Entre los mil y un recovecos de mi alma mater salmantina, me fascina el mensaje y la iconografía de la escalera renacentista. Se ingresa por la portada principal, se gira a la derecha y enseguida se encuentra con la "escalera del conocimiento", por la que se accede al primer piso. Gracias al vídeo explicativo y al libro "Ad súmmum caeli" del profesor Luis Cortés (1924-1990), con el complemento de las explicaciones de su esposa Paulette Gabaudan, podemos descifrar la bellísima iconografía que nos habla del verdadero amor, de la auténtica amistad. Hoy que tanto se confunde el placer con el verdadero amor, la efímera diversión con la auténtica alegría, les invito a contemplar esta hermosa parábola en piedra que nos convida a peregrinar en la vida dejando a un lado las pasiones que despersonalizan y apostando por un amor que es donación, servicio, plenitud, gozo.
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LA ESCALERA
La escalera fue construida para conducir a una sala nueva, edificada a partir de 1512, destinada a una nueva biblioteca, y que ocuparía toda el ala del poniente del edificio. Su decoración se presenta en tres tramos enmarcados por cuatro pilastras. Es evidente que no se empieza la construcción de una escalera por la decoración de su antepecho, luego esta es posterior. Ofrece en tres etapas una ascensión purificadora, donde se expresa el ideal caballeresco de perfeccionamiento moral cristiano, el de los caballeros del Toisón de Oro, cuyo signo aparece en una pilastra. El Toisón, como exigencia de superación de si mismo inculcada desde la más tierna infancia, marcará Carlos V para siempre. La presencia del Toisón borgoñón (en el tercer tramo) es un dato apreciable. En efecto, el emblema de nuestra cartela, tan igual de forma a la vidriera de Dijon, no deja dudas sobre su significado y afirma la presencia de Carlos en el programa de la escalera, lo cual condiciona a la vez el mensaje, que no es sólo moral sino político y religioso, y la fecha de las tallas, que hay que postergar hasta su advenimiento.
El simbolismo de la escalera fue brillantemente desentrañado por Luis Cortés en su libro Ad summum caeli en 1984. Lo seguiremos puntualmente en la parte principal de este estudio en que dividimos el estudio por los tres tramos de la escalera. En el tercer tramo a la clave moral estudiada por Cortés hemos añadido una clave política y una clave religiosa, por la presencia de dos símbolos nuevos de gran importancia, que hemos descubierto.
Nota sobre las fotografías de la escalera: La decoración de los paños entre pilastras es igual por la parte exterior y la interior; en general está mejor conservada la parte exterior por motivos obvios y de esa parte son las fotografías más detalladas. Sin embargo, las pilastras no son iguales en su decoración por la parte interior y exterior. Para facilitar la comprensión se presentan dibujos en alzada de la parte interior y exterior de cada uno de los tramos.
LA ESCALERA
PRIMER TRAMO Primera pilastra
La unidad del programa nos la indica el peregrino, en la primera pilastra interior:
El peregrino en la escalera
Éste mira hacia arriba contemplando el camino que ha de recorrer. Hay pues un camino, doblemente ascensional, por ser escalera y por ser peregrinación. Es un camino ascético de perfección.
Primer tramo El primer tramo representa la vida jocosa y lasciva de la época juvenil. Alrededor de una dama de vida libre, unos juglares bailan con cintas y cascabeles en pies y manos. Es la Danza morisca, tema muy conocido y representado en numerosos grabados.
Danza Morisca
De uno de ellos, el del grabador alsaciano Van Meckenem, ha salido el relieve. Cortés (Ad summum caeli, bibliografía) lo descubrió en 1984.
Grabado de Van Meckenem. Bibliothèque Nationale de Paris.
Detalle del primer tramo: El loco y la dama
Como vemos en el centro, al lado de la dama, reconocemos a un loco o bufón, identificado por su capucha y su cetro burlesco:
Detalle del loco y la dama
Este personaje de desastrosa reputación, es lujurioso y ateo en la tradición iconográfica. Encontramos paralelos en otros grabados como el que representa a un loco sofaldando a una mujer y el del Loco anti-Cristo de Basilea.
Grabado del loco sofaldando a una mujer.
Grabado del loco anti-Cristo de Basilea.
