Les comparto el texto completo del guión de la exposición que todo peruano debería visitar, tanto por los textos como por las ilustraciones y, sobre todo, por la calidad de los libros –los primeros sobre las vidas de nuestros santos- que se muestran en las vitrinas. De lunes a viernes de 9 a.m. a 8 p.m., sábados de 9 a.m. a 13 h, hasta el 2 de agosto.
El día 18 de junio, he vuelto a visitarla con los alumnos de la Facultad de Teología que llevan el curso “Trascendencia y actualidad de Santo Toribio Mogrovejo. El contexto de su acción evangelizadora”, "Historia de la Iglesia del Perú" y los deL ISET Juan XXIII, taller "La Biblia en el Perú".
Gracias a la OFICINA DE IMAGEN INSTITUCIONAL Y EXTENSIÓN CULTURAL. Biblioteca Nacional del Perú. http://www.bnp.gob.pe/portalbnp/
T. 513-6900 (7182)
La santidad en la Lima virreinal
Lima -la ciudad de los Reyes- fue fundada por el conquistador español Francisco Pizarro el 18 de enero de 1535. A menos de cien años de existencia, en 1630 su población había crecido a 40,000 habitantes. Para entonces, como decía el franciscano criollo fray Buenaventura de Salinas y Córdoba, Lima tenía “unas 40 iglesias y capillas” que anualmente “ofrecían al cielo 300,000” misas, y entre dominicos, franciscanos, agustinos, mercedarios, jesuitas, clérigos y monjas enclaustradas, más del 10% de la población vestía el hábito religioso. Unos lustros después, en 1683 el sevillano Antonio de Montalvo -biógrafo de santo Toribio de Mogrovejo-, aseguraba que la gran Ciudad de los Reyes - capital del virreinato más grande y opulento del Nuevo Mundo- era la viva imagen de la Jerusalén Celestial descrita en el Apocalipsis “y bien puede presumirse piadosamente que la diseñó Dios para que la fundasen los españoles por cabeza de las nuevas tierras, y nuevos cielos, que se descubrieron y conquistaron”.
Ya para estas fechas habían beatificado a santa Rosa de Lima (1668), a san Francisco Solano (1675) y al propio santo Toribio de Mogrovejo, (1679) y en la Santa Congregación de los Ritos en Roma se ventilaban “tantas causas de siervos de Dios de Lima, y del Perú, que sólo de sus nombres se podía formar una letanía limana”. Otras canonizaciones llegarían mucho después como la de san Juan Macías (1585-1645), beatificado en 1837 y canonizado en 1975, o la del célebre lego mulato fray Martín de Porras (1579-1639), beatificado en 1837 y canonizado hace tan solo cincuenta años, el 6 de mayo de 1962 y cuyo aniversario aquí celebramos. Unos procesos de beatificación quedaron truncos como el del indio chiclayano Nicolás de Ayllón (1632-1677), cuyo culto se extendió a Tlaxcala en Nueva España donde era venerado por la nobleza indígena. Otros expedientes de beatificación aún no culminan. Tales son los casos del fraile mercedario fray Pedro Urraca cuyo proceso se inició en 1657 y recién fue declarado Venerable en 1981 por el Pontífice Juan Pablo II, o el del místico jesuita Francisco del Castillo (1615- 1673) que sigue abierto. Para los cronistas conventuales criollos la alabanza a las grandezas y glorias arquitectónicas e intelectuales en la Ciudad de los Reyes articuló la primera etapa del pensamiento patriótico criollista. A finales del siglo XVI, el fraile dominico fray Francisco de la Cruz -quemado vivo por el Santo Oficio de Lima en 1578- aseguró que Lima no sólo competía con Roma en su grandeza, sino que la sustituiría como la nueva sede o capital espiritual de todo el orbe católico.
