martes, 30 de agosto de 2022

LOS MILAGROS DE SANTA ROSA DE SANTA MARÍA

LOS MILAGROS DE SANTA ROSA

José Antonio Benito

En estos tiempos de pandemia en que hasta el recuerdo del bicentenario patrio peligra, bueno es evocar la memoria de nuestros santos y contar con su intercesión. Ellos vivieron en el Perú, oraron, amaron y se comprometieron por su patria, especialmente en tiempos difíciles. De Toribio Mogrovejo, segundo prelado limeño y patrono de todos los obispos de América, quien confirmó a Rosa se lee que- "en el tiempo de las viruelas, que fue peste general en aquel Reino, proveyó de botica y médico y barbero a todos los pobres  y al hospital de san Lázaro, de todo lo necesario; En especial, en el tiempo de las viruelas y peste general que hubo en este reino, que por estar todos los indios en sus casas caídos con la dicha enfermedad, se andaba el dicho señor Arzobispo de casa en casa, a confirmarlos, sufriendo el hedor pestilencial y materia de la dicha enfermedad".

Rosa de Lima "curaba a todos los que podía y para este efecto, los traía a su casa doliéndose de sus enfermedades, sin reparar que fuesen negros o indios, ni de enfermedades asquerosas".

Este es el auténtico milagro, el de nuestros santos del Perú ensantado, es el milagro de la caridad, como acaban de decir nuestros obispos "tender puentes y trabajar unidos en fraternidad y amistad social, por el bien común, el desarrollo humano integral y para fortalecer nuestra frágil democracia. Que el Señor de los Milagros bendiga al Perú". El que nos pidió el Papa Francisco en su visita al Perú: Unidos en la esperanza.

Lo que todos los procesos de beatificación buscan es destacar la vivencia del amor de Dios y la caridad con el prójimo, lo cual viene garantizado con un milagro o con el martirio.

De nuestra santa se contaron en vida, en muerte y posteriormente por centenas. Los conocemos por las biografías, documentales, películas, en las tradiciones de Ricardo Palma

El proceso de nuestra Rosa comenzó enseguida de la muerte. El mismo día de su muerte Lima vivió el "milagro" de agolparse ante el cadáver y su entierro multitudinario. El proceso ordinario de beatificación durante los años 1617-1618; continúa el primer proceso apostólico limense de 1630-1632, se interrumpe de 1634-1663 debido al decreto, Coelestis Ierusalem, del Papa Urbano VIII, de 5 de julio de 1634, por el cual prohibió el inicio del procedimiento para establecer la santidad hasta que hubieran transcurrido 50 años desde la muerte de la persona en la que se buscaba la candidatura. La causa se reabre en 1663-1667 y logra el decreto de beatificación con el Papa Clemente X en 1670.

 

Muchas veces el Señor le concedía gracias extraordinarias y muchos momentos de su oración los pasaba en éxtasis o arrobamientos, disfrutando de alegrías celestiales.

 

Con frecuencia, veía al niño Jesús. Acontecía, algunas veces, en medio de la labor de sus manos, aparecérsele Nuestro Señor en forma de niño sobre la almohadilla de su costura, causando con esto en su alma inefables goces

Veía cambiar el rostro de la imagen de la Virgen del Rosario o del Niño Jesús y así sabía cuándo estaban contentos y le concedían lo que pedía o cuándo estaban tristes y no querían conceder sus peticiones a causa de los pecados de los interesados.

Según declara el padre Lorenzana, tenía el don muy grande que el apóstol san Pablo llama "discretio spirituum" (discernimiento de espíritus), que es saber distinguir y conocer cuándo las hablas interiores o visiones son del espíritu bueno o del espíritu malo, Sabiduría, un don extraordinario que manifestó a lo largo de su vida fue el don de sabiduría.

Profecía También tuvo el don de la profecía. La señora María Eufemia de Pareja fue un día con doña María de Uzátegui a la casa de sus padres. Y esta testigo (María Eufemia) entró sola con la dicha bendita Rosa en su celdita y, ambas sentadas, junto a la puerta de la celdita, le dijo que encomendase a Dios a Rodrigo, su hijo…, pues deseaba fuese religioso, porque andaba muy distraído. La bendita Rosa estaba mirando al cielo y se volvió luego a esta testigo y le dijo: "Don Rodrigo será religioso sin duda ninguna y, más le digo, que no ha de ser de la Compañía". Y, afligiéndose esta testigo… le respondió que le avisaba con tiempo para que hiciese el corazón ancho y consolase a don Juan (su esposo) y no importunasen a Nuestro Señor, que dejasen hacer lo que era su divina voluntad… Y su hijo negoció entrar por religioso en san Francisco, donde hará ocho meses que tomó el hábito.

