jueves, 2 de noviembre de 2023

Padre Manuel Tamayo, 40 años de sacerdote y los primeros del Opus Dei que conoció en el Perú


40 años de Sacerdote: Manuel Tamayo

Publicado el 10 agosto, 2014 por cinemass

40 años de Sacerdote:  4 de Agosto de 1974

 HOMILÍA

El 4 de Agosto de 1974, hace 40 años, en la ciudad de Barcelona, el Arzobispo, Cardenal Jubanny, nos ordenó a 44 profesionales, miembros del Opus Dei.

En aquella ceremonia estaban presentes y muy emocionados mis padres que viajaron desde Lima para estar conmigo, en ese momento tan importante para mi vida.

A los pocos días de la ordenación, el 6 de Agosto, celebré mi primera Misa Solemne en España, en la ciudad de Bilbao. Tuve como padrino de capa al Padre Manuel Botas, que fue el primer vicario del Opus Dei en el Perú y predicó la homilía el Padre Juan Francisco Oñaindía, que estuvo en el Perú de laico al principio de los años 60 en los inicios de la Prelatura de Yauyos. Era un extraordinario médico cirujano. Todos ellos han fallecido ya.

Primeras palabras en público

Las primeras palabras que pronuncié en público, recién ordenado, fueron las de agradecimiento al final de la primera Misa. Muy emocionado y con un papelito de por medio, dije lo que se suele decir en aquellas ocasiones: "agradezco en primer lugar a Dios por haberme dado la vocación y le pido que me de las gracias necesarias para ser fiel"

Han pasado 40 años y hoy vuelvo a decir lo mismo porque Dios me ha acompañado a lo largo de estos 40 años de sacerdote guiándome para poder cumplir con la misión que me encomendó. Agradezco su presencia y compañía y le pido que me siga dando fuerzas para llegar a las metas que Él espera como instrumento suyo.

 

Agradecimiento a mis padres

Después de agradecer a Dios, (el día de mi primera Misa hace 40 años), me acuerdo que me dirigí a mis padres, que estaban allí mirándome y escuchándome.

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Estaban felices, yo percibía la alegría que tenían y era un gran respaldo para mi. Al dirigirme a ellos recordé lo que San Josemaría nos decía con tanta claridad: que el 90% de nuestra vocación se la debemos a nuestros padres. Les agradecí con toda sinceridad y reconocimiento, porque ellos fueron muy buenos conmigo y con todos mis hermanos. Nos querían mucho y respetaron el camino que elegimos cada uno.

Ahora, con la ayuda de ustedes, quisiera reiterar mi agradecimiento a Dios por mis padres. Les tengo que decir que este agradecimiento ha ido creciendo a lo largo de los años.

 

Corresponder con amor

Muchos de ustedes han sido testigos a través de las Misas y de los Aniversarios celebrados, como fue aumentado de día en día el amor a mis padres y sigue aumentando cada día más. Es que la deuda de amor es muy grande.

Muchas veces no nos damos cuenta todo lo que nos han querido y tardamos en corresponder. Lo que realmente nos hace felices es la correspondencia a lo que hemos recibido. Amor con amor se paga.

*Es importante que los jóvenes escuchen esto: la felicidad no está en las diversiones, en salir a pasarla bien con los amigos, en la comida o en las fiestas. Lo que nos hace felices de verdad es pagar con amor el amor que hemos recibido.

Eso es lo que intentamos en mi familia. Lograr pagar esta gran deuda de amor amando cada día más.

Gracias a Dios mis hermanos y yo estamos unidos, nos reunimos con frecuencia y nos apoyamos siempre. También les agradezco a ellos por esta celebración.

 

La partida de mi hermana

Cuando miré el calendario de mi aniversario me di cuenta que el sábado siguiente se cumplían 6 años del fallecimiento de mi hermana Teresa, la mamá de mis sobrinos, Gerardo, Manuel y José Luis, que está concelebrando conmigo.

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Pensé de inmediato que el Señor había puesto esta coincidencia porque mi hermana Teresa ha sido para todos nosotros como la embajadora de la Iglesia Triunfante. La que nos está preparando la casa del Cielo.

Con una vida de piedad y amor a la Eucaristía, muy intensa en los últimos años de su existencia en la tierra, se fue un día sábado, el día de la Virgen, dejando en todos nosotros, una sensación de triunfo, de haber llegado a la meta.

