viernes, 12 de febrero de 2010

JUAN PABLO II, AMIGO, PERÚ ESTÁ CONTIGO

Ahora que celebramos los 25 años del Papa Juan Pablo II en el Perú les comparto el final de un largo artículo que escribí en el 2003 y se publicó como:

2003.a  ”Juan Pablo II: Un Pontificado entre dos milenios (I parte) 133-170

Revista Teológica Limense, Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima. Vol.XXXVI, Nº 2, 133-170

2003.b ”Juan Pablo II: Un Pontificado entre dos milenios (II parte) 133-170

Revista Teológica Limense, Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima. Vol.XXXVII, Nº 3, 315-360

Les aconsejo en especial la página de la CEP: http://www.iglesia.org.pe/25aniversario_jpii/

 

JUAN PABLO II: Un Pontificado entre dos milenios

I. PÓRTICO: CONTEMPLACIÓN SERENA ANTE UNA HISTORIA CONVULSIONADA        3

1. El vértigo de la historia reciente                                  4

2. De la explosión demográfica a depresión económica  5

3. De hippies a yuppies                                                 6

4. ¿Postmodernidad o fin de la Historia?                        7

5. El Tercer Milenio                                                        10

II. UN MAGISTERIO RENOVADOR                              11

  1. Lo medular de su pensamiento                                      12
  2. Las tres encíclicas trinitarias                                           13
  3. Cuatro encíclicas eclesiológicas                                     14
  4. Cinco encíclicas morales                                               14
  5. La Virgen                                                                      14
  6. Ciclos de audiencias generales                                      14
  7. Discursos y cartas a los organismos internacionales       15
  8. Cartas apostólicas                                                        15
  9. Entrevistas y escritos personales                                   15
  10.  Alocución profética. Primicias  1978                              15

III. CLAVES DEL PONTIFICADO                                               17

1. La experiencia de Polonia                                                18

2. Forjador y ejecutor del Vaticano II                                    21

3. La nueva evangelización. Visitas                                      24

  1. “No tengáis miedo"                                                        29
  2. Sellado por el amor a la Madre                                      32
  3. Servidor de la comunión y de la reconciliación                35
  4. La preocupación social                                                  38
  5. Joven con los jóvenes                                                   45
  6. Santos que se multiplican                                              47
  7. Paz y perdón                                                                50
  1.  Hispanoamérica                                                           53
  2.  Maestro de ética y valores, fe y verdad                         56

IV . REPERCUSIÓN HISTÓRICA                                   57

Los records del Papa Magno                                                     61

EPÍLOGO

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

 

 

REPERCUSIÓN HISTÓRICA

G. Weigel, en su magna obra sobre el Papa Wojtyla, destacará que “Juan Pablo II ha renovado decisivamente el papado para el siglo XXI, recuperando y renovando la primacía evangélica del oficio de Pedro del primer siglo de la Iglesia” convirtiéndolo en “el más consecuente desde la Reforma del siglo XVI”[1] . Sus ocho grandes contribuciones o hitos son: la renovación del papado, la puesta en práctica en su totalidad de la doctrina del Concilio Vaticano II, el desmoronamiento del comunismo, la clarificación de los retos morales a los que se enfrenta la sociedad libre, la impronta del ecumenismo en el corazón del catolicismo, el nuevo diálogo con el judaísmo, la redefinición del diálogo interreligioso y la inspiración personal que ha cambiado incontables vidas.

 

Tras dieciséis años de estudios sobre la persona y escritos del Papa, así como de cuatro buceando en su mundo interior, el mejor biógrafo del Papa, concluye “es un hombre que se ha esforzado muchísimo por ofrecer a las personas de su tiempo los instrumentos necesarios que hacen que vivamos la vida de una manera digna”[2].

 

En otra biografía más desenfadada y crítica, C. Bernstein-M. Politi  se le reconoce el ser un firme baluarte de la unidad del ser humano y portavoz de valores universales:

 

“El mundo sabe que es el último de los gigantes en el escenario internacional, que no hay otros grandes heraldos de una visión o principio universal...Juan Pablo II ha quedado casi solo predicando la dignidad del trabajador y la ayuda para los desempleados, urgiendo la reconciliación y la solidaridad entre los diversos segmentos de la sociedad y exhortando a las naciones ricas a preocuparse por los países asfixiados por la pobreza y la deuda externa... De repente, en un escenario mundial dominado por profundas divisiones económicas, nacionales y religiosas, el Papa se destaca como el único vocero internacional de valores universales. Ofrece un Evangelio de salvación y esperanza a la luz de los nuevos ídolos: el egoísmo tribal, el nacionalismo exacerbado, el fundamentalismo fieramente sectario y violento, las ganancias sin preocupación alguna por la calidad de la vida humana”[3]

