sábado, 9 de diciembre de 2023

ORANDO CON MARÍA, CAMINAMOS CON ESPERANZA. Tedoro Oliva, Lima, Vigilia de la Inmaculada, Lima, 2023

Alocución en la Vigilia de la Inmaculada 2023 en Lima por Teodoro Oliva

 

Queridos sacerdotes que nos acompañáis en este momento de oración y alabanza. Queridos Cruzados de Santa María. Amigos del Movimiento de Santa María y jóvenes de la Milicia de Santa María. Hermanos todos en Cristo y María:

Quiero agradecer en primer lugar a los responsables de este encuentro, la gentileza y deferencia para conmigo al invitarme a hablarles en esta Gran Vigilia de la Inmaculada.

1.   Como nos ha dicho Eduardo Rojas, el monitor que esta noche nos dirige, la Vigilia de la Inmaculada ha sido preparada durante un mes que llamamos Campaña de la Inmaculada y además de prepararnos personalmente para esta fiesta se han puesto afiches publicitarios en nuestra ciudad, por las calles, en las vallas publicitarias, centros comerciales y parroquias. Les muestro el cartel de este año que a todos nos resulta familiar (Se muestra un cartel de la Vigilia y se lee el lema del año: orando con María nos abrimos a la esperanza)

Este lema podemos ver que tiene dos partes. Quiero empezar reflexionando por la segunda parte: nos abrimos a la esperanza. La esperanza es una virtud teologal, yo diría que es la más necesaria, dada la situación social y eclesial en que nos encontramos

Nos puede ayudar, hermanos para nuestra reflexión una parábola muy sencilla que he compuesto para esta ocasión: Había tres hermanas que siempre iban juntas, agarradas de la mano. La mayor se llamaba fe e iba a la izquierda, la siguiente en edad se llamaba caridad e iba a la derecha y la más pequeña iba siempre al medio. Cuando la fe y la caridad se cansaban de llevar a su hermana pequeña de la mano la soltaban y entonces todas se detenían y ninguna podía seguir caminando. Con el tiempo aprendieron que en realidad era la pequeña quien jalaba de todas; y entonces a la pequeña hermana la llamaron esperanza. Pues bien, mis queridos hermanos, esta parábola, que no está en la Biblia, no la busquen por ahí, ¿Qué nos enseña? Que sin esperanza nadie camina.

El Antiguo Testamento nos habla de unos personajes que llamamos profetas y que bien podemos definir como hombres de esperanza. De entre todos los profetas, quiero destacar, solo uno, para no alargarme en mis palabras. Su vida la hemos leído hace poco durante las últimas semanas del TO, me refiero al profeta Daniel. Con lenguaje actual, podemos decir que Daniel fue un fiel laico. Le tocó vivir en un momento terrible, nació libre, posiblemente como un príncipe de su pueblo, pero pronto fue llevado a Mesopotamia como esclavo, y allí no pudo elegir nada de todo eso que cualquiera de nosotros puede elegir: amigos, profesión, lugar de residencia... Enseguida pasó a servir como un eunuco más a los reyes de Babilonia. Le tocó vivir en un ambiente hostil para la fe, salvando las distancias como a nosotros hoy que vivimos en un mundo descreído, sin embargo, puso sus talentos al servicio de Dios y al servicio del rey, su señor temporal. Manteniéndose fiel a sus costumbres, mantuvo la esperanza y fue útil a su pueblo. Solo al final de su vida vio algo de luz. Primero vio la caída del rey Baltasar, este murió la misma noche en que durante una bacanal, él y sus mujeres y concubinas bebieron vino en los vasos sagrados que habían profanado y traído del Templo de Jerusalén. Y después de salir ileso del foso de los leones, pudo ver como el nuevo rey, Darío el Medo, favoreció a los hebreos, y su pueblo pudo regresar a Jerusalén. Hermanos: Daniel, fiel laico, confió en su Dios: el Dios vivo que salva y libera, que hace signos y prodigios en el cielo y en la tierra. Y en aquella parte de la tierra que era Mesopotamia, ¡Dios fue conocido como el Dios de Daniel!

2.   De la misma manera, hermanos: Elías, Jeremías, Isaías, Juan el Bautista… todos los profetas nos invitan a nosotros a ser hoy los profetas de nuestro tiempo:

Cuando pensamos en los signos de nuestro tiempo, fácilmente recabamos en los signos negativos, en las nuevas pandemias que nos aquejan: las guerras, la inestabilidad política que padecemos, la corrupción de las conciencias y de las instituciones; el divorcio y la crisis de la familia; los ataques a la vida: a los más vulnerables con el aborto y a los ancianos con la eutanasia. O la ruptura de la transmisión de la fe…Últimamente pensamos en las nuevas pandemias posmodernas: el globalismo, el abuso de las pantallas en la educación, en la familia…; o en la introducción de la IA en los procesos de producción y de consumo. Y así, sin esperanza, fácilmente nos convertimos en profetas de calamidades, en hombres que no esperan nada.

