LA DEVOCIÓN AL CORAZÓN DE JESÚS Y LOS MONUMENTOS PÚBLICOS EN SU HONOR
Amigos: Les comparto los apuntes preparados para la charla del martes 23 de mayo del 2017 en Tudela, con motivo de los 75 años de su Monumento.
I.SENTIDO DEL MONUMENTO, altura, público, lo mejor para todos…Consagración "corporativa"
II.NUESTRA CULTURA Y LA DEVOCIÓN AL CORAZÓN DE JESÚS
III.CUALIDADES DEL AMOR AL SAGRADO CORAZÓN
IV. MONUMENTOS EN NAVARRA
V. MATEO CRAWLEY-BOEVEY (1875-1960). Un arequipeño, apóstol mundial del Corazón de Jesús y de la Eucaristía
VI. MONUMENTO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS DEL CERRO DE LOS ÁNGELES
VII. EL EJEMPLO DEL P. BERNARDO HOYOS, UN SANTO JOVEN DEL CORAZÓN DE JESÚS
I.SENTIDO DEL MONUMENTO.
Valor e importancia de una escultura religiosa en un espacio público. Se brinda belleza, exposición de valores a vista de todos y en todo momento. Suele estar en lo más alto con la consiguiente primacía, visitas frecuentes y multitudinarias…Da el mensaje de que lo de mayor altura, lo más público, lo mejor…debe estar al servicio del bien común, para todos…La dedicación o consagración va más allá de los individual o personal, es "corporativa", institucional…En momentos de laicismo y secularismo tiene incluso más valor en este tiempo.
La consagración de todo el género humano al Sagrado Corazón de Jesús, llevada a cabo por el Papa León XIII en el Año Santo de 1900, inicia una práctica que se repetirá innumerables veces a nivel familiar, de comunidades, de diócesis o de naciones, como un sutil acto de vasallaje al poder de Cristo, cuyo depositario en la Tierra era la Iglesia romana
II.NUESTRA CULTURA Y LA DEVOCIÓN AL CORAZÓN DE JESÚS.
(Apuntes de mi amigo Álvaro Vera, economista, contador y miembro del Apostolado de la Oración en Lima) Nuestra cultura actual se halla en una encrucijada: el prodigioso avance de la ciencia y de la tecnología, unido al predominio abusivo de la economía con su racionalidad utilitarista y unidimensional, están posibilitando que el hombre alcance niveles de bienestar material y de calidad de vida como nunca antes los tuvo, pero, al mismo tiempo, le están impidiendo la realización de su vocación más alta: la trascendencia. La cultura de nuestra época, tamizada por la racionalidad económica, vive un drama: el hombre atrapado en la vorágine del consumo y del "tener", queda luego como extenuado e incapacitado para elevar su espíritu a toda trascendencia y unión con lo divino. Entonces, su ser que anhela secretamente esta felicidad superior, sufre intensamente porque, una vez más, la materia ha triunfado sobre el espíritu.
Tal vez, la mayor paradoja de nuestro tiempo sea la exuberante abundancia de medios y la ausencia de fines. El hombre moderno – algunos dirán post- moderno – se pierde en medio de una montaña de conocimientos, técnicas y medios instrumentales, y no acierta a encontrar el sentido de su vida, que es precisamente trascender a este mundo y sus efímeras satisfacciones.
No creo exagerar al afirmar que ni la racionalidad positivista de la ciencia, ni la filosofía nihilista del post-modernismo que la cuestiona, lograrán sacar al hombre del atolladero cultural en que se encuentra y devolverle la esperanza y la alegría de vivir que ha perdido. Sólo el retorno a la Verdad podrá liberarlo de las vanalidades y goces materiales de esta tierra, que tan pronto como lo satisfacen, así de rápido lo hastían y dejan aún más vacío. Y esta Verdad no es otra que Jesucristo, aquel que siendo Dios, se hizo hombre y murió en una cruz por amor al hombre, para enseñarnos que el sendero de la verdadera vida y auténtica felicidad pasa por la negación de uno mismo.
El problema reside en que el camino de la Fe, que es el que nos conduce a la Verdad, se ha visto como desdibujado en los tiempos modernos por la influencia de ese racionalismo chato e inmanente al mundo que señalábamos antes. Por eso, resulta imprescindible complementar el discurso racional de la Fe con el lenguaje intuitivo y evocativo del símbolo, para acceder más plenamente al misterio de Jesucristo, y por medio de él, al misterio del hombre. El lenguaje simbólico y hermenéutico, tan presente y multiforme en la pedagogía del Cristianismo, es el único capaz de adentrarnos cabalmente en la comprensión de las verdades eternas, aquellas que no son inmediatamente comprobables por su misma naturaleza trascendente y escatológica.
"¿Y qué es la verdad?" preguntó Pilato a Jesús (Jn 18, 38). La Verdad fundante es el Amor. Este define la esencia misma del Absoluto y también del hombre. La criatura surge del Amor y alcanza su plena realización amando y siendo amada, una enseñanza que el Cristianismo viene proclamando hace veinte siglos. Si la deshumanización de la cultura actual nos dificulta aceptar de buen grado esta sublime verdad, es momento de volver al símbolo que mejor la expresa: el Corazón de Cristo, síntesis de la religión.
Acaso convenga desentrañar un poco el "misterio"que representa siempre el Corazón del Redentor. "Misterio" no es sólo lo incomprensible: es, más bien, algo que se conoce de algún modo, pero cuya profundidad y extensión nos desborda. Por eso, el misterio se conoce mejor a través del símbolo, que se puede definir como aquello que, aun no siendo la realidad misma que pretende descubrir, está relacionado con ella y sirve para expresarla, aunque no agote su significado.
¿Y el "corazón". Este no es simplemente un órgano vital del cuerpo humano? Según la Biblia, significa todo el interior del hombre y de sus sentimientos (2 Sam 15,13; Sal 21, 3 ; Is 65,14). Simboliza la fuente misma de la personalidad consciente, inteligente, libre; es el centro de las opciones libres del hombre, el lugar íntimo de la presencia del Absoluto. De ahí que el gran teólogo jesuita Karl Rahner ha llamado al corazón una "palabra primordial" ( Urwort), que designa el centro unitario del autodominio espiritual de la persona.