La señora María de Uzátegui nos declara : "Esta noche me hallé casada. Madre, (la trataba de madre), esta noche me casaron con un cantero. No sé cómo fue, pero me hallé casada… Soñé que estaba en casa de mi madre, donde me habían casado con el cantero. El cual me mostró unas piedras y me dijo que tuviese cuidado de labrarlas que él tendría (cuidado) de mis padres".  Mons. Castillo, su compromiso con los obreros en la mina, pero también lo que serían los conventos de dominicas

En otra ocasión, que fue la cuaresma pasada…, le dijo a esta testigo y al dicho contador su marido, que se desposaba la mañana de Pascua de resurrección. Y preguntándole esta testigo qué desposorio era aquel, les dijo lo que había pasado y había ordenado hacer, y era que el domingo de Ramos por la mañana, estando en Santo Domingo, después de la bendición de ramos y saliendo a la procesión, no le habían dado palma ni ramo, como solían otros años, y ella lo sintió naturalmente mucho y, pareciéndole que había hecho mal, se volvió a Nuestra Señora y le dijo con grande ternura: "No, Señora mía, no quiero palma de los hombres"… Y con el afecto que le estaba mirando, vio que la Reina de los ángeles volvió su santísimo rostro a su hijo precioso, muy encendida y muy alegre y que luego el niño Jesús la volvió a mirar a ella, también con el rostro muy alegre y le dijo: "Rosa de mi corazón, sé mi esposa"; El desposorio tuvo lugar en el domingo de Pascua de 1617

Hechos extraordinarios o milagrosos vinculados con Lima, por eso se la representa con el ancla. En 1615, el pirata Jorge Spilbergen penetró en el Pacífico con cuatro bajeles armados; en Cañete, salió la armada española a las órdenes de Rodrigo de Mendoza y los navíos holandeses siguieron, presentándose el pirata a la vista del Callao, víspera del 22 de julio. Cundió el pánico en la ciudad y el virrey Marqués de Montesclaros mandó aprestar las milicias y ordenó se dirigiesen al puerto todos los hombres de armas y caballero principales para evitar su desembarco. Parece que el pirata se contentó con disparar dos de sus piezas contra el recinto del puerto, levó anclase e izando las velas se alejó rumbo al norte. Entre tanto, en la Iglesia de Santo Domingo se expuso a la adoración de los fieles el Santísimo sacramento y Rosa, voló ante el santísimo, permaneciendo inmóvil, acompañada de otras mujeres, entre las que se encontraban su madre y alguna de sus hermanas. Cuando cundía el pánico, Rosa, desde la capilla de San Jerónimo elevaba sus súplicas al cielo, y exhortó a sus compañeros a dar la vida en defensa del Sacramento.

Se sabe también que en la Guerra del Pacífico Miguel Grau había colocado en su camarote del Huáscar una estampa de la santa, de quien era devoto, Miguel Grau guardaba en su camarote esta estampa de Santa Rosa de Lima que había recibido del Monseñor Manuel Roca y Boloña en 1879 con esta dedicatoria al reverso: " Miguel: que está Santita nuestra te acompañe y si no te regresa con vida que te traiga lleno de gloria " Cuando los chilenos tomaron posesión del monitor hallaron la lámina manchada de sangre y con cinco perforaciones de bala como puede comprobarse en el Museo del Santuario.

En 1881, durante la guerra del Perú con Chile, Lima se salvó del saqueo por intercesión de santa Rosa. El 15 de enero de ese año entraron en Lima las tropas chilenas pacíficamente y en ella permanecieron hasta 1884. Dios se sirvió del contralmirante francés Abel Bergasse Du Petit Thouars, jefe de la escuadra neutral concentrada en el Callao, para poder negociar la rendición pacífica con el general chileno Baquedano.

Varios sucesos extraordinarios tienen que ver por su amor a la naturaleza, el huerto o jardín en el que vivía con su familia. Estaba constituido por arbustos y árboles. Tenía matas de flores como claveles y clavelinas con abundancia de mosquitos. Una arboleda en donde destacaba en él un naranjo y un limonero. El huerto ocupaba más de la mitad del terreno en que estaba construida la casa paterna. Rosa "hablaba a los árboles y les decía que alabasen al Creador". En verano con la muchedumbre de mosquitos en la celdita ella les decía: "Hermanos mosquitos, alabemos todos a Dios; y no la picaban ni ella los echaba de allí".