¡Pero hoy!, y esto lo quiero subrayar: ¡pero hoy! Y no me refiero a un hoy que dura 24 horas, sino al momento presente que surge de la Resurrección del Señor y que es un hoy eterno. Hoy tenemos y siempre tendremos muchos motivos de esperanza.

En la Iglesia, y esto es urgente, necesitamos una regeneración de la esperanza, esa que comenzó con el Concilio Vaticano II. No emprenderemos una nueva evangelización, hermanos atentos, que es la nuestra, la de los que estamos hoy aquí, muchas veces tibios y con cara de aburridos en las iglesias y en el mundo; ¡cristianos de mínimos, de cumplimiento y nada más! No emprenderemos una nueva evangelización, una verdadera conversión, sin esperanza, porque nadie camina sin esperanza. Volviendo al ejemplo del principio: tres fuerzas nos jalan hacia Dios: la fe, la esperanza y la caridad, son como tres niñas que van unidas agarradas de las manos, pero es la pequeña la que tira hacia adelante de todas. ¡Nada se hace sin esperanza! Sin esperanza los jóvenes no van a misa, ni tienen el coraje de casarse y emprender la gran aventura que supone formar una nueva familia, generosa y abierta a la vida. Sin esperanza no se superan las crisis, crisis de cualquier tipo: en la familia, en el trabajo, en la educación, en la Iglesia. Sin esperanza no surgen nuevas vocaciones a la vida consagrada religiosa o laical, o al sacerdocio, o a la vida contemplativa en los monasterios. Hace falta continuar con el movimiento de esperanza que surgió del Concilio Vaticano II y que ya estaba gestando desde hacía mucho tiempo antes; y del cual el Venerable P. Tomás Morales, fundador de las Vigilias de la Inmaculada hace 83 años, fue un pionero.

3.   Hoy más que nunca necesitamos testigos de esperanza. Pero, ¿dónde están estos testigos, y quiénes son? Pablo VI, el papa del Concilio dijo que la presencia de la Iglesia en el mundo se concreta y se realiza principalmente por la acción de los LAICOS. Los cuales no sólo son Iglesia, sino que también hacen Iglesia. Fue el mismo Pablo VI quien acuñó la frase "Es la hora de los laicos" coincidiendo con el ideal que encarnaba y transmitía el P. Morales.

Somos los laicos, inmersos en las realidades temporales, quienes, cuando vivimos al Cristo que llevamos dentro, hacemos presente a la Iglesia en medio del mundo.

Quiero contarles un ejemplo de lo que puede hacer un laico cuando toma conciencia de su fe. Es lo que ha sucedido en un pueblo de Extremadura durante todos estos años, un pueblo conocido por algunos de nosotros, pero que puede ser tu parroquia, tu distrito, empresa de trabajo, tu propia familia. Un joven hace Ejercicios Espirituales, un retiro, y cuando llega a su pueblo, empieza a ir a misa todos los días y comulga. Los del pueblo comentan: este se va a hacer sacerdote. Pero no, se hace maestro, y al poco tiempo termina de maestro en su mismo pueblo. Después se casa y tiene cinco hijos. Su ejemplo arrastra primero a su familia, incluso a sus cuñados y después a otras familias del pueblo. Se forma así un pequeño movimiento de colaboradores con la parroquia que ponen al servicio del pueblo sus talentos, crean asociaciones y el resultado es un pueblo que hoy cuenta con una comunidad católica muy activa y comprometida. Y todo comenzó con un joven laico que se encontró con Jesucristo y se hizo fermento, sal y luz entre los suyos, como pide Jesús a sus discípulos.

¡La esperanza! ¿Pero en qué cosa la ponemos o mejor, en quién? Ciertamente, hermanos, no en nuestros méritos, pues todo lo que tenemos lo hemos recibido, sino en Jesucristo que cumplirá sus promesas: para el cielo de intimidad eterna con Él, y sus promesas para la tierra: nuestro mundo está muy mal, pero Él ha prometido reinar y reinará. Nuestra esperanza es Jesucristo, Él vive en cada uno de nosotros que somos su cuerpo, su Iglesia. Pero con una condición: que estemos unidos a Pedro, a su vicario, al dulce Cristo en la tierra como lo llamaba Santa Catalina de Siena.

4.   Y he dejado para el final lo mejor: orando con María. Orando con María nos abrimos a la esperanza. En oración con la Inmaculada, nadie como ella ha sabido esperar. Ella creyó contra toda esperanza que se cumplirían las promesas de Dios.

¡La Inmaculada! Se han preguntado alguna vez ¿por qué las imágenes de las Inmaculadas, tan bellas, no llevan nunca al niño en brazos, salvo alguna excepción? Pues porque lo lleva en su seno, según el libro del Apocalipsis. Y ese niño, ahora somos cada uno de nosotros. Ella nos lleva a cada uno en su seno para darnos a luz en la vida eterna. Y claro yendo en el seno de María es fácil pasar el sistema de control de calidad que dirige San Pedro a las puertas del paraíso. El seno de María es nuestro refugio de salvación por lo que podemos decir que ella hace operativa la misericordia de Dios para con nosotros. ¡Con una madre así qué fácil es tener esperanza!