Lo que pudieron conocer los contemporáneos de Jesús, incluso los Apóstoles hasta Pentecostés, fue un conocimiento superficial, que no penetraba en el fondo de su Persona. Sólo la venida del Espíritu Santo comenzó a desvelar el misterio. Ante esta insalvable dificultad humana, no es extraño que en la tradición de la Iglesia se haya buscado, primero, en el simbolismo bíblico de la llaga del costado y, luego, a través del corazón de carne, un símbolo riquísimo para contemplar el misterio inagotable del Dios- Hombre.
Para penetrar, por así decirlo, en el misterio del Corazón de Cristo, debemos considerar atentamente que, detrás de todos los inmensos beneficios que ha concedido Jesucristo a la humanidad (la Redención, la Eucaristía, etc.), está su Amor , que bien podría decirse, vale más que el don; porque cuanto Él nos ha dado, es expresión de un amor que va mucho más lejos. Todavía debemos ir más allá, porque ese Amor nace de una Persona Divina, que es el secreto más profundo de Cristo. Se trata, pues, de un amor divino y humano al mismo tiempo. La última etapa de nuestra contemplación termina en la Trinidad : porque el Amor del Corazón de Jesús es el mismo Amor del Padre, en el Espíritu. Es el misterio del amor trinitario de Dios que se nos comunica a cada uno, por la acción propia del Espíritu Santo.
La Devoción al Corazón de Jesús nos debe educar en la contemplación del "misterio" de Cristo, a través del símbolo. Así lo intuiremos mucho mejor y nos será más fácil asomarnos a su infinitud. Brotará entonces en nuestro corazón deseos incontenibles de lo eterno y un valor insospechado para trascender a las opacas realidades de este mundo. Habremos descubierto el verdadero Amor, aquel que da sentido a nuestra existencia y a la del mundo.
Y les comparto una gracia vivida en el Perú por el presidente de la Nación y que fue motivada por la acción de Madre Soledad, carmelita en el convento de Las Nazarenas, Lima, a raíz de ser condecorada por PPK y su gobierno debido a sus 50 años de vida consagrada. Madre Soledad, al recibir el galardón, instó al Presidente a seguir al Corazón de Jesús y servir a los peruanos. A los pocos días, en un almuerzo empresarial, PPK consagró el Perú al Corazón de Jesús:
Yo, Pedro Pablo Kuczynski, Presidente de la República del Perú, con la autoridad que se me ha otorgado, hago un acto de consagración de mi persona, mi familia, aquí presente mi esposa, y la República del Perú al amor y protección de Dios Todopoderoso a través de la intercesión del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María.
Pongo en sus manos amorosas mi gobierno con todos sus trabajadores y ciudadanos que están bajo mi responsabilidad. Ofrezco a Dios Todopoderoso mis pensamientos y decisiones como Presidente para que los utilice para el bien de nuestro país y siempre estar consciente de los Diez Mandamientos al gobernarlo. Le pido a Dios que, a través de la intercesión del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María, escuche y acepte mi acto de consagración y cubra a nuestro país con su especial protección.
Al hacer esta plegaria le pido a Dios perdón por todas las transgresiones que haya cometido en el pasado, todas las que se hayan hecho en el pasado de la República y por todas aquellas decisiones que se hayan tomado estando en contra de sus mandamientos y le pido su ayuda para cambiar todo lo que nos separa de Él. Yo, Pedro Pablo Kuczynski, como Presidente de la República del Perú, declaro este juramento solemne ante Dios y los ciudadanos de nuestro país hoy 21 de octubre de 2016
III.CUALIDADES DEL AMOR AL SAGRADO CORAZÓN: https://www.corazondejesus.es/
El principal fruto del amor divino debe ser, por consiguiente, la práctica de las virtudes, sobre todo la de este amor.
1.-El amor al Sagrado Corazón debe ser práctico y activo; Su divisa es la del Espíritu amado. Hijitos míos, no nos contentemos con amar de palabra y de boca, sino hagámoslo de obra y de verdad.
2. El amor al Sagrado Corazón debe estar unido al temor filial, no solamente en los principiantes, sino también en las almas de virtud más firme, "porque, como dice Santa Margarita, en esta vida mortal siempre hay que temer". Tener siempre un temor amorosamente filial que os haga practicar el bien y evitar el mal; desechar todo otro temor porque es del espíritu de las tinieblas, y hacer que el amor destierre poco a poco este temor."
3. El amor al Sagrado Corazón debe ser libre. "El humilde Corazón de Jesús quiere ser amado sin violencia, con libre y amorosa voluntad"
4. El amor al Sagrado Corazón de Jesús debe ser desinteresado. "El puro amor ama sin intereses. El alma que quiere ser toda de Dios, no se apega más que a Él; renuncia a todo propio interés, no mirando más que a Dios, que vale más que todos sus dones. El don de su puro amor excede a todo los demás; es el único que debe dominarnos y hacernos trabajar y sufrir."
5. El amor del Sagrado Corazón pide el desprendimiento de los dones de gloria, y el contentarse con ocupar en el cielo el lugar que Dios nos haya destinado. Santa Margarita llevó este espíritu de desprendimiento al grado más perfecto que se puede alcanzar. "Yo quisiera, ¡oh, mi divino Salvador!, si esa fuera vuestra voluntad, sufrir todos los tormentos del infierno, con tal que os amase allí tanto como hubieran podido amaros en el cielo todos los desgraciados que sufrirán siempre y no os amarán jamás. Pues que, ¿es razonable que haya un lugar en el mundo donde durante la eternidad Jesucristo no sea amado?"
6. El amor al sagrado corazón debe ser humilde y anonadado. "Hemos de procurar con todas nuestras fuerzas entrar en este Corazón adorable, haciéndonos muy pequeños por la humilde confesión de nuestra nada, en la cual hemos de estar siempre abismados. Tomemos por divisa: amor, olvido y anonadamiento en nuestro corazón."
7. El amor al Sagrado Corazón debe ser obediente y sumiso a las criaturas. El alma que ama verdaderamente a nuestro Señor, no contenta de obedecer "a aquellos que están revestidos de autoridad divina, se somete a toda criatura por amor de su Dios". Junto con la Santa ha tomado esa alma por divisa: "¡Que todo se someta, que todo obedezca al amor divino!".
