miércoles, 25 de noviembre de 2009

ZAPATERO, ¿ES USTED MASÓN?

¡Qué sentido común y contundente lógica tiene este artículo de nuestro obispo emérito Monseñor José Gea que nos acompaña en Lima Norte! Para que lo vean en su blog.

http://www.religionenlibertad.com/articulo.asp?idarticulo=5521

http://www.larazon.es/noticia/zapatero-es-usted-mason

http://www.religionenlibertad.com/imagenes/sp.gif

¿Por qué hago esa pregunta? Porque acabo de leer un libro de Maurice Caillet, antiguo masón, titulado YO FUI MASÓN (LibrosLibres), en el que dice lo siguiente: Los masones reivindican desde hace mucho tiempo, y lo han obtenido en buena medida en Francia, la libertad sexual total entre adultos. Esta valoración del placer, este hedonismo, ha llevado a la masonería a preparar y a promover en Francia todas las leyes que favorecen el libertinaje sexual, el divorcio, la contraconcepción química y mecánica, el aborto, el célebre PACS (pacto civil de solidaridad, una unión civil entre personas heterosexuales u homosexuales despenalización de las drogas blandas, así como la legalización de la eutanasia activa. Y pone una cita: “Es todo el concepto de familia lo que está derrumbándose” (Pag. 177).

Como se ve, la legislación española desde hace unos años parece que se está calcando de este proyecto masónico. No sé si Ud. será o no masón. Tiene desde luego todo el derecho a serlo. Pero si no lo es, mire a su alrededor porque el paralelismo entre la legislación que va apareciendo y el proyecto masónico van por caminos paralelos.
 
Las razones que Usted ha dado para defender la nueva ley sobre el aborto, no me parecen propias de un presidente del Gobierno, sino más bien un tanto infantiles y dirigidas a niños.
Primero ha dicho que «la nueva Ley del Aborto pretende homologarse con la legislación que existe en los países de nuestro entorno».

Segundo, dice que la reforma planteada es el «camino racional para reformar una situación tan difícil como el aborto».
Tercero, sigue diciendo que el «objetivo básico» que persigue la nueva ley impulsada por los departamentos de Sanidad e Igualdad es que «ninguna mujer vaya a la cárcel por una interrupción voluntaria del embarazo».
 
Como digo, unas respuestas faltas de peso y además, dadas en un pleno del Congreso ante todos los Diputados. Un presidente del Gobierno debe dar razones más serias ante el cambio de la legislación que pretende hacer. Nada menos que permitir que durante las catorce primeras semanas, cualquier mujer, incluso algunas jovencitas menores de edad, puedan abortar sin causa ni razón alguna y sin necesidad del conocimiento ni autorización de sus padres.
 
En cuanto a lo primero, la pretensión de homologarse con los países de nuestro entorno es algo sin sentido. Lo que hay que ver es si la legislación de otros países es una legislación que tiene en cuenta la dignidad del ser humano que todavía está en el seno materno. Si esa dignidad no se tiene en cuenta ¿es lógico que la imitemos? Se trata de permitir la eliminación de seres humanos tan dignos como cualquiera de nosotros y que debe ser respetado y protegido de manera especial porque, además, es débil y está indefenso. Recuerde aquel adagio latino: “maxima debetur puero reverentia”; y en su proyecto no sólo no hay reverencia al niño, sino que no se le tiene en cuenta y se le asesina.
 En cuanto a lo segundo, según mi punto de vista, la reforma que se pretende no sólo no es el camino racional para reformar una situación tan difícil como el aborto, sino que es la más irracional posible, de manera que cualquier gobernante que se precie de serlo, debiera evitar por todos los medios que se abra la veda para matar a seres inocentes e indefensos.
 Y en cuanto a lo tercero, que esa ley tiene como objetivo básico que ninguna mujer vaya a la cárcel por abortar, sabe que no es una razón seria. Nadie queremos que una mujer que aborte vaya a la cárcel. Lo que queremos es que se le ayude para que no tenga traumas como lo tienen casi todas las mujeres que abortan y que les dura mientras viven. Lo que queremos es que sean comprendidas y acogidas para que tengan al niño, y que el Estado, como ya está haciendo la Iglesia en algunas de sus instituciones, acoja a esas mujeres y se les ayude a tener el hijo y que pueda ser adoptado si lo prefieren. Pero que no lo maten. ¿Es eso querer que vayan a la cárcel?
Hay que luchar por la vida, Sr. Presidente.

Gea: el obispo de 80 años que se hizo misionero

http://www.larazon.es/noticia/gea-el-obispo-de-80-anos-que-se-hizo-misionero

Hace cinco años presentó su dimisión por motivos de edad y dejó la diócesis gallega para marchar al país andino.

21 Octubre 09 - Madrid - Álex Navajas

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Ha pasado de dirigir un obispado a recluirse en una pequeña parroquia de la diócesis peruana de Carabayllo. «Y estoy feliz como misionero», ha asegurado monseñor José Gea, el obispo emérito de la sede gallega de Mondoñedo-Ferrol, a la agencia Avan. Hace cinco años presentó su renuncia al Papa como titular de la diócesis, al cumplir los 75 años. Poco después, hizo las maletas y partió hacia el país andino. «Tras mi jubilación, pensé que si era sacerdote y obispo era para entregarme por entero a Dios y a los hombres, así que decidí marchar a Perú, donde me siento feliz y enviado por el Señor», confiesa.

Su labor es la de un párroco cualquiera de una zona rural: celebra la misa, asistir a los enfermos, ayudar a los pobres e impartir el sacramento de la penitencia. «Cada domingo confieso entre cinco y seis horas, aunque algunas jornadas he llegado a estar diez horas», afirma. «Recuerdo a un hombre que hacía más de 30 años que no se confesaba», explica. «Le dije que Dios le amaba tal cual era, y entonces rompió a llorar», rememora conmovido el obispo-misionero. «Para mí mismo es una ayuda enorme ser testigo de los cambios que experimenta la persona cuando se abre al amor y al perdón de Dios», reconoce.

Monseñor Gea también encuentra tiempo para administrar el sacramento de la confirmación «cuando me lo solicita el obispo de Carabayllo», e imparte además cursillos y catequesis a sacerdotes y religiosos.

«Hasta que Dios quiera»

El emérito de Mondoñedo-Ferrol no tiene planes de futuro. «Me quedaré aquí hasta que Dios quiera», asegura. Su motivación es clara: «Aquí hay una gran escasez de sacerdotes y por eso es urgente una mayor presencia de presbíteros y misioneros».

Monseñor José Gea, que nació en la localidad valenciana de Real de Gandía hace 80 años, constata con pesar que las familias de su parroquia, «en general, están muy desestructuradas, con matrimonios que se rompen constantemente», lo que genera «hijos que crecen sin una presencia estable y continua de sus padres».

En la diócesis de Carabayllo, monseñor Gea colabora en la parroquia de Santa María de la Providencia, dirigida desde hace dieciséis años por dos misioneros valencianos. Y con ellos se produce una curiosa coincidencia: el sacerdote César Buendía fue monaguillo del prelado cuando éste era párroco de la localidad valenciana de Moncada, y Vicente Folgado colaboró con él en su etapa como titular de la diócesis de Ibiza.

Monseñor José Gea fue obispo auxiliar de Valencia entre 1971 y 1976 y después pastoreó durante 18 años el obispado de Mondoñedo-Ferrol.

 

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