 

Este valor ético fue el destacado por el fallecido Cardenal Francois Xavier Nguyen van Thuan, Presidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz, quien indicó que "en medio de la noche oscura del mundo y la tempestad en la que estamos viviendo, la figura del Papa brilla más que nunca, con toda la autoridad moral que la humanidad le otorga". "Se ha ganado la confianza del mundo porque siempre ha querido y seguido la verdad. No ha tratado de complacer a los hombres minimizando las demandas de justicia ni el esplendor de la verdad. En cambio, siempre ha dado testimonio, aún contra toda la lógica humana". A mí me impresiona su valentía, su coherencia entre la fe y la vida. Ha querido y en parte lo ha conseguido: dar confianza, seguridad, esperanza a todo el género humano. Jorge Basadre, tan recordado en Perú por conmemorar su centenario- en su obra Perú vivo (Lima 1966) nos dará la solución concreta:“lo que realmente importa, en la vida y en la obra, es ser uno leal consigo mismo, proceder de acuerdo con el fondo ´insobornable´que todos llevamos dentro”[4]. G.K. Chesterton, al caracterizar a Santo Tomás Moro, describe a Juan Pablo II: “era, por encima de todo, un hombre histórico: él representó a la vez un tipo de hombre, un momento crucial y un destino último. Si no hubiera existido este singular hombre en aquel particular momento, toda la historia hubiera cambiado de rumbo”[5]. Como en el mártir Moro, el perfil del Papa, sus cualidades históricas no emanan de un desleído humanismo sino específicamente religioso, cristiano, católico, polaco.

 

En el marco de una historia de la Iglesia Juan María Laboa da los siguientes títulos a los papas del siglo XX: Pío X, restaurar todo en Cristo; Benedicto XV, frente a los señores de a guerra; Pío XI, la paz de Cristo en el reino de Cristo; Pío XII, por un mundo nuevo; Juan XXIII, La Iglesia, Madre y Maestra; Pablo VI, artífice del concilio Vaticano II, misionero en el mundo; Juan Pablo II, una Iglesia en transformación, necesitada de espiritualidad “sobre la urgente articulación de unidad y pluralismo, institución y carisma, sociedad eclesiástica estructurada y comunión, y sobre la exigencia de mantener un adecuado equilibrio entre diversidad y uniformidad”[6]  De otro modo:  “Con este papa, la Iglesia, una Iglesia más homogénea, más articulada y dirigida, se propone como intérprete privilegiada de las aspiraciones de la humanidad, portadora de una salvación global”[7].

 

El popular periodista sacerdote José Luis Martín Descalzo en el programa televisivo “Cinco papas del Siglo XX” destacó los tres saltos dados en el cónclave de octubre de 1978 que eligió a K Wojtyla: Un papa no italiano, el anterior -555 años- fue Adriano de Utrech, preceptor del emperador Carlos V; un papa joven, 58 años; un papa del Telón de Acero, de la Europa comunista. Un Papa que ha ido respondiendo –uno a uno- a los inquietantes desafíos de este cambio de época entre los dos milenios. Con razón se le ha llamado el Papa Magno: Si para la Edad Antigua, frente a los bárbaros (Atila y los hunos), tuvimos a San León I Magno (440-461); y frente a los lombardos a San Gregorio I Magno (590-604); para la Edad Media, frente al siglo de hierro eclesial, surgió San Gregorio VII (1073-1085); para la Edad Moderna, frente a los turcos y protestantes, San Pío V (1566-1572); para la Edad Contemporánea, frente al indiferentismo, relativismo y pesimismo de los humanismos erróneos de nuestro tiempo, Juan Pablo II (1978-) testigo del esplendor de la verdad y el campeón de la lucha por la vida, la paz y la solidaridad. Un Papa que ha ido respondiendo –uno a uno- a los inquietantes desafíos de este cambio de época entre los dos milenios. Desde su “teología arrodillada” (Urs von Baltasar) ha escrutado los signos de los tiempos, diagnosticando proféticamente acontecimientos trascendentales y aplicando las terapias apropiadas[8]

El teólogo Olegario González de Cardedal analizaba las “primacías de la Iglesia”[9] española y que muy bien podían extenderse a buena parte del globo, especialmente el occidental: La transmisión de la fe (catequesis y evangelización), la preparación de personas consagradas al servicio evangélico (vocaciones), la dinamización de los seglares para convertirlos en protagonistas de la evangelización, su aporte propio –derivado de la vida misma de Cristo- a la sociedad, en el orden moral, social y cultural. Con sus escritos, con sus acciones, Juan Pablo ha respondido esmeradamente a tales primacías.