8. El amor al Corazón de Jesús debe ser dócil a las inspiraciones de la gracia. El divino amor, no solamente nos dice: cumplid los mandamientos, sino que añade: seguid los consejos; escuchar los llamamientos que por su gracia os hace vuestro Dios.
9. El amor al Sagrado Corazón de Jesús debe ser perseverante. Algunos días de duración no le basta; la vida misma de este mundo es demasiado corta; le es necesaria la eternidad. Esta perseverancia exige, empero, gran generosidad y ánimo invencible.
10. El amor al Sagrado Corazón debe ser continuo y sin interrupción.El alma inflamada en el amor del Corazón de Jesús no puede contentarse con consagrar a este amor solas las circunstancias importantes de su vida; aspira a transformar cada uno de los latidos de su corazón, cada una de sus menores acciones, en otros tantos actos de esta divina caridad.
11. El amor al Sagrado Corazón debe ser fiel. "He aquí lo que tengo que deciros, leemos en diversos avisos de Santa Margarita, para aprovechar bien la vida, debemos amar constantemente y ser inviolablemente fieles a Dios, al Sagrado Corazón de nuestro Señor a nosotros mismos, a nuestras reglas comunes y a nuestro reglamento particular, cueste lo que cueste, haciéndonos una generosa violencia".
12. El amor al Sagrado Corazón debe ser militante: "no debemos embarcarnos para viaje tan importante sin armas con que combatir." El Sagrado Corazón dice, a todos los que quieren consagrarse a su servicio, que se preparen para la prueba y para la tentación"
13. El amor al Sagrado Corazón debe ser amor de transformación y de imitación "Dejémonos, nos dice Santa Margarita María, abrasar y consumir de las más puras llamas del Sagrado Corazón, con las cuales le suplico nos transforme del todo en Él, para vivir en entera conformidad debida con su santas máximas. Después de haber purificado nuestro corazón de toda corrupción en estas divinas
14. El amor al Sagrado Corazón debe ser celestial. En la Sierva de Dios nos invita a la escuela de los bienaventurados para aprender amar al Corazón de Jesús. Este divino Corazón quiere que sus amigos de la tierra rivalicen en el amor con sus amigos del cielo.
15. El amor al Sagrado Corazón es un misterio indecible Santa Margarita encontraba que eran insuficientes todas las calificaciones que acabamos de indicar, a pesar de ser tan variadas y tan bellas; y considerándose incapaz de decir todo lo que sabía y sentía sobre el amor que debemos tener al Corazón de Jesús, muchas veces pidió a la poesía sus acentos para cantar este amor y sus misteriosas exigencias; acentos admirables y sublimes aun cuando las reglas del ritmo aparezcan defectuosas
(El Reinado del Corazón de Jesús -3 tomos-, escrito por un P. Oblato de María Inmaculada, Capellán de Montmartre. Publicado en Francia en 1897 y traducida por primera vez al español en 1910).
IV. MONUMENTOS EN NAVARRA (José Mª Muruzábal del Val- José Mª Muruzábal del Solar
En Junio de 2010 saltó a las páginas de la prensa navarra la noticia de la instalación de un monumento al Sagrado Corazón de Jesús en los jardines exteriores del Seminario Diocesano de Pamplona, en la zona que se orienta hacia el término de Lezkairu. La escultura, sufragada con donativos de los fieles navarros, fue promovida por el arzobispado de Pamplona – Tudela con la idea de consagrar nuestra diócesis al Sagrado Corazón de Jesús. El propósito de todo ello consistía en "fortalecer las raíces de nuestra fe, alentar la caridad con los más necesitados y ofrecer un servicio material y espiritual a toda Navarra" (Diario de Navarra, 20 de Junio 2010). Además de los aspectos religiosos y espirituales, desde la óptica del mundo de arte, una nueva escultura pública venía a engrosar el ya rico patrimonio artístico de Pamplona.
En el estudio que hemos llevado a cabo en los últimos años, acerca de la Escultura Pública en Navarra durante la Edad Contemporánea y que ha servido para la tesis doctoral (presentada en el Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Navarra, con dirección de Dª Concepción García Gainza, en Septiembre de 2010) se ha catalogado un número significativo de este tipo de obras.
Buena parte de las obras son sencillas obras de talla en piedra debidas a la mano de canteros locales. Junto a este tipo de obras existen otras de tamaño e importancia, auténticos monumentos. Estas obras se deben, además, a acreditados escultores, en buena parte navarros. Hay una docena de estas esculturas que representan el Sagrado Corazón de Jesús, y que existen en la Comunidad.
De esta relación de doce monumentos, las dos primeras obras, las más antiguas además, se erigieron en la década de los años cuarenta y son debidas a un escultor de origen italiano asentado en Aragón, Carlo Buzzi. La primera es el Monumento de Tudela, de dimensiones espectaculares, que domina toda la ciudad y que se encuentra enfrentada a otra monumental imagen de la Virgen María. Monumento al Corazón de Jesús de Tudela La imagen, de 12 metros de altura, fue construida por un escultor italiano J.Buzzi. El proyecto del monumento fue realizado por el arquitecto Víctor Eusa de Pamplona. Para su instalación y acceso, el cerro fue acondicionado y se construyó un camino hasta el monumento, todo ello costeado por suscripción popular. Su entorno está acondicionado como un parque, ya que cuenta todavía con restos del castillo (restos de murallas, aljibes y pasadizos). Desde la explanada, se puede contemplar una hermosa panorámica de la ciudad, del Ebro, de La Mejana y la de sus alrededores.
