jueves, 24 de agosto de 2023

BERZOSA MARTÍNEZ, Raúl Inteligencia pastoral en clave de sinodalidad, CPL, 2020

BERZOSA MARTÍNEZ, Raúl Inteligencia pastoral en clave de sinodalidad CPL, Barcelona, 2020, 213 pp

 

El tema no es nuevo para el autor como nos advierte en su "breve y necesario prólogo", pues ha convocado y celebrado sínodos en sus diócesis de Burgos y Oviedo, asamblea sinodal en Ciudad Rodrigo y participó en la jornada de convivencia y diálogo en la sede misma del CELAM, Bogotá a inicios del 2019.  El objetivo del libro es bien claro, compartir su bagaje teológico y experiencia pastoral para secundar y reforzar la cuádruple llamada de conversión a la que os invita el papa Francisco: personal, pastoral, institucional y cultural. "La sinodalidad está siendo básica para redescubrir el misterio que la Iglesia es, en clave de comunión y misión, y para ser fieles a lo que el Señor, por su Espíritu, pide a esta Iglesia que peregrina en este nuevo y convulso siglo XXI" (p.8).

El primer capítulo y "punto de partida" centra la obra: «¿De qué habla el Papa Francisco cuando habla de sinodalidad?». Constata que nos encontramos en "un nuevo momento eclesial", señala algunas claves para comprender su novedad en forma de decálogo (periferia, la iglesia como figura multicultural y poliédrica, en salida, diálogo y encuentro, Roma en comunión con las iglesias locales, discernimiento ignaciano y reflexión filosófica, eclesiología desde y para la misión, dignidad de la persona frente al pensamiento único de la globalización, eclesiología bautismal y sinodal).  El Papa Francisco redescubre la sinodalidad desde la comunión y la misión como certeramente comenta el autor al brindarnos 20 puntos que la caracterizan en la constitución apostólica "Episcopalis Communio" sobre el sínodo de los obispos. Se nos comparte la iluminación dada por el Papa a tres realidades sinodales locales significativas: Alemania, Italia y la Amazonía.

En el segundo capítulo nos plantea "algunas cuestiones que deben profundizarse": La interrelación entre colegialidad, sinodalidad y complementariedad en relación con el diálogo entre católicos y ortodoxos, la relación entre sinodalidad y carismas en la Iglesia, o si cuando se habla de llamada a la sinodalidad se refiere a una refundación o a una transformación. Clarifica la diferencia entre sinodalidad (participación de los fieles) con colegialidad episcopal (comunión propiamente jerárquica), aunque sea ésta una forma de sinodalidad en cuanto comunión entre iglesias particulares locales y de todas las iglesias en la iglesia universal, única iglesia de Cristo.

El tercer capítulo estudia el documento fundamental de la Comisión Teológica Internacional de 2018, presentando la teología de la sinodalidad como dimensión constitutiva de la Iglesia y desafío profético para  este tiempo. Aporta las "bondades" del emblemático término, enfatizando tratarse de un "Kairós", su presencia en la escritura, tradición e historia. Más adelante,  se explican sus diversos sujetos, estructuras, procesos, acontecimientos, y niveles (regional y universal), así como la relación entre la sinodalidad con el ecumenismo y con la diaconía sinodal, para encuadrar la sinodalidad como un caminar juntos en la parresia del Espíritu, que cuenta con una sincera conversión, una diaconía social, un camino ecuménico. De hecho, quizá  el apartado más interesante sea el de «la conversión para una sinodalidad renovada», en el que, entre otras cosas, se dice que «todos los miembros de la Iglesia están llamados a vivir en la comunión de la gracia recibida en el Bautismo y llevada a cumplimiento por la Eucaristía: el tránsito pascual del yo entendido de manera individualista al nosotros eclesial, en el que cada yo, estando revestido de Cristo (cf. Gal. 2,20), vive y camina con los hermanos y las hermanas como sujeto responsable y activo en la única misión del Pueblo de Dios. De aquí brota la exigencia de que la Iglesia «llegue a ser la casa y la escuela de comunión. Sin conversión del corazón y de la mente, y sin un adiestramiento ascético en la acogida y la escucha recíproca, de muy poco servirían los mecanismos exteriores de comunión, que podrían hasta transformarse en simples máscaras sin corazón ni rostro». (p.128).

El cuarto capítulo -con gran realismo- reclama la necesidad de aterrizar y contextualizar la sinodalidad en la Iglesia particular, sobre todo a través de las conferencias episcopales, los sínodos diocesanos y las mismas parroquias. Con ojo avizor señala -en "lo que no es un sínodo ni sinodalidad"- 15 sofismas o engaños que los caza fantasmas de herejías vienen incendiando en las redes. A continuación aporta como mazazos precisos de lo que sí es un sínodo y experiencia sinodal: gran asamblea eucarística de todo el Pueblo de Dios que expresa la comunión para la misión; ejercicio de episcopalidad; mediación privilegiada para la renovación y aplicación del Vaticano II y la dinámica de una nueva Evangelización en clave de misión, como Iglesia de puertas abiertas y hacia las periferias.

Entre las numerosas sugerencias que generosamente nos comparte de su rico fichero, subrayo su "¡aviso para navegantes!" en el que nos alerta de peligros y tentaciones en este proceso sinodal: la rutina, el individualismo, el desencanto, la nostalgia del pasado, la hostilidad hacia "los otros", el resentimiento con quienes han abandonado o no caminan a nuestro ritmo, la búsqueda de chivos expiatorios, cerrarse en el grupito, la crítica destructiva, el resentimiento personal o colectivo… Igualmente, nos brinda un material muy práctico para charlas, reuniones, acerca de la historia de los sínodos diocesanos antes y después del Vaticano II, claves de la sinodalidad de la vida consagrada y laical en el marco de la iglesia particular…

Fiel a su sentido práctico y pedagógico, nos ofrece una "parábola final o imagen de una iglesia sinodal, contextuada en una iglesia particular" , tomando el ejemplo de una orquesta que va a ejecutar un concierto: "Por honestidad, decencia y coherencia, fuera de los momentos de interpretación orquestal, cada músico debe ensayar y preparar con mimo su partitura, para no improvisar y ser, así, un buen profesional, dando lo mejor de sí mismo . ¡Qué importantes tienen que ser los momentos de intimidad con el Señor!" p.180.

El quinto y último, a modo de breve epílogo, se titula «Vino nuevo en odres nuevos», y tras referir nuevas realidades y eventos del ejercicio de la sinodalidad como los referidos a la Amazonía -REPAM, CELAM Y CLAM- concluye que «el Papa Francisco está abriendo iniciativas nuevas, con incidencia en lo teológico-eclesial, en lo canónico, y en lo pastoral-evangelizador. La inteligencia pastoral, en decidida clave sinodal, se abre a originales, creativas y fecundas propuestas» (p.198).

Culmino agradeciendo el gran esfuerzo del autor por darnos lo mejor de su sabiduría teológica y celo pastoral de modo tan completo y sintético, claro y práctico. Hasta la selecta bibliografía final y cuidada edición invitan a publicitar la obra como medio seguro y atractivo de preparar el inminente sínodo de la sinodalidad.

José Antonio Benito 

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