Como no recordar la última comunión que me pidió unas horas antes de partir, para encontrarse con Dios que se la quiso llevar para que desde el Cielo intercediera por toda la familia, especialmente por sus hijos, los dos mayores casados y con hijos y el menor José Luis, un sacerdote que va gastando sus años de fidelidad al servicio del Señor.

 

Teresa nos dejó a todos un legado de amor a Dios y a la Virgen muy significativo. Unos meses antes había estado en la ordenación diaconal de su hijo José Luis. Todos la vimos feliz en ese momento tan importante para ella que fue la antesala de su partida: entregar un hijo a Dios para irse con Dios. Desde el Cielo ¡cuánto nos ayuda a todos! Cada uno puede contar las gracias y ayudas que ha recibido con su intersección.

 

El camino que nos toca recorrer

Estos 6 años desde su partida se nos han ido volando. También a nosotros nos llamará el Señor en algún momento. La Iglesia siempre nos predica para que estemos preparados. En los evangelios de los últimos domingos han aparecido las parábolas del reino de los Cielos. Dios nos habla de un modo sencillo para que entendamos lo que es más importante para nuestras vidas.

Hoy, en este día de aniversario, Teresa desde el Cielo nos vuelve a señalar el camino que debemos tomar para llegar a esa meta tan preciada. Mis 40 años sacerdotales me dan, en este día de aniversario, licencia para advertir, como ministro de Dios, que cualquier cosa se puede perder en esta vida, pero lo que nunca se debe perder es el camino que lleva a la felicidad eterna.

Hace unos días unos expositores que vinieron para un simposium sobre la familia decían que practicar la religión no es solo rezar, confesarse e ir a Misa. Practicar la religión es, como la consecuencia de esas devociones,… la Caridad el amor a Dios y el amor a los demás. Quererse de verdad, como dice el Señor: "Amaos los unos a los otros como yo os he amado"

s contentos si cada uno de ustedes se acerca de verdad más a Dios.

Celebramos los aniversarios y las fiestas por todo lo alto. Pero que celebremos porque realmente ha habido un progreso de amor a Dios y de amor al prójimo en cada uno de nosotros. Celebremos ese triunfo. El triunfo del amor.

Desde hace muchos años nos hemos empeñado en reforzar los vínculos familiares. La experiencia ha sido maravillosa. Hemos podido visitar a muchos parientes y organizar reuniones para vernos.

Nos ha encantado conocernos más, conocer nuestros orígenes, conocer cómo eran nuestros abuelos, bisabuelos, tatarabuelos y otros parientes que nos han precedido. Hemos descubierto vidas ejemplares y queremos dejarles a los que vienen después un legado de amor, de verdadera unidad, unos lazos familiares estables.

No pretendemos presumir con el apellido o buscar influencias entre nosotros, no nos reunimos para hacer negocios o política. Nuestras reuniones son exclusivamente familiares y lo que trasciende hacia fuera es la paternidad, la maternidad, la filiación, la comprensión y el cariño.

Quisiéramos que en la sociedad las relaciones sean de fraternidad, gratuidad y caridad y que la familia sea realmente una comunidad de vida y amor donde todos se quieren de verdad. Esta época necesita de la unidad familiar y de las buenas relaciones entre los seres queridos. La familia debe recuperar su sitial: ser la célula básica de la sociedad.

 

Ambiente de familia

Hoy nos encontramos en un ambiente familiar, mirándolos a ustedes veo muchas familias unidas que se quieren de verdad. La vida y la fidelidad de los sacerdotes depende también del respaldo de las familias y cada miembro de la familia encuentra igualmente un gran respaldo en el sacerdote para ser fiel a su casa.

Las familias y el sacerdote forman parte de esa gran familia que es la Iglesia y que tiene a Cristo como cabeza. El sacerdote invita a las familias a la Iglesia para escuchar la Santa Misa.

 

Familia y Eucaristía

El momento más importante del amor familiar es cuando toda la familia adora a Jesús Sacramentado en el momento de la consagración.

En La Misa la familia se prepara para la salvación, para la vida eterna. Se une a la Iglesia purgante y triunfante. Se vive la comunión de los santos. Hoy estamos unidos todos en esta Santa Misa.

Además la Eucaristía es el antídoto de la individualidad porque siembra la comunión. La Eucaristía alimenta las buenas relaciones familiares. La Eucaristía dominical es fundamental para la vida de familia.