Oremos con María en medio del mundo, como contemplativos en la acción; eso es acoger la Palabra de Dios que nos salva, es saber que: aquí está nuestro Dios, esperábamos en Él y nos ha salvado. Estando en el seno de la Inmaculada, nada ni nadie pueden quitarnos la esperanza. ¡Dios te salve María, llena eres de gracia…

Muchas gracias

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viernes, 8 de diciembre de 2023

LA INMACULADA, PATRONA DE ESPAÑA, UNA EMPRESA DE ARTISTAS Y TEÓLOGOS...CON EL PUEBLO

SOLEMNIDAD DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE LA VIRGEN MARIA, PATRONA PRINCIPAL DE ESPAÑA

 

El 1 de noviembre de 1466, trece pueblos que pertenecían al señorío de los condestables de Castilla se reunían en la iglesia de San Nicolás de Bari, en Villalpando, para realizar el primer voto a la Inmaculada Concepción del mundo. Sus nombres pasarán a la historia: Villalpando, Quintanilla del Monte, Cotanes del Monte, Villamayor de Campos, Tapioles, Cañizo, Villar de Fallaves, Villardiga, Prado, Quintanilla del Olmo, San Martín de Valderaduey, Villanueva del Campo y Cerecinos de Campos.

El voto de Villalpando se efectuó 31 años antes del que avala la Universidad de la Sorbona (París) y diez antes de que el papa Sixto IV publique la primera bula sobre la Inmaculada Concepción con la discusión entre los teólogos aún viva. Ya entonces era una tradición antigua en Villalpando.

Por otra parte, el Patronazgo de la Santísima Virgen Inmaculada sobre los infantes españoles se atribuye a un acontecimiento acaecido en las postrimerías del siglo XVI, en 1585, tras la rendición de Amberes, cuando Alejandro Farnesio dispuso que el Tercio Viejo de Zamora, a la orden del Maestre de Campo don Francisco de Bobadilla, se situase en defensiva en la plaza de Bommel. Allí se produjo el famoso Milagro de Empel.

El papa Clemente XIII, por medio de la Bula Quantun Ornamentun, la proclama Patrona Principal de España, las Indias y sus reinos. La noticia no llegó hasta el 12 de enero de 1761. Años más tarde, el 8 de diciembre de 1854, el papa Pío IX, en la Basílica de San Pedro, proclamó el Dogma de la Inmaculada Concepción de La Virgen María en la Bula Ineffabilis Deus: "la doctrina de la Bienaventurada Virgen María en el primer instante de su Concepción, por singular gracia y privilegio de Dios Omnipotente, en atención a los méritos del Salvador del género humano, Jesucristo, fue preservada inmune de toda mancha de culpa original, ha sido revelada por Dios y por tanto debe ser firme y constantemente creída por todos los fieles", e instauró esa fecha para que toda la Iglesia celebre dicha fiesta anualmente. El Martirologio Romano recuerda que el 8 de diciembre, "... en este mismo día, fue definida como verdad dogmática recibida por antigua tradición".

DEVS QVI PER IMMACVLATAM VIRGINIS CONCEPTIONEM DIGNVM FILIO TVO HABITACVLVM PRAEPARASTI QVAESVMVS VT QVI EX MORTE EIVDEM FILII TVI PRAEVISA EAM AB OMNI LABE PRAESERVASTI NOS QVOQVE MVNDOS EIVS INTERCESSIONE AD TE PERVENIRE CONCEDAS PER EVMDEM DOMINVM... AMÉN.

Ramón García Gómez.

Caballero de Alcántara.

Unquera, 8 de diciembre de 2023. SOLEMNIDAD DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA

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LA INMACULADA CONCEPCIÓN: UNA EMPRESA DE TEÓLOGOS, ARTISTAS Y REYES

Javier Burrieza Sánchez

Estamos ante una "empresa" que se hallaba presente en las grandes páginas de la teología, en los pinceles y cinceles de pintores y escultores, pero también en la cotidianidad de los saludos: "Ave María Purísima, sin Pecado Concebida". Con muchos siglos cuenta este debate teológico que ha sido defendido con pasión y entusiasmo por las distintas órdenes religiosas, provocando encendidas controversias, defendidas por sus clientelas, incluso físicamente. El arte se iba a convertir en un instrumento adecuado para contribuir a su popularización devocional. Para la discusión ya estaban las páginas de los sesudos teólogos: franciscanos con Juan Duns Scoto, jesuitas y carmelitas frente a los dominicos que, con Tomás de Aquino, eran "maculistas". Se leían las propias de Bernardo de Claraval, Ramón Llull, Buenaventura, Alberto Magno, Francisco Suárez o sor María de Jesús, la monja visionaria, concepcionista de Ágreda con su "Mística Ciudad de Dios".

