miércoles, 28 de abril de 2010

25 años del Papa en Perú, magnífico reportaje en PAX TV

http://paxtv.org/paxtv/especialesdepax/programa.php?codcap=182

Fue el sábado 26 de enero de 1985 cuando Juan Pablo II subió al avión de ALITALIA que lo conduciría a Venezuela, Ecuador, Perú y Trinidad Tobago. Se trataba de la sexta visita del Papa a tierras iberoamericanas, y del viaje número 25 (internacional) de su pontificado. Según los cálculos de los organizadores, esperaban a Juan Pablo II doce apretadas jornadas en las que habría de recorrer un total de 25 mil kilómetros. <<...>>

¿Cuál era la situación del Perú de 1985? Gobernaba el país, en su penúltimo semestre, el Presidente Fernando Belaunde Terry. La población total ascendía a 18,7 millones de habitantes. Las condiciones en que se vivía eran entonces muy críticas. Las resume así un documento de la Conferencia Episcopal Peruana: “...va creciendo la situación de una pobreza que resulta inhumana: salarios muy bajos, falta de puestos de trabajo estables, desnutrición de consecuencias irreversibles en el futuro, aumento de la mortalidad infantil, recrudecimiento de enfermedades que ya se tenían superadas..., notable decadencia en la moralidad pública y en las costumbres privadas como son: los hogares mal constituidos, inestabilidad de los matrimonios, abandono de la familia, alcoholismo”, etc. Y luego la CEP se refiere al flagelo del terrorismo, nacido en Ayacucho con el grupo Sendero Luminoso, acaudillado por Abimael Guzmán. Los senderistas “bajo la influencia de ideologías extremistas, no respetan el valor fundamental de la vida y dignidad humana” (Doc. de octubre de 1984, números 11 y 12). Ciertamente para los observadores de la realidad peruana de 1985 era Sendero Luminoso el factor subversivo más cruel y sanguinario, que desangraba el país en forma casi cotidiana.

La jerarquía de la Iglesia peruana estaba presidida por el Cardenal Juan Landázuri Ricketts OFM, arzobispo de Lima, y la constituían además 53 obispos, trece de los cuales habían nacido en España. Las estadísticas señalaban la desfavorable relación numérica entre sacerdotes y fieles (mayoritariamente católicos): 2,235 sacerdotes (diocesanos y religiosos), 4,835 religiosos, 426 hermanos y 516 seminaristas.

En el aspecto religioso–doctrinal, el documento ya citado de la Conferencia Episcopal peruana muestra su preocupación por determinadas tendencias de la Teología de la Liberación, aceptadas por un sector de los agentes pastorales, a quienes los obispos solicitan mantener su unión con la Iglesia y el cumplimiento de sus claras orientaciones (nn.71–80).

Casi cuatro meses antes de su primera visita al Perú, el Papa recibió a un numeroso grupo de Obispos peruanos, llegados a Roma para la visita ‘ad limina’, y les transmitió –con su estima al Perú, pueblo “ya sensibilizado para acoger una renovada y ulterior evangelización”– el anhelo de que los pastores se comprometiesen más en el servicio de los más necesitados (“la causa de la justicia y de la defensa del pobre”), pero sin caer en el reduccionismo de la predicación de la doctrina católica, ni hipotecarse “a ideologías extrañas a la fe, como si fueran éstas las que guardan el secreto de la verdadera eficacia” (Discurso del Papa Juan Pablo II, 4 de octubre de 1984). Sin embargo en ese discurso programático, todavía no hace referencia al viaje de febrero del año siguiente. Ciertamente el Santo Padre insistirá, ya en tierra peruana, en varios de los temas de su encuentro con los Obispos.

Con el P. Armando está el P. Alberto Clavell quien fungió como maestro de ceremonias en todos los actos de Arequipa. Allí llegó para beatificar a Sor Ana de los Ángeles y Monteagudo y coronar a la Virgen de Chapi, dos gestos de envergadura y que necesitaron una preparación intensa, en la investigación histórica, en la celebración… El Papa estaba muy cansado y hubo que acelerar alguna de las ceremonias.

Ente los dos, P. Nieto y P. Clavell, se repasa el programa para la visita del Papa al Perú. Después de su llegada el 1 de febrero de 1985 al aeropuerto internacional ‘Jorge Chávez’, desde donde dirigiría su mensaje inicial, Juan Pablo II iría en coche descubierto al centro histórico de Lima, a la Plaza Mayor, para el saludo al clero, religiosos y laicos. Al día siguiente, sábado 2, volaría a Arequipa, en la cual procedería a la beatificación de Sor Ana de los Ángeles Monteagudo. Luego regresaría a la Capital para reunirse en el Hipódromo de Monterrico con los jóvenes. Después pasaría al local de la Conferencia Episcopal peruana para tener un encuentro con los Obispos. El domingo 3, por avión, al Cuzco, en la explanada de Sacsayhuamán, para el encuentro con los campesinos y la coronación de la imagen de la Virgen del Carmen de Paucartambo. Y a continuación un corto vuelo a Ayacucho, la oración del Angelus y “el discurso contra la violencia” (como lo dijo el propio Papa en la audiencia romana del 13 de febrero).

El mismo domingo 3 de febrero estaba señalado para la concentración de las familias en el Hipódromo de Monterrico y la ordenación de 47 nuevos sacerdotes. Seguiría luego ese día, en la Nunciatura, el encuentro con los miembros del Cuerpo Diplomático acreditado en el Perú.

En la mañana del lunes 4, en el óvalo Bolívar del Callao, el encuentro con los enfermos. A continuación, el viaje aéreo a la norteña ciudad de Piura; y luego, hacia Trujillo para el encuentro con los trabajadores.

Finalmente el día martes 5, el Papa se encaminaría al Cono Sur de la capital, a Villa El Salvador, donde se congregarían los ‘Pueblos Jóvenes’. Allí se despediría de Lima para ir a tomar el avión hacia Iquitos: el encuentro con los nativos de la Selva, su despedida del Perú, y la partida para Trinidad–Tobago.

            Uno de los encuentros más emotivos tuvo lugar en Villa El Salvador y por ello fuimos con nuestras cámaras para entrevistar a la señora de Chero y su hijo en recuerdo del matrimonio que recibió al Papa y leyó el emotivo mensaje. También estuvimos con su alcalde  Michel Azcueta quien nos recrea cómo “un día como hoy, hace ahora 25 años, Juan Pablo II, el Papa Peregrino llegaba a Villa El Salvador a reunirse con los pobladores de Lima y de todo el Perú. Su grito “Por el bien del Perú: no puede faltar el pan de cada día en los Pueblos Jóvenes!!!”…y su deseo de que todos nosotros, toda la humanidad, sigamos teniendo “hambre de Dios”, resuenan en nuestros oídos, en nuestro corazón, en nuestra memoria…Fue un día extraordinario como pocos, un día realmente histórico…En primer lugar, el equipo pastoral de la Parroquia se puso en movimiento con el Padre José a la cabeza, recordando que él mismo había visitado al cardenal Wojtila en su Polonia natal; al equipo de la Parroquia se unió el equipo municipal en pleno y la comunidad organizada para lograr ese gran objetivo. Recibimos el apoyo entusiasta de Monseñor German Schmit, Obispo Auxiliar de Lima para todo el Cono Sur que se quedaba muchísimas noches en la parroquia de Villa El Salvador. Y, a través de él, semanas más tarde, se recibió el apoyo total del Cardenal Juan Landázuri que aprobó esta visita. A partir de ahí, todo fue movimiento, entusiasmo, cooperación, alegría…En un viaje a Roma, tuve el honor y la alegría de entregar personalmente al Papa en el Vaticano tres cartas, invitándole a visitar a Villa El Salvador: la primera del propio Cardenal Landázuri, presentándonos al Papa, la segunda del Padre José y una tercera de la alcaldía…Juan Pablo nos dijo que esperaba llegar al Perú y que rezáramos para que este deseo se cumpliera….Se prepararon los textos que el matrimonio Chero leería al Papa y así, el ambiente se iba preparando para el gran día, el 5 de febrero de 1985…La noche del 4, víspera del encuentro del Papa con los pobladores, fue increíble…Habíamos lotizado la pampa por cuadras, con responsables de seguridad, con kioskos de agua y gaseosas dirigidos por las señoras de la Federación Popular de Mujeres, con apoyo de la policía nacional y de defensa civil…Una noche de verano, con una luna hermosa…y comenzaron a llegar….miles y miles, cientos de miles, más de un millón de personas en el arenal, en orden, cantando, alegres, solidarios, con esperanza, en paz, sin dormir un minuto, esperando toda la noche al Papa Peregrino…A las 8.40 de la mañana del 5 de febrero llegaba Juan Pablo II, acompañado del Cardenal Landázuri, a Villa El Salvador por la Avda. Pachacútec…Me tocó recibirle en nombre de todo el pueblo y de los pobladores del Perú; Monseñor Bambarén y el Padre José le recibieron en el estrado…Casi dos millones de peruanos y cinco mil periodistas esperaban sus palabras…Lo que siguió ya es conocido. El 5 de febrero de 1984 se transformó en un día histórico para la Iglesia peruana, para Villa El Salvador, para el Perú y para los pobres de América Latina…Lo seguimos recordando…Que no falte el pan de cada día en los Pueblos Jóvenes!!  Que el hambre de Dios permanezca…!