El tronco seco del limonero y el ataque del demonio.- Rosa llamaba al demonio "patón" o "tiñoso" y se le presentó en forma de perro mastín. El demonio furioso de que Rosa lo menospreciase por su condición de ser padre de la mentira secó el limonero que siguió dando frutos. La gente luego fue arrancando las ramas de este árbol como reliquias. Aún se conservan un par de ramas de aquel árbol.

En este huerto ocurrió el misterio de las clavellinas. Rosa tenía costumbre de adornar todos los años la imagen y las andas de su patrona Santa Catalina de Siena. La víspera de la fiesta de la santa ambas amigas fueron al huerto a buscar flores adecuadas para ornamentar el anda, pasaron por todas las matas de los claveles pero no encontraron ni siquiera un solo botón porque no era tiempo de ellos. Rosa dijo "¿Si Dios Nuestro Señor nos diese la honra de la Santísima Trinidad, tres clavellinas, para que la santa imagen fuera del todo galana?". Cuando Rosa le pide a su amiga que vaya en busca de las clavellinas, ésta va a regañadientes porque ya habían buscado la noche anterior…la beata quedó estupefacta cuando halló tres clavellinas rojas muy hermosas que adornaron la imagen que salió en procesión.

 

Cura a Catalina de santa María de su dolor de oídos. Lo cuenta ella misma, indicando que, estando ayudándole a la santa Rosa en su casa a hacer ramilletes con un grave dolor de oídos, que estaba esta testigo como desatinada, que no le dejaba hacer nada, la dicha santa Rosa se compadeció de esta testigo y le hizo en el oído que le dolía, estando hincada de rodillas, la señal de la cruz, le echó la bendición y le dijo ciertas palabras, de las que alcanzó a oír: "Jesús y María". Y, en acabando de decirlas, se halló buena y sana y nunca más le ha vuelto aquel dolor.

 

Milagro del santo rostro Ocurrió el 15 de abril de 1617 a las siete de la noche, estando Rosa en casa del contador Gonzalo de la Maza, que tenía en su oratorio una imagen del Rostro de Cristo o Ecce homo, obra del pintor Angélico Medoro. En ese momento, estaba orando el matrimonio con sus dos hijas, Micaela y Andrea, y con Rosa. Rosa hablaba en voz alta con fervorosas oraciones. Salió el matrimonio y quedaron las dos niñas con Rosa. En un momento, se acercó Micaela, para despabilar las velas, y vio que el rostro, cabello y barba de la dicha santa imagen estaba mojado, como llovido de rocío. El rostro del Señor estaba sudando milagrosamente.

 

Después de la muerte.

El padre Francisco Nieto cuenta que un alférez tenía una pierna hinchada como una bota y, oyendo decir los milagros de la santa, se encomendó a ella y, tomando un poco de la tierra de su sepultura y refregándose la pierna con ella, milagrosa y repentinamente quedó sana; y esto fue público a todos fuera de que el dicho alférez, confesándose con este testigo, se lo dijo.

 Fray Blas Martínez nos refiere: Un negro mayordomo de la cofradía de Nuestra Señora del Rosario…, al cual vio este testigo manco de la mano derecha desde muchos años, y la traía sin poderla menear; el día octavo del entierro de la dicha Rosa, metió el brazo en la tierra de su sepultura, invocando a la sierva de Dios. Y sucedió lo que era de esperar; a poder de ruegos, logró la gracia, pues salió sano de la manquera y le llevaron con "Te Deum laudamus" a la capilla de Nuestra Señora del Rosario; y después le conoció muchos años sano y bueno de la dicha manquía.

María de Oliva, la madre Rosa declara que un día vio, después de la muerte de la bendita Rosa, que habiendo venido el procurador general de santo Domingo con un fraile, llamado fray Juan García, le dijo que entrase a la celdita de la bendita Rosa y sacase la sillita que la bendita Rosa tenía; y el dicho padre entró y, en lugar de sacarla, empezó a cortar de la madera de ella y, por cortarla, se cortó la mano, una buena herida hacia la muñeca, que se cortó cuero y carne y le salió mucha sangre, que se le corría por la palma de la mano; lo cual vio esta testigo… Y el padre respondió: "Aquí tengo yo con qué curarme". Y sacó del seno, un pedacito de hábito de la santa Rosa y se lo puso en la herida y le parece que también se puso un poco de tierra de la celdita. Y de allí a poco, habiéndose entretenido hablando, que le parece a esta testigo que no había pasado una hora, miró la herida y la halló sana y lo mostró a todos; y esta testigo vio la llaga y herida después, antes que pasase una hora, y la vio sana

