¡Qué gozo debemos sentir los católicos ante este regalo del Papa! Me he leído de un tirón la encíclica y no sé qué valorar más: si el ardor de la caridad o la sabiduría de la verdad que atribuye a Pablo VI campean por todo el documento. Tan radical frente a todo relativismo y tan dialogante con quienes pueden pensar de modo diferente. La verdad y la caridad son Cristo "la principal fuerza impulsora del auténtico desarrollo de cada persona y de toda la humanidad".
Entroncada con la más leal tradición del magisterio, especialmente con el de Pablo VI en "Populorum progressio", se abre a las problemáticas más actuales. Fiel a conservar el rico legado de la Doctrina Social de la Iglesia, es audaz y valiente al denunciar "existe la sospecha fundada de que, en ocasiones, las ayudas al desarrollo se condicionan a determinadas políticas sanitarias que implican de hecho la imposición de un fuerte control de la natalidad"; de igual modo, reclama una auténtica reforma de la misma ONU. Do dudará en concluir que “No hay desarrollo pleno ni un bien común universal sin el bien espiritual y moral de las personas, consideradas en su totalidad de alma y cuerpo y que “el desarrollo necesita cristianos con los brazos levantados hacia Dios en oración, cristianos conscientes de que el amor lleno de verdad, caritas in veritate, del que procede el auténtico desarrollo”.
http://www.aciprensa.com/Docum/benedictoxvi/documento.php?id=251