La representación de la Inmaculada Concepción era la de aquella adolescente orante, cabellera repartida por espalda y hombros y humilde mirada. La Virgen —como solicitaba el pintor Francisco de Pacheco en su "Arte de la Pintura"— debía ser tan hermosa como "fuera posible al humano pincel", siguiendo los colores de la visión de Santa Beatriz de Silva, fundadora de las monjas concepcionistas. Pacheco creó un prototipo de su iconografía, en las obras que realizó en esa década de entusiasmos inmaculistas entre 1610 y 1620. Propuestas que continuaron Diego Velázquez, Pedro de Mena o Alonso Cano; Zurbarán Murillo o Gregorio Fernández; José de Ribera o Rubens. Una empresa defendida por las letras, plasmada en el teatro, impulsada por la ascética.

 El 1 de noviembre de 1466, en la iglesia de San Nicolás de la zamorana Villalpando, se hizo el primer voto de Villa en el mundo, por el que se defendía la Concepción inmaculada de María. Un gesto que, después, se fue integrando en las instituciones. Si el mundo universitario había tenido una importancia fundamental en la controversia, después algunas de las más importantes Universidades la consideraron su patrona y los doctores, cuando se graduaban, hacían juramento de defender esta "pía opinión", en los días en que no estaba proclamada como dogma. Para ello, intentaron presionar a los Papas los monarcas españoles de los Habsburgo y después de los Borbones —Felipe III, Felipe IV o Carlos III—. Y como lo sacro también inundaba la sátira y el humor cargado de ironía, se decía: "Todo el mundo en general / a voces Reyna escogida / diga que sois concebida / sin pecado original". Y a los que no lo defendían, los frailes dominicos, amparándose en Tomás de Aquino, ya les cantaban aquello de: "alaba a Tomás, nadie lo ignora, aunque saca a la Virgen pecadora". Carlos III obtenía del Papa la posibilidad de nombrar patrona de España a la Inmaculada Concepción, después de que en el siglo XVII se hubiesen desarrollado sus propias controversias en lo que se refería a los patronos de la Monarquía. El rey extendió el citado juramento de defensa a todas las Universidades españolas, además de fundarse academias de Bellas Artes bajo su advocación como la de Valladolid.

Igualmente, era de gran importancia la traducción litúrgica. El papa Alejandro VII concedió, en 1664, a España y a sus Indias el oficio y misa propios de la Inmaculada, una fiesta de precepto para todos los católicos de aquella gran Monarquía. Fuera de estas polémicas, el papa Pío nono proclamó el dogma de la Concepción Inmaculada de María el 8 de diciembre de 1854. Habrá curiosamente, a su lado, un dominico en la preparación de esta definición, fray Fernando Blanco, premiado después con la mitra de Ávila y el arzobispado de Valladolid. La difusión devocional de las apariciones de la Virgen de Lourdes, en 1858, reforzaba lo decidido por Roma. Así se identificó aquella dama de blanco a la joven Bernadette: "yo soy la Inmaculada Concepción".

Aunque el dogma se encontraba definido y proclamado, las iglesias continuaban llenando sus altares con la Inmaculada. Ya no eran las grandes obras aunque el modelo lo aprovechaba una nueva imaginería religiosa, a veces de dudosa calidad. Se recuperaron las antiguas congregaciones marianas de los colegios y en las aulas de los siglos XIX y XX se multiplicaron los jóvenes congregantes hasta el Vaticano II. Esta fiesta, que la Iglesia litúrgicamente considera solemnidad, es indispensable para entender, no sólo la historia de la política religiosa sino también  la de la cultura, las letras y el arte.

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jueves, 30 de noviembre de 2023

BEATO BERNARDO FRANCISCO DE HOYOS: LA HISTORIA DE UN JOVEN JESUITA EMPRENDEDOR. FIESTA DEL 29 DE NOVIEMBRE

BEATO BERNARDO FRANCISCO DE HOYOS: LA HISTORIA DE UN JOVEN JESUITA EMPRENDEDOR. FIESTA DEL 29 DE NOVIEMBRE

Javier Burrieza Sánchez. Universidad de Valladolid

 

Una de las vistas de mayor belleza de la provincia de Valladolid es divisar Torrelobatón cuando se está a punto de pasar por la cercana localidad de San Pelayo, viniendo desde el monasterio de La Santa Espina.

Como no podía ser de otra forma, la villa viene definida por la fuerte silueta de su castillo de raigambre comunera y por sus iglesias, la de San Pedro ya derrumbada, y la de Santa María, en pleno funcionamiento pastoral como parroquia. La fábrica y ruinas de la primera impresionan desde el camino de entrada y según he podido conocer, su primer derrumbe ocurrió en medio de una tormenta de una tarde del verano de 1933, cuando "un rayo acabó con aquella espadaña asomada a la arboleda del Hornija". En la segunda, la mencionada de Santa María, recibió las aguas bautismales, un 5 de septiembre de 1711, tras haber nacido el 21 de agosto , un niño que era hijo del secretario del Ayuntamiento y que desde ese momento fue llamado Bernardo Francisco, Bernardo Francisco de Hoyos.