 

Stephen M. Hart, Santa Rosa de Lima, la evolución de una santa (Editorial Cátedra Vallejo, 2017) indica que  los criterios para determinar la evidencia de un milagro se habían vuelto más estrictos luego del Concilio de Trento (1545-1563), sobre todo desde el edicto de Urbano VIII en 1634:

1)     Todos eran ejemplos de curaciones profilácticas con precedentes bíblicos

2)     La enfermedad del paciente había sido diagnosticada por un médico y el paciente había sido desahuciado por la ciencia médica

3)     Después de la invocación de la ayuda a Rosa se hacía inmediata la curación y la salud era verificada por un médico

4)     La curación se mantenía durante un periodo de tiempo

En el segundo proceso apostólico de Palermo de 1670" que nos explica cómo tratan de resolver los problemas aducidos por miembros del Tribunal como Petrus Franciscus de Rubeis, el Cardenal Azzolino y Joannes Migetius que básicamente tenían que ver con los testimonios científicamente válidos para la medicina del momento acerca de la condición del paciente antes y después de la curación, que había llevado a rechazar 91 de los 119 pretendidos milagros recogidos en el proceso de Lima.

Milagros peruanos

 

1)   Una niña de 9 años, María Sánchez, que ya no podía caminar debido a una caída, fue curada milagrosamente como resultado de una novena realizada por sus padres ante la tumba de Santa Rosa.

2)   Una mujer que estaba tullida de un brazo, llamada doña Isabel Durán, viuda de Jácome Carlos, aquella mañana que estaba el cuerpo de la bendita santa en la capilla mayor, teniendo el brazo tullido, se llegó a la santa con viva fe, se encomendó a ella pidiéndole que alcanzase de Nuestro Señor la sanación de aquel brazo tullido; tocó a la santa y quedó buena y sanó repentinamente. Un sacerdote fue testigo del hecho.

 

 

3)   La curación del brazo derecho inválido de Mauro Diego de Ayala. Este recuperó plena salud tras encomendarse a Santa Rosa, ante su sepulcro en la Iglesia de Santo Domingo.

4)   Magdalena Chamiso, mujer cacica, de "la nobleza india" del Perú, obtuvo la movilidad de sus piernas lisiadas cuando echó sobre estas tierra de la sepultura de Santa Rosa y algunas reliquias.

5)   María de Vera, una mujer desahuciada por su médico, se curó de la fiebre que la quejaba luego de invocar a Rosa y sostener una estampa de esta. Se quedó dormida y al día siguiente estaba sanada.

 

Milagros italianos del Proceso de Palermo

 

6) Ioannis Zelilli, de Sessa, tenía fiebre y tosía sangre. Tres doctores lo declararon moribundo, pero imploró ayuda de Rosa y bebió agua mezclada con tierra de su tumba. De pronto recuperó la salud.

 

7) Cándida Roseta, de Sessa, tuvo un parto accidentado que la dejó al borde de la muerte. Padeció durante varios días y quedó totalmente curada cuando colocó una imagen de Rosa sobre su barriga.

 

8) Serafino Puglisi, en Palermo, cayó enfermo de fiebre en 1669 y perdió la vista y el oído. Se le declaró moribundo pero fue sanado al invocar a Rosa. En su testimonio, la santa se le apareció y le dijo que "lo refrescaría".

 

9 Angela Cibasa, en Palermo, se le diagnosticó un doble ataque de fiebre terciana, que sufrió por 26 días. Se le administró la extremaunción. Luego de encomendarse a Rosa experimentó un milagro y fue sanada.

Ojalá que el recuerdo de estos milagros nos ayude a conocer mejor a Rosa y sobre todo seguir sus huellas de amor a Cristo, la Iglesia y el Perú. Bendiciones

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domingo, 28 de agosto de 2022

Perú, Tierra ensantada: Santos, beatos, siervos de Dios, Lima, CEP, 2022,

Amigos: Me complace adelantarles con sumo gusto el prólogo firmado por Monseñor Miguel Cabrejos a quien agradezco por su texto. Para dar idea de su contenido les brindo el índice. Espero que llegue pronto a las librerías. Bendiciones  

LOS SANTOS FORJADORES DE LA PERUANIDAD

Todos los peruanos recordamos con gratitud la visita del Papa Francisco, quien en enero del 2018 nos alentó a seguir su huella en esta tierra que -bellamente- denominó "tierra ensantada": "la reserva más linda del pueblo peruano son los grandes santos que marcaron Latinoamérica, construyendo la Iglesia, trabajando por la unidad y en esperanza".

