jueves, 9 de septiembre de 2010

LA IGLESIA ANTE LA INDEPENDENCIA EN EL PERÚ





Seminario “La Iglesia Católica ante la Independencia
de la América Española”. Lima, septiembre del 2010

Varias instituciones académicas superiores (ISET “Juan XXIII”, Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima, Facultad de Teología Redemptoris Mater del Callao, Instituto Riva-Agüero y Universidad Católica Sedes Sapientiae) de Lima, coordinadas por la Academia Peruana de Historia Eclesiástica y llevadas a cabo en el SUM del ISET han organizado el Seminario: “La Iglesia Católica ante la Independencia de la América Española” con motivo del bicentenario de la Independencia. El objetivo ha sido trasladar a Perú los frutos del encuentro mantenido en el Vaticano en el pasado mes de abril del 2100 y que fue patrocinado por el Pontificio Consejo de la Cultura y la Pontificia Comisión para América Latina. Con tal motivo, se ha contado con la presencia del Coordinador Académico del Congreso organizado en Roma, Emilio Martínez Albesa, y expertos peruanos en el tema.
La primera jornada fue inaugurada por Monseñor Lino Panizza, Secretario General de la Conferencia Episcopal Peruana, quien dio la bienvenida a ponentes y participantes, felicitó por la feliz idea de organizar el evento para hacer justicia al rol protagónico de la Iglesia por su prudencia y fortaleza en el tiempo de la Independencia y en la fecunda trayectoria de 200 años de vida con las nuevas repúblicas americanas. Auguró unas intensas jornadas que ayuden a estudiar la verdad y sepan transmitirla a todos correctamente.
El tema general del primer día fue La Iglesia y el Perú en el momento de la Independencia. El primero de los ponentes fue el Dr. José Agustín de la Puente Candamo. Profesor Emérito de la PUCP, Presidente Emérito de la Academia Nacional de Historia quien a pesar de estar próximo a cumplir los 90 años, disertó con lucidez acerca de “El Perú de la Independencia”. Comenzó refiriéndose al Perú como comunidad humana, cuerpo social con una identidad, una memoria, una trayectoria, una misión. “El Perú no nace de la Independencia, la Independencia ayuda a madurar el Perú”. Recordó a su profesor Jorge Basadre cuando en sus clases les decía: “En la Independencia nace el Estado, no el Perú”. Pizarro en 1532 vio al Inca, al imperio incaico; el virrey La Serna, en 1824, ve otro mundo, no incaico, no español, es una sociedad nueva; Túpac Amaru se siente peruano, no quiere volver al mundo incaico. La Independencia tuvo como génesis la crisis de la Monarquía Española; los dos primeros en firmar el acta son españoles; fue una guerra civil…Hipólito Unanue, nacido en Arica y muerto en Cañete, con 78 años de vida, y representante de una generación a caballo entre el Virreinato y la República, muestra ilusión y temor, decidido a romper con el Rey pero con la certeza de poner otra autoridad que evitase el caos. Caben destacar cuatro obras del médico ilustrado: La introducción a los monumentos del antiguo Perú, Decadencia y restauración del Perú a través del Anfiteatro Anatómico, Guía del Perú en 1793, Clima de Lima en 1806. Todas ellas son una guía magistral para adentrarnos en lo que fue la vida cotidiana del Perú que enfrentó el gran acontecimiento de la Independencia, palpando “la presencia del Perú como persona cierta”.
El P. Armando Nieto Vélez, S.J. Presidente de la Academia Nacional de Historia y de la Academia Peruana de Historia Eclesiástica” desarrolló el tema “El arzobispo Las Heras ante la Independencia”, rescatando la decisiva actuación del arzobispo Bartolomé de las Heras, quien tras 30 años de labor pastoral en Perú, y gozando de la simpatía del General San Martín, `por la animadversión de su Secretario Monteagudo y su obsesión morbosa frente a los españoles, no le quedó otro remedio que repatriarse un 13 de noviembre de 1822. Falleció un año después, convirtiéndose en el primer arzobispo firmante de la independencia y el único arzobispo limeño cuyas cenizas no reposan en la catedral de Lima.