Sin la Eucaristía la persona se queda en el individualismo, en la tiranía del yo, en un fuerte subjetivismo, y la casa se convierte en el lugar donde están mis cosas, donde tengo mis caprichos, donde estoy pensando en mi realización.

La persona sin Dios se introduce fácilmente en la selva de su yo y pone los límites para que los demás no toquen sus cosas, sus horarios, sus amistades. Todo lo que a la larga termina destruyendo las relaciones familiares, que se vuelven tensas o simplemente desaparecen: ya no se tratan, ya no se hablan. Se vuelven distantes.

El sacerdote y la familia

El sacerdote y la familia

El sacerdote en la familia recuerda que la casa es un lugar sagrado donde todos viven para los demás. En la familia no debe faltar:

§  La paternidad con los consejos y orientaciones pertinentes por parte del padre.

§  La maternidad que es el cuidado y la protección de la madre a sus hijos y a toda la familia.

§  La filiación que es el respeto y la delicadeza del hijo que se da cuenta que tiene casa y que su casa es un lugar sagrado que debe venerar con su buena conducta.

 

Testimonio Familiar

Una familia cristiana es un testimonio de fe en una sociedad que está en crisis.

Presentemos al mundo una familia unida, fuerte y compacta. No presentemos individualidades, gente aislada, que vive imbuida en sus cosas, en sus planes o en sus proyectos

Presentemos gente que está unida a los suyos, que se desvive por los demás, que sabe darse, que sabe servir, que lucha por ser fiel venciendo las batallas de cada día, con la gracia de Dios.

El mundo necesita testimonios de familias unidas. La Iglesia está para ayudarnos a resolver los problemas que se presentan y para alcanzar las metas de lo que debe ser una familia. La familia cristiana no es una utopía. Gracias a Dios hay muchos testimonios maravillosos.

Hoy, en este aniversario, he querido agradecer a mi familia y a tantas familias buenas y maravillosas que Dios ha puesto en mi camino.

Hoy quisiera decir, en este año que la Iglesia prepara un Sínodo sobre la familia, quisiera decir: ¡Gracias familias!

Con muchas familias podremos construir la Nueva Civilización del amor.

 

Agradecimientos

En este día de acción de gracias quisiera recordar especialmente a dos familiares que también están de aniversario: mi padrino de bautizo y mi mamá.

Mi padrino de bautizo es mi tío Augusto Tamayo Vargas que en el mes de setiembre hace su centenario de Nacimiento. El fue literato, académico de la lengua y el padre de una familia numerosa. Precisamente con su menor hijo que se llama también Augusto, mi primo hermano, hemos estado trabajando durante años para visitar a los familiares y organizar reuniones con todos. Él está de viaje, envía sus saludos…. A mi tío Augusto se le hará un homenaje en el 6 de setiembre cuando cumpla los 100 años.

El año pasado hemos celebrado también los 100 años de mi tío Ernesto Pinto-Bazurco que falleció hace unos meses y hace unos días se le hizo un homenaje en el Congreso de la República con la presentación de un documental que recoge los pasajes de su vida durante la segunda guerra mundial, donde con bastante heroísmo defiende a su familia y a muchísima gente de las atrocidades e injusticias de la guerra. (mi tía Hildergard: "Desucrí Perú en la segunda guerra mundial", mi primo Ernesto: "Isabel de los mares, primera embajadora de América"

Ahora quisiera referirme a mi mamá: Teresa Pinto-Bazurco de Tamayo, que este mes, el 22 de Agosto, cumpliría 99 años y empieza entonces su andadura hasta la fecha del centenario en Agosto del 2015.

Ella partió a los 79 años, hace 19 años. En el año de su centenario cumplirá 20 de fallecida. A ella le debo la vida y la vocación, junto a mi padre supo ser la mamá que estuvo totalmente dedicada a sus hijos. Siempre estuvo a nuestro lado en los momentos de alegría y en los momentos difíciles, en la salud y en la enfermedad y siempre estuvo al lado de mi papá. Verlos juntos nos encantaba.

Tengo la esperanza de volver a verlos, Dios mediante, cuando nos reúna a todos en esa casa que nos están preparando, en el Reino de los Cielos.

Agradezco a todos los que van venido, amigos, familiares. Agradezco a quienes hay ayudado en la preparación de esta celebración. No puedo mencionar nombre por nombre porque no terminaría…

 

Agradecimiento a mis hermanos

Agradezco a mis hermanos.

