viernes, 29 de abril de 2022

TRANSMITIR EL LEGADO MISIONERO DE TORIBIO EN LA CRISIS PERUANA Y MUNDIAL. Mons. Carlos Castillo, 27 abril 2022

TRANSMITIR EL LEGADO MISIONERO DE TORIBIO EN LA CRISIS PERUANA Y MUNDIAL

https://www.arzobispadodelima.org/2022/04/27/mons-castillo-transmitir-el-legado-de-santo-toribio-en-las-nuevas-circunstancias/

Lima, 27 de abril 2022. En la Solemnidad de Santo Toribio de Mogrovejo, Monseñor Carlos Castillo hizo un llamado a retomar el camino de la gran tradición que nos dejó Toribio y transmitir su legado en las nuevas circunstancias: «En este momento de dificultad de nuestro país, encontremos cuáles son las nuevas formas de servir de la Iglesia y del Clero, cómo diseñamos un modelo que sólo sea servicio y no servirnos de los demás, para hacer de la Iglesia palpitación, sentimiento profundo, vida auténtica y testimonio del Señor, como lo hizo Santo Toribio… Y lo que quiso fue hacer una Iglesia misionera, una Iglesia espiritual, una Iglesia Santa, pero también una Iglesia capaz de dar vida y esperanza a todo nuestro país. Por eso se le llama a Toribio el "fundador de la peruanidad".  Así lo llama José Agustín de la Puente. Y como estamos en el año del Bicentenario tenemos que unir peruanidad con sinodalidad y así salimos adelante"

Queridos hermanos y hermanas, el día de hoy queremos retomar la tradición.

La Iglesia es tradicional, lo decíamos el Jueves Santo. Y ser tradicional no significa ser conservador. Significa transmitir un legado y vivir ese legado en las nuevas circunstancias. Y ese legado que hemos recibido todos de un santo fundador que se desvivió por anunciar el Evangelio, desde que llegó en 1581 y caminó hasta llegar directamente a nuestra tierra, a nuestra ciudad, nosotros queremos, con todo el corazón, agradecérselo y recordarlo, haciendo posible en cada uno de nosotros una renovación completa de nuestra vida cristiana en momentos en que la humanidad se encuentra debatiéndose en una incertidumbre total, en donde hay una crisis de sistema que no volverá a presentarnos la posibilidad del progreso indefinido, triunfante y globalizante que hemos vivido, y que nos sumergirá en una situación difícil, de la cual solo saldremos como hermanos, tal como el Papa Francisco ha establecido.

No es un juego, no son palabras vanas, no es simple análisis afiebrado y apurado. Es la triste realidad en la que se encuentra el mundo y se encuentra en nuestro país que, al decir de algunos estudiosos, es uno de los eslabones débiles del mundo en donde las cosas pueden estallar y, luego, irradiarse como reguero de pólvora en diversas situaciones en América Latina, junto a otros sitios en donde ya se está desencadenando.

Por eso, leer la vida y reflexionar sobre la historia de Santo Toribio, nos ayuda porque supo situarse también en un momento álgido, y de allí generar una Iglesia capaz de acompañar a la gente y proponerle formas de vida, testimonio cristiano profundo, capaz de convencer y generar algo realmente nuevo.

Es verdad que lo que se generó fue una especie de equilibrio entre una dominación española y ciertos espacios para dignificar a la persona que muchos no respetaron, pero que, gracias, justamente, a que la Iglesia cumplió su tarea evangelizadora, se pudieron ir realizando en las diversas partes del país.

Este texto de Isaías (6,1-8), que empieza "el año de la muerte del Rey Ozías". Había muerto el rey Ozías, que fue según todos los entendidos, el fundador del reino de Israel, que luego, se retrotrae a la imagen y a la figura de David. Tanto Ozías como Josías fueron los mejores reyes que Israel tuvo, el resto fueron una nulidad. Pero estos dos reyes fueron los que fundaron sobre bases sólidas en la gratuidad del amor de Dios y escucharon a los profetas. Pero el rey Ozías había muerto, se trataba de una tragedia.

