jueves, 15 de febrero de 2024

PADRE LUIS DE LA PUENTE, 400 años después

IV CENTENARIO DE UN VALLISOLETANO CON PROYECCIÓN PADRE LUIS DE LA PUENTE, de la COMPAÑÍA DE JESÚS. 16 febrero 1624 / 2024

Javier Burrieza Sánchez

 

Este 16 de febrero se cumplen cuatrocientos años de la muerte del jesuita Luis de La Puente. Él no conoció, desde su Colegio de San Ambrosio, los tiempos fuertes de la expansión de la devoción del Sagrado Corazón de Jesús pero vivió en la Compañía, los cambios y configuraciones de la espiritualidad que lo hicieron posible ¿Quién es Luis de La Puente? ¿Por qué tenemos que recordar su trayectoria desde la Iglesia de Valladolid? Este profesor, escritor de éxito, hombre de gobierno entre los jesuitas, fue maestro de la espiritualidad católica, en su tiempo como confesor y director espiritual muy requerido; desde su tiempo a través de sus obras impresas, con numerosas ediciones y traducciones a distintas lenguas.

Había nacido en Valladolid en 1554, en la conocida y popular Plaza del Rosarillo. Durante mucho tiempo se conservó su casa y en ella una importante placa donde recordaba este acontecimiento histórico allí sucedido. Ésta, la placa, se puede contemplar en Villagarcía de Campos. Su padre era funcionario de la Chancillería. Sus hermanos fueron frailes de la Orden de Predicadores y una hermana monja profesó en la misma familia religiosa. Sintió desde pequeño la inclinación hacia la vocación sacerdotal. Tras ser bachiller en Artes en 1572 continuó los estudios de Teología con matrícula en la Universidad pero con asistencia al Colegio de dominicos de San Gregorio (hoy Museo Nacional de Escultura). Fue la observación de cómo ejercían los ministerios de la palabra los jesuitas Martín Gutiérrez y Francisco Suárez, maestros de estudiantes en el de San Ambrosio, los que le condujeron a iniciar su preparación como jesuita. Fue recibido en aquel importante centro vallisoletano con veinte años recién cumplidos, para iniciar el noviciado en Medina del Campo. Aunque sintió el atractivo de las misiones para territorios lejanos, sus superiores no se lo permitieron. Comenzó su itinerario por diversas casas de la Compañía en Castilla la Vieja y en el nuevo establecimiento del noviciado, en Villagarcía, siguió muy de cerca al que fue su maestro: Baltasar Álvarez, del que llegó a escribir su Vida. Fue aquel tiempo el mejor periodo que experimentó en su trayectoria como jesuita, según confirmó el propio La Puente.

Ordenado sacerdote el día de San José de 1580, se sucedieron las obediencias en San Ambrosio de Valladolid, Salamanca o León. No solo fue profesor sino que destacó en el llamado "acto heroico del confesar" como él mismo lo definía. La Puente se fue perfilando más como director espiritual y maestro de formación en tiempos difíciles en la expansión de la Compañía. Fue especialista en solucionar controversias entre escuelas teológicas –por ejemplo en la propia de la "gracia o de auxiliis" –, supo manejarse entre gentes de poder sin desviar su misión, actuó entre los seminaristas ingleses, preparó la fundación de la Orden de Santa Brígida en España y escribió sin parar. Destacaron sus "Meditaciones de los misterios de nuestra santa fe", cuya primera edición fue en Valladolid en 1605, con ejemplares en todas las bibliotecas –como estudió Camilo Abad– hasta bien entrado el siglo del Vaticano II. Manuel Ruiz Jurado indicó que fue precursor de la "teología de la perfección" con la inclusión del estado seglar en sus diversas posibilidades.

Desde su muerte en febrero de 1624, la Compañía intentó conseguir el reconocimiento de su santidad. Había sido enterrado en el Colegio de San Ambrosio, hoy en la Basílica Santuario de la Gran Promesa, y su celda convertida en relicario-oratorio. Cuando los jesuitas fueron expulsados de España en 1767, se había incoado su proceso de beatificación y el papa Clemente XIII había declarado la heroicidad de sus virtudes. Todo ello se vio muy afectado por el propio extrañamiento de la Compañía y su extinción en la Iglesia como orden. Vale la pena que en la Cuaresma de 2024, nos acerquemos a alguna de sus obras donde también descubriremos que La Puente escribió el guión espiritual para que los escultores tallasen los pasos procesionales en Castilla.

