miércoles, 30 de noviembre de 2022

BEATO BERNARDO FRANCISCO DE HOYOS: LA HISTORIA DE UN JOVEN JESUITA EMPRENDEDOR. Javier Burrieza

Me complace compartir los interesantes artículos del gran historiador y amigo Dr. Javier Burrieza Sánchez.

BEATO BERNARDO FRANCISCO DE HOYOS: LA HISTORIA DE UN JOVEN JESUITA EMPRENDEDOR

FIESTA DEL 29 DE NOVIEMBRE

Una de las vistas de mayor belleza de la provincia de Valladolid es divisar Torrelobatón cuando se está a punto de pasar por la cercana localidad de San Pelayo, viniendo desde el monasterio de La Santa Espina. Como no podía ser de otra forma, la villa viene definida por la fuerte silueta de su castillo de raigambre comunera y por sus iglesias, la de San Pedro ya derrumbada, y la de Santa María, en pleno funcionamiento pastoral como parroquia. La fábrica y ruinas de la primera impresionan desde el camino de entrada y según he podido conocer, su primer derrumbe ocurrió en medio de una tormenta de una tarde del verano de 1933, cuando "un rayo acabó con aquella espadaña asomada a la arboleda del Hornija". En la segunda, la mencionada de Santa María, recibió las aguas bautismales, un 5 de septiembre de 1711, tras haber nacido el 21 de agosto , un niño que era hijo del secretario del Ayuntamiento y que desde ese momento fue llamado Bernardo Francisco, Bernardo Francisco de Hoyos. Quizás este personaje del siglo XVIII, que vivió tan sólo veinticuatro años y que murió tras haber puesto en marcha toda una campaña de expansión de una nueva devoción en España, la del Sagrado Corazón de Jesús, se ha convertido en uno de los aspectos más importantes de la historia de la localidad, por encima de los comuneros —que tienen en su castillo un Centro de Interpretación— o de la propaganda, ya mítica, que a esta villa y su fortaleza proporcionó la película que el estadounidense Anthony Mann dirigió sobre "El Cid" y que protagonizaron Charlton Heston y Sofía Loren. En aquel "film" llegaron a intervenir como extras trescientos cincuenta vecinos de Torrelobatón. Cuando el coche en el que viajamos entra en la localidad, pasando la ermita del Cristo de las Angustias, entonces podemos leer que aquella es la villa del "beato padre Hoyos", título con el que este jesuita fue inscrito en una ceremonia solemne ocurrida en Valladolid, un 18 de abril de 2010. Unos meses antes, los vecinos de Torrelobatón y su Corporación municipal le habían reconocido como "hijo predilecto", en el salón de plenos de su Ayuntamiento y delante de la casa que le vio nacer hace tres siglos. Tras haberse restaurado y ya abierto esta casa natal, y esperando que un nuevo signo permite alcanzar la decisión de la canonización de este jesuita,  tenemos los esfuerzos permanentes de su vicepostulador, el padre Ernesto Postigo, y de la Asociación de Amigos Padre Hoyos.

 

Los autores clásicos que contaban la vida de alguien ilustre, especialmente distinguido por sus virtudes, ponían énfasis en resaltar sus orígenes familiares. En la de Bernardo Francisco de Hoyos de Torrelobatón no había nobles. A su padre hoy le denominaríamos con la consideración de "funcionario", por ser secretario del Ayuntamiento. Su madre, Francisca de Seña, era definida por su "genio varonil", lo que equivalía a decir que contaba con las virtudes atribuidas a los hombres. Eso, en el siglo XVIII —todavía no paritario aunque con avances en la percepción y la educación de la mujer— se consideraba un beneficio. Con todo, en el día de la muerte de su padre, el Ayuntamiento de Torrelobatón alabó la gestión e integridad de don Manuel de Hoyos. El escritor José Cassani, un jesuita "ilustrado" que se encuentra entre los primeros académicos de la Lengua, criticaba estos "realces inútiles" de los antecedentes nobiliarios de las familias: "los santos sólo conocen por Padre a Dios, y no aprecian ni buscan más patria que la del Cielo". La patria, aunque fuese local, tampoco era inútil —como ocurre actualmente—, aunque algunos la presentasen como un mérito más, no solamente para el santo sino también para aquellos que compartían el paisanaje.

