lunes, 27 de febrero de 2017

Álvar Núñez Cabeza de Vaca, aventurero y apóstol en "Naufragios"

Les comparto un significativo texto del gran descubridor Álvar Núñez Cabeza de Vaca, autor de la obra, que del modo más sencillo y elocuente nos informa cómo comunicó el kerigma a los indios de México (hoy en la zona de Nueva Galicia).

 

Información bastante completa en:

https://es.wikipedia.org/wiki/%C3%81lvar_N%C3%BA%C3%B1ez_Cabeza_de_Vaca

Naufragios

[Nota preliminar: Edición digital basada en la edición de Valladolid, 1555, y cotejada con la edición de Juan Francisco Maura, Madrid, Cátedra, 1989 y la edición de Trinidad Barrera, Madrid, Alianza, 1996.]

http://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/naufragios--0/html/feddcf8e-82b1-11df-acc7-002185ce6064_2.html#I_0_

ArribaAbajoCapítulo XXXV

De cómo el alcalde mayor nos recibió bien la noche que llegamos

Como el alcalde mayor fue avisado de nuestra salida y venida, luego aquella noche partió, y vino adonde nosotros estábamos, y lloró mucho con nosotros, dando loores a Dios nuestro Señor por haber usado de tanta misericordia con nosotros; y nos habló y trató muy bien; y de parte del gobernador Nuño de Guzmán y suya nos ofreció todo lo que tenía y podía, y mostró mucho sentimiento de la mala acogida y tratamiento que en Alcaraz y los otros habíamos hallado, y tuvimos por cierto que si él se hallara allí, se excusara lo que con nosotros y con los indios se hizo. Y pasada aquella noche, otro día nos partimos, y el alcalde mayor nos rogó mucho que nos detuviésemos allí, y que en esto haríamos muy gran servicio a Dios y a Vuestra Majestad, porque la tierra estaba despoblada, sin labrarse, y toda muy destruida, y los indios andaban escondidos y huidos por los montes, sin querer venir a hacer asiento en sus pueblos, y que los enviásemos a llamar, y les mandásemos de parte de Dios y de Vuestra Majestad que viniesen y poblasen en lo llano, y labrasen la tierra. A nosotros nos pareció esto muy dificultoso de poner en efecto, porque no traíamos indio ninguno de los nuestros ni de los que nos solían acompañar y entender en estas cosas. En fin, aventuramos a esto dos indios de los que traían allí cautivos, que eran de los mismos de la tierra, y éstos se habían hallado con los cristianos cuando primero llegamos a ellos, y vieron la gente que nos acompañaba, y supieron de ellos la mucha autoridad y dominio que por todas aquellas tierras habíamos traído y tenido, y las maravillas que habíamos hecho, y los enfermos que habíamos curado, y otras muchas cosas. Y con estos indios mandamos a otros del pueblo, que juntamente fuesen y llamasen los indios que estaban por las sierras alzados, y los del río de Petaan, donde habíamos hallado a los cristianos, y que les dijesen que viniesen a nosotros, porque les queríamos hablar. Y para que fuesen seguros, y los otros viniesen, les dimos un calabazo de los que nosotros traíamos en las manos (que era nuestra principal insignia y muestra de gran estado), y con éste ellos fueron y anduvieron por allí siete días, y al fin de ellos vinieron, y trajeron consigo tres señores de los que estaban alzados por las sierras, que traían quince hombres, y nos trajeron cuentas y turquesas y plumas, y los mensajeros nos dijeron que no habían llamado a los naturales del río donde habíamos salido, porque los cristianos los habían hecho otra vez huir a los montes. Y el Melchor Díaz dijo a la lengua que de nuestra parte les hablase a aquellos indios, y les dijese como venía de parte de Dios, que está en el cielo, y que habíamos andado por el mundo muchos años, diciendo a toda la gente que habíamos hallado que creyesen en Dios y lo sirviesen, porque era Señor de todas cuantas cosas había en el mundo, y que él daba galardón y pagaba a los buenos, y pena perpetua de fuego a los malos; y que cuando los buenos morían, los llevaba al cielo, donde nunca nadie moría, ni tenían hambre, ni frío, ni sed, ni otra necesidad ninguna, sino la mayor gloria que se podría pensar; y que los que no le querían creer ni obedecer sus mandamientos, los echaba debajo de la tierra en compañía de los demonios y en gran fuego, el cual nunca se había de acabar, sino atormentarlos para siempre; y que allende de esto, si ellos quisiesen ser cristianos y servir a Dios de la manera que les mandásemos, que los cristianos tendrían por hermanos y los tratarían muy bien, y nosotros les mandaríamos que no les hiciesen ningún enojo ni los sacasen de sus tierras, sino que fuesen grandes amigos suyos; mas que si esto no quisiesen hacer, los cristianos los tratarían muy mal, y se los llevarían por esclavos a otras tierras. A esto respondieron a la lengua que ellos serían muy buenos cristianos, y servirían a Dios; y preguntados en qué adoraban y sacrificaban, y a quién pedían el agua para sus maizales y la salud para ellos, respondieron que a un hombre que estaba en el cielo. Preguntámosles cómo se llamaba y dijeron que Aguar, y que creían que él había criado todo el mundo y las cosas de él. Tornámosles a preguntar cómo sabían esto, y respondieron que sus padres y abuelos se lo habían dicho, que de muchos tiempos tenían noticia de esto, y sabían que el agua y todas las buenas cosas las enviaba Aquél. Nosotros les dijimos que Aquél que ellos decían, nosotros lo llamábamos Dios, y que así lo llamasen ellos, y lo sirviesen y adorasen como mandábamos, y ellos se hallarían muy bien de ello. Respondieron que todo lo tenían muy bien entendido, y que así lo harían. Y mandámosles que bajasen de las sierras, y viniesen seguros y en paz, y poblasen toda la tierra, e hiciesen sus casas, y que entre ellas hiciesen una para Dios, y pusiesen a la entrada una cruz como la que allí teníamos, y que cuando viniesen allí los cristianos, los saliesen a recibir con las cruces en las manos, sin los arcos y sin las armas, y los llevasen a sus casas, y les diesen de comer de lo que tenían, y por esta manera no les harían mal, antes serían sus amigos. Y ellos dijeron que así lo harían como nosotros lo mandábamos; y el capitán les dio mantas y los trató muy bien; y así se volvieron, llevando los dos que estaban cautivos y habían ido por mensajeros. Esto pasó en presencia del escribano que allí tenían y otros muchos testigos.




