesgan más allá del límite, quizá con miedo, pero corajudas, y en el claroscuro de un día que comienza se acercan a un sepulcro con la intuición (todavía no esperanza) de que pueda haber algo de vida.

La mujer del santo pueblo fiel de Dios es reflejo de la Iglesia. La Iglesia es femenina, es esposa, es madre.

Cuando los ministros se exceden en su servicio y maltratan al pueblo de Dios, desfiguran el rostro de la Iglesia con actitudes machistas y dictatoriales (basta recordar la intervención de la Hna. Liliana Franco). Es doloroso encontrar en algunos despachos parroquiales la "lista de precios" de los servicios sacramentales al modo de supermercado. O la Iglesia es el pueblo fiel de Dios en camino, santo y pecador, o termina siendo una empresa de servicios variados. Y cuando los agentes de pastoral toman este segundo camino la Iglesia se convierte en el supermercado de la salvación y los sacerdotes meros empleados de una multinacional. Es la gran derrota a la que nos lleva el clericalismo. Y esto con mucha pena y escándalo (basta ir a sastrerías eclesiásticas en Roma para ver el escándalo de sacerdotes jóvenes probándose sotanas y sombreros o albas y roquetes con encajes).

El clericalismo es un látigo, es un azote, es una forma de mundanidad que ensucia y daña el rostro de la esposa del Señor; esclaviza al santo pueblo fiel de Dios.

Y el pueblo de Dios, el santo pueblo fiel de Dios, sigue adelante con paciencia y humildad soportando los desprecios, maltratos, marginaciones de parte del clericalismo institucionalizado. Y, ¡con cuánta naturalidad hablamos de los príncipes de la Iglesia, o de promociones episcopales como ascensos de carrera! Los horrores del mundo, la mundanidad que maltrata al santo pueblo fiel de Dios[1].

 

Venerable Padre Tomás Morales: El infantilismo y el clericalismo.

Trata a sus dirigidos como a hombres adultos. «Hace doce años —escribe en 1961—, el Director Nacional de una gran organización católica, ingeniero con cincuenta años, padre de tres hijos, me decía: 'Padre, ustedes nos tratan como a niños, y así nuestra acción es lánguida, quizás inoperante, y apenas podemos influir en la sociedad que nos rodea'. No supe qué contestar. Le sobraba razón. Me acordé de la frase de Pío XII: 'El laicado ha salido de su minoría de edad'» (RO, f. 14).

            Para combatir todo ello, dentro de su plan de actuación, propugna:

            a) La movilización del laicado. «Hay que poner al laicado en tensión misionera para que, colaborando con los sacerdotes, se pueda atajar la descristianización progresiva de países que fueron cristianos» (RO, f. 8). Y lanza ya como consigna el maridaje, el binomio laico-sacerdote, cuya dificultad de acción le preocupa: «No basta con caer en la cuenta de la necesidad de movilizar a los seglares. Hace falta saber y querer formarlos. Esto supone una larga tarea de dirección» (RO, f. 12).

            b) Unidad de vida. Frente a la peligrosa dicotomía entre vida pública y vida íntima iniciada ya en época de Lutero, que desgaja al hombre en dos mitades, de forma que su creencia en nada influye en la vida social, denunciaba año tras año en las tandas de ejercicios el arriesgado divorcio que realizan tantos cristianos «entre los ocho y los trescientos» (aludía así a la diferencia de vida entre los ocho días de ejercicios y el resto del año). Se adelantaba y seguía, de esta forma, al Concilio Vaticano II, que insistirá en la Gaudium et spes: «El divorcio entre la fe y la vida diaria de muchos debe ser considerado como uno de los más graves errores de nuestra época [...] Se equivocan los cristianos que, pretextando que no tenemos aquí ciudad permanente pues buscamos la futura, consideran que pueden descuidar las tareas temporales, sin darse cuenta de que la propia fe es un motivo que les obliga a un más perfecto cumplimiento de todas ellas, según la vocación personal de cada uno» (nº 43). Fruto de ello, pedía un:

            c) Cristianismo vivido con naturalidad. Un cristiano atractivo que sea un interrogante para todo aquel que está a su lado ocho horas diarias, y que ha de terminar al cabo de los años acercándose a los sacramentos por el ejemplo silencioso de su compañero de trabajo. Lanza a seguir el cristianismo de los primeros cristianos, el que se describe en la Carta a Diogneto que tanto gustaba de leer. Por ello:

