LOS MILAGROS DE SANTA ROSA
José Antonio Benito
En estos tiempos de pandemia en que hasta el recuerdo del bicentenario patrio peligra, bueno es evocar la memoria de nuestros santos y contar con su intercesión. Ellos vivieron en el Perú, oraron, amaron y se comprometieron por su patria, especialmente en tiempos difíciles. De Toribio Mogrovejo, segundo prelado limeño y patrono de todos los obispos de América, quien confirmó a Rosa se lee que- "en el tiempo de las viruelas, que fue peste general en aquel Reino, proveyó de botica y médico y barbero a todos los pobres y al hospital de san Lázaro, de todo lo necesario; En especial, en el tiempo de las viruelas y peste general que hubo en este reino, que por estar todos los indios en sus casas caídos con la dicha enfermedad, se andaba el dicho señor Arzobispo de casa en casa, a confirmarlos, sufriendo el hedor pestilencial y materia de la dicha enfermedad".
Rosa de Lima "curaba a todos los que podía y para este efecto, los traía a su casa doliéndose de sus enfermedades, sin reparar que fuesen negros o indios, ni de enfermedades asquerosas".
Este es el auténtico milagro, el de nuestros santos del Perú ensantado, es el milagro de la caridad, como acaban de decir nuestros obispos "tender puentes y trabajar unidos en fraternidad y amistad social, por el bien común, el desarrollo humano integral y para fortalecer nuestra frágil democracia. Que el Señor de los Milagros bendiga al Perú". El que nos pidió el Papa Francisco en su visita al Perú: Unidos en la esperanza.
Lo que todos los procesos de beatificación buscan es destacar la vivencia del amor de Dios y la caridad con el prójimo, lo cual viene garantizado con un milagro o con el martirio.
De nuestra santa se contaron en vida, en muerte y posteriormente por centenas. Los conocemos por las biografías, documentales, películas, en las tradiciones de Ricardo Palma
El proceso de nuestra Rosa comenzó enseguida de la muerte. El mismo día de su muerte Lima vivió el "milagro" de agolparse ante el cadáver y su entierro multitudinario. El proceso ordinario de beatificación durante los años 1617-1618; continúa el primer proceso apostólico limense de 1630-1632, se interrumpe de 1634-1663 debido al decreto, Coelestis Ierusalem, del Papa Urbano VIII, de 5 de julio de 1634, por el cual prohibió el inicio del procedimiento para establecer la santidad hasta que hubieran transcurrido 50 años desde la muerte de la persona en la que se buscaba la candidatura. La causa se reabre en 1663-1667 y logra el decreto de beatificación con el Papa Clemente X en 1670.
Muchas veces el Señor le concedía gracias extraordinarias y muchos momentos de su oración los pasaba en éxtasis o arrobamientos, disfrutando de alegrías celestiales.
Con frecuencia, veía al niño Jesús. Acontecía, algunas veces, en medio de la labor de sus manos, aparecérsele Nuestro Señor en forma de niño sobre la almohadilla de su costura, causando con esto en su alma inefables goces
Veía cambiar el rostro de la imagen de la Virgen del Rosario o del Niño Jesús y así sabía cuándo estaban contentos y le concedían lo que pedía o cuándo estaban tristes y no querían conceder sus peticiones a causa de los pecados de los interesados.
Según declara el padre Lorenzana, tenía el don muy grande que el apóstol san Pablo llama "discretio spirituum" (discernimiento de espíritus), que es saber distinguir y conocer cuándo las hablas interiores o visiones son del espíritu bueno o del espíritu malo, Sabiduría, un don extraordinario que manifestó a lo largo de su vida fue el don de sabiduría.
Profecía También tuvo el don de la profecía. La señora María Eufemia de Pareja fue un día con doña María de Uzátegui a la casa de sus padres. Y esta testigo (María Eufemia) entró sola con la dicha bendita Rosa en su celdita y, ambas sentadas, junto a la puerta de la celdita, le dijo que encomendase a Dios a Rodrigo, su hijo…, pues deseaba fuese religioso, porque andaba muy distraído. La bendita Rosa estaba mirando al cielo y se volvió luego a esta testigo y le dijo: "Don Rodrigo será religioso sin duda ninguna y, más le digo, que no ha de ser de la Compañía". Y, afligiéndose esta testigo… le respondió que le avisaba con tiempo para que hiciese el corazón ancho y consolase a don Juan (su esposo) y no importunasen a Nuestro Señor, que dejasen hacer lo que era su divina voluntad… Y su hijo negoció entrar por religioso en san Francisco, donde hará ocho meses que tomó el hábito.