 

Los records del Papa Magno

Se queda pequeño este espacio para enumerar las acciones de este “gladiador espiritual”, casi siempre récords frente a otros papas. Por el momento, se trata del cuarto pontificado más largo de la historia del Papado. El más largo fue el de San Pedro (no se conoce la fecha precisa), seguido por el del Papa Pío IX (1846-78: 31 años, 7 meses y 17 días) y el segundo fue el de su sucesor, León XIII (1878-1903: 25 años, cuatro meses y 17 días).

Desde el comienzo de su pontificado, el 16 de octubre de 1978, el Papa Juan Pablo II ha realizado 102 viajes pastorales fuera de Italia, y 143 por el interior de este país. y casi 700 en la ciudad y la diócesis de Roma, entre ellos las visitas a 301 de las 325 parroquias de la diócesis de la que es obispo, además de a institutos religiosos, universidades, seminarios, hospitales, casas de reposo, prisiones y escuelas.
Con sus 245 viajes pastorales fuera y dentro de Italia, el Papa Juan Pablo II ha recorrido 1.163.865 kilómetros, esto es, más de 28 veces la circunferencia de la Tierra o 3 veces la distancia entre la Tierra y la Luna.

Entre sus documentos principales se incluyen: 14 Encíclicas, 13 Exhortaciones apostólicas, 11 Constituciones apostólicas y 42 Cartas apostólicas. El Papa también ha publicado varios libros como pontífice: “No tengáis miedo” de la mano del intelectual francés convertido, André Frossard, "Cruzando el umbral de la esperanza" (octubre de 1994); "Don y misterio: en el quincuagésimo aniversario de mi ordenación sacerdotal" (noviembre de 1996) y "Tríptico romano - Meditaciones", libro de poesías (Marzo de 2003). Parece que está retocando un nuevo libro sobre sus experiencias pastorales como obispo de Cracovia .

Según la Oficina de las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice, en los últimos 25 años el Papa ha beatificado a 1.324 Siervos de Dios en 140 ceremonias, y ha canonizado a 477 Beatos en 51 ceremonias, incluida la del pasado 5 de octubre.

Ha celebrado 8 consistorios, durante los cuales ha nombrado 201 Cardenales. Con el último consistorio de 21 de octubre de 2003, los miembros del Colegio Cardenalicio serán 194 (sin incluir al cardenal «in pectore»), de los cuales 135 tienen menos de 80 años y por tanto son electores; en esa fecha Juan Pablo II habrá creado 232 cardenales. También ha presidido 6 asambleas plenarias del Colegio Cardenalicio. Desde 1978 hasta hoy, el Santo Padre ha presidido 15 Asambleas del Sínodo de los Obispos: 6 ordinarias (1980, 1983, 1987, 1990, 1994, 2001), 1 general extraordinaria (1985), y 8 especiales (1980, 1991, 1994, 1995, 1997, 1998 [2] y 1999). Desde el comienzo de su pontificado hasta hoy, el Santo Padre ha nombrado más de 3.300 de los más de 4.200 obispos del mundo. 

Ningún otro Papa se ha encontrado con tantas personas como Juan Pablo II: Con la audiencia general del miércoles 15 de octubre, Juan Pablo II celebró 1.106 audiencias generales en las que han participado más de 17 millones personas de todo el mundo. Tal numero aumenta si se incluyen las otras audiencias especiales y las ceremonias religiosas  y los millones de fieles que el Papa ha encontrado durante las visitas pastorales efectuadas en Italia y en el resto del mundo. Hay que recordar también las numerosas personalidades de gobierno con las que se ha entrevistado durante las 38 visitas oficiales y las 690 audiencias o encuentros con jefes de Estado y 226 audiencias y encuentros con Primeros Ministros.

Al principio del pontificado de Juan Pablo II la Santa Sede tenía relaciones diplomáticas con 85 países. Ahora las tiene con 174 naciones, así como con la Unión Europea y la Soberana Orden Militar de Malta. Son de naturaleza especial las relaciones con la Federación Rusa y con la Organización para la Liberación de Palestina (OLP).