Pues, cuando se nombra Arzobispo a Toribio, pues había sucedido una tragedia: había sido asesinado vilmente en la Plaza de Cuzco, Túpac Amaru I. Y había sido asesinado, antes encarcelado en Sacsayhuamán y después llevado a la pena del garrote en la Plaza de Cuzco. Y todo el pueblo estaba asistiendo y gritaba, y antes de que vengan a cortarle la cabeza, Túpac Amaru levantó la mano en alto, se tocó la nariz, la boca, y con la mano derecha tocó su muslo como signo de silencio. Y todo el pueblo que asistió, calló. Finalmente le cortaron la cabeza.

Cuando el virrey Toledo fue sacado del Perú, el rey Felipe II le dijo: "Yo te mandé a servir reyes y evangelizarlos, no te mandé a matarlos". Y eso es lo que suscitó una crisis que tenía que superar las tragedias de la conquista.

Primera tragedia, las enfermedades, epidemias enormes que redujeron la población de 10 millones a 800 mil indios. En segundo lugar, ocasionó esta gran resistencia de la gente que quedaba, especialmente, en Cusco, pero en otras partes, de la desazón que se produjo por haber matado al segundo rey, Túpac Amaru (el primero fue Atahualpa). Y esa desazón, ese descontento, generó también una tercera situación: la posibilidad de que la crisis se ahondará y los conquistadores tomaran todo. Fue necesario que la propia corona se organizara de otra manera para equilibrar las cosas. En este contexto, fue Toribio junto con el virrey que nombró Felipe II que se pusieran de acuerdo para equilibrar las cosas cuando Santo Toribio llega a Lima.

Cuento esto porque, cuando hay una situación de tragedia y se tiene que resolver, todos nos preguntamos eso que se pregunta aquí el Señor: "¿A quién mandaré? ¿A quién enviaré?". Y curiosamente, Felipe II se preguntó eso y buscó, justamente, no a un cura, no a un obispo, no a un religioso, buscó a un laico, porque, en el momento, era la persona que mejor podía estar a la altura de la situación. Y, por esa razón, pensó que era mucho mejor que alguien que conociera la realidad y que tuviera criterio y juicio, pudiera gobernar la ciudad y la Iglesia del Perú.

Fueron ellos dos, el virrey Martín Enríquez de Almansa y Santo Toribio, que convocan al Tercer Concilio Límense, que estaba ya en ciernes, dado que había habido otros concilio durante [el Arzobispo Jerónimo] Loayza, y a partir de ahí, se norman las formas de evangelizar distintas, para promover la dignidad de los indios. Y tanto Toribio como los propios sacerdotes, eran representantes de la protección de los indios y el rechazo de cualquier tipo de abuso, la promoción de las personas, para hacer posible que la gente surgiera y se respondiera a la demanda tremenda que se había generado, inclusive, con la destrucción de toda la panaca y de las grandes familias que venían de la realeza inca.

"¿A quién mandaré?" Es pregunta que también nos hacemos hoy día en la situación difícil. ¿A quién mandaré para evangelizar en medio de la complicación en la que estamos?

¿Estamos a la altura? El Señor lo sabe, sabe que podemos estar a la altura si nos convertimos, mucho más si hemos pasado por ese Seminario durante tantos años de reflexión, de amistad, de alegría, en donde se unen también todos los que se han formado en la línea de Toribio desde hace tantos años, en el Colegio Externado, y los seminaristas que ahora gozan la alegría del encuentro, de la amistad, de irse en misión a los pueblos sencillos. Hay algunas personas que no les parece muy bien que mandemos al seminarista, en primer lugar, a sectores populares, pero hoy día que la situación es trágica y hay que ir ahí, hay que aprender.

Y por eso, el Papa, reconociendo que esto es un problema actual, urgente, necesitamos, justamente, saber que estamos en una tragedia, saber que, quizás, todavía no muere un rey, pero que podemos estar muy a punto, porque las situaciones son gravísimas y, desgraciadamente, no se encuentran muchas salidas.