La señora María de Uzátegui nos declara : "Esta noche me hallé casada. Madre, (la trataba de madre), esta noche me casaron con un cantero. No sé cómo fue, pero me hallé casada… Soñé que estaba en casa de mi madre, donde me habían casado con el cantero. El cual me mostró unas piedras y me dijo que tuviese cuidado de labrarlas que él tendría (cuidado) de mis padres". Mons. Castillo, su compromiso con los obreros en la mina, pero también lo que serían los conventos de dominicas
En otra ocasión, que fue la cuaresma pasada…, le dijo a esta testigo y al dicho contador su marido, que se desposaba la mañana de Pascua de resurrección. Y preguntándole esta testigo qué desposorio era aquel, les dijo lo que había pasado y había ordenado hacer, y era que el domingo de Ramos por la mañana, estando en Santo Domingo, después de la bendición de ramos y saliendo a la procesión, no le habían dado palma ni ramo, como solían otros años, y ella lo sintió naturalmente mucho y, pareciéndole que había hecho mal, se volvió a Nuestra Señora y le dijo con grande ternura: "No, Señora mía, no quiero palma de los hombres"… Y con el afecto que le estaba mirando, vio que la Reina de los ángeles volvió su santísimo rostro a su hijo precioso, muy encendida y muy alegre y que luego el niño Jesús la volvió a mirar a ella, también con el rostro muy alegre y le dijo: "Rosa de mi corazón, sé mi esposa"; El desposorio tuvo lugar en el domingo de Pascua de 1617
Hechos extraordinarios o milagrosos vinculados con Lima, por eso se la representa con el ancla. En 1615, el pirata Jorge Spilbergen penetró en el Pacífico con cuatro bajeles armados; en Cañete, salió la armada española a las órdenes de Rodrigo de Mendoza y los navíos holandeses siguieron, presentándose el pirata a la vista del Callao, víspera del 22 de julio. Cundió el pánico en la ciudad y el virrey Marqués de Montesclaros mandó aprestar las milicias y ordenó se dirigiesen al puerto todos los hombres de armas y caballero principales para evitar su desembarco. Parece que el pirata se contentó con disparar dos de sus piezas contra el recinto del puerto, levó anclase e izando las velas se alejó rumbo al norte. Entre tanto, en la Iglesia de Santo Domingo se expuso a la adoración de los fieles el Santísimo sacramento y Rosa, voló ante el santísimo, permaneciendo inmóvil, acompañada de otras mujeres, entre las que se encontraban su madre y alguna de sus hermanas. Cuando cundía el pánico, Rosa, desde la capilla de San Jerónimo elevaba sus súplicas al cielo, y exhortó a sus compañeros a dar la vida en defensa del Sacramento.
Se sabe también que en la Guerra del Pacífico Miguel Grau había colocado en su camarote del Huáscar una estampa de la santa, de quien era devoto, Miguel Grau guardaba en su camarote esta estampa de Santa Rosa de Lima que había recibido del Monseñor Manuel Roca y Boloña en 1879 con esta dedicatoria al reverso: " Miguel: que está Santita nuestra te acompañe y si no te regresa con vida que te traiga lleno de gloria " Cuando los chilenos tomaron posesión del monitor hallaron la lámina manchada de sangre y con cinco perforaciones de bala como puede comprobarse en el Museo del Santuario.
En 1881, durante la guerra del Perú con Chile, Lima se salvó del saqueo por intercesión de santa Rosa. El 15 de enero de ese año entraron en Lima las tropas chilenas pacíficamente y en ella permanecieron hasta 1884. Dios se sirvió del contralmirante francés Abel Bergasse Du Petit Thouars, jefe de la escuadra neutral concentrada en el Callao, para poder negociar la rendición pacífica con el general chileno Baquedano.
