OSSIO, Juan M. En busca del orden perdido. La idea de la Historia en Felipe Guaman Poma de Ayala Lima, 2008 Editorial: Fondo Editorial de la PUCP, 286 pp
Merece la pena conocer por vez primera de modo completo la tesis elaborada por el entonces (1970) novel hoy (2010) maduro investigador J. Ossio. Y merece la pena constatar que la obra de Guamán Poma se fue creando a lo largo de 30 años hasta 1615 y que la tesis “En busca del orden perdido” se haya publicado tras 38 años de estar redactada.
Siempre me pareció el indio Guamán Poma un personaje fascinante que nos ha brindado múltiples sugerencias a través de sus escritos y sobre todo de sus imágenes. Sin embargo, siempre me producía cierto desazón por no poder aprehenderle, asirle con precisión. Siempre se me escapaba en su lenguaje, en sus categorías mentales, en su propia vida….todavía sin descifrar.
Gracias a la penetrante mirada del Dr. Ossio –como historiador, antropólogo, peruano comprometido, hombre de fe- nos podemos asomar con mayor seguridad y cercanía al fabuloso mundo de los incas, diseñándonos el retrato más completo del cronista ayacuchano: su visión del orden social, su visión del tiempo y del espacio, su concepción del orden político y, compartiendo datos inéditos, su fascinante biografía. El autor deja muy claro que estamos ante un indígena quechuahablante que escribió “un español hablado por un indio”. Como atinadamente apunta José Cárdenas las citas fueron transmitidas oralmente a uno o varios amanuenses por lo que el texto tiene algo de mensaje malogrado.
Ossio tiene en cuenta los nuevos hallazgos documentales y estudios sobre el cronista a partir de la década del 70. Es el caso del manuscrito autógrafo El primer nueva corónica y buen gobierno (1616), Y no hay remedio, documento en el que Guaman Poma figura como colaborador de un sacerdote en las reparticiones de tierras en Ayacucho, donde se demuestra la estrecha relación entre Guaman Poma y el cronista mercedario Fray Martín de Murúa, y que trajo por tierra las teorías surgidas en Italia en los 90 que negaban la autoría del ayacuchano en la Nueva crónica, otorgándosela al sacerdorte jesuita Blas Valera. " Acerca de la desavenencia con Murúa podría haber aparecido cuando Murúa decide dejar de lado el primer manuscrito y se embarca en la redacción del segundo. Por eso, a partir de ese momento Guaman Poma toma una actitud beligerante en los años que vivieron en la provincia de Aymaraes, en Apurímac, entre 1604 y 1606.
A pesar de los estudios de Raúl Porras Barrenechea o las investigaciones de Julio C. Tello sobre las edades del mundo, comparte su tesis con Nathan Wachtel y su visión de los vencidos, y provocan todo un revuelo entre los especialistas como Rolena Adorno, Boserup, González Vargas, Hugo Roseti, F.S. Cabello, Raquel Chang y Julio Ortega.
En la presente obra se aclara cómo en la "Nueva crónica", no se tiene mayor interés por dejar constancia de los acontecimientos del pasado. Lo que su autor quería era transmitirle una información al rey de España para que este restableciera el orden. Erigiéndose como un intermediario entre los indígenas y el monarca, Guaman Poma no ve al rey de España solo como un líder político, sino más bien como un rey metafísico, una especie de inca capaz de restablecer el orden social y natura, roto por la conquista española -nuevo pachacutic o cataclismo cósmico.
En realidad lo que puede parecer una locura pedirle al mismo rey de España que deje sus territorios, es lo que estaba dispuesto a aceptar en la polémica de Ginés de Sepúlveda con el P. Las Casas en Valladolid. Debemos ver que Guaman Poma tiene una mirada mesiánica, por la que disocia al rey de España de su dominio político sobre las indias y lo convierte en una categoría metafísica con la capacidad de restablecer el orden cósmico. “Todo mesianismo deja margen para un lenguaje secular que puede contaminarse de consideraciones pragmáticas” (p.29) sin dejar que éstas traicionen a los principios sustentantes. Él considera que los indios eran ya cristianos y los incas son idólatras. Por una u otra vía busca la grandeza de la Corona española proporcionando el bienestar de los indígenas. Y aquí el autor hace un excurso de gran interés al compararlo con la realidad del grupo de Ezequiel Ataucusi y el FREPAP. Ossio cree que la obra tiene más de “Carta al Rey” que de crónica, “un ruego al Rey de España para retornar al orden” p.240.
Acerca del sentido de la historia, rescata la valoración de T. Zuidema para quien el fin de la historia no era tanto “dar una imagen del pasado cuanto reflejar el sistema de la organización social del Cuzco” (p.37). La historia es tanto entender los hechos del pasado como situar los eventos en el tiempo. A Poma le interesa el pasado en una doble dimensión, el inmediato de la conquista y el remoto del mundo indígena. “ De este modo nos presenta “un mundo indígena que es a la vez cristiano e idolátrico, siendo lo primero fruto del dictado de su ideología indígena, mientras que lo segundo, de la realidad empírica de la cual no pudo sustraerse” p.198. Su ideología se enmarca “dentro de una visión estática del orden universal que se definía básicamente a través de las categorías duales andinas de han y urin” p.216. El Doctor Ossio nos revela un Guaman Poma como persona que ha auscultado la sociedad colonial, que conoce la legislación y las contradicciones entre la teoría y la praxis, llevándole a afirmar que el mundo está al revés debido a la llegada de los españoles, que alteraron el ordenamiento jerárquico existente. Él fue un enemigo del mestizaje, un convencido de la endogamia social, que guarda correspondencia con la orientación social que aún existe en el mundo de relaciones interétnicas andinas, donde pervive el atavismo de contrastar lo local con lo foráneo y lo legítimo con lo ilegítimo.
Aunque a veces se torna difícil seguir el hilo del argumento, puedo concluir que en esta obra, el Dr. Ossio ha penetrado en la cosmovisión de Guaman Poma y su pretensión de encontrar el orden andino perdido.