SEGUNDO TRAMO
2º tramo y pilastras
La encrucijada en la escalera
En las dos pilastras que enmarcan el segundo tramo aparece un segundo signo unificador con las tres cabezas, humanas en la segunda pilastra (lado exterior) y animales en la tercera (lado interior):
Las tres cabezas humanas de la escalera
Las tres cabezas animales de la escalera
Son el símbolo de la Prudencia y del Tiempo. La imagen más aclaratoria es un cuadro de Ticiano donde se combinan las tres cabezas humanas y las tres animales, y que el pintor tituló Alegoría de la Prudencia.
Ticiano, Alegoría de la prudencia.
Estos elementos dividen la escalera en tres tramos, las tres etapas de la vida. Con el segundo tramo llegamos a la segunda etapa de la vida, la madurez, la edad de la elección y del compromiso. Representa una alegoría más compleja. La escena se divide claramente en dos, el bien arriba y a la derecha del relieve, el mal abajo y a la izquierda, y la alegoría se desarrolla en tres niveles.
Parte alta: la abeja y la araña
Detalle: abeja y araña libando flor
En el centro, liban en una flor, del lado bueno, una abeja, y del malo, una araña. El sentido quedó aclarado gracias a la inscripción latina que tiene el grabado original, de Van Meckenem, descubierto por Cortés en 1949:
Grabado de Van Meckenem. Bibliothèque Nationale de Paris.
Damos la inscripción traducida: «De la hermosa flor, las nobles abejas sacan miel, de ella los frívolos gusanos sacan un poderoso veneno». En efecto, en la vida, que es la flor, somos nosotros los que, ejerciendo nuestro libre albedrío, debemos saber elegir; y, por nuestra prudencia y el dominio de nuestras pasiones, produciremos miel o veneno. Esta sentencia era tan conocida que se encuentra seis veces en Guevara, e, incluso, está recogida en un refrán de la época: «Cuánto zuga el abeja, miel torna, cuánto el araña ponzoña». El grabador es el mismo Van Meckenem del siglo XV, autor de la Danza morisca.
Parte central. Las dos parejas
Se ven dos parejas, en la de abajo, el mal, una mujer cabalga a un hombre: es la reproducción tan conocida del Lay (o poemita) de Aristóteles, donde el sabio se dejó engatusar y cabalgar por una prostituta. La figura representa pues la prostitución; podemos ver este motivo en una misericordia de la catedral de Zamora:
Aristóteles y la prostituta, catedral de Zamora
En simetría, del lado bueno, un hombre cabalga a una mujer. Es la imagen contrapuesta, por consiguiente es el matrimonio harmonioso donde el hombre impone su autoridad según las leyes y costumbres de la época.Nos encontramos pues ante el viejo apólogo de Jenofonte (Memorables), Hércules en la encrucijada, que comentamos ya en la fachada y al que el grabado alemán daba una ilustración muy plástica. Se trata de la elección entre la mujer buena y la prostituta, entre Virtus y Voluptas, elección que supo hacer muy bien Hércules o Carolus, como lo indicaba el grabado presentado en la fachada en el apartado Hércules:.
Grabado de Hércules, Virtus y Voluptas.
El bien y el mal se enfrentan aun en la parte baja o lateral donde un arquero triunfante a la derecha ahuyenta al hombre de la maza, que, en cambio, triunfa a la izquierda: el arco es arma noble, la maza arma vulgar del rústico bruto:
Detalle arquero triunfante.
Detalle del hombre con maza.
TERCER TRAMO Clave moral Primera escena: El rejoneo.
El rejoneo en la escalera.
La primera escena es un rejoneo según una interpretación realista. En el plano simbólico expresa la oposición entre el caballo, animal domado y mejor ayuda del caballero, frente al toro, animal salvaje y fuerza bruta, sometida a sus instintos. El valor simbólico dado a la doma del caballo en ciertos grabados como Doma de las pasiones es aclaratorio:
La doma de las pasiones de Bocchi.
Aportamos a la tesis de Cortés (1984, bibliografía) el ejemplo de la Templanza, cuyo atributo en ciertas figuras es el bocado del caballo. Es el caso de La Templanza del Palacio Real de Madrid, que tiene el bocado en la mano, o de una miniatura del Libro de Horas de Carlos I, que lo lleva en su misma boca:
La Templanza del Palacio Real. Patrimonio Nacional.
La Templanza del Libro de Horas de Carlos I. Debemos aprender a frenar nuestros impulsos y someterlos a la razón, sin la cual no somos seres humanos sino animales. No puedes ser rey si no te rige la razón, le decía Erasmo a su discípulo Carlos. En cambio el toro es el instinto incontrolado.
