viernes, 15 de septiembre de 2017

Dominique Wolton, sociólogo francés, con el Papa. Libro de larga entrevista. A los 42 años fue a consulta con una psicoanalista hebrea

El Papa: a los 42 años fui a consulta con una psicoanalista hebrea
Un episodio de la vida de Bergoglio narrado en el libro que saldrá en
Francia, con la transcripción de 12 conversaciones entre Francisco y
el sociólogo Wolton. Migrantes, islam, política y anécdotas
personales. Los principales pasajes serán anticipados por «Le Figaro
Magazine»

PUBBLICATO IL 31/08/2017 ULTIMA MODIFICA IL 31/08/2017 ALLE ORE 21:50
ANDREA TORNIELLI
CIUDAD DEL VATICANO
El padre Jorge Mario Bergoglio, a la edad de 42 años, fue cada semana
durante seis meses a ver a una psicoanalista. Fue él mismo quien lo
reveló en un libro que será publicado en Francis, que contiene las
transcripciones de 12 conversaciones con el sociólogo Dominique Wolton
("Politique et sociétéˮ, ediciones L'Observatoire). Durante una de las
entrevistas, el Papa y el intelectual francés, que es director de
investigación en el CNRS, además de fundador y director de la revista
internacional "Hermès", hablaron sobre el papel de algunas mujeres en
su vida. Francisco citó el valor de su madre, habló sobre sus dos
abuelas diciendo que agradecía a Dios «por haber conocido a estas
verdaderas mujeres». Y añadió: «Las que he conocido me han ayudado
mucho en mi vida cuando necesitaba consejos». Y fue allí donde habló
sobre la psicoanalista.
Consulta durante seis meses
«Consulté a una psicoanalista hebrea —contó Bergoglio a su
interlocutor. Fui a su casa durante seis meses una vez a la semana
para aclarar algunas cosas. Ella era médico y psicoanalista, y siempre
estuvo en su lugar. Luego, un día, cuando estaba por morir, me llamó.
No para recibir los sacramentos, puesto que era hebrea, sino para un
diálogo espiritual. Era una persona my buena. Durante seis meses me
ayudó mucho, cuando tenía 42 años». La experiencia que narró Francisco
se coloca entre 1978 y 1978, cuando concluyó su nada fácil experiencia
como provincial de los jesuitas de Argentina y estaba comenzando su
tarea como rector del Colegio Máximo, en donde se formaban los
estudiantes que deseaban entrar a la Compañía.
Los migrantes, los refugiados y las guerras del Occidente
«El problema comienza en los países de los que llegan los migrantes.
¿Por qué dejan sus tierras? Debido a la falta de trabajo o a la
guerra. Estos son los dos motivos principales. La falta de trabajo,
porque han sido explotados (pienso en los africanos). Europa ha
explotado África… ¡no sé si podemos decirlo! Pero algunas
colonizaciones europeas… sí, han explotado. He leído que un jefe de
estado africano apenas elegido, como primer acto de gobierno presentó
al Parlamento una ley para la reforestación de su país, y fue
promulgada. Las potencias económicas del mundo habían cortado todos
los árboles. Reforestar. La tierra está seca por haber sido explotada
y ya no hay trabajo. Lo primero que hay que hacer, como dije en las
Naciones Unidas, en el Consejo de Europa, en todo el mundo, es
encontrar fuentes para crear nuevos puestos de trabajo, invertir. Es
cierto que Europa también tiene que invertir en su casa. También aquí
existe un problema de desempleo. El otro motivo para la migración es
la guerra. Podemos invertir, las personas tendrán una fuente de
trabajo y ya no deberán partir, pero si hay guerra, tendrán que seguir
huyendo. ¿Quién hace la guerra ahora? ¿Quién da las armas? Nosotros».

