domingo, 30 de octubre de 2011
II Congreso Internacional de Historia Constitucional: Lima, octubre 2011
En verdad interesante este II Congreso Internacional de Historia Constitucional celebrado en Lima, los días 28, 29 y 30 de Octubre de 2011. Les comparto el Programa Temático titulado “Irradiación de la Constitución de Cádiz en Iberoamérica” y que contó con charlas magistrales y comunicaciones agrupadas en las siguientes mesas:
I. Instituciones y derechos en la Constitución de 1812.
II. Temática y presencia indígena en las Cortes de Cádiz.
III. El influjo doceañista en las Independencias hispanoamericanas.
IV. Más allá de Cádiz: La Constitución de 1812 en el Derecho comparado.
Como actividad complementaria, el domingo se organizó la Visita guiada a la histórica Casa-Hacienda de Punchauca auspiciada y coordinada por CEPAC de la Universidad Católica Sedes Sapientiae
Les adjunto relación de los diputados peruanos participantes en Cádiz y tres semblanzas de los más destacados:
José Lorenzo Bermúdez (Dip. Por Tarma Perú)
Ramón Olaguer Feliu (Dip. Por Perú)
Pedro García Coronel (Dip. Por Trujillo del Perú)
Dionisio Ynca Yupanqui (Dip. por Perú)
Vicente Morales Duárez (Dip. Por Perú)
Jose Antonio Navarrete (Dip. Por Perú)
Blas Ostolaza (Dip. Por Perú)
Francisco Salazar Carrillo (Dip. Por Perú)
Antonio Zuazo Mondragón (Dip. por Perú
La justicia social en el pensamiento de Dionisio Inca Yupanqui: Vicente Romero http://radiolatinos.free.fr/nuestra_america/inca_yupanqui.htm
Se llamó a sí mismo “Inca, Indio y Americano” y dijo que, como militar (coronel de caballería), participó en batallas desarrolladas en Panzacola (México).
En 1810, España sufría el yugo de las tropas napoleónicas. Hijas de la resistencia popular en la Península , las Cortes Generales y Extraordinarias se reunieron en la Isla de León y en la plebeya Cádiz. En 1812 dieron una Constitución para limitar el poder del monarca católico.
En las Cortes, Inca Yupanqui fue uno de los 49 diputados de América. Fue la voz de de las castas dominadas.
El estilo breve y denso de sus discursos es opuesto al que predomina hasta hoy en los parlamentos del mundo. En Inca Yupanqui la hipérbole se reduce a su mínima expresión: parece que la quebrara para ponerla al servicio de una razón coherente.
Casi desconocido, su pensamiento político y jurídico expresa la necesidad de justicia social con singular potencialidad. En sus discursos constatamos la germinación de un pensamiento liberado de complejos de inferioridad o de superioridad. Le nutre la ética cristiana pero la cualifica con la idea de la igualdad natural entre los hombres. Recurriendo a ambas más que a los datos aportados por la estadística, demuestra lo enclenque de los prejuicios de casta predominantes en las Cortes. Más aún, Inca Yupanqui agudiza la razón lógica y crítica haciendo irrefutables sus argumentos en pro de la justicia social, liberándose así mismo de la ética cristiana y de la filosofía del derecho natural.
Por haber hecho suyas las exigencias de verdad, de ética y de razón sociales termina dando in cierne nuevos fundamentos y nuevas metas a las ciencias jurídicas y sociales y al quehacer político. He aquí tres surcos de pensamiento formulados por él que necesitan ser cultivados:
- Todo pueblo colonizador, conquistador o expoliador está sujeto a ser también dominado (“un pueblo que oprime a otro no puede ser libre”, diciembre de 1810);
- Es aconsejado tomar decisiones políticas radicales cuando las circunstancias y el momento así lo exigen (“es preciso examinar cuándo se ha de conceder de una vez lo que paulatinamente produciría malos efectos”, setiembre de 1811);
- El progreso social sólo existe cuando sectores sociales antes postergados hacen uso de nuevos privilegios (“Todo el que es libre, ha disfrutado siempre la protección de la ley para sus haberes; nada nuevo se les franquea, y solo ganan el que entra en posesión de lo que antes no disfrutaba”, setiembre de 1811).
Por la fuerza de estos pensamientos, Dionisio Inca Yupanqui puede ser considerado precursor americano de la cuestión social, cuestión que en estos tiempos se levanta en Nuestra América con una fuerza y amplitud antes nunca vista. Por lo mismo, puede considerársele también precursor de la República social, de la República que es y será a la vez aurora y forjadora de humanidad porque opuesta a todo colonialismo.
OSTOLAZA, Blas de
Diputado suplente por Perú. Nació en Trujillo (Perú) y estudió Teología en su ciudad natal y Leyes en Lima, llegando a ser rector del Colegio Conciliar de San Carlos (Trujillo) en 1804, aunque tuvo que dejar dicho cargo por diferencias con el obispo, Carrión y Marfil. Ya en España se unió en 1808 a la comitiva que acompañaba a Fernando VII a Francia, llegando a ser confesor del Rey en su destierro de Valençay hasta 1809. Después de salir de la corte del Rey fue apresado por los franceses en San Sebastián, pero consiguió fugarse, siendo elegido diputado el 20 de septiembre de 1810 en Cádiz. Las Cortes le otorgaron su poder en la sesión secreta del 11 de noviembre de 1810. Presentó unas credenciales por las que aparecía como apoderado de Fernando VII en España y América, dando a entender que conocía bien los entresijos que, hasta el momento, habían rodeado la estancia del monarca en Valençay. Participó muy activamente en los debates sobre la abolición del tributo indígena, y llegó a pedir que los negros fueran considerados ciudadanos. Criticó lo que consideraba una muy insuficiente representación americana en las Cortes, y se opuso al artículo 375 de la Constitución, considerando que aquéllas debían ratificarlo. Asimismo, fue uno de los primeros en solicitar la convocatoria de un Concilio Nacional, para tratar, entre otras medias, la salvación de la religión
Se mostró contrario a la abolición del llamado Voto de Santiago por considerar dicha medida como antipolítica y haberla llevado a cabo, con anterioridad, José Bonaparte, alegando que dividiría los ánimos y disminuiría nuestra fuerza moral, que consiste en la unidad de sentimientos y en la conformidad de nuestros esfuerzos contra el enemigo común.
Informador, fue el firmante número 25 del llamado Manifiesto de los Persas y posiblemente uno de sus inspiradores. Durante su estancia en Cádiz se alojó en la casa de Lavalle, plaza de San Antonio, núm. 2 y, con la reacción absolutista de 1814, Fernando VII ordenó, el 21 de mayo, que se le tomaran informes junto con Mozo de Rosales y el conde de Montijo, entre otros, para que éstos expusieran qué diputados, tanto de las Cortes extraordinarias como de las ordinarias, han sido causantes de los procedimientos de dichas Cortes contra la soberanía de S.M. También denunció al Consejo de Estado y al Ayuntamiento de Cádiz. Fue sacado un día de tumulto popular y fusilado el 6 de agosto de 1835.