ArribaAbajoCapítulo XXXVI

De cómo hicimos hacer iglesias en aquella tierra



Como los indios se volvieron, todos los de aquella provincia, que eran amigos de los cristianos, como tuvieron noticia de nosotros, nos vinieron a ver, y nos trajeron cuentas y plumas, y nosotros les mandamos que hiciesen iglesias, y pusiesen cruces en ellas, porque hasta entonces no las habían hecho; e hicimos traer los hijos de los principales señores y bautizarlos; y luego el capitán hizo pleito homenaje a Dios de no hacer ni consentir hacer entrada ninguna, ni tomar esclavo por la tierra y gente que nosotros habíamos asegurado, y que esto guardaría y cumpliría hasta que Su Majestad y el gobernador Nuño de Guzmán, o el virrey en su nombre, proveyesen en lo que más fuese servido de Dios y de Su Majestad. Y después de bautizados los niños, nos partimos para la villa de San Miguel, donde, como fuimos llegados, vinieron indios, que nos dijeron cómo mucha gente bajaba de las sierras y poblaban en lo llano, y hacían iglesias y cruces y todo lo que les habíamos mandado; y cada día teníamos nuevas de cómo esto se iba haciendo y cumpliendo más enteramente. Y pasados quince días que allí habíamos estado, llegó Alcaraz con los cristianos que habían ido en aquella entrada, y contaron al capitán cómo eran bajados de las sierras los indios, y habían poblado en lo llano, y habían hallado pueblos con mucha gente, que de primero estaban despoblados y desiertos, y que los indios les salieron a recibir con cruces en las manos, y los llevaron a sus casas, y les dieron de lo que tenían, y durmieron con ellos allí aquella noche.

Espantados de tal novedad, y de que los indios les dijeron cómo estaban ya asegurados, mandó que no les hiciesen mal, y así se despidieron. Dios nuestro Señor por su infinita misericordia, quiera que en los días de Vuestra Majestad y debajo de vuestro poder y señorío, estas gentes vengan a ser verdaderamente y con entera voluntad sujetas al verdadero Señor que las crió y redimió. Lo cual tenemos por cierto que así será, y que Vuestra Majestad ha de ser el que lo ha de poner en efecto (que no será difícil de hacer); porque dos mil leguas que anduvimos por tierra y por la mar en las barcas, y otros diez meses que después de salidos de cautivos, sin parar, anduvimos por la tierra, no hallamos sacrificios ni idolatría. En este tiempo travesamos de una mar a otra, y por la noticia que con mucha diligencia alcanzamos a entender, de una costa a la otra, por lo más ancho, puede haber doscientas leguas y alcanzamos a entender que en la costa del sur hay perlas y muchas riquezas, y que todo lo mejor y más rico está cerca de ella. En la villa de San Miguel estuvimos hasta quince días del mes de mayo; la causa de detenernos allí tanto fue porque de allí hasta la ciudad de Compostela, donde el gobernador Nuño de Guzmán residía, hay cien leguas y todas son despobladas y de enemigos, y hubieron de ir con nosotros gente, con que iban veinte de caballo, que nos acompañaron hasta cuarenta leguas; y de allí adelante vinieron con nosotros seis cristianos, que traían quinientos indios hechos esclavos. Y llegados en Compostela, el gobernador nos recibió muy bien, y de lo que tenía nos dio de vestir; lo cual yo por muchos días no pude traer, ni podíamos dormir sino en el suelo; y pasados diez o doce días partimos para Méjico, y por todo el camino fuimos bien tratados de los cristianos, y muchos nos salían a ver por los caminos y daban gracias a Dios de habernos librado de tantos peligros. Llegamos a Méjico domingo, un día antes de la víspera de Santiago, donde del virrey y del marqués del Valle fuimos muy bien tratados y con mucho placer recibidos, y nos dieron de vestir y ofrecieron todo lo que tenían, y el día de Santiago hubo fiesta y juego de cañas y toros.

 

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sábado, 25 de febrero de 2017

MONSEÑOR MUNILLA: ANTE LOS ABUSOS DE SACERDOTES, ¿QUEMAR A JUDAS? FIRMEZA, PERDÓN, ORACIÓN

Magistral carta de Monseñor Munilla ante los abusos de un sacerdote de
su diócesis
http://www.enticonfio.org/enticonfio152.pdf