A continuación otros dos invitados de primera. El arquitecto Miguel Cruchaga Belaunde, delegado del presidente Fernando Belaunde y coordinador de la Comisión de Recepción del Papa, nos adentra en los entresijos del viaje y nos comparte vivencias personales y entrañables del Papa, su humanidad, su amor al Perú. Por su parte, Monseñor Salvador Piñeiro, con la gracia y simpatía de siempre, nos revela detalles de la liturgia y las celebraciones con el Papa en Lima.

Monseñor Guillermo Inca, oblato de San José, nos ofrece su gozoso testimonio de ser ordenado por el Papa con decenas de presbíteros y cómo conserva la huella papal y su deseo de fidelidad y santidad. 

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martes, 27 de abril de 2010

SANTO TORIBIO DE MOGROVEJO EN ROMA

Doy cuenta de un cuadro existente en Roma sobre Santo Toribio y que visité la noche lluviosa del viernes 23 de abril. Llegué en un momento en que estaban preparando el templo para una boda de los fieles de las Comunidades del Camino Neocatecumenal que en la actualidad regentan la Iglesia.

Nos sirve para celebrar la filial y estrecha relación del Santo con el Papado y con Roma. Aunque Toribio nunca llegó personalmente a la Ciudad Eterna se hará presente a través de sus informes, cartas, y posteriormente con motivo de su beatificación y canonización.

En Roma existe una capilla marmórea desde 1680 que sirvió para acoger la nueva imagen del nuevo beato y que fue promovida con el excedente económico por Juan Francisco de Valladolid, canónigo limeño, postulador de la causa, quien se dedicó en cuerpo y alma al proceso, al punto de morir en Roma, sin poder volver a su querido "reino del Perú".

La capilla está ubicada en la Basílica de Santa Anastasia en los arrabales de Roma, al pie del monte Palatino, palacio de los césares en el campo Vaccino, que data del siglo IV. Según una leyenda, habría sido construida por Apolonia, matrona romana, en su jardín, en honor de Santa Anastasia, que reposa bajo el altar y que fue muy venerada en la urbe romana desde los siglos VII al IX.

 La capilla dedicada al santo es la primera de la izquierda del altar mayor, o si se prefiere, al fondo, a la derecha del crucero. La basílica fue restaurada varias veces, entre otros por Inocencio III en 1210 y por Urbano VIII, en 1745, quien mandó construir la fachada. El Cardenal portugués Nuño da Cunha, titular de la iglesia, modificó todo el interior en 1722 para dejarla en su estado actual. A los cambios han sobrevivido las 20 bellas columnas, ocho de mármol pavonazzo acanalado y dos del rao mármol “porta santa”. El gran cuadro del pintor romano Francesco Trevisani (1656-1746) representa al Arzobispo en el acto de rezar el Oficio divino con un coro de dos ángeles y dos querubines. Con la imagen se colocó un relicario de plata en el que se custodiaron parte de las costillas del Santo y una partícula del dedo de Santa Rosa de Lima. Al fallecer Juan Francisco de Valladolid se hizo cargo de la capellanía don Alonso de los Ríos y Berris. Por iniciativa del Cabildo Metropolitano de Lima se creó una fundación con el dinero sobrante y que se dedicó a una capellanía de misas con motivo de la fiesta anual del Santo. El 30 de diciembre de 1726, tras la canonización del santo, la consagró a él el Papa Benedicto XIII.

En la misma bóveda sepulcral del retablo de la capilla hay una losa circular de mármol blanco con la inscripción "Nationis Limanae" que daba derecho de sepultura a cuantos peruanos morían en Roma. Allí reposan el Dr. Don Francisco de Valladolid y don Sancho de Paz. Este último fue quien afrontó los gastos para la erección de la capilla dotándola de rentas para que se celebrasen en ella 70 misas cada año y se repartiese una medalla de plata con la efigie del Santo a todos los que comulgasen en su altar el primer domingo de mayo, que en ese momento era el día de la fiesta del santo. Así sucedía en tiempos de Bartolomé Herrera, ministro de Echenique en 1857[1].

En tiempos del Dr. D. Luis Mesones, Ministro en Roma, envió al gobierno peruano una cantidad de dinero para se atendiese a la refacción de dicha capilla para salvarla de la ruina. Posteriormente, en 1870, el prelado José Francisco Moreyra financió la restauración del altar; a su muerte fue enterrado allá también.

En la actualidad –abril 2010- la iglesia está adjudicada a una comunidad del Camino Neocatecumenal.

Con motivo de los 50 años del CELAM los obispos celebraron allí una misa y reprodujeron la imagen en las hojas preparadas para la celebración.

Algunos de estos datos se contienen en la obra de la Embajada del Perú ante la Santa Sede La guía del peregrino peruano en Roma”  Roma, 2004. p.6 “El altar de Santo Toribio de Mogrovejo”

 



[1] En una carta que escribe B. Herrera desde Jauja, 13 de octubre de 1857, lo pone de manifiesto. Ver Archivo Arzobispal de Lima, Correspondencia. De igual modo en el libro de García Yrigoyen.

 

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Beatificación del P. Bernardo Francisco de Hoyos

En la página web http://www.nortecastilla.es/multimedia/fotos/ultimos/54857-beatificacion-padre-hoyos-0.html  pueden verse más de un centenar de fotos de la ceremonia de beatificación del P. Hoyos en Valladolid el pasado domingo día 18. Textos de la homilía, preparativos…en http://www.archivalladolid.org/

Homilía Beatificación del P. Bernardo Francisco de Hoyos, S. J.
18 de abril de 2010


1. Queridos hermanos. La Beatificación del siervo de Dios Bernardo Francisco de Hoyos (1711-1735), de la Compañía de Jesús, supone una gran alegría para la Iglesia católica y, al mismo tiempo, un honor para España, tierra noble de santos y de mártires. Aunque es verdad que su breve existencia terrena aconteció hace ya tres siglos, su fama de santidad ha sobrevivido los años difíciles de la supresión de la Compañía en 1773 y permanece todavía muy viva en España, en América Latina y lógicamente aquí, en Valladolid, al igual que en su pueblo natal. Son, además, muy numerosas las gracias obtenidas por su intercesión.

Si bien era pequeño de estatura y de delicada apariencia, el P. Hoyos es un gran testigo de la perfección cristiana, vivida con serenidad y ternura, pero con solidez y sin connotaciones pueriles. Fue un enamorado del Corazón de Jesús, cuya devoción predicó y propagó con todas las fuerzas de su amor y de su celo apostólico.