Por su parte, el Dr. Fernando Armas Asín, destacado historiador de la Iglesia en varias instituciones, explicó el contexto socioeconómico durante el evento independentista en relación con la Religión: “Iglesia y economía en la coyuntura independentista”. Cabe destacar la desvinculación de bienes acometida por la Corona y por el nuevo estado republicano, tanto al final del virreinato como en los inicios de la República. La política afectó al patrimonio católico y le permitió al Estado y a otros particulares aprovecharlo para satisfacer sus pretensiones políticas. Aunque a largo plazo no pudo retener dichos bienes, pues ventajas y desvíos de propiedades terminaron tergiversando su sentido original.

La conferencia principal “La Santa Sede ante la independencia de las naciones hispanoamericanas” fue pronunciada por el Dr. Emilio Martínez Albesa recordó el gran aporte del P. Leturia en el conocimiento de las relaciones del Vaticano con Hispanoamérica, en particular el nombramiento de obispos, el reconocimiento de los nuevos gobiernos, el contexto pontificio y civil. Destacó el hecho de que casi solo en España se mantuviesen los obispados. Buscó comprender el retraso que siempre le achacan al Vaticano en reconocer la independencia. Al presentar cuál fue la actitud del Papado ante la independencia de las naciones hispanoamericanas, los historiadores han venido subrayando el respaldo que los Pontífices dieron al rey de España mediante los breves Etsi longissimo (Pío VII, 1816) y Etsi iam diu (León XII, 1824) y el retraso con que, por falta de clarividencia o por intereses propios, se avinieron a aceptar esta independencia, lo que ocurriría sólo a partir de 1835 con Gregorio XVI. El proceso evolutivo de la actitud de la Santa Sede ante la independencia hispanoamericana se puede estudiar en cuatro etapas: «legitimismo antirrevolucionario» (1814-1822), «acercamiento pastoral» (1822-1827), «detención prudencial» (1828-1830) y «opción americanista» (desde 1831), mediante las cuales los Papas afrontaron los dos retos principales que les presentaba esta independencia: el del nombramiento de obispos y del reconocimiento de las nuevas naciones. Frente a la tesis de quienes aducen en el Papado falta de sensibilidad hacia los deseos de libertad de los pueblos o incumplimiento de su deber pastoral, es fundamental valorar el influjo de los otros cinco para comprender el gradualismo en la postura de la Santa Sede ante el fenómeno de la independencia hispanoamericana: la presión de la diplomacia española, la coyuntura eclesial universal de desorganización eclesiástica tras el embate de la Revolución francesa y napoleónico, el contexto internacional político del legitimismo restauracionista, la tradición regalista de la mentalidad hispanoamericana, las reservas del liberalismo iluminista a la relación con el Papado y la inestabilidad política de los nuevos Estados.
La segunda jornada se dedicó a estudiar La Iglesia y el Perú después de la Independencia con tres ponencias: “Dos sacerdotes significativos en Arequipa tras la Independencia: Valdivia y Herrera” del historiador José Antonio Benito, quien presentó la trayectoria vital de dos sacerdotes peruanos que jugaron un rol trascendental en la vida nacional y continental tras la Independencia en la ciudad-caudillo –Arequipa- uno como Deán del Cabildo y el otro como obispo. Los dos tienen en común el haber luchado duros combates ideológicos en torno al liberalismo, y representar tendencias extremadamente revolucionarias –Valdivia- o contrarrevolucionarias –Herrera-. Les hace converger, en definitiva, su decidido amor por el Perú en formación y su impertérrita fidelidad a la Iglesia Católica.
Por su parte, la Dra. Margarita Guerra Martiniere, Directora del Instituto “Riva Agüero” disertó acerca de “La Independencia y los intentos de integración . De Bolívar a Santa Cruz (1825-1839)”; destacó los frustados intentos de recomponer la unidad americana, mucho antes que la doctrina Monroe, por parte del visionario Bolívar en el Congreso de Panamá y más adelante por parte de Andrés de Santa Cruz y Gamara.