En 1994 fue elegido “hombre del año” por el Time. En diversas ocasiones se le ha propuesto como candidato al Nobel de la Paz. El momento más importante de este pontificado fue el Jubileo del año 2000,-preparado ya por el Papa en su primera encíclica- y que contó en Roma con más de 8 millones de peregrinos.[10] El cardenal francés Paul Poupard, presidente del Consejo Pontificio de la Cultura, subrayó tres acontecimientos particularmente significativos. El primero es, sin duda, la peregrinación apostólica a Tierra Santa. El segundo, la Jornada Mundial de la Juventud, no sólo por el número, sino también por la atmósfera y testimonio de los jóvenes, y las confesiones en el Circo Máximo; fue un auténtico evento de gracia. Dos millones de rostros radiantes, que permiten entrever la realidad de la Buena Noticia del amor de Cristo. En tercer lugar, entre los muchos Jubileos, como el de los obispos o el de las familias, quisiera señalar uno que quizá fue modesto en números de participación, pero que es especialmente relevante por su importancia histórica: el Jubileo de los científicos. Me parece que constituye la conclusión de un proceso difícil, de clarificación, dentro de la Iglesia sobre la relación fecunda entre razón, ciencia y fe, que comenzó con el concilio Vaticano I".

 

            Con un ritmo agotador escribe, habla, recibe, visita...y, sobre todo, ama. Ahí está su gesto entrañable de visitar al niñito peruano, Antonio Ramón, hospitalizado como él en el Gemelli. Todo ello, sin perder el buen humor, como declaró a la prensa:"El Hospital Gemelli es el Vaticano III, pues aparte del Vaticano y Castelgandolfo, mi enfermedad me está llevando aquí en numerosas ocasiones". Superando la actitud enfermiza que observo sobre su persona por parte de algunos periodistas, ¿renuncia? ¿qué enfermedad tiene?, prefiero ver en él el confesor de la fe, el que lleva en su carne las cicatrices de la pasión de Cristo, un mártir en vida, amenazado por el odio del terrorista Alí Agca a quien ya ha perdonado..Un sembrador de esperanza a manos llenas para un mundo que sabe amenazado por el miedo, un manantial de vida frente a una contracultura de muerte, un líder que ofrece certezas y que no tiene miedo a exigir, un profeta para nuestro tiempo que cuando todos le aclaman "Juan Pablo II te quiere todo el mundo", él dice "Jesucristo", "Totus tuus, María", "completamente tuyo, María", una Padre y Pastor que conduce la barca de Pedro, la Iglesia –roca, pero roca que navega- “duc in altum” (mar adentro).

 

Cada uno de los innumerables encuentros con Juan Pablo II ha sido una siembra invaluable, llamada a seguir dando frutos, el primero, evidente, el ser auténtico pontífice –puente- ente los hombres y Dios. Gracias al Papa, millones de personas se han acercado a Dios y a la Iglesia. Gracias al Papa han sido numerosas las conversiones. En muchas de las naciones visitadas por él se habla de un antes y de un después de su visita; pensemos, por ejemplo, en los cinco viajes a España, Polonia, Cuba, nuestro Perú...En todos ellos la nación se entera se ha abrazado, se ha unido, ha girado en torno al Papa.[11] Gracias a los encuentros juveniles son numerosas las vocaciones; al respecto es sintomático que Kiko Argüello, fundado y líder del Camino Neocatecumenal aproveche tales eventos para proponer a los jóvenes una opción radical por Cristo . Parece evidente que Juan Pablo II ha gozado de la capacidad de iluminar a numerosas figuras que, en muchos casos, nos han llegado a ser familiares o se han enriquecido, gracias a su cercanía con el Papa, tales como. Mary Ann Glendon, profesora de Derecho Comparado en Harvard, casada con un judío, madre de tres hijos, que fue tan acertadamente jefe de la delegación del Vaticano en la Conferencia de Pekín. Cuando lo visitan los reyes -recientemente la Reina de Inglaterra Isabel II- y los jefes de los gobiernos, quedan enriquecidos, igual que cuando lo reciben en los frecuentes viajes de Juan Pablo II alrededor del mundo. Todos recordamos al presidente de México, Ernesto Zedillo, junto con su esposa, enaltecidos, al recibir y despedir al Papa en su cuarta visita pastoral. Y vimos al Rey Addallah II, de Jordania, a Yasser Arafat, líder de la Autoridad Nacional Palestina, y a Ehud Barak, premier de Israel, engrandecer junto al papa Juan Pablo II, durante su visita a Tierra Santa, urgidos por éste al proceso de búsqueda de la paz 