Ya desde el noviciado, cuando todavía tenía 15 años, recibió gracias espirituales extraordinarias que se intensificaron en los últimos años de su corta vida. Siendo joven estudiante de teología, el Señor le continuó enriqueciendo con visiones místicas especiales que le llevaron a difundir en España el culto público al Sagrado Corazón de Jesús. Pero Bernardo destacaba también por sus cualidades humanas poco comunes. De hecho, estaba dotado de una notable inteligencia, como lo demuestra el brillante resultado obtenido en la solemne disputa académica que tuvo lugar al final de sus estudios de filosofía.

Su originalidad espiritual consiste en la capacidad de acoger, en armonía con la mística ignaciana, la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, según la impronta trazada por santa Margarita María de Alacoque.

Fue el primero, de hecho, en considerar la importancia de esta devoción como un instrumento de santificación personal y de eficaz apostolado. La devoción al Sagrado Corazón no consiste en otra cosa sino en el culto al amor redentor de nuestro Salvador, cuya enseñanza se puede resumir en el único mandamiento del amor a Dios y al prójimo.

2. Con razón se le puede aplicar a nuestro Beato el íntimo diálogo entre Cristo Resucitado y san Pedro, que hemos leído en el Evangelio de hoy (Jn 21,15-17). Por tres veces Jesús dirige a Pedro la pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres más que éstos?». Y por tres veces, Pedro le responde: «Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero».

El beato Bernardo fue sometido al examen del amor durante toda su vida, pero sobre todo en los últimos tiempos, cuando ya era sacerdote. Fiel miembro de la Compañía de Jesús, amaba a Cristo, su Señor, y sentía que era su bendito corazón el manantial de toda caridad. El Sagrado Corazón fue su verdadera escuela. Como el apóstol Juan, él reclinó su cabeza en el corazón de Jesús, para contar al mundo la riqueza de este amor infinito.

Su entusiasmo por la devoción al Corazón de Jesús no se basaba en un sentimentalismo superficial, sino en una auténtica vivencia de caridad. La espiritualidad del Corazón de Jesús fue para él fuente de una cuádruple experiencia.

Fue primero y ante todo experiencia de transfiguración. Al poner su corazón junto al Corazón de Jesús, se convierte en un apóstol inflamado de caridad. En el fuego, la leña se quema y da calor. En el Corazón de Jesús su corazón se quemaba de amor. Podía así repetir con san Pablo: «Ya no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí» (Ga 2,20).

Además, segundo, la espiritualidad del Sagrado Corazón significó para él una experiencia de aceptación interior del sacrificio. El Corazón de Jesús es un corazón ensangrentado, traspasado y herido por los pecados y la traición de sus amigos y hermanos. Al beato Bernardo no le fue ahorrada la prueba dolorosa de la noche oscura y del gran abandono, que duró del 14-11-1728 al 17-4-1729.

En tercer lugar, la espiritualidad del Sagrado Corazón fue para nuestro Beato una experiencia intensa de oración continua y de diálogo de amor. Escuchar el latido del Corazón de Cristo significa hablar con Jesús y así alcanzar la verdad de Aquel que es la Verdad en persona.

Finalmente, la espiritualidad del Sagrado Corazón supuso para el beato Bernardo de Hoyos una experiencia de santificación. Él buscó en el Corazón de Cristo el alimento para su fe, la ayuda para su fidelidad sacerdotal, la creatividad para su apostolado y la alegría de su vida de gracia.

A él se le puede perfectamente aplicar el deseo del apóstol Pablo: «Que Cristo habite por la fe en vuestros corazones, para que arraigados y cimentados en el amor, podáis comprender, junto con todos los santos, cuál es la anchura y la longitud, la altura y la profundidad, y conocer el amor de Cristo, que supera todo conocimiento. Así os llenaréis del todo de la plenitud de Dios». (Ef 3,14-19).

3. ¿Qué significado tiene hoy la beatificación del Padre Bernardo Francisco de Hoyos? La respuesta es múltiple.

A nuestro parecer, tal acontecimiento eclesial es sobre todo un preclaro testimonio de la presencia en la Iglesia de sacerdotes santos. En este año sacerdotal, nuestro Beato dice a todos los sacerdotes del mundo una palabra de estímulo para vivir con alegría la sublime misión del anuncio del Evangelio, según el ejemplo de san Ignacio de Loyola, del Santo Cura de Ars, de san Juan Bosco, de san Damián de Veuster, el héroe de los leprosos de Molokai, de san Pío de Pietrelcina.

En segundo lugar, como religioso, exhorta a sus hermanos, y también a todos los consagrados y consagradas del mundo, a vivir una existencia virtuosa, que sólo es posible como fruto de la gracia, que proviene de los sacramentos de la reconciliación y de la Eucaristía. Es posible superar la fragilidad humana y vivir en gracia sólo si permanecemos estrechamente unidos al Corazón de Cristo y a su perdón y misericordia. No hay atajos ni caminos fáciles. Sin la gracia que brota del Sagrado Corazón de Jesús no se puede vivir la santidad.

Por otra parte, Bernardo de Hoyos, muerto cuando apenas contaba veinticuatro años, pocos meses después de haber sido ordenado sacerdote, es una invitación a los jóvenes cristianos a permanecer firmes en sus buenos propósitos y es también un empuje para aquellos jóvenes que sienten que el Señor les llama a dar una respuesta generosa y definitiva.

A todos los fieles, además, el beato Bernardo nos ofrece un extraordinario mensaje de bondad y caridad. Él es un rayo del rostro Pascual del Cristo Resucitado. Él nos invita a confiar en el Corazón de Jesús, para obtener en ese copioso manantial el amor que debe animar nuestra vida de familia, nuestra vida social y nuestro trabajo.

Por último, el beato Bernardo recuerda que todos los bautizados estamos llamados a la santidad. La vocación de los discípulos, de hecho, es la santidad. «Sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto». (Mt 5,48). Nuestro Beato nos exhorta a vivir «como conviene a los santos» (Ef 5,3). La santidad no debe ser exclusiva de los sacerdotes ni de los consagrados. Todos los cristianos estamos llamados a la plenitud del amor. La santidad de los laicos es hoy más necesaria que nunca para promover un estilo de vida más humano y para introducir en la sociedad terrena aquellas virtudes evangélicas que favorecen el bien y la verdad.

4. «Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios, y Dios en él» (1Jn 4,16). Como en el beato Bernardo, también Dios ha derramado en nosotros su amor por medio del Espiritu Santo que nos ha sido dado (Rm 5,5). Ayudados por su ejemplo e intercesión, hagamos crecer la caridad en nuestro corazón, como una buena semilla que da frutos buenos.

Para finalizar, queremos expresar nuestra gratitud al Santo Padre por el precioso regalo de esta Beatificación. El Papa ama mucho a España y a todos los españoles y reza para que vuestro pueblo continúe dando testigos ejemplares del Evangelio de Jesús, como el beato Bernardo de Hoyos. Amén.

† Angelo Amato, S. D. B., prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos

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Santo Toribio de Mogrovejo, ejemplo de Buen Pastor http://www.arzobispadodelima.org/notas/2010/abril/250410a.html


"Siguiendo a Santo Toribio seamos adoradores Eucarísticos"

"Hacen falta padres de familia, fieles a su obligación de educar a sus hijos; jóvenes estudiantes, que preparen bien su carrera; mujeres, para que con su ejemplo de dignidad iluminen la vida social; empresarios, que sepan distribuir esos grandes beneficios entre todos; y políticos, que faciliten el camino hacia Dios", pronunció el Cardenal Juan Luis Cipriani en la Santa Misa que presidió en la Basílica Catedral de Lima, el domingo 25 de abril, Solemnidad de Santo Toribio de Mogrovejo y en el marco de la Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones.

Durante su homilía, el Arzobispo de Lima recordó las palabras de San Josemaría Escrivá, quien mencionaba que la razón de las crisis en el mundo es por falta de santos, como Santo Toribio de Mogrovejo, que con su ejemplo ilumina la vida de las personas. El Pastor de Lima recordó, ante la imagen y la reliquia del cráneo de Santo Toribio de Mogrovejo, que el gran patrono del Episcopado Latinoamericano fue quien dispuso que se abriese el Seminario que hoy lleva su nombre, en el que se han formado miles de sacerdotes al servicio del pueblo católico. "Este Santo Pastor nos dejó esa huella del hombre que evangelizaba, que recorría todos los rincones llevando la fe católica, el hombre que se enfrentaba a las dificultades de la época con valentía", mencionó.

Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones

En el marco de la 47º Jornada Mundial de Oración por las Vocaciones, el Cardenal Cipriani invitó a los jóvenes a escuchar la voz del Señor que los llama, para que digan con valentía "Aquí estoy porque tú me has llamado". "Los invito a todos a rezar para que el corazón de tantos jóvenes se abra a esa escucha de la voz del Buen Pastor, para que esa pequeña semilla que llevan desde la niñez y la juventud, encienda en los corazones de los jóvenes lo que luego será un árbol lleno de frutos, por el bien de la iglesia y de toda la humanidad", reflexionó.

Se inicia el camino hacia el CEM 2010

En otro momento, hizo un llamado a todas las parroquias, colegios y grupos, para mirar con fe, esperanza y alegría el camino hacia el I Congreso Eucarístico y Mariano de Lima, que se celebrará en la Arquidiócesis desde el sábado 29 de mayo hasta el domingo 6 de junio, Solemnidad del Corpus Christi, la cual será una multitudinaria convocatoria para adorar a Jesús Eucaristía y renovar nuestro amor a Nuestra Madre, Santa María. "Esta Lima Eucarística invita a todos sus hijos, siguiendo la huella de Santo Toribio de Mogrovejo, a ser adoradores cercanos de la Eucaristía, cercanos de la confesión y cercanos del Pastor", mencionó.

Concelebraron con el Cardenal Cipriani, los Obispos Auxiliares de Lima, Monseñor Raúl Chau y Monseñor Guillermo Abanto; y el Obispo Emérito de Juli, Monseñor Raimundo Revoredo, así como sacerdotes de la arquidiócesis. En la Santa Misa estuvieron presentes ex alumnos del Colegio Externado Santo Toribio de Mogrovejo, así como jóvenes acólitos que participaron de la Semana Vocacional, organizada por la Pastoral Vocacional de la Arquidiócesis de Lima.

Puede acceder a la homilía completa

Santo Toribio de Mogrovejo, ejemplo de Buen Pastor

Hoy tenemos con nosotros esta imagen de Santo Toribio de Mogrovejo y una reliquia muy importante de su cráneo. Porque Santo Toribio de Mogrovejo fue ese Buen Pastor, ese Buen Pastor que dio la vida por las ovejas.

En estos tiempos, el Buen Pastor tiene, más que nunca, que mirar con gozo a ese camino de Cristo. Todos los sacerdotes representan al Buen Pastor. Y su imagen, su ejemplo, su vida, es la vida de Cristo, cualquier otra imagen, cualquier otro mensaje que no sea el de Cristo, no es del Buen Pastor. Por eso hoy, con gozo, los sacerdotes, los obispos, en el mundo entero, fijamos la mirada en Cristo, en su palabra, en sus enseñanzas. ¿Qué nos dice el Evangelio? Jesús les dijo "Yo soy el Buen Pastor". El Buen Pastor da la vida por las ovejas, el que trabaja a sueldo, el asalariado, que no es pastor, que no es dueño de las ovejas, ve venir al lobo y abandona a las ovejas y huye.

Por eso, cuando el ambiente cultural, cuando el ambiente del mundo, empieza a querer engañar a las ovejas, envenenar a las ovejas, dividir a las ovejas, más que nunca el Buen Pastor no huye sino que sale al frente. Estas son palabras de Cristo, no para hoy, para siempre. Es una señal que distingue a la iglesia católica. Es Cristo, es su palabra, son sus enseñanzas.

Y quién es ese Buen Pastor de manera más notoria, el vicario de Cristo, el Papa, y por lo tanto, siguiendo a Jesús, siguiendo a sus enseñanzas vemos en el Santo Padre la palabra, el ejemplo y siempre todos los sacerdotes, todos los obispos, seguiremos de cerca sus enseñanzas, sus oraciones, sus esfuerzos y lo acompañaremos siempre, hasta la muerte. Esa es nuestra fe, esa es nuestra iglesia y en cada iglesia local, como Lima, ese Cristo y ese Buen Pastor es el obispo y por lo tanto, los católicos siguen al obispo porque ven en él al buen pastor" No es una discusión de un grupo, no es una opinión. Ha sido así durante 2 mil años y será así en los próximos 2 mil años.

Es doctrina de Cristo y este Santo Pastor de Lima, Santo, nos dejó esa huella del hombre que evangelizaba, del hombre que recorría todos los rincones llevando la fe católica, el hombre que se enfrentaba a las dificultades de la época, que eran muchas, con valentía, el hombre que dispuso que se abriese ese Seminario de Santo Toribio, que hasta el día de hoy es el lugar donde se han formado miles y miles de sacerdotes al servicio del pueblo católico.
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jueves, 15 de abril de 2010

JOSÉ AGUSTÍN DE LA PUENTE CUENTA EN LA UCSS CÓMO SE HIZO EL PERÚ

Con 88 años bien redondos, sigue enseñando a los jóvenes de la PUCP “porque uno hace lo que le gusta y ha hecho siempre”. Este martes y de abril del 2010, nuestra casa de estudios, la UCSS, ha tenido el privilegio de escuchar la voz de uno de grandes maestros del Perú: José Agustín de la Puente Candamo.

Como recuerda wikipedia nació en. Lima en 1922 y es un historiador, genealogista y abogado peruano, hijo de José de la Puente Olavegoya y de Virginia Candamo Álvarez-Calderón, descendiente de familias de la antigua nobleza colonial de Perú (la familia de la Puente fue una de las familias más ricas y con mayor cantidad de títulos nobiliarios en el siglo XVIII y principios del XIX) por el lado paterno y nieto del presidente Manuel Cándamo Iriarte por el lado materno, vive actualmente en la Casa Hacienda Orbea, en el distrito de Pueblo Libre en Lima, que fue una de las propiedades de los De la Puente durante la colonia. Está casado con Hildegard Brunke Ríos, con quien tiene ocho hijos: José Demetrio, Vriginia, Constanza, Manuel, Lorenzo, Agustín, Francisco y Juan Pablo.

Entre 1929 y 1934 realiza sus primeros estudios en la casa de sus padres, con profesores privados. A partir de segundo año de media realiza estudios en Lima en el Colegio de los Sagrados Corazones Recoleta y entre 1939 y 1945 realiza estudios en las Facutades de Letras y Derecho en la Pontificia Universidad Católica del Perú, donde obtuvo los grados de Bachiller en Humanidades (1941), con la tesis "Planes monárquicos de San Martín" y en Derecho (1946), con la tesis "Problema jurídico de la conquista de América". Se incorporó a la docencia en la Universidad Católica en 1947 y ha estado ligado al Instituto Riva-Agüero, del cual ha sido sub-director, director y director emérito. También ha sido presidente de la Academia Nacional de Historia y miembro de la Academia Peruana de la Lengua, Instituto Sanmartiniano del Perú, Instituto de la Cultura Hispánica, Sociedad Peruana de Historia, Instituto Peruano de Investigaciones Genealógicas, entre otros.