¿Qué hace la Iglesia? Una, otra, otra y otra vez y definitivamente evangelizar, no polarizar, no politizar, no partidizar, porque las entrañas de misericordia que anuncia el Evangelio son capaces de transformar hondamente, si con autenticidad y con Vida, somos capaces de poder suscitar en la gente una recapacitación. Por eso, la situación de crisis actual es una situación que se convierte en llamado a nosotros, porque somos responsables nosotros de que la gente no cambie, porque a nosotros nos toca lograr que cambie.

Ya si intentamos e intentamos mil formas y no lo hacemos, ya pues no es culpa nuestra, pero es culpa nuestra cuando ponemos la religiosidad en piloto automático, hacemos nuestro horario "mañana, misa" "tarde…noche, misa", al "mediodía, hora intermedia" y así…y no hacemos más....

Todos sabemos que un sistema así no es capaz de generar algo nuevo, probablemente si porque detrás de eso está la fe, está la tradición litúrgica, ¡correcto!, pero ven Uds. que es muy remota la consecuencia.

Toribio decidió no poner la religiosidad en piloto automático, sino ponerse él como misionero para ir a cada pueblo. Y no eran visitas de médico, eran largas visitas de meses, en donde hay miles de anécdotas en diversas partes del Perú, sobre todo, en la parte norte, en donde lo recuerdan porque hizo algo concreto, además de los bautismos que dijo el que eran como 600,000 que hizo en sus viajes (un poquito menos de la población que quedó). Y no solo eso, sino que, en esas visitas, hacía varias cosas más: se sentaba a enseñar, aprendió el quechua, hablaba con la gente, la escuchaba, o como cuando venía aquí también, y se sentaba, como estaba en construcción la catedral, se sentaba a conversar en eso que ahora son las escaleras, se sentaba en el suelo a conversar con los pobladores de la ciudad y con la gente, sobre todo, más indígena que vivía en la otra parte de la ciudad.

El buscó a la gente, él no esperó a que viniera la gente. Y cuando buscó a la gente, allí donde fue, aprendió a construir formas de Iglesia. Por eso es tan actual, y por eso el día de mañana y pasado tendremos dos charlas en torno a sinodalidad. Porque si bien el "sínodo" viene desde los inicios de la historia de la iglesia, el que más practicó la sinodalidad fue Toribio, no por que hiciera el primero y segundo Limense, ya que hizo no más el Tercero, pero hizo muchísimos encuentros que él los llamó "sínodos" a lo largo de su camino, con los pocos curas que había y con los laicos que había también. Y por eso supo enraizar la fe en el corazón de la gente por conocimiento directo: eso que la gente agradece de todos nosotros, en nuestra cercanía, (la vez pasada me hablaban de un sacerdote que sabe explicar con mímicas las cosas, mientras otros se burlan, pero se burlan porque no saben que cosa es evangelizar.

Evangelizar siempre implica una consonancia con el pueblo que tienes delante, hablando su lenguaje, sus gestos, sus maneras. Y tenemos hoy día un pueblo muy sufrido y diversificado que necesita que le hablen en su lenguaje de sufrimiento, de dolor y hablarle con esperanza.

Por eso, hermanos, hoy día es un día muy importante para todos nosotros, porque es un día para retomar el camino de la gran tradición que nos asiste. Fue excelente la propuesta del padre colombiano que vino a darnos retiro, porque habló de la identidad de una diócesis, como debe ser también la identidad de cada parroquia, su historia, la gente que la vivió, la gente que la construyó, lo que nos dejó como legado.

Y ese camino conversador que Santo Toribio dejó, imprimió una huella imborrable, de tal manera que tienen cosas increíbles ustedes, como una anécdota que me pasó hace poco, cuando empecé, todavía no me habían ordenado, pero yo tenía un acuerdo con los jóvenes de Chachapoyas. De que tenía que dar una charla. Llego a Magdalena, y, gran recibimiento, el obispo me quiere dar su báculo. Yo le dije: "No, usted es el obispo", pero él me responde delante de toda la gente: "No, se lo tengo que dar porque desde hace 430 años que no llega un arzobispo de Lima aquí". El último que había llegado era Toribio.

