viernes, 29 de noviembre de 2013

A LA ESCUCHA DE DIOS "EN LOS SURCOS DE LA HISTORIA": LA SECULARIDAD HABLA A LA CONSAGRACIÓN. TODOS LOS MENSAJES EN LA WEB http://www.cmis-int.org/documentos/congresos-simposios-y-asambleas/congreso-mundial-de-asis/

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CMIS – CONFERENCE MONDIALE DES INSTITUTS SECULIERS
CONGRESO Y ASAMBLEA GENERAL 
ASÍS – 23-28 de julio de 2012
(Domus Pacis – Santa Maria degli Angeli, Asís – Italia)

A LA ESCUCHA DE DIOS "EN LOS SURCOS DE LA HISTORIA": 
LA SECULARIDAD HABLA A LA CONSAGRACIÓN

ÍNDICE

1. Mensaje del Santo Padre Benedicto XVI transmitido por el Secretario de Estado (Cardenal Tarcisio Bertone)
2. Mensaje del prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica (Cardinal João Brazde Aviz)
3. Introducción al Congreso (Ewa Kusz) 
4. La consagración de Jesús (Padre Paolo Gamberini SJ)
5. Reflexión sobre la constante tensión de ser cristiano (Hanna-Barbara Gerl-Falkovitz)
6. ¿Cómo estar al servicio de la Iglesia como laicos y en cuanto laicos? (Pierre Langeron)
7. Un nuevo modelo de santidad como fidelidad a Dios en el mundo (Mons. Gérald Cyprien Lacroix)
8. Nuevos lenguajes y una nueva lengua para la Iglesia (Ivan Netto M.D.)
9. Cómo cambia la vocación cuando cambian el mundo y nosotros mismos (dott.ssa Piera Grignolo)
10. Elementos para una síntesis del Congreso (Giorgio M. Mazzola)
11. Estadísticas sobre los Institutos Seculares
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CONVERSATORIO SOBRE LOS 50 AÑOS DE LA CONSTITUCIÓN DOGMÁTICA SACROSANCTUM CONCILIUM

ESTE 4 Y 5 DE DICIEMBRE SE REALIZARÁ

La Comisión Episcopal de Liturgia de la Conferencia Episcopal Peruana, llevará a cabo este 4 y 5 de diciembre un conversatorio para celebrar los 50 años de la Constitución Dogmática Sacrosanctum Concilium.

"La Constitución Dogmática Sacrosanctum Concilium: Un camino de renovación en la continuidad", será el tema de este encuentro, que se realizará de 7:00 a 9:00 de la noche, en el auditorio de la Parroquia San Antonio de Padua, ubicado en Calle Huiracocha, 210 – Jesús María (Altura cdra. 5 Av. San Felipe). 

Para estas conferencia magistral se ha invitado al Padre Richard García Loor, Licenciado en Teología Litúrgica por el Pontificio Instituto Litúrgico San Anselmo de Roma, Secretario Ejecutivo de la Comisión Nacional de Liturgia de Ecuador. 

Aún quedan cupos para inscribirse. Recuerden que la capacidad es limitada. Para más información, pueden dirigirse a la Comisión Episcopal de Liturgia, sito en Jirón Estados Unidos, 838 – Jesús María. Teléfono: 463-1010, anexo 266. Telefax: 463-1808. También pueden escribir al correo electrónico: liturgia@iglesiacatolica.org.pe 

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HISTORIA DE LA CARIDAD Y DE LA ACCIÓN SOCIAL DE LA IGLESIA SEGÚN EL P. SANTIAGO CANTERA


Oleo de Padró. Museo Marítimo de Barcelona 
Oleo de Padró. Museo Marítimo de Barcelona 

Soldados catalanes en defensa de su Patria para liberar Cuba de una guerra inspirada por las logias (*) (**) al servicio de una potencia extranjera emergente 

Historia breve de la caridad y de la acción social de la Iglesia

por José Inazio Etxániz

Nuestro colaborador Fray Santiago Cantera, monje benedictino de la Abadía Santa Cruz del Valle de los Caídos, acaba de publicar un libro con miras a la divulgación, donde hace un breve recorrido por los dos mil años con que cuenta la Iglesia Católica, fijándose en su impresionante faceta caritativo-social. La obra cuenta con los precedentes de varias conferencias, charlas-coloquio y artículos en diversos lugares, entre ellos Arbil, que impartió y escribió cuando era profesor de Historia en la Universidad San Pablo-CEU de Madrid, antes de su ingreso en la vida monástica. Ahora, como un producto más acabado, nos ofrece esta síntesis, elaborada a petición de D. Pablo Cervera Barranco para la colección "Veritas" de la editorial Vozdepapel; aprovechamos la ocasión, por cierto, para expresar nuestra felicitación pública a D. Pablo Cervera por su reciente nombramiento como director de la Biblioteca de Autores Cristianos (B.A.C.).

Los cuatro capítulos siguientes abordan la caridad y la acción social de la Iglesia en las cuatro grandes épocas en que habitualmente se ha dividido la Historia del mundo. Así, el segundo capítulo trata de la "Acción caritativa y labor de transformación social en la Iglesia antigua", y a su vez se divide en tres puntos principales: la caridad en la comunidad apostólica y en las primeras comunidades cristianas; la caridad cristiana en la época de las persecuciones; y la asistencia y la transformación social desde la paz constantiniana. Llaman la atención, desde luego, aspectos como el testimonio de autenticidad que supuso la caridad cristiana, hasta tal punto que los paganos más contrarios al cristianismo hubieron de reconocer su valor; también el nacimiento de los hospitales, que se debió al cristianismo, ya que en el mundo antiguo no habían existido tales instituciones benéficas; la aparición de una doctrina social cristiana en los escritos y en la palabra de los Padres de la Iglesia; y la acción transformadora de la sociedad tardoantigua por influjo del cristianismo, tanto a través de la humanización y cristianización del Derecho Romano y de las costumbres, como por medio de la reducción progresiva de la esclavitud.

El tercer capítulo se titula "Caridad y acción social en la Iglesia medieval". En él se fija en la labor desarrollada por diversos personajes y ámbitos de la Iglesia, entre ellos algunos Papas como San Gregorio Magno; lógicamente, el autor, como monje que es, tiene muy presente lo que hicieron sus predecesores en la faceta caritativo-social: hospitalidad, atención a pobres y enfermos, etc. Interesante es el punto dedicado a los hospitales del Medievo, donde confluyeron iniciativas de Órdenes religiosas con otras eclesiásticas y laicales, y donde el peso de las peregrinaciones añadió un elemento característico en esta obra benéfica. También se ofrece una síntesis de la acción emprendida por mercedarios y trinitarios en la redención de cautivos y se tratan otros temas: gremios y cofradías, con la consiguiente cristianización del mundo profesional; Montes de Piedad y lucha contra la usura; doctrina social católica de la Edad Media; acción social de los reinos cristianos y pautas de transformación social en estos siglos. Desde luego, después de leer estas páginas, cualquier lector habrá de abandonar los prejuicios que pudiera tener acerca de los "oscuros tiempos medievales" y deberá maravillarse ante el amor al prójimo que es posible descubrir en ellos gracias al cristianismo.

El cuarto capítulo lleva por título "Valor de las obras y acción social en la Iglesia moderna". Se compara adecuadamente, en función de la debatida cuestión de la fe y las obras, el punto de vista católico con el protestante, y por eso se observa que el primero prosiguió en su ejercicio ingente de la caridad para con los hombres, mientras que el segundo fue el germen de actitudes individualistas que condujeron al capitalismo. Entre las facetas benéfico-sociales aquí estudiadas, resaltan algunas como la hospitalaria, con una doble dimensión principalmente: la concentración de los hospitales y la aparición de nuevas Órdenes religiosas volcadas en la atención a los enfermos; desde luego, hay que descubrirse cuando se contempla, aunque sea en breves líneas, todo lo que los Hermanos de San Juan de Dios han aportado a la Medicina y al mundo sanitario. No se olvidan figuras señeras de la caridad católica de los tiempos modernos, como San Vicente de Paúl y San José de Calasanz, ni la evolución de los Montes de Piedad hacia su compaginación con las Cajas de Ahorro que comenzaron a surgir a partir del siglo XVIII. En fin, singularmente asombrosa resulta la obra social de la España católica en América, no sólo a través de la legislación indiana y de su regulación laboral (que a no pocos sorprenderá por lo avanzada para la época), sino también por medio de las instituciones oficiales y de otras obras tangibles: hospitales, cajas de comunidad, "reducciones" jesuíticas, etc. También se descubre cómo muchos hijos de la Iglesia Católica se esforzaron en la lucha por la libertad de los esclavos negros, entre ellos el jesuita San Pedro Claver, y cómo la Santa Sede condenó el tráfico negrero desde su comienzo en el siglo XV hasta su desaparición en el XIX.

