lunes, 25 de febrero de 2013

CUANDO SANTO TORIBIO LLEGÓ A LA SELVA EN HUANCABAMBA

CUANDO SANTO TORIBIO LLEGÓ A LA SELVA EN HUANCABAMBA

 

Las referencias documentales tienen que ver con la visita a esta tierra de "indios salvajes e infieles" de Huancabamba. Sucedió en la región de Huancabamba, camino a ese pueblo, donde Santo Toribio "en una escarpadura se rodó con su acémila. Por especial favor de Dios, un palo contuvo la mula, la cual tenía machucada la pierna del arzobispo, quien difícilmente fue librado de este peligroso apuro, rodando enseguida la mula hasta el fondo del abismo" (Márquez Zorrilla, Santiago, Santo Toribio de Mogrovejo, apóstol del Perú, Huaraz, 1970, p.69).

Durante la Tercera Visita (1601-1604) visitó los cinco pueblos de la comarca y los catequizó. Salieron los indios salvajes con sus armas, pero cuando el Santo les habló, arrojaron las armas y besaron su ropa. Como consecuencia de la labor misional prometió enviar un sacerdote propio entre ellos, erigiendo una parroquia para los pueblos del Valle: Pone al frente de la parroquia a Francisco Caro, de 34 años (LISSÓN IV, 509), buen músico y buen cantor, que antes fue cura de Pampas Grande en Ancash.

En la actualidad pertenece al Vicariato Apostólico de San Ramón, provincia de Oxapampa Huancabamba y cuenta con unos 6,183 habitantes. Con motivo del IV Centenario de la muerte de Santo Toribio, en el 2006, se creó una nueva parroquia dedicada al Santo. En la actualidad, está al frente de la misma el sacerdote polaco, P. Jerzy Majka, quien me facilita las fotos de la última fiesta, 27 de abril del 2012.

Les comparto 8 documentos de textos del proceso de beatificación y del libro de los viajes.

 

1.      BERNARDO DE ALCOCER, natural de la ciudad de Toledo y persona muy cercana al santo arzobispo Toribio Alfonso, por haberle acompañado en las visitas pastorales de su arquidiócesis desde el año 1594 o 1595 en que entró a su servicio "hasta que murió", desempeñándose como su camarero, notario y maestresala (Actas/Procesos, 1631, ff. 221v-222r). El testigo comentó escuetamente que Santo Toribio en aquella ocasión "tuvo gran riesgo de la vida, porque se entendió que de una caída que había dado de una mula tenía quebrada una pierna. Y la mula rodó y se hizo mil pedazos" (Actas/Procesos, 1631, f. 224r).

 

 

  1. FRAY MELCHOR DE MONZÓN, OP, de Lima, 74 a (folio 268). Desde que entró en Lima en 1581 'porque lo trató y comunicó muy de cerca en muchas y diversas ocasiones en su arzobispado, siendo cura este testigo en doctrinas fuera de la ciudad de Lima"

Y un día refirió a este testigo las entradas que había hecho en las provincias de Chachapoyas y Moyobamba y en los Andes de Jauja y en Huancabamba y Cochangara y los peligros en que se había visto con gran gusto y alegría y que había bautizado un indio que no lo estaba de más de 80 años y le mostró las señales de las manos donde se había lastimado por asirse a un palo yéndose a despeñar de una cuesta abajo todo con celo de la salvación de las almas y por convertirlos y atraerlos al conocimiento de la fe apostólica en que trabajó con gran valor y con gran servicio a Nuestro Señor en los pueblos y doctrinas extirpando las idolatrías y supersticiones en que los indios estaban con gran cuidado y celo, de manera que quedaron tanta inmensidad de indios como hay en este arzobispado instruidos en la doctrina cristiana [273] y asentada la fe en sus ánimos. Por lo cual no dejaba rincón que no visitase por su persona continuándolo todos los años y a las partes por donde no podía ir por dejarlas visitas  un año enviaba visitadores celosos de la honra de Dios y salvación de las almas por manera que todo el tiempo que fue arzobispo [...] fue un perpetuo trabajo sin descansar, consagró iglesias y mucha suma de aras, proveyendo de ellas a las iglesias y asimismo consagró obispos a lo que se quiere acordar  que fueron cuatro y gran suma de cálices y campanas, cumpliendo en todo con la obligación de su oficio las veces que topaba cualquier indio vio este testigo que le preguntaba en su lengua si eran cristianos y si estaban confirmados con grande alegría y gusto y así fue Prelado amado y querido y respetado de todos por su gran llaneza y humildad". LIBRO DE ACTAS Nº 1 (Archivo Arzobispal de Lima)