Vicente Morales Duárez
Nació en Lima el 24 de enero de 1755. Se doctoró en Derecho civil y canónico, llegando a ser el primer abogado de Lima y catedrático de la Universidad de San Marcos de su ciudad natal.
Fundador del periódico El Mercurio Peruano, ejerció como asesor de Rentas Estancadas, entre 1783 y 1784 , de la Subinspección General de tropas y de la Comandancia general del Apostadero de Marina de El Callao, cargo concedido por el Virrey O´Higgins. A principios de 1810 viajó a España para hacer gestiones ante el gobierno comisionado por el cabildo y la Universidad de Lima, siendo elegido, sin él saberlo, diputado Suplente por el Virreinato del Perú.
Formó parte de la comisión para elaborar el Reglamento de las Cortes y de la comisión creada para redactar el Proyecto de Constitución. Participó, asimismo, en numerosos debates parlamentarios, sobre todo en los relacionados con las reformas ultramarinas, siendo escuchado con atención y respeto, especialmente por parte de los conservadores. Partidario, desde una apostura muy moderada, de no alterar el modelo de estratificación social en Ultramar, por razones jurídicas y de tipo práctico, se enfrentó a Pérez de Castro al reclamar éste que se suprimieran todos aquellas palabras dirigidas a discriminar a las castas pardas de los demás súbditos de América. Reconoció la diferencia que había entre un pueblo de América y otro de España, llegando a utilizar los antiguos textos legales españoles para poner de manifiesto que los territorios americanos, que en su día pasaron a la Corona de Castilla, deberían tener los mismos derechos que los de la Península, basándose para ello en el principio de soberanía nacional.
Vicepresidente de las Cortes, sustituyendo a Ramón Power y Presidente, por setenta y dos votos, aunque por enfermedad ocupó este cargo apenas un solo día sustituyéndolo el Vicepresidente, Gutiérrez de Terán. Firmante de la Constitución, moriría víctima de una apoplejía, el 2 de abril de 1812, siendo enterrado en Cádiz, con honores de Infante de España.
PORTADORES Y PORTAVOCES, APÓSTOLES DEL SEÑOR DE LOS MILAGROS
“Con paso firme de buen cristiano” iniciamos la peregrinación al Señor de los Milagros desde el Hogar Alzamora, nuestro Hogar de Santa María, en Pueblo Libre. A las 6 en punto, tras una arenga de José Antonio en la que se nos invitaba a seguir la huella trazada por Sebastián de Antuñano, el vasco español convertido en los Ejercicios Espirituales, cuarto mayordomo general y que compró la chacra para construir la iglesia al Cristo de las Maravillas; el ejemplo de Antonia Lucía del Espíritu Santo, la ecuatoriana, que convirtió el beaterio en monasterio para continuar el culto y la devoción; para dibujar en nuestro corazón el rostro del Señor como hizo el negro Angola en el muro; en definitiva para seguir la ruta de millones y millones de peruanos que a lo largo de más de tres siglos han peregrinado y caminado para “hacer grande nuestro Perú” como cantamos en el himno. Enseguida Vicente nos dio una cuerda a cada uno para que hiciésemos nudos que representaban los escalones (oraciones, sacrificios) para llegar al Cielo. Y a caminar por las calles de la Lima que poco a poco iba despertando. Con ilusión, con cariño, ofreciendo todo por los jóvenes, por la Iglesia, por el Perú. Uno se metió una piedrecita en el zapato y se dio cuenta que hasta nos podemos acostumbrar a andar mal y creer que eso es lo bueno como los que viven en el fango del vicio y del pecado. En el camino se fueron sumando más y al llegar andaríamos por los cincuenta. Pudimos confesarnos, pasar a un lugar preferencial cerquita de la imagen y participar en la Santa Misa. La homilía –estupenda por lo vibrante de la forma y consoladora por el contenido de misericordia- del P. Carlos Rosell –rector del Seminario de Santo Toribio- nos recordó que como bautizado soy portador de Cristo, soy portavoz, soy mariano. “Si tenemos a Cristo, nada ni nadie nos derrumbará; si me abro a la gracia estaré unido a Cristo. Si el Señor de los Milagros es el Médico que sana y cura, María es la enfermera. Debemos ser apóstoles y hacer que el Evangelio resuene en todos los hogares, en todas las profesiones, en todos los rincones del Perú. Como quiso siempre el P. Morales al movilizar a los laicos”.
Tras la Misa pasamos al salón y compartimos el turrón de doña Pepa con un refresco. Todos coincidimos en agradecer esta oportunidad tan maravillosa de estar junto a la imagen del Señor, las fervorosas y estimulantes palabras del P. Carlos y la alegría de volvernos a encontrar. Hay que destacar que alguno vino desde Ica, Huacho, otros desde Villa El Salvador, San Diego en Carabayllo, San Borja, Rímac, Surquillo… Alguna como Sandra en silla de ruedas, otros a pie, otros en carro… Una bebe de 1 año y alguna cercana a los 90, todos con espíritu joven. Nos presentamos y contamos nuestra vivencia cristiana, unos más grande y profunda otros más pequeña y epidérmica, pero todos con la convicción clara de que el Señor ha obrado milagros y maravillas en su vida, y todos con las ganas de ser apóstoles como se nos recordó en la homilía. Y, al final, los valientes siguieron moviéndose y se fueron al deporte, otros con su familia, todos a llevar la buena nueva. Celestina nos recordó que el miércoles –como todos los primeros miércoles de cada mes- se reúnen las mamás para orar en el Hogar a las 4 de la tarde; alguien apuntó -y Dios quiera que todos disparen- que había que hacerle barra aunque no se pudiese estar presente; así que allí donde esté un militante, un familiar, un amigo… debe abrir un frente apostólico donde convoque para orar, para difundir, para evangelizar. Y el 7 de diciembre ¡todos a la Vigilia de la Inmaculada!
viernes, 28 de octubre de 2011
SAN MARTÍN DE PORRES, CANONIZADO HACE 50 AÑOS EN EL CONCILIO Vaticano II
Una de las grandes alegrías del Papa Bueno, Beato Juan XXIII, en pleno Concilio Vaticano II, fue la canonización de San Martín de Porres el 6 de mayo de 1962. Ni qué decir que Lima repicó las campanas de alegría infinita por tamaña noticia. A la vez era proclamado patrono universal de la justicia social:
Martín nos demuestra, con el ejemplo de su vida, que podemos llegar a la salvación y a la santidad por el camino que nos enseñó Cristo Jesús: a saber, si, en primer lugar, amamos a Dios con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma y con todo nuestro ser; y si, en segundo lugar, amamos a nuestro prójimo como a nosotros mismos. El sabía que Cristo Jesús padeció por nosotros y, cargado con nuestros pecados, subió al leño, y por esto tuvo un amor especial a Jesús crucificado, de tal modo que al contemplar sus atroces sufrimientos, no podía evitar el derramar abundantes lágrimas. Amaba a sus prójimos, porque los consideraba verdaderos hijos de Dios y hermanos suyos y los amaba aún más que a sí mismo, ya que, por su humildad, los tenía a todos por más justos y perfectos. Disculpaba los errores de los demás; perdonaba las más graves injurias, pues estaba convencido que era mucho más lo que merecía por sus pecados; ponía todo su empeño en retornar al buen camino a los pecadores; socorría con amor a los enfermos; procuraba comida, vestido y medicinas a los pobres; en la medida que le era posible, ayudaba a los agricultores y a los negros y mulatos, que, por aquel tiempo, eran tratados como esclavos de la más baja condición, lo que le valió, por parte del pueblo, el apelativo de «Martín de la caridad».