Segunda escena: La cabalgata.
La cabalgata en la escalera.
La escena representa una cabalgata, donde cuatro caballeros suben hacia la figura de la cuarta pilastra. Marca el triunfo del hombre que ha sabido doblegar sus pasiones para acceder al supremo Bien. La caballería y el espíritu caballeresco son el valor más alto en aquella época. La meta de los caballeros es Amicitia, el Supremo Bien, el Amor puro, Dios, encarnado en la figura de la cuarta pilastra, lado interior, que podemos encontrar también en grabados de la época, como la alegoría de Holcot del siglo XIV:
Amicitia en la pilastra de la escalera.
Amicitia de Holcot.
El personaje, con el corazón descubierto, tiene tres filacterias que no están grabadas en la escalera, pero sí en el grabado, donde la figura va acompañada de un texto aclaratorio: Amicitia es un joven con el corazón abierto; las filacterias dicen en latín, en la frente: «Invierno, Verano»; en el pecho: «Lejos, Cerca»; abajo: «Muerte, Vida». Es decir que el Amor verdadero no envejece nunca y se mantiene sin fallo en el mal tiempo como en el bueno, en la ausencia y después de la Muerte. Y este amor puro es el Amor divino. «Sólo Dios se puede llamar amigo santo, amigo justo, amigo celoso, amigo provechoso y aun amigo perfecto», dice Guevara. Esto es Ad summum caeli de Cortés (bibliografía).
Clave política y religiosa Segunda escena: Los caballeros árabes: Cruzada y conversión.
A este estudio de Cortés sobre la ascensión purificadora podemos aportar un complemento enriquecedor gracias a dos figuras que hemos podido aclarar, los escudos de los caballeros, que son escudos árabes, y un signo de la tercera pilastra, que es el signo del Toisón, la orden de caballería más excelsa de su tiempo y tan estrechamente ligada al Emperador.
Caballeros árabes, detalle de la escalera.
Estos escudos que llevan los caballeros de la escalera, los encontramos, llevados por los moros, en las Cantigas de Rey Sabio, o por Boabdil cuando va a entregar las llaves de la ciudad a los Reyes Católicos en el banco de la Capilla Real de Granada, o en una pintura caballeresca nazarí en la sala de reyes de la Alhambra, y en más lugares:
Escudos árabes en Cantigas del Rey Sabio.
Adarga en la Capilla Real de Granada. Vigarny.
Y, si nos fijamos más en la escalera, veremos que, debajo de las plumas, los jinetes llevan turbantes. Son árabes. Y no se puede pensar en un disfraz, como se ha llegado a decir, si tenemos en cuenta el alto valor espiritual de la escena, la subida hacia Amicitia.
Este descubrimiento mío aporta una nueva dimensión a la alegoría de la escalera. A la luz de Amicitia, imagen del Amor divino, la subida de los caballeros cobra un significado de gran interés: Son árabes y suben hacia Cristo. No le vemos más sentido que la conversión del infiel, la verdadera victoria del cruzado: convencer mejor que vencer. Esta interpretación concuerda con la ideología del momento y con los relieves que aparecen a continuación en el retablo de la capilla real de Granada. En la Capilla Real de Granada, al lado de Boabdil yendo a entregar las llaves, con su escudo árabe, la talla anterior nos muestra la entrada de los Reyes Católicos en Granada acompañados del arzobispo Hernando de Talavera, que practicó tantas conversiones entonces, y en las dos tallas siguientes: el bautismo de los moros y de las moras en una gran pila bautismal.
Bautismo de los moros. Vigarny. Capilla Real de Granada.
El tema encaja perfectamente con el mensaje de la escalera y con la ideología del momento. Está en perfecta conformidad con las ideas erasmianas, que triunfaban en España en aquellos años y que Carlos V intentó aplicar:
«No es lógico que nos declaremos verdaderos cristianos por matar a muchos hombres sino por conservar a muchos; no por mandar al infierno a varios miles de impíos, sino por convertir a muchos impíos en píos. Son hombres, ellos también. Que comprendan que han encontrado padres y no tiranos, para llevarlos a la conversión y no a la esclavitud.» Erasmo, Epístola CCCXXIX; Basilea, 1518. |
Tercera pilastra. Emblemas del Toisón: Eslabón y Cruz de Borgoña.
Detalle de la tercera pilastra de la escalera. Emblema del Toisón.