 

 

3. ALONSO DE HUERTA, En 1632 [f.315]"Entró en muchas partes sin tener muchas veces qué comer y careciendo de cama y se ponía a cualquier peligro por salvar las almas y convertir las ánimas a la fe católica y estando en un obraje de Paucartambo en la provincia de Chincacoya la segunda semana de [319] cuaresma. yendo visitando su arzobispado en tiempo de grandes aguaceros y lluvias estuvo determinado de entrar la tierra adentro a un ingenio que llaman Guancabamba que por allí hay mucha suma de indios infieles se resolvió a querer entrar allí, a pie y aunque le decían que en tres días que se habían de caminar para llevar al dicho ingenio no había parte a donde poder hacer dormida por ser la tierra muy cenagosa y áspera y que no había modo de poder andar a caballo y rehusando los criados que con el dicho Sr. Arzobispo iban a querer ir sirviéndole dijo no se me da nada que ahí está Huerta que es este testigo que irá con [319v]migo y habiéndole dicho este testigo que sí iría, le respondió iremos como unos reyes con nuestros bordones y alpargatas que con ello se podrá caminar [...] y habiéndose un jueves de pascua de la dominica primera de cuaresma se puso el a decir:

- Ea, vamos.

Este testigo le dijo, "Vuestra Señoría predicó el domingo que no se había de tentar a Dios ni pedirle hiciese milagros y haber de hacer esa jornada es tentarle y pedirle que nos lleve milagrosamente porque según dicen es de malo y el trabajo que se ha de padecer es pedir que haya milagro con nosotros" y a esto respondió:

"De suerte que le parece que no es bien que vayamos ahora, dejemos pues la ida para en tiempo que no sea invierno que entonces entraré allá". Y así quedó mostrando su docilidad y mansedumbre con que procedía y con prudencia negando muchas veces su propia voluntad sin tener gusto en nada y eran en tanta manera que si comía algunas cosas y se la ponían para que la comiese si se la loaban diciéndole que la comiese porque era muy buena no comía más bocado ni lo quería y la daba al que se la había loado, diciéndole pues tome, cómasela, de manera que todo el tiempo que fue arzobispo y gobernó nunca tuvo sosiego ni descanso porque todo fue trabajar y caminar hasta dar la vida por sus ovejas como buen pastor y prelado[320v].LIBRO DE ACTAS Nº 1 (Archivo Arzobispal de Lima)

 

 

3.      MAURICIO RODRÍGUEZ, capellán mayor del Monasterio de la Encarnación, Abad  mayor del Hospital de san Pedro de los sacerdotes, narra con toda naturalidad un episodio de la vida pastoral del santo arzobispo  de la Ciudad de los Reyes que nos hace recordar los primeros tiempos de la Iglesia, tiempos heroicos que fueron testigos de numerosas manifestaciones extraordinarias del Espíritu Santo en los seguidores de Cristo, por ‚l transformados en apóstoles y mártires que con su fe y su sangre dieron testimonio del Evangelio. Narra, en efecto, que en cierta ocasión Santo Toribio llegó hasta el territorio de los indios "Panataguas", "que es gente rebelada"; y "cantidad de ellos con sus armas" le salieron al encuentro. El santo arzobispo entonces "les habló de manera que se arrojaron a sus pies y le besaron la ropa" y le hablaban como a uno de ellos. Fue allí que uno de los intérpretes de su séquito, sorprendido por lo que estaba presenciando, quiso saber "lo que los dichos indios infieles le decían en su lengua no usada ni tratada". Y Santo Toribio "miró el cielo diciendo: -Dejad, que yo los entiendo-. Y volvió a hablarlos en la lengua española que en su vida habían oído ni sabido, y mucho en latín del Santo Evangelio, y fue entendido de todos, y vuelto a responder en su lengua. Con que se verificó este milagro, con que él lo quiso ocultar por su virtud y santidad.