Quizás este personaje del siglo XVIII, que vivió tan sólo veinticuatro años y que murió tras haber puesto en marcha toda una campaña de expansión de una nueva devoción en España, la del Sagrado Corazón de Jesús, se ha convertido en uno de los aspectos más importantes de la historia de la localidad, por encima de los comuneros —que tienen en su castillo un Centro de Interpretación— o de la propaganda, ya mítica, que a esta villa y su fortaleza proporcionó la película que el estadounidense Anthony Mann dirigió sobre "El Cid" y que protagonizaron Charlton Heston y Sofía Loren. En aquel "film" llegaron a intervenir como extras trescientos cincuenta vecinos de Torrelobatón. Cuando el coche en el que viajamos entra en la localidad, pasando la ermita del Cristo de las Angustias, entonces podemos leer que aquella es la villa del "beato padre Hoyos", título con el que este jesuita fue inscrito en una ceremonia solemne ocurrida en Valladolid, un 18 de abril de 2010. Unos meses antes, los vecinos de Torrelobatón y su Corporación municipal le habían reconocido como "hijo predilecto", en el salón de plenos de su Ayuntamiento y delante de la casa que le vio nacer hace tres siglos. Tras haberse restaurado y ya abierto esta casa natal, y esperando que un nuevo signo permite alcanzar la decisión de la canonización de este jesuita,  tenemos los esfuerzos permanentes de su vicepostulador, el padre Ernesto Postigo, y de la Asociación de Amigos Padre Hoyos.

Los autores clásicos que contaban la vida de alguien ilustre, especialmente distinguido por sus virtudes, ponían énfasis en resaltar sus orígenes familiares. En la de Bernardo Francisco de Hoyos de Torrelobatón no había nobles. A su padre hoy le denominaríamos con la consideración de "funcionario", por ser secretario del Ayuntamiento. Su madre, Francisca de Seña, era definida por su "genio varonil", lo que equivalía a decir que contaba con las virtudes atribuidas a los hombres. Eso, en el siglo XVIII —todavía no paritario aunque con avances en la percepción y la educación de la mujer— se consideraba un beneficio. Con todo, en el día de la muerte de su padre, el Ayuntamiento de Torrelobatón alabó la gestión e integridad de don Manuel de Hoyos. El escritor José Cassani, un jesuita "ilustrado" que se encuentra entre los primeros académicos de la Lengua, criticaba estos "realces inútiles" de los antecedentes nobiliarios de las familias: "los santos sólo conocen por Padre a Dios, y no aprecian ni buscan más patria que la del Cielo". La patria, aunque fuese local, tampoco era inútil —como ocurre actualmente—, aunque algunos la presentasen como un mérito más, no solamente para el santo sino también para aquellos que compartían el paisanaje.

Los hagiógrafos resaltaban el embarazo —casi siempre providencial— y el parto, la infancia y sus juegos, pues todo conducía a una futura vida ejemplar. Narraban que permaneciendo todavía en Torrelobatón, en un popular baile familiar, el niño Bernardo entró en la sala llevando un libro en sus manos. Se subió a un taburete e imitando a los misioneros populares, que eran auténticos personajes reconocidos en aquella sociedad del siglo XVIII, comenzó a leer en un tono solemne, dentro del mencionado libro, un pasaje que había encontrado contra los bailes. Y es que eran éstas una de las costumbres que más combatían los misioneros populares en sus trabajos. Una vez que aquel niño terminó en su proclama, el baile cesó. Eran los juegos que enseñaban a hacer un santo tal y como se concebía en aquel siglo.

Bernardo tenía que estudiar más allá de las primeras letras y eso no lo podía hacer en Torrelobatón, a lo que se unieron las dificultades familiares para darle licencia de ingreso en la Compañía de Jesús tras la muerte de su padre e incluso un viaje inesperado que hizo a la Corte madrileña. Desde 1726, las localidades jesuíticas de Villagarcía, Medina del Campo y Valladolid serían los escenarios de su corta e inquieta existencia consiguiendo ser sacerdote de la Compañía de Jesús meses antes de su muerte. Torrelobatón, quizás, no se volvió a divisar en su horizonte vital, aunque seguramente siempre recordó la silueta legendaria de su castillo, propia de los juegos y la imaginación de cualquier niño, aunque éste fuese santo. Hoy le recordamos en su fiesta, 29 de noviembre, pues en este día de 1735 murió en el Colegio de San Ignacio de Valladolid, hoy Real Iglesia Parroquial de San Miguel y San Julián. La búsqueda de sus restos permiten ilustrar episodios un tanto misteriosos y aventureros. Pero eso lo dejamos para otro día... los más interesante es encontrar en este joven jesuita a un emprendedor, fiado y empeñado en las cosas de Dios, sin límites, siempre sin límites, como sucede con el amor, el amor del Corazón de Jesús.