En la cartela de la tercera pilastra (lado exterior) encontramos el emblema del Toisón. A la izquierda las dos ramas cruzadas, propias de la Cruz de Borgoña, y, a la derecha, las llamas, el pedernal y una pieza en forma de B, el eslabón para hacer fuego. Aparecen estos mismos emblemas en una vidriera de la capilla del Toisón de Oro de Dijon donde las llamas ondean:
El emblema del Toisón en la capilla del palacio ducal de Dijon.
A pesar de cierta rudeza de ejecución, la cartela de la escalera es una copia sorprendentemente fiel de la vidriera. Volvemos a encontrar los mismos signos, cruz de Borgoña y eslabón en la decoración de la cuna de Carlos V conservada en un museo de Bruselas.
Detalle de la cuna de Carlos V. Musées Roayaux d'Art et Histoire. Bruxelles.
La cruz de Borgoña es el emblema más antiguo del Toisón. Se define como: «Dos troncos de laurel con desiguales prominencias que representan el nacimiento de las ramas», dicen los estatutos de la Orden. La divisa es Uterque flamescit «Entre los dos surge la llama». Así creó este emblema Juan sin Miedo en 1396. Es la cruz de San Andrés, patrono de Borgoña. Esta llama que las ramas encienden es la llama de la fe. La vemos también entrelazada con el eslabón en el sitial de Carlos en la catedral de Barcelona.
Esta misma llama simbólica es la que se representa en el collar del Toisón (imagen). El eslabón (eslabón del collar, instrumento para encender el fuego, B de Borgoña y cuernos del carnero), el pedernal y las llamas componen exactamente los eslabones del collar, tal como se estableció al fundar la Orden en 1430. La divisa es: Ante ferit quam flamma miscet, «Golpea primero y saldrá la llama». En el collar del Toisón de Maximiliano dibujado por Durero se ven aislados, eslabón, pedernal y llamas, y se ven como elementos del collar:
El collar grabado por Durero para Maximiliano, Revelaciones de Santa Brígida. Nuremberg 1500.
Y se ve también el carnero, vellocino o toisón, que alude a la hazaña de Jasón y da su nombre a la orden. Los dos emblemas, cruz y eslabón, que representan la llama de la fe, tienen como finalidad la defensa de la Iglesia y la cruzada contra el Islam. Carlos V recibió desde su primera infancia esta herencia espiritual borgoñona a la que quedó siempre fiel.
El eslabón y las columnas y su divisa: Plus Ultra.
En el primer capítulo del Toisón, reunido por Carlos en la Catedral de Barcelona, en 1519, un cuadro para el sitial del Emperador aporta un elemento nuevo, las columnas del Plus Ultra:
Emblema con columnas en la Catedral de Barcelona.
Este nuevo emblema fue creado para Carlos, según lo prescribían los estatutos, cuando, llegado a la mayoría de edad, fue declarado maestre de la Orden y presidió su primer capítulo en 1516. Las columnas implicaban la cruzada, con rumbo hacia Oriente: Jerusalén, y, también, no lo olvidemos, la conquista del vellocino o Toisón por Jasón cruzando el Mar Negro con sus argonautas. Sólo más tarde, simbolizaron las columnas de Hércules, la puerta al Atlántico, hacia la gran empresa de Ultramar. Estas columnas del Plus Ultra, ligadas al Toisón figuran hoy día en la bandera nacional.
Los emblemas del Toisón y las columnas del Plus Ultra, fueron establecidos por las Ordenanzas del canciller Gattinara como distintivo exclusivo de los Estados Borgoñones, lo mismo que el águila de San Juan lo fue para Castilla. Por eso las columnas no podían figurar en la fachada de la Universidad, por lo menos en la época de Gattinara (1519-1530).
Estos emblemas acompañaron a Carlos V toda su vida, desde la cuna a la tumba. Los ponía en todas partes, en sus armaduras, sus escudos, etc. Caballero del Toisón desde los dos años, quedó marcado para siempre por sus valores.
Y cuando Felipe II organizó en Bruselas en 1559 unas honras fúnebres para su padre, las gualdrapas de los caballos llevaban todos esos emblemas juntos, eslabón y pedernal, con la cruz entrelazada y las columnas del maestre:
Las exequias en honor a Carlos V, 1559. Biblioteca Real de Bruselas.