El Monumento al Corazón de Jesús fue inaugurado el día 25 de octubre, festividad de Cristo Rey del año 1942, por iniciativa del Padre Luis Ortiz, sacerdote jesuita. La propiedad del torreón donde se alza la estatua fue cedida a la Iglesia; actualmente sigue siendo de su propiedad, donde hace unos años construyeron en su interior una capilla. La estatua ha sufrido varias restauraciones, todas ellas debidas a rayos, como los de 1971 y 2000, que le seccionaron la mano derecha, y el de 1986, que decapitó la imagen. Las dos primeras restauraciones fueron realizadas por Antonio Loperena Eseverri, pintor y escultor arguedano, y la tercera por el murchantino Pedro Jordán, que restauró la mano derecha en 2000.1
La segunda de ellas es la imagen del Sagrado Corazón que remata la ermita de Añorbe, en el Valle de Ilzarbe. En ambos casos, la idea arquitectónica de los dos monumento se debe al recordado arquitecto pamplonés Don Víctor Eusa. Se trata de dos obras absolutamente emblemáticas dentro de esta tipología, erigidas hace más de 60 años y que rememoran la gran devoción que desde hace muchos años existe en Navarra por la figura del Sagrado Corazón. Igual que surgió la costumbre de poner en las fachadas de las casas la imagen, en metal o esmalte, del Sagrado Corazón, lo mismo se pretendió realizar, a nivel de una localidad o de toda una comarca, con estos grandes monumentos.
A continuación hay que destacar un conjunto de cuatro esculturas, ejecutada en hierro forjado, debidas a la mano de un destacado artista navarro, que trabajaba los metales, llamado Juan Hernández, originario de Urroz Villa. Dichos monumentos, relativamente desconocidos para el gran público, son de dimensiones considerables y se encuentran en las localidades de Mendióroz, Gazólaz, jardín de la Casa de Ejercicios de Burlada y Mañeru (ermita de Santa Bárbara). En los casos de Mendióroz, Gazólaz y Mañeru, el monumento se acompaña de un Vía Crucis, realizado también en hierro forjado. El promotor de todos estos monumentos, junto a alguna obra que analizamos posteriormente, fue el sacerdote navarro Don Ambrosio Eransus Iribarren, hombre dotado de una personalidad muy acusada y de una gran fe y sentido religioso, fallecido en 1996. En todos los lugares donde estuvo destinado como párroco fomentó el culto al Sagrado Corazón y procuró erigir monumentos públicos al mismo. De entre todos ellos resulta asombroso y espectacular el de Mendióroz, pequeño concejo del Ayuntamiento de Lizoain. La última obra de Don Ambrosio Eransus fue el Sagrado Corazón de Artica, en las faldas del Monte de San Cristóbal y visible desde buena parte de Pamplona. En este caso se optó por una escultura, no de hiero forjado sino de hormigón, debida al notable imaginero navarro Áureo Rebolé.
En tercer lugar, destacaremos dos obras de un conocido escultor vasco, afincado hace muchísimos años en nuestra tierra, Rafael Huerta, especialmente conocido en Navarra por su Monumento al Encierro de Pamplona. Su primer monumento se localiza en Corella, actualmente en los jardines de Colegio de los Pasionistas, junto a la ermita de la Virgen del Villar. Se trata de una de las más antiguas obras de Rafael Huerta en Navarra, fechada en 1958 y que gozó anteriormente de otra ubicación en dicha localidad. La segunda obra del artista, bastante más conocida dado su emplazamiento, es el Monumento de Funes, sobre la amplia vega del Río Arga. El mismo tiene una altura total de 17 metros y se debió también a la iniciativa del sacerdote Don Ambrosio Eransus.
Este conjunto de doce obras se completa con otros tres monumentos más. Al escultor vizcaíno José Larrea Echániz, padre del actual artista Vicente Larrea, se le conoce en Navarra como autor del Monumento de Sangüesa, ubicado en el cerro de Santa Margarita, alineado en la diagonal de la Calle Mayor de la localidad y que domina y preside toda la comarca sanguesina con la majestuosidad que le da su emplazamiento y su altura de 12 metros. Hay que hacer referencia también al Sagrado Corazón de Lumbier, de Áureo Rebolé, puede ser diseño del arquitecto que se encargó de erigir el monumento.
El último monumento en considerar sería el del Seminario de Pamplona, que indicábamos antes, debido al escultor extremeño Rodrigo Espada Belmonte. La escultura del Sagrado Corazón de Jesús está ubicada en el recinto del Seminario de Pamplona frente al edificio nuevo. Reposa sobre un montículo de seis metros, por lo que se eleva sobre el suelo con el fin de que pueda observarse desde la urbanización de Lezkairu. Este monumento de seis metros de altura y 2.500 kg de peso, está formado por una escultura figurativa de estilo clásicista realizada en bronce por el escultor extremeño Rodrigo Espada Belmonte. El proyecto de colocación de esta escultura partió del Arzobispado de Pamplona, a raíz de las palabras del Papa Benedicto XVI animando a los nuevos sacerdotes y fieles a rezar al corazón de Jesús. El encargo de realización recayó en Rodrigo Espada, escultor de otras dos figuras del Sagrado Corazón para dos pueblos de Badajoz y otra en Toledo, que realizó el modelo en barro y posteriormente se llevó a tamaño real y se realizó en bronce en una fundición de Arganda del Rey (Madrid). La colocación de la estatua tuvo lugar el 15 de junio de 2010 y la inauguración el 20 de junio, coincidiendo con el día de la consagración de las diócesis de Pamplona y Tudela al Corazón de Jesús. El acto se realizó tras una procesión solemne a la que acudieron además de representantes del arzpobispado y de la diócesis de Pamplona, los niños que habían hecho la primera comunión ese año. La estatua fue bendecida por el Arzobispo de Pamplona, Francisco Pérez.
V. MATEO CRAWLEY-BOEVEY (1875-1960). Un arequipeño, apóstol mundial del Corazón de Jesús y de la Eucaristía
Lo fue el Padre Mateo Crawley-Boevey, nacido en Sachaca un 18 de noviembre de 1875. Fue su padre el caballero inglés Carlos Octavio Crawley-Boevey y su madre la arequipeña María Murga.A los 9 años emigraron a Valparaíso (Chile) y allí estudió con los religiosos de los Sagrados Corazones, en cuyo instituto ingresó posteriormente en 1891 y se ordenó de sacerdote en 1898.Ejerció como profesor en el colegio de la Orden. De igual modo, atendió la Asociación de los Sagrados Corazones y animó espiritualmente varias obras sociales. Con el nombre de Curso de Leyes fundó una Facultad de Derecho que sería el embrión de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. A punto del stress por su entrega desmedida para socorrer a los damnificados por el terremoto de 1906 en Valparaíso, sus superiores le enviaron a Europa en viaje de descanso.