Laicidad del Estado: las religiones no son subculturas
«El estado laico es una cosa sana. Hay una sana laicidad. Jesús dijo:
"Debemos dar al César lo que es del César, y a Dios lo que es de
Dios". Todos somos iguales frente a Dios. Pero creo que en algunos
países, como Francia, este laicismo tiene una herencia demasiado
fuerte de la Ilustración, que construye un imaginario colectivo en el
que las religiones son consideradas como una subcultura. Creo que
Francia (este es mi parecer personal, no el parecer oficial de la
Iglesia) debemos "elevar" un poco el nivel de la laicidad, en el
sentido de que debe decir que también las religiones son parte de la
cultura. ¿Cómo expresarlo de una manera laica? A través de la apertura
a la trascendencia. Cada uno puede encontrar su forma de apertura».
¡Europa está parada!
«Ya no veo a Schumann, ya no veo a Adenauer… Europa, en este momento,
tiene miedo. Cierra, cierra, cierra… Europa tiene una historia de
integración cultural, multicultural, como dice usted, muy fuerte. Los
Longobardos, nuestros Longobardos, son bárbaros que llegaron hace
mucho tiempo… Y después todo se funde y tenemos nuestra cultura. Pero,
¿cuál es la cultura europea? ¿Cómo definiría hoy la cultura europea?
Sí, tiene importantes raíces cristianas, es cierto. Pero no es
suficiente para definirla. Están todas nuestras capacidades. Estas
capacidades para integrarse, para recibir a los otros. También está la
lengua en la cultura. En nuestra lengua española, el 40% de las
palabras es árabe. ¿Por qué? Porque estuvieron allí por siete siglos.
Y dejaron huella… Creo que Europa tiene raíces cristianas, pero no son
las únicas. Hay otras que no se pueden negar. Sin embargo, creo que
fue un error no citar las "raíces cristianas" en el documento de la
Unión Europea sobre la primera Constitución, y esto fue cometido
también por los gobiernos. Era un error no ver la realidad. Esto no
significa que Europa tenga que ser completamente cristiana. Pero es un
patrimonio, un patrimonio cultural, que hemos recibido».
¿La guerra justa?
«Hoy debemos replantear el concepto de "guerra justa". Hemos
aprendido, en la filosofía política, que para defenderse se puede
hacer la guerra y considerarla justa. Pero, ¿se puede definir una
guerra "justa"? ¿O más bien una "guerra de defensa"? Lo único justo es
la paz… No me gusta usar el término "guerra justa". Escuchamos que se
dice: "Yo hago la guerra porque no tengo otros medios para
defenderme". Pero ninguna guerra es justa. Lo único justo es la paz».
La Iglesia y el pueblo
«Hay pecados de dirigentes de la Iglesia, que les falta inteligencia o
que se dejan manipular. Pero la Iglesia no son los obispos, los papas
y los sacerdotes. La Iglesia es el pueblo. Y el Vaticano II dijo: "El
pueblo de Dios, en su conjunto, no se equivoca". Si quieres conocer a
la Iglesia, vas a una aldea en donde se vive la vida de la Iglesia.
Vayan a un hospital en donde hay tantos cristianos que van para
ayudar, laicos, hermanas… Ve a África, en donde se encuentran muchos
misioneros. Quemas sus vidas allí. Y hacen revoluciones reales. No
para convertir, en otra época se hablaba de conversión, sino para
servir».
La insistencia sobre la «moral de la cintura para abajo»
«Pero nosotros los católicos, ¿cómo enseñamos la moralidad? No puedes
enseñarla con preceptos tipo: "No puedes hacerlo, debes hacerlo, no
debes, puedes, no puedes". La moral es una consecuencia del encuentro
con Jesucristo. Es una consecuencia de la fe, para nosotros los
católicos. Y para otros, la moralidad es el encuentro con un ideal, o
con Dios, o consigo mismos, pero con la mejor parte de sí mismos. La
moral siempre es una consecuencia… Hay un gran peligro para los
predicadores, el de caer en la mediocridad. Condenar solo la moral (le
ruego que me persone la expresión) "de la cintura para abajo". Pero de
los otros pecados, como el odio, la envidia, el orgullo, la vanidad,
matar al otro, quitar la vida, no se habla. Entrar a la mafia, hacer
acuerdos clandestinos… "¿Eres un buen católico? Entonces dame el
cheque"».
«El aborto sigue siendo un pecado grave»
La extensión del poder de absolver el pecado del aborto a todos los
sacerdotes, «cuidado, esto no significa banalizar el aborto. El aborto
es grave, es un pecado grave. Es el homicidio de un inocente. Pero, si
es pecado, es necesario facilitar el perdón».
«Amoris laetitia» y la rigidez
«La tentación siempre es la de la uniformidad de las reglas… Tome, por
ejemplo, la exhortación apostólica "Amoris laetitia". Cuando hablo de
familias en dificultades, digo: "Debemos acoger, acompañar, discernir,
integrar…", y luego cada quién verá las puertas abiertas. Lo que está
sucediendo realmente es que las personas escuchan que la gente dice:
"No pueden comulgar", "No pueden hacerlo". La tentación de la Iglesia
está allí. ¡Pero "no", "no" y "no"! Este tipo de prohibición es el que
encontramos en el drama de Jesús con los fariseos. ¡El mismo! Los
grandes de la Iglesia son los que tienen una visión que va más allá,
los que entienden: los misioneros».
«El matrimonio es entre un hombre y una mujer»
«¿Matrimonio entre personas del mismo sexo? "Matrimonio" es una
palabra histórica. Siempre en la humanidad, y no solo en la Iglesia,
es entre un hombre y una mujer… No podemos cambiarlo. Esta es la
naturaleza de las cosas. Son así. Llamémoslas "uniones civiles". No
bromeemos con la verdad. Es cierto que detrás está la ideología de
género. También en los libros, los niños aprenden que se puede elegir
el propio sexo. ¿Por qué el sexo, ser mujer u hombre, sería una
decisión y no un hecho de la naturaleza? Esto favorece a este error.
Pero, digamos las cosas como son: el matrimonio es un hombre con una
mujer. Este es el término preciso. Llamemos la unión del mismo sexo
"unión civil"».
Reciprocidad con los musulmanes
«No aceptan el principio de la reciprocidad. Algunos países del Golfo
son abiertos y nos ayudan a construir iglesias. ¿Por qué son abiertos?
Porque tienen trabajadores filipinos, católicos, hindúes… El problema
en Arabia Saudita es que es de verdad una cuestión de mentalidad. Con
el islam, como sea, el diálogo está andando bien, porque no sé si
usted sepa, pero el imán de al-Azhar vino a encontrarme. Y habrá
encuentro: voy. Creo que les haría bien hacer un estudio crítico sobre
El Corán, como hemos hecho con nuestras Escrituras. El método
histórico y crítico de interpretación te hará evolucionar».

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