Para Dios no hay profesiones indignas, sino indignos profesionales. Los hombres se fijan en las apariencias, el color de la piel, la estatura, el dinero, el vestido...pero Dios sólo mira al corazón. Nuestro Fray Escoba fue un marginado de su tiempo, el siglo XVI. Era hijo "ilegítimo" del español Juan de Porres y de Ana Velázquez, mujer negra descendiente de esclavos africanos. Al ser mulato y pobre le tocó sufrir en más de una ocasión el menosprecio de la sociedad. Sin embargo, su madre le descubrió el evangelio de Jesús: "El que se humilla será ensalzado". A Fray Martín no le importó ser "simple" lego o donado de la orden de Santo Domingo, sin poder ser sacerdote; tampoco tuvo a mal el estar continuamente sirviendo a los demás, ir de un lado para otro con la escoba, atender a los enfermos, a los mendigos... Dios se sirvió de su persona para unir las razas, para hermanar a los ricos con los pobres...y a todos los hombres con Dios.
Nació en Lima, Perú, en 1579. El santo mulato fue bautizado en la iglesia de San Sebastián, en la misma pila y por el mismo párroco que había bautizado a Santa Rosa de Lima. Martín vivió con su madre, quien le educó en la solidaridad con los pobres y enfermos; de este modo, siempre que iba a la tienda, empleaba parte de la plata en socorrer al primer necesitado que encontraba. En la iglesia de Santo Domingo o del Rosario se veía frecuentemente a Ana con su Martín y con la segunda hija, Juana; especialmente gozaban con la vista de los crucifijos y los iconos de la Virgen.
Su padre Juan, al volver de Guayaquil, legaliza su situación reconociendo oficialmente a sus dos hijos, aunque no llega a desposarse. A los dos lleva a Ecuador para ser educados con un preceptor. Martín, a sus trece años, aprende castellano, aritmética y caligrafía. Tras dos años de estancia en la ciudad portuaria de Guayaquil, deja a su hija con su tío Santiago y se lleva a Martín a Lima.
A los quince años es confirmado por Santo Toribio Mogrovejo. Por esta fecha trabaja en la tienda de Mateo Pastor, negociante en especies y en hierbas medicinales. Posteriormente aprendió el oficio de barbero-sangrador con Marcelo de Ribera, a quien ayuda a sangrar heridas, aliviar dolores, aplicar hierbas y emplastos.
Desde niño dio muestras de su profundo amor por Dios. Al mismo tiempo su amor al prójimo lo condujo a ayudar a todos, aun en las tareas más humildes. A los 15 años ingresó como donado al convento de Santo Domingo en Lima y en 1603 hizo la profesión como hermano lego. Los superiores de San Martín, pronto advirtieron sus cualidades y caridad por ello le confiaron, junto a otros oficios, el de enfermero. Sus habilidades y el ardor con que cuidaba a los enfermos atrajo incluso a los religiosos de otras comunidades que llegaban a Lima sólo para atenderse con el santo. San Martín fue muchas veces despreciado y humillado, por ser mulato, pero nunca se rebeló contra los insultos que le inferían. Su abnegación, su modestia y la paz que irradiaba impresionaban a cuantos conocía. En la enfermería y en la portería del convento del Rosario (Santo Domingo) atendía con acogedora bondad y amor a los pobres y enfermos. Si a todos los dolientes trataba exquisitamente, a sus hermanos religiosos los servía de rodillas.
Su caridad universal le llevará a convertir el convento en hospital. Sabe que el amor es la ley suprema. De este modo, una tarde se encuentra en la plaza con un enfermo vestido de andrajos y devorado por la fiebre. Le carga sobre sus espaldas, le lleva al convento y le acuesta en la cama. Al ser reprendido por uno de los frailes:
- ¿Cómo traéis a clausura enfermos?
El santo, con paciencia serena, contesta con sencillez:
- Los enfermos no tienen jamás clausura.
Un día por la noche encuentra un herido a quien le han clavado un puñal. Le acoge en su celda con la idea de trasladarle a casa de su hermana en cuanto mejore. El Provincial dominico le impone a Fray Martín una penitencia que cumple al pie de la letra. El Superior, sin embargo, enferma y requiere los cuidados del Santo:
- No tuve más remedio que imponerte esa penitencia.
Contesta Fray Martín:
- Perdone mi desatino, pues pensaba que la santa caridad debía tener las puertas abiertas.
Ante respuesta tan contundente y evangélica, el Provincial concluye:
- Bien está lo que hiciste. Desde este momento el convento será vuestro segundo hospital. Podéis traer a él cuantos enfermos queráis.
Su caridad con el prójimo nacía de la unión íntima con Jesús y con María. Comentan sus compañeros dominicos que recibía a Jesús Sacramentado "con muchas lágrimas y grandísima devoción", ocultándose de todos para "mejor poder alabar al Señor". Fray Martín rezaba en su celda, en la Iglesia, ante el Santísimo Sacramento, Virgen de los Santos, en los altares del templo, en las capillas y oratorio del convento. Oraba arrodillado y echado en cruz sobre el suelo. Así Juan Vázquez de Parra, amigo suyo, nos cuenta lo siguiente: "que una noche estando este testigo recogido como a horas de las once de la noche, poco más o menos, hubo un temblor muy recio, y recalándose este testigo de lo que podía resultar, se levantó de la cama en que estaba echado dado voces y llamando al dicho venerable fray Martín de Porras, al cual halló (en su celda) que estaba echado en el suelo boca abajo y puesto en cruz con un ladrillo en la boca y el rosario en la mano haciendo oración". Además, sus mismos amigos decían que rezaba después de su trabajo en la enfermería.
Realizó numerosas curaciones milagrosas. Una tarde, en que estaba cerrado el noviciado del convento, penetra en la celda de un Hermano enfermo, quien, sorprendido, le pregunta:
- ¿De dónde vienes pues nadie os ha llamado?
Impasible contesta:
- Oí que me llamaba tu necesidad y vine. Toma esta medicina y curarás.
Particular fue el aprecio por sus hermanos de raza. Cuando le tocaba acudir a la finca de Limatambo, a las afueras de Lima, se dedicaba a las labores propias de los esclavos negros: arar, sembrar, podar árboles, cuidar de los animales en los establos... A quien se lo hizo notar, le respondió:
Los negros están cansados del duro trabajo diario y así no se me pasa el día sin hacer algo de provecho.