Los hagiógrafos resaltaban el embarazo —casi siempre providencial— y el parto, la infancia y sus juegos, pues todo conducía a una futura vida ejemplar. Narraban que permaneciendo todavía en Torrelobatón, en un popular baile familiar, el niño Bernardo entró en la sala llevando un libro en sus manos. Se subió a un taburete e imitando a los misioneros populares, que eran auténticos personajes reconocidos en aquella sociedad del siglo XVIII, comenzó a leer en un tono solemne, dentro del mencionado libro, un pasaje que había encontrado contra los bailes. Y es que eran éstas una de las costumbres que más combatían los misioneros populares en sus trabajos. Una vez que aquel niño terminó su proclama, el baile cesó. Eran los juegos que enseñaban a hacer un santo tal y como se concebía en aquel siglo. Bernardo tenía que estudiar más allá de las primeras letras y eso no lo podía hacer en Torrelobatón, a lo que se unieron las dificultades familiares para darle licencia de ingreso en la Compañía de Jesús tras la muerte de su padre e incluso un viaje inesperado que hizo a la Corte madrileña. Desde 1726, las localidades jesuíticas de Villagarcía, Medina del Campo y Valladolid serían los escenarios de su corta e inquieta existencia consiguiendo ser sacerdote de la Compañía de Jesús meses antes de su muerte. Torrelobatón, quizás, no se volvió a divisar en su horizonte vital, aunque seguramente siempre recordó la silueta legendaria de su castillo, propia de los juegos y la imaginación de cualquier niño, aunque éste fuese santo. Hoy le recordamos en su fiesta, 29 de noviembre, pues en este día de 1735 murió en el Colegio de San Ignacio de Valladolid, hoy Real Iglesia Parroquial de San Miguel y San Julián. La búsqueda de sus restos permite ilustrar episodios un tanto misteriosos y aventureros. Pero eso lo dejamos para otro día... los más interesante es encontrar en este joven jesuita a un emprendedor, fiado y empeñado en las cosas de Dios, sin límites, siempre sin límites, como sucede con el amor, el amor del Corazón de Jesús.

https://dbe.rah.es/biografias/12106/beato-bernardo-francisco-de-hoyos

Hoyos, Bernardo Francisco de. Torrelobatón (Valladolid), 21.VIII.1711 – Valladolid, 29.XI.1735. Jesuita (SI), propagador de la devoción del Sagrado Corazón de Jesús y beato.

Su casa natal no se encontraba a muchos kilómetros del noviciado, tan prestigioso, de la Compañía de Jesús en Villagarcía de Campos. Durante su infancia su salud ya no era buena. Las primeras enseñanzas las recibió en su pequeña villa natal, aunque no tardó demasiado en estudiar Gramática Latina en el colegio de Medina del Campo (entre 1721 y 1722), residiendo en casa de su tía; y después en el de Villagarcía (entre 1722 y 1726). Todavía no había entrado en la Compañía de Jesús, pues esta decisión la tomó el 11 de julio de ese último año. Desde el principio, sus devociones se unieron a la fama de importantes experiencias místicas, algunas de ellas comunicadas a su director espiritual, el padre Juan de Loyola. La filosofía la estudió en la casa de Medina del Campo (entre octubre de 1728 y septiembre de 1730), mientras que los años de Teología transcurrieron en el de San Ambrosio de Valladolid. Fue allí, en abril de 1733, donde recibió una carta del también jesuita, el entonces hermano Agustín de Cardaveraz. Necesitaba este último que Hoyos le tradujese, para un sermón que tenía que predicar, las páginas que había escrito el también jesuita Joseph Galliffet sobre la institución de la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, incluido dentro de la obra De cultu Sacrosanti Cordes Dei ac Domini Nostri Christi. Aquel encargo condujo al hermano Hoyos a conocer esta obra, creyendo que él debería contribuir todo lo que pudiese a la difusión de la devoción del Sagrado Corazón de Jesús en España.