Publicaciones []

  • San Martín y el Perú. Planteamiento doctrinario (1948), tesis doctoral que le valió el Premio Nacional de Historia Inca Garcilaso de ese mismo año.
  • La Emancipación en sus textos (2 vols., 1959-1962)
  • La causa de la Emancipación del Perú. Testimonios de la época precursora 1780-1820 (1960)
  • Notas sobre la causa de la Independencia del Perú (1964; y sucesivamente aum. en 1970 y 1972)
  • Biografías de Miguel Grau (1964) y Bartolomé Herrera (1965), en la Biblioteca Hombres del Perú
  • Piura en tiempos de la Emancipación (1971).
  • Obra de gobierno y epistolario de San Martín (2 vols., 1974-1976), en la Colección Documental de la Independencia del Perú
  • Historia marítima del Perú. La Independencia 1790-1826 (2 vols., 1974)
  • Contenido social de la obra de San Martín en el Perú. Buenos Aires, 1978
  • Del epistolario de José Agustín de la Puente Cortés. Lima, 1984
  • Teoría de la Emancipación. (1986)
  • Magdalena Vieja, recuerdos de una larga historia (1986)
  • La independencia en Hispanoamérica. Venezuela: Academia Nacional de la Historia, 1991.
  • La Independencia del Perú (Madrid, 1992)
  • La identidad peruana en lo hispanoamericano. Piura, 1992
  • La Independencia en Historia General del Perú, Vol. VI. Lima, 1993
  • San Martín y el Perú: Planteamiento doctrinario. Lima: Nueva Mayoría Editorial, 2000. ISBN 950-794-051-0
  • Miguel Grau. Instituto Peruano de Estudios Historico-Marítimos, Lima, 2003
  • El Perú en la intimidad. Epistolario de Manuel Candamo 1873-1904. Lima: PUCP - Fondo Editorial, 2008. Editado con su hijo , José de la Puente Brunke ISBN 9972428517

El motivo de su presencia en la Universidad ha sido apadrinar a la quinta promoción de alumnos del programa DEFENSORES DEL PATRIMONIO CULTURAL. Ni que decir tiene que le vimos feliz, contento, de estar con los jóvenes, con los universitarios. Su lección magistral fue sobre el PERÚ. Se la he escuchado y la he leído en varias ocasiones. Siempre me pasa cuando escuchaba los cuentos de mi abuelo, que cada vez me gustaban más. Sí, porque sus rotundas palabras destilan sabiduría, la sabiduría de lo añejo, documentado, aprendido, vivido. “Somos parte de Perú..El pasado vive en el presente. Debemos al Perú el ser patria (13.000 años de vida), nación (desde el primer mestizo), Estado (desde 1821). El huaco lo preparó uno de mis antepasados. El peruano tiene sangre andina y española…El Perú brotó de la convivencia andina y española, nació en la vida cotidiana, sin programarlo, nacimos por la vida misma. En la sangre, en el paisaje, en el lenguaje, el arte. . No hubo genocidio ni etnocidio porque no hubo intento de destruir. Terminó el Tahuantinsuyo pero siguió y pervive el mundo andino…¿Qué dejó el virrey La Serna al ser derrotado en Ayacucho? Una nueva sociedad, el Perú de todas las sangres: hispano, andino, afro. Nosotros somos fruto de ellos, con lo bueno y con lo malo”.

Nuestra Universidad le entregó un diploma y un presente de gratitud por su trayectoria y su gesto.

A continuación fue entregando los certificados y los polos que acreditan a los jóvenes como defensores.

Por último les alentó a amar al Perú, a estudiar con ahínco y a trabajar con ilusión y confianza por esta nueva sociedad de la que forman parte. También, al despedirse, nos ofreció sus alguna de sus obras para nuestra biblioteca.

Gracias, Maestro. Sto lat (que viva cien años)

 


Universidad Catolica Sedes Sapientiae

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miércoles, 14 de abril de 2010

LA CASA JESUITA: TRANSFORMACIÓN Y VIGENCIA ESPIRITUAL

LA CASA JESUITA: TRANSFORMACIÓN Y VIGENCIA ESPIRITUAL

A 400 AÑOS DE APERTURA DE SU NOVICIADO EN LA CASONA DE SAN MARCOS


“El edificio de todo noviciado es una morada primigenia, una casa matriz que origina una experiencia del encuentro con el misterio divino… el novicio descubre su proyecto de vida según Dios y acoge paulatinamente su vocación religiosa”
José Francisco Navarro S.J.

El próximo 18 de abril se cumplirán 400 años de haber sido inaugurada la Casa de Probación y Noviciado San Antonio Abad, en la que actualmente es la sede del Centro Cultural de la Universidad de San Marcos.

Para conmemorar esta importante fecha, hemos considerado oportuno organizar un ciclo de conferencias en torno a la presencia jesuita y su aporte intelectual en nuestro medio, resaltando  su acción emprendedora basada en la educación y formación de un nuevo hombre espiritual para el desarrollo y mejoramiento de la calidad de vida.


Persiguiendo ese trabajo basado en la construcción de redes de formación y espacios educativos reflejados en colegios, universidades y casas de probación, la  Dirección de Turismo del Centro Cultural de San Marcos organiza este homenaje a fin de resaltar su aporte al desarrollo y modernidad de nuestro país en su devenir histórico
.

PROGRAMACIÓN

Lunes 19 de abril
6:00 p.m. Palabras de apertura
Juan Peralta Berríos
Director – Dirección de Turismo
Centro Cultural de San Marcos

6:15 p.m. Palabras de Bienvenida
Carlos del Águila
Director General
Centro Cultural de San Marcos

6:30 p.m.
El allanamiento del Noviciado de San Antonio Abad
Armando Nieto Vélez, S.J.
Presidente - Academia Nacional de la Historia

7:00 p.m.
El Noviciado de San Antonio Abad: Tiempo y espacio
Adolfo Domínguez, S.J.
Universidad San Cristóbal de Huamanga

7:40 p.m.
La misión en la Selva
James Regan S.J.
Universidad Nacional Mayor de San Marcos

8:10 p.m. Preguntas
8:30 p.m. Cierre

Martes 20 de abril
6:00 p.m. La expulsión de la Compañía de Jesús
Scarlett O’Phelan Godoy

6:40 p.m.
Arte y espiritualidad en la Compañía de Jesús
José Francisco Navarro. S.J.
Universidad Antonio Ruiz de Montoya

7:20 p.m.
El retorno de la Compañía de Jesús al Perú
Adolfo Domínguez, S. J.
Universidad San Cristóbal de Huamanga

8:00 p.m. Preguntas
8:30 p.m. Cierre

Miércoles 21 de abril
6:00 p.m.  Vigencia y modernidad en la obra de José de Acosta
José Carlos Ballón
Universidad Nacional Mayor de San Marcos

6:40 p.m.
Pensamiento crítico desde San Ignacio de Loyola
Vicente Santuc S.J.
Universidad Antonio Ruiz de Montoya

7:20 p.m. 
La Compañía de Jesús y el s. XX en el Perú
Jeffrey Klaiber Lockwood S.J.
Universidad Antonio Ruiz de Montoya

8:00 p.m. Preguntas
8:30 p.m. Cierre

Jueves 22 de abril
Cine Forum: La Misión
5:30 p.m. Presentación
Fernando Ventocilla
Dirección de Turismo
Centro Cultural de San Marcos

5:45 p.m.
Proyección de la película: La Misión
Dirección: Roland Joffé, 1986

7:40 p.m.  Comentarios
José Francisco Navarro S.J.
Universidad Antonio Ruiz de Montoya

Gabriel Quispe
Crítico y Presidente APRECI

Ricardo Falla Carrillo
Universidad Antonio Ruiz de Montoya

8:15 p.m. Preguntas
8:30 p.m. Cierre

Lugar
Salón General
Centro Cultural de San Marcos

Ingreso libre, previa inscripción
Constancia de participación:
10.00 nuevos soles

Informes e inscripciones
Dirección de Turismo
Centro Cultural de San Marcos
Av. Nicolás de Piérola 1222, Parque Universitario
Centro Histórico de Lima
Telf. 619-7000 anexo 5206

 

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martes, 13 de abril de 2010

MADRE IGLESIA

Ante el irracional y desorbitado ataque contra el Papa, la Iglesia, les propongo 5 razones de nuestro amor a la Iglesia, en el lúcido y bello texto de José Luis Martín Descalzo Razones para el amor. Ediciones Sígueme. Salamanca. 2007, pp 752-756

 

Creo que no puedo escribir  sobre las cosas que amo sin hablar también sobre la Iglesia, sobre mi querida Iglesia. Comprendo que, al hacerlo, no estoy muy a la moda, porque hoy lo que priva es hablar de  ella, cuando menos, con despego (¡y tantas veces con ferocidad!), incluso entre los creyentes.