 

Cito dos gestos sorprendentes. El pasado 15 noviembre 2002, la visita de Juan Pablo II al Parlamento Italiano suscitó una reacción sorprendente en la opinión pública italiana, así como entre los representantes políticos, abriendo una nueva era de colaboración Iglesia-Estado en el respeto de la autonomía. El primer ministro, Silvio Berlusconi, comentó: «Estoy emocionado. Ha sido un discurso elevado, noble y lleno de amor por Italia, que ha tocado todos los temas que uno no puede dejar de compartir».Por su parte, uno de los principales líderes de la oposición, Massimo D'Alema, presidente del Partido Demócratas de la Izquierda (antiguo Partido Comunista Italiano), añade: «Para mi sensibilidad de hombre de izquierdas, las referencias que Juan Pablo II ha hecho a la solidaridad, a la pobreza, a la acogida de los inmigrantes y al valor de la paz, tienen un significado particular».El ex presidente de la República Oscar Luigi Scalfaro ha afirmado: «El Papa ha confirmado el papel esencial de la ética para quien gobierna». Según el historiador Pietro Scoppola, la presencia de Juan Pablo II en el Parlamento marca la «reconciliación plena e incondicional con las instituciones italianas»  El 18 mayo 2003Juan Pablo II recibió este sábado el décimo primer doctorado «Honoris Causa» en Jurisprudencia conferido por la Universidad La Sapienza de Roma por su obra de defensa de los derechos humanos. Al recibir el reconocimiento en el Vaticano, el Papa explicó que considera como parte de su ministerio «dar amplio espacio a la afirmación de los derechos humanos, por la cercana relación que tienen con dos puntos fundamentales de la moral cristiana: la dignidad de la persona y la paz». En su discurso, el Papa hizo mención los derechos humanos fundamentales por los que ha luchado «con todas sus fuerzas» en los casi 25 años de su pontificado.

 

Entre los numerosos testimonios que coinciden en afirmar la decisiva importancia de la intervención papal en los cambios operados en Europa Oriental en la década de los ochenta, citamos el del expresidente de los Estados Unidos: “Cuando estás con el Papa, las divergencias pasan a segundo término. Es un hombre de libertad, de fe, que sufre siempre que la Iglesia, o el hombre es oprimido. Ha dado una contribución excepcional y duradera al derrumbamiento del comunismo internacional y ocupará, con todo derecho, un puesto de privilegio en la historia de nuestro tiempo”[12]. Por su parte, el filósofo Julián Marías, destacó: “Juan Pablo II representa, en conjunto, una fabulosa innovación, de tal volumen que parece imposible para un solo hombre. Por eso, su figura pertenece al futuro, significa el comienzo de una nueva época”[13]  Lech Walesa, líder de del más grande sindicato, Solidaridad, y luego presidente de Polonia: “En el Pontífice, yo he encontrado al hombre de la confianza, al hombre cuya certeza de la existencia de la gracia divina se transmite enseguida a los demás. Toda su figura, sus gestos, el modo mismo con que se inclina , expresan confianza...Durante su pontificado, en Polonia han sucedido cosas de suma importancia: se ha convertido en realidad el sueño de generaciones enteras, nos hemos transformado en un país libre que construye la democracia”[14]. M. Gorbachov no ha dudado en afirmar: “Se puede decir que todo lo que ha ocurrido en Europa oriental durante los últimos años habría sido imposible sin los esfuerzos del Papa y el enorme papel, incluyendo el papel político que desempeñó en el escenario mundial”[15].

El Cardenal J. Ratzinger destaca como clave del pontificado el haber superado la dialéctica del “Nos” mayestático usado desde antaño por todos los papas y que Juan Pablo II suprime en sus escritos aunque se sienta heredero de él por la tradición eclesial: “Creo yo que tal fusión, llevada a cabo en la vida y en reflexión de fe, entre el ´nosotros´y el ´yo´, fundamenta de manera excepcional el atractivo de esta figura de Papa. La fusión le permite moverse en este su sacro oficio de manera totalmente libre y natural, le permite ser, como Papa, enteramente sí mismo, sin temor de que penetre demasiado lo subjetivo en su oficio”[16].