El punto de partida se había encontrado en las apariciones que la monja de la Visitación, Margarita María Alacoque, dijo haber tenido entre los años 1673 y 1675. Esta religiosa salesa se confesaba con el rector del colegio de la Compañía de Paray-le-Monial, el jesuita Claudio de La Colombière. Sin embargo, las primeras raíces de esta espiritualidad pueden ser ubicadas en los Ejercicios Espirituales. El padre La Colombière intentó la mayor expansión de esta devoción no solamente a través de su correspondencia y la dirección espiritual, sino también gracias a los sermones. Sus discípulos Jean Galliffet y Jean Croisset continuaron esta labor, teniendo en cuenta que a Alacoque se le había revelado que era a los jesuitas a los que les correspondía llevar a efecto el conocimiento de la misma, prometiendo una serie de bendiciones para aquellos religiosos de esta orden que practicasen la devoción. Ya fueron algunos obispos franceses los que aprobaron la celebración de la festividad del Corazón de Jesús el viernes posterior a la octava del Corpus. A pesar de los esfuerzos, entre ellos los del citado padre Galliffet, la Sagrada Congregación de Ritos no aprobó la existencia de esta fiesta propia.

Fue el día 4 del mes de mayo de 1733 —festividad de la Ascensión— cuando Hoyos diría haber recibido la aparición de Cristo, confirmándole éste que le había escogido para que se empeñara en la difusión de la devoción del Sagrado Corazón de Jesús en España, sucediéndose en los días posteriores otras apariciones. Sin embargo, poco podía hacer un estudiante de Teología en el campo de la predicación, por lo que se sirvió, en aquellos momentos, de dos importantes misioneros populares, el citado Agustín de Cardaveraz y el prestigioso Pedro de Calatayud. Para contar con una obra teórica desde cuyas páginas se pudiese fundamentar la propagación de esta devoción, recurrió a su director espiritual, el mencionado Juan de Loyola, el cual plasmó, además de su contenido, la historia de la misma en las páginas que llevaron como título Tesoro escondido en el Sacratísimo Corazón de Jesús. En las misiones populares se empezaron a fundar las Congregaciones del Sagrado Corazón de Jesús, presentes en las parroquias. La Monarquía de los Borbones tampoco había que descuidarla, máxime cuando la devoción del Corazón de Jesús se había desarrollado en la Francia de Luis XIV, el abuelo de Felipe V de España, siendo además éste hijo espiritual de los jesuitas que le confesaban.

Cuando en 1734 se publicó la citada obra de Juan de Loyola, financiada por el arzobispo de Burgos, Manuel de Samaniego, se decidió enviar algunos ejemplares al Monarca y a su familia. A través del citado prelado burgalés, se pretendía llegar a los obispos de las diócesis españolas. Con este fin, los distintos prelados se podrían dirigir al Papa, solicitándole la fiesta para España del Sagrado Corazón, a celebrar al terminar la Pascua de Pentecostés, después de la dominica de la Santísima Trinidad y del Jueves del Corpus Christi. En cierta forma se convertía en la culminación de un tiempo litúrgico fuerte, tras la Cuaresma y la Pascua. Dentro de esta estudiada campaña de propaganda de una devoción, se encontraba el envío del Tesoro Escondido a los principales centros religiosos de las ciudades más importantes de España y a los muchos conventos. Además, era necesario escribir una novena para los devotos, desde la cual se preparasen para la celebración de la fiesta principal. En esta tarea se encontraba Bernardo de Hoyos junto con Juan de Loyola, celebrándose aquella primera novena en 1735, en la capilla de la Congregación del colegio de San Ambrosio.

En este proceso también deberemos incluir la imagen, la propagación de una iconografía, que partía desde las estampas del Sagrado Corazón de Jesús. Hoyos se estaba valiendo de los medios modernos para la difusión. Hizo traer de Italia, por ejemplo, las matrices de estas estampas, consiguiendo que después se labrasen en España. Tras la muerte de Hoyos, se continuó la publicística a través de importantes obras, como las escritas por Juan de Loyola, Pedro de Calatayud o Melchor de Peñalosa. A ello contribuirá la existencia de imprentas propias de la Compañía, como la de la Congregación de la Buena Muerte de Valladolid, que pondrán en la calle obras como las Meditaciones del Sagrado Corazón.