El quinto y último capítulo, "Caridad y catolicismo social en la Iglesia contemporánea" puede servir asimismo para derribar muchos prejuicios y errores muy difundidos. La floración de nuevos institutos e iniciativas de orientación benéfica en el siglo XIX y en buena parte del XX es ya una buena muestra del vigor de la Iglesia y de su capacidad de respuesta ante el dolor ajeno, del mismo modo que las misiones ofrecen una extraordinaria conjunción del anuncio evangélico y de la promoción humana y social: de redención espiritual y material. La época de las revoluciones no fue la panacea que éstas anunciaban: el liberalismo, el marxismo, etc., trajeron en realidad miseria y opresión, y frente a ellas hubo de alzarse una vez más el genio católico en favor del hombre como hijo de Dios. Ante el capitalismo y sus funestas consecuencias para las masas proletarias, y ante las promesas "redentoras" del marxismo y del anarquismo, surgieron el catolicismo social y la Doctrina Social de la Iglesia. También muchas sorpresas se llevarán algunos cuando lean que en múltiples naciones fue el catolicismo social, que apareció más pronto de lo que con frecuencia se cree, el que trajo las primeras legislaciones sociales y el que desarrolló iniciativas tan diversas como cajas de ahorro, círculos de obreros, sindicatos, cooperativas, etc. El siglo XIX y buena parte del XX han conocido el empuje de esta corriente y de la Doctrina Social de la Iglesia, la cual ha llegado a inspirar la política social de varios Estados y notables avances, que a más de uno sorprenderán igualmente, incluso por la incorrección política que supone exponer ciertos datos objetivos. El autor no pierde de vista en este capítulo las desviaciones erróneas que han existido entre algunos católicos en diversas vertientes con relación al tratamiento de la cuestión social y de la acción política: sillonismo, ideas maritainianas, partidos de democracia cristiana, tendencias marxistizantes, teología de la liberación, etc. Por otro lado, tampoco se olvida el problema actual del Tercer Mundo y las iniciativas católicas principales para darle respuesta, y se hace un recuerdo especial de dos grandes gigantes de la caridad cristiana en el siglo XX: el P. Werenfried van Straaten ("Padre Tocino") y la Beata Madre Teresa de Calcuta.

Las conclusiones y una orientación bibliográfica cierran el libro.

Ciertamente, tras la lectura de la obra no se puede quedar indiferente ante la acción social de la Iglesia Católica a lo largo de veinte siglos, y por eso se hace evidente lo mismo que señala el autor: han de caer muchos prejuicios y se ha de reconocer que la fuerza misteriosa de un amor absoluto y trascendente ha movido esta actividad y toda la vida de la Iglesia. Es decir, que el mismo Dios está detrás de ella y la alienta hasta el final de los tiempos. No es que no haya pecadores en la Iglesia (todos lo somos), sino que la presencia de éstos no afecta al carácter divino de la institución y no anula el predominio de la santidad en ella. Asimismo, el término y el concepto de "caridad", como señala el autor en la introducción, se conjuga perfectamente con el de "justicia" y no debe ser minusvalorado ni rechazado como una simple actitud limosnera; la caridad, en realidad, no es otra cosa que la virtud teologal del amor, el amor referido a Dios, así como al prójimo y a uno mismo porque en el hombre está impresa la imagen del Creador. Por eso, la caridad se ha alzado a lo largo de los siglos y se alzará hasta el final como una virtud, como un hábito, como una disposición permanente, que lleva a obrar el bien en beneficio de los demás. En cambio, la "moda de la solidaridad" (sin olvidar que existe un verdadero sentido cristiano de este término) corre el riesgo de no ser más que eso: una simple moda pasajera, como también la "filantropía" masónica no es más que un abstracto amor al hombre.

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José Inazio Etxániz

CANTERA MONTENEGRO, Santiago (O.S.B.): Historia breve de la caridad y de la acción social de la Iglesia. Madrid, Vozdepapel (Colección "Veritas", 4), 2005. 223 págs.


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miércoles, 27 de noviembre de 2013

"LA FE EN LA EUCARISTÍA, NUESTRO ORGULLO Y NUESTRO TESORO", Cardenal Landázuri, Legado Papal del Congreso Eucarístico de León


Ante el Centenario del natalicio del Cardenal Landázuri, el 19 de diciembre, me complace compartir grandes momentos de su vida como ser legado papal de Pablo VI en el Congreso Eucarístico de León, España, en presencia del Jefe de Estado, arzobispos y obispos, miles de fieles.
Les pongo el enlace de una revista local con fotos y crónica del evento http://www.saber.es/web/biblioteca/libros/tierras-de-leon/html/5/4.1.pdf así como la Homilía Central del Cardenal publicada en RENOVABIS, Julio 1964, Seminario Santo Toribio, Lima


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PROFUNDO DOLOR E INMENSO GOZO POR PADRE ÁNGEL JIMÉNEZ, HERMANO GEMELO DEL PADRE DONATO

Bellísima meditación del P. Donato Jiménez, OAR, ante la partida para el Cielo de su hermano gemelo, también religioso agustino recoleto, presbítero de las Comunidades Neocatecumenales, misionero en el Perú, párroco en San Antonio de las Cárcavas en Madrid.

PROFUNDO DOLOR E INMENSO GOZO 

22 nov. 2013. La Paz con todos. Ya lo sabéis: Requiescat in pace, que así sabe a liturgia: En Paz Descanse. Mejor: En la Paz descansa. Porque

Morir, solo es morir. Morir se acaba. Morir es una hoguera fugitiva; es cruzar una puerta a la deriva y encontrar lo que tanto se buscaba. (Martín Descalzo).

Y a la vez que sentimos hondamente su separación temporal, celebramos con sumo Gozo la llegada a la Mesa del Padre y compartir el Banquete de Bodas con su -con Nuestro- Señor. 

1. Mi hermano mellizo Ángel, nuestro hermano Ángel, pasó a la Mesa del Padre, encendida su lámpara, gracias a Dios, y con todos los Auxilios Espirituales. En el hospital, el P. capellán lo visitaba diariamente. Ya en casa, yo le administré la Santa Unción tres veces a lo largo del agravamiento de su enfermedad. Le llevaba la Comunión todos los días cuando ya no podía ni llegar -veinte pasos- a la Capilla a compartir la Eucaristía. Le di la Absolución varias veces. Y todas las Bendiciones. Desde dos días y medio antes, estuve junto a él, casi todas las horas. En las últimas catorce horas le iba rezando salmos y la Recomendación del alma. Le cogía las manos, y cuando le soltaba, me buscaba la mano. Tres horas antes le había llevado el Viático. Comulgó unas gotas del Sanguis que le di con una cucharilla, pues le era ya muy dificultoso pasar una partícula de la Hostia. Murió en mis brazos, entre mis manos y con el crucifijo en las suyas. Estuvo plenamente cosciente prácticamente hasta unos minutos antes de expirar, aunque ya no podía pronunciar palabra. 