Las Vidas o hagiografías de los santos limeños -al igual que la Leyenda aurea medieval de Jacobo de la Vorágine o del Flos sanctórum del jesuita Pedro de Ribadeneyra- no eran, estrictamente hablando, biografías históricas. Su finalidad era deleitar e instruir –delectare et docere- a los fieles de la Iglesia. Los santos eran los “testigos” de Dios que seguían un Camino de Perfección interior por citar a santa Teresa de Jesús; un sendero espiritual labrado con oraciones y la práctica continua de Ejercicios Espirituales que encaminaban a los sentidos cognoscitivos del alma a su perfecta unión con Dios. En este “desposorio místico” el alma no perdía su identidad, del mismo modo “que el hierro metido en la fragua conserva la naturaleza de hierro y toma solamente las propiedades del fuego”.
En una carta redactada de su puño y letra, Santa Rosa de Lima le describe a uno de sus confesores sus “heridas de amor”. Las representa en un dibujo como un corazón alado y “transverberado” por continuos dardos invisibles que lo hieren ontológicamente haciéndolo cautivo, preso o prisionero de su amor. Jesús es aquí el embriagador “cazador oculto” dentro de su propio corazón. Santa Rosa apunta: “Corazón atravesado con rayo de amor de Dios […] herido con flecha de amor divino. Halle al que amaba mi alma: téngole y no lo dejare […] o dulce martirio que con arpón de fuego me ha herido. Purifícate, corazón, recibe centella de amor puro para amar a tu Creador. Desata, Señor, el nudo que me detiene […]. Arrobo, embriaguez en la bodega, secretos de amor divino. ¡Oh dichosa unión, abrazo estrecho con Dios!”
Los santos limeños fueron un producto directo de la Contra-Reforma española y de los dictámenes del Concilio de Trento (1545-1563), difundidos en Lima desde el III Concilio Limense (1582-1583). Aquí se fijaron las pautas contra la herejía protestante y se reguló la reforma de la vida católica. La obligación de los fieles era defender con espíritu militante la pureza doctrinal de la Iglesia y practicar la imitación de Cristo a través del ascetismo, la contemplación y el servicio a su comunidad. Pero las Vidas, milagros y visiones sobrenaturales de los santos limeños son como “textos” que deben ser analizados en su “contexto” y le sirven al historiador empírico para plantear una constelación de preguntas: ¿por qué fue la Ciudad de los Reyes el lugar donde apareció el mayor número de santos de todas las ciudades virreinales del Nuevo Mundo? ¿Cómo se incorporó al criollo, al mestizo, al indio y al negro al modelo virreinal de santidad? ¿De qué manera y en qué grado estos grupos étnicos fomentaron el culto a sus santos patronos? ¿Existió una relación/oposición entre la espiritualidad urbana limeña y la difícil evangelización militante en el Ande, que incluyó en las zonas rurales violentas campañas de extirpación de idolatrías indígenas? ¿Qué papel desempeñó la Inquisición de Lima en promocionar a los santos ortodoxos tridentinos a costa de reprimir a los falsos profetas, visionarios y místicos que utilizaron sus pretendidos carismas sobrenaturales para legitimar reivindicaciones sociales, étnicas y políticas?
En esta exhibición documental se reúnen por primera vez un gran número de hagiografías de los santos limeños virreinales, así como los sermonarios y Relaciones de sus fiestas de beatificación y canonización. Su objetivo: proporcionarle al investigador fuentes primarias que le permitan responder algunas de estas interrogantes y trazar nuevos derroteros de estudio.
