¡Qué gusto da ver jóvenes dispuestos a dar lo mejor de sí por Cristo, por la Virgen, por Perú! Más, más y más. Y mejor todavía si son universitarios o en camino de serlo. Es una etapa privilegiada en la que uno tiene tiempo para elegir, para formarse, para darse. Y sólo el que se da crece. Hablamos de las dos facetas de la formación, como el historiador Basadre habla de las dos partes de una moneda (cara y cruz) para Arequipa. En la cruz estaría el volcán, la revolución, la lucha, la milicia; en la cara, lo tierno del yaraví, lo maternal de la Virgen de Chapi. En la Milicia está el componente de exigencia, audacia…El propio fundador, P. Morales nos recordaba que «ser hombre significa ser luchador», decía Goethe y que «la batalla por el perfeccionamiento propio, por la adquisición de un carácter, de una personalidad, es la principal de sus tareas». Pero hay que completarlo con la amistad, con la comprensión, con la caridad, con Santa María, madre en todo momento.
Los 22 jóvenes manifestaron sus grandes deseos de ser militantes, pero no ocultaron las dificultades. Por supuesto que no basta con una reunión, una jornada… Lo interesante es la perseverancia, el no cansarse nunca de estar comenzando siempre. Ganas no les faltan y por eso el lunes 24 ya programaron un encuentro de universitarios en los que les hablé de la Arequipa Católica y los convertidos del siglo XX y XXI. Nunca terminamos de convertirnos, pero los ejemplos de personas como el Deán Valdivia o Víctor Andrés Belaunde nos ayudarán a unir fe-razón para la misión. Los jóvenes son los apóstoles de los jóvenes, en sus manos está. Como dijo Juan Pablo II: “Si son lo que tienen que ser prenderán fuego al mundo”. ¡Mucho ánimo y a seguir en la brecha!