Dicen que el signo de los tiempos es gritar: «Cristo, sí; Iglesia, no»; pero a mí eso me parece tan invero­símil como decir «quiero al alma de mi madre, pero a mi madre no». Y lamento no entender a quienes la insultan o desprecian «en nombre del Evangelio» o a quienes parecen sentirse avergonzados de su historia y piensan que sólo ahora o en el futuro vamos a construir la «verdadera y fiel Iglesia». No sé, pienso que tal vez cuando ya esté en el cielo sentiré compasión hacia eso en lo que aquí abajo convertíamos entre todos a la Iglesia, pero mientras esté en la tierra ya tengo bastante trabajo con quererla como para en­contrar también tiempo para ver sus fallos.

 

Y voy a ver si explico un poco las razones por las que la quie­ro. Para ser un poco sistemático, voy a reducirlas a cinco funda­mentales.

1.La primera es que ella salió del costado de Cristo. ¿Cómo podría no amar yo aquello por lo que Jesús murió? ¿Y cómo no podría yo amar a Cristo sin amar, al mismo tiempo, aquellas cosas por las que él dio su vida? La Iglesia -buena, mala, mediocre, santa o pecadora, o todo eso junto-fue y sigue siendo la esposa de Cristo. ¿Puedo amar al esposo despreciándola?

Pero-alguien me dirá-¿cómo puedes amar a alguien que ha traicionado tantas veces al evangelio, a alguien que tiene tan poco que ver con lo que Cristo soñó que fuera? ¿Es que no sientes al menos nostalgia de aquellos tiempos en los que -como decía san Ireneo- la santidad de Cristo estaba todavía caliente» y en la que la fe ardía con  toda viveza en el alma de los creyentes.

Pero ¿es que hubiera justificado un menor amor la nostalgia de mi madre joven  que yo podía sentir cuando mi madre era vieja? ¿Hubiera yo podido devaluar sus pies cansados y su corazón fatigado?

 A veces oigo en algunos pulpitos o tribunas periodísticas  demagogias que no tienen ni siquiera el merito de ser nuevas que, por ejemplo, hablan de que la Iglesia prostituida. Y recuerdo aquel disparatado texto que Saint-Cyran  escribía a san Vicente de Paúl y que es –como ciertas críticas de hoy- un monumento al orgullo:

 «Sí, yo lo reconozco: Dios me ha dado grandes luces. Él me ha hecho comprender que ya no hay Iglesia. Dios me ha hecho comprender que hace cinco o seis siglos que ya no existe Iglesia. Antes de esto la Iglesia era un gran rio que  llevaba sus aguas transparentes, pero en el presente  parece ser Iglesia que  ya no es más que cieno. La Iglesia era su esposa, pero actualmente es una adultera y una prostituta. Por eso la ha repudiado y quiere que la sustituya otra que le sea más fiel. 

Me  quedo, claro, con san Vicente de Paul,  que, en lugar de soñar pasadas o futuras utopías, se dedicó a construir su santidad, y con ella, la de la Iglesia. un rio de cieno hay que purificarlo, no limitarse a condenarlo. Sobre todo cuando nadie puede presentar ese supuesto libelo de repudio que Cristo habría dado a su  esposa.

2. La segunda razón por la que amo a la   Iglesia es porque ella y solo ella  me ha dado a Cristo y cuanto sé de él. A través de esa larga cadena de creyentes muchas veces  mediocres me ha llegado el recuerdo de Jesús y su evangelio. Sí, claro, a veces lo ha ensuciado al transmitirlo, pero todo lo que de él sabemos nos llegó a través de ellas. Ella no es Cristo, ya lo sé. Él es el absoluto, el fin; ella, sólo el  medio. Incluso es cierto que cuando digo «creo en la Iglesia» lo que estoy diciendo es que creo en Cristo, que sigue estando en ella; lo mismo que cuando afirmo que bebo un vaso de vino, lo que realmente bebo es el vino, no el vaso. Pero ¿cómo podría beber el vino si no tuviera vaso? El canal no es el agua que transporta, pero ¡qué importante es el canal que me la trae!

El centro final de mi amor es Cristo, pero «ella es la cámara del tesoro, donde los apóstoles han depositado la verdad, que es Cristo», como decía san Ireneo. Ella es «la sala donde el Padre de familia celebra los desposorios de su Hijo», como escribía san Cipriano. Ella es verdaderamente -ahora es el río de san Agustín quien se desborda- «la casa de oración adornada de visibles edifi­cios, el templo donde habita tu gloria, la sede inconmutable de la verdad, el santuario de la eterna caridad, el arca que nos salva del diluvio y nos conduce al puerto de la salvación, la querida y única esposa que Cristo conquistó con su sangre y en cuyo seno renace­mos para tu gloria, con cuya leche nos amamantamos, cuyo pan de vida nos fortalece, la fuente de la misericordia con la que nos sus­tentamos». ¿Cómo podría no amar yo a quién me transmite todos los legados de Cristo: la eucaristía, su palabra, la comunidad de mis hermanos, la luz de la esperanza?

3. Pero su historia es triste, está llena de sangres derramadas, de intolerancias impuestas, de legalismos empequeñecedores, de maridajes con los poderes de este mundo, de jerarcas mediocres y vendidos... Sí, sí, es cierto. Pero también está llena de santos. Y ésta es la tercera razón de mi amor. Siempre que yo me monto en un tren sé que la historia del ferrocarril está llena de accidentes. Pero no por eso dejo de usarlo para desplazarme. «La Iglesia -decía Bernanos- es como una com­pañía de transportes que, desde hace dos mil años, traslada a los hombres desde la tierra al cielo. En dos mil años ha tenido horas de retraso.. Pero hay que decir que gracias a sus santos la compañía no ha quebrado». Es cierto, los santos son la Iglesia, son lo que jus­tifica su existencia, son lo que no nos hace perder la confianza en ella.

Ya sé que la historia de la Iglesia no ha sido un idilio. Pero, a fin de cuentas, a la hora de medir a la Iglesia a mí me pesan mucho más los sacramentos que las cruzadas, los santos que los Estados pontificios, la gracia que el Derecho canónico. ¿Estoy con ello diciendo que amo a la Iglesia invisible y no a la visible? No, desde luego. Pienso que tenía razón Bernanos al escribir que «la Iglesia visible es lo que nosotros podemos ver de la invisible» y que como nosotros tenemos enfermos los ojos sólo vemos las zonas enfermas de la Iglesia. Nos resulta más cómodo. Si viéramos a los santos, tendríamos obligación de ser como ellos. Nos resulta más rentable «tranquilizarnos» viendo sólo sus zonas oscuras, con lo que sentimos, al mismo tiempo, el placer de criti­carlas y la tranquilidad de saber que todos son tan mediocres como nosotros. Si nosotros no fuésemos tan humanos, veríamos más los elementos divinos de la Iglesia, que no vemos porque no somos ni dignos de verlos.

4. Voy a atreverme a decir más: yo amo con mayor intensidad a la Iglesia precisamente «porque» es imperfecta. No es que me gus­ten sus imperfecciones, es que pienso que sin ellas hace tiempo me habrían tenido que expulsar a mí de ella. A fin de cuentas, la Iglesia es mediocre porque está formada de gente como nosotros, como tú y como yo. Y esto es lo que, en definitiva, nos permite seguir dentro de ella.

Bernanos lo decía con exacta ironía:

«Oh, si el mundo fuera la obra maestra de un arquitecto obse­sionado por la simetría o de un profesor de lógica, de un Dios deís­ta, la santidad sería el primer privilegio de los que mandan; cada grado de la jerarquía correspondería a un grado superior de santi­dad, hasta llegar al más santo de todos, el Santo Padre, por supues­to. ¡Vamos! ¿Y os gustaría una Iglesia así? ¿Os sentiríais a gusto en ella? Dejadme que me ría. Lejos de sentirnos a gusto, os quedaríais en esta congregación de superhombres dándole vueltas entre las manos a vuestra boina. Por fortuna, la Iglesia es una casa de familia donde exis­te el desorden que hay en todas las casas familiares, siempre hay sillas a las que le falta una pata, las mesas están manchadas de tinta, los tarros de confites se vacían misteriosamente en las alacenas, todos lo conocemos bien, por experiencia».