 

Desde el momento de la elección hasta en las numerosas anécdotas protagonizadas en sus viajes y audiencias, el Sumo Pontífice ha estado muy cercano a la realidad social, convirtiéndose en uno de los agentes de cambio, en uno de los líderes, de mayor poder de convocatoria. Cuentan que un niño andaluz al ver tantos carteles del Papa anunciando su visita a España comentó: “¡Qué suerte la del Papa siempre va a estar en primera línea!”. Sí, podemos decir que es un Papa que ha estado en la línea de fuego –si nos referimos a terminología bélica- o “ha bajado a arena- si empleamos el argot taurino, o si lo peruanizamos siempre ha estado “donde las papas queman”.. Pensemos en el conflicto de Las Malvinas entre Inglaterra y Chile; en el Sínodo Holandés; en el viaje a Turquía; en Nicaragua, en la guerra iraquí, la afgana...en donde el Papa actuó como auténtico mensajero de la paz y representante de una institución solucionadora de conflictos.

 

En la revista Inside the Vatican, seis cardenales reflexionaron sobre los elementos claves del pontificado de Juan Pablo II en su 23º aniversario, los testimonios confluyeron en una misma idea: el Papa es un héroe de la fe. Bajo el título "Juan Pablo II, 23 años como Papa: Un tributo especial", se publicó un adelanto de su edición de noviembre en la que entrevista a seis purpurados que participan del Sínodo de Obispos en Roma. El Cardenal Edmund Szoka, Presidente de la Pontificia Comisión para el Estado de la Ciudad del Vaticano, confiesa que su "convicción personal es que el Papa Juan Pablo II, será eventualmente conocido como Juan Pablo el Grande, ha logrado para la Iglesia lo que nadie habría imaginado como su papel en el colapso del Comunismo, logrado sin guerra, sin haberse disparado una sola bala y su continuo esfuerzo ecuménico e interreligioso como autosacrificio, una presencia pastoral tan profunda y constante. Esto ha sido posible sólo por una gracia divina especial".

 

Pero no caigamos en la tentación de  verlo todo con los ojos de la cara. Rasguemos apariencias como él siempre hace y vayamos a dar con su secreto. El “secreto” lo encuentra  el teólogo suizo Urs von Baltasar es su oración: “Yo quiero mucho a este Papa, sí; pero, en el fondo, no es eso lo que importa. Lo importante para toda la Iglesia es el hecho de que ese hombre providencial vive rezando. Es un Papa que se alimenta de oración por la actual Iglesia ofendida y herida. Cuando regresa a Roma de esos viajes que son auténticas palizas, todos sus acompañantes están que no pueden más, incluidos los periodistas. Él, no. El está radiante; cansado, claro, pero radiante”[17].  Lo subraya, otro profeta de nuestro tiempo, el Siervo de Dios, P. Tomás Morales, S.J.,  al concluir uno de sus escritos acerca de la movilización del laicado: “Juan Pablo II quiere que los bautizados, llenos de gozo y fiel obediencia, acojan la ´calurosa y humilde invitación a perseverar en la oración unidos a María...Sólo la oración puede convertir estos grandes cometidos y dificultades´ en vigoroso impulso para ´conquistas cada vez más maduras en el camino del Pueblo de Dios hacia la Tierra Prometida, en esta etapa de la historia que se acerca al final del segundo milenio”[18]

 

EPÍLOGO

A lo largo del planeta, millones de corazones agradecidos se han unido en oración para agradecer los 25 años de gracia, de auténtico kairós, por este regalo providencial. Instituciones, países, congregaciones, personas –en sana competencia- han recordado momentos entrañables vividos en contacto con el “dulce Cristo en la Tierra”. Congresos, foros, concursos; publicaciones escritas, programas radiados, documentales, páginas webs se han multiplicado para ayudarnos a hacer memoria de esta fecha singular. De igual modo, celebraciones litúrgicas de todo tipo, desde la recóndita capillita de la selva hasta la monumental catedral, han congregado fieles para rezar por el Papa. El corazón de todas las celebraciones estuvo en Roma, donde todos los cardenales y numerosos obispos estaban en familiar con el Pastor Supremo.