Varios sucesos extraordinarios tienen que ver por su amor a la naturaleza, el huerto o jardín en el que vivía con su familia. Estaba constituido por arbustos y árboles. Tenía matas de flores como claveles y clavelinas con abundancia de mosquitos. Una arboleda en donde destacaba en él un naranjo y un limonero. El huerto ocupaba más de la mitad del terreno en que estaba construida la casa paterna. Rosa "hablaba a los árboles y les decía que alabasen al Creador". En verano con la muchedumbre de mosquitos en la celdita ella les decía: "Hermanos mosquitos, alabemos todos a Dios; y no la picaban ni ella los echaba de allí".
El tronco seco del limonero y el ataque del demonio.- Rosa llamaba al demonio "patón" o "tiñoso" y se le presentó en forma de perro mastín. El demonio furioso de que Rosa lo menospreciase por su condición de ser padre de la mentira secó el limonero que siguió dando frutos. La gente luego fue arrancando las ramas de este árbol como reliquias. Aún se conservan un par de ramas de aquel árbol.
En este huerto ocurrió el misterio de las clavellinas. Rosa tenía costumbre de adornar todos los años la imagen y las andas de su patrona Santa Catalina de Siena. La víspera de la fiesta de la santa ambas amigas fueron al huerto a buscar flores adecuadas para ornamentar el anda, pasaron por todas las matas de los claveles pero no encontraron ni siquiera un solo botón porque no era tiempo de ellos. Rosa dijo "¿Si Dios Nuestro Señor nos diese la honra de la Santísima Trinidad, tres clavellinas, para que la santa imagen fuera del todo galana?". Cuando Rosa le pide a su amiga que vaya en busca de las clavellinas, ésta va a regañadientes porque ya habían buscado la noche anterior…la beata quedó estupefacta cuando halló tres clavellinas rojas muy hermosas que adornaron la imagen que salió en procesión.
Cura a Catalina de santa María de su dolor de oídos. Lo cuenta ella misma, indicando que, estando ayudándole a la santa Rosa en su casa a hacer ramilletes con un grave dolor de oídos, que estaba esta testigo como desatinada, que no le dejaba hacer nada, la dicha santa Rosa se compadeció de esta testigo y le hizo en el oído que le dolía, estando hincada de rodillas, la señal de la cruz, le echó la bendición y le dijo ciertas palabras, de las que alcanzó a oír: "Jesús y María". Y, en acabando de decirlas, se halló buena y sana y nunca más le ha vuelto aquel dolor.
Milagro del santo rostro Ocurrió el 15 de abril de 1617 a las siete de la noche, estando Rosa en casa del contador Gonzalo de la Maza, que tenía en su oratorio una imagen del Rostro de Cristo o Ecce homo, obra del pintor Angélico Medoro. En ese momento, estaba orando el matrimonio con sus dos hijas, Micaela y Andrea, y con Rosa. Rosa hablaba en voz alta con fervorosas oraciones. Salió el matrimonio y quedaron las dos niñas con Rosa. En un momento, se acercó Micaela, para despabilar las velas, y vio que el rostro, cabello y barba de la dicha santa imagen estaba mojado, como llovido de rocío. El rostro del Señor estaba sudando milagrosamente.
Después de la muerte.
El padre Francisco Nieto cuenta que un alférez tenía una pierna hinchada como una bota y, oyendo decir los milagros de la santa, se encomendó a ella y, tomando un poco de la tierra de su sepultura y refregándose la pierna con ella, milagrosa y repentinamente quedó sana; y esto fue público a todos fuera de que el dicho alférez, confesándose con este testigo, se lo dijo.
Fray Blas Martínez nos refiere: Un negro mayordomo de la cofradía de Nuestra Señora del Rosario…, al cual vio este testigo manco de la mano derecha desde muchos años, y la traía sin poderla menear; el día octavo del entierro de la dicha Rosa, metió el brazo en la tierra de su sepultura, invocando a la sierva de Dios. Y sucedió lo que era de esperar; a poder de ruegos, logró la gracia, pues salió sano de la manquera y le llevaron con "Te Deum laudamus" a la capilla de Nuestra Señora del Rosario; y después le conoció muchos años sano y bueno de la dicha manquía.