El 24 de agosto de 1907 llega al santuario de Paray.le-Monial, lugar donde se apareció el Sagrado Corazón a Santa Margarita María de Alacoque. Allí se recuperó de su quebrantada salud y vio claramente cuál sería la vocación para el resto de su vida: Conquistar todo el mundo para el amor del Corazón de Jesús, casa por casa, familia por familia, entronizándolo en todos los hogares. Cuando expuso el plan al Papa San Pío X, le complació tanto que le dijo: "No sólo te permito, sino que te mando, hijo mío, dar tu vida por esta obra de salvación social".
Vuelve a América e inicia su cruzada en Valparaíso y la continúa por Chile y Perú. Fundó la revista El Primer Viernes y escribía artículos en otras revistas y periódicos. Posteriormente, su congregación lo destina a Europa para difundir el mensaje misericordioso del Corazón de Jesús; Inglaterra, Bélgica, Holanda, Suiza, Portugal y España se benefician de su encendida prédica. En 1914, llegando a París en el momento en el que las tropas alemanas se disponían a invadir la capital. Un dominico de Saint-Maximin resumió su impresión de esta manera: Al principio, uno queda desconcertado por esa oratoria que no es oratoria, por esas frases elípticas, esas imágenes inesperadas, esos gestos apasionados... y luego, uno está cogido, se pone al unísono, y cuando al final el predicador hace aclamar a Cristo Rey: "Te amo, Jesús, porque eres Jesús", brotan lágrimas de muchos ojos.
De Francia se trasladó a España, donde fundó treinta y ocho centros. En este último país promovió el gigantesco monumento en el Cerro de los Ángeles para consagrar la nación al Corazón de Jesús. En su libro Rey de Amor, (13 ª ed, Secretariado Nacional de la Entronización del Corazón de Jesús, Madrid, 1960) da algunos pormenores interesantes sobre la estatua del Corazón de Jesús del Cerro. El misionero llegó a España para pronunciar las tres conferencias del triduo preparatorio a la entronización oficial de 30 de mayo de 1919. En Madrid dio una serie de conferencias en el "Centro de Defensa Social" organizadas por Rafael María Lázaro y Severino Aznar. En una de ellas lanzó la idea de erigir el Monumento. La idea madura y probada por el Obispo de Madrid-Alcalá, don Prudencio Melo, del Secretariado de la Entronización se encargó de lanzarlo y organizarlo por todo el país, especialmente recaudar los fondos. El Secretariado funcionó en el Colegio de las Madres de los SSCC presidido por la Duquesa de la Conquista, dama de honor de la reina Victoria. El P. Calasanz Baradat, SSCC, director, recorrió el territorio español para impulsar el proyecto y organizar la suscripción. El Monumento sería como un estandarte de gloria cristiana en torno del cual almas y familias españolas debían agruparse aclamando en la vida del hogar y de la nación la Realeza Divina de Cristo Rey. El pueblo español, con el Rey a la cabeza, respondió generosamente y se obtuvieron medio millón de pesetas. "Debo aquí, por noble, a poner de relieve un gesto bellísimo. El embajador del Perú ante la Santa Sede, señor Goyeneche, conde de Guaqui y grande España, pagó la estatua colosal del Corazón de Jesús. Y en carta que me escribió a este efecto me decía: "Quede constancia que es mi intención honrar por cierto al Sagrado Corazón, pero manifestar también muy solemnemente la gratitud del Perú a aquella España católica que nos civilizó con la fe de Cristo y con la morar del Evangelio". Un tío de este embajador fue el Arzobispo Goyeneche, de Lima. Pagado el Monumento, hubo un superávit, suma que el Secretariado invirtió en un rico y artístico copón destinado a la Comunión de los peregrinos que vendrían a asistir al Santo Sacrificio de la Misa celebrado en el Altar del Monumento nacional" p.440
El nuevo Papa le dio la misión de instruir a los misioneros en la India, Ceilán, la China, Indochina, Japón y las islas Hawai. Fueron 50 años de ininterrumpida predicación. Fue padrino en la ordenación sacerdotal de nuestro querido Cardenal Landázuri. Promovió la "entronización del Sagrado Corazón de Jesús en los hogares", la adoración nocturna en el hogar, así como los monumentos dedicados a Cristo en lugares visibles. Su objetivo era "hacer vivir en el hogar y por el hogar, célula social, el divino llamado: 'Quiero reinar por mi Corazón'. Una de sus obras escritas fue "Horas Santas", auténtica llamarada de amor a Cristo como muestra en esta oración: "¡Jesús sigue revelando las maravillas de tu Corazón desde esa Hostia!...Avanza, Dios oculto y vencedor, avanza, conquistando en el comulgatorio alma por alma, familia por familia hasta que la tierra entera exclame, alborozada: ¡Alabado sea el Divino Corazón en su Eucaristía salvadora...; a Él, sólo a Él, en los altares, gloria y honor por los siglos de los siglos; venga a nos tu reino!".
Narra Fernando Cordero Morales ss.cc. que Pío XI le concedió cinco audiencias y le envió otra carta autógrafa, como lo hiciera antes su predecesor Benedicto XV. En una de las audiencias, el P. Mateo regaló al Papa un medallón con la imagen del Sagrado Corazón. Pío XI le comentó: La pondré en mi despacho y cuantas veces la mire te enviaré mi bendición. Y aún más patente queda la gran estima que tenía el Papa al apóstol del Corazón de Jesús cuando el gobierno de Perú solicitó al Sucesor de Pedro el nombramiento del P. Mateo para Arzobispo de Lima: ¿Qué quiere el señor Presidente de la República -contestó el Papa- que haga yo del Padre Mateo un coronel-comandante en plaza, o que le deje ser bombardero del Corazón de Jesús en todo el mundo?