            d) No basta el apostolado de simple presencia. Pide ser y estar, como la «ciudad sobre el monte», que ilumina aunque no quiera, pero exige también nuevos Juan Bautista que griten y señalen con el dedo que «ahí está el Cordero de Dios» (Jn 1,36). Porque siendo el hacer más que el decir, a veces es preciso hablar para que también otros hagan; y si bien el silencio es en ocasiones heroico —al expresar aceptación, renuncia, prudencia—, otras muchas puede indicar omisión, cobardía, inhibición de un conflicto que me compromete y del que me evado. Hay silencios nobles y silencios culpables, pues «¿cómo invocarán a aquel en quien no creyeron? Y ¿cómo van a creer a quien no escucharon? Y ¿cómo van a escuchar sin uno que predique?» (Rm 10, 14).

            e) Objetivo prioritario será, por tanto, el obrero y el empleado que no llegan a la parroquia. La parroquia es necesaria e insustituible, pero insuficiente. El cristiano ha de ser Iglesia, parroquia, vaso acogedor allí donde esté. Con gran realismo intenta abrir los ojos de sacerdotes y religiosos sobre la progresiva descristianización de la sociedad:

«En una parroquia, párroco y coadjutores entregados febrilmente a su santo ministerio. Administran sacramentos, celebran misas, visitan enfermos... y, como se entregan a todos, les acosan unos cuantos feligreses que llenan quizás la iglesia en las misas dominicales. Tan acosados están que pueden padecer una especie de espejismo: creer que la gran masa frecuenta la Iglesia, cuando en realidad está ausente. Algo parecido le sucede a un religioso. En la iglesia de su residencia se celebran cultos con frecuencia. Los confesonarios rodeados de penitentes, los comulgatorios, en ciertas misas, bastante nutridos. Las novenas son lucidas. Múltiples cofradías florecen... y aquí se produce el espejismo: no darse cuenta de que la gran masa, sobre todo de hombres y jóvenes, no se acerca siquiera» (RO f. 5).

            f) Laicalización (no laicización) del laico. Porque cuando el laico sufre un proceso de conversión o quiere intensificar su grado de compromiso con la Iglesia, tiende normalmente a clericalizar su vida: más oración, más penitencia, más horas en la parroquia el domingo... olvidando el compromiso directo día a día en el trabajo, familia, etc. Aquello está bien, pero sólo si nos integra más en la vida; si no, es sospechoso. Laicalidad que no debe confundirse con laicidad ni con mundanidad. El mundo reclama hoy un cristiano que no sea beato ni ñoño, ni de sacristía ni de taberna, ni timorato ni tan agresivo que repela, ni negligente ni cargante, sino coherente, que sustente con hechos de vida la palabra. Sin violencias, con la fuerza de la serenidad, y el coraje de unas convicciones firmes que convencen por la sola mirada.

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miércoles, 25 de octubre de 2023

Carta al Pueblo de Dios: La sinodalidad es el camino de la Iglesia del tercer milenio. Octubre 2023

Carta al Pueblo de Dios: La sinodalidad es el camino de la Iglesia del tercer milenio

 

Queridas hermanas, queridos hermanos:

Cuando se acerca la conclusión de los trabajos de la primera sesión de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos, queremos, con todos vosotros, dar gracias a Dios por la hermosa y rica experiencia que acabamos de vivir. Este tiempo bendecido lo hemos vivido en profunda comunión con todos vosotros. Hemos sido sostenidos por vuestras oraciones, llevando con nosotros vuestras expectativas, vuestras preguntas y también vuestros miedos.

Han pasado ya dos años desde que, a petición del Papa Francisco, se inició un largo proceso de escucha y discernimiento, abierto a todo el pueblo de Dios, sin excluir a nadie para "caminar juntos", bajo la guía del Espíritu Santo, discípulos misioneros siguiendo a Jesucristo.

La sesión que nos ha reunido en Roma desde el 30 de septiembre constituye una etapa importante en este proceso. Por muchos motivos, ha sido una experiencia sin precedentes. Por primera vez, por invitación del Papa Francisco, hombres y mujeres han sido invitados, en virtud de su bautismo, a sentarse en la misma mesa para formar parte no solo de las discusiones, sino también de las votaciones de esta Asamblea del Sínodo de los Obispos. Juntos, en la complementariedad de nuestras vocaciones, de nuestros carismas y de nuestros ministerios, hemos escuchado intensamente la Palabra de Dios y la experiencia de los demás. Utilizando el método de la conversación en el Espíritu, hemos compartido con humildad las riquezas y las pobrezas de nuestras comunidades en todos los continentes, tratando de discernir lo que el Espíritu Santo quiere decir a la Iglesia hoy.