María de Oliva, la madre Rosa declara que un día vio, después de la muerte de la bendita Rosa, que habiendo venido el procurador general de santo Domingo con un fraile, llamado fray Juan García, le dijo que entrase a la celdita de la bendita Rosa y sacase la sillita que la bendita Rosa tenía; y el dicho padre entró y, en lugar de sacarla, empezó a cortar de la madera de ella y, por cortarla, se cortó la mano, una buena herida hacia la muñeca, que se cortó cuero y carne y le salió mucha sangre, que se le corría por la palma de la mano; lo cual vio esta testigo… Y el padre respondió: "Aquí tengo yo con qué curarme". Y sacó del seno, un pedacito de hábito de la santa Rosa y se lo puso en la herida y le parece que también se puso un poco de tierra de la celdita. Y de allí a poco, habiéndose entretenido hablando, que le parece a esta testigo que no había pasado una hora, miró la herida y la halló sana y lo mostró a todos; y esta testigo vio la llaga y herida después, antes que pasase una hora, y la vio sana
Stephen M. Hart, Santa Rosa de Lima, la evolución de una santa (Editorial Cátedra Vallejo, 2017) indica que los criterios para determinar la evidencia de un milagro se habían vuelto más estrictos luego del Concilio de Trento (1545-1563), sobre todo desde el edicto de Urbano VIII en 1634:
1) Todos eran ejemplos de curaciones profilácticas con precedentes bíblicos
2) La enfermedad del paciente había sido diagnosticada por un médico y el paciente había sido desahuciado por la ciencia médica
3) Después de la invocación de la ayuda a Rosa se hacía inmediata la curación y la salud era verificada por un médico
4) La curación se mantenía durante un periodo de tiempo
En el segundo proceso apostólico de Palermo de 1670" que nos explica cómo tratan de resolver los problemas aducidos por miembros del Tribunal como Petrus Franciscus de Rubeis, el Cardenal Azzolino y Joannes Migetius que básicamente tenían que ver con los testimonios científicamente válidos para la medicina del momento acerca de la condición del paciente antes y después de la curación, que había llevado a rechazar 91 de los 119 pretendidos milagros recogidos en el proceso de Lima.
Milagros peruanos
1) Una niña de 9 años, María Sánchez, que ya no podía caminar debido a una caída, fue curada milagrosamente como resultado de una novena realizada por sus padres ante la tumba de Santa Rosa.
2) Una mujer que estaba tullida de un brazo, llamada doña Isabel Durán, viuda de Jácome Carlos, aquella mañana que estaba el cuerpo de la bendita santa en la capilla mayor, teniendo el brazo tullido, se llegó a la santa con viva fe, se encomendó a ella pidiéndole que alcanzase de Nuestro Señor la sanación de aquel brazo tullido; tocó a la santa y quedó buena y sanó repentinamente. Un sacerdote fue testigo del hecho.
3) La curación del brazo derecho inválido de Mauro Diego de Ayala. Este recuperó plena salud tras encomendarse a Santa Rosa, ante su sepulcro en la Iglesia de Santo Domingo.
4) Magdalena Chamiso, mujer cacica, de "la nobleza india" del Perú, obtuvo la movilidad de sus piernas lisiadas cuando echó sobre estas tierra de la sepultura de Santa Rosa y algunas reliquias.
5) María de Vera, una mujer desahuciada por su médico, se curó de la fiebre que la quejaba luego de invocar a Rosa y sostener una estampa de esta. Se quedó dormida y al día siguiente estaba sanada.
Milagros italianos del Proceso de Palermo
6) Ioannis Zelilli, de Sessa, tenía fiebre y tosía sangre. Tres doctores lo declararon moribundo, pero imploró ayuda de Rosa y bebió agua mezclada con tierra de su tumba. De pronto recuperó la salud.
7) Cándida Roseta, de Sessa, tuvo un parto accidentado que la dejó al borde de la muerte. Padeció durante varios días y quedó totalmente curada cuando colocó una imagen de Rosa sobre su barriga.
8) Serafino Puglisi, en Palermo, cayó enfermo de fiebre en 1669 y perdió la vista y el oído. Se le declaró moribundo pero fue sanado al invocar a Rosa. En su testimonio, la santa se le apareció y le dijo que "lo refrescaría".
9 Angela Cibasa, en Palermo, se le diagnosticó un doble ataque de fiebre terciana, que sufrió por 26 días. Se le administró la extremaunción. Luego de encomendarse a Rosa experimentó un milagro y fue sanada.
Ojalá que el recuerdo de estos milagros nos ayude a conocer mejor a Rosa y sobre todo seguir sus huellas de amor a Cristo, la Iglesia y el Perú. Bendiciones