Ramón Mujica Pinilla
Director Nacional
Biblioteca Nacional del Perú
Santa Rosa de Lima
A pesar de su corta vida, santa Rosa de Lima (1586-1617) fue la primera santa americana beatificada en 1668. Fue declarada en 1670 por dispensa papal y, como caso excepcional, Patrona de Lima, de los reinos del Perú, y Patrona universal y principal de toda la América y dominios de España, antes de su canonización (1671). Es recordada por sus cruentas mortificaciones corporales que seguían el modelo de santidad de la Iglesia primitiva y la Edad Media: su oración en aislamiento en una ermita diminuta -cinco pies de largo por cuatro de ancho y seis de alto- en la huerta de su casa, imitaba a los Padres del Desierto, la corona de plata con espinas que llevaba oculta sobre la cabeza tenía por modelo la usada por santa Catalina de Siena (1347-1380), la piedra que usaba por almohada y su cama de barbacoas – alusivo al madero de la cruz de Cristo-, era como la de san Francisco de Asís (m.1226); la gruesa cadena que llevaba al cinto remedaba la del místico alemán san Enrique Susón (1295-1366) y sus ayunos maratónicos los tomó del madrileño Gregorio López (1542-1596), el primer anacoreta de Indias que murió en Nueva España.
Este anacoretismo cristiano no le impidió a la santa limeña desarrollar un misticismo sacramentalista centrado en la contemplación estática del mundo natural. Conversaba con las aves, estudiaba el cielo estrellado y contemplaba al Creador en el santuario de su Creación. También utilizó el vocabulario místico nupcial de santa Teresa de Jesús (1515-1582), a quien habría conocido a través del doctor Juan del Castillo, comentarista del opus teresiano y médico seglar de la Inquisición de Lima que en 1614 sometió a la limeña a un riguroso “examen de conciencia”. El acontecimiento culminante en la vida de santa Rosa fueron sus “desposorios místicos” en la Iglesia de santo Domingo de Lima. El domingo de Ramos de 1617, mientras le rezaba a la efigie del Niño Jesús en brazos de la Virgen del Rosario, esta talla cobró vida sobrenatural y el Niño le dijo: “Rosa de mi corazón, se mi esposa”. Este será el evento más representado por los pintores virreinales y europeos como el máximo emblema de la renovada espiritualidad criolla americana. El universo visionario rosista se caracterizó por dos rasgos principales. Resaltaba el rol de la mujer como protagonista predestinada para reformar a la Iglesia en el Nuevo Mundo. Y, utilizó un sofisticado imaginario profético andino – su visión del Cristo Cantero- para anunciar la consolidación de una iglesia mestiza en vías de construcción.
Según algunas fuentes documentales, santa Rosa no fue criolla –hija de español y limeña-, sino mestiza o descendiente por parte de sus abuelos maternos, de indígenas puros de Huánuco. Esto explicaría por qué en el siglo XVIII, durante el así llamado “movimiento nacional inca” del Cusco, la nobleza indígena le atribuyó a santa Rosa el retorno mesiánico de un Inca católico que refundaría el Tawantinsuyo. Para los criollos ella fue el máximo símbolo de santidad y por ello durante el Congreso Independentista de Tucumán (1816), santa Rosa fue declarada Patrona de la Independencia americana.
Cincuenta años de la canonización de San Martín de Porres
Martín de Porres nació en los primeros días de diciembre de 1579. Era hijo ilegítimo del caballero español Juan de Porres y de la esclava liberta Ana Velásquez; dos años después, sus padres tuvieron a Juana, una mulata de piel clara. Apenas niños, ambos hermanos fueron llevados por su padre a Guayaquil, para que recibieran una mejor educación en casa de un pariente suyo. Sin embargo, Martín regresó a Lima, donde fue confiado a doña Isabel García Michel por Juan de Porres. En su adolescencia, el santo aprendió el oficio de boticario y sangrador en la casa de Mateo Pastor. En 1594, ingresó como donado en el convento de Nuestra Señora del Rosario, el más grande de la Orden de Santo Domingo existente en la ciudad. En 1603 profesó los votos perpetuos como hermano dominico, dedicándose al servicio de la enfermería. Ejercitó su inmensa caridad con enfermos y menesterosos, curándolos y alimentándolos. Al mismo tiempo, se relacionó con los estamentos más elevados de la sociedad virreinal; fue amigo del arzobispo de Lima, Fernando Arias de Ugarte, y curó milagrosamente a Feliciano de la Vega, obispo electo de México. Eran famosos sus raptos místicos, y varios testigos afirmaron que en esas circunstancias llegaba a elevarse del suelo. Pero quizá una de las facetas más conocidas de su personalidad fue su amor por todos los seres de la creación: al famoso milagro de hacer reunido a perro, pericote y gato, deben sumársele sus numerosas curaciones a animales de todo tipo, testificadas por sus contemporáneos. El santo falleció en el Convento del Rosario el 3 de noviembre de 1639, y su entierro fue multitudinario. Sin embargo, fue beatificado casi dos siglos después, por el papa Clemente XVI. Su canonización recién llegaría de manos de Juan XVIII, quien lo proclamó santo el 20 de marzo de 1962, hace cincuenta años.