En las últimas 48 horas sufrió mucho: la debilidad de sus pulmones le impedía ya respirar medianamente. Miraba a un icono del Sdo. Corazón de Jesús que tenía enfrente de sus ojos, y costosamente, repetía la jaculatoria ¡Sagrado Corazón de Jesús, en Vos confío! 
Al fin, el Señor lo recogió para sentarlo a su Mesa, sin duda, como "siervo bueno y fiel", según creemos y sabemos con certeza absoluta los que confiamos en el Señor. Eran exactamente las tres de la tarde, hora también providencial: la hora en que eran sacrificados los corderos en el Templo de Jerusalén, y por eso fue la hora en que, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, entregó al Padre su Espíritu en el Gólgota. Me encontraba yo solo con él, pues los padres aún departían en la sala. Yo mismo le cerré los ojos y llamé, ya llorando, a los padres, que vinieron inmediatamente; aún estuvimos orando unos minutos. Después ya, el P. Prior rezó el responso. 

2. Para mí ha sido una Gracia inmensa y una gran Bendición el haber podido estar a su lado estos casi cuatro meses. Además de nuestras dos enfermeras y de la Hna. Sierva de María que le acompañaba durante la noche, dejo testimonio de varios sacerdotes que ejemplarmente lo visitaron amical y paternalmente. He sufrido con él, aquejado, a veces severamente, de confusión espiritual. Y me he unido a sus sufrimientos, que el Señor, por obra de la Fe, sabe trasformar en espléndido gozo. 

Dios obra como Dios, dice S. Agustín. Y así todo ha discurrido providencialmente, es decir, como preparado divinamente por la Providencia, como tantas veces me oís decir. Tanto el proceso primero de la enfermedad, dándonos tiempo a tomar conciencia de su estado, como el agravamiento tan doloroso en Madrid, y especialmente el último mes aquí en Salamanca. 

Cuando le decíamos que había muchísima gente orando por su salud, preguntaba: ¿Pero estáis pidiendo el milagro? Sí. Hemos pedido el milagro hasta el último instante, como nos manda el Señor: Orad sin descanso; pedid y se os dará… Hasta el cumplimiento de las indicaciones de los médicos, lo hacíamos con el convencimiento y tesón con que los amigos del paralítico de Cafarnaún abrieron el boquete en el techo para colocarlo ante los pies de Jesús. Dios no nos ha regalado el milagro y el consuelo de su curación, pero nos ha concedido otros no pequeños milagros que se perciben a la trascendente Luz de la Fe, y que mente y corazón saben que son milagros, es decir, modos admirables y providentes de obrar Dios para nuestro Bien. 

3. De sobra deciros nada sobre él. Lo conocisteis, acaso mejor que yo. Siempre se tomó con plena seriedad su Profesión religiosa y su Sacerdocio. El Medio Divino, del científico y místico jesuita P. Teilhard, Sta. Teresa, y Sta. Teresita del Niño Jesús, entre muchas otras obras, fueron constante alimento espiritual. Eso le llevó, ya ad portas de sus 50 Años de Sacerdote, a pedirle con enorme valentía al Señor una enfermedad larga y dura. Un íntimo amigo de Ángel, me acaba de enviar su Diario hace unas horas, y que aún no he podido leer. Ofrecidos tenía su vida y sufrimientos pro salute Ecclesiae. O como dice S. Pablo, para ofrecer en su carne algo de los padecimientos que faltan al Cuerpo de Cristo que es la Iglesia. Y el Señor, como a muchos santos, le cogió la palabra. 

Todos han sabido y agradecido su celo apasionado, su piedad sincera, su entrega sacerdotal a enteras, y su infatigable trabajo en los distintos campos pastorales y eclesiales. De párroco en Ntra. Sra. de La Caridad, aún se dio tiempo para enseñar Filosofía de la Religión en la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima, pues consideraba el aula como sector importante de su parroquia. Se imprimía también el boletín Caridad, para que llegase gratis el anuncio de la fe a quienes no se acercaban a la parroquia. De aquí fue de Prior al Monasterio de San Millán, y en el mismo trienio, párroco del pueblo, donde llevó a cabo la restauración y embellecimiento de su templo parroquial. Sobre el trabajo del P. Ángel en ambos frentes, le oí decir a un venerable fraile: "Este prior es capaz de echarse el convento al hombro". Y cuando le decían que debía descansar, solía responder: ¡Qué, si el trabajo no cansa! 

4. Yo, particularmente, -creo que todos- debemos dar muchas gracias a Dios por él. Así me lo expresan con palabras muy bellas y sentidas, tantas llamadas y correos que aún sigo recibiendo. Por eso, en medio de la pena tan honda de esta separación de mi hermano Ángel, que personalmente ha sido casi-todo para mí, experimento también el gozo inmenso de saber que pasó haciendo mucho bien, aunque parezca petulante la alusión, nada menos que a la Vida de Jesús. Y ya descansa, ¡descansa! -quizá por primera vez-, y goza ya del Padre en su Reino. 
Casi puedo decir que de la parroquia Ntra. Sra. de la Consolación de Chiclayo, sobre todo, y de Ntra. Sra. de La Caridad de Lima, a pesar de los decenios trascurridos, pocas serán, por así decirlo, las personas que no hayan llamado y se han preocupado orando en perseverancia por su salud. No digamos, de la parroquia San Antonio de Las Cárcavas de Madrid, que a pesar de las restricciones y casi prohibición, han estado llamando y viniendo en grupos y de forma particular. 
Algunos de los que no iban a misa en la parroquia, han venido a visitarlo, y hasta acudieron a la Exposición del Santísimo que el domingo anterior convocó el P. Nacho para orar por el P. Ángel.

Dejad que el grano se muera y venga el tiempo oportuno; dará cien granos por uno la espiga de primavera. Mirad que es dulce la espera cuando los frutos son ciertos. Tened los ojos abiertos y el corazón consolado: Si Cristo ha resucitado, resucitarán los muertos. (Del Breviario).

5. El funeral y sepelio fue muy concurrido; 20 concelebrantes (aunque era sábado). Presidió la celebración el Provincial, P. Daniel Ayala. Especialmente las Comunidades Neocatecumenales de Madrid (vinieron dos autobuses). También de una Comunidad del Camino, de Salamanca, y fieles de la parroquia de San Antonio de Las Cárcavas. Estuvieron en nuestra Capilla varias horas celebrando y cantando salmos con su Liturgia del Tránsito, como ellos lo saben hacer. También participaron con sus inspirados cantos en la Misa y entierro. 

Aquí, en la bellísima Capilla de nuestro convento de Sto. Tomás de Villanueva de Salamanca, habíamos profesado solemnemente como agustinos recoletos. Aquí recibimos la Ordenación de presbíteros. Aquí, providencialmente, este mismo año, hemos agradecido hondamente los 50 años de gracia y de vida sacerdotal. Aquí, finalmente, con decisión gozosa y conciencia plena, Ángel entregó su vida a quien se la dio: en las manos y el abrazo de Nuestro Señor Dios y Padre. 

Pronto, D. m. estaremos de retorno para remprender mis tareas en Lima. 
Agradecimiento de corazón a todos. Y un fraternal abrazo. Bendiciones.

Quedad con la Paz y el Gozo de nuestra Fe. 

P. Donato

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martes, 26 de noviembre de 2013

Evangelii Gaudium ¡YA! EL GOZO DE COMPARTIR LA BUENA NUEVA

Evangelii Gaudium ¡YA! EL GOZO DE COMPARTIR LA BUENA NUEVA

Querido Santo Padre Francisco, ¡qué maravillosa tu exhortación postsinodal "La alegría del Evangelio"!  A medida que la voy leyendo una voz interior me grita "sí, se puede"!  Nos escribes que la evangelización debe hacerse de Persona a persona:

Hoy que la Iglesia quiere vivir una profunda renovación misionera, hay una forma de predicación que nos compete a todos como tarea cotidiana. Se trata de llevar el Evangelio a las personas que cada uno trata, tanto a los más cercanos como a los desconocidos. Es la predicación informal que se puede realizar en medio de una conversación y también es la que realiza un misionero cuando visita un hogar. Ser discípulo es tener la disposición permanente de llevar a otros el amor de Jesús y eso se produce espontáneamente en cualquier lugar: en la calle, en la plaza, en el trabajo, en un camino. (Evangelii Gaudium, 127).