¿Qué significa que Santa Rosa de Lima y San Martin de Porras marcaron la fe de América Latina? Que sus vidas han servido de ejemplo para millones de personas. Rosa y Martín encarnaron a Cristo de modo sencillo y gozoso. Sus imágenes, sus nombres siembran la geografía de América Latina facilitando en los fieles su devoción. A través de cofradías, asociaciones, instituciones, los valores personificados en ellos como la coherencia, la hermandad, la alegría dinamizan la vida de un continente impregnado por la fe y la caridad cristianas.

Desde el siglo XVII han trascendido las fronteras nacionales del Perú que los vio nacer o actuar. Rosa fue la primera santa de América, Toribio de Mogrovejo es patrono de todos los obispos de América, Martín es patrono mundial de la justicia social, Francisco Solano vivió en Bolivia y Tucumán, y tiene gran arraigo en el mundo franciscano y artístico musical, hasta el de perfil más bajo como Juan Macías tiene miles de devotos entre los emigrantes del mundo. Rosa fue proclamada por el Protector José de San Martín la patrona de la Orden del Sol en 1821 con el fin de servir de referencia a los patriotas distinguidos con tal título.

Nuestros santos impactaron también a San Juan Pablo II que, en su visita al Perú en 1985 y ante más de un millón de jóvenes, los invitó a ser protagonistas del Perú, culminando con este mensaje final: "A ejemplo de la joven Santa Rosa de Lima, empeñad vuestras energías en construir un Perú donde brille la santidad, donde se plasmen las bienaventuranzas del reino. Construid un Perú más fraterno y reconciliado. Construid un Perú mucho más justo. Construid un Perú sin violencia, siempre anticristiana. Construid un Perú donde reinen la honestidad, la verdad, la paz. Construid un Perú más humano, donde el misterio de cada hombre se viva a la luz del misterio de Dios".

Al igual que hay personajes universales que marcan la trayectoria histórica, los santos son los hitos, los referentes, los paradigmas del cristianismo en el Perú; en ellos, encuentran sus connacionales el modo concreto de ser discípulo y misionero de Cristo, de amar a Dios por entero y al prójimo hasta el extremo.

Necesitamos ponerle rostro a los discípulos y misioneros ejemplares, nuestros santos, como guías seguros del Evangelio hecho carne y vida en el tiempo del Bicentenario patrio.

Guardo con especial emoción el reciente momento de la beatificación de la Hermana Aguchita en el Centro Poblado de La Florida, Junín, Vicariato de San Ramón, el 7 de mayo de 2022. Allí recordé a las otras seis personas que también fueron asesinadas por aquellos terroristas y rezamos para que su sangre derramada en el mismo suelo, sangre como la de Abel, los uniese al coro de los que siguen al Cordero Vencedor entre los santos del Paraíso.

En este tiempo sinodal que vive nuestra Iglesia invito también a renovar la pasión por Jesús, la pasión por su Evangelio, la pasión por su pueblo, pueblo Santo de Dios, pidiendo a la nueva Beata numerosas y santas vocaciones sacerdotales, religiosas y laicos comprometidos en la evangelización, en una Iglesia en salida y más sinodal.

Agradezco al profesor José Antonio Benito, director de la Comisión Bicentenario de la CEP, por el esfuerzo en compartirnos de modo accesible la vida de los santos, beatos y siervos de Dios del Perú. Les animo a su lectura y encomiendo a nuestra Virgen Santísima para que sigan sus huellas. Con mi bendición.


Monseñor Miguel Cabrejos Vidarte, OFM.