15 de enero de 2017 Catedral del Buen Pastor
Queridos hermanos:
Soy consciente de que muchos de vosotros habéis pedido al Espíritu
Santo que ilumine estas palabras que me dispongo a pronunciar. Os lo
agradezco, y como podéis suponer, yo también lo he hecho. Pero,
entendedme, que lo que le hemos pedido al Espíritu Santo, no es un
discurso redondo y sin arista alguna, en el que todo el mundo quede
contento… Lo que le hemos pedido es que estas palabras, y sobre todo,
las lecturas de la Palabra de Dios que hemos escuchado, así como la
celebración eucarística misma, sirvan para cuestionar, iluminar,
purificar, fortalecer, consolar, reparar…; en una palabra, para dar
esperanza en unos momentos tan duros.
Nuestra sociedad, y de una forma especial nuestra Diócesis, se ha
sentido conmovida por la noticia de que un sacerdote que gozaba de una
gran popularidad entre nosotros, y que además, había ejercido
importantes cargos en la pastoral diocesana, anteriormente como
responsable de la Pastoral juvenil, y más recientemente como Vicario
general, cometió actos de abusos sexuales contra menores...
La gravedad de este tipo de abusos a menores, es especialmente grande,
ya no únicamente por la materialidad del hecho, sino porque han sido
actos cometidos aprovechándose de la confianza que se le otorga a un
adulto, en su condición de padre, de familiar, de profesor, de
entrenador, o de sacerdote –en nuestro caso presente-… La condición de
presbítero, ministro sagrado de Jesucristo, añade un plus especial de
gravedad, por la contradicción tan evidente entre esos actos y la
santidad del ministerio sacerdotal y su mensaje evangélico. En primer
lugar, quiero recordar las palabras que pronuncié en la rueda de
prensa del pasado jueves: «En nombre propio y del conjunto de los
fieles de esta Comunidad diocesana, manifiesto mi más firme y enérgica
condena de toda forma de abuso sexual de menores, mayormente si dicho
abuso es cometido por un sacerdote. Pido perdón en nombre de la
Iglesia a las víctimas y familiares, por el daño que han sufrido en
nuestro seno. Lo acontecido es algo absolutamente contradictorio con
el mandato evangélico, ya que la Iglesia está llamada a ser un espacio
de libertad en el que, con absoluta seguridad, todos podemos
desarrollar íntegramente nuestra vocación a la plenitud humana y
espiritual" Y me reitero en el siguiente llamamiento que hice a
continuación: «En mi condición de pastor de esta Iglesia particular,
no cejaré en mi empeño por tratar con justicia y equidad todo caso de
abusos contra menores. Por ello, pido que afloren cualquier tipo de
abusos sexuales cometidos contra menores que hayan podido cometerse en
el seno de nuestra Iglesia, así como en otros ámbitos. Creo que lo
acontecido es una gran oportunidad para ello, y quiero manifestar mi
convencimiento de que tal paso sería grandemente beneficioso para
todos: para las víctimas, porque les ayuda a sanar; para los
agresores, porque desenmascara la mentira de su vida y les llama a la
conversión; para la Iglesia, porque requiere de nosotros una profunda
revisión; y para el conjunto de la sociedad,
porque estamos ante un problema del que no está exento nadie. La
verdad es buena para todos. No tenemos miedo alguno a que algunos
sectores vayan a aprovechar esta ocasión para denigrar la labor de la
Iglesia en su conjunto, o la credibilidad de su mensaje. Como dijo
Jesús de Nazaret: "La verdad nos hará libres". Insisto, es el momento
de mostrar nuestro compromiso inequívoco con la inocencia de la
infancia y de la adolescencia, nuestra solidaridad con las víctimas y
sus familias; además de una oportunidad magnífica para testimoniar el
amor a la verdad. Nosotros no somos dueños de la Palabra de Dios, sino
siervos de ella».
Dicho esto, añado que mi agenda queda disponible para atender de forma
prioritaria los casos que puedan presentarse. Quiero también que
sepáis que estamos reorientando la programación pastoral para el
presente curso, de forma que sepamos responder al reto presente: 1.-
La implementación en nuestra Diócesis de la legislación civil sobre
protección de menores, según la cual, todos aquellos que trabajen con
menores deben obtener su certificado de estar libres de antecedentes
penales en materia de delitos de naturaleza sexual. La aplicación de
esta disposición legal entre nosotros, se extiende tanto a los laicos,
como a los religiosos como a los sacerdotes que desarrollemos nuestra
labor pastoral con niños y adolescentes. Aclaro que la implementación
de esta legislación ya había sido iniciada antes de esta crisis. 2.-
En las jornadas, retiros y ejercicios espirituales programados para la
formación permanente del clero, se abordarán y desarrollarán los temas
relativos a la madurez afectiva sexual, así como al conocimiento de
las patologías en su desarrollo; integrándolos en la formación
espiritual. Estos temas también serán abordados desde las diversas
delegaciones pastorales: familia, juventud, inmigrantes, etc. 3.-
Hacemos un llamamiento a redoblar la oración y la penitencia, como
instrumentos indispensables en la lucha contra el mal. La
participación en el sacramento de la penitencia, en la Santa Misa, la
adoración eucarística, así como el rezo del Santo Rosario, son medios
preciosos para ello.
***********
Permitidme que dirija una palabra con respecto a nuestros sacerdotes,
y lo voy a hacer partiendo de una anécdota ocurrida en estos días que
me compartía uno de ellos: A las pocas horas de que se hubiesen hecho
públicos estos hechos en los medios de comunicación, este sacerdote
tenía su cita semanal con un adolescente a quien le ofrece un apoyo
extraescolar en sus estudios (tal vez por motivos de falta de recursos
económicos de la familia, o por otras razones que desconozco…). Cuando
el adolescente se encuentra ante nuestro sacerdote, descubre que éste
tiene los ojos llenos de lágrimas, y le pregunta qué le pasa: .-
Quiero que sepas que un amigo sacerdote ha abusado de unos chicos de
tu edad, y por eso hoy estoy especialmente triste… .- ¿Y hoy no me vas
a dar la clase? .- Mira, cuando una cosa así la hace un profesor, a
nadie se le ocurre pensar que sus hijos tengan que dejar de ir al
colegio. Y lo mismo, cuando lo hace un entrenador: nadie piensa que
sus hijos tengan que dejar de hacer deporte. Pero a veces ocurre que,
cuando lo hace un cura, algunos piensan que los hijos tienen que
dejar de ir a la Iglesia…. Por eso, igual es mejor que te vayas a
casa, y le cuentes a tus padres lo que te he dicho… Por la noche, el
sacerdote recibió un wassap que decía: "Lamentamos mucho lo que ha
ocurrido con su amigo sacerdote. Queremos que sepa que nosotros
tenemos plena confianza en usted y le agradecemos la labor que hace
con nuestro hijo. Esta familia no olvidará nunca el testimonio de
honestidad que hoy hemos visto en usted".
Queridos hermanos, como el Papa Francisco dijo no hace mucho: "Los
sacerdotes son como los aviones, solo son noticia cuando caen"… Un
avión estrellado, llena las portadas de los periódicos, abre los
telediarios…. colapsa los teletipos, es "trending topic" en las redes
sociales…. Y sin embargo, sabemos que en este mismo momento, hay unos
once mil aviones volando, y que a lo largo del día hoy, se van a
realizar unos 100.000 vuelos. ¡Es profundamente injusto que la entrega
de toda una vida a la causa del Evangelio y al servicio de los más
necesitados, se vea puesta en cuestión por la sospecha que genera la
traición de un compañero! Vamos a apoyar a nuestros sacerdotes con
alma, corazón y vida; conscientes de lo que decía el santo patrono de
los párrocos, el Santo Cura de Ars: "El Sacerdocio es el amor del
corazón de Jesús".
Aquel mismo día en se hicieron públicos los hechos, marché a Pamplona
a cenar con nuestros seminaristas, por entender que necesitaban un
cuidado especial al recibir esta noticia: hablamos, lloramos, rezamos,
contrastamos… y cuando regresaba a casa por la autovía de Leizarán,
los seminaristas me enviaron un mensaje diciendo: "¡Señor obispo,
vamos a llenar el seminario!"
***********
Y quiero decir también una palabra referida a nuestro hermano Juan
Kruz Mendizabal: Ha sido tan grande la presión mediática y la alarma
social generada, que una catequista me decía que tenía miedo a invitar
a rezar por él y por su familia…, por temor a que eso pudiera ser
entendido como corporativismo o como un signo de equidistancia…
Pero eso, queridos hermanos, no es ni corporativismo ni equidistancia,
sino puro Evangelio; eso es ser simplemente cristiano. Lo que no es
cristiano, ciertamente, es hacer leña del árbol caído y ensañarse con
alguien en sus peores momentos… Y cómo olvidar la inolvidable
expresión de Jesús, nuestro Señor, pronuncia ante los fariseos que
querían apedrear a la pecadora: "El que esté libre de pecado, que tire
la primera piedra".
********
Para intentar decir una palabra a este respecto, he estado revisando
mi biblioteca, hasta que he encontrado un artículo que leí siendo
jovencito, y que me dejó profunda huella… Me ha costado, pero
finalmente lo he encontrado: Es de un sacerdote fallecido hace ya 25
años, que era también periodista y un excelente literato (ganador del
premio Nadar y del premio Teatral de Autores). Se llamaba Jose Luis
Martin
Descalzo. El artículo al que me refiero llevaba como título "Quemar a
Judas"…. y voy a leeros algunos párrafos:
«Desde hace muchos siglos, en algunos lugares de Europa, se introdujo
en la celebración popular de la Semana Santa la quema de algunos
monigotes representativos de Judas: ¡¡Mandemos a la hoguera al apóstol
traidor!!… Pero yo me pregunto si esa ceremonia sería verdaderamente
cristiana, o si no sería una ceremonia dramáticamente pagana…. Porque
ocurre que, acaso el Iscariote no solo está entre nosotros, sino que
somos todos y cada uno de nosotros: ¿Quién, en su vida real, no ha
traicionado miles de veces las verdades más queridas? ¿Quién no ha
violado sus más hondos sentimientos y malversado sus más formales
promesas? ¿Quién no se ha cambiado de chaqueta y orientado hacia el
sol que más calienta? ¿Quién no se ha «acomodado» a las nuevas
circunstancias? ¿Quién no ha ignorado a su prójimo, que no es otro
sino Cristo?
Acaso Judas ha tenido y tiene muchos más seguidores que el propio
Cristo…. Y es malo reírse de sus treinta monedas. ¿Acaso los motivos
por los que nosotros traicionamos valen más que ese miserable precio?
¿Es que una vanidad, un odio, una venganza, una pizca de seguridad o
un puesto de mando son en rigor más valiosos?
Mejor será, por si acaso, no quemar a Judas, porque arderían nuestras
almas con él… Entremos en la política, en el trabajo, en las mismas
iglesias y gritemos desde la puerta «¡Judas!». Veréis cómo millares
vuelven –volvemos— la cabeza…
Mejor entendía las cosas aquel niño que a principios de siglo sentía
una profunda pena por el apóstol traidor. Aquel niño –George Bernanos
se llamaba— dedicaba todos sus ahorros infantiles a mandar decir misas
por el alma de Judas. Y como temía que los curas rechazasen sus
intenciones si decía por quién las aplicaba, manifestaba en la
sacristía que las ofrecieran "por un alma en pena".
Tal vez el pequeño Bernanos intuía que, en realidad, aplicaba sus
misas por la humanidad entera. Por nosotros»
Hasta aquí la cita del artículo Martin Descalzo… Y tal vez sea
apropiado añadir un sucedido narrado por el referido Bernanos, quien
llegaría a ser un conocido novelista, autor del famoso "Diario de un
cura rural".
Contaba Bernanos cómo en un pueblo francés tenía lugar en pleno
Viernes Santo una representación teatral de la Pasión de Cristo. En el
momento en que Judas escenificaba su desesperación después de haber
traicionado a Jesucristo, en un dramático monólogo, el apóstol traidor
exclamaba: "¿Qué haré después de lo ocurrido? ¿Quién me acogerá? ¿A
dónde podré ir?"….
En medio del silencio conmovedor de aquel teatro, se escuchó con
nitidez la voz aguda de una niña que en su inocencia le pregunta a su
madre: "Mamá, ¿y por qué no va a donde la Virgen?".
Pues sí, queridos hermanos, vamos a acudir a Ella, a la Madre del Buen
Pastor, y os invito a ponernos en este momento de rodillas para
dirigirle la siguiente oración:
*******
María, madre del Buen Pastor, madre de la Iglesia, madre de los hijos
más pequeños, débiles y vulnerables… En estos días te hemos dirigido
muchas oraciones, pero en este momento queremos hacerlo todos juntos,
como familia, de rodillas ante ti, sabiendo que eres reina y madre de
misericordia.
Maria, Artzain Onaren Ama, Elizaren ama, txikien, ahulen eta erasotzen
errazak direnen Ama... Otoitz asko egin dizugu egun hauetan, baina
orain elkarrekin egiten dizugu otoitz, familia bezala zure aurrean
ahuspezturik, errukiaren ama eta erregina zarela jakinik.
Con el mismo amor y atención con que tomaste en tus brazos al pequeño
Jesús, te pedimos que tomes en tus brazos y que cuides de quienes han
sufrido abusos, especialmente en el seno de nuestra Iglesia. ¡¡Son tus
hijos predilectos!! Quisiéramos que así lo sintieran y lo llegasen a
experimentar.
Jesus txikia zure besoetan hartu zenuen maitasun berarekin zure
besoetan har itzazu eta zaindu abusuak sufritu dituzten guztiak,
bereziki Elizaren baitan sufritu dutenak. Horiek dira zure seme
kuttunak! Hala senti daitezen nahi dugu, bizipen hori izatera iritsi
daitezela!
Te pedimos también por el sacerdote que ha realizado este daño tan
grande, otórgale la gracia de una profunda conversión…; y de una forma
muy especial queremos pedirte por su familia: Dales a todos ellos el
consuelo que solo Tú sabes dar…
Horrenbesteko mina eragin duen apaizaren alde eskatzen dizugu, emaiozu
bihotz-berritze sakonaren dohaina...; eta era berezian beraren
familiarentzat eskatzen dizugu: emaiezu Zeuk bakarrik eman dezakezun
pozbidea...
Madre del Buen Pastor, te pedimos también por esta Diócesis de San
Sebastián, condúcenos de la mano y enséñanos a ser testigos del amor
del Corazón de tu Hijo… Por nuestra parte, querida Madre, nos
comprometemos a disponernos en el camino de la renovación y de la
conversión, necesario para que nuestra Iglesia sea fidedigna a la hora
de proclamar el mensaje del Evangelio...
Artzain Onaren Ama, Donostiako gure Elizbarrutiaren alde eskatzen
dizugu, eraman gaitzazu eskutik eta erakuts iezaiguzu zure Semearen
bihotzeko maitasunaren testigu izaten... Gure aldetik, Ama maite,
berritzeko eta bihotz-berritzeko hitza ematen dugu, beharrezkoa baita
hori, Ebanjelioa iragartzeko garaian gure Eliza sinesgarri izateko.
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33 TEMAS IMPRESCINDIBLES de MÚSICA CATÓLICA CONTEMPORÁNEA