El Jueves Santo de 1949 sufrió el primero de los muchos ataques de corazón que habían de sucederse en los once años que aún le quedaban de vida. En enero de 1955 manifestaba: Cada vez estoy más enfermo. Todo me cansa y debo suprimir muchas de las cosas bellas que debo hacer, reteniendo únicamente las indispensables. Quiero decir que debo dejar mis pocas fuerzas para poder celebrar la Misa y recitar mis plegarias. A su enfermedad se añadió una úlcera en su pierna derecha. En 1959 ingresó en la clínica de Valparaíso donde un cáncer en la sangre le impidió celebrar la eucaristía, que constituía el centro de su vida. Los médicos le amputaron la pierna herida por aparecer la gangrena. La amputación se practicó el 14 de enero de 1960, pero la herida no se cerró y la gangrena apareció pronto en la otra pierna. Su Provincial expresaba en una carta: El P. Mateo sufre atrozmente, pero todo lo soporta con un espíritu sobrenatural admirable. Y el propio enfermo escribía: ¡El cielo se aproxima... y así yo cantaré las misericordias del Señor eternamente!
El apóstol mundial del Sagrado Corazón de Jesús, según la denominación de Pío XI, murió en Valparaíso el 4 de mayo de 1960 a los 84 años de edad. Al enterarse de su muerte el ahora beato Juan XXIII, envió, por medio del Cardenal Secretario de Estado, al Superior General de la Congregación de los Sagrados Corazones el siguiente mensaje: El Santo Padre está totalmente familiarizado con la misión que este infatigable apóstol llevó a cabo durante toda su vida: la difusión del culto del Sagrado Corazón. Por esto es consolador el pensar que la triste pérdida que ha sufrido la Congregación de los SS. Corazones se compensa con la presencia en el cielo -como podemos creer- de un nuevo y poderoso protector. http://ec.aciprensa.com/wiki/Mateo_Crawlwy-Boevey
VI. MONUMENTO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS DEL CERRO DE LOS ÁNGELES
La obra que hoy se contempla, del monumento al Corazón de Jesús, es réplica de la anterior, inaugurada en 1919, aunque de mayor tamaño, comenzó a edificarse en 1944 según el proyecto de los arquitectos Pedro Muguruza y Luis Quijada Martínez. La imagen del Sagrado Corazón de Jesús (11,50 m.) y su pedestal (26 m) obra de Aniceto Marinas, junto con los grupos escultóricos de la base, obra de Fernando Cruz Solís, fue inaugurado en el año 1965. Diez años más tarde, en 1975, se inauguraba la cripta, obra no existente en el proyecto anterior. El monumento muestra a Cristo, con los brazos abiertos, invitando a todos los hombres a ir hacia ElGrupos escultóricos Forman parte del Monumento cuatro grupos escultóricos situados sobre la cúpula de la iglesia y en las diagonales que le encuadran. Son obra del escultor D. Fernando Cruz Solís. Las figuras que los componen tienen algo más del doble del tamaño natural.
Los dos grupos de la parte delantera son repetición, aunque de distinto estilo y orden de las figuras, de los que existían en el Monumento antiguo: la Iglesia militante y la Iglesia triunfante. Los dos grupos de la parte posterior representan la España defensora de la fe y la España misionera
El Monumento al Sagrado Corazón de Jesús se encuentra situado en el Cerro de los Ángeles, en Getafe. Se localiza en un cerro testigo, enfrente de la ermita de Nuestra Señora de los Ángeles, en el considerado centro geográfico de España. Fue mandado construir por el Ayuntamiento de Getafe siguiendo una piadosa recomendación que se extendía por todo el país a raíz de la consagración de todo el género humano al Sagrado Corazón de Jesús, llevada a cabo por el Papa León XIII en el Año Santo de 1900 y la consagración pública de España al Sagrado Corazón en 1919.
Ermita de Nuestra Señora de los Ángeles, situada frente al monumento al Corazón de Jesús.En 1919 se eligió este lugar para construir un enorme monumento en honor del Sagrado Corazón de Jesús. Fue una obra conjunta del arquitecto Carlos Maura Nadal y del escultor Aniceto Marinas. El monumento se edificó con las aportaciones de miles de españoles que colaboraron. La imagen de Jesús fue donada individualmente por Don Juan Mariano de Goyeneche (Conde de Guaqui). El monumento era todo de piedra caliza en tonos ligeramente amarillentos. Contaba con dos grupos de esculturas laterales, uno de los cuales representaba a la "Humanidad santificada" y el otro a la "Humanidad que tiende a santificarse". En el primero de los grupos figuraban los santos siguientes: Santa Margarita María de Alacoque, religiosa de la Visitación, San Agustín, San Francisco de Asís, Santa Teresa de Jesús, Santa Gertrudis, el beato Bernardo de Hoyos y San Juan Evangelista. En el segundo grupo, que estaba situado a la izquierda del monumento, se representaba el camino para llegar al cielo mediante la práctica de la caridad, del amor, de la humildad y del arrepentimiento. La caridad estaba representada por una hija de San Vicente de Paúl y cinco niños guiados por ella. Otro grupo de cinco figuras representaba la Virtud y el Amor, personificada la primera por una joven de elevada alcurnia y una niña con el traje de primera comunión, y el segundo, por un hombre y una mujer del pueblo con un niño en brazos.
La altura del monumento era de 28 metros, incluida la figura, a la que correspondían 9 metros desde el plinto. El ancho era de 31,5 metros, y de fondo tenía 16 metros. Estaba construido con piedra de Almorquí, y se emplearon 882 toneladas de material. El 30 de mayo de 1919 el Rey Alfonso XIII lo inauguró solemnemente tras efectuar la consagración de España al Sagrado Corazón de Jesús.1
El nuncio Francesco Ragonesi bendice el monumento.
Al inicio de la Guerra Civil, el 23 de julio de 1936, cinco jóvenes fueron asesinados por defender y guardar el monumento de posibles atentados,2 Días después del asesinato, el 7 de agosto, milicianos del bando republicano llevaron a cabo una "ceremonia" por ellos mismos fotografiada, de fusilar la imagen de Jesús; tras ello, procedieron a la destrucción de las esculturas, primeramente "a mano" y por último, dada la dureza de su material, recurrieron a la dinamita hasta lograr reducirlo a ruinas. La prensa del Frente Popular publicó en portada y en primera página las fotografías del "fusilamiento" y comentó favorablemente el hecho ("Desaparición de un estorbo"). El Ayuntamiento de Getafe, en decisión refrendada por el Gobierno de la República, cambió el nombre cerro de los Ángeles por el de "cerro Rojo", nombre que conservó hasta el final de la guerra civil.