No nos extraña que se ganara el afecto de los esclavos morenos y de los indios pescadores de Chorrillos y de Surco, pues les servía como enfermero y les catequizaba como misionero. Ellos, por su parte, le obsequiaban con frutos de sus huertos y estipendios para Misas.
Más allá del mito y de la leyenda creada en torno al taumaturgo "santo de la escoba" hay que rescatar -como lo ha hecho magistralmente su biógrafo Dr. J.A.del Busto- su entrañable humanidad, la gran responsabilidad con la que vivió su vocación. Al respecto dirá su compañero Fray Juan de Barbarán que todo el tiempo que fue religioso "tocó a maitines y al alba", de forma tan vigilante que "enmendaba el reloj y tan perseverante que nunca dejó de oírse esta salva a la aurora". En su profesión de lavandero destacó por la pulcritud con que dejaba la ropa.
Entrañable fue su amistad con el también lego dominico san Juan Macías. Un testigo declaró: "Y por las Pascuas se iban los dos solos y se encerraban en un aposento que tenían en la huerta del centro de la Recolección de la Magdalena y allí tenían sus conversaciones espirituales y hacían sus penitencias".
Su otro gran amigo místico fue el también lego, aunque franciscano, Fray Juan Gómez, popularizado por Ricardo Palma en una de sus tradiciones en que señala haber convertido un arácnido venenoso en una joya: el alacrán de fray Gómez.
San Martín de Porres, Patrono de la Justicia Social, murió el 3 de noviembre de 1639, dejando a Lima -desde el virrey y arzobispo hasta el último excluido social- consternada. Fue beatificado por el Papa Gregorio XVI en 1837 y canonizado hace 50 años en 1962. Martín de Porres proclamado protector y patrón de las obras de justicia social. 3 de noviembre 1939, por el presidente de la república Oscar R. Benavides. La Santa Sede declara a Fray Martín de Porres, Patrono de las obras de Justicia Social en el Perú el 10 de Enero de 1945 el Sumo Pontífice Pío XII.
Con toda razón, se ha creado una comisión para solicitar del Gobierno que declare 2012 "el cincuentenario de la canonización de San Martín". En la larga lista de títulos martinianos se esgrime:
Se han escrito más de un centenar de libros a su respecto, de los más diversos autores: religiosos, historiadores, literatos, médicos y políticos. Son incalculables sus ediciones y reediciones en diversas lenguas: español, latín, inglés, francés, italiano, alemán, polaco, vietnamita y chino. Y miles de libros más en los que figuran capítulos enteros sobre él o hacen alguna mención destacada.
Existen importantes hospitales que llevan su nombre, fuera del Perú, en Filipinas, Taiwán, India, Ghana y Camerún. Así como en México, Venezuela, Colombia, Ecuador, Bolivia, Chile y Argentina. Una universidad peruana y un distrito limeño llevan su nombre.
Mediante la Ley 25125, del 17 de noviembre de 1989, San Martín de Porres fue proclamado Patrono Internacional de la Paz. Cientos de asociaciones, albergues, boticas, clínicas, hermandades, comercios, colegios, transportistas, se disputan su nombre. Hay templos dedicados a San Martín de Porres en el mundo entero. El humilde fraile dominico del siglo XVII, ostenta diversos otros patronazgos: Patrono de la justicia social en el Perú. Patrón de los enfermos Patrón de los barberos Patrón de los barrenderos Patrón de los químicos farmacéuticos del Perú. Patrón de la sanidad de las fuerzas policiales del Perú. Patrón de los trabajadores municipales del Perú. Protector de los pobres Hay películas de cine, telenovelas, radionovelas y piezas de teatro, que abordan su vida. El pianista estadounidense Mary Lou Williams y Jazzkomponistin compuso en su honor la obra Cristo Negro de los Andes. Y hasta un cementerio en Texas, Estados Unidos, lleva su nombre
El reciente libro del P. Ángel Peña sobre San Martín rescata sus carismas que eran la admiración de cuantos lo conocían. Por su don de sutileza, pasaba a través de las paredes y puertas cerradas; gracias al don de bilocación estaba, a la vez, en lugares lejanos; el don de la agilidad le sirvió para trasladarse en un instante a sitios distantes; tenía el don de luces y resplandores sobrenaturales; el del perfume sobrenatural, discernimiento de espíritus, conocimiento de cosas ocultas y, muy en especial, el don curación. Pero lo importante era su cotidianiedad, el día a día. Era muy humilde y servicial con todos. Y a todos atendía como enfermero de la Comunidad, preocupándose especialmente de los pobres (españoles, indios o negros), a quienes sanaba y daba limosnas. Pero también era caritativo, curando a los animales enfermos, que traía de la calle al convento. Los animales le obedecían y él consiguió que, en distintas ocasiones, "juntar en un plato, perro, pericote y gato". Fray Martín era el médico de Dios para todos. Y todos lo querían, desde las más altas autoridades hasta los más pobres de los pobres. Por eso, -como muy bien escribe el P. Peña- "nosotros debemos sentirnos orgullosos de este hermano nuestro que nos espera en el cielo y a quien podemos acudir en todas nuestras necesidades del cuerpo y del alma, sabiendo que nos atenderá con humildad, caridad y alegría, como lo hacía siempre".
José Antonio Benito
UNA OBRA DELICIOSA SOBRE SAN MARTÍN
DEL BUSTO, José A. San Martín de Porras. Lima, Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú 2006, 3ª edición pp. 388
Más allá del mito y de la leyenda creada en torno al taumaturgo "santo de la escoba" hay que rescatar -como lo ha hecho magistralmente su biógrafo Dr. J. A. del Busto- su entrañable humanidad, la gran responsabilidad con la que vivió su vocación. Al respecto dirá su compañero Fray Juan de Barbarán que todo el tiempo que fue religioso "tocó a maitines y al alba", de forma tan vigilante que "enmendaba el relox y tan perseverante que nunca dejó de oírse esta salva a la aurora". En su profesión de lavandero destacó por la pulcritud con que dejaba la ropa.
El autor delinea con precisión el contexto limeño y el pensamiento de la época -"crepúsculo quinientista y el amanecer barroco- para presentarnos a un Martín de Porras creíble por el realismo del personaje: "Martín de Porras Velásquez, gentilhombre de escoba, barbero sangrador, mulato socarrón, flor de Malmbo" p.27. A pesar del gran aparato de notas documentales, la lectura cautiva por su magia narrativa. Imprescindible para conocer el auténtico hombre y santo dominico.
La fuente principal es el proceso de beatificación y del mismo los tstigos que vieron, conocieron y trataron a Fray Martín, dejando para un segundo lugar a los que sólo oyeron hablar de él y se acogen a lo que fue público y notorio. El autor lo somete al método de la contraposición y del análisis, para deslindar errores, fraudes, fantasías.