Anoche, sin ir más lejos en el tiempo, pude comprobarlo. Me avisaron que la abuelita de amigo había fallecido. Me dispongo a tomar el micro y se detiene un taxi. "Voy para La Molina, si me cae de camino le llevo al precio del micro" –me dice. "Yo voy al Hospital Rebagliatti, a un velatorio, por la zona de Emergencias". "Perfecto, suba".

Agradezco su gentileza y le obsequio con el volante de la Vigilia que llevaba en mi bolsillo:

-       Un regalo para invitarle a un acto maravilloso que organizamos en honor a nuestra Madre Inmaculada, cerquita de aquí, el sábado 7, víspera de la fiesta de la Virgen.

Me da las gracias y me dice que él se dedica al transporte escolar de niños y jóvenes. Le comparto que soy profesor y que me dedico en los tiempos libres a la educación en valores y la formación católica de los jóvenes.

Hablamos de lo humano y lo divino, del tráfico, de las elecciones municipales, del Perú, de España, de la juventud, de la necesidad de apoyarles, forjarles…

Como veo que se aparta de su ruta inicial para dejarme en el lugar exacto, trato de disuadirlo pero él me indica que la conversación está interesante y que lo hace con mucho gusto.

Total que llegamos al sitio, le voy a pagar y no me lo recibe. "Muchas gracias, así no más, y siga haciendo tanto bien a los jóvenes".

La verdad que llegué rapidísimo, fue lo más entretenido, y quedamos tan amigos. Y todo comenzó por un volante con la imagen de Santa María y como dice el Papa "espontáneamente en cualquier lugar: en la calle, en la plaza, en el trabajo, en un camino". Gracias, Madre, por darme la oportunidad de esta forma tan sencilla de evangelizar.

José Antonio Benito

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domingo, 24 de noviembre de 2013

LA COMPAÑÍA DE MARÍA (MARIANISTAS) EN EL PERÚ 75 AÑOS DE MISIÓN 1939 – 2014 EL REGALO DE UNA PRESENCIA

LA COMPAÑÍA DE MARÍA (MARIANISTAS) EN EL PERÚ

75 AÑOS DE MISIÓN

1939 – 2014

EL REGALO DE UNA PRESENCIA

 

¡Toca la hora de repicar las campanas por el jubileo marianista en el Perú! Se cumple el tiempo de la gratitud, de la memoria y de la ofrenda por la vida plena hecha misión de los Marianistas en el Perú, "Compañía de María", a lo largo de los 75 años de su caminar. Podemos decir que "en compañía de María", como discípulos matriculados en la "escuela de María" y como "misioneros" en el campo –el Perú- al que fueron enviados.

Tantos años nos invitan como señaló Juan Pablo II al comenzar el Nuevo Milenio, a recordar con gratitud el pasado, a vivir con pasión el presente y a abrirnos con confianza al futuro. "(Tertio millennio adveniente"

Sonó la hora de escuchar sus testimonios orales, leer sus escritos, contemplar sus fotos y video, tanto si son personales como grupales, de grandes personajes y de otros quizá olvidados, para "recordar" (pasar por el corazón) sus vidas, sus acciones, su vocación, su misión. Da gusto saber que cuentan con un cuidado Archivo Central  que, ya ha sido aprovechado por los Hermanos Robert D. Wood y George N. Lytle,  para pergeñar su historia.

Es el momento de acercar nuestra lente a los "grandes" marianistas como Julio Corazao, Óscar Alzamora, W. Morris, Albert Mitchel, Thomas Helm, Lawrence Jordan, Robert Heil, Thomas Schelble, Paul Zeis, George Lytle, Robert Wood pero sin olvidar a los "no tanto", y presentar sobre todo la gran foto de nuestra gran familia, con los Hermanos, los colaboradores laicos, el movimiento marianista en Perú. No es una mirada con nostalgia hacia el pasado, sino con el fervor gozoso con el que se viven los jubileos, sabiendo que "todo es gracia", pero también para dialogar con el hoy, con el presente, para verlo tal cual es, real, pero visto con "pasión", con amor. Y todo ello, con el deseo de seguir caminando en esperanza, abiertos con confianza al futuro.

Al volver la vista atrás sentimos la presencia cercana de nuestra Madre como certeramente escribieron los padres sinodales en Aparecida:

"como imagen acabada y fidelísima del seguimiento de Cristo. Ésta es la hora de la seguidora más radical de Cristo, de su magisterio discipular y misionero al que nos envía el Papa Benedicto XVI…El Papa vino a Aparecida con viva alegría para decirnos en primer lugar: Permanezcan en la escuela de María. Inspírense en sus enseñanzas. Procuren acoger y guardar dentro del corazón las luces que ella, por mandato divino, les envía desde lo alto" (Documento final, n.: 270).

Los Marianistas llegaron a Lima (Perú), en 1939, provenientes de la Provincia de St. Louis (USA), a petición de un grupo de familias, que querían desde 1934 para sus hijos una buena educación en inglés, pero con la fe católica dada por religiosos. Los padres de familia, constituyeron el Comité Fundador, eligiendo a su junta directiva: Carlos Alvarez Calderón (Presidente); Jaime Freundt Thurne (Secretario); Abelardo Noriega (Tesorero); Guillermo Cossío (Vocal) y Jorge Avendaño (Vocal), con la obligación de proporcionar la infraestructura del Colegio Santa María. Gracias al Nuncio, Mons. Fernando Cento, y al Arzobispo de Lima, Mons. Pedro Pascual Farfán, se facilitó todo, y así la mañana del 1 de marzo del 1 de marzo de 1939 el Padre Bernard Blemker y los Hermanos Theodore Noll, Robert Buss y Mathias Kessel, arribaron en barco al Perú.

 

Cinco años después, en 1944, llegan cinco hermanos más y los marianistas aceptan la enseñanza en la Escuela Normal Rural de Chupaca, en la sierra de Junín. Este mismo año el Padre William Morris y el Hermano Theodore Noll, toman la administración del Colegio San Antonio Marianistas, en el Callao.

En 1949, se funda la Parroquia Santa María Reina, siendo su primer párroco el Padre Valentín Albert Mitchel.  En 1957, se funda el Colegio de San José Obrero de Trujillo. En 1962, en pleno Concilio Vaticano II, el Padre William Morris funda la Universidad Católica Santa María de Arequipa. Tres años más tarde, en 1965, se funda junto a la Parroquia Santa María Reina de Lima, el Colegio Parroquial María Reina Marianistas.

Por el año 1971 se inició el Colegio María Reina Vespertina que funcionó regularmente hasta el año 1998 y llegó a contar con 33 profesores y 900 alumnas, las cuales pagaban apenas una pensión de 50 intis mensuales en 1986.  El Hermano Julio Corazao –director durante el periodo 1992-1994- feliz de su gestión- contará que "una de las felicidades más grandes que tienen son sus días de Primera Comunión y de Confirmación y para algunas su Bautizo" Acerca de las actividades extraescolares se citan: las visitas a los museos, exposiciones de arte, actuaciones teatrales en la biblioteca de San Isidro, viajes de promoción a Huaraz, jornadas de reflexión y Retiros, paseo con profesores. Como actividades motivadoras destacan las jornadas deportivas, las Olimpiadas con participación de la Banda del Callao, el desfile de modas, la exposición de trabajos manuales. Se cuidaron las celebraciones con motivo del Día de la Madre, Día del Padre, Día del Maestro, Día del Obrero, Día del folklore, día de la Primavera.

La Obra crece y madura, y el 22 de enero de 1979, se convierte en "Provincia de Perú", siendo su primer provincial el Padre Oscar Alzamora Revoredo, un peruano, alumno egresado del Santa María, que años más tarde será consagrado como Obispo, el primer Obispo marianista en la historia de la Iglesia, animador  de la presencia de los laicos en las realidades públicas, tanto al frente de la diócesis de Tacna como obispo auxiliar en el arzobispado de Lima.