Nicolás Ayllón (1632 -1677)
Nació en Chiclayo, y de niño queda bajo la protección del fraile franciscano Juan de Ayllón, quien lo lleva consigo al trasladarse al convento de la orden en Lima. En la capital virreinal, Nicolás decide buscar un oficio, y entra como aprendiz en la tienda de un sastre. Con su trabajo no solo realiza diversas obras de caridad, sino además logra reunir un capital importante. A los veinticuatro años se casa con la mestiza Jacinta Montoya, con la que tuvo dos hijos y vive una existencia piadosa. Nicolás compra una casa con la intención de instalar a su familia y abrir a la vez un beaterio de doncellas españolas pobres, bajo la advocación de Jesús María y José. Posteriormente, el solar servirá de sede al monasterio de monjas capuchinas del mismo nombre, aún existente. Ayllón falleció en Lima, el 7 de noviembre de 1677. Rápidamente se convirtió en un símbolo de identidad para la nobleza indígenas, y llegó a ser venerado incluso por los caciques de Tlaxcala (México). En 1683 se abre el proceso para demostrar sus virtudes, y un año después se publica en Madrid su primera hagiografía, escrita por Bernardo Sartolo. Sin embargo, pese al inicial apoyo de la corona, la causa no prospera por las presiones ejercidas por la Inquisición limeña, que prohíbe la circulación del libro de Sartolo en 1696.
Francisco del Castillo (1615 – 1673)
Nacido en Lima, a los dieciséis años ingresó al noviciado delos jesuitas. En 1642 es ordenado sacerdote, destacando por sus dotes oratorias. Así, todos los domingos acostumbraba impartir sermones en la plazuela del Baratillo (ubicada en el actual distrito del Rímac). Fue amigo cercano del místico Antonio Ruiz de Montoya, hermano de la Compañía, quien escribió para él un método de oración: Sílex del Amor Divino. Al finalizar la década de 1650, Castillo se hizo cargo de la pequeña Capilla de Nuestra Señora de los Desamparados, ubicada en lo que es hoy el jardín posterior de Palacio de Gobierno. Con el patrocinio del virrey Pedro Fernández de Castro, conde de Lemos, el jesuita transforma esta pequeña edificación en una iglesia, la cual fue bendecida en 1672. Su caridad lo llevaría también a fundar una Casa de Amparadas, refugio para meretrices. Castillo inició la tradicional costumbre del Sermón de las Siete Palabras. Falleció en Lima en 1673.