El Dr. del Busto presenta siempre a las claras su modo de hacer historia: "Saberse trasladar al pasado como primera actitud del historiado con el fin de reconstruir "el pasado como pasado, tal como fue y no como creemos que fue, tal como sucedió y no como quiséramos que hubiese sucedido" p.13
El resultado: "Hoy hemos reconstruido su vida y nos ha dejado satisfechos. Lo hemos sacado del mito y de la leyenda, de latradición y de la sensiblería porpular para ubicarlo en el terreno histórico y darnos en definitiva como el hombre. Podemos decir que lo hemos llegado a conocer como personaje histórico y concuilos que en la Lima de ese entonces, ciudad entre beata y pecadora, urbe de embrujos y milagros que en todo veía la mano de Dios o las uñas del diablo, vivió un hombre santo. Era limeño, bastardo, mulato y donado, y su vida fue tan virtuosamente llevada que resulta explicable que la gente empezara a mirarlo como un logrado caso de santidad" p.14
Para Dios no hay profesiones indignas, sino indignos profesionales. Los hombres se fijan en las apariencias, el color de la piel, la estatura, el dinero, el vestido...pero Dios sólo mira al corazón. Nuestro Fray Escoba fue un marginado de su tiempo, el siglo XVI. Era hijo "ilegítimo" del español Juan de Porres y de Ana Velázquez, mujer negra descendiente de esclavos africanos. Al ser mulato y pobre le tocó sufrir en más de una ocasión el menosprecio de la sociedad. Sin embargo, su madre le descubrió el evangelio de Jesús: "El que se humilla será ensalzado". A Fray Martín no le importó ser "simple" lego o donado de la orden de Santo Domingo, sin poder ser sacerdote; tampoco tuvo a mal el estar continuamente sirviendo a los demás, ir de un lado para otro con la escoba, atender a los enfermos, a los mendigos... Dios se sirvió de su persona para unir las razas, para hermanar a los ricos con los pobres...y a todos los hombres con Dios.
Nació en Lima, Perú, en 1579. El autor resalta las fiestas de san Marcelo con corridas de otos; la presencia de Drake en El Callo. El santo mulato fue bautizado en la iglesia de San Sebastián, en la misma pila y por el mismo párroco que había bautizado a Santa Rosa de Lima. Martín vivió con su madre, quien le educó en la solidaridad con los pobres y enfermos; de este modo, siempre que iba a la tienda, empleaba parte de la plata en socorrer al primer necesitado que encontraba. En la iglesia de Santo Domingo o del Rosario se veía frecuentemente a Ana con su Martín y con la segunda hija, Juana; especialmente gozaban con la vista de los crucifijos y los iconos de la Virgen.
Su padre Juan, al volver de Guayaquil, legaliza su situación reconociendo oficialmente a sus dos hijos, aunque no llega a desposarse. A los dos lleva a Ecuador para ser educados con un preceptor. Martín, a sus trece años, aprende castellano, aritmética y caligrafía. Tras dos años de estancia en la ciudad portuaria de Guayaquil, deja a su hija con su tío Santiago y se lleva a Martín a Lima.
A los quince años es confirmado por Santo Toribio Mogrovejo. Por esta fecha trabaja en la tienda de Mateo Pastor, negociante en especies y en hierbas medicinales. Posteriormente aprendió el oficio de barbero-sangrador con Marcelo de Ribera, a quien ayuda a sangrar heridas, aliviar dolores, aplicar hierbas y emplastos.
Desde niño dio muestras de su profundo amor por Dios. Al mismo tiempo su amor al prójimo lo condujo a ayudar a todos, aun en las tareas más humildes. A los 15 años ingresó como donado al convento de Santo Domingo en Lima y en 1603 hizo la profesión como hermano lego. Los superiores de San Martín, pronto advirtieron sus cualidades y caridad por ello le confiaron, junto a otros oficios, el de enfermero. Sus habilidades y el ardor con que cuidaba a los enfermos atrajo incluso a los religiosos de otras comunidades que llegaban a Lima sólo para atenderse con el santo. San Martín fue muchas veces despreciado y humillado, por ser mulato, pero nunca se rebeló contra los insultos que le inferían. Su abnegación, su modestia y la paz que irradiaba impresionaban a cuántos conocía. En la enfermería y en la portería del convento del Rosario (Santo Domingo) atendía con acogedora bondad y amor a los pobres y enfermos. Si a todos los dolientes trataba exquisitamente, a sus hermanos religiosos los servía de rodillas. J.A. Suardo en su "Diario" registra las enfermedades.
Su caridad universal le llevará a convertir el convento en hospital. Sabe que el amor es la ley suprema. De este modo, una tarde se encuentra en la plaza con un enfermo vestido de andrajos y devorado por la fiebre. Le carga sobre sus espaldas, le lleva al convento y le acuesta en la cama. Al ser reprendido por uno de los frailes:
- ¿Cómo traéis a clausura enfermos?
El santo, con paciencia serena, contesta con sencillez:
- Los enfermos no tienen jamás clausura.
Un día por la noche encuentra un herido a quien le han clavado un puñal. Le acoge en su celda con la idea de trasladarle a casa de su hermana en cuanto mejore. El Provincial dominico le impone a Fray Martín una penitencia que cumple al pie de la letra. El Superior, sin embargo, enferma y requiere los cuidados del Santo:
- No tuve más remedio que imponerte esa penitencia.
Contesta Fray Martín:
- Perdone mi desatino, pues pensaba que la santa caridad debía tener las puertas abiertas.
Ante respuesta tan contundente y evangélica, el Provincial concluye:
- Bien está lo que hiciste. Desde este momento el convento será vuestro segundo hospital. Podéis traer a él cuantos enfermos queráis.
Su caridad con el prójimo nacía de la unión íntima con Jesús y con María. Comentan sus compañeros dominicos que recibía a Jesús Sacramentado "con muchas lágrimas y grandísima devoción", ocultándose de todos para "mejor poder alabar al Señor".Fray Martín, rezaba en su celda, en la Iglesia, ante el Santísimo Sacramento, Virgen de los Santos, en los altares del templo, en las capillas y oratorio del convento. Oraba arrodillado y echado en cruz sobre el suelo. Así Juan Vázquez de Parra, amigo suyo, nos cuenta lo siguiente: "que una noche estando este testigo recogido como a horas de las once de la noche, poco más o menos, hubo un temblor muy recio, y recalándose este testigo de lo que podía resultar, se levantó de la cama en que estaba echado dado voces y llamando al dicho venerable fray Martín de Porras, al cual halló (en su celda) que estaba echado en el suelo boca abajo y puesto en cruz con un ladrillo en la boca y el rosario en la mano haciendo oración". Además sus mismos amigos decían que rezaba después de su trabajo en la enfermería. Como dice el Dr. del Busto "no deseaba ser santo; habría sido vanidad pretenderlo…Él no quería ser santo, sólo rezar y trabajar, servir a Dios y hacerse bueno".
Realizó numerosas curaciones milagrosas. Una tarde, en que estaba cerrado el noviciado del convento, penetra en la celda de un Hermano enfermo, quien, sorprendido, le pregunta:
- ¿De dónde vienes pues nadie os ha llamado?
Impasible contesta:
- Oí que me llamaba tu necesidad y vine. Toma esta medicina y curarás.