En 1985 se inauguró la Casa de Retiro "Santa María", en Chacarilla del Estanque, ofreciendo servicios de jornadas y retiros. En 1988 se funda la Parroquia María Madre del Redentor, en el barrio de Santa Rosa, en el Callao, con el Padre Javier Nugent como su primer párroco. Cinco años después, en 1993, se fundó el Centro de Educación Ocupacional San Juan Vianney, que luego Instituto Superior Tecnológico Particular "Chaminade".

En 1995 se creó un centro para formar en la fe a niños y jóvenes en situación de riesgo en el Callao, Hermano Thomas Helm. En 1998, gracias a donativos se logró hacer una construcción apropiada en el terreno conseguido en el centro del Callao. En 1998 se fundó el Centro de Formación de Pastoral Rural "María Madre del Buen Consejo", en Otuzco, tierra visitada por la misión marianista desde 1991.

Ya en el siglo XXI, en el 2003, se crea AMAS, (asociación marianista de acción social), encaminada a capacitar integralmente a los agricultores especialmente los que viven  en la zona minera de la sierra liberteña.

Será en el 2004 cuando la emisora de radio marianista chamiradio y gracias al matrimonio, Cela Talavera y Francisco Reyes salta a las ondas en el 1140 de AM, tras unos años colaborando en una radio local con el programa "el chami". Adoptan como slogan "Señal de Libertad" por la defensa de la libertad de prensa, por encontrarse en la Región Libertad y porque la radio está ubicada en la calle libertad 120, Otuzco.

El año 2009 los marianistas aceptaron el ofrecimiento de hacerse cargo de la administración del Instituto Superior Tecnológico Público Simón Bolívar, situado en el Callao un reto que la Región Marianista del Perú asume como un servicio y compromiso con los jóvenes pobres del Callao. Dicha Administración se hace efectiva a partir de febrero del 2010. Nos encontramos en 2013, a punto de celebrar el jubileo diamantino por los 75 años de su presencia en el Perú. La Iglesia acaba de celebrar el Año de la Fe. Al conmemorar tan feliz acontecimiento, sentimos con el Papa Francisco en su reciente encíclica "Lumen Fidei" que "en la Madre de Jesús, la fe ha dado su mejor fruto, y cuando nuestra vida espiritual da fruto, nos llenamos de alegría, que es el signo más evidente de la grandeza de la fe" (n.58).

En conclusión, la obra marianista en el Perú, se ha desempeñado en lo educativo, mediante la creación de colegios con solera que ha dado miles de alumnos, muchos de ellos en puestos de responsabilidad en la Iglesia y la Sociedad. Baste citar al Colegio María Reina Marianistas (CMR), Colegio Santa María Marianistas (CSM), Colegio San Antonio Marianistas (CSA), Colegio San José Obrero Marianistas (CSJO). Obras de tipo pastoral como el Centro Pastoral Albert Mitchel, S.M (CPAM, la, Casa de Retiros Santa María (CRSM), el Centro de Formación Pastoral Rural María Madre del Buen Consejo (MMBC) en Otuzco y las  parroquias Santa María Reina (PSMR) y María Madre del Redentor (PMMR) en El Callao. Desde el primer momento, tanto las obras educativas como pastorales han llevado una marca de proyección social que se evidencia de modo específico en  la Asociación Chami Radio (CHR) en Otuzco, la Asociación Religiosa Hno. Thomas Helm (CTH) El  Callao, y la Asociación Marianista de Acción Social (AMAS) proyectada en la Sierra de la Libertad. Desde la llegada de los marianistas al Perú, muchos de los laicos que los acompañaron, desearon participar de su carisma y espiritualidad. Hoy existen nueve comunidades en el Callao, Lima y Trujillo, que se reúnen periódicamente para seguir formándose en la espiritualidad marianista y reflexionar juntos sobre la Palabra de Dios y sus vivencias del carisma legado por el beato Chaminade. En 1989 se organizaron formalmente como CLM (Comunidades Laicas Marianistas) y actualmente hay 31 CLM de jóvenes y adultos en Lima, Callao y La Libertad (Trujillo y Otuzco) organizadas en torno a un Comité Coordinador Nacional cuyos integrantes participan en el Consejo Nacional dela Familia Marianista junto con religiosos marianistas .

Deseamos que el jubileo por los 75 años de su benéfica presencia en nuestras tierras sirva para conocer mejor su historia pasada y su realidad presente. Nuestra oración para que el Señor les aumente en número y santidad, tanto en la Compañía como en la gran Familia Marianista.

 

Mayor información: http://www.marianistas.org.pe/

 

José Antonio Benito Rodríguez

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XIX ANIVERSARIO DE LA PARTIDA DEL P. EDUARDO LAFORET, CRUZADO DE SANTA MARÍA QUE OFRECIÓ SU VIDA POR EL PAPA JUAN PABLO II

Ayer sábado 23 de noviembre, el P. Santiago Manso, en Lima, nos recordó a todos los militantes, en la Misa de Santa María, la bella historia de Eduardo Laforet, el joven cruzado de Santa María que ofreció su vida por el Papa. Les comparto una carta de Paloma Gómez Borrero y la homilía del P. Emiliano Manso, el director espiritual del P. Eduardo



Roma, 15 de diciembre de 2010

Estimado Rafael :

Perdóname que te agradezca tan tarde el libro-testimonio Alpinista del Espíritu, que me ha gustado mucho porque realmente leer la vida de P Eduardo Laforet, enriquece y te hace meditar. Conozco bien a los Cruzados de Santa María y además pienso, tú me dirás si me equivoco, que cuando en el libro se habla de Abelardo de Armas, es el hermano de una íntima amiga, estuvo muchas veces en mi casa, Mary Ángeles de Armas; desgraciadamente se ha muerto, era una gran pintora y me hablaba mucho de su hermano, que decía era un santo.

Que bonito que hayáis escrito un libro en el que volcáis todo vuestro cariño y admiración por una persona extraordinaria como debió ser el P. Eduardo. Ya solo por lo unido que estaba a Juan Pablo II, y ser un "misionero de la cruz" hace que me parezca un ser de los que pasan por la vida dejando un rastro de amor. Gracias de nuevo por habérmelo descubierto.

Me alegro que la charla de Cáceres te gustara un poquito. ¿Qué tal el encuentro de sacerdotes en Roma? A mí me pareció muy bonito y las palabras del papa, ¡esplendidas!

Aprovecho que estamos muy cerca de Navidad para desear que sea serena y hermosa y que el 2011 venga lleno de paz, salud y cosas buenas. Cordialmente, como dicen los italianos Tanti Auguri.

Paloma Gómez Borrero


HOMILÍA – Misa conmemorando – XXV Aniversario de la muerte del 
P. Eduardo Laforet Dorda. 21-noviembre-2009

P. Emiliano Manso Aláez

            "La Eucaristía es el acto mayor de contemplación que pueda darse", decía S. Vicente Ferrer. Por lo mismo podemos seguir afirmando y proclamando que la Eucaristía es el acto mayor de adoración y acción de gracias que pueda darse.

            La Eucaristía es la presencialización sacramental del acto supremo de ofrenda y amor de Jesucristo al Padre; la ofrenda perfecta expiatoria por los pecados de la humanidad, hecha de una vez para siempre.

            La Eucaristía no está al servicio de otras finalidades, sino que todo está al servicio de ella, en relación y referencia a ella. No está para solemnizar actos, encuentros, eventos; más bien es al revés: todo está supeditado y referido a la Eucaristía, que es la fuente de donde dimana la vida de la Iglesia y el fin hacia lo que todo tiende, como recordó el Concilio Vaticano II. Como decía Sto. Tomás de Aquino: "La Eucaristía es como la conformación de la vida espiritual y el fin de todos los sacramentos."

            Es decir, que todos los actos que constituyen y expresan nuestra vida espiritual se enfocan y refieren a la Eucaristía. Todos los sacramentos que configuran nuestro ser cristiano y nuestra vida de fe tienden a la Eucaristía. Toda la actividad apostólica, pastoral de la Iglesia tiende, como una flecha, a la diana de la Eucaristía.