Explanada del Cerro de los Ángeles, a la izquierda el antiguo monumento desplazado de su posición original. Terminada la guerra, el régimen de Franco recuperó su nombre original y dio orden de construir un nuevo monumento, réplica del anterior, que comenzó a edificarse en 1944 según el proyecto de los arquitectos Pedro Muguruza y Luis Quijada Martínez. La imagen del Sagrado Corazón de Jesús y su pedestal fueron de nuevo obra de Aniceto Marinas, y los grupos escultóricos de la base de Fernando Cruz Solís. El monumento muestra a Cristo, con los brazos abiertos. Esta nueva imagen es de 11,50 metros. El pedestal sobre el que se apoya, de 26 metros, está rematado con la leyenda Reino en España. En la base de éste se encuentra un altar, debajo del cual se encuentra la oración Sagrado Corazón, en vos confío. Encima de éste, en el centro figura la locución España al Sagrado Corazón de Jesús. A los lados se encuentran, a la izquierda, el escudo del papa León XIII y, a la derecha, el escudo episcopal del entonces nuncio en España Francesco Ragonesi.
Los grupos escultórico están situados a los laterales del pedestal. Los grupos delanteros representan a la "España Misionera" y a la "España defensora de la fe". Los dos grupos posteriores representan a la "Iglesia militante" y a la "Iglesia triunfante". Estos dos últimos están personificados por las figuras originales pero dispuestas en distinto orden.3 El primer grupo está representado por: Isabel la Católica, Cristóbal Colón, Hernán Cortés y Fray Junípero Serra. El segundo grupo representado por: Osio, obispo de Córdoba, Don Pelayo, Diego Laínez, Juan de Austria y el beato Anselmo Polanco. El tercer grupo representado por: La caridad, personificada por una religiosa guiando niños, la virtud, representada por una niña con flores y otra vestida de niña de primera comunión, el amor, representado por un hombre y una mujer del pueblo con un niño en brazos y además un hombre desnudo que se dirige a Cristo. El cuarto y último grupo representado por: San Agustín, San Francisco de Asís, Este nuevo monumento fue inaugurado en el año 1965.
Se conserva lo que quedó del anterior monumento (la base y el arranque del pedestal). Dichas ruinas fueron trasladadas al lugar que hoy ocupan para dejar despejado el solar para la nueva construcción. El nuevo monumento se levantó en el mismo lugar que ocupaba el original.
Diez años después de la inauguración del monumento, en 1975, se inaugura el santuario del Sagrado Corazón de Jesús, obra no existente en el proyecto anterior. El acceso al templo se encuentra debajo del monumento al Sagrado Corazón. Se accede por dos puertas, en las cuales (de derecha a izquierda) figuran los escudos episcopales de Casimiro Morcillo, Leopoldo Eijo y Garay, José María Salvador y Barrera y Prudencio Melo y Alcalde. El santuario se encuentra en la base del monumento. Es de 12 metros de altura, con una superficie de 42,40 metros de largo y ancho, formando un cuadrado. El complejo está compuesto por cinco bóvedas de cañón. Las tres naves principales son de 11 metros de ancho y las dos naves laterales de 4,50 metros de ancho.
JUAN MARIANO DE GOYENECHE Y GAMIO (Arequipa, 1834 - San Sebastián, 1924), político y diplomático peruano, III Conde de Guaqui, Marqués consorte de Villafuerte y Grande de España de Primera Clase. Fue ministro plenipotenciario del Perú en Francia, España y la Santa Sede y diputado por Arequipa (1860; 1861; 1864; 1871-1876)
Cuando en 1821, Perú se declaró independiente de su metrópoli, los padres de Juan Mariano decidieron permanecer en Perú y aquí nació ya bajo nacionalidad peruana. Sin embargo varios de sus parientes se exiliaron a Europa como sus tíos José Manuel y Pedro Mariano de Goyeneche y Barreda.
Recibió su primera educación en el Colegio Seminario de la ciudad blanca de Arequipa, completándola desde los catorce años en España. Primero en Madrid bajo la dirección del padre Ramón Escudero Sáez, S.J., y posteriormente en el Colegio de Vergara. Cursó a continuación estudios de Jurisprudencia en la Universidad Central.
Cuando regresó al Perú participó en la vida pública siendo elegido diputado por Arequipa en el Congreso de la Nación, formando en las filas del Partido Conservador (1860, 61, 64 y 71 - 76). Prestó grandes servicios a Perú durante la Guerra del Pacífico con Chile.
En 1871, recibió la proposición de concurrir a la presidencia de la República, proposición que rechazó. Al encargarse Manuel Pardo y Lavalle de la presidencia le ofreció a Goyeneche la cartera de Interior, que declinó. Años más tarde, en 1880, le fue ofrecido el Ministerio de Relaciones Exteriores, que también rechazó. Durante su gestión concertó un convenio muy ventajoso con los acreedores de Perú ofreciéndoles la explotación directa del guano como garantía de la deuda y de los nuevos préstamos que consiguió se otorgaran al país.
En 1877, fue nombrado Ministro Plenipotenciario en París y en 1880 en Madrid. A él se debió la firma del Tratado de Paz y Amistad con España que puso fin definitivo a las disputas existentes entre ambas naciones desde la proclamación de la independencia en 1821. En 1887 fue nombrado Ministro Plenipotenciario ante la Santa Sede y en 1918 Embajador ante S.S. el Papa.
Durante sus viajes por Europa estudió todos los adelantos que pudieran ser aplicados después en el Perú, tomando notas y apuntes que hacía llegar a Lima.
Fue nombrado Académico de la Academia Lauretana de Ciencias y Artes, presidente de la Comisión Peruana de la Exposición Universal de 1878, delegado del Perú en el Congreso Postal de París y miembro de la Unión Postal Universal.
En España, Goyeneche fue nombrado Prócer del Reino y Caballero Profeso de la Orden de Santiago, así como dignidad Trece en dicha orden.