Son signos de que cuando hacemos una evangelización viva, como dice Toribio, 'pasando por valles, y quebradas, sufriendo agresiones o inclusive tensiones'. O anécdotas preciosas como su bajada a Huánuco desde Chinchaycocha, es interesante como se encuentra con una guerra de indios y la pacifica, hablando con ellos y calmándolos. Y así, hay signos que tenemos que recoger, como nosotros tenemos que recoger también todo lo bueno que hemos hecho y hacemos cuando las cosas las hacemos por amor, por comunicarles lo más profundo que tenemos, que es el amor entrañable que recibimos por tener este ministerio y por ser cristianos.

Por eso la palabra principal que le dice Felipe II a Toledo: "Yo te envié a servir reyes". Y hoy día, la segunda lectura de Pablo a los Corintios (4,1-5) empieza diciendo: "Nosotros, servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios". Así comienza, servir y no ser servidos. Por eso, en este momento de dificultad de nuestro país, encontremos cuáles son las nuevas formas de servir de la Iglesia y del Clero, cómo diseñamos un modelo que sólo sea servicio y no sea servirnos de los demás, que no sea hacer finta de que hacemos Iglesia, en vez de hacer palpitación, sentimiento profundo, vida auténtica, testimonio del Señor, en donde si he cometido algo grave, lo tengo que reconocer y tomar las medidas adecuadas, incluso, con la posibilidad de salir del sacerdocio para no manchar la misión de la Iglesia, o si es que tengo algún problema de fondo, tratarlo a fondo y no superficialmente. Y si tengo cualidades extraordinarias que no he desarrollado, potenciarlas y ponerlas en función de todos, para hacer posible que la gente sienta que Jesús ha pasado por ahí. En efecto, alguien alguna vez me comento, (uno de los que vinieron al Congreso sobre Santo Toribio, en el 2006, que una de las cosas que le dijo Felipe II a Toribio (no tengo el documento, pero me lo dijo de memoria): "ahora que vas allá, que cuando tu pases, ningún indio tenga duda de que Jesucristo o un apóstol ha pasado por su pueblo, por su vida, por la relación  con él".

Y eso nos vendría muy bien a nosotros, "que a nadie le quepa duda de que, cuando están en un hospital, en la parroquia, en el trato de la gente, en la organización de los problemas de la gente, en la palabra que dicen, no le quede a la gente duda de que Jesucristo está pasando. Siempre nos detenemos todo el tiempo a decir que somos 'In Persona Christi'. Pero a veces eso nos sirve para tener poder, y, en realidad, nos debe servir para ser auténticos testigos de nuestro Señor. In Persona Christi significa que soy testigo, que transparento a Dios con mi vida.

Yo quiero agradecerles a todos ustedes, que lo hacen diariamente, con mucha paciencia, encontrando y viendo las formas, porque no es fácil evangelizar hoy día. Pero si los llamo a que también, simultáneamente, valoremos todo lo que somos para que, reconociendo todo lo que valemos, ponerlo a disposición de la gente, y unidos tomemos todos iniciativas para construir juntos nuestra Iglesia, porque es así como se tiene que hacer.

No he tenido la ventaja de ser un obispo de largo periodo, soy de tránsito, como nos corresponde a los que somos de tránsito, pero vamos a dejar esto a otros que vienen, tiene que ser de ustedes, pero entre ustedes tiene que desarrollarse la capacidad de autenticidad más profunda, porque si no, hacemos todo lo contrario a lo que quiso Toribio. Y lo que quiso fue hacer una Iglesia misionera, una Iglesia espiritual, una Iglesia Santa, pero también una Iglesia capaz de dar vida y esperanza a todo nuestro país. Por eso se le llama a Toribio el "fundador de la peruanidad". Así lo llama José Agustín de la Puente. Y como estamos en el año del Bicentenario tenemos que unir peruanidad con sinodalidad y así salimos adelante.