Sí, por fortuna en la Iglesia imperan las divinas extravagancias del Espíritu, que sopla donde quiere. Y gracias a ello nosotros podemos agradecerle a Dios cada noche que aún no nos hayan echado de esa casa de la que todos somos indignos. Tendremos, claro, que luchar por mejorarla. Pero sabiendo bien que siempre ha sido mediocre, que siempre será mediocre, como en las casas siem­pre hay polvo por muy cuidadosa que sea su dueña. No se sabe por dónde, pero el polvo entra siempre. Y uno limpia el polvo en lugar de pasarse la vida enfadándose con él.

En rigor, todas esas críticas que proyectamos contra la Iglesia deberíamos volcarlas contra cada uno de nosotros mismos. Lo voy a decir en latín con las preciosas palabras de san Ambrosio: «Non in se, sed in nobis vulneratur Ecclesia. Caveamus igitur, ne lapsus noster vulnus Ecclesie fíat» (no en ella misma, sino en nosotros, es herida la Iglesia. Tengamos, pues, cuidado, no sea que nuestros fallos se conviertan en heridas de la Iglesia).

5. La quinta y más cordial de mis razones es que la Iglesia es -literalmente- mi madre. Ella me engendró, ella me sigue ama­mantando. Y me gustaría ser como san Atanasio, que «se asía a la Iglesia como un árbol se agarra al suelo». Y poder decir, como Orígenes, que «la Iglesia ha arrebatado mi corazón; ella es mi patria espiritual, ella es mi madre y mis hermanos». ¿Cómo enton­ces sentirme avergonzado por sus arrugas cuando sé que le fueron naciendo de tanto darnos y darnos a luz a nosotros?

Por todo ello espero encontrarme siempre en ella como en un hogar caliente. Y deseo -con la gracia de Dios- morir en ella, como soñaba y consiguió santa Teresa. Y ése será mi mayor orgullo en la hora final.

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VALLADOLID FESTEJA LA BEATIFICACIÓN DEL PADRE HOYOS

¡Qué alegría vive Valladolid con la fiesta de la beatificación del Padre Hoyos! Hay que vivir en esta capital del Corazón de Jesús para captar los latidos de una población marcada por el acontecimiento de la Gran Promesa. En el santuario (hoy basílica) del mismo nombre se percibe una espiritualidad fuerte consciente de que el Corazón de Jesús se ha hecho presente (“reina”) de un modo muy particular. El sábado 18 de abril, la ciudad del conde Ansúrez, San Pedro Regalado, Felipe II, Santo Toribio, José Luis Martín Descalzo, Miguel Delibes, proclamará a todo el mundo que un joven vallisoletano de 24 años, 300 años atrás, recibió de lo alto la gran misión de difundir por todo el mundo la devoción al Corazón de Jesús. Les comparto su biografía y la de Mercedes Cabezas, protagonista del milagro. http://www.padrehoyos.org/

La senda de la santidad del padre Hoyos[1]

Carmen Cabezas, la hermana de la joven enferma a la que curó el padre Hoyos, relata cómo sucedieron los hechos por los que será beatificado el próximo 18 de abril

No se le ha borrado la imagen ni una sola vez desde aquel 22 de abril de 1936. Carmen Cabezas, de 84 años, lo tiene grabado a fuego en su mente. Sus padres, sus otros cinco hermanos y ella misma rodeaban la cama esperando a que su hermana Mercedes descansara en paz. Llevaba meses enferma, presa de un tumor en el vientre de al menos cinco kilos que engullía su vida lentamente. Pero aquella tarde su hilo de voz se fue apagando, su piel palidecía por momentos y su mirada yacía perdida en la habitación de la vivienda familiar de San Cristóbal de la Cuesta (Salamanca). «Mi hermana se moría», confiesa. El párroco del pueblo le dio el sacramento de la extremaunción y los murmullos de las oraciones de la novena que la familia venía realizando al padre Hoyos sonaban ahora más desgarradores que nunca.

Eran los terceros ejercicios devotos que los Cabeza Terrero dirigían a Bernardo de Hoyos, un jesuita de Torrelobatón fallecido en 1735 a quien rogaban desesperadamente la salvación de su hija. Y he aquí el milagro. Cuando todos pensaban que la muerte había hecho ya presa, y su padre, incluso, mandó cerrar un ojo que había dejado abierto, Mercedes Cabeza, de 24 años de edad, se incorporó en la cama y acertó a pronunciar: «Estoy curada, Dios existe». «Y así se obró la curación milagrosa, porque no había ninguna solución médica a su enfermedad», lanza Carmen con una tranquilidad pasmosa en su voz.

“ya le habían cerrado los ojos

cuando, de repente, se incorporó

en la cama y dijo: Estoy curada”

Han pasado 74 años, esta octogenaria era entonces tan solo una niña de 10 años, pero no se cansa de rememorar una y otra vez el pasaje. Lo cuenta desde la residencia de las Operarias Misioneras de Salamanca -congregación fundada por su hermana-, desde la perspectiva cristina en la que fue educada, pero desde la objetividad de quien presenció una curación «que ningún médico pudo justificar en la ciencia». «Todos sabíamos que había sido un milagro, porque incluso la barriga, que la tenía como una embarazada por el tumor, desapareció de repente y no expulsó nada por ninguna vía natural, pero evidentemente la Iglesia tiene la última palabra». Y la ha tenido. En enero del 2009 el Papa Benedicto XVI reconoció el milagro, atribuido desde un primer momento al padre Hoyos. Años de investigaciones, testimonios y certificados médicos.

Al fin, este jesuita que se convirtió en el primer apóstol del Corazón de Jesús en España, será proclamado el próximo 18 de abril como nuevo beato de la Iglesia católica en el Paseo Central del Campo Grande. Será un acto multitudinario (se esperan unas 20.000 personas) que para Carmen Cabezas, única superviviente junto a uno de sus hermanos de aquel pasaje, supondrá «una satisfacción muy grande». «Nosotros rezamos la novena porque un jesuita amigo de mi hermana le dijo que lo hiciéramos, que el padre Hoyos la iba a curar. Rezamos la primera y no mejoró, con la segunda novena incluso empeoró, pero al comenzar la tercera fue cuando ocurrió todo gracias a la perseverancia de la oración», añade esta octogenaria.

'La Monjita'

La vivienda de los Cabeza Terrero se transformó en cuestión de minutos en un santuario de peregrinación de vecinos del pueblo y de municipios cercanos. Acudieron en masa para comprobar lo ocurrido. Mercedes, la dulce joven apodada 'la Monjita', la niña que sustituyó las muñecas por los juegos de altares, recibía a los curiosos sentada en la cama, con el rostro «alegre y risueño», hablando sin parar con una inusual rapidez y con una conversación sin rumbo. «Así estuvo tres horas. Me acuerdo que habló de la fe, de la guerra que iba a haber ese año, de la Iglesia y, sobre todo, recuerdo que hablaba con alguien a quien decía: 'No andes tan deprisa, que soy pequeña y no te puedo seguir'. Nos imaginamos que debía de hablar con Jesucristo», prosigue Carmen.

 

La maquinaria eclesiástica se puso entonces en funcionamiento para demostrar que el padre Bernardo de Hoyos había curado el tumor a esta joven de San Cristóbal de la Cuesta. El doctor Cacho, el médico del pueblo que atendió a Mercedes de su enfermedad, declaró que en su presencia «se levantó de la cama y empezó a hablar en un estado casi místico, lleno de energía» y que «con gran sorpresa el tumor había desaparecido y la enferma decía que sentía una sensación de bienestar que nunca antes había tenido». Así ha quedado reflejado en la 'Positio' de beatificación y canonización, que recoge en más de 150 páginas las declaraciones de testigos, pruebas médicas y demás documentos que han corroborado lo acontecido aquel 22 de abril de 1936. La propia Mercedes escribió en 1989 una carta al rector del santuario nacional de la Gran Promesa en la que aseguraba lo siguiente: «Todavía vivo después de 53 años y puedo decirle que del antiguo tumor no tengo síntomas».