Santo Toribio de Mogrovejo (1538-1606)
Nacido en Mayorga, Toribio de Mogrovejo se erige como la figura emblemática del perfecto prelado virreinal. Luego de realizar brillante carrera eclesiástica en España, donde llegó a asumir el cargo de Gran Inquisidor, en 1579 es nombrado Arzobispo de Lima por el papa Gregorio XIII. Dos años después llega a la capital virreinal y toma posesión de su cargo eclesiástico, destacándose inmediatamente por sus virtudes cristianas. Preocupado por la protección y correcta evangelización de los indígenas, el santo convocó al III Concilio Limense, celebrado entre 1582 y 1583, al cual asistieron los obispos de Cuzco, Santiago de Chile, La Imperial, Paraguay, Quito, Charcas (actual Sucre) y Tucumán, así como delegados de diócesis vecina Allí se acordó la redacción de un único catecismo en castellano, quechua y aymara, a fin de impedir que se enseñasen errores doctrinales entre los indígenas. Su espíritu emprendedor lo llevó además a iniciar, en 1584, una primera visita a su extensa arquidiócesis, recorriendo a lo largo de casi seis años la sierra norte del Perú. Realizará otras dos visitas pastorales en 1593 y 1605, la última de las cuales fue interrumpida por su muerte, que acaeció en Zaña (Lambayeque), en marzo de 1606.Según la tradición, en 1597 confirmó a Santa Rosa de Lima a su paso por el pueblo de Quives (Canta). El papa Inocencio XI lo declaró beato en 1679, lo que generó exaltadas demostraciones de orgullo criollo, ya que este hecho fue considerado como una demostración de la excelencia espiritual de la capital del virreinato. Así, un año después, Lima celebró espléndidas fiestas en su honor,relatadas por Francisco de Echave y Assu en La estrella de Lima convertida en sol sobre sus tres coronas (Amberes, Juan Bautista Verdussen, 1684).
San Juan Masías (1585 – 1645)
Hijo de una familia de pastores, Juan Masías nació en Ribera del Fresno, en España. Desde un inicio, su vida pareció destinada a la santidad. Huérfano a temprana edad, fue criado por un tío que lo dedicó al pastoreo. Mientras se dedicaba a esta labor, recibe la visita de un niño que le revela ser San Juan Bautista, y le anuncia un futuro viaje a tierras lejanas. Ya mayor,viaja a Cartagena de Indias al servicio de un mercader. Luego se dirigió hacia el sur para llegar finalmente a Lima; toma los hábitos dominicos en la Recolección de Santa María Magdalena de esta ciudad (actual Iglesia de la Recoleta) en 1622. Allí se ocupó de la portería hasta su muerte, acaecida más de dos décadas después, en 1645. Ofrendaba a Dios numerosas penitencias, ayunos y oraciones a cambio de la salvación de las ánimas del purgatorio.Como Martín de Porres -de quien era amigo-, el santo se destacaba por su profunda humildad y sencillez. Fue famoso por sus consejos espirituales, solicitados por los distintos estamentos de la sociedad limeña, desde los mendigos hasta el propio virrey. Juan Masías cultivó además una ardientecaridad,y se dedicaba a repartir diariamente alimentos a los menesterosos. Sus numerosos milagros llevarían a Clemente XIII a declararlo venerable en 1763. Fue beatificado por Gregorio XVI en 1837. Paulo VI lo elevaría a los altaresen 1975.
San Francisco Solano (1549 – 1610)
Natural de Montilla (España), San Francisco Solano es también conocido como el “Taumaturgo del Nuevo Mundo”, por la enorme cantidad de milagros que se le atribuyen. A los veinte años toma el sayal franciscano e ingresaal convento de esta orden religiosa en su ciudad. En 1589 partehacia el Tucumán con el grupo de misioneros de la orden que acompaña afray Baltazar Navarro, nombrado comisario de aquella Provincia franciscana. Al dirigirse desde Panamá hacia Lima, frente a la isla de la Gorgona (actual Colombia), el barco en el que viajaba encalla y se parte en dos. El santo y varios de los tripulantes logran salvarse, pero permanecen casi dos meses en la isla hasta ser rescatados. Solano llega a Lima al año siguiente, para partir desde allí hacia el Tucumán, un extenso territorio en el que se dedicaron esforzadamente a la evangelización de los indígenas. Su persuasiva prédica generó numerosas conversiones entre los nativos. De hecho, los poderes de su oratoria se evidenciaron aún más con el retorno del santo a Lima, cuando asume el cargo de guardián de la Recolección de Nuestra Señora de los Ángeles, en 1601. Tres años después, uno de sus sermones produjo el pánico colectivo de la ciudad: mientras numerosas personas abandonaban su vida en pecado, multitudes atiborraron los templos por el temor de haber provocado la ira divina. Solano falleció en el Convento de San Francisco de Lima, el 14 de julio de 1610. Su culto fue promovido tempranamente por los criollos limeños: apenas cuatro años después se publicó su primera hagiografía en Madrid, escrita por Fray Jerónimo de Oré. Fue beatificado por Clemente XI en 1675. En 1726, Benedicto XIII lo proclama santo; sus fiestas se celebraron en Lima el año siguiente
CRONOLOGÍA SANTA
1532
El fraile dominico Vicente de Valverde llega al Perú acompañando a las huestes de Francisco Pizarro. Casi al mismo tiempo, se integran a la expedición algunos frailes franciscanos y mercedarios.