Arzobispo Metropolitano de Trujillo

Presidente de la Conferencia Episcopal Peruana

Presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano – CELAM

(Prólogo pp. 5-7 de la obra de José Antonio BENITO Perú, Tierra ensantada: Santos, beatos, siervos de Dios, Lima, CEP, 2022,. 165 pp

 

 ÍNDICE DE SANTOS. BEATOS. VENERABLES Y SIERVOS DE DIOS

I.                 SANTOS

1.  San José, Patrono del Perú.

2.  Rosa de Santa María. 1586-1617

3.  Martín de Porres. 1579-1639

4.  Francisco Solano. 1549-1610

5.  Juan Macías. 1585-1645

6.  Toribio Mogrovejo. 1538-1606

7.  Narcisa de Jesús. 1833-1869

 

II.   BEATOS 

1. Ana de los Ángeles.1602-1686

2. Luis Tezza.1841-1923

3.  José de Calasanz. 1872-1936

4.  Ascensión Goñi. 1868-1940

5.  Mártires de Chimbote: Miguel Tomazek, + 1991

6.  Zbigniew Strzalkowski: + 1991

7.  Sandro Dordi: 1931-1991

8.  Augusta Rivas. 1920-1990

 

Mártires dominicos peruanos en la Guerra española del 36

9.  Fray Vicente Álvarez Cienfuegos

10.    Fray José Luis Palacio

11.   Fray Jacinto García Riesco

12.   Fray Manuel Gutiérrez Ceballos

 

III.                       VENERABLES

1.  Alonso de Barzana, S.J. (1530-1598)

2.  Pedro Urraca.1583-1657

3.      Francisco Camacho.1629-1698

4.      Rafaela de la Pasión Veintemilla. 1836-1918

5.  Teresa de la Cruz Candamo. 1875-1953

6.  Octavio Ortiz Arrieta.1879-1958

7.  Martín Fulgencio Elorza Legaristi. 1899-1966

 

IV.  SIERVOS DE DIOS

1.   Diego de Ortiz .1532-1571

2.   Luis López de Solís.1535-1606

3.   Gundisalvo (Fray Gonzalvo) Díaz de Amarante.1540- 1618

4.   Diego Martínez, SI. 1542-1626

5.   Juan Sebastián de la Parra. 1550-1622

6.   Juan de Alloza SI. 1597-1666

7.   Gaspar Báez, SI, 1604

8.   Francisco del Castillo.1615-1673

9.   Nicolás de Dios Ayllón.1618

10.       Luisa de La Torre, Beatita de Humay. 1819-1869

11.        15  Alfonso María de la Cruz Sardinas, 1842-1902

12.       Pío Sarobe Otaño. 1855-1910

13.       Clara del Corazón de María (1860-1924)

14.       Emilio Lissón Chávez, CM. 1872-1961

15.       José Álvarez, OP (Apaktone) 1890-197)

16.       Melchora Saravia Tasayco, la Melchorita. 1895-1951

17.       Juan J. McKniff, OSA, 1905-1994

18.       Mateo Crawley-Boevey 1875-1960

19.       Andrés Aziani, 1953-2008

20.       Federico Kaiser (1903-1993)

21.      Luis Bolla SDB (1932-2013

22.       Eusebio Arróniz, CMF, 1885-1959 (Pendiente de aprobación)

23.       M. del Pilar de Jesús, OCD, 1917-1997 (Pendiente de aprobación)



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viernes, 26 de agosto de 2022

Dr. José de Silva y Olave (1747-1816), rector del Seminario de Santo Toribio ( 1811-13), obispo electo de Huamanga

Dr. José de Silva y Olave (1747-1816), rector del Seminario de Santo Toribio ( 1811-13), obispo electo de Huamanga

José Antonio Benito

Nació en Guayaquil (Ecuador), 15.IV.1747 y murió en Ninabamba (Perú), 26.X.1816. Realista, obispo, diputado de Ultramar a la Junta Central de Sevilla en 1810. Fue hijo del capitán Jacinto Pérez de Silva y Avilés, alcalde ordinario de Cabildo, y de María Jacinta de Olave y Salavarría, ambos guayaquileños. En 1754 ingresó al Colegio Jesuita de San Ignacio y terminados sus estudios preparatorios se trasladó a la Universidad de Santo Tomás de Aquino en Quito hasta doctorarse en Teología en 1767. Entonces su padre lo envió al Seminario de Santo Toribio en Lima para que siguiera la carrera religiosa y tras aprobar los cursos recibió el título de maestro en 1777, ejerciendo la docencia por cuatro años en la cátedra de artes.