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lunes, 27 de noviembre de 2023

MENDONÇA, José Tolentino Pequeña teología de la lentitud

MENDONÇA, José Tolentino Pequeña teología de la lentitud, Barcelona: Fragmenta Editorial, 2017, 74 pp

 

Me sorprendió su título entre cientos de libros, me atrapó desde el inicio y me lo compré, leyéndolo de un tirón en el avión. ¡Qué libro tan grande a pesar de sus 70 páginas! ¡Qué profundidad a pesar de su aparente sencillez! He vuelto a releerlo al saber que su autor ha visitado al Perú, tras su nombramiento como cardenal de la Iglesia y su responsabilidad al frente del dicasterio para la Cultura y Educación en el Vaticano; junto a Mons. R. Prevost y Mons. J. Moliné fue investido como doctor honoris causa por la USAT de Chiclayo, que celebra los 25 años de su creación.

Me resulta como el Kempis de la serenidad e interioridad. El manual del freno espiritual ante la vida galopante. Hay muchos momentos en la vida que necesitan ser vividos con lentitud. Hoy las prisas nos devoran. El ritmo de lo cotidiano es frenético: hacer y más hacer. Perdemos de vista y nos desorientamos cuando no sabemos frenar, mirar atrás y reconocer que ante todo somos criaturas de Dios con un deseo inmenso de ser felices. Perdemos el arte de la vida. Por eso, este libro te puede ayudar a recuperar un poco ese «caminar lento» para saborear los pasos, los márgenes, los rincones de tu vida. A través del agradecimiento, del perdón, de la espera, del cuidado, de contemplar y habitar la vida, de la perseverancia, de la compasión, de la alegría, del morir, del deseo… se va haciendo un viaje hacia el interior de uno mismo, descubriendo ahí la gracia de Dios. Después de todo, somos invitados a entrar en la lentitud, en el ritmo y en los tiempos de Dios, para sacarle el máximo provecho a la vida: lo que nos conecta con nosotros mismos, con Dios y con los otros; y lo que nos vitaliza, nutre y regenera.

Merece la pena considerar sus 17 epígrafes que comienzan con "el arte de": la lentitud, lo inacabado, agradecer lo que no nos dan, , perdón, esperar, cuidad, habitar, contemplar la vida, perseverancia, comprensión, la alegría, encuentro de lo que se pierde, felicidad, la gratitud, escuchar nuestro deseo, morir, no saber.

Comparte de la obra de Milan Kundera, La lentitud sus palabras: "Cuando lascosas suceden con tal rapidez, nadie puede estar seguro de nada, de nada en absoluto, ni siquiera de sí mismo". La prisa nos condena al olvido pues "pasamos por las cosas sin habitarlas, hablamos con los demás sin escucharlos, acumulamos información que no llegaremos a profundizar" (p.9).

La verdad que su lectura me ha tocado como algunas ya clásicas como la de El Principito y te deja con ganas de ser mejor, de ser más, de SER. Todos buscamos la felicidad, la alegría. Me encanta su bienaventuranza: "¡Bienaventurados los que viven una historia y la pueden contar. Bienaventurados los que cultivan flores, pero interrumpen su labor ante ellas, disponibles y extasiados" (p.48).

«La alegría no se reduce a una forma de bienestar o a un consuelo emocional, aunque se puede traducir también de ese modo. La alegría, fundamentalmente, es una expresión profunda del ser: en bondad, en verdad, en belleza. Constituye una expansión personalísima de sí mismo. No hay dos alegrías iguales, como no hay dos llantos iguales. La alegría es singular. A pesar de tener una expresión física, conserva su naturaleza eminentemente espiritual. Hay quien se refiere a ella como un "estremecimiento", ya que, de la misma manera el tallo se estremece con la brisa o la alteración de la luz, nos recogemos en el silencioso y sorprendente estremecimiento de la vida. podemos decir que la alegría es una grafía del espíritu que nos acerca al milagro y que se traduce tanto en quietud como en risa, tanto en silencio como en canto, tanto en la presencia misma como en un entusiasmo compartido» (p. 49).

Entre los hermosos cuentos que inserta, les comparto el de Martin Buber y que me resulta conmovedor: "Mi abuelo era paralítico. Un a vez le pidieron que relatase una historia de su maestro. Entonces contó cómo su maestro Baalschem solía saltar y danzar durante la oración. Mi abuelo se puso en pie y continuó su relato, y el relato lo arrebató de tal manera que se vio obligado a mostrar, saltando y danzando, cómo lo había hecho su maestro. Desde aquella hora quedó curado" p.53

Su lectura es una invitación provocativa a ¡terminar con las prisas cuanto antes! para sorber y vivir con intensidad y fruición el momento eterno del presente.