33 TEMAS IMPRESCINDIBLES
 MÚSICA CATÓLICA CONTEMPORÁNEA

UNA VERDADERA ANTOLOGÍA

 

Os presentamos un disco que puede ser un material muy interesante para trabajar en ámbitos de evangelización. Que tiene además el interés de que entre las canciones seleccionadas hay dos del disco 'Misión 2.0' que ha realizado la Delegación Diocesana de Enseñanza de Getafe: 'Jesús' y ' ¿A quién buscáis?', del grupo Mixtown, que surgió en las Jornadas de Semana Santa de hace unos años. ¡Quién iba a decirnos que una canción del 'momentazo' post-vigilia Pascual llegaría tan lejos!

En nuestra querida América, nuestros hermanos que piensan, rezan y cantan en español y portugués, ya tienen un camino claro, rotundo y de enorme repercusión para la MÚSICA CATÓLICA. En España, a pesar de que hace cuarenta y cinco años surgían grupos tan legendarios como BROTES DE OLIVO y de que existen docenas y docenas de intérpretes, que con enorme esfuerzo y sacrificio personal, han mantenido alto el pabellón de nuestra música, sólo en los últimos tres años ha surgido un movimiento que reivindica la MÚSICA CATÓLICA, la MÚSICA CON VALORES, la MÚSICA CATÓLICA CONTEMPORÁNEA, como se quiera definir, como género musical.

Movimiento que quiere conseguir su propio nicho en el mercado discográfico (en físico y en digital); sus festivales; sus giras; sus locales para actuaciones; la protección para sus autores y compositores; la distribución de sus productos; el apoyo sin fisuras de todos los católicos españoles asistiendo a sus conciertos, comprando sus CDs y descargándose previo pago, sus canciones; buenos medios técnicos para poder hacer su trabajo; la integración en la industria de la música secular (SGAE, AIE, PROMUSICAE y AGEDI); los medios económicos para seguir creciendo en calidad y profesionalidad; promoción y márketing para sus lanzamientos; la complicidad de los medios de comunicación para que den un espacio a sus grabaciones y videoclips; y sobre todo, el respeto, la colaboración, el aplauso y el apoyo de todos los componentes de la Iglesia católica española, ya que este movimiento tiene un único objetivo: EVANGELIZAR A TRAVÉS DE LA MÚSICA, especialmente a los jóvenes.