1537
Se crea el Obispado del Cuzco, el primero de América del Sur.Asumirá la diócesis fray Vicente de Valverde, hasta su muerte en Puná acaecida cuatro años después.
1538
En Mayorga, nace Santo Toribio de Mogrovejo.
1547
Se crea la Arquidiócesis de Lima, nombrándose como su primer arzobispo al dominico fray Jerónimo de Loayza.
1549
San Francisco Solano nace en Montilla.
1551
Carlos I de España y V de Alemania funda oficialmente la Universidad de San Marcos. Su primer rector fue el fraile dominico Tomás de San Martín. El arzobispo Jerónimo de Loayza da inicio al I Concilio Limense, en el que se debaten los métodos de evangelización a los indígenas.Los primeros frailes agustinos se instalan en el Perú, fundándose la Provincia de Nuestra Señora de la Gracia del Perú.
1560
Doña Mencía de Sosa funda el Monasterio de la Encarnación, el primero de la Lima virreinal.
1567
El arzobispo Jerónimo de Loayza preside el II Concilio Limense, que amplía las constituciones dictadas en el primero.
1568
Llegan los primeros jesuitas al Perú bajo la protección del virrey Francisco de Toledo. Un año después, el rey Felipe II crea la filial limeña del Santo Oficio de la Inquisición,
1571
Es asesinado en Vilcabamba el Protomártir del Perú, el agustino fray Diego Ortiz. Este religioso español había llegado al Perú en 1550, como parte de la primera expedición de frailes agustinos enviada a estas tierras. Desarrolló una intensa labor misional en las selvas cuzqueñas bajo la protección del inca Titu Cusi Yupanqui, refugiado en la región. A la muerte del último, los indígenas exigieron a Ortiz que invocase a su Dios para que lo resucitase, y luego torturaron al fraile hasta matarlo.
1579
En diciembre, nace el “Santo mulato” Martín de Porres Velásquez, hijo del español Juan de Porres y la esclava liberta Juana Velásquez.
1581
Santo Toribio de Mogrovejoasume el arzobispado de Lima y se instala en la capital virreinal.
1583
Pedro Urraca García, futuro predicador mercedario, nace en Jadraque, España. Concluye el III Concilio limense, convocado por Santo Toribio de Mogrovejo el año anterior.
1584
Se inicia la primera visita pastoralde Santo Toribio de Mogrovejo. En ella recorrió la sierra norte del Perú, llegando hasta Chachapoyas y Moyobamba. Retornará a Lima 6 años después.
1585
En marzo nace San Juan Masías en Ribera del Fresno y, tres meses Antonio Ruiz de Montoya en Lima, místico jesuita que será famoso por su labor misional en el Paraguay.
1586
A fines de abril nace Isabel Flores de Lima, futura Santa Rosa de Lima, hija del arcabucero Gaspar Flores y de María de Oliva, ambos criollos.
1589
Como parte de una expedición de misioneros franciscanos, San Francisco Solano abandona España rumbo al Tucumán. Antes de llegar a su destino pasará por Lima.
1591
Santo Toribio celebra el IV Concilio Limense.