Falleció en 1993, a los 82 años, «porque se le acabó la vida de anciana, tuvo fallos en el corazón y en el organismo», especifica su hermana. El doctor Basilio Gutiérrez manifestó en su certificado de defunción que la muerte no tuvo relación «con una enfermedad que padeció en su juventud».

El padre Hoyos había obrado su milagro. Quedaba aprobado por la Iglesia, aunque hay al menos «cinco o seis más» atribuidos a este jesuita vallisoletano. «Pero había que centrarse en uno, y evidentemente éste es claro, porque en 1936 a esta mujer le cerraron los ojos pensando que había fallecido y en 1989 gozaba de un buen estado de salud».

Lo asegura Aurelio García, delegado de Liturgia y miembro de la comisión para la beatificación, fiel conocedor de la vida y obra de este sacerdote.

La beatificación del próximo 18 de abril será la primera que se celebre en Valladolid «y una de las primeras en España», puntualiza Aurelio García. Bernardo de Hoyos será beatificado en un rito en el que estará presente el legado pontificio, monseñor Angelo Amato, prefecto de la Congregación para la Causa de los Santos.

Ahora bien, será un acto atípico en cuanto a que no existirán reliquias de este jesuita fallecido en 1735. No han aparecido. «Sabemos que le enterraron en la actual iglesia de San Miguel, pero cuatro años después expulsan a la Compañía de Jesús y sus conventos quedan desiertos, se vacían las tumbas porque hay una corriente antijesuita y dos sacristanes cogieron las reliquias, pero no sabemos qué hicieron con ellas», añade el delegado de Liturgia.

BIOGRAFÍA DE MERCEDES CABEZAS

- Nace en San Cristóbal de la Cuesta el 19 de diciembre de 1919. Sus padres son agricultores. Tiene 6 hermanos.

- En 1929 es sometida a una operación difícil como consecuencia de la grave enfermedad que padecía. No obtiene resultados.

- El 22 de abril de 1936 queda total e instantáneamente curada de sus dolencias por intercesión del padre Hoyos.

- En 1937 se dedica a las obras de piedad y al apostolado.

- En 1940 está decidida a consagrarse a la vida religiosa.

- En 1949 comienza la fundación de las Madres Operarias.

- Fallece el 30 de septiembre de 1993 en Santander.

 

 
 



Un joven vallisoletano a la gloria de los altares

ERNESTO POSTIGO | BIÓGRAFO DEL PADRE HOYOS

 

El 18 de abril todos los vallisoletanos tenemos una cita. A las diez y media de la mañana, en una solemne liturgia, el joven de 24 años Bernardo de Hoyos subirá a la gloria de los altares. El delegado del Santo Padre para este acontecimiento, monseñor Angelo Amato, lo declarará beato.

Es la primera beatificación que tiene lugar en los cuatrocientos años de historia de nuestra diócesis. La vida de Bernardo de Hoyos está estrechamente unida con la devoción al Sagrado Corazón.

Cuando viajas a Río de Janeiro y te encuentras con el Cristo del Corcovado, cuando clavas la vista en la imagen que corona la torre de nuestra catedral, cuando divisas el Cristo del Otero al atravesar Palencia... o, simplemente, cuando al llamar a una casa, te encuentras en la puerta una placa del Corazón de Jesús, todo eso tiene su origen en el joven Bernardo de Hoyos.

Desde el antiguo Colegio de San Ambrosio, hoy santuario nacional de la Gran Promesa, este joven desencadenó un movimiento de amor al Corazón de Cristo que iría creciendo con los siglos.

¿Quién fue Bernardo de Hoyos?

Un joven jesuita nacido en Torrelobatón en 1711. Hizo sus estudios en tres colegios de la Compañía de Jesús: Medina del Campo, Villagarcía y Valladolid. Fue en nuestra ciudad donde se le manifiesta el Señor y lo elige para ser el 'apóstol de su Corazón' en España. Era el 3 de mayo de 1733 cuando Bernardo recibió esta 'misión'.

Desde entonces no vivirá para otra cosa. Si Lenin decía: «Yo vivo las veinticuatro horas del día para la revolución», Bernardo de Hoyos las viviría para Jesucristo. Su vida no tuvo otro sentido sino dar a conocer a los españoles la bondad del Corazón de Dios.

Bernardo de Hoyos vivió hace tres siglos. Su entorno cultural, social y político fue muy diferente del nuestro. Sin embargo, su vida puede ser un modelo para la juventud actual. Yo diría que el resplandor de Bernardo no está en lo externo de su vida, sino en lo interior de ella.

Este joven de 24 años es modelo para una 'nueva' juventud. Bernardo tuvo un ideal en su vida y ese ideal la llenó de sentido. La vida se hace bella cuando hay una gran tarea que realizar en ella. «Los años arrugan la piel, la falta de ideales arruga el alma» -decía el General Mac Arthur. Bernardo tuvo un ideal: dar a conocer el Amor apasionado de Cristo. Por él luchó hasta la extenuación.

Para una juventud desencantada, Bernardo representa la necesidad de un ideal por el que vivir y por el que luchar. Resultan demasiado amargas las palabras de aquel joven francés que acabó suicidándose y en cuyos pantalones vaqueros se encontró esta frase: «Vivre...pour quoi?» (Vivir, para qué...?)

La rica personalidad de Bernardo de Hoyos puede ser un espejo y un estímulo para muchos de nuestros jóvenes. Su creatividad fue impresionante. Colocado frente a una tarea nada fácil, estudia la situación y elige los medios para llevarla a cabo. Publicará libros, grabados, novenas... Contactará con personas que asuman con él la gran tarea a realizar. Bernardo fue un pionero de su tiempo: trabajará en equipo. Sabe alentar, orientar y dirigir a sus compañeros, siendo el más joven del grupo.

Otra faceta interesante de Bernardo de Hoyos es que nunca improvisa. Tiene muy clara la meta a conseguir y escoge los medios más eficaces para lograrla. Planifica con Dios y realiza con los hombres.

Bernardo es el hombre que vive intensamente el presente. Se da a fondo a lo que tiene que hacer en cada momento, como si no existiera nada más. Para él cada hora consta de sesenta minutos y los exprime hasta el fondo.

Estudia las dificultades y las afronta con lucidez y coraje. Jamás tira la toalla. Quizás lo más característico de Bernardo fue su tenacidad. Sin haber leído el 'Libro Rojo' de Mao (que vendría dos siglos más tarde), Bernardo cumplió al pie de la letra una de sus más célebres frases: «Luchar. Volver a luchar si se pierde. Seguir luchando aunque sólo seas previsible la derrota. Luchar una y otra vez hasta alcanzar la victoria

 

Este es el joven que el próximo 18 de abril subirá a los altares. Un joven, «orgullo de nuestra tierra» y cuyas actitudes y valores pueden ser un «revulsivo» para una juventud amorfa y desencantada, y al mismo tiempo, un «estímulo» para una juventud que busca dar sentido a su vida y quemarla por algo que merezca la pena. Esa es su grandeza y su actualidad.

BIOGRAFÍA DE BERNARDO DE HOYOS

- Nace en Torrelobatón en 1711. Estudia con los jesuitas en los colegios de Medina del Campo y Villagarcía. En 1726 ingresa en la Compañía de Jesús.

- En 1731 cursa Teología en el colegio San Ambrosio de Valladolid (hoy el santuario nacional de la Gran Promesa).

- El 4 de mayo de 1733 le confía el Señor la misión de su vida: extender por toda España el culto y devoción a su Corazón. En enero de 1735 es ordenado sacerdote.

- En junio de 1735 celebra en persona la primera novena pública del Sagrado Corazón.

Muere prematuramente de tifus el 29 de noviembre de 1735. Tenía 24 años.

 
 

 



[1] (EL Norte de Castilla-  VALLADOLID  -220310)

 

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