En una conmovedora eucaristía, celebrada a la misma hora en que fue elegido Papa hace exactamente 25 años, Juan Pablo II volvió a poner su vida en manos de Dios y pidió la ayuda de los creyentes del mundo entero. El Papa entonó algunos de los cantos y no sólo presidió, sino que también celebró la eucaristía, celebrada en una plaza de San Pedro llena hasta desbordar de fieles que inundaban también la pequeña plaza contigua. En la homilía, Juan Pablo II recordó aquellos momentos en los que el colegio cardenalicio le escogió como sucesor número 264 de san Pedro, a los 58 años. En ese mismo momento, las campanas de las Iglesias de Polonia repicaban en recuerdo de aquel acontecimiento que cambiaría la historia de ese país. «¿Cómo podía no temblar, humanamente hablando?», se preguntó el Papa. «¿Cómo no podía pesarme una responsabilidad tan grande?».«Fue necesario recurrir a la divina misericordia para que ante la pregunta: "¿Aceptas?" pudiera responder con confianza: "En la obediencia de la fe, ante Cristo mi Señor, encomendándome a la Madre de Cristo y de la Iglesia, consciente de las grandes dificultades, acepto», recordó repitiendo literalmente las palabras que entonces pronunció.

“Hoy, queridos hermanos y hermanas, me es grato compartir con vosotros una experiencia que dura ya desde hace un cuarto de siglo. Cada día revivo en mi corazón el mismo diálogo entre Jesús y Pedro. En mi espíritu, contemplo la mirada benévola de Cristo resucitado. Él, a pesar de que es consciente de mi fragilidad humana, me alienta a responder con confianza como Pedro: «Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero» (Juan 21, 17). Y después me invita a asumir las responsabilidades que él mismo me ha confiado.”

El Santo Padre leyó la introducción y la conclusión de la homilía, mientras que los pasajes centrales corrieron a cargo del arzobispo argentino Leonardo Sandri, sustituto para los Asuntos Generales de la Secretaría de Estado del Vaticano. Le escuchaban delegaciones oficiales de numerosos países. En nombre de Polonia, se encontraban el presidente Aleksander Kwasniewski, así como el ex presidente Lech Walesa. En nombre de Estados Unidos, se encontraba Columba Bush, esposa del gobernador de Florida, Jeb, hermano de George Bush, y una delegación presidencial de 24 personas. La conclusión de la homilía se convirtió en una personal y emocionante oración. «A ti, Señor Jesucristo, único Pastor de la Iglesia, ofrezco los frutos de estos veinticinco años de ministerio al servicio del pueblo que me has confiado», comenzó diciendo. «Perdona el mal realizado y multiplica el bien --dijo con voz temblorosa, en parte por la emoción--: todo es obra tuya y a ti sólo se debe la gloria. Con plena confianza en tu misericordia, te presento hoy una vez más a quienes confiaste hace años a mi atención pastoral».
«Consérvalos en el amor, reúnelos en tu grey, carga en tus espaldas a los débiles, cuida a los fuertes --añadió--. Sé su Pastor, para que no se pierdan. Protege la querida Iglesia que está en Roma y a las Iglesias de todo el mundo. Asiste con la luz y la potencia de tu Espíritu a quienes has puesto al mando de tu grey: que cumplan con empuje su misión de guías, maestros, santificadores, en la espera de tu retorno glorioso».

«Te renuevo, por intercesión de María, Madre amada, el don de mí mismo, del presente y del futuro: que todo se cumpla según tu voluntad, pastor supremo, quédate entre nosotros, para que podamos avanzar contigo seguros hacia la casa del Padre». Y repitió al concluir: «hacia la casa del Padre»[19].

Como regalo de sus bodas de plata, el Pontífice obsequió con el documento «Pastores gregis» («Los pastores de la grey) que recoge las conclusiones del Sínodo de los obispos del mundo que se celebró en el Vaticano entre el 27 de septiembre y el 30 de octubre de 2001. La idea central está tomada de una frase de san Gregorio Nacianzeno dirigida a los obispos: «Primero ser santos y después santificar».La exhortación se convierte de este modo en un estudio y una propuesta acerca de la santidad episcopal.

Y, como broche de oro, en la fiesta del Domund, el 19 de octubre, la beatificación de Teresa de Calcuta: “Nuestra admiración a esta pequeña mujer enamorada de Dios, humilde mensajera del Evangelio e infatigable bienhechora de la humanidad. Honremos en ella a una de las personalidades más relevantes de nuestra época. Acojamos su mensaje y sigamos su ejemplo. Virgen María, Reina de todos los Santos, ayúdanos a ser a ser mansos y humildes de corazón como esta intrépida mensajera del Amor. Ayúdanos a servir con la alegría y la sonrisa a toda persona que encontremos. Ayúdanos a ser misioneros de Cristo, nuestra paz y nuestra esperanza. ¡Amén!”