Y quiso entrar con ellos la tierra adentro, para convertir a los demás, y, no pudiendo por la espesura del monte, se quedó en un puesto adonde llegaron todos los indios o los más que por allí estaban, y le trajeron frutos de la tierra, micos y pájaros y animalejos de la tierra. Y el dicho arzobispo los predicó (...) y catequizó, y algunos bautizó, y dejó con cura, para que les administrase los santos sacramentos. Y les dio muchos regalos y d divas, con que quedaron muy contentos" (Actas/Procesos, 1632, f. 562r-563r).

 

  1. FERNANDO DE GUZMÁN, 62 a,  Maestrescuela, 5.VII.1630: A la 3a. pregunta dijo que sabe que el dicho arzobispo tuvo muy ardiente amor con los prójimos de quien tenía deseo se salvasen no perdonando trabajo ni peligro, porque atreviéndose muchas veces a entrar en tierra de indios infieles como entró en los Andes de Jauja y Moyobamba y Guancabambasólo por ver si podía ganar almas [para Dios] y reducirlas a ser cristianos

 

  1. SANCHO DÁVILA, paje y compañero permanente del Santo.  

 

"A la tercera pregunta dijo que sabe y vio que tenía el dicho Arzobispo grande amor a sus prójimos y fue ardentísimo el deseo que tuvo de la salvación de las ánimas, no perdonando peligro ni trabajo, visitando su Arzobispado, dando vuelta a el cuatro o cinco veces, en que, anduvo más de 6000 leguas, rodeando todo el dicho su Arzobispado, por estar los indios en parajes de peligrosos caminos [...] de nieves y granizos y ríos caudalosos y [...] de grandísimo riesgo y peligro y, entrando en tierra de indios aucas e infieles y aventurando su vida y la de, sus capellanes y criados, a pie y sin tener que comer, descalzo y desnudo, por ser tan fragosos los caminos y ríos que se le quedaban en ellos y en las ciénagas, los zapatos y calcetas y vestidos y entraban en los indios de guerra como es Guancabamba y en los Motilones de Moyobamba, en Cajamarquilla y con su buen celo y cristiandad, le pedían en algunas partes... sacerdotes para que los bautizasen y doctrinasen, porque querían ser cristianos y salía mucha gente con el dicho S. Arzobispo que venían a tierra de cristianos, donde los hacía bautizar y los doctrinasen y catequizaban, y muchos se quedaban sin volver a su infidelidad.

Confirmó en su Arzobispado más de 100000 almas y de las más de ellas fue este testigo padrino de ellos, como constará por los libros de los Confirmados y nunca consintió que le ofreciesen plata ni otra ofrenda y no llevó velas ni vendas a ningún indio y se enviaron a esta ciudad de los Reyes por un quintal de velas y cien varas de roan. Gastadas y acabadas aquellas, enviaron por otras tantas y si algún indio llevaba alguna candela, se hacia volver a su casa y las velas que daban 1os pueblos las dejaba a las Iglesias de los pueblos... que si hubiese de llevar ofrendas candelas y vendas de los que confirmó, le debieran grandísima suma de hacienda.