Y que Dios los bendiga y los acompañe, y que vayan por todo el mundo anunciando el Evangelio y formando la Iglesia adecuada que el anuncio tiene como resultado en cada experiencia particular. Y así va juntándose todas las iniciativas y haciendo esta Iglesia comunión que Dios ha querido para que el mundo se salve.

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martes, 26 de abril de 2022

Perú. En camino hacia la beatificación de Aguchita, mártir de la misericordia. Padre Luis Alfonso Tapia Ibáñez

Perú. En camino hacia la beatificación de Aguchita, mártir de la misericordia

A pocos días de la beatificación de la religiosa peruana María Agustina Rivas López, más conocida como Aguchita, el Vicario Apostólico de San Ramón, en Perú, comparte con Vatican News una reflexión sobre la figura de la religiosa de la Congregación de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor y el magisterio del Papa Francisco.
Ciudad del Vaticano

Por el Padre Luis Alfonso Tapia Ibáñez, Vicariato Apostólico de San Ramón, Perú

Aguchita y Francisco

¿Qué tienen en común la nueva beata peruana, una sencilla religiosa, nacida en los andes peruanos, con el Papa Francisco, nacido en la capital de Argentina?

La Base común, que todos compartimos, es el Espíritu Santo recibido en el bautismo. El mismo Espíritu soplaba en su interior y les invitaba a ser fieles a la voluntad de Dios en sus vidas. Y este mismo Espíritu inspiró el acontecimiento eclesial más importante de este último siglo: el Concilio Vaticano II, imprescindible para comprenderlos a los dos.

"Callejera de la fe en salida misionera"

El Papa Francisco nos presentó su "proyecto pastoral" en la Exhortación Apostólica "Evangelii gaudium", heredera del Vaticano II, de la Exhortación "Evangelii Nuntiandi" de san Pablo VI y del documento conclusivo de Aparecida.

El Papa sueña con una Iglesia en salida misionera, pedía a los cristianos ser "callejeros de la fe". Y ahí tenemos a nuestra Aguchita escapándose, terminadas sus responsabilidades oficiales, para salir a buscar a las mamás de un club de madres para organizarles talleres, enseñarles a tejer, cocinar, leer la biblia, hacer catequesis y un poco de cada. Escapándose también a conversar con aquellas señoras amigas que tienen problemas en su casa, una con el esposo violento o alcohólico, otra con el hijo drogodependiente, otra porque no le alcanza la plata, aquella porque tiene la hija enferma y un larguísimo etcétera.

Será callejera de la fe cuando vaya al caótico y peligroso mercado mayorista de la Parada, en Lima. Para todos tiene una palabra de aliento, una pregunta por su salud, su familia, el trabajo, el "problemita" que le contó la otra vez y por el que sigue rezando hasta ahora.

Nació pobre por cuna y vivió pobre por opción

El Papa Francisco sueña también con "una Iglesia pobre para los pobres". Aguchita no hablará de "opción preferencial por los pobres", pero sabe perfectamente que "lo que a uno de estos pequeños hicieron, a mí me lo hicieron" y ha hecho esta opción desde que vivía en Coracora. Nació pobre por cuna y vivió pobre, por opción; dedicó todo su pastoreo al servicio de los pobres para ofrecerles una vida más digna y llevadera, donde Dios ocupe el lugar principal.

Dio su vida por amor a sus ovejas

No hablará de "pastores con olor a oveja", pero será ese amor que le quema en el corazón lo que la llevará a buscar a señoras y niñas, jovencitas y clubes de madres, familias y esposos, hijos y sobrinos, colonas y nativas, terroristas y militares, sin importar el día, ni la hora, la edad o la salud; todas son sus ovejas, encargadas con amor por su Amado Buen Pastor, por ellas dará su vida, primero día a día y un 27 de setiembre la dará para siempre, para todos.