Para conmemorar el IV centenario de su muerte, se ha organizado el 16 de febrero, a las 18.00 horas la conferencia de Javier Burrieza "400 años Padre La Puente. Centenario de un jesuita maestro de espiritualidad". Seguidamente, a las 19.30 horas se celebrará la Eucaristía en la Basílica Santuario de la Gran Promesa, presidida por los padres jesuitas de la comunidad de Valladolid

https://dbe.rah.es/biografias/15568/luis-de-la-puente

 

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jueves, 8 de febrero de 2024

P. LUIGI BOLLA, SDB (1932-2013), ¡UNA BENDICIÓN PARA EL PERÚ!

P. LUIGI BOLLA, SDB (1932-2013), ¡UNA BENDICIÓN PARA EL PERÚ!

El Archivo Histórico Salesiano del Perú, que custodia su valiosa colección documental y fotográfica, un auténtico tesoro histórico y etnográfico, nos recuerda que un día como hoy, se cumplen cuarenta años de la llegada del Siervo de Dios Luis Bolla al Perú para incorporarse definitivamente a la Inspectoría Salesiana Santa Rosa de Lima. Desplegó su labor entre nosotros desde febrero de 1984 hasta su fallecimiento en Lima en febrero de 2013. Parte de ella es el cuaderno "Ruta misionera" donde él registró, de su puño y letra, su actividad entre los Achuar del Perú. Su primera fecha es justamente su llegada a Lima, el 8 de febrero de 1984, un día como hoy hace 40 años.

El P. Luis Bolla, SDB, nombrado como "Yánkuam" en Achuar, nació en Schio (Vicenza) Italia, el 11 de agosto de 1932 de una familia muy creyente. A los 7 años empezó a frecuentar el Oratorio salesiano. Las narraciones de los misioneros lo motivaron vocacionalmente. A los 11 y 12 años, en la capilla del Oratorio escuchó una voz que le decía: "Tú puedes ser sacerdote, y misionero. Caminarás mucho en tu vida". Su sueño era vivir para siempre en alguna de las selvas del planeta, con la única finalidad de hacer conocer y amar a Jesús.

Con grande emoción, el 22 de noviembre de 1953 salió del puerto de Génova para Ecuador. Tenía 21 años. Aprendió rápidamente el español y la lengua Shuar para trabajar por la etnia. Ordenado sacerdote, le pide al Señor: poder aprender las lenguas indígenas, ir siempre a los lugares más lejanos y difíciles entre los indígenas, ser instrumento del Señor para que tengan el don de la gracia de Dios para salvarse.

Posterior a su profesión perpetua en 1952 en Cuenca, recibe toda su formación teológica en Bogotá, Colombia, siendo ordenado sacerdote el 28 de octubre de 1959. Siempre con la étnia Achuar, es transferido de la inspectoría de Ecuador a la inspectoría de Perú en 1984. Y desde 1992 a trabaja en el Vicariato de Yurimaguas, Perú (hoy diócesis), hasta el 2010, año en el cual es trasladado a Kayun como párroco.

Don Bolla, o como es conocido en Achuar, Yánkuam Jintia, que significa "estrella Venus y camino",  es autor de cuatro libros en castellano y lengua Achuar; por lo cual se considera de gran ayuda a la conservación y al conocimiento del rico patrimonio de la cultura Achuar. Efectivamente al ver que los shuar estaban atendidos y los Achuar estaban abandonados, iluminado por Dios pidió entregarse a ese pueblo. A los superiores les solicitó: no ir a las misiones como conquistador, que respetaría y defendería sus tierras, que pudiera vivir como ellos pero conservando su identidad sacerdotal y religiosa, y confiaría plenamente en la Providencia sin pedir nada a los superiores.