1593
Segunda visita pastoral de Santo Toribio de Mogrovejo, en la que recorrerá la costa norte del Perú. Culmina cuatro años después.
1594
San Martín de Porres ingresa como donado en el Convento grande de la Orden Dominica en Lima. Se recogen informaciones para abrir un expediente de canonización a Diego Ortiz.
1595
San Francisco Solano retorna a Lima.
1597
En mayo, nace el jesuita limeño Juan de Alloza, quien destacará por sus escritos doctrinales y su devoción a la Virgen María.
1601
Se celebra el V Concilio Limense.
1604
En noviembre, nace Úrsula de Jesús, religiosa clarisa que será famosa por sus visiones místicas. Era hija del español Juan de Castilla y la esclavaIsabel de los Ríos.
1606
Muerte de Santo Toribio de Mogrovejo en Zaña (Lambayeque), el mes de marzo. Un año antes había dado inicio a su tercera visita pastoral. Ruiz de Montoya ingresa al noviciado de la Compañía de Jesús. Poco después parte como misionero hacia el Paraguay.
1608
Convertido en novicio mercedario, Fray Pedro Urraca llega a Lima y se instala en el convento de la orden.
1610
San Francisco Solano muere en Lima, el 14 de julio.
1614
El virrey don Juan de Mendoza y Luna, marqués de Montesclaros, ordena la realización de un censo en Lima que, de un total de 25,154 habitantes, arroja 894 religiosos y 826 religiosas.
1615
En julio, ante el posible desembarco del corsario holandés Jorge Spilbergenen el Callao, Santa Rosa implora a Dios que proteja Lima. Spilbergen desiste de su intento. Un año después, Úrsula de Jesús ingresa al Monasterio de Santa Clara como esclava.
1617
El domingo de Ramos, frente a la imagen de la Virgen del Rosario de Lima, se producen los famosos desposorios de Santa Rosa con el Niño Jesús. La santa muere el 28 de agosto, a los 31 años de edad.
1618
El 27 de enero muere el portugués fray Gonzalo Díaz de Amarante en el convento mercedario del Callao. Juan de Alloza ingresa en el noviciado de la Compañía de Jesús.
1619
El mes de febrero, nace el jesuita limeño Francisco del Castillo, conocido predicador limeño que iniciaría la costumbre del Sermón de las Siete Palabras.
1622
San Juan Masías ingresa, como hermano dominico, en la Recolección de Santa María Magdalena. Un año después toma los votos perpetuos.
1629
En octubre, nace Francisco Camacho en Jerez de la Frontera.
1632
Nace el sastre indígena Nicolás Ayllón en Chiclayo, a inicios de marzo.Casado con María Jacinta Montoya, Ayllón se consagrará a Dios junto con su esposa, dedicándose a las obras de caridad con huérfanos y mujeres indigentes. Años después, el solar de su casa servirá de sede al Monasterio de Jesús, María y José, de monjas capuchinas.
1635
Francisco del Castillo ingresa al noviciado de la Compañía de Jesús
1637
Antonio Ruiz de Montoya parte a España para gestionar la protección del rey Felipe IV a los misioneros jesuitas activos en el Paraguay.
1639
Muere San Martín de Porres en Lima, el 3 de noviembre. Hacia el año siguiente Nicolás Ayllón llega a Lima, e ingresa como aprendiz en un taller de sastrería.
1643
Ruiz de Montoya retorna a Lima.
1645
Muere Fray Juan Masías en la capital virreinal, el 16 de septiembre.
1646
En junio nace la beata guayaquileñaAntonia Lucía Maldonado Verdugo, luego conocida como Antonia Lucía del Espíritu Santo, fundadora de las Nazarenas Descalzas. A la muerte de su padre, ocurrida unos años después, se trasladará con su madre a Lima.
1652
Muere en Lima Antonio Ruiz de Montoya, el 11 de abril.
1655
Nace en Pacaraos, en enero, el jesuita Alonso Messía, conocido por instaurar el sermón de las tres horas.