Así hemos experimentado también la importancia de favorecer intercambios recíprocos entre la tradición latina y las tradiciones del Oriente cristiano. la participación de delegados fraternos de otras Iglesias y Comunidades eclesiales ha enriquecido profundamente nuestros debates. Nuestra asamblea se ha llevado a cabo en el contexto de un mundo en crisis, cuyas heridas y escandalosas desigualdades han resonado dolorosamente en nuestros corazones y han dado a nuestros trabajos una gravedad peculiar, más aún cuando algunos de nosotros venimos de países en los que la guerra se intensifica.

Hemos rezado por las víctimas de la violencia homicida, sin olvidar a todos a los que la miseria y la corrupción les han arrojado a los peligrosos caminos de la emigración. Hemos garantizado nuestra solidaridad y nuestro compromiso al lado de las mujeres y de los hombres que en cualquier lugar del mundo actúan como artesanos de justicia y de paz.

Por invitación del Santo Padre, hemos dado un espacio importante al silencio, para favorecer entre nosotros la escucha respetuosa y el deseo de comunión en el Espíritu. Durante la vigilia ecuménica de apertura, experimentamos cómo la sed de unidad crece en la contemplación silenciosa de Cristo crucificado. "La cruz es, de hecho, la única cátedra de Aquel que, dando su vida por la salvación del mundo, encomendó sus discípulos al Padre, para que 'todos sean uno' (Jn 17,21).

Firmemente unidos en la esperanza que nos da Su Resurrección, Le hemos encomendado nuestra Casa común, donde resuenan, cada vez con mayor urgencia, el clamor de la tierra y el clamor de los pobres: '¡Laudate Deum!'", recordó el Papa Francisco precisamente al inicio de nuestros trabajos. Día tras día, hemos sentido el apremiante llamamiento a la conversión pastoral y misionera. Porque la vocación de la Iglesia es anunciar el Evangelio no concentrándose en sí misma, sino poniéndose al servicio del amor infinito con el que Dios ama el mundo (cf. Jn 3,16).

Ante la pregunta de qué esperan de la Iglesia con ocasión de este sínodo, algunas personas sin hogar que viven en los alrededores de la Plaza de San Pedro respondieron: "¡Amor!" Este amor debe seguir siendo siempre el corazón ardiente de la Iglesia, amor trinitario y eucarístico, como recordó el Papa, evocando el 15 de octubre, en la mitad del camino de nuestra asamblea, el mensaje de Santa Teresa del Niño Jesús. "Es la confianza" lo que nos da la audacia y la libertad interior que hemos experimentado, sin dudar en expresar nuestras convergencias y nuestras diferencias, nuestros deseos y nuestras preguntas, libremente y humildemente.

¿Y ahora? Esperamos que los meses que nos separan de la segunda sesión, en octubre de 2024, permitan a cada uno participar concretamente en el dinamismo de la comunión misionera indicada en la palabra "sínodo".  No se trata de una ideología, sino de una experiencia arraigada en la Tradición Apostólica. Como nos recordó el Papa al inicio de este proceso: "Si no se cultiva una praxis eclesial que exprese la sinodalidad […] promoviendo la implicación real de todos y cada uno, la comunión y la misión corren el peligro de quedarse como términos un poco abstractos" (9 de octubre de 2021). Los desafíos son múltiples y las preguntas numerosas: la relación de síntesis de la primera sesión aclarará los puntos de acuerdo alcanzados, evidenciará las cuestiones abiertas e indicará cómo continuar el trabajo".

Para progresar en su discernimiento, la Iglesia necesita absolutamente escuchar a todos, comenzando por los más pobres. Eso requiere, por su parte, un camino de conversión, que es también un camino de alabanza: "Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los pequeños" ( Lc 10,21). Se trata de escuchar a aquellos que no tienen derecho a la palabra en la sociedad o que se sienten excluidos, también de la Iglesia. Escuchar a las personas víctimas del racismo en todas sus formas, en particular en algunas regiones de los pueblos indígenas cuyas culturas han sido humilladas. Sobre todo, la Iglesia de nuestro tiempo tiene el deber de escuchar, con espíritu de conversión, a aquellos que han sido víctimas de abusos cometidos por miembros del cuerpo eclesial, y de comprometerse concretamente y estructuralmente para que eso no vuelva a suceder.

