Por feliz iniciativa de Lourdes Gómez Cotaquispe, se publica en el Perú “Correo Mariano”, “el primer periódico católico del país”. correomariano@terra.com, Tel.4676612, que va ya por el número 93 y a punto de entrar en su décimo año. Magnífica y popular iniciativa . Su costo 1 sol. A ver si logramos pasar de 1000 ejemplares a 100.0000. Les presento el artículo que me publican en el último número.
MAMANCHIC (SEÑORA Y MADRE NUESTRA)
Mayo es el mes de las flores, el mes de María. Y Perú es todo de María. El Siervo de Dios S.S. Juan Pablo II, cuando iniciaba la novena de años del V Centenario de la evangelización de América, proclamaba en Zaragoza el 10-X-84: «Decir España es decir María... Y decir Iberoamericana, es decir también María, gracias a los misioneros españoles y portugueses”. El 30 de agosto del 2007, el Perú se consagró oficialmente a María. La jerarquía eclesiástica, interpretando los sentimientos de todo el pueblo católico y toda la sociedad del Perú, culminó el congreso eucarístico celebrado en Chimbote con este evento entrañable: toda la nación peruana en alma, corazón y vida celebró que es toda de María. Rescatemos álgunos textos del Inca Garcilaso de la Vega, al conmemorarse en el 2009 los 400 años de la publicación de los Comentarios Reales[1]
Acerca de Gonzalo Pizarro, hermano de Francisco, escribe que fue “buen cristiano, devotísimo de Nuestra Señora de la Virgen María, madre de Dios y el presidente (Pedro La Gasca) lo dijo en la carta que le escribió. Jamás le pidieron cosa diciendo por amor de Nuestra Señora que la negase por muy grave que fuese. Teniendo experiencia de esto Francisco de Carvajal y sus ministros, cuando habían de matar a alguno de sus contrarios que lo mereciese, apercibían y proveían con tiempo que no llegase nadie a pedir a Gonzalo Pizarro la vida de aquel tal; porque sabían que pidiéndosela por Nuestra Señora, no se la había de negar aunque fuesen quien quisiese.” (Segunda Parte Tomo VI, Cap. XLIII)
Narra también “un milagro de Nuestra Señora a favor de los cristianos y una batalla singular de los indio” sucedido precisamente un mes de mayo de 1536, cuando el lnca Manco Cápac se sublevó con 200.000 indios en Suntur Huasi, y fueron salvados los cristianos según Garcilaso por una intervención milagrosa de la Virgen. Como consecuencia “de aquí nació que después de apaciguado aquel levantamiento de los indios los naturales del Cusco y las demás naciones que se hallaron en aquel cerco, viendo que la Virgen María los venció y rindió con su hermosísima vista y con el regalo del rocío que les echaba en los ojos le hayan cobrado tanto amor y afición (demás de enseñárselo la fe católica que después acá han recibido” Y termina dándonos a conocer bellísimos nombres referidos a la Virgen en su lengua: “Dicen Maman chic que es Señora y Madre Nuestra; Coya, Reina; Ñusta, Princesa de Sangre Real; Zapay, Única; Yurac Amancay, Azucena; Chasca, Lucero del Alba; Cotoccoyllor, Estrella resplandeciente; Huarcapaña. Sin Mancilla; Huc hanac, Sin pecado; Mana Chancasca... no tocada; Tazque, Virgen Pura; Diospa Maman, Madre de Dios. También dicen Pachacamacpa Mamam, que es Madre del Hacedor y sustentadora del Universo. Dicen Huac Hucayac que es amadora y bienhechora del pobre, por decir madre de misericordia, abogada nuestra, que no teniendo estos vocablos en su lengua con las significaciones al propio se valen de los asonantes y semejantes. Demás de la afición a la Virgen pasaran con la devoción y amor a la bienaventurada Señora Santa Ana, y la llaman Manmanchicpa Manac, madre de nuestra madre. Coyanchicpa Maman, madre de nuestra reina, y por el semejante los demás nombres que arriba hemos dicho. Dicen también Diospa Payan, que es abuela de Dios” Comentarios reales. 2ª parte. Lib. l. Cap. XXV.
Baste con recordar el proemio y el final de la obra. Escribe en el primero que su pretensión no tuvo “otro interés más que de servir a la república cristiana, para que se den gracias a Nuestro Señor Jesucristo y la Virgen María su Madre por cuyos méritos e intercesión se dignó la Eterna Majestad de sacar del abismo de la idolatría tantas y tan grandes naciones y reducirlas al gremio de su iglesia católica romana, Madre y Señora nuestra”. Concluye que su escrito “sea para gloria y honra de su nombre divino, cuya infinita misericordia, mediante la sangre de nuestro Señor Jesucristo, y la intercesión de la siempre Virgen María su Madre, y de toda su corte celestial, sea en mi favor y ampare, ahora y en la hora de mi muerte Amén Jesús”.
[1] Las citas están tomadas de Garcilaso de la Vega Los comentarios reales de los incas, 6 tomos. H. H. Urteaga anotaciones y concordancias. Lima, Librería e Imprenta Gil, 1941