Datos sobre el autor:

https://es.wikipedia.org/wiki/Jos%C3%A9_Tolentino_de_Mendon%C3%A7a

https://www.vaticannews.va/es/vaticano/news/2022-09/cardenal-tolentino-prefecto-dicasterio-cultura-educacion-vatican.html

 

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domingo, 26 de noviembre de 2023

PADRE CARLOS S. POZZO EN LA FERIA DEL LIBRO RICARDO PALMA 2023

PADRE CARLOS S. POZZO EN LA FERIA DEL LIBRO RICARDO PALMA 2023

 

En el Auditorio: Pilar Dughi, este Viernes 24/11/23 - 17:00 a 17:45 h, tuvo lugar la presentación del libro P. Carlos S. Pozzo, SJ EL JESUITA DE LOS POBRES. ¡Coraje, gratuidad y gozo! (Universidad Católica de Santa María, Arequipa, 173  pp) en el que intervinieron Tania Miletich Spallarossa, sobrina nieta del P. Carlos, y el autor de la obra José Antonio Benito, en acto organizado por el Fondo Editorial, Universidad Católica de Santa María en la persona de su director Rubén Eloy Collazos Romero. Debido al viaje a Italia de la familia del P. Pozzo, fue Sor Gloria Turpo Umpire, religiosa de las Hermanas del Cardenal Sancha y muy cercana al P. Carlos, quien leyó el texto preparado por Tania y quien además nos compartió su entrañable testimonio acerca del carisma del Fundador de CIRCA. Tras las palabras de la Cámara del Libro y organizadores del evento, se leyó el texto que les comparto a continuación.

 

TANIA MILETICH SPALLAROSSA

Buenas tardes a cada uno de los presentes, y un saludo especial a quienes conocieron a mi tío, el padre Carlos.

Siento mucho no estar con ustedes. He tenido que viajar fuera del país. Estoy en Bogliasco, la tierra donde nacieron mis abuelos y mi tío abuelo el padre Pozzo. En este viaje visitaremos también el santuario de la Madonna de la Guardia, virgen que veneraba mucho mi tío y mi familia. En este santuario la virgen se le apareció a un pastor. Y su imagen se vio siempre en casas de nuestra familia.

Recuerdo a mi tío de pequeña, cuando venía a Lima a casa de mi abuelo, su hermano. Que alegría verlo llegar, se echaba en la alfombra con sus sobrinos nietos, siempre cercano y con una sonrisa a los niños en especial. Muy bromista, era la alegría de la casa y de la mesa.

Recuerdo que de niña me llamaban la atención sus zapatos viejos y empolvados.

Una vez le pregunté a mi madre por qué el tío no tenía mejores zapatos. A lo que sonrió y con ternura me contó que mi abuelo le había regalado en más de una ocasión dinero para comprarse unos nuevos, y que mi tío agradecía y luego el dinero lo compartía con los más necesitados. Que lo invitaba a Lima y le mandaba dinero a su hermano para que venga cómodamente en avión. Y que mi tío le agradecía y aceptaba y más bien luego les contaba que en realidad vino y se fue "tirando dedo" a camiones de la carretera, con buenos hombres que le dieron uno o algunos aventones. Todo para seguir compartiendo con quién más lo necesitaba. Así era el, así de humilde.

También recuerdo cuando murió su hermano, mi tío, el padre Vittorio Spallarossa, muy querido también en la iglesia de La Punta. Le pedimos al tío Carlos que venga para el funeral, para estar con la familia. Vino. Nos invitaron a acudir al que fue el cuarto de mi tío Vittorio en la iglesia. Y fuimos con él. La señora que nos atendió nos dijo si queríamos algo. Y mi primo y yo cogimos algunas estampitas o un par de rosarios suyos para tener de cerca un recuerdo suyo. Cosas sencillas. Sin embargo mi tío Carlos no se llevó nada, no quiso a pesar de la insistencia. No tendría nada de malo, al contrario, pero eso me llevo a entender un poco más su desapego hacia lo material. No era necesario para él , el llevaba a su hermano en su corazón y eso le bastaba.

Gracias a José Antonio de Benito por recopilar por años tanta información, y dar vida a este libro, tremendo logro. Los libros y la historia que transmiten permiten que no olvidemos, y aquí tenemos ejemplares que ayudarán no a qué se sepa quién fue mi tío, porque él nunca tuvo afán de ser protagonista, pero si a que se recuerde que con mucho trabajo, y confiando en Dios y en la "divina providencia" como él decía, se puede llegar muy lejos.

Gracias a todos aquellos que seguirán continuando la obra que el empezó algún día , y que debe continuar, como fue su deseo más profundo.

JOSÉ ANTONIO BENITO

Muy buenas tardes. Nos encontramos a pocos metros de la Casa que acogió al protagonista de nuestro libro P. Carlos S. Pozzo cuando ingresó  como novicio a la SJ y la que sirvió también para despedirle para el Cielo, después de una paciente y ejemplar enfermedad. Agradezco por su presencia, al igual que a los organizadores y a quienes me acompañan en la mesa.