Particular fue el aprecio por sus hermanos de raza. Cuando le tocaba acudir a la finca de Limatambo, a las afueras de Lima, se dedicaba a las labores propias de los esclavos negros: arar, sembrar, podar árboles, cuidar de los animales en los establos... A quien se lo hizo notar, le respondió:
Los negros están cansados del duro trabajo diario y así no se me pasa el día sin hacer algo de provecho.
No nos extraña que se ganar el afecto de los esclavos morenos y de los indios pescadores de Chorrillos y de Surco, pues les servía como enfermero y les catequizaba como misionero. Ellos, por su parte, le obsequiaban con frutos de sus huertos y estipendios para Misas. Tuvo como ayudante un esclavo negro, Antón Cocolí.
Entrañable fue su amistad con el también lego dominico san Juan Macías. Un testigo declaró: "Y por las Pascuas se iban los dos solos y se encerraban en un aposento que tenían en la huerta del centro de la Recolección de la Magdalena y allí tenían sus conversaciones espirituales y hacían sus penitencias".
Su otro gran amigo místico fue el también lego, aunque franciscano, Fray Juan Gómez, popularizado por Ricardo Palma en una de sus tradiciones en que señala haber convertido un arácnido venenoso en una joya: el alacrán de fray Gómez.
San Martín de Porres, Patrono de la Justicia Social, murió el 3 de noviembre de 1639, dejando a Lima -desde el virrey y arzobispo hasta el último excluido social- consternada. Fue beatificado por el Papa Gregorio XVI en 183
7 y canonizado por Juan XXIII el 6 de mayo de 1962.
Notas 109: San Martín de Porras responde perfectamente al lugar y momento en que le correspondió vivir. Pero, al lado de los dema´s santos de la capital peruana, siempre resultará un caso original, distinto, único. Y esto, sencillamente, porque no hay otro santo que sea, simult`´aneamente, bastardo, mulato, donado y limeño pp.380-1
Nogta 111: Aparte de Jerusalén y Roma creemos ue no existe otra urbe en el mundo que los haya tenido tan numerosos al mismo tiempo. Fueron 60 años de gran cosecha para el santoral. Por eso escribirá alrededor de 1630 Fray Buenaventura de Salinas y Córdoba "que la mayor nobleza que tiene esta Ciudad son los Santos que la ilustran" (Discurso II, cap.VII (V), p.244). Añadiendo que la santidad es una miel que se recoge ne las flores y Órdenes Religiosas, dando a entender que cada convento es unacolmena y cada recoleta un panal.
No hay ninguna modificación en la nueva edición. Tan sólo se han suprimido las buenas fotos de César Delgado y se ha mejorado el formato.
jueves, 27 de octubre de 2011
LA TEOLOGÍA DEL MÁS ALLÁ EN EL MES DE LOS DIFUNTOS
Conferencia del P. Dr. Carlos Rosell de Almeida
Viernes 4 de noviembre
6 p.m.
Librería Paulinas (frente iglesia del Pilar, San Isidro)
Presenta: José Antonio Benito
Ingreso libre
martes, 25 de octubre de 2011
EL SEÑOR DE LOS MILAGROS: IDENTIDAD DE UN PUEBLO. Historia y espíritu
MILAGROS: IDENTIDAD DE UN PUEBLO. Historia y espíritu. Les adelanto la
presentación y el índice. ¡Que sirva para conocer un poco más tan rico
patrimonio espiritual y para hacer más grande nuestro Perú!
PRESENTACIÓN
Cuando leí el primer libro "Jesús de Nazaret" de Joseph Ratzinger me
cautivó la confidencia del Papa en el prólogo: "Tras mi elección para
ocupar la sede episcopal de Roma, he aprovechado todos los momentos
libres para avanzar en la obra…me parecía urgente presentar sobre todo
la figura y el mensaje de Jesús en su vida pública, con el fin de
favorecer en el lector un crecimiento de su relación viva con ÉL", y
señala como su auténtico punto de referencia: "la íntima amistad con
Jesús de la que todo depende"
En el segundo libro nos confiesa: "He tratado de desarrollar una
mirada al Jesús de los Evangelios, un escucharle a Él que pudiera
convertirse en un encuentro; pero también en la escucha en comunión
con los discípulos de Jesús de todos los tiempos, llegar a la certeza
de la figura realmente histórica de Jesús. Reflexionar únicamente
sobre las palabras y las accione esenciales de Jesús".
Tras 20 años de presencia en el Perú, yo también siento la urgencia de
publicar mi investigación y mi vivencia, al calor de la devoción
popular sentida especialmente en octubre. El misterio real histórico
de la Encarnación –el Dios hecho hombre- "rostro humano de Dios y el
rostro divino del hombre" como nos dice la Conferencia de Aparecida,
se concreta en santuarios, advocaciones, instituciones, en nuestro
caso en el santuario del Señor de los Milagros y en el Monasterio de
las Carmelitas Nazarenas, donde el fascinante misterio de Dios
humanado hace palpar la realidad de que Dios se ha hecho peruano. Así
lo perciben los peruanos en su Nazareno, su Cristo Moreno, su Señor de
los Milagros, y en su querido monasterio de Nazarenas.
¿Hay algo más peruano que el ceviche o el Machu Picchu? Pregúnteselo
en octubre a los más de dos millones de compatriotas que viven fuera
del Perú. La gran mayoría tendrá en la mente y en el corazón la
devoción al Señor de los Milagros. Y sea en el extranjero o en el
Perú, el mes morado será la oportunidad de algo nuevo para su vida.
Será la visita a la iglesia, la reunión familiar, participar en la
procesión... Lo que es seguro es que provocará diversos encuentros
para ser tocado por algún milagro, porque en este nuevo kairós el
sentirá como nunca que Dios se hace peruano.
El paso del Señor de los Milagros avanza incontenible, se hace
arrollador, con el paso del tiempo. Se habla de la procesión más larga
de América, de símbolo emblemático de la identidad peruana (¿podría
figurar en el escudo del Perú), de expresión cultural afroperuana,
cuaresma limeña, del gran misionero de Lima, aglutinante de los
peruanos migrantes, la mayor fuente de trabajo para los informales de
octubre, el principal estandarte religioso de los mega eventos
católicos, el paradigma asociativo para todo tipo de corporaciones y
grupos.
º La Doctora María Rostworowski Díez Canseco Pachacámac y el
Señor de los Milagros, (Lima 1992) destaca su inmenso poder de
convocatoria y cómo "entre las apretadas filas de sus fieles todas las
razas del Perú se hermanan y unen en una misma fe, en una misma
oración. El Señor une en su culto a indios, negros y blancos. He ahí
su verdadero milagro, la esencia de su fuerza y del respeto cada vez
mayor que el pueblo le tributa". El Doctor Juan Ossio –antropólogo-
enfatiza su rol de supremo ordenador de la sociedad por ser el
auténtico centro del cosmos y de la historia, más que un Viracocha o
un Pachamacac, haciendo vivir a cuantos participan de sus actos un
auténtico "Pachacútec", o tiempo propicio, o kairós (tiempo de
gracia).