y “Las relaciones entre la Iglesia y el Estado en tiempo de Goyeneche” del P. Ernesto Rojas, Docente de la PUCP y del ISET Juan XXIII. Constató un hecho, sólo queda un obispo –Goyeneche- tras el terremoto independentista. Debe considerarse el contexto de un episcopado reaccionario y restaurador así como el fidelismo encarnado especialmente en el arzobispo de Lima Bartolomé de las Heras y en el de Arequipa , Luis Gonzaga de la Encina. Hasta 1820 todo era igual y como lo esencial era mantener la vida eclesial por eso abrazan la Independencia en los obispados de Lima, Arequipa, Ayacucho.
La conferencia final “Laicidad y laicismo: raíces históricas y sus consecuencias actuales a la luz del magisterio de Benedicto XVI” . del Dr. Emilio Martínez Albesa comenzó aclarando la distinción entre la política y la religión como aportación del cristianismo y del pensamiento político de Occidente. Partiendo de recordar las bases de dicha tradición: la política griega, el derecho romano y la antropología cristiana, presentó el sentido de la laicidad occidental como puerta a la garantía de la libertad religiosa, para pasar después a considerar su diferencia con el laicismo y adentrarse en las principales raíces históricas de éste: el estatalismo contractualista de base individualista y el jansenismo eclesiológico regalista, con el consecuente producto de ambas raíces que es la concepción intimista y privada de la religión. El llamado “Estado laico” puede tener, como consecuencia, significados diversos que se reflejan en las propuestas legislativas de las naciones contemporáneas, como se ve en el caso paradigmático de México. La independencia, el respeto y la colaboración entre la Iglesia y el Estado resultan posibles sólo desde una base de comprensión compartida acerca de ciertos principios. El magisterio de Benedicto XVI sobre la libertad religiosa, en continuidad y desarrollo del de sus predecesores, los ilumina abriéndonos la posibilidad de dar pasos adelante en la humanización de nuestras sociedades en el contexto del mundo actual marcado desafortunadamente por los temores y las desconfianzas.
Clausuró el evento Monseñor Adriano Pacífico Tomassi, obispo auxiliar de Lima y responsable de la Comisión de Cultura de la Conferencia Episcopal Peruana, quien agradeció a los organizadores, auspiciadores y participantes, por abordar tema tan vital para la Iglesia; recordó que era el día de. San Gregorio Magno, paradigma del estudioso que hizo síntesis entre la fe y la razón, impartiendo a todos la bendición de lo Alto.
Como señalase el padre Bernard Ardura, o.praem., presidente del Pontificio Comité de Ciencias Históricas "a la luz de la historia, podemos intuir que cada elección o decisión moralmente responsable pasa a través de un discernimiento iluminado por la justicia y se encarna en el específico contexto de las variadas circunstancias históricas". De hecho, el Papa, Gregorio XVI comprendió que las independencias latinoamericanas eran irreversibles y, sin intervenir en el campo estrictamente político, procedió al nombramiento de obispos y a la normalización de las relaciones, facilitando el desenvolvimiento de la vida eclesiástica y religiosa en las nuevas naciones.
Como expuso, el arzobispo Octavio Ruiz Arenas, vicepresidente de la Comisión Pontificia para América Latina, la celebración del bicentenario de varias naciones americanas, constituye una oportunidad de análisis del pasado para invitar a los cristianos a edificar en estos países la civilización del amor, superando prejuicios y confrontaciones estériles. Se confirma en este nuevo evento sobre el bicentenario lo proclamado en Aparecida por los obispos de Hispanoamérica en su Quinta Conferencia General: "El don de la tradición católica es un cimiento fundamental de identidad, originalidad y unidad de América Latina" (n. 8) para construir un futuro de esperanza, en la caridad y en la verdad.

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