En 1785 pasó al Convictorio Carolino regentado por el renovador Toribio Rodríguez de Mendoza. Aquí fue nombrado catedrático de artes y ejerció como capellán y en algunos periodos como vicerrector. En 1792 fue electo canónigo magistral de la Catedral de Lima. De modo transitorio fue rector del Colegio del Príncipe de 1793 a 1802[1]. A partir del 1794 fue tutor de su sobrino el joven estudiante José Joaquín de Olmedo, quien sería uno de los grandes políticos y poetas del Ecuador. En 1805 el arzobispo de Lima, Juan Domingo González de la Reguera enfermó gravemente y, poco antes de morir. le encargó la Arquidiócesis, misión que Silva desempeñó durante varios meses y a la llegada del sucesor -Bartolomé de las Heras en marzo de 1806- fue ascendido a chantre de la Catedral.

En julio de 1806, con motivo de la entrada pública del Virrey Abascal, Silva fue comisionado por parte del Cabildo para recibirle en Lurín, y en agosto del mismo año para recibir en Ica al nuevo Arzobispo, De las Heras. En 1807 fue designado como vicerrector de la Universidad de San Marcos. De 1808 a 1809 fungió como catedrático de Nona de Teología, a la vez que fue elegido como rector de la Universidad Mayor de San Marcos.

Al enterarse de la revolución quiteña del 10 de agosto, dirigió una exhortación a permanecer fieles a la obediencia del príncipe Fernando, mientras tanto Napoleón había hecho nombrar Rey de España a su hermano José Bonaparte y las ciudades españolas formaban una Junta Central de España e Indias con sede en Sevilla, que convocó de urgencia a los delegados de las provincias peninsulares y de Ultramar. Silva fue electo por sorteo para representar al Perú. Ante los movimientos independentistas de Quito redactará un ardoroso manifiesto solicitando a la población quiteña la más firme fidelidad al Rey. Con solemnes palabras les amonesta advirtiéndoles del valor de la Junta Central de la que él mismo es su representante y del error de juntas paralelas amparadas por el invasor francés Napoleón.:

"¿Es posible que la noble, ilustre ciudad de Quito haya levantado la cuchilla cruel y antipatriótica para cortar el santo lazo que nos unía con nudos más gratos que la vida?¿ Cómo han de poner los hijos de los primeros hombres de la España este borrón a las glorias heredadas de sus padres? [2].

Silva fue electo por sorteo para representar al Perú. El 11 de octubre salió del Callao en compañía del joven presbítero Isidro Ignacio Figuerola de la Peña. En Guayaquil visitaron a los familiares. En diciembre siguieron a Acapulco con sus sobrinos Francisco de Ycaza Silva y José Joaquín de Olmedo Maruri, a quien había designado su secretario. Se dispuso para viajar a España por México; mientras la comitiva se hallaba en México se interrumpió la comisión al disolverse la Junta Central de Sevilla, hostilizada por la presencia de los Ejércitos franceses. Silva conceptuó la inutilidad de su viaje y regresó a Lima en septiembre de 1810, pero Olmedo consiguió asistir a las Cortes reunidas en Cádiz en 1812, desde donde le envió el nombramiento de obispo de Huamanga.

En su época de rector interino del Seminario, contará con el apoyo del prelado diocesano, D. Bartolomé María de las Heras, a quien recibió en Ica a su llegada al Perú, el que había visitado el Seminario en abril de 1810, brindándole su apoyo incondicional. Elocuente testigo es el inventario de su donación de libros para la Biblioteca. Vuelto a España, redactó a ruegos del Nuncio en Madrid, un Informe sobre el estado de la arquidiócesis, dirigido a su Santidad Pío VII, y en el que recuerda con afecto al Seminario:

"Fundó el Señor Santo Toribio el Seminario Conciliar; estableció en él una arreglada constitución, mas, habiendo variado muchas cosas en el discurso de los siglos, en la visita que hice se alteraron algunos artículos y se formó un nuevo método de estudios que la experiencia ha acreditado en sus buenos efectos: florecen las ciencias sagradas en esta casa y los ejercicios y tesis (sic) públicas de los Seminaristas admiran a los literatos: hay de 70 a 80 alumnos, con el competente número de pasantes, maestros y catedráticos: la mayor parte de los instruidos que se ven en la diócesis son hijos de este Colegio: siempre han vivido con una buena conducta hasta que por los años 20 y 21 principiaron a extraviarse con la cercanía y entrada del General San Martín y con las máximas de libertad e independencia que inflamaron sus espíritus... "[3].

Le tocó actuar en relación con las reformas introducidas por el Arzobispado en el Reglamento y que provocó la protesta de los seminaristas. Éstos presentaron un escrito respetuoso pidiendo ser escuchados. Las Heras pidió informe al Rector y éste respondió el 8 de Mayo de 1811 manteniendo la disposición anterior de salir a sus casas los días festivos a las 9.00 am. y no sólo por la tarde como se pretendía; debería hacerlo, además, en traje talar y llevando compañero.