            Así nosotros, en esta tarde, reconocemos que el Acto organizado para recordar el 25 Aniversario de la Muerte del P. Eduardo Laforet Dorda, culmina en la Eucaristía. La Eucaristía no está al servicio de este Acto, para darle mayor relieve, sino al contrario; este Acto sirve y honra a la Eucaristía, culmina en ella; este Acto, esta conmemoración está al servicio de la Eucaristía, donde todo encuentra la plenitud de sentido.

            La vida y la muerte de Eduardo, la ofrenda de su vida por la vida del Papa, su consagración en la Cruzada y su Sacerdocio: todo tiene su culminación en la Eucaristía.

            La Eucaristía es el memorial del sacrificio sacerdotal redentor de Jesucristo. Es el banquete del Cuerpo sacrificado de Cristo y de su Sangre derramada como expiación de los pecados de la humanidad.

            La Eucaristía es el lugar de la ofrenda, donde nuestras pequeñas o grandes ofrendas deben quedar incorporadas, asumidas. Será una gota en el océano, pero esa gota adquiere así pleno sentido en el océano.

            La Iglesia exhorta, de modo constante, a todos los fieles a asistir y participar activamente en la Eucaristía, para ofrecerse juntamente con Jesucristo, hostia pura, hostia santa, hostia inmaculada.

            Todos "invitados y conducidos a ofrecerse a sí mismos, sus trabajos y todas sus cosas, en unión con Jesús mismo". (Cf. PO 5)

            "Los sacerdotes enseñen a fondo a los fieles a ofrecer a Dios Padre la Víctima divina en el Sacrificio de la Misa y a hacer, juntamente con ella, oblación de su propia vida." (Cf. PO 5)

            Cuando hoy recordamos la persona del P. Eduardo, recordamos la ofrenda de su vida, que culminó con su muerte hace 25 años; hizo la oblación de su vida ante la Eucaristía, uniéndose a Jesucristo, única víctima grata al Padre.

            Le damos gracias a Dios por el don que el Señor nos hizo de la persona de Eduardo, de su ofrenda, por el ejemplo estimulante de su gesto generoso, y gracias también porque le sentimos muy cercano a nosotros.

            Es nuestro. Es de nuestra familia natural, decís vosotros, madre, hermanos y demás familiares.

            Es nuestro, de nuestra familia espiritual, decimos nosotros, los Cruzados de Santa María; miembro de nuestro Instituto Secular, al que se incorporó, donde profesó la consagración de los consejos evangélicos, donde vivió durante los ocho años últimos de su vida, donde murió siendo sacerdote los ocho últimos meses de su vida.

            Es nuestro, le sentimos muy cercano a nosotros, porque le vemos muy humano, debatiéndose por escalar la cumbre de la santidad, luchando con los defectos y miserias, de las que nos vemos nosotros mismos rodeados. Eduardo era consciente de sus miserias y fallos, pero apoyado en el trampolín de la humildad y de la confianza en el amor misericordioso de Dios, aspiraba a las altas cimas de la santidad. Fue un alpinista del espíritu, como le hemos denominado.

            Eduardo estaba como marcado por el signo de la ofrenda, del sacrificio.

            Esto lo comprendí, especialmente cuando el padre de Eduardo tuvo la confianza de contarme algo sorprendente y que aún yo no conocía.

            Era el 24 de noviembre de 1984 por la tarde. Los restos mortales de Eduardo reposaban en el salón de la planta baja de nuestro hogar central de los Cruzados de Santa María, en la calle Écija. Estábamos hablando en mi despacho el padre, la madre de Eduardo y yo, los tres. Nos dedicábamos a recordar, sin prisa, a pasar por el corazón los hechos y las vivencias del pasado, referentes a Eduardo. Recordar es un modo de consolar y consolarse; hacer presente a la persona que amamos, que se nos ha ido, que está ausente.

            Y, en este ambiente de intimidad, de sosiego en la fe y esperanza, me contó el padre de Eduardo, o mejor recordó, cómo cuando su hijo Eduardo le manifestó el deseo de ser sacerdote, le llevó a su despacho, abrió la Biblia, buscó un pasaje bien conocido: el Sacrificio de Isaac, y le mandó a su hijo que se pusiera de rodillas, mientras lo leía conmovido.

            Un gesto emocionante y significativo, que puede tener muchas lecturas y significados. Yo caí en la cuenta de que Eduardo había estado señalado con el signo de la ofrenda, del sacrificio. No creo que haya habido muchas escenas como ésta, cuando un hijo manifiesta a su padre el propósito de su vocación sacerdotal, de su consagración a Dios.

            Un padre que, como Abraham, ofrece su hijo a Dios.

            Un padre que pone a su hijo bajo la Palabra de Dios, proponiéndole así una orientación para interpretar y vivir su vocación.

            Y un hijo que escucha el texto de la Sagrada Escritura de rodillas, acogiendo todo el misterio que en ese texto se concentra y que después ha de ir interpretando y aplicando a su vida.

            Isaac es un anuncio profético de Jesucristo, sacrificio y víctima.

            Eduardo, en un gesto presuroso y generoso, ofreció su vida por el Papa Juan Pablo II, ante la Eucaristía, aquella tarde del 13 de mayo de 1981, momento en el que la vida del Papa estaba en grave riesgo de perecer, por el criminal atentado sufrido.

            Cuando, posteriormente, Eduardo se había internado por el sendero del dolor hacia la cumbre del Calvario, quiso reafirmar la ofrenda de su vida en el contexto de la ofrenda al Amor Misericordioso de Santa Teresita del Niño Jesús, el 8 de septiembre de 1983, fiesta de la Natividad de María, y me la entregó en un folio firmado.

            Ya en el segundo mensaje, de los tres que había recogido en su carpeta (y que con tanta precisión y acierto analiza y estudia J.L. Acebes en el libro Alpinista del Espíritu), asume y encaja perfectamente el Mensaje de la Virgen de Fátima, mensaje que habla de ofrenda por la salvación del mundo. "La Virgen te suplica, esperanzada y llena de amor: ¿Quieres ofrecerte a Dios para soportar todos los sufrimientos que quiera enviarte, en reparación por los pecados con que es ofendido y en súplica por la conversión de los pecadores? Tendrás que sufrir mucho, pero no temas; la gracia de Dios será tu fortaleza y yo nunca te dejaré. Mi Corazón será tu refugio y camino que te conducirá hasta Dios."

            La ofrenda ha tomado ahora la configuración de una propuesta, de una oferta que hace la Virgen, con una finalidad expiatoria.

            Eduardo ha vivido la vida como una ofrenda, como una ofrenda de la vida; y lo ha vivido en comunión con María y en referencia al Sacramento de la Eucaristía, Sacrificio Eucarístico. Así corona su tercer mensaje, recogido en su carpeta:

"El Señor mismo en el Santísimo Sacramento, que hace presente su Sacrificio, te llama a unirte a Él. Y María, su Madre y Madre tuya está junto a ti, para enseñarte y ayudarte".

            Feliz y significativa coincidencia al recordar estos temas, que constituyeron las vivencias íntimas de Eduardo, coincidiendo con la celebración litúrgica de este día: Presentación de María en el templo.

            Es una de las doce grandes fiestas marianas que celebran en la liturgia los cristianos orientales. En la liturgia romana de occidente se introdujo a finales del S. XVI.

            Su fundamento histórico no es muy sólido. Nos llega a través del evangelio apócrifo titulado: Protoevangelio de Santiago. Se nos cuenta que María fue llevada al templo de Jerusalén por sus padres, cuando tenía tres años, para que permaneciera una temporada educada con otras niñas en las cosas religiosas. Todo esto se realiza envuelto en señales milagrosas.

            Sin embargo, el contenido y el significado teológico y espiritual es muy rico, y muy real y cierto.