Una vida contemplativa del don de la creación

En el 2015, veinticinco años después de la muerte de Aguchita, el Papa Francisco nos regala la Encíclica social "Laudato si", invitándonos al cuidado de la casa común. Aguchita no hablará de "ecología" y menos de "ecología integral", pero lo vivirá como fruto de una mirada contemplativa que sabe ver al Amado en todo, en todos, siempre. Una mirada que entiende, con el Génesis, que todo es fruto del amor de Dios y como todo regalo, cargado de afecto, debe ser utilizado y cuidado con cariño y esmero. Será recicladora creativa, reinventora de recetas para aprovechar los ingredientes que tenemos, sembradora de todo lo que pueda producir, técnica agropecuaria que saca pesticidas naturales, composteras, reutilizadora de todos los recursos a la mano. Y, sobre todo, enseñará a encontrar a Dios en la naturaleza, a disfrutar con una puesta de sol, el vuelo de los pájaros, grandes o pequeños, mariposas y cualquier volátil que se deje ver, a disfrutar con la siembra y la cosecha, las flores y los frutos, los enormes árboles de la selva y las pequeñas orquídeas solo visibles a ojos expertos y curiosos. Y lo más hermoso, lo más precioso de la creación, la niña de los ojos de Dios: el ser humano, en su grandeza y debilidad. La vida a su lado era un cielo anticipado, gracias a su mirada contemplativa.

"Aguchita mártir de la misericordia"

El mismo año, el Santo Padre nos regala con el "Año de la Misericordia", dimensión esencial de la Congregación de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor a la que pertenece Aguchita y que vivió toda su vida. El título de su primera biografía será: "mártir de la misericordia".

Derroche de cariño y paciencia por la familia

2014 y 2015 el Papa convocó dos Sínodos sobre la familia, publicando al año siguiente la Exhortación Postsinodal "Amoris laetitia", sobre el amor en la familia, invitando a la atención personalizada a las familias, parejas y novios, caminando juntos, evitando soluciones mágicas que no van al fondo del problema. Aguchita dedicó muchas horas a escuchar a las familias derrochando cariño y paciencia para ayudarlos y acompañarlos, conversando con padres e hijos, con la esposa y el esposo, juntos o por separado, además de llevarlos en su corazón a la oración con Dios. Insistía a las mamás diciéndoles que ellas son las mejores maestras de sus hijos, se preparó durante toda su vida para ayudar a esas familias a salir adelante, a superar problemas de pareja, económicos, con los hijos, de salud… Su ingrediente secreto será el amor.

Sacar a la luz lo mejor de los jóvenes

En el 2018, un nuevo Sínodo y su Exhortación posterior "Christus vivit", nos invita también a hacer camino con los jóvenes, a escucharlos y acompañarlos en sus procesos. Toda su vida de religiosa, Aguchita, trabajó con jóvenes, en el internado, con madres gestantes y adolescentes, con las jóvenes religiosas, con el grupo juvenil en La Florida; siempre mostrando tacto y paciencia para sacar de ellos lo mejor.

"La Santa de la puerta de al lado"

En la fiesta de San José, del 2018, el Papa Francisco nos sorprende con la Exhortación Apostólica "Gaudete et exsultate" sobre el llamado a la santidad en el mundo actual. Como es su costumbre nos sorprende con nuevos y chispeantes términos. En este caso "la Santa de la puerta de al lado" y la "clase media de la santidad"; cita en concreto "la religiosa anciana que sigue sonriendo". Y en el Capítulo Cuarto, titulado "Algunas Notas de la Santidad en el Mundo Actual" parece que hace una descripción de la vida de Aguchita: Aguante, paciencia y mansedumbre; Alegría y sentido del humor; Audacia y fervor; En comunidad; En oración constante