Desde la reforma de los estudios, decretada por el Virrey Amat y la extinción de los Colegios de San Martín y de San Felipe, el Seminario se dividió con el Convictorio Carolino a los jóvenes estudiantes que encontrarán en sus aulas la satisfacción de sus anhelos de compromiso intelectual con la Patria. Fue el caso de D. Vicente Morales Duárez, Presidente de las Cortes de Cádiz. Cuando de forma repentina muere en aquella ciudad, se le rindieron los honores correspondientes.

Conocemos también para esta fecha un certificado de la jura de la Constitución Política de la Monarquía Española de 1812, firmada por Silva como rector y obispo electo de Huamanga, así como Juan Manuel Nocheto, vicerrector y secretario:

En este Real Colegio Seminario del Sr. Santo Toribio hoy 4 de octubre de 1812, habiéndose recibido por conducto del Ilmo. Sr. Arzobispo de esta metrópoli Dr. Bartolomé María de las Heras, nuestro dignísimo prelado, un oficio del Excmo. Sr. Ministro de Gracia y Justicia acompañado de la Constitución Política de la Monarquía Española sancionada por las cortes generales y extraordinarias de la nación y Reales Ordenes de 18 de marzo sobre su publicación y forma con que debe ejecutarse el juramento para su observancia, se tocó la campana de uso y costumbre para la congregación de los alumnos y juntos en la capilla interior de este Real Colegio se leyó íntegra la constitución con los referidos Reales Decretos y puestos todos de rodillas y teniendo delante una imagen de Cristo Crucificado y el libro de los Santos Evangelios se les hizo hacer le juramento en la forma prevenida: "¿Juráis por Dios y por los Santos Evangelios guardar la constitución política de la Monarquía Española sancionada por las Cortes Generales y extraordinarias de la nación y ser fieles al Rey? Respondieron todos los concurrentes: "Sí, juramos". Concluido este acto y hecha un breve exhortación para su observancia se entonó el cántico Te Deum Laudamus, celebrándose después una Misa solemne de acción de gracias. Y el Ilmo. Sr. Rector de este colegio Dr. D. José de Silva y Olave, obispo electo de la diócesis de Huamanga, ordenó se extendiese por acta en los libros y que se sacasen 3 copias autorizadas para dar cuenta con ellas de lo actuado y lo firmó de su mano de que certifico. José Vicente, Obispo electo de Huamanga. Vicerrector y Secretario: Juan Manuel Nocheto[4].

Un sobrino suyo fue el sacerdote José Ignacio Moreno, célebre Arcediano de Lima y, sin duda alguna, el escritor más eminente que poseyó esta Iglesia y cuya obra sobre la Supremacía del Papa, editada varias veces, llamó la atención aun en los centros intelectuales de Europa. Moreno vino a Lima muy joven traído por su tío Silva y Olave, con cuyo patrocinio pudo emprender sus estudios.

Como indicamos, el 22 de febrero de 1812 D. José Silva fue electo Obispo de Huamanga, razón por la cual se puso en viaje a Lima, a fin de consagrarse. Salió a su diócesis en 1814 aún sin consagrarse, parece que en mitad del viaje se enteró de la interrupción de los caminos debido a la revolución de los patriotas independentistas encabezados por Manuel Hurtado de Mendoza, que ocupaba Huamanga. Hemos visto que Silva era conciliador, pacifista pero declarado realista y fiel al monarca Fernando VII por lo que decidió regresar a Lima. En tales ajetreos pasaron dos años hasta que le sorprendió la muerte en la pequeña población de Ninabamba el 26 de octubre de l816, a los sesenta y nueve años de edad, sin haber tomado posesión de su jurisdicción episcopal.

P.D. Agradezco el generoso envío de la foto por parte del P. Martín Laurente



[1] TAURO DEL PINO, Alberto "Rectores de la Universidad Mayor de San Marcos en el siglo XIX Separata de la Revista SAN MARCOS, No. 18. Lima, 1977

 

[3] Pedro Leturia Relaciones entre la Santa Sede e Hispanoamérica II, p.206, Roma 1960.

[4] Libro en que se sientan las partidas de los colegiales recibidos en este Real Colegio de Santo Toribio y sus actuaciones Año de 1800. p.172 . AAL, Causas del Seminario. V:68

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