El ideal que persiguió a lo largo de su vida pública fue lograr una paz completa y sólida entre España y las Repúblicas hispanoamericanas que le deben su origen y a la formación de una liga indisoluble y poderosa que tuviera por objeto la mutua protección de sus intereses, tanto morales, de raza y religiosos, como materiales, de comercio, industriales y agrícolas.
Junto con sus hermanos aportó los fondos necesarios para la construcción del soberbio Hospital Goyeneche de Arequipa así como para la restauración del Castillo de Javier en Navarra y la edificación de la Basílica adosada y edificios aledaños. Igualmente donó personalmente la imagen de Jesús (9 metros) que coronaba el monumento al Sagrado Corazón de Jesús del Cerro de los Ángeles (Getafe - Madrid) que fue inaugurado por el Rey Alfonso XIII en 1919 y fusilado y dinamitado por milicianos marxistas en el verano de 1936. Junto con su hermana la duquesa de Goyeneche donó los terrenos sobre los que se asienta la Fundación Goyeneche de San Sebastián dedicada a la asistencia y empleo de disminuidos psíquicos y enfermos mentales.
El 01 de noviembre de 1860 contrajo matrimonio en el palacio Arzobispal de Lima con Juana de la Puente y del Risco, VII Marquesa de Villafuerte, con la bendición de su tío José Sebastián de Goyeneche, arzobispo de Lima. La pareja tuvo once hijos
VII. EL EJEMPLO DEL P. BERNARRDO HOYOS, UN SANTO JOVEN DEL CORAZÓN DE JESÚS
Homilía Beatificación del P. Bernardo Francisco de Hoyos, S. J.18 de abril de 2010 Angelo Amato, S. D. B.,
Queridos hermanos. La Beatificación del siervo de Dios Bernardo Francisco de Hoyos (1711-1735), de la Compañía de Jesús, supone una gran alegría para la Iglesia católica y, al mismo tiempo, un honor para España, tierra noble de santos y de mártires. Aunque es verdad que su breve existencia terrena aconteció hace ya tres siglos, su fama de santidad ha sobrevivido los años difíciles de la supresión de la Compañía en 1773 y permanece todavía muy viva en España, en América Latina y lógicamente aquí, en Valladolid, al igual que en su pueblo natal. La devoción al Sagrado Corazón no consiste en otra cosa sino en el culto al amor redentor de nuestro Salvador, cuya enseñanza se puede resumir en el único mandamiento del amor a Dios y al prójimo. Con razón se le puede aplicar a nuestro Beato el íntimo diálogo entre Cristo Resucitado y san Pedro, que hemos leído en el Evangelio de hoy (Jn 21,15-17). Por tres veces Jesús dirige a Pedro la pregunta: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres más que éstos?». Y por tres veces, Pedro le responde: «Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero».
El beato Bernardo fue sometido al examen del amor durante toda su vida, pero sobre todo en los últimos tiempos, cuando ya era sacerdote. Fiel miembro de la Compañía de Jesús, amaba a Cristo, su Señor, y sentía que era su bendito corazón el manantial de toda caridad. El Sagrado Corazón fue su verdadera escuela. Como el apóstol Juan, él reclinó su cabeza en el corazón de Jesús, para contar al mundo la riqueza de este amor infinito.
Su entusiasmo por la devoción al Corazón de Jesús no se basaba en un sentimentalismo superficial, sino en una auténtica vivencia de caridad. La espiritualidad del Corazón de Jesús fue para él fuente de una cuádruple experiencia.
1. Fue primero y ante todo experiencia de transfiguración. Al poner su corazón junto al Corazón de Jesús, se convierte en un apóstol inflamado de caridad. En el fuego, la leña se quema y da calor. En el Corazón de Jesús su corazón se quemaba de amor. Podía así repetir con san Pablo: «Ya no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí» (Ga 2,20).
2. Además, segundo, la espiritualidad del Sagrado Corazón significó para él una experiencia de aceptación interior del sacrificio. El Corazón de Jesús es un corazón ensangrentado, traspasado y herido por los pecados y la traición de sus amigos y hermanos. Al beato Bernardo no le fue ahorrada la prueba dolorosa de la noche oscura y del gran abandono, que duró del 14-11-1728 al 17-4-1729.
3. En tercer lugar, la espiritualidad del Sagrado Corazón fue para nuestro Beato una experiencia intensa de oración continua y de diálogo de amor. Escuchar el latido del Corazón de Cristo significa hablar con Jesús y así alcanzar la verdad de Aquel que es la Verdad en persona.
4. Finalmente, la espiritualidad del Sagrado Corazón supuso para el beato Bernardo de Hoyos una experiencia de santificación. Él buscó en el Corazón de Cristo el alimento para su fe, la ayuda para su fidelidad sacerdotal, la creatividad para su apostolado y la alegría de su vida de gracia.
A todos los fieles, además, el beato Bernardo nos ofrece un extraordinario mensaje de bondad y caridad. Él es un rayo del rostro Pascual del Cristo Resucitado. Él nos invita a confiar en el Corazón de Jesús, para obtener en ese copioso manantial el amor que debe animar nuestra vida de familia, nuestra vida social y nuestro trabajo.
Por último, el beato Bernardo recuerda que todos los bautizados estamos llamados a la santidad. La vocación de los discípulos, de hecho, es la santidad. «Sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto». (Mt 5,48). Nuestro Beato nos exhorta a vivir «como conviene a los santos» (Ef 5,3). La santidad no debe ser exclusiva de los sacerdotes ni de los consagrados. Todos los cristianos estamos llamados a la plenitud del amor. La santidad de los laicos es hoy más necesaria que nunca para promover un estilo de vida más humano y para introducir en la sociedad terrena aquellas virtudes evangélicas que favorecen el bien y la verdad.
. «Dios es amor, y quien permanece en el amor permanece en Dios, y Dios en él» (1Jn 4,16). Como en el beato Bernardo, también Dios ha derramado en nosotros su amor por medio del Espiritu Santo que nos ha sido dado (Rm 5,5). Ayudados por su ejemplo e intercesión, hagamos crecer la caridad en nuestro corazón, como una buena semilla que da frutos buenos.