Se dice que en Sevilla (España), una vez terminada la Semana Santa y
la Pasión del Señor, no saben qué hacer con Cristo Resucitado. En
Perú, al Señor se le siente vivo en el Mes Morado; de hecho, se han
acuñado expresiones familiares relativas a las salidas procesionales:
"el Señor duerme en la Catedral; el Señor almuerza en San Marcelo...".
Pero, si uno se acerca al Santuario de las Nazarenas fuera de este
mes, se perciben de igual manera sus latidos. En la afluencia de
personas ante el Muro, en el confesionario, en la Misa, en las visitas
al Santísimo, en la ayuda solidaria con su obra social, en la
participación de los actos de la dinámica Hermandad...Sí, el Cristo
Morado no es un punto de llegada sino un Puente para la vida; para
afianzar más los lazos de los peruanos, tanto de los que están acá
como los que viven fuera, y también de los que viven en Perú aunque no
hayan nacido acá. El Señor de los Milagros se ha convertido en Puente
solidario que abraza culturas y etnias, desde la orilla de la tierra
hasta la del Cielo.
La presente obra nació en el 2005 al calor de la muestra preparada
para el meeting de Rímini (Italia) por la Universidad Católica Sedes
Sapientiae y el Movimiento Comunión y Liberación con motivo de los 350
años de la imagen. Quiere documentar la trayectoria cultural y
vivencial del pueblo peruano (dentro y fuera de la patria) tras el
acontecimiento originado en el ícono venerable del Señor de los
Milagros por más de tres siglos y medio y que poéticamente se canta en
su himno compuesto por Isabel Rodríguez Larraín en 1954, hace 50 años.
El mensaje de Rímini nos interpelaba, como a los millones de
peregrinos. "Pero entonces, ¿Para qué sirve aquello que realiza el
hombre? Para que vale, por ejemplo en el trabajo, que el hombre se
empeñe y comprometa más allá de lo estrictamente necesario? La
mentalidad común ofrece una respuesta de impronta puritana y
moralizante: porque sirve a la sociedad. Es como si fuéramos simples
engranajes de un mecanismo, siervos sin dignidad: el agricultor sirve
a la agricultura, el ingeniero a la ingeniería, el profesor a la
escuela" Sin embargo, del Cristo Moreno emana la luz como en la
Pascua, la claridad en medio de la noche, la que da sentido a toda la
vida, no a unas horas sino a todas las horas del día.
En el 2005, titulamos el volumen El rostro de un pueblo. Se me
encomendó fundamentar históricamente la génesis y la trayectoria del
gran acontecimiento, la historia y mensaje actual del Cristo Moreno,
Señor de los Milagros, que, partiendo del Monasterio de las Nazarenas
de Lima, en el Barrio de Pachacamilla, en la actualidad se expande por
todos los lugares en los que hay un emigrante peruano. Sobre la
marcha, me pareció que la obra se enriquecería con un estudio sobre el
misterio de la cruz y resurrección en el continente americano,
particularmente en el Perú, a través de los santuarios y obras
pictóricas dedicadas a la Cruz y al Crucificad; tal fue el aporte de
Francesco Pini. De igual modo; conocimos la magistral obra del P.
Antonio San Cristóbal, que aporta sus eruditas investigaciones de
archivo y sus incisivas descripciones acerca del templo de las
Nazarenas. Tuvimos conocimiento de los estudios de Vincenzo Gratteri,
Licenciado en Letras Modernas en la especialidad de Artes y Ciencias
del Espectáculo de la Universidad "La Sapienza" - Roma, quien nos
brindó una interpretación desde un enfoque artístico del significado
de la procesión del Señor de los Milagros y de todos los elementos
inmersos en esta fiesta del catolicismo y de dramaturgia sacra en las
calles de Lima.
Agotada la obra, ante la gran demanda del público, y en
espera de otra edición, me parece una obligación publicar cuanto antes
la parte histórica de la que fui responsable. Va enriquecida con
nuevos datos sobre la Hermandad –a raíz del congreso del Instituto de
Derecho Canónico del Perú sobre las asociaciones de fieles-, y sin
notas de pie de página que no interesan al fiel de a pie. En
conversación con Monseñor Pedro Hidalgo, actual asesor espiritual de
la Hermandad, nazareno desde su más tierna infancia y empeñado en
impulsar la rica espiritualidad nazarena, me pareció capital compartir
sus reflexiones, fruto de charlas a las hermandades de Lima y del
extranjero; agradezco su generosa aportación que les ofrezco en el
apéndice y confío que se dé tiempo para brindarnos el anhelado tratado
teológico para el que nadie como él está preparado. .
Acabo de descubrir una auténtica pieza literaria de la
mano del gran poeta peruano César Toro Montalvo[1], quien nos brinda
una bella y honda profesión de fe que les comparto: "Este libro
significa el elogio ferviente permanente, e interminable, que desde
niño, mi madre me enseñó a seguir en la fe al Señor de los Milagros.
Dejo constancia, además, que en oportunidades he recibido varios
milagros que se hicieron realidad. Como escritor y hombre de letras,
sobre todo, su bondad infinita me ha premiado con creces, y seguirá
haciéndolo por el resto de mi vida. Obviamente, dentro de este camino,
sigo siendo Hermano del Señor de los Milagros, que cada año, en
octubre, como todos sus fieles, visto el hábito morado o el detente
milagroso. En su homenaje vaya el tributo de este libro. Mi editor y
toda su familia, enfervorizados, sobre todo, se unen a esta cruzada
que es inagotable y generosa"
Dios quiera, que la memoria documental de este acontecimiento singular
en el que se recoge la peruanización más concreta y cordial del Señor,
sirva para dar razones convincentes de su devoción y un mayor
compromiso espiritual y social. De hecho, cada año como nueva pascua
–Dios que pasa- la procesión asume el dolor nuestro de cada día, ubica
y discierne en el aquí y el ahora de nuestro vivir la necesidad social
más urgente y la actitud del fiel. Así, la sociedad limeña del 2011,
conmovida por la trágica muerte del joven Walter Oyarce, en el estadio
Monumental, se ha reconfortado al ver las insignias de los clubes
Universitario y Alianza Lima colocadas a los costados de la imagen
del Señor de los Milagros. El mayordomo general de la Hermandad del
Señor de los Milagros, José Soto –padre de los ex jugadores Jorge y
José Soto– pidió que cese la violencia en los escenarios deportivos y
explicó que el gesto obedece a la fe en que la procesión del Cristo
Moreno sea una vía para difundir la paz y la unidad de todos los
peruanos.