La beatificación de una amada del Señor

Nos ayuda el Papa a comprender que Aguchita no es una estrella fugaz en medio del firmamento de la Iglesia, solitaria; sino que ha sido levantada por Dios, utilizando a Sendero Luminoso, para mostrar un ejemplar de los miles de miles que existen de esa "clase media de la santidad". Así, su beatificación es la beatificación de miles de religiosas y de cientos de miles de madres de familia, que, como ella, han entregado su vida, día a día; han vivido su vida, como Jesús nos enseñó en la Última Cena, sirviendo a los pies; pero no como esclavas, sino como reinas, amadas y buscadas por todos, porque todos sabemos que podemos contar con ellas para lo que sea. Como lo hizo María y lo hizo San José de quienes era tan devota. No por casualidad, en el año de San José, fue aceptada su muerte como martirio. Y, al igual que en su vida en la tierra, donde daba preferencia a los enfermos, también desde el cielo, esperó un año más para su beatificación, preocupada por los muchos enfermos del Covid.

Su preocupación por la amazonia y los sacerdotes

En estos últimos años, la Iglesia universal se ha "amazonizado"; y también en esto Aguchita se adelantó. A los 68 años, cumplió su sueño de ser misionera en la selva, trabajó con dos pueblos originarios, asháninkas y yaneshas, y dio su vida en la Amazonía.

Por último, no podemos obviar otra pasión y preocupación conjunta de Francisco y Aguchita: los sacerdotes. Ambos han conocido las glorias y las miserias de muchos sacerdotes, aunque desde puntos de vista muy distintos. Ambos fueron apoyados por sacerdotes para discernir su vocación, ambos han sufrido contemplando las miserias de muchos sacerdotes, ambos aman, oran y sirven a los sacerdotes.

Es el Espíritu Santo quien guía su Iglesia y estos ejemplos nos permiten comprobarlo, fortalecer nuestra pobre fe y afianzar nuestra frágil esperanza.

Gracias Señor, por Francisco y Aguchita, por tu Iglesia y por permitirnos formar parte de ella.

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sábado, 23 de abril de 2022

TRASCENDENCIA HISTÓRICA DE COVADONGA EN LA HISTORIA DE ESPAÑA. Isabel Díaz Ayuso (18 ABRIL 2022)

Ha sido otorgada a Isabel Díaz Ayuso la medalla del Principado de Asturias, y ella ha contestado con este histórico discurso, 18 de abril del 2022

https://www.youtube.com/watch?v=hRaOiPbJTis

 

En un chiste de Mingote en ABC, un nieto le preguntaba a su abuelo: «Abuelo, ¿te preocupa que yo no sepa quién fue don Pelayo?», y el abuelo le contestaba con cariño: «No, hijo, lo que me preocupa es que no sepas quién eres tú».

Esta es la razón última de estudiar Historia, no solo en el colegio, sino durante toda la vida: saber quién es uno, de dónde se viene y adónde se puede ir. Y no es casualidad que los totalitarios procedan desde el primer momento a silenciar y manipular la Historia.

Que el Cuerpo de la Nobleza del Principado de Asturias tenga a bien conmemorar el 1300 aniversario de la Batalla de Covadonga, y que se acuerde de mí para hacerlo, entregándome además esta medalla, es un honor y una responsabilidad.

Esta responsabilidad la ejercerá mi Gobierno aplicando todas las mejoras necesarias, dentro de sus competencias, para contrarrestar en lo posible el daño causado por la postergación de la Historia de España, y los mismos conceptos de España y la Hispanidad, en los planes de estudio del Gobierno de Sánchez. Para que los jóvenes que estudien en la Comunidad de Madrid sí puedan saber quiénes son.

Conmemoramos en este acto la Batalla de Covadonga, que Claudio Sánchez Albornoz situó, por primera vez, en el 722, hace ahora 1.300 años. La batalla que, según nuestra Historia, mezclada en este caso con la tradición, frenó la invasión musulmana del 711 y dio comienzo a la Reconquista.

La "Reconquista" no debería ser un término cualquiera para un español, pero tampoco para ningún europeo.