Obtuvo el permiso de fundar la misión de Wichim con los Achuar. Estuvo 30 años en Ecuador y 30 en Perú. Llega al Perú en 1984 para trabajar en el Vicariato Apostólico de Yurimaguas. Le esperaban años de soledad y aislamiento debido a las distancias y a la falta de una comunidad religiosa. Se identificó con el pueblo Achuar. Y, a pesar de los peligros y amenazas de todo tipo, no perdió nunca la confianza en Dios. Siguió investigando las costumbres, etnología y cultura de ese pueblo. Su misión principal era siempre anunciar el Evangelio a todos los Achuar a quienes quería como a hijos.

El P. Luis Bolla no limitó su labor a anunciar la Palabra de Dios, sino se esmeró para acompañar al pueblo Achuar en su organización, fomentó la educación, y cuidó de la salud y el desarrollo alternativo de este pueblo. Escribió muchos sobre esta etnia.  La vida de este gran misionero se apagó en Lima, el 6 de febrero de 2013. La vida de "Yánkuam" se ha apagado como una candela, pero como nos indica el P. Vicente Santilli, su biógrafo, su recuerdo permanece vivo, su testimonio ayudará a hacer "una Iglesia siempre en salida". El 5 de mayo de 2017 fueron trasladados sus restos a la Basílica de María Auxiliadora de Breña, desde donde fueron traslados a la tierra donde se encarnó, y donde "hizo la opción de ser uno de ellos, vivir con ellos, como ellos y, sobre todo, por ellos" y ahora se encuentra en medio de ellos. 

El 1 de agosto de 2019 fue presentado oficialmente por el Vicario Inspectorial de la Inspectoría "Santa Rosa de Lima" P. Humberto Chávez, y por el P. Vicente Santilli, al Arzobispo de Lima (Perú), Mons. Carlos Gustavo Castillo Mattasoglio, el "Supplex libellus", la petición oficial con la que la Congregación Salesiana, en la persona del Postulador General, P. Pierluigi Cameroni, solicita la apertura de la investigación diocesana sobre las virtudes, la fama de santidad y los signos del P. Luis Bolla, Sacerdote Salesiano de la Sociedad de San Francisco de Sales. Un testimonio original de vida consagrada, de evangelización e inculturación del Evangelio y del carisma salesiano en sesenta años, compartiendo plenamente la vida de los pueblos indígenas Shuar y Achuar de Ecuador y Perú.

Ha escrito el Rector Mayor, P. Ángel Fernández Artime: "El patrimonio espiritual y cultural del Padre Bolla es extraordinario. El inicio de su Causa de Beatificación nos permite conservarlo, profundizarlo y transmitirlo a las nuevas generaciones como respuesta significativa a los grandes desafíos que la Iglesia y la humanidad de nuestro tiempo afrontan en este momento de la historia. La grandeza de esta Causa es de gran amplitud que tiene relación con la celebración del octubre de 2019 en la Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos que reflexionarán sobre: "Amazonía: nuevos caminos hacia una Iglesia más encarnada".  Un Sínodo que interesa a toda la Iglesia y que empieza, como hizo el Padre Bolla, por escuchar a los pueblos indígenas y a todas las comunidades que viven en la Amazonía.

Su recuerdo, aún con el paso del tiempo, sigue vivo en el pueblo donde entregó su vida. Fueron más de 50 años conviviendo con las etnias, en una zona inhóspita, alejada y en condiciones muy difíciles, en el corazón de la selva amazónica.

Del tesoro custodiado en el Archivo he tenido la suerte de leer sus apuntes de Retiros. El Padre Bolla toma nota de lo que más le impacta de las lecturas y las prédicas. De igual manera consigna bellas oraciones y personales comentarios que revelan su intimidad con el Señor y el celo de apóstol para llevar a los fieles, especialmente los achuar, el fruto de su contemplación. Les comparto lo que anotó el 8 de septiembre de 1978 en Wichin, el día de la fiesta de la Natividad de la Virgen: "Comprendo  siempre más que Tú eres celoso de tu amor y quieres de mí una donación total, absoluta y no a medias. Ayúdame, Señor, yo también lo quiero, pero soy demasiado miserable y pequeño. María, Madre de la Iglesia y también de la Iglesia achuar, mírame y conviérteme a tu Hijo".

Les comparto el enlace del catálogo de la Colección Bolla en https://coleccionpadrebolla.pe/ para que gocen de su celo y nos convirtamos como él en protagonistas de la misión.

José Antonio Benito Rodríguez

 

 

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