La colección "33 TEMAS IMPRESCINDIBLES. MÚSICA CATÓLICA CONTEMPORÁNEA", es una auténtica ANTOLOGÍA de la música católica en España en los últimos veinticinco años; motivo por el que los recopilatorios los componen grupos y artistas muy diferentes, con grabaciones clásicas, remasterizadas, acompañadas de otras más recientes y con maneras muy distintas de entender e interpretar la música católica contemporánea. Esa es la riqueza de esta ANTOLOGÍA en tres volúmenes, que sirve para conocer los progresos de los últimos años. Cuenta con la colaboración de ASSISI PRODUCCIONES, TROVADOR, SANTAFE PRODUCCIONES y VIVA LA FE. El apoyo de RECE, y APROMAC (Asociación de productores musicales y audiovisuales católicos). La ayuda de MISIÓN CALLAO (EDUCANDO NIÑOS) y MÚSICA Y FE EDICIONES. VIVA LA FE está distribuida comercialmente, en físico y en digital, por SAFIRA MUSIC y por SOLUZIONO en los comercios religiosos, a través de SAFIRA.

La colección, que comienza con tres CDs dobles, al que seguirán nuevos volúmenes y nuevas temáticas, no es fruto de la casualidad. Es el resultado de un trabajo honesto, justo, objetivo, sin complejos ni presiones, de un cualificado grupo de profesionales (algunos provenientes de la música secular), que ha escuchado con fe y con interés, todo lo que se ha gestado en los últimos años, sin perder de vista a los pioneros, a los veteranos. Algunas de estas grabaciones "históricas", han sido "rescatadas" y después, remasterizadas por David Santafé y sus colaboradores en su estudio de grabación, con un resultado muy digno.

No están todos  los intérpretes, ni todas las canciones que nos habría gustado programar, pero son unos buenos recopilatorios que muestran la estupenda salud de la que goza nuestra música, en toda clase de ritmos, sonidos, géneros musicales y formas de expresar nuestra Fe.

Con la presencia de los más de cincuenta artistas que participan en los tres dobles CDs, quedan representadas todas las sensibilidades que coexisten en la MÚSICA CATÓLICA CONTEMPORANEA. Desde los que defienden la gratuidad y no quieren recibir ninguna contraprestación económica, hasta los que viven exclusivamente de este género musical. Todos son bienvenidos, y todos estamos unidos en el convencimiento de que tenemos un jefe común: JESUCRISTO.
          

 www.vivalafe.org
            viva la fe. página oficial. (Facebook)
     vivalafe@vivalafe.org

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miércoles, 22 de febrero de 2017

PRESENCIA DE LA VIRGEN DE FÁTIMA EN MI FAMILIA

PRESENCIA DE LA VIRGEN DE FÁTIMA EN MI FAMILIA

 

A través de imágenes, estampas, canciones, pequeños sacrificios, jaculatorias, la virgen de Fátima ha estado siempre presente en nuestra familia. El centenario de las apariciones es una buena oportunidad para agradecérselo.

Por el 13 de octubre de 1948, Jesús Cardoso Llorente, natural de nuestro pueblo de Rollán y vecino de Lisboa, donó a la Parroquia una preciosa imagen de Nuestra Señora de Fátima, traída de Portugal y entronizada con solemne fiesta. Mi madre contaba 18 años y había contraído una grave enfermedad –septicemia de sangre- provocada por una hierba que se le incrustó en la piel; y que evolucionó hacia una pleuresía que le postró en cama por más de un año. Gracias a los cuidados del buen médico, don José Castellanos, y la intercesión de la Virgen se restableció  totalmente, llevando el hábito de la Virgen de Fátima durante una temporada.

En 1950, el Obispo de Salamanca, Monseñor Francisco Barbado Viejo, hizo su visita pastoral a Rollán y confirió el sacramento de la confirmación a muchos jóvenes y adultos. Al enterarse de su enfermedad y la devoción por la Virgen de Fátima la suscribió a la revista "El Sol de Fátima". Como gratitud al Prelado, le dedicó unas coplas desde su lecho.

La enfermedad le sirvió como gran prueba de madurez y de incremento de su amor a la Virgen que ya vivía gracias a la abuela María del Pilar y en su compromiso de mayordoma de la Virgen de la Paz en la parroquia.

Su devoción mariana supo después transmitirla a toda su familia. De hecho, en el decisivo momento del sacramento del matrimonio, quien sería su esposo, Agustín, al pedir la mano, le obsequió una medalla de la Virgen de Fátima y una imagen de Cristo Rey. Siempre que salíamos de casa para un viaje, íbamos para orar juntos ante las imágenes del Corazón de Jesús y la Virgen de Fátima. Llegó a escribir personalmente a la Hermana Lucía y su contento fue mayúsculo al saber que había leído su carta y oraba por sus intenciones.

En momentos de dolor esperanzado como la despedida a nuestra hermana Juani no encontrábamos mejor bálsamo que  las estrofas del Ave de Fátima.

Me cuenta mi hermano Juan Luis que su primer sueldo fue "regalarle" una peregrinación a tan querido santuario en compañía de fieles de la diócesis de Salamanca.

Mi hermana menor, Marian, en el libro que dedicamos a nuestra madre, se detiene a pormenorizar detalles de la devoción familiar: "todas las noches nos juntábamos al calor del brasero a rezar el Rosario, y si alguno empezaba a quedarse dormido tenía que caminar por el pasillo para no dormirse, recuerdo esos meses de mayo en que mi madre nos enseñaba a ofrecer sacrificios a la Virgen, cada día en una hoja escribíamos el sacrificio que le íbamos a ofrecer y el 31 de mayo íbamos a la iglesia a presentarle a la Virgen todo el ramillete, recuerdo las novenas a la Virgen de Fátima; una en mayo, para su fiesta  y otra extra en septiembre para dar gracias a Dios por la cosecha… Su espíritu de sacrificio  y renuncia lo tenía siempre a ejemplo de los pastorcitos de Fátima".

¡Gracias, Madre! Que en este centenario se multiplique tu mensaje de amor, de paz, por toda la Tierra

 

José Antonio Benito


Foto:

Imagen de Fátima en la parroquia de Rollán

Bodas de oro de mis padres

Peregrinación en Fátima


 


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Don José Gea, Misionero, (P. César Buendía, Rector UCSS)

Don José Gea, Misionero

Don José fue siempre misionero. Misionero es el que, al modo de Abrahán, siente de Dios que debe salir de su tierra natal, a la que ama, para buscar su verdadera patria, es decir, el lugar al que Dios le envía, la misión a la que Dios le llama. Sin el Señor y la relación con  Él no es posible comprender al misionero.

El camino incierto, la lengua extraña, el futuro desconocido, el peligro posible o las dificultades que le esperan, no sólo no le acobardan, sino que son expresión y parte de su propia entrega, de la verdad de la llamada y de la autenticidad de la respuesta.

El misionero cumple a cabalidad el seguimiento de Cristo, pues ha ido a buscar a la oveja perdida, y así, a sí mismo se ha dado por perdido. "Todo lo doy por perdido excepto el conocimiento de Cristo Jesús. Por Él lo perdí todo" (Flp 3,8).