 

 

  1. JUAN JOSÉ TAMAYO informa de que además de Lima se requiere el testimonio de Chancay, Sancta, Trujillo, Saña, Cajamarca, Chachapoyas, Huaylas, Conchucos...Sabe por haberlo visto que el dicho siervo de Dios Don Toribio anduvo por el distrito de su arzobispado que entonces era muy dilatado visitándole frecuente y diligentemente y entrando a pueblos no conocidos y escondidos como fueron a Chachapoyas, Moyobamba a donde este testigo le vio entrar y asimismo al de Huánuco a Pillao que era pueblo retirado de indios de guerra en los Andes, cuatro leguas abajo de Pillao y asimismo le vio en la provincia de Guailas y en los llanos de Lunaguana y en la ciudad de Trujillo y también que algunas veces el dicho siervo de Dios Don Toribio entró a los dichos pueblos a pie, por no poder de otra manera por la grande aspereza de los caminos siendo, [18v] ya de mucha edad el dicho siervo de Dios y que muchas veces le vio en el pueblo de Pallasca y en todo el camino de Chachapoyas hasta el pueblo de Guancabamba, corregimiento de Guamalíes que duró más de 30 días durmiendo sobre la tierra solamente con un tapete sobre ellas y asimismo que en las dichas visitas gastó mucho tiempo y tuvo gran trabajo paciencia y caridad sin que le atemorizasen los peligros ni le detuviesen las incomodidades de calor ni del frío ni la obscuridad de las noches ni las asperezas de los montes, antes llevado de su encendida caridad emprendió con evidencia y muchos riesgos de su vida y sufrió grandísimos trabajos e incomodidades solamente con la ayuda de Jesucristo y fiado de su divina gracia". Libro IV:   Actas del Proceso de Beatificación. Archivo Arzobispal de Lima.

 

  1. SANTO TORIBIO. Carta dirigida al Rey Felipe III el 18 de abril de 1603 (Lissón IV, ff.488-490):

"Salí habrá 8 meses en prosecución de la visita de la provincia de los Yauyos, que hacía 14 años que no habían ido a confirmar aquella gente, en razón de tener otras partes remotas a que acudir y en especial al valle asiento de Huancabamba, que hará un año fui a él, donde ningún prelado ni visitador ni corregidor jamás había entrado, por los ásperos caminos y ríos que hay. Y habiéndome determinado de entrar dentro, por no haberlo podido hacer antes, me vi en grandes peligros y trabajos y en ocasión que pensé se me quebraba una pierna de una caída, si no fuera Dios servido de que yéndose a despeñar una mula en una cesta, adonde estaba un río, se atravesara la mula en un palo de una vara de medir de largo y delgado como un brazo de una silla, donde me cogió la pierna entre ella y el palo, habiéndome echado la mula hacia abajo y socorriéndome mis criados y hecho mucha fuerza para sacar la pierna, apartando la mula del palo, fue rodando por la cuesta abajo hacia el río y si aquel palo no estuviera allí, entiendo me hiciera veinte pedazos la mula. Y anduve aquella jornada mucho tiempo a pie con la familia y lo di todo por bien empleado, por haber llegado a aquella tierra y consolado a los indios y confirmándolos y el sacerdote que iba conmigo casándolos y bautizándolos, que con 5 ó 6 pueblos de ellos tiénelos a su cargo un sacerdote que, por tener otra doctrina, no puede acudir allí si no es muy de tarde en tarde y a pie, por caminos que parece suben a las nubes y bajan al profundo, de muchas losas, ciénagas y montañas".

 

 

  1. SANTO TORIBIOLibro de las Visitas [f. 239] Confirmados en Guancabamba, año de 1601, 83 ánimas. En el pueblo de Yllucsi, año de 1601, 30 ánimas. En el pueblo de Yaroquilla, año de 1601, 52 ánimas.

 

 [239v]

[perdido]"de Suquimarca"

Tributarios

22

Sus mujeres

22

Sus hijos

22

Son por todo

66

En el Braze hay 101 indios tributarios, y 92 muchachos y más de 400 almas que traen decomer.

En Guancabamba hay 400 indios de Amages y el ingenio.

Sínodo. Tiene de sínodo esta doctrina 500 pesos corrientes.

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