La Iglesia necesita también escuchar a los laicos, a las mujeres y a los hombres, todos llamados a la santidad en virtud de su vocación bautismal: el testimonio de los catequistas, que en muchas situaciones son los primeros en anunciar el Evangelio; la sencillez y la vivacidad de los niños, el entusiasmo de los jóvenes, sus preguntas y sus peticiones; los sueños de los ancianos, su sabiduría y su memoria. La Iglesia necesita escuchar a las familias, sus preocupaciones educativas, el testimonio cristiano que ofrecen en el mundo de hoy. Necesita acoger las voces de aquellos que desean ser involucrados en ministerios laicales o en organismos participativos de discernimiento y de decisión. 

La Iglesia necesita particularmente, para progresar en el discernimiento sinodal, recoger todavía más las palabras y la experiencia de los ministros ordenados: los sacerdotes, primeros colaboradores de los obispos, cuyo ministerio sacramental es indispensable en la vida de todo el cuerpo; los diáconos, que a través de su ministerio representan la preocupación de toda la Iglesia por el servicio a los más vulnerables. Debe también dejarse interpelar por la voz profética de la vida consagrada, centinela vigilante de las llamadas del Espíritu. Y debe también estar atenta a aquellos que no comparten su fe, pero que buscan la verdad, y en los que está presente y activo el Espíritu, Él que ofrece "a todos la posibilidad de que, en la forma de sólo Dios conocida, se asocien a este misterio pascual" (Gaudium et spes 22).

"El mundo en el que vivimos, y que estamos llamados a amar y servir también en sus contradicciones, exige de la Iglesia el fortalecimiento de las sinergias en todos los ámbitos de su misión. Precisamente el camino de la sinodalidad es el camino que Dios espera de la Iglesia del tercer milenio" (Papa Francisco, 17 de octubre de 2015). No debemos tener miedo de responder a esta llamada. La Virgen María, primera en el camino, nos acompaña en nuestro peregrinaje.  En las alegrías y en los dolores Ella nos muestra a su Hijo y nos invita a la confianza. ¡Es Él, Jesús, nuestra única esperanza!

Ciudad del Vaticano, 25 de octubre de 2023

El Papa: El clericalismo es una forma de mundanidad que daña al pueblo fiel de Dios

El Santo Padre ha participado en la 18 Congregación General de la Asamblea sinodal, en su intervención ha señalado que, la Iglesia como pueblo de Dios es ese "pueblo sencillo y humilde que camina en la presencia del Señor", que es "infalible", y que transmite la fe en "dialecto femenino".

Vatican News

La tarde de este miércoles, 25 de octubre, durante la 18 Congregación General de la asamblea sinodal se ha llevado a cabo la votación para la aprobación de las modificaciones a la "Carta de la XVI Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos al Pueblo de Dios" y han seguido las intervenciones con las "impresiones generales" sobre el Informe de Síntesis que se publicará el próximo sábado 28 de octubre.

Al inicio de esta 18 Congregación General, el Papa Francisco ha hecho una intervención en la cual ha señalado que, la Iglesia como pueblo de Dios es ese "pueblo sencillo y humilde que camina en la presencia del Señor", que es "infalible", y que transmite la fe en "dialecto femenino" y que tiene que liberarse del "clericalismo que es un látigo, es un azote, es una forma de mundanidad que ensucia y daña el rostro de la esposa del Señor; esclaviza al santo pueblo fiel de Dios".

Publicamos integralmente la intervención del Papa Francisco:

Me gusta pensar la Iglesia como pueblo fiel de Dios, santo y pecador, pueblo convocado y llamado con la fuerza de las bienaventuranzas y de Mateo 25.

Jesús, para su Iglesia, no asumió ninguno de los esquemas políticos de su tiempo: ni fariseos, ni saduceos, ni esenios, ni zelotes. Ninguna "corporación cerrada"; simplemente retoma la tradición de Israel: "tú serás mi pueblo y yo seré tu Dios".