El elemento más conocido de la Orden, el que le da su nombre, es el vellocino que cuelga del collar. "toisón" o vellón en francés. La leyenda se refiere a la famosa hazaña de Jasón, la conquista del vellocino de oro:
Jasón con el vellocino, de Quellinus.
Su gesta heroica le llevó a una serie de pruebas de iniciación ascética, y por fin, a raptar el vellocino de oro con la ayuda de la hechicera Medea. El vellocino cuelga del collar alrededor del blasón de Carlos en la fachada.
CONCLUSIONES
Al final de este estudio, varias preguntas quedan pendientes, las fechas de la ejecución, los autores de la programación y los artistas que la ejecutaron, preguntas de difícil respuesta, ya que no se ha conservado ningún documento fehaciente de la época, ningún contrato. Incluso los libros de claustros, desaparecido entre 1512 y 1526, después, en 1526, no dicen nada. No nos queda más recurso que la iconografía.
Fecha
La fecha de la fachada, la podemos intuir por la iconografía y en función de los hechos históricos. Se sabe que estaba terminada en 1528. No puede ser anterior a 1519, año de la elección imperial, ya que figura el águila bicéfala. Pero, dadas las circunstancias históricas, pensamos que no puede ser anterior tampoco a la vuelta del Emperador de Alemania, es decir 1523.
Sobre la escalera, sólo podemos indicar los dos grabados encontrados por Cortés, fuente evidente de las tallas No hay ni contratos ni autores materiales. En cuanto a fecha se sabe que se inició la construcción de la escalera en 1512, para dar acceso a una futura biblioteca. Pero es evidente que no se empieza la construcción de una escalera por la decoración de su antepecho, luego se tiene que haber realizado mucho más tarde. La presencia del Toisón borgoñón es un dato apreciable. En efecto, el emblema de nuestra cartela, tan igual de forma a la vidriera de Dijon, que no puede haber dudas sobre su significado, afirma la presencia de Carlos en el programa de la escalera, lo cual condiciona a la vez el mensaje, que no es sólo moral sino político y religioso, y la fecha de las tallas, que hay que postergar hasta su advenimiento.
Autoría
En cuanto a los autores del programa, siguen desconocidos. Se ha pensado en Pérez de Oliva. Llama la atención la coincidencia de varios temas del programa con los textos de Guevara. Y creemos que, ante el cuerpo central de la fachada, blasón, águilas y los dos retratos, no se puede negar la implicación de la cancillería.
De los artistas no se sabe nada tampoco.
En cuanto al mecenas, no se ha encontrado ningún contrato en Salamanca y la Universidad no dice una palabra después de terminar la escultura. Cabe pensar que fue la corona la que financió la obra, ya que el programa de la parte central tiene toda la apariencia de ser de cancillería. Además la Universidad había sido en gran parte comunera y no vería con buenos ojos este programa imperial, lo cual explicaría su silencio en los libros de claustro, que reaparecen en 1526, momento en el que, con toda verosimilitud, se estaría trabajando en la obra.
Conclusión general:
La iconografía del edificio universitario de Salamanca revela la impronta del Emperador. La escalera nos muestra la cara moral y religiosa de Carlos V, caballero del Toisón, como la fachada nos enseña su lado político de continuador del Imperio de Augusto. En efecto, Augusto, el primer emperador romano y el más glorioso de todos, realizó el sueño que Alejandro no pudo llevar a bien: Someter toda la tierra a una misma ley de razón, a una forma única de gobierno, y hacer de la humanidad entera un pueblo único. La obra de Augusto, ingente y duradera, la Pax Romana, fue muy añorada en los siglos posteriores. Por eso el inmenso imperio de Carlos V hizo esperar que él podría ser el nuevo Augusto y unir la Cristiandad en un solo reino de paz, la Pax Christiana. Este sueño lo expresa Ariosto, ya en 1516: «De sangre austriaca y aragonesa, veo nacer en la orilla del Rin un príncipe… que heredará de la corona de Augusto, de Trajano y de Marco… Veo unos dominios tan extensos que el sol no se pondrá jamás en ellos… Es deseo del cielo que, bajo este Emperador, haya un solo rebaño, un solo pastor». (Orlando furioso). Este sueño, este anhelo frustrado, éste es el Mito Imperial, que nos quiere transmitir la fachada salmantina.
Con todo, frente a esta fachada, hermosa por su forma perfecta como por su grandioso mensaje, nos atrevemos a afirmar que, en Salamanca, la primera Universidad de las Españas, se grabó para Carlos una Eneida de piedra.
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