            En el Corazón de María, concebida sin pecado original, bulle un deseo vivo de entrega, de consagración a Dios. Es lo que se significa con esa subida y estancia en el templo. Esa decisión de su mente iluminada y de su voluntad totalmente libre se va perfilando, concretando y realizando a lo largo de su vida. Adquiere una entidad perfectamente configurada en su consagración virginal en el Hágase de la Anunciación y su culminación en el Estar junto a la Cruz de su Hijo.

Eduardo vivió al calor de la espiritualidad mariana y, por lo tanto, quedó su vida incluida en ese maravilloso paréntesis del Hágase y del Estar. Como resume el P. Rafael Delgado en su capítulo profundo y diáfano, titulado Escalada al Calvario: Misionero de la Cruz, en el libro Alpinista del Espíritu. "La vida, la consagración, el sacerdocio y el sacrificio del P. Eduardo Laforet se sitúan entre dos palabras del Evangelio referidas a María: el Hágase de la Anunciación y el Estar de la Cruz."

            Eduardo vivió especialmente la devoción a la Virgen en los ocho años como cruzado de Santa María y en los ocho meses últimos de su vida, como sacerdote cruzado. Se puede comprobar esta veta espiritual de Eduardo en el libro Alpinista del Espíritu y ver cómo atraviesa toda su vida. Significativamente, puso su ofrenda al Amor Misericordioso en manos de la Virgen:

            "En este día en que celebramos con gran gozo tu nacimiento para Dios, pongo en tus manos, Madre, este ofrecimiento como víctima al Amor Misericordioso".

            En la carta que escribe a S. Pablo, el 19 marzo de 1984, al día siguiente de su ordenación de diácono, esperando en la intercesión de S. Pablo para realizar el aspecto victimal de su sacerdocio, dice: "Siento una necesidad imperiosa de identificarme con Jesucristo Hostia Santa, de ser con Él en medio de mis hermanos, presencia silenciosa y fecunda".

            Y S. Pablo le responde, subrayando intensamente esa orientación de ofrenda e inmolación.

            El P. Tomás Morales, en un pequeño libro que nos dejó especialmente para los sacerdotes cruzados, titulado Sacerdotale, recoge una frase en la dedicatoria que yo no dudaría afirmar que es de Eduardo. Pues el P. Morales nos pidió le diéramos por escrito nuestras reflexiones sobre el tema del sacerdote en la Cruzada. Y Eduardo se las dio.

            "Estas notas tratan de iluminar vuestro principal quehacer sacerdotal -escribe el P. Morales- Uno de vosotros, sin sospecharlo, me parece que ha acertado a delimitar su objetivo, sintetizando el contenido."

            "Quiero ser víctima de holocausto –me dice- por mis hermanos cruzados. Por aquí se va enfocando mi futuro sacerdotal: ofrecer gota a gota mi vida por ellos".

            Sean o no estas palabras de Eduardo, el P. Morales las asume de modo muy elogioso. Sintonizan con sus criterios. Expresan un aspecto básico de la espiritualidad sacerdotal, aunque no sea la única dimensión del sacerdote.

            En este sentido, Eduardo se nos ofrece como un modelo, pero un modelo estimulante para que todos, cada uno en su propio estado y vocación, sigamos la ruta de este alpinista del espíritu, de modo particular los sacerdotes cruzados y los cruzados laicos.

            Confío que también será para todos los sacerdotes y seminaristas, providencialmente en este Año Sacerdotal, un estímulo para una entrega más generosa a Dios, y poder lanzar a los cuatro vientos ese grito que tanto gustaba a Eduardo –que S. Rafael Arnáiz hizo tan suyo- ¡Sólo Dios! La primacía absoluta y gozosa de Dios.

            Estimulados por todo esto, queremos poner nuestra ofrenda en el Altar como una gota en el océano infinito de la oblación de Jesucristo, como un granito de arena en la playa inmensa del Sacrificio del Señor. Unir nuestra ofrenda a la ofrenda sacerdotal de Jesús, que se hace presente sacramentalmente en esta celebración.

            Deseamos hacer nuestras, de alguna manera, las palabra que Eduardo dejó escritas en su agenda, unos días antes de su Ordenación Sacerdotal: "Ser hostia con la Hostia, identificarme con Jesucristo en el Sagrario por el sufrimiento, el silencio, la paciencia, la sonrisa, la disponibilidad… ¡Te amo, Jesús mío!" (04.03.1984)

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sábado, 23 de noviembre de 2013

SI NO HAY VERDAD, AMAR ES UN DELITO

SI NO HAY VERDAD, AMAR ES UN DELITO

Estamos siendo bombardeados por imágenes provocativas altamente manipuladoras. Todos sabemos que "amar no es un delito", pero también sabemos que el amor tiene sus patologías y que se llega hasta la prostitución, al asesinato, a la violación por un falso amor. El pintor genial que fue Goya pintó los monstruos que soñó su razón. Si de "parejas imaginarias" se trata podemos llegar a lo ridículo o a lo absurdo.

Cuando gente famosa que admiramos en el Perú presta su imagen para estas campañas, en principio es para defender al colectivo homosexual para el que reivindica respeto. Sin embargo, el  mensaje que transmiten no es precisamente esto sino la transgresión de la ley natural, la oposición a la verdad bíblica y al sentido común tradicional histórico. Cuando al Papa Francisco se le preguntó sobre los gays se limitó a seguir la sentencia humanitaria y cristiana de "amo al que delinque pero estoy en contra del delito", por eso dijo que quién era él para juzgar.

Aunque siento que necesitaría más tiempo y espacio para analizar la carga semántica e icónica de esta campaña, siento que no puedo callar y debo protestar en nombre de la verdad y en contra de la mentira. Siento que los jóvenes nos piden una palabra y yo les ofrezco la que escribió de modo lúcido y valiente, Benedicto XVI en su encíclica "Caritas in veritate" n. 3

Sólo en la verdad resplandece la caridad y puede ser vivida auténticamente. La verdad es luz que da sentido y valor a la caridad. Esta luz es simultáneamente la de la razón y la de la fe, por medio de la cual la inteligencia llega a la verdad natural y sobrenatural de la caridad, percibiendo su significado de entrega, acogida y comunión. Sin verdad, la caridad cae en mero sentimentalismo. El amor se convierte en un envoltorio vacío que se rellena arbitrariamente. Éste es el riesgo fatal del amor en una cultura sin verdad. Es presa fácil de las emociones y las opiniones contingentes de los sujetos, una palabra de la que se abusa y que se distorsiona, terminando por significar lo contrario. La verdad libera a la caridad de la estrechez de una emotividad que la priva de contenidos relacionales y sociales, así como de un fideísmo que mutila su horizonte humano y universal. En la verdad, la caridad refleja la dimensión personal y al mismo tiempo pública de la fe en el Dios bíblico, que es a la vez «Agapé» y «Lógos»: Caridad y Verdad, Amor y Palabra. 

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jueves, 21 de noviembre de 2013

JESUCRISTO REY con MONSEÑOR ALEMANY AL CULMINAR EL AÑO DE LA FE

JESUCRISTO REY, 24.11.2013

 

A la luz del Año de la Fe que termina este domingo y que sin duda nos deja el buen sabor de las cosas de Dios, hablemos de Jesucristo Rey del Universo.  Él es la luz verdadera que ilumina a todo hombre y meditaremos si Jesús es rey; por qué; cómo ha reaccionado la humanidad frente a Él y qué podemos hacer nosotros.

Jesús es Rey

Pilato pone el título sobre la cruz con ironía para molestar a los fariseos que en realidad lo tenían harto con sus exigencias: "Jesús Nazareno, Rey de los judíos".
Jesucristo mismo, cuando le pregunto Pilato: "¿Tú eres rey?". Contesto: "Tú lo has dicho, soy Rey".

La liturgia en el prefacio y en las oraciones de la fiesta enseña que el Padre "consagró Sacerdote eterno y rey del universo a tu único hijo, nuestro Señor Jesucristo, ungiéndolo con oleo de alegría para que, ofreciéndose a sí mismo como víctima perfecta… entregara a tu Majestad infinita un reino eterno y universal: el reino de la verdad y la vida, el reino de la santidad y la gracia, el reino de la justicia, el amor y la paz".