Me gusta pensar la Iglesia como este pueblo sencillo y humilde que camina en la presencia del Señor (el pueblo fiel de Dios). Este es el sentido religioso de nuestro pueblo fiel. Y digo pueblo fiel para no caer en los tantos enfoques y esquemas ideológicos con que es "reducida" la realidad del pueblo de Dios. Sencillamente pueblo fiel, o también, "santo pueblo fiel de Dios" en camino, santo y pecador. Y la Iglesia es ésta.

Una de las características de este pueblo fiel es su infalibilidad; sí, es infalible in credendo. (In credendo falli nequit, dice LG 9) Infabilitas in credendo. Y lo explico así: "cuando quieras saber lo que cree la Santa Madre Iglesia, andá al Magisterio, porque él es encargado de enseñártelo, pero cuando quieras saber cómo cree la Iglesia, andá al pueblo fiel.

Me viene a la memoria una imagen: el pueblo fiel reunido a la entrada de la Catedral de Éfeso. Dice la historia (o la leyenda) que la gente estaba a ambos lados del camino hacia la Catedral mientras los Obispos en procesión hacían su entrada, y que a coro repetían: "Madre de Dios", pidiendo a la Jerarquía que declarase dogma esa verdad que ya ellos poseían como pueblo de Dios. (Algunos dicen que tenían palos en las manos y se los mostraban a los Obispos). No sé si es historia o leyenda, pero la imagen es válida.

El pueblo fiel, el santo pueblo fiel de Dios, tiene alma, y porque podemos hablar del alma de un pueblo podemos hablar de una hermenéutica, de una manera de ver la realidad, de una conciencia. Nuestro pueblo fiel tiene conciencia de su dignidad, bautiza a sus hijos, entierra a sus muertos.

Los miembros de la Jerarquía venimos de ese pueblo y hemos recibido la fe de ese pueblo, generalmente de nuestras madres y abuelas, "tu madre y tu abuela" le dice Pablo a Timoteo, una fe transmitida en dialecto femenino, como la Madre de los Macabeos que les hablaba "en dialecto" a sus hijos. Y aquí me gusta subrayar que, en el santo pueblo fiel de Dios, la fe es transmitida en dialecto, y generalmente en dialecto femenino. Esto no sólo porque la Iglesia es Madre y son precisamente las mujeres quienes mejor la reflejan; (la Iglesia es mujer) sino porque son las mujeres quienes saben esperar, saben descubrir los recursos de la Iglesia, del pueblo fiel, se arriesgan más allá del límite, quizá con miedo, pero corajudas, y en el claroscuro de un día que comienza se acercan a un sepulcro con la intuición (todavía no esperanza) de que pueda haber algo de vida.

La mujer del santo pueblo fiel de Dios es reflejo de la Iglesia. La Iglesia es femenina, es esposa, es madre.

Cuando los ministros se exceden en su servicio y maltratan al pueblo de Dios, desfiguran el rostro de la Iglesia con actitudes machistas y dictatoriales (basta recordar la intervención de la Hna. Liliana Franco). Es doloroso encontrar en algunos despachos parroquiales la "lista de precios" de los servicios sacramentales al modo de supermercado. O la Iglesia es el pueblo fiel de Dios en camino, santo y pecador, o termina siendo una empresa de servicios variados. Y cuando los agentes de pastoral toman este segundo camino la Iglesia se convierte en el supermercado de la salvación y los sacerdotes meros empleados de una multinacional. Es la gran derrota a la que nos lleva el clericalismo. Y esto con mucha pena y escándalo (basta ir a sastrerías eclesiásticas en Roma para ver el escándalo de sacerdotes jóvenes probándose sotanas y sombreros o albas y roquetes con encajes).

El clericalismo es un látigo, es un azote, es una forma de mundanidad que ensucia y daña el rostro de la esposa del Señor; esclaviza al santo pueblo fiel de Dios.

Y el pueblo de Dios, el santo pueblo fiel de Dios, sigue adelante con paciencia y humildad soportando los desprecios, maltratos, marginaciones de parte del clericalismo institucionalizado. Y, ¡con cuánta naturalidad hablamos de los príncipes de la Iglesia, o de promociones episcopales como ascensos de carrera! Los horrores del mundo, la mundanidad que maltrata al santo pueblo fiel de Dios.

https://www.vaticannews.va/es/papa/news/2023-10/papa-francisco-intervencion-carta-pueblo-de-dios-sinodo.html

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«Mamá Antula», primera santa argentina . Apóstol de los Ejercicios de San Ignacio en el Siglo XVIII

¡Qué buena noticia por ser de mujer, argentina, apóstol de los Ejercicios de San Ignacio, siglo XVIII!