 

 

BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

ALCALÁ, Manuel “Karol Wojtyla y el Vaticano II” Razón y Fe Nº 1002, noviembre 1981, pp.454-471;  “Karol Wojtyla y el Sínodo Episcopal Romano” Estudios Eclesiásticos, junio 1982, Madrid

ALDEA, Q.-CÁRDENAS, E. Historia de la Iglesia en América Latina Herder, Barcelona 1987

BALLÁN, P.Romeo Misioneros de la Primera Hora Mundo Negro, Madrid, 1990.

C. BERNSTEIN-  M. Politi Su Santidad (Juan Pablo II y la historia oculta de nuestro tiempo) Trad. De María Mercedes Correa y Ángela García. Grupo Editorial Norma, Lima, 1996

Blázquez, Niceto Los pecados de la Iglesia. Sin ajuste de cuentas  San Pablo, Madrid, 2002

BOF, Giampiero Teología católica. Dos mil años de historia, de ideas, de personajes San Pablo, Madrid 1996

BORGES, P.: Historia de la Iglesia en Hispanoamérica y Filipinas BAC Madrid 1992. 2 t

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[1] Biografía de Juan Pablo II. Testigo de Esperanza Plaza y Janés, Barcelona 1999 p.1125.  p.1129

[2] Javier Tourón Porto “George Weigel: Biógrafo de Juan Pablo II”. Nuestro Tiempo Pamplona, Marzo 2001, nº 561. 46-50

[3] Su Santidad (Juan Pablo II y la historia oculta de nuestro tiempo) Trad. De María Mercedes Correa y Ángela García. Grupo Editorial Norma, Lima, 1996 p.572

[4] Ernesto Yepes Jorge Basadre. Memoria y destino del Perú. Textos esenciales (Fondo Editorial del Congreso del Perú, Lima 2003).

[5] Cit. en WEIGEL, G., Biografía de Juan Pablo II. Testigo de Esperanza, Barcelona 1999

p.1149 James Monti The King´s Good Servant But God´s First, Ignatius Press, San Francisco, 1997, p.15.

[6] Llorca-G.Villoslada-Laboa Historia de la Iglesia Católica. V. Edad Contemporánea BAC, Madrid, 1999. pp.509-536

[7] Ibídem. p.529

[8] Mauro Matthei, O.S.B.: “Pastor y profeta en el redil de la Iglesia. 25 años del pontificado de Juan Pablo II”  HUMANITAS, nº 31, año VIII, de la Pontificia Universidad Católica de Chile, pp.411-425.

 

[9] “La Iglesia en España: Problemas de superficie y problemas de fondo”en  La Iglesia en España. 1950-2000 PPC, Madrid, 1999, 177-250

[10] En total, 8.515.088 de personas han participado en algunos de los actos celebrados en este año con la presencia del Papa. En total, 4.652.500 participaron en algunas de las ceremonias o jubileos por categorías presididos por el Pontífice, 1.463.500 en alguna de las audiencias generales concedidas a lo largo del año, 1.342.088 en audiencias especiales y 1.057.000 en los encuentros del Papa con los peregrinos a mediodía de domingos y fiestas con motivo del rezo de la oración mariana del Angelus

[11] Manuel María Bru Sigue con nosotros. Memoria de la quinta visita apostólica de Juan Pablo II a España (3-4 mayo 2003) EDIBESA, Madrid, 2003: “uno de los principales frutos de este viaje apostólico de Juan Pablo II a España seguramente sea el que ahora podamos vernos en el espejo de sus ojos, pequeños y penetrantes, como el primer día de su pontificado, con los que el hombre más importante de esta encrucijada de la historia de la humanidad en este cambio de milenio nos mira y nos entiende” p.20

[12] VELASCO, Miguel Ángel Juan Pablo II. Del temor a la esperanza 3 t, Madrid, 1993

[13] Ibídem, p. 159.

[14] Ibídem, p.118.

[15] Cit. enC. Bernstein-  M. Politi Su Santidad (Juan Pablo II y la historia oculta de nuestro tiempo) Trad. De María Mercedes Correa y Ángela García. Grupo Editorial Norma, Lima, 1996Gorbachov  pp.23-24

[16] Juan Pablo II: Un Pontificado entre dos milenios Lumen, Buenos Aires-México, 2000,  p.10.

[17] Cit. en M.A. Velasco Juan Pablo II, ese desconocido (Anécdotas humanas de un Papa fascinante) Planeta-Testimonio, Madrid, 1998.p.178

[18] Redemptor hominis 1 y 22. En Tomás Morales, S.J. Hora de los laicos, Madrid, 1995, pp.574-575

[19] Zenit, 16 de octubre del 2003.

 

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