A mi hermano Augusto y a su esposa Zoila por ser grandes colaboradores, ahora tenemos la alegría de tenerlos en Lima después de varios años.

A Guillermo y a mi cuñada Gladys, infaltables en las reuniones familiares. A sus hijos que ya son todos profesionales.

A Roberto y Mónica dos abogados que siguen la tradición familiar: en su casa ellos y sus hijos siguen carreras humanísticas.

A mi hermana Rosa con Chacho, su esposo, ellos son los que nos convocan para las reuniones familiares que suelen ser en casa de ellos. Quiero agradecerle especialmente a mi hermana Rosita por haber organizado la celebración de hoy con mucha generosidad de su parte.

Y decir que Chacho, su esposo, Isaac León Frías está presentando con mucho éxito, su último libro: "Tierras bravas" cine peruano y latinoamericano"). Chacho es crítico de cine y profesor, muchos años en la universidad de Lima, tiene una brillante trayectoria profesional y este año entra en la base 7. Será un año también emblemático para Chacho y tendremos que celebrarlo como se debe.

A propósito de los 70, el número 7 es bíblico. Cuando el niño cumple 7 años, se suele llamar la edad de la discreción, o la edad de inicio de la razón.

Y los 70 es la edad de la sabiduría.

Hace 40 años, cuando estaba en la base 2 y poco antes de ordenarme sacerdote, San Josemaría Escrivá iba a cumplir 70 años y decía que iba a cumplir 7, porque seguía siendo joven y los 7 años representaban al niño que empezaba a razonar, que con su sencillez descubría a Dios y que se alegraba de todo lo que iba aprendiendo.

Y recomendaba a todos que tuvieran 7 años y uno le preguntó: padre, ¿cómo hacer para tener 7 años? Le dijo de inmediato: tener 70 y despreciar el cero. Quería decirle: tener sabiduría, gravedad, ser humilde, ser como un niño de 7 años….

Jesucristo también dice: "Si no son semejantes a los niños en la sencillez y en la inocencia, no podrán entrar en el Reino de los Cielos"

Y eso nos pide a todos y yo también lo pido para mi. Le pido al Señor la virtud de la humildad para ser buen instrumento suyo y saber pasar desapercibido en su servicio.

La intención de esta Santa Misa es por mi hermana Teresa. Como se dijo al principio hoy la Iglesia celebra la fiesta de Santa Teresa Benedícta de la Cruz, qué bonita coincidencia de que también se llame Teresa como mi hermana. Ella era Edith Stein, la gran filósofa alemana, seguidora de Hursell, el padre de la fenomenología, muere el 9 de agosto de 1942 en el holocausto y fue canonizada por el Papa Juan Pablo II en 1987.

Y ahora para terminar vamos a rezar juntos en la Santa Misa y pedirle a nuestra Madre del Cielo, la Virgen María, que nos ayude a ser humildes y sencillos para poder ser fieles a nuestro compromisos familiares y lograr, con la gracia de Dios, llegar a las metas que el mismo Señor nos a puesto: querer mucho a nuestra familia y conseguir que todos puedan llegar al Cielo.

 

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

 Manuel Tamayo Pinto Bazurco


--.LOS PRIMEROS QUE CONOCÍ del Opus Dei en el Perú

Tenía 14 años el primer día que pisé un Centro del Opus Dei en Lima, fui con un amigo del colegio (Luis Pérez Traverso) a una charla que daba un universitario que era 5 años mayor que nosotros y era de la selección de Basket del Perú: Juan Luis Cipriani.

A mis amigos del colegio y a mi, nos impresionó que un muchacho, un poco mayor que nosotros, nos hablara de Dios. Al terminar la charla nos explicaron lo que se hacía en esa casa. Ví que había una cancha de fulbito y eso me interesó bastante. Mi afición al fútbol era muy fuerte.

El día que me invitaron a un partido quedé sumamente impresionado al ver jugar a un sacerdote joven, el P. Antonio Ducay. En mi colegio había varios sacerdotes, pero ninguno jugaba al fútbol.

El P. Antonio además hizo algo que no hacían los sacerdotes de mi colegio, llamarme para conversar. Yo me sentía muy bien y hasta halagado, como si esas conversaciones me pusieran muy alto. Me sentía importante.

