Evangelii Gaudium ¡YA! EL GOZO DE COMPARTIR LA BUENA NUEVA
Querido Santo Padre Francisco, ¡qué maravillosa tu exhortación postsinodal "La alegría del Evangelio"! A medida que la voy leyendo una voz interior me grita "sí, se puede"! Nos escribes que la evangelización debe hacerse de Persona a persona:
Hoy que la Iglesia quiere vivir una profunda renovación misionera, hay una forma de predicación que nos compete a todos como tarea cotidiana. Se trata de llevar el Evangelio a las personas que cada uno trata, tanto a los más cercanos como a los desconocidos. Es la predicación informal que se puede realizar en medio de una conversación y también es la que realiza un misionero cuando visita un hogar. Ser discípulo es tener la disposición permanente de llevar a otros el amor de Jesús y eso se produce espontáneamente en cualquier lugar: en la calle, en la plaza, en el trabajo, en un camino. (Evangelii Gaudium, 127).
Anoche, sin ir más lejos en el tiempo, pude comprobarlo. Me avisaron que la abuelita de amigo había fallecido. Me dispongo a tomar el micro y se detiene un taxi. "Voy para La Molina, si me cae de camino le llevo al precio del micro" –me dice. "Yo voy al Hospital Rebagliatti, a un velatorio, por la zona de Emergencias". "Perfecto, suba".
Agradezco su gentileza y le obsequio con el volante de la Vigilia que llevaba en mi bolsillo:
- Un regalo para invitarle a un acto maravilloso que organizamos en honor a nuestra Madre Inmaculada, cerquita de aquí, el sábado 7, víspera de la fiesta de la Virgen.
Me da las gracias y me dice que él se dedica al transporte escolar de niños y jóvenes. Le comparto que soy profesor y que me dedico en los tiempos libres a la educación en valores y la formación católica de los jóvenes.
Hablamos de lo humano y lo divino, del tráfico, de las elecciones municipales, del Perú, de España, de la juventud, de la necesidad de apoyarles, forjarles…
Como veo que se aparta de su ruta inicial para dejarme en el lugar exacto, trato de disuadirlo pero él me indica que la conversación está interesante y que lo hace con mucho gusto.
Total que llegamos al sitio, le voy a pagar y no me lo recibe. "Muchas gracias, así no más, y siga haciendo tanto bien a los jóvenes".
La verdad que llegué rapidísimo, fue lo más entretenido, y quedamos tan amigos. Y todo comenzó por un volante con la imagen de Santa María y como dice el Papa "espontáneamente en cualquier lugar: en la calle, en la plaza, en el trabajo, en un camino". Gracias, Madre, por darme la oportunidad de esta forma tan sencilla de evangelizar.
José Antonio Benito