En realidad, desde que venimos al mundo, la vida consiste en seguir a Cristo por ese camino en el que nadie es extraño, y, sin embargo, todos los somos de algún modo. Venimos porque Él nos llamó a la vida. Y, como Él es nuestro pastor, nada tememos, por oscuras que sean las cañadas  de la vida, y peligros haya en el camino. Podemos poseer muchas cosas, regalo del amor del pastor. Pero ninguna de ellas nos debe poseer. Porque lo único que conservaremos será ese amor. Y, de lo demás, se trata de tener como si no tuviéramos, porque las apariencias de este mundo se terminan (1Cor 7,31; 1Jn 2,17).

Pero misionero no es sólo el que sabe que nada en este mundo le puede retener definitivamente. Misionero es también el que tiene un tesoro que llevar, una noticia, quizá en vasos de barro, pero una noticia, por la que vale la pena dar la  vida, que transmitir. Si no se tiene, no vale la pena correr medio mundo para hacer un discípulo y volverlo a otro doblemente digno de castigo (Mt 23,15). En realidad sólo el que lleva la alegría del Evangelio puede ser misionero. El que ha sentido el perdón y puede transmitir el perdón y la noticia del perdón. El que ha sentido la plenitud y transmite que esa plenitud existe. Ése puede ser misionero.

Pues bien, Don José Gea fue así. Llevaba desde niño ese encuentro con Jesús que llenaba su alma. Vivió con Don Jesús Pla la urgencia, la alegría, la transparencia, el amor, los ojos del Evangelio en aquella Moncada de mi niñez, pues parecía que era Cristo quien miraba a los niños, a los jóvenes, a los adultos. Manifestó esa esperanza que no la tiene quien no ha tenido el encuentro con el Señor. Predicaba con la sencillez y la profundidad de quien no cuenta lo que le han dicho, sino lo que ha visto, y oído al mismo Señor que le habló en su alma.

Y no tuvo reparo, por ser obispo, de venir a suplicar a dos pobres curas, que habían sido sus discípulos (Vicente Folgado su secretario, yo su seminarista) que le dejaran un lugar en la casa que ocupaban en ese barrio de Lima, en que desarrollaban su ministerio, para ejercer el amor al Señor, ilusionado como cuando joven, amando a las ovejas que, sintiendo al pastor, se le acercaban constantemente.

En ese tiempo atendía el confesonario, daba catequesis a las seis de la mañana los domingos con el templo lleno (la primera misa, a las 7 am., reúne habitualmente a quinientas personas o más, media hora antes ya están todos).

Publicó sus libros, especialmente un catecismo para catequistas que incluye el tema de la oración,  y "Jesús catequista", una introducción donde Jesús, a través de cuentos, enseña a los niños el secreto de la fe católica, así como dos catecismos para la confirmación, que pudimos seguir en la parroquia.

Fomentó las vocaciones, que surgían constantemente cerca de él, dirigía constantemente a muchísimos seminaristas, religiosas y fieles, que se reunían en torno suyo y de tantas personas que formaban alrededor de él como una especie de movimiento espontáneo. Especialmente ayudó a un instituto secular femenino que floreció con muchísimas personas simpatizantes que tenían mensualmente un retiro espiritual con él; atendía también retiros para seminaristas, sacerdotes,  los retiros del clero del Perú, etc. y ayudó en los casos que le consultaba el Episcopado peruano, el Obispo de la Diócesis, e incluso personas de toda condición, que querían un consejo de alguien que estaba constantemente en oración.

Porque Don José se levantaba a las cinco de la mañana o antes, y, cuando los demás se despertaban, había estado ante el Santísimo, había escrito sus homilías, había respondido a consultas por internet y había escrito en los portales religiosos de la red. Y eso no le impedía seguir alegre en los distintos campos de evangelización que abría el Señor en esta parroquia: jóvenes, adultos, retiros, enfermos, niños, catequesis…. Y todo eso, sin embargo, no lo hacía solo. Daba juego a los demás. A nadie nos faltó trabajo.

Tuvo que volver a Valencia, llevado también por el Señor, que, como un viento, mueve con su Espíritu a sus elegidos. Fue probado por la enfermedad  y por la historia maravillosa que le esperaba en su tierra natal. Siguió dando testimonio entre sus paisanos.

Y un día, sin que pudiéramos creerlo en Lima, el Señor le llamó.

Ahora estará el siervo bueno y fiel con Él. Estará con Él el que no tenía reparo en confesarse con sus discípulos. Estará con Él tan feliz como vivió. Con todos los santos que le acompañaron en la vida.

Bendito sea, y bendita su familia, y benditas las personas que pudimos gozar de su compañía en esta tierra.

 

César Buendía Romero

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MONSEÑOR JOSÉ GEA, 87 AÑOS LLENOS DE HUMOR Y DE AMOR

Lo recuerdo allá por los años 90, cuando era obispo de Ibiza, y vino para presidir la misa en el marco del Encuentro de Universitarios Católicos. Nos invitó a sentarnos pues "si he venido desde Ibiza tengo derecho a una homilía de unos minutos" nos dijo sonriendo y nos habló de Santa Teresa con unción y simpatía. Después lo gocé como profesor en la maestría de Doctrina Social de la Iglesia, en la UCSS, en su curso de Biblia; también en el Congreso Latinoamericano de Institutos Seculares en el que nos presentó su libro "Fermento en la masa"...y siempre que visita la Universidad en busca de libros o jóvenes nos dispensaba con sus momentos de humor y sabiduría.

Les comparto la enjundiosa homilía del Cardenal Cañizares y otros informes.

Carabayllo y la UCSS está muy agradecido por su entrega generosa en la pastoral sacramental y magisterio 

Mi oración agradecida por vida tan generosa y ejemplar


http://www.archivalencia.org/contenido.php?a=6&pad=6&modulo=37&id=15001&pagina=3

Cardenal Cañizares: "José Gea no ha sido un ideólogo ni un líder social, político o religioso, ha sido un testigo y un maestro, un pastor conforme al corazón de Dios"

http://www.archivalencia.org/documentos/ficheros_noticias/MisaExequial-JoseGea-Int1.jpgUna quincena de arzobispos y obispos y un centenar de sacerdotes concelebran en la misa
VALENCIA, 7 FEB. (AVAN).- El cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, ha asegurado hoy que "lo que ha hecho José Gea, lo que ha dicho, lo que ha mostrado es un testimonio de Jesucristo y no nos ha ofrecido una interpretación más de Él ya que no ha sido un ideólogo ni un líder social, político o religioso, ha sido un testigo y un maestro, un pastor conforme al corazón de Dios".

El Cardenal que ha oficiado la misa exequial por el eterno descanso del obispo emérito de Mondoñedo Ferrol en la Catedral, ha destacado de monseñor Gea que "ha demostrado con su vida, gestos y palabras, con su persona y enseñanza, qué es lo que sucede cuando uno se abre y acepta a Jesucristo que está a la puerta y llama".

Asimismo, ha afirmado que "podemos resumir la vida, persona y obra de José Gea diciendo que fue un testigo de Jesucristo y por ello, también de su esperanza que manifestaba con su constante alegría y su gran humor".