Gozoso de ver publicado el libro y poder presentarlo en la Feria del Libro de Arequipa en el que se agotaron los ejemplares y ahora en Lima, les comparto lo que pensé como prólogo pero que no se llegó a publicar. Agradezco a Rubén Collazos, responsable de la edición, desde el Fon do Editorial de la UCSM, así como a toda CIRCA, en especial a Percy Choque quien nos comparte todo su archivo fotográfico y quien ha apoyado para que el libro vea la luz. Bendiciones y bienvenidas sugerencias y nuevas anécdotas para enriquecer una próxima edición

¡Sto lat! ¡Qué vivas cien años! Es la canción tradicional que cantan los polacos en sus cumpleaños y que tantas veces le cantamos al inolvidable San Juan Pablo II. ¡Cien años son los que celebramos por la vida del P. Carlos S. Pozzo[1] desde que abrió los ojos en el apacible pueblo de Bogliasco, Génova, de su patria Italia, y diez de su partida para el Cielo, desde su querida patria de adopción, el Perú!

 

CIRCA me solicitó el presente libro y lo acepté con respeto y cariño, aun a sabiendas de la dificultad de la empresa. Se trataba de presentar la biografía más completa posible del fundador de CIRCA. En realidad, desde que le conocí en 1994, quedé tan cautivado por tan fascinante persona, que fui anotando sus dichos, mensajes ¡y hasta sus bromas! De modo más sistemático, continué la tarea hace cinco años con la recopilación de todos los papeles posibles en sus escritos como los del periódico "El Destape", entrevistas a cientos de conocidos (jesuitas y de CIRCA, especialmente) y familiares; hurgué en los archivos a mi alcance como el de CIRCA, Archivo Arzobispal de Lima, Archivo General de la Nación (sección "Inmigrantes"); puse en orden mis propios apuntes de cuando traté al propio Padre Pozzo en entrevistas personales, reuniones…

 

Al redactar este texto, veo, sin embargo, que su historia interminable apenas si la he comenzado. Siento que su torrente de vida se me escapa; que la dilatada obra socioeducativa y religiosa de CIRCA es inabarcable. Presento con sencillez lo que logrado hasta la fecha con el ánimo de que lo vean como un libro abierto dispuesto a ser "corregido y aumentado" en una deseable pronta segunda edición. Agradezco los cientos de testimonios, de los que tan sólo seleccionamos algunos. Sí les adelanto que, en el formidable rompecabezas que constituyen los cientos de testimonios, se forma como en agradable caleidoscopio la imagen de un enamorado de Cristo, de un luchador de la fe, de un jesuita a carta cabal, un genovés arequipeñizado, un "toro bravo" de los mansos de  corazón del Evangelio, un gigante de la caridad "en salida", un comunicador gozoso del Evangelio, un apóstol de las periferias al estilo del Papa Francisco, un soñador realista que circundó la Blanca Ciudad de familias críticas y creadoras, un sonriente obrero de zapatos empolvados que se fió de Dios, escuchó la voz del pueblo, y con María en el corazón hizo de su vida un auténtico Magníficat. Al estructurar el libro quise dividirla en vida y obra, pero están tan unidas que me parece imposible escribir algo sobre el PP donde no esté CIRCA o sobre CIRCA sin el PP. De momento, queda así.

 

 

Y lo que quiero recalcar para concluir es que ha sabido crear continuidad dejando de ser imprescindible. Él era muy consciente de que era un instrumento en manos del Señor. Se dejaba interpelar por Él en la oración permanente, dialogaba con sus superiores para discernir, escuchaba a los miembros de CIRCA, se convertía en su voz, les daba el protagonismo en la organización en la acción. Por eso, al enfermar y no poder estar al frente, CIRCA continuó como continúa en este momento.

 

Era frecuente, al contemplar obra tan colosal, que quien más quien menos se preguntase por su continuidad, especialmente tras el retiro o la muerte de su Fundador. Y hasta se deshojaban margaritas si "pasaría" a la Compañía de Jesús, al Arzobispado…El propio Padre Pozzo oraba, consultaba; sus superiores, sus próximos y hasta su "millón de amigos" se formulaba la cuestión. Yo mismo, como portavoz de tales inquietudes, se lo pregunté en un programa televisivo –creo que el único que admitió- de Jn 19: "Padre Pozzo, ¿y qué pasará con CIRCA cuando usted muera?". Y recuerdo que, sin titubear, totalmente seguro y con una sonrisa un tanto pícara, me respondió: "¡Dios no muere nunca!". Y yo casi no supe continuar, porque me quedé con ganas de decir: "Suficiente, Padre, no necesitamos nada más, mil gracias y que el Señor le bendiga a usted y a CIRCA por siempre". Porque su respuesta equivalía a decir, CIRCA comenzó a vivir porque Dios lo quiso, a través de la obediencia a mi Superior y escuchando la voz de los pobladores de Alto Selva Alegre; continuó por deseo de la Divina Providencia, a través de lo que le iba suscitando y discerniendo en la consulta permanente con los circulistas y sus superiores; y continuará hasta que Dios quiera porque Él no muere nunca. Espero que esta lectura les anime a escribir su propia anécdota, su vivencia y logremos la ansiada biografía completa de nuestro querido Padre Carlos.

 



[1] Al mencionar tantas veces el nombre P. Carlos Spallarossa Pozzo, S.J. preferimos abreviar como PP Padre Pozzo).

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