¿Por qué es Rey Jesús?

Hay un doble motivo para llamar Rey a Jesucristo.

- Rey por naturaleza; ya que es el único hombre que, además de serlo, es Dios verdadero. Ningún otro hombre podrá compararse con Él para quitarle el título.

- Rey por conquista; ya que Él con su sangre compró a toda la humanidad rescatándola del poder del pecado y la muerte con que satanás la había sometido y condenado.

San Pedro enseña que Jesús nos liberó "no con oro ni con plata sino con su sangre preciosa, como la de un cordero sin defecto y sin mancha".

San Pablo enseña también: "no os pertenecéis, pues habéis sido comprados a buen precio".

Precisamente redención significa volver a comprar.

Esto es lo que hizo Jesús, nuestro Redentor.

¿Cómo ha reaccionado la humanidad frente a Cristo Rey?

- El Evangelio nos dice que Pilato puso sobre la cruz el título de Cristo y la causa de su  muerte: "Éste es el Rey de los judíos".

Las reacciones de ayer y de hoy son más o menos las mismas.

- Los fariseos protestan ante Pilato.

- "Las autoridades hacían muecas a Jesús diciendo: a otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si Él es el Mesías de Dios".

- Los soldados, quizá para congraciarse con las autoridades, le decían: "Sí eres tú el rey de los judíos sálvate a ti mismo".

- "Uno de los malhechores crucificados lo insultaba diciendo: ¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros".

- Sólo el otro ladrón, sin duda iluminado por la gracia que Jesús le ofrecía lo defendió con estas palabras: "¿Ni siquiera temes tú a Dios estando en el mismo suplicio? Y lo nuestros es justo porque recibimos el pago de lo que hicimos. En cambio éste no ha faltado en nada".

Y volviéndose con arrepentimiento hacia el Señor que tenía tan cerca en la otra cruz le dijo:

"Jesús, acuérdate de mí cuando llegues a tu reino".

Sólo este ladrón arrepentido escuchó la voz del Salvador que le prometió: "Te lo aseguro, hoy estarás conmigo en el paraíso".

- María y las Santas mujeres lo vivían todo en el silencio profundo de su corazón.

Hoy pasa lo mismo.

Los orgullosos se creen con autoridad, rechazan a Jesús y a los suyos, llegan a prohibir sus imágenes y persiguen a quienes siguen su Evangelio.

El Papa Francisco nos hablaba de un millón de cristianos asesinados en este siglo, únicamente por serlo.

- Muchos se llaman cristianos por novelería o por quedar bien pero desprecian a Jesús y a quienes lo siguen de verdad.

Otros malhechores, arrastrados por su vida de pecado, rechazan a Jesús simplemente porque les molesta su luz.

Finalmente, están los que lo reconocen como Rey y Señor y están los mártires que repetían al morir: ¡Viva Cristo Rey!

¿Qué haremos nosotros?

Agradecerle ya que le debemos a Jesús la esperanza de la resurrección, y lo aclamamos con el verso aleluyático: "Bendito el que viene en nombre del Señor. Bendito el reino que llega, el de nuestro Padre David".

A Jesús, el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo lo glorificamos con el Apocalipsis:

"y oí el clamor de una multitud de Ángeles que estaban alrededor del trono… que gritaban a toda voz: Digno es el Cordero degollado de recibir poder y riqueza, sabiduría y fuerza, honor, gloria y alabanza".

Con el salmo responsorial nos sentimos felices al poder llegar a la casa del Señor:

"Vamos alegres a la casa del Señor". ¡Y el Señor es Jesucristo, Rey del Universo!

La primera lectura nos presenta a David aclamado y ungido como rey por las doce tribus porque David es considerado imagen de Cristo, el Rey definitivo "cuyo reino no tendrá fin".

En cuanto al bellísimo himno de san Pablo a los colosenses, les invito a leerlo y meditarlo, porque es una belleza la descripción que hace de nuestro maravilloso Jesús, Rey del Universo.

No hay duda de que Jesús merece el título de Rey, porque siempre será el primero en todo.

 

José Ignacio Alemany Grau, obispo

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miércoles, 20 de noviembre de 2013

Pasado, presente y futuro del Hospital de San Andrés, por Dr. Teodoro Hampe Martínez y panelistas.


PASADO, PRESENTE Y FUTURO DEL HOSPITAL DE SAN ANDRÉS

 Día: Viernes 22 de noviembre
Hora: 6:30 p.m.
Expositor: Dr. Teodoro Hampe Martínez
Panelistas: Dr. Uriel García, Dr. Guido Lombardi, Arql. Antonio Coello
Lugar: Auditorio del Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú
(Plaza Bolívar s/n, Pueblo Libre; frente a la Municipalidad del distrito)
INGRESO LIBRE
En la octava cuadra del jirón Huallaga, casi frente a la Plaza Italia, se levanta un extraordinario y en realidad poco conocido santuario inca de la ciudad de Lima: el antiguo Hospital Real de San Andrés. La edificación original de mediados del siglo XVI resguarda en sus muros y cimientos unos testimonios invalorables para la cultura e identidad colectiva peruana, desde tiempos coloniales hasta republicanos, con tesoros prehispánicos.

La presencia del legado incaico
La mayor importancia de ese monumento radica en la existencia de cadáveres embalsamados de varios incas (con sus mujeres), traídos de alrededores del Cusco, con el propósito de extirpar la "idolatría" o adoración de los antiguos gobernantes del Tahuantinsuyu, hacia 1560. Según refieren las fuentes documentales de los siglos XVI y XVII, los cuerpos de los soberanos quechuas fueron depositados secretamente en un corral o patio de dicho hospital.

Ya el sabio Hipólito Unanue, en su memorable discurso Decadencia y restauración del Perú, pronunciado con ocasión de la apertura del Anfiteatro Anatómico de Lima (21 de noviembre de 1792), se refirió a ese acontecimiento de la siguiente manera: "Aun entre las naciones reputadas generalmente por bárbaras, se ha observado una suma afición a la anatomía, y si los progresos que hicieron en esta ciudad los antiguos peruanos hubiesen de medirse por la preparación y conservación de los cadáveres, [...] podrían, sin duda, disputar la preferencia a los egipcios".

En décadas pasadas, se han desarrollado sin éxito algunos intentos por localizar aquellas momias, como los trabajos promovidos por José Toribio Polo (1868) y José de la Riva-Agüero (1937). Sin embargo, el acceso a nuevas tecnologías como el radar penetrante del suelo ha aportado la renovada posibilidad de ubicar los restos de los incas en el viejo Hospital de San Andrés, lo cual se podría lograr en el marco de una excavación arqueológica y una empresa de rescate completo de ese patrimonio monumental.

Salud y apoyo social
Desde la época colonial, el Hospital de San Andrés fue testigo de la lucha por la vida de enfermos y heridos, tanto españoles como criollos, con capacidad para doscientas personas aproximadamente, según referencia del padre Bernabé Cobo en Fundación de Lima. Posteriormente a la Guerra del Pacífico, se convirtió en un albergue para niñas y escuela regentada por una congregación de monjas.

Toda esa labor social se pudo lograr con el apoyo de sus benefactores, cuyos nombres se pueden apreciar en los azulejos del baptisterio. Entre esas nominaciones se puede observar el nombre de presidentes, parlamentarios, intelectuales, y personajes públicos, como la hija del Presidente Manuel Candamo y doña Teresa Álvarez, Calderón, Carmen Candamo Álvarez-Calderón, que fue fundadora de la Orden de las Canonesas de la Cruz.


Se adjunta imagen del viejo Hospital de San Andrés.
 Agradecemos el apoyo en la difusión del evento
Atentamente,
Oficina de Comunicaciones - Imagen Institucional
Museo Nacional de Arqueología, Antropología e Historia del Perú
Ministerio de Cultura
comunicaciones-mnaahp@mcultura.gob.pe
Telf. 463 5070 anx. 245 / 261 7852
Plaza Bolívar s/n (alt. cdra 8 Gral. Vivanco)
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