"Su gran pasión fue siempre la Iglesia, servidora de los hombres, y siempre admiré en él su gran humor y su amor e inquebrantable fidelidad a la Iglesia en la que está y mora Cristo", ha añadido.

Según el Cardenal "Don José Gea supo poner dulzura de comprensión en sus palabras pero sin traicionar las exigencias de un mensaje que solo testimoniándolo fielmente se mostrará en toda su realidad y nos hará libres".

Igualmente, ha asegurado que "no rehuyó en su vida y en su predicación las aristas crucificadoras de la vida cristiana ni cedió a la fácil tentación de eliminar o reducir lo duro del evangelio o de sus enseñanzas de la Iglesia para halagar al oyente".

Además, ha destacado que "en su predicación y enseñanza, hechas a tiempo y a destiempo, no había dudas, ni acomodaciones, sino certezas, certidumbres de fe, para asentar a la sociedad".

La misa ha sido concelebrada por una quincena de obispos y arzobispos y un centenar de sacerdotes entre ellos el cardenal arzobispo de Madrid, Carlos Osoro; el secretario general de la Conferencia Episcopal Española, monseñor José María Gil Tamayo; los obispos de la Provincia Eclesiástica Valentina, monseñores Jesús Murgui, de Alicante, y Casimiro López, de Castellón, los tres obispos auxiliares de Valencia y otros prelados de diferentes diócesis, como monseñor Juan Antonio Reig, obispo de Alcalá de Henares, y los obispos valencianos eméritos de Lleida, Joan Piris; de Zaragoza, Manuel Ureña; y de Mérida-Badajoz, Santiago García Aracil.

Monseñor José Gea

Monseñor José Gea Escolano, obispo emérito de Mondoñedo Ferrol, falleció ayer a los 87 años de edad en Valencia, donde residía en la actualidad. Nació en la localidad valenciana de Real de Gandía, el 14 de junio de 1929. Doctor en Teología por la Universidad Pontificia de Salamanca, realizó sus estudios eclesiásticos en el Seminario de Valencia y fue ordenado sacerdote en 1953.

Inició su labor pastoral en la parroquia de San Jaime de la localidad valenciana de Moncada y en la paroquia de Nuestra Señora de Fátima de Valencia, de las que fue titular.

Compaginó su ministerio sacerdotal con la labor de profesor de Religión, de Teología Moral y Teología Pastoral.
En 1971 fue nombrado obispo auxiliar de Valencia por el papa Pablo VI y su ordenación episcopal tuvo lugar en la Catedral de Valencia. Cinco años después fue nombrado obispo de la diócesis de Ibiza y desde 1987 fue obispo de la diócesis de Mondoñedo-Ferrol, de la que se mantuvo al frente durante 18 años.

En 2005 la Santa Sede aceptó su renuncia al cumplir los 75 años de edad. Desde entonces ejerció su labor pastoral como misionero en la diócesis de Carabayllo, en Perú, hasta que se trasladó a vivir a Valencia, donde ha permanecido los últimos años de su vida.

Entre otros cargos, en la Conferencia Episcopal Española, fue miembro de la Comisión Episcopal del Clero, de la Comisión de Pastoral y de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada. (AVAN)

(Fotografías: V. Gutiérrez)

 

https://www.youtube.com/watch?v=LvP0Hiy9ggY

Misa Exequial de Monseñor José Gea Escolano 07.02.2017

Catedral de Valencia 

Catedral de Valencia

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miércoles, 15 de febrero de 2017

FRENTE A LA "HEMORRAGIA" DE LOS ABANDONOS, FIDELIDAD Y ENTUSIASMO EN LOS CONSAGRADOS

DISCURSO DEL SANTO PADRE FRANCISCO
A LOS PARTICIPANTES EN LA PLENARIA DE LA CONGREGACIÓN
PARA LOS INSTITUTOS DE VIDA CONSAGRADA
 
Y LAS SOCIEDADES DE VIDA APOSTÓLICA

Sábado 28 de enero de 2017

Queridos hermanos y hermanas:

Es para mí un motivo de alegría recibiros hoy, mientras estáis reunidos en Sesión Plenaria para reflexionar sobre el tema de la fidelidad y de los abandonos. Saludo al cardenal Prefecto y le agradezco sus palabras de presentación; y os saludo a vosotros expresando mi agradecimiento por vuestro trabajo al servicio de la vida consagrada de la Iglesia.

El tema que habéis elegido es importante. Podemos decir que en este momento la fidelidad está a prueba; las estadísticas que habéis examinado lo demuestran. Estamos ante una "hemorragia" que debilita la vida consagrada y la vida misma de la Iglesia. Los abandonos dentro de la vida consagrada nos preocupan. Es verdad que algunos abandonan por un acto de coherencia, porque reconocen, después de un discernimiento serio, que no han tenido nunca vocación; pero otros con el pasar del tiempo dejan de ser fieles, muchas veces tan sólo pocos años después de la profesión perpetua. ¿Qué ha ocurrido?

Como bien habéis señalado, muchos son los factores que condicionan la fidelidad en esto que es un cambio de época y no sólo una época de cambio, en la cual resulta difícil asumir compromisos serios y definitivos. Me contaba un obispo, hace tiempo, que un buen chico con licenciatura universitaria, que trabajaba en la parroquia, fue a verle y le dijo: "quiero hacerme sacerdote, pero durante diez años". La cultura de lo provisional.

1.     El primer factor que no ayuda a mantener la fidelidad es el contexto social y cultural en el cual nos movemos. Vivimos inmersos en la llamada cultura de lo fragmentario, de lo provisional, que puede llevar a vivir a "a la carta" y a ser esclavos de las modas. Esta cultura induce a la necesidad de tener siempre las "puertas laterales" abiertas hacia otras posibilidades, alimenta el consumismo y olvida la belleza de la vida simple y austera, provocando muchas veces un gran vacío existencial. Se ha difundido también un fuerte relativismo práctico, según el cual todo es juzgado en función de una autorrealización muchas veces extraña a los valores del Evangelio. Vivimos en sociedades donde las reglas económicas sustituyen las morales, dictan leyes e imponen los propios sistemas de referencia a expensas de los valores de la vida; una sociedad donde la dictadura del dinero y del provecho propugna una visión de la existencia por la cual quien no rinde es descartado. En esta situación, está claro que uno debe antes dejarse evangelizar para luego comprometerse con la evangelización.

 

2.     A este factor del contexto socio-cultural debemos añadir otros. Uno de ellos es el mundo juvenil, un mundo complejo, al mismo tiempo rico y que desafía. Hay jóvenes maravillosos y no son pocos. Pero también entre los jóvenes hay muchas víctimas de la lógica de la mundanidad, que se puede sintetizar así: búsqueda del éxito a cualquier precio, del dinero fácil y del placer fácil. Esta lógica seduce también a muchos jóvenes. Nuestro esfuerzo no puede ser otro que estar cerca de ellos para contagiarles con la alegría del Evangelio y de la pertenencia a Cristo. Esta cultura va evangelizada si queremos que los jóvenes no sucumban.