El Papa Francisco autorizó al Dicasterio para las Causas de los Santos que se promulgue el decreto que certifica el milagro que se atribuye a la intercesión de la beata María Antonia de San José.

Decisión que se tomó durante la audiencia que sostuvo el Santo Padre con el Card. Marcello Semeraro, prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos y que analizó el caso de la laica consagrada llamada Antonia de Paz y Figueroa, conocida por la comunidad como «Mama Antula».

Primera santa argentina

Nacida en 1730 en la localidad Silipica en Santiago del Estero, la consagrada fundó la Casa de Ejercicios Espirituales de Buenos Aires. Murió el 7 de marzo de 1799 en esta misma ciudad. De acuerdo con el anuncio oficial, la ceremonia de canonización se llevará a cabo al iniciar el 2024 en la Plaza de San Pedro.

El camino a los altares de «Mamá Antula» se inició en 2010 con la declaración de «Venerable» tras el reconocimiento de la heroicidad de virtudes por parte del entonces Papa Benedicto XVI. Posteriormente se autorizó la publicación de un milagro según el cual la religiosa de las Hijas del Divino Salvador recuperó la salud en el año 1900 por intercesión de la fundadora y madre espiritual de la congregación.

El milagro de la salud

El milagro que permitió la canonización fue la recuperación del Sr. C. P. nacido en 1959 que sufrió un «ictus isquémico con infarto hemorrágico en varias zonas, coma profundo, sepsis, shock séptico resistente, con fallo multiorgánico». El hombre fue ingresado a la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) en estado comatoso y el TAC mostró un infarto muy extenso del tronco encefálico.

De acuerdo con la situación el pronóstico era reservado y había muy pocas posibilidades de volver a retomar una vida normal tras las lesiones cerebrales de carácter irreparable sufridas. Sin embargo, con el paso de los días, el paciente empezó a mejorar, luego unos meses las sesiones de fisioterapia le devolvieron la independencia, hasta lograr la realización de acciones independientes y normales.

Ante la situación muchos de sus familiares y amigos pidieron su recuperación a través de la oración de intercesión dirigida a la Beata María Antonia de San José, «Mamá Antula». Intención a la que se unieron 7 personas que no tenían ningún nexo con el enfermo, pero oraron por la recuperación de  su salud.

La documentación del caso habla de la curación de este paciente en el hospital de Santa Fe tras comparar las conclusiones científicas a las que llegaron los médicos tratantes y la consulta médica efectuada el 14 de septiembre de 2023 que certifican la curación del hombre y en la que todos atestiguan fue vital la intercesión de la Beata María Antonia de San José.

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Evangelizar otras culturas

Mamá Antula le dio valor a la dignidad femenina en un tiempo en el que las mujeres solo vivían para ser madres o monjas, no aprendían a leer o escribir y les estaba impedida cualquier actuación social que no dependiera de la presencia de un hombre. Fue así como desafió las convenciones de la sociedad colonial y alcanzó una influencia crucial en medio del clima independentista que se vivía en América hacia el año 1810.

Tiempo después la expulsión de los Jesuitas de América de 1767, permitió a María Antonia sobresalir. Al haber nacido en una familia noble de Santiago del Estero –la «madre de ciudades», hablaba español y quechua, por lo que evangelizaba a las comunidades originarias junto con los miembros de la Compañía de Jesús, antes de su expulsión. De hecho, fueron los quechuas quienes la bautizaron "Mama Antula", diminutivo de Madre Antonia.

Mama Antula fue una mujer de carácter audaz. Recorrió a pie casi 5.000 kilómetros en el virreinato del Perú a lo largo del territorio de las actuales provincias de Santiago del Estero, Tucumán, Salta, Jujuy, Catamarca, La Rioja y Córdoba.

Cuando Buenos Aires pasó a ser el centro del virreinato del Río de la Plata, se instaló en las costas porteñas, donde compartió la importancia de la realización de los ejercicios espirituales ignacianos y construyó uno de los edificios más antiguos de la ciudad, la Santa Casa de Ejercicios  (1784), manteniendo vivo el legado de la Compañía de Jesús a través de la realización de los retiros espirituales enseñados por su fundador, San Ignacio de Loyola.

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