HISTORIA DEL SEÑOR DE LOS MILAGROS DE LAS NAZARENAS (ÍNDICE)
1. La fuera del primer amor
2. La Ciudad de Los Reyes
3. Ciudad "ensantada"
4. El mundo afroperuano. Pachacamac y Pachacamilla.
5 A resguardo de temblores y escuadrones
6. Cruce de miradas.
7. La Imagen.
8. Nuestra Señora de la Nube
9. El anda
10. Devoción y fervor en la procesión
9. La Hermandad
11. Cronistas
12. Organización de la procesión
13. Doña Pepa y su turrón, sabor de procesión
14. Lema, bandera y escudo
15. La fiesta de toros en Acho
16. Cofradías y hermandades en la historia
17. La Hermandad del Señor de las Nazarenas
18. Hermandades en el mundo hoy
19. Las cuadrillas
20. Vida de familia. Cuando la procesión va por dentro
21. Protagonistas con nombre propio
a. Pintor Angola
b. Francisco del Castillo
c. Antonio de León
d. Juan de Quevedo y Zárate.
e. Diego Tebes Montalvo
f. Diego Maroto y Manuel Escobar
g. Juan González de Montoya
h. Antonia de Maldonado-Lucía del Espíritu Santo
i. M. Josefa de la Providencia
j. El Virrey Manuel Amat
22. Dos pilares de las Nazarenas: Las Madres Antonia y Josefa
23. . Sebastián de Antuñano
24. La Autora del Himno. Isabel Rodríguez-Larraín
25. . Himnos y plegarias
26. En Octubre sí hay milagros
27. Carmelitas Nazarenas
28. Trayectoria del convento.
29. BeatoJuan Pablo II
30. El Arzobispo de Lima
31. Misioneros de la Reconciliación del Señor de los Milagros
32. El Señor de los Milagros por el Perú y el mundo
33. Fuente de identidad nacional
Homenaje desde Colombia
Conclusión: ¿Cómo mejorar la procesión? Con paso firme
________________________________
[1] Octubre del señor de los Milagros, AFA editores, Lima 2006, p.9
lunes, 24 de octubre de 2011
"SANTA MARÍA DEL CAMINO" COMPUESTA EN PERÚ POR JUAN ANTONIO ESPINOSA
En la deliciosa obra de San Luis de Monfort “Tratado de la verdadera devoción”, editada por el célebre P. Luciano Ciciarelli, de la Consecratio Mundi, en su 4ª edición peruana, que va por los trece millares de ejemplares, me encuentro con el sorprendente dato de que la popular canción SANTA MARÍA DEL CAMINO fue compuesta en Perú. Letra y música se deben al jesuita español, antes de ordenarse como sacerdote, cuando estaba viviendo en Huancayo. ¡Gracias por tan bella canción! Cuánto nos ha ayudado en caminatas, peregrinaciones, liturgias, en la VIDA!
Les comparto su blog :
http://blogs.periodistadigital.com/juan-antonio-espinosa.php/2011/03/21/juan-antonio-espinosa
Nací a finales de 1940 en un pueblo de Extremadura, Villafranca de los Barros. De familia de músicos, muy pronto comencé a estudiar música y a practicar con varios instrumentos musicales.
A partir de la celebración del Concilio Vaticano II empecé a componer canciones, siguiendo los cauces abiertos por aquella Nueva Liturgia que nacía con fuerza.
Después pasé varios años trabajando con campesinos del Norte del Perú , sintiéndome impulsado a crear otro tipo de canciones, que reflejasen la realidad de los pueblos de América Latina, sus luchas y esperanzas.
A finales de 1975 regresé a España y comencé a recorrer pueblos y ciudades cantando con mi guitarra mis nuevas “canciones de cantautor”, “Cantares de Libertad” como yo las llamo.
En la segunda mitad de los años 80 se acentúa mi vinculación con las Comunidades Cristianas. Desde entonces he ido creando otras muchas canciones para que todo el Pueblo, la Comunidad, pueda celebrar cantando su compromiso y su fe.
Éste será un “Blog de Canciones”.
Canciones que he ido componiendo a lo largo de los años.
Desde un principio quise denominarlas “Canciones de un Pueblo Caminante”, pues es el pueblo entero el llamado a expresar a través del canto su fe y su compromiso.
Canciones que irán apareciendo aquí, acompañándonos, semana tras semana.
Y con ellas, comentarios y reflexiones. Los míos y los vuestros.
SANTA MARÍA DEL CAMINO
Fa Do
VEN CON NOSOTROS A CAMINAR,
Sol Do Do7
SANTA MARÍA VEN. (2)
Do Fa Do
Mientras recorres la vida,
Sol Do Do7
Tu nunca solo estás,
Fa Do-Mim-Lam
contigo por el camino,
Rem Sol7 Do Do7
Santa María va.
Aunque te digan algunos
que nada puede cambiar,
lucha por un mundo nuevo,
lucha por la verdad.
Si por el mundo los hombres
sin conocerse van,
no niegues nunca Tu mano
al que contigo está.
Aunque parezcan tus pasos
inútil caminar,
Tu vas haciendo el camino
otros lo seguirán.
viernes, 14 de octubre de 2011
COMISARIO PONTIFICIO COMUNICA CON GOZO: Fernando Martín Herráez elegido director general del Instituto Secular Cruzados de Santa María:http://revistaecclesia.com/content/view/29534/1/
Comunicación de monseñor Francisco Cerro Chaves, obispo de Coria-Cáceres, y Comisario Pontificio de los Cruzados de Santa María Con gozo comunico la elección de D. Fernando Martín Herráez como Director General del Instituto Secular Cruzados de Santa María. La Congregación para los Institutos de vida Consagrada me nombró Comisario Pontificio del Instituto Cruzados de Santa María, mediante decreto de 1 febrero 2010. Una de las funciones que me encomendó fue la de preparar la Junta Mayor electiva de dicho Instituto que se ha celebrado en el Seminario Mayor de Cáceres. Deseo, como Comisario Pontificio, certificar la fidelidad de los Cruzados de Santa María al carisma original de su fundador, y expreso mis mejores votos para que su labor, que desempeñan de forma admirable desde hace más de 50 años, tanto entre los jóvenes de la Milicia de Santa María como en su presencia evangelizadora en las estructuras del mundo como laicos consagrados obtenga abundantes frutos de santidad y de servicio a la Iglesia. El instituto secular laical Cruzados de Santa María fue fundado por el siervo de Dios P. Tomás Morales SJ, cuya causa de beatificación, superada hace dos años la fase diocesana, se encuentra actualmente en Roma. Su misión es prolongar en el mundo el misterio de la Encarnación del Verbo, trabajando especialmente por la santificación del laicado según el modelo de la Familia de Nazaret y animando a los laicos a vivir de forma coherente su bautismo, evangelizando todas las realidades temporales. D. Fernando Martín Herráez nació en Ávila (1961). Es profesor de antropología en la Universidad Católica de Ávila. Desde al año 2004 forma parte del Consejo de Presidencia de la conferencia Mundial de Institutos Seculares (CMIS). Fue elegido Director General del Instituto en el año 2000 y reelegido en el 2008. También salieron elegidos como consejeros D. Bienvenido Gazapo y José Luís Acebes. Esta nueva reelección supone una apuesta del Instituto por la unidad y continuidad del carisma. Con este motivo le expreso mis mejores deseos en el desempeño de su cargo. Francisco Cerro Chaves, obispo de Coria-Cáceres Comisario Pontificio de los Cruzados de Santa María. |