 

 

3.     Un tercer factor condicionante proviene del interior de la misma vida consagrada, donde junto a la santidad —¡hay mucha santidad en la vida consagrada!— no faltan situaciones de contra-testimonio que hacen difícil la fidelidad. Tales situaciones, entre otras, son: la rutina, el cansancio, el peso de la gestión de las estructuras, las divisiones internas, la búsqueda de poder —los "trepas"—, una manera mundana de gobernar los institutos, un servicio de la autoridad que a veces se convierte en autoritarismo y otras veces en "un dejar hacer". Si la vida consagrada quiere mantener su misión profética y su fascinación, continuando en su ser escuela de fidelidad para los cercanos y para los lejanos (cf. Efesios 2, 17), debe mantenerse la frescura y la novedad de la centralidad de Jesús, el atractivo de la espiritualidad y la fuerza de la misión, mostrar la belleza de la secuela de Cristo e irradiar esperanza y alegría. Esperanza y alegría. Esto nos hace ver cómo va una comunidad, qué hay por dentro. ¿Hay esperanza, hay alegría? Va bien. Pero cuando falta la esperanza y no hay alegría, la cosa es fea.

4.     Un aspecto que se deberá cuidar de manera particular es la vida fraterna en comunidad. La cual es alimentada por la oración comunitaria, por la lectura orante de la Palabra, por la participación activa en los sacramentos de la Eucaristía y de la Reconciliación, por el diálogo fraterno y por la comunicación sincera entre sus miembros, por la corrección fraterna, por la misericordia hacia el hermano o la hermana que peca, por la "condivisión" de responsabilidades. Todo esto acompañado por un elocuente y alegre testimonio de vida simple junto a los pobres y por una misión que privilegie las periferias existenciales.

De la renovación de la vida fraterna en comunidad depende mucho el resultado de la pastoral vocacional, el poder decir «venid y veréis» (cf. Juan 1,39) y la perseverancia de los hermanos y de las hermanas jóvenes y menos jóvenes. Porque cuando un hermano o una hermana no encuentra apoyo a su vida consagrada dentro de la comunidad, irá a buscarlo fuera, con todo lo que eso conlleva (cf. La vida fraterna en comunidad, 2 de febrero de 1994, 32).

La vocación, como la misma fe, es un tesoro que llevamos en vasijas de barro (cf. 2 Corintios 4,7); por esto tenemos que cuidarla, como se cuidan las cosas más preciosas, para que nadie nos robe este tesoro, ni pierda su belleza con el pasar del tiempo. Tal cuidado es tarea en primer lugar de cada uno de nosotros, que estamos llamados a seguir a Cristo más de cerca con fe, esperanza y caridad, cultivar cada día en la oración y reforzada por una buena formación teológica y espiritual, que defienda de las modas y de la cultura de lo efímero y permite caminar firmes en la fe. Sobre este fundamento es posible practicar los consejos evangélicos y tener los mismos sentimientos de Cristo (cf. Filipenses 2,5). La vocación es un don que hemos recibido del Señor, el cual ha posado su mirada sobre nosotros y nos ha amado (cf. Marcos 10, 21) llamándonos a seguirlo en la vida consagrada, y es al mismo tiempo una responsabilidad de quien ha recibido este don. Con la gracia del Señor, cada uno de nosotros está llamado a asumir con responsabilidad en primera persona el compromiso del propio crecimiento humano, espiritual e intelectual y, al mismo tiempo, a mantener viva la llama de la vocación. Esto conlleva que a la vez nosotros tengamos fija la mirada en el Señor, estando siempre atentos a caminar según la lógica del Evangelio y no ceder a los criterios de la mundanidad. Muchas veces las grandes infidelidades inician con pequeñas desviaciones o distracciones. También en este caso es importante hacer nuestra la exhortación de san Pablo: «Porque es ya hora de levantaros del sueño» (Romanos 13,11).

Hablando de fidelidad y de abandonos, tenemos que dar mucha importancia al acompañamiento. Y esto quisiera subrayarlo. Es necesario que la vida consagrada invierta en el preparar acompañantes cualificados para este ministerio. Y digo la vida consagrada, porque el carisma del acompañamiento espiritual, digamos de la dirección espiritual, es un carisma "laical". También los sacerdotes lo tienen; pero es "laical". Cuántas veces he encontrado monjas que me decían: "Padre, ¿usted no conoce un sacerdote que me pueda dirigir?" — "Pero, dime, ¿en tu comunidad no hay una monja sabia, una mujer de Dios?" — "Sí, está esta viejita que... pero..." - "¡Ve con ella!". Cuidad vosotros de los miembros de vuestra congregación. Ya en la Plenaria precedente habéis constatado tal exigencia, como resulta también en vuestro documento precedente "Para vino nuevo odres nuevos" (cf. nn. 14-16). No insistiremos nunca lo suficiente en esta necesidad. Es difícil mantenerse fieles caminando solos, o caminando con la guía de hermanos y hermanas que no sean capaces de escucha atenta y paciente, o que no tengan una experiencia adecuada de la vida consagrada. Necesitamos hermanos y hermanas expertos en los caminos de Dios, para poder hacer lo que hizo Jesús con los discípulos de Emaús: acompañarlos en el camino de la vida y en el momento de la desorientación y encender de nuevo en ellos la fe y la esperanza mediante la Palabra y la Eucaristía (cf. Lucas 24,13-35). Esta es la delicada y comprometida tarea de un acompañante. No pocas vocaciones se pierden por la falta de acompañantes válidos. Todos nosotros consagrados, jóvenes y menos jóvenes, necesitamos una ayuda adecuada para el momento humano, espiritual y vocacional que estamos viviendo. Mientras debemos evitar cualquier modalidad de acompañamiento que cree dependencias. Esto es importante: el acompañamiento espiritual no debe crear dependencias. Mientras que debemos evitar cualquier modalidad de acompañamiento que cree dependencias, que proteja, controle o haga infantiles; no podemos resignarnos a caminar solos, es necesario un acompañamiento cercano, frecuente y plenamente adulto. Todo esto servirá para asegurar un discernimiento continuo que lleva a descubrir la voluntad de Dios, a buscar en todo esto qué agrada más al Señor, como diría san Ignacio o —con las palabras del san Francisco de Asís— a "querer siempre lo que a Él le gusta" (cf. FF 233). El discernimiento requiere, por parte del acompañante y de la persona acompañada, una delicada sensibilidad espiritual, un ponerse de frente a sí mismo y de frente al otro "sine propio", con completo desapego de prejuicios y de intereses personales o de grupo. Además, es necesario recordar que en el discernimiento no se trata solamente de elegir entre el bien y el mal, sino entre el bien y el mejor, entre lo que es bueno y lo que lleva a la identificación con Cristo. Y continuaría hablando, pero terminamos aquí.

Queridos hermanos y hermanas, os doy las gracias una vez más e invoco sobre vosotros y sobre vuestro servicio como miembros y colaboradores de la Congregación para los Institutos de vida consagrada y las Sociedades de vida apostólica la continua asistencia del Espíritu Santo, mientras os bendigo de corazón. Gracias.


http://www.vidanueva.es/2017/01/31/francisco-advierte-contra-la-hemorragia-en-la-vida-consagrada-y-pide-irradiar-esperanza-y-alegria/

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