1657
El 7 de agosto muere Fray Pedro Urraca en el convento mercedario de Lima.
1663
Francisco Camacho toma los hábitos en el convento limeño de la Orden de San Juan de Dios.
1666
En Lima, mueren Úrsula de Jesús y Juan de Alloza.
1668
Rosa de Lima es beatificada por el papa Clemente IX. Dos años después llega a Lima una escultura de mármol de la beata obsequiada por el Papa y realizada por MelchioreCaffá, que es transportada en andas por las damas limeñas desde el Callao hasta Lima
1671
El papa Clemente X canoniza a Rosa y la proclama Patrona de América, Filipinas y las Indias Occidentales. La nobleza limeña residente en la corte de Madrid costea las fiestas en su honor, celebradas en el Convento de Santo Domingo el Real.Asimismo se realizan homenajes en la capital del virreinato peruano.
1673
En Lima, muere Francisco del Castillo, el 11 de abril.
1677
Nicolás Ayllón fallece en Lima el 7 de noviembre.
1679
El papa Inocencio XI beatifica a Toribio de Mogrovejo. Un año después, Lima celebra fiestas en honor del santo.
1681.
Antonia Lucía Maldonado funda un beaterio en el Callao a la muerte de su esposo, Alonso Quintanilla, casa espiritual que tendrá que cerrar poco después.
1698
Nace en Castilmimbre, España, el padre camilo Martín de Andrés Pérez. Francisco Camacho muere en Lima, el 23 de diciembre.
1700
Un censo en Lima arroja un total de 37,259 habitantes, de los cuales 3,856 mujeres vivían en clausura y 2,155 hombres en comunidades religiosas. El monasterio más habitado era el de la Encarnación, con 1,041 personas. Los dominicos eran la orden masculina con más integrantes, 428 personas repartidas en cuatro conventos. Existían además 276 mujeres en beaterios.
1702
Sebastián de Antuñano dona a Antonia del Espíritu Santo un terreno en la zona de Pachacamilla, para que instale un beaterio y se dedique al culto de la efigie del Santo Cristo de los Milagros.
1709
El 17 de agosto, muere Antonia Lucía del Espíritu Santoen la capital virreinal.
1711
Luis Antonio de Oviedo y Herrera, Conde de la Granja, publica en Madrid su poema épico Vida de la esclarecida virgen Santa Rosa de Lima.
1726
El papa Benedicto XIII canoniza a Santo Toribio de Mogrovejo y beatifica a Francisco Solano. Un año después se celebran fiestas en Lima.
1732
Fallece el padre Messía en Lima, el 5 de enero.
1737
Encabezando un grupo de padres camilos, llega a Lima Martín de Andrés Pérez con la intención de fundar una casa de la Orden en la ciudad.
1746
El 28 de octubre, un violento terremoto destruye gran parte de Lima, y es seguido por un tsunami que arrasa el puerto del Callao. Se populariza la devoción al Señor de los Milagros
1763
El Papa Clemente XIII declara venerable a fray Juan Masías.
1767
El rey Carlos III decreta la expulsión de los jesuitas de todos los dominios españoles. La orden llega a Lima en septiembre y es ejecutada por el virrey Manuel de Amat.
1770
En Lima, fallece Martín de Andrés Pérez el 15 de agosto.
1772
El arzobispo Diego Antonio de Parada celebra el VI Concilio Limense. Pese a las presiones del virrey Manuel de Amat, el pleno se abstiene de condenar el Probabilismo, vinculado con los jesuitas expulsos. Según esta doctrina, frente a una duda de orden moral, el individuo puede elegir apoyado en una opinión probable, incluso si la posición contraria es aún más probable.
1790
Se lleva a cabo un censo general en el virreinato, que arroja un total de 49,443 habitantes, de los cuales 1,392 vivían en conventos masculinos y 1585 mujeres en monasterios de monjas. Residían en la ciudad además 310 beatas.