Un Historiador tan moderno como egregio, catedrático de instituto y académico, Antonio Domínguez Ortiz, decía que la romanización y la reconquista constituyeron, respectivamente, la base de nuestra unidad nacional y el generador de la individualidad hispánica. Nada menos.

La Reconquista no se parece a nada que haya ocurrido en ninguna otra nación del mundo. Durante casi ocho siglos, España luchó por seguir siendo Europea, Occidental y libre. ¿Qué otra nación del mundo ha sido sometida en un proceso semejante de conquista e islamización y se puede llamar hoy "Occidente"? Esta unicidad de España tuvo unas consecuencias que alimentaron las raíces más profundas del ser hispánico, que nos permitió dar al mundo algunos de los mejores frutos de la Historia.

Desde muy pronto, tras la hazaña de don Pelayo y los suyos, caló el sentimiento de la llamada «España perdida». No me canso de repetir el término «España» pese a los que niegan que España ya existiera entonces. No es cierto lo que dicen.

Un siglo antes de la Batalla de Covadonga, uno de los mayores sabios de la Historia de la Humanidad, cuya estatua nos recibe aquí cerca, en las escaleras de entrada a la Biblioteca Nacional, San Isidoro de Sevilla, ya escribía: «De todas las tierras que se extienden desde el mar de Occidente hasta la India tú eres la más hermosa. ¡Sacra y venturosa España, madre de príncipes y de pueblos!». El germen de esta España libre es lo que hoy conmemoramos aquí.

Como vemos, son muchas las lecciones de este momento crucial de nuestra Historia, que algunos quisieran, por desgracia, borrar.

Como explicó Julián Marías, estos siglos de lucha también nos enseñaron a convivir con «el otro», a tratarlo como el enemigo invasor, sí, pero como persona. Cuando para el resto de europeos los musulmanes eran poco menos que unos seres monstruosos, para nosotros eran los que vivían junto a nosotros en nuestra "España perdida": con los que hacíamos la guerra, la paz, o el amor… Este empeño histórico y esta vivencia humana que se dieron simultáneamente nos permitieron nuestros mayores logros en la Historia, casi incomprensibles para muchos:

• El Camino De Santiago, que es la gran vía europea de fe y cultura, aún viva.

• La Escuela de Traductores de Toledo, que recuperó la herencia de los clásicos greco-latinos, preparando así el terreno para nuestro Siglo de Oro y el del resto de Europa.

• Las primeras Cortes de la Historia, en León, en 1188.

• El diseño de la Diplomacia Moderna, junto con el Papado, en tiempos de los Reyes Católicos.

• La elaboración de la primera doctrina moderna del llamado después Derecho Internacional y de la primera escuela de liberalismo, la Escuela de Salamanca.

• Los primeros Códigos de Derechos Humanos de la Historia: las Leyes de Burgos, y las posteriores Leyes de Indias. 

• Y nace el gran logro: la Hispanidad, que culminaría en la institución de los Virreinatos y del maravilloso Barroco Hispanoamericano.

Como ven, nada de esto podría haber ocurrido sin la hazaña de don Pelayo y la empresa a la que dio comienzo.

Ahora se entiende mejor el que esa "España perdida", una España cristiana, europea, libre, fuera el referente de muchas generaciones consecutivas, y el germen de este espíritu español, que luego la Monarquía Hispánica haría universal.

¿Cómo vamos a olvidarnos de todo esto? ¿Y por qué? ¿Quién gana y qué gana? Solo el resentimiento o la ignorancia más suicida pueden llevar a España, a Hispanoamérica o a Europa entera a olvidar o desconocer todo esto que hoy celebramos; precisamente en momentos tan terribles y decisivos.

Nuestra Historia común y única nos hace, nos enseña y nos llama, desde el pasado, a construir el futuro.

Mi responsabilidad hoy al recibir esta medalla era recordarla, y como responsable política es mi deber garantizar que los niños y jóvenes de la Comunidad recuperemos juntos la España perdida o en peligro de perderse.

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