En poco tiempo, el P. Antonio me llegó a conocer muy bien y yo a él. Todo eso sucedió en 1963, fue muy rápido. De lunes a viernes estaba en el colegio esperando que llegue el sábado para ir corriendo al Centro del Opus Dei y reunirme con varios amigos de mi edad y conversar con el P. Antonio y otras personas mayores que admiraba mucho.

Todos los fines de semana

Los fines de semana me conectaba con Jaime Cabrera, un chico mayor que yo que estudiaba en el Markham, me recibía a mi y a Luis Pérez, que éramos de La Recoleta. Nos llevábamos muy bien. En la casa habían otros chicos, que eran también escolares y participábamos juntos en los medios de formación: Guillermo Descalzi, Ricardo Colmenares, Fernando Peschiera, Max Clow, Pocho Varcárcel, entre otros.

El Centro era la residencia Los Andes, que quedaba en la av. Pardo de Miraflores (actual Centro Cultural de la Universidad de Piura). El director era José Navarro Pascual, un joven español egresado de la facultad de Letras de la Católica que se especializó en literatura, luego fue Rector de la Universidad de Piura y más tarde se ordenó sacerdote, falleció en año 2008 y el subdirector era José Ramón Dolarea y Calvar, un abogado Gallego que además era poeta, un hombre con mucha "chispa" y llegada a la gente joven, que enseguida nos conquistó. Mis amigos y yo disfrutábamos con sus charlas, que eran vibrantes, e invitaban a una lucha ascética y deportista, para ser como los primeros cristianos.

La calidad humana y profesional

Llegar a Los Andes era encontrarse con gente muy valiosa. Vivían allí tres ingenieros españoles de mucha calidad humana y profesional. Ramón Mujica Martínez, era experto en oceanografía y en el fenómeno del niño, fue catedrático de la Universidad de Piura y falleció en 1991, una calle de Piura lleva su nombre, Rafael Estartús Tobella, catalán que trabajaba en la IBM, con fama de genio, también estuvo en Piura como catedrático, murió el 2013 y Jorge Boladeras que estuvo en los inicios del Instituto Agropecuario Vallegrande de Cañete.

Los tres que vivían en Los Andes creaban un ambiente super grato y familiar. Nosotros éramos chicos y ellos se acercaban como si fueran de nuestra edad y nos sentíamos muy considerados. Jorge Boladeras y Rafael Estartús crearon un aparato de comunicación interna en la residencia con unos números que se encendían en los distintos ambientes para encontrar a la gente. A ese invento le pusimos el nombre de "Bolatús"

También vivían en la residencia Juan Luis Cipriani, que estudiaba en la UNI, Qué nos íbamos a imaginar que a la vuelta de los años sería Cardenal de la Iglesia Católica; Andrés Álvarez Calderón Rey, recoletano como yo, egresado de la facultad de Agronomía y un gran jugador de fútbol, estaba en el "Ciclista Lima" que era un equipo de primera división, Víctor Morales Corrales, También recoletano, fue mi jefe en los Boys Scouts y fuimos a muchos paseos juntos.

Los deportes juveniles

Para nosotros jugar Basket con un campeón sudamericano y fútbol con un futbolista de primera división era algo genial. Jugamos muchos partidos con Juan Luis Cipriani y con Andrés Álvarez Calderón; con Víctor Morales realizamos muchos paseos. Él nos enseñó a rezar el Angelus al mediodía.

Los años de adolescente fueron para mi inolvidables, llenos de actividades deportivas y de muchas ilusiones y proyectos de vida.

En el fondo de todo había un programa de santidad, super atractivo, que además estaba rodeado de gente muy valiosa; veíamos que todos eran prestigiosos profesionales y de una extraordinaria calidad humana.

Escribir lo que vale la pena recordar

Con el P. Antonio Ducay recordamos, con agradecimiento, tantos momentos gratos que vivimos en esos años de juventud, cuando estábamos en las canchas de fútbol y en las playas durante el verano, gastando nuestras energías juveniles.

Todo eso lo armonizábamos con canciones de la nueva ola en las tertulias, con las guitarras, que no podían faltar y una batería que tenía Manuel Quimper. La bulla era lo habitual.

Armábamos los fines de semana y en las convivencias que hacíamos a Chaclacayo unas tertulias musicales que se intercalaban con las poesías de José Ramón; y a la hora del deporte no faltaba nunca un partido de volley o de fulbito. Excelentes años juveniles.

Así pasé mi adolescencia, con mis amigos, aprendiendo a ser mejor cada día. (P. Manuel Tamayo).

 

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