Bernardo Francisco de Hoyos, que murió al año siguiente, en 1735, no conoció la culminación de un proceso que se hizo muy largo, entre otras cosas porque se mezcló con la oposición política que se desarrolló contra la Compañía de Jesús y que culminó en España, como en tantos otros lugares, con la expulsión, y en la Iglesia con la extinción efectuada por el papa Clemente XIV. La devoción del Sagrado Corazón de Jesús se convirtió, también, en un elemento de oposición y de ataque a los jesuitas. La espiritualidad ilustrada no podía comprender este entusiasmo, aunque se atacó al proceso, quizás más por el mensajero que por el mensaje.

La vida del que fue considerado "apóstol del Sagrado Corazón de Jesús", de aquel que había recibido la "Gran Promesa", es decir: "Reinaré en España con mayor veneración que en otras partes", fue una existencia breve. Había recibido las distintas órdenes que le convertían en sacerdote el 2 de enero de 1735, en la capilla del palacio episcopal de manos del obispo de Valladolid, Julián Domínguez de Toledo. Cantó misa el día de los Reyes Magos, en la festividad de la Epifanía. Concluidos los estudios de Teología, Bernardo de Hoyos fue enviado al colegio de San Ignacio de Valladolid (antigua Casa Profesa), donde iba a realizar la tercera probación.

Había concluido su mes de Ejercicios Espirituales cuando comenzó a sufrir una grave enfermedad, con altísima temperatura, temiéndose que se tratase de las difundidas fiebres tifoideas. El jesuita, ya sacerdote, murió a los veinticuatro años, en pleno olor de santidad, como se percibía en aquel barroco católico ligeramente ilustrado, siendo enterrado en la iglesia del citado colegio de San Ignacio. Sin duda, el reconocimiento oficial de su santidad en Roma también se vio afectado por la expulsión y extinción de los jesuitas, aunque en 1815 fue cuando Roma concedió la fiesta propia del Corazón de Jesús para España. Antes, en febrero de 1765, Clemente XIII aprobaba la Misa y Oficios propios del Corazón de Jesús, limitada para el reino de Polonia y para la archicofradía de Roma. Tras la concesión a toda España, el 23 de agosto de 1856, el papa Pío IX extendía esta fiesta a la Iglesia universal. En febrero de 1914 se introducía formalmente la causa de beatificación del padre Hoyos en la congregación romana correspondiente y, finalmente, fue beatificado en Valladolid el 18 de abril de 2010.

 

Obras de ~: Cartas y escritos, en J. de Loyola, Tesoro escondido en el Sacratísimo Corazón de Jesús, Barcelona, 1735; "Instrucción espiritual para el H. Ignacio Osorio", en E. Rey, Un extenso autógrafo del V. P. Bernardo F. de Hoyos, S. I., Comillas, 1948.

Bibl.: P. de Calatayud, Incendios de amor sagrado y respiración amorosa de las almas devotas con el Corazón de Jesús su enamorado, Murcia, 1734; J. Loyola, Tesoro escondido en el Sacratísimo Corazón de Jesús, Valladolid, 1734; El Corazón de Jesús descubierto a nuestra España, Valladolid, Alonso del Riego, 1737; Meditaciones del Sagrado Corazón de Jesús para el uso de sus Congregantes y devotos, Valladolid, Imprenta Congregación Buena Muerte, 1739; M. Peñalosa, La devoción al Sagrado Corazón de Jesús, Salamanca, Antonio Villargordo, 1744 (6.ª ed.); J. E. Uriarte, Principios del Reinado del Corazón de Jesús en España, Madrid, Blas María Araque, 1880; J. de Loyola y J. E. Uriarte, Vida del Padre Bernardo de Hoyos, Bilbao, Imprenta del Corazón de Jesús, 1888; G. Ubillos, Vida del Padre Bernardo de Hoyos, Madrid, 1935; "El Padre Bernardo de Hoyos en Villagarcía (1722-1728)", en Villagarcía de Campos. Evocación histórica de un pasado glorioso, Bilbao, El mensajero del Corazón de Jesús, 1952, págs. 93-198; H. Bechard, The Visions of Bernard Francis de Hoyos S. J.: Apostle of the Sacred Heart in Spain, New York, Vantage Press, 1959; Beatif. Et Canon Servi Dei Bernardo Francisco de Hoyos, Positio super virtutibus ex officio critice disposita, Ciudad del Vaticano, 1961; M. Pérez, El poder de los débiles, Bernardo Francisco de Hoyos, Madrid, Editorial del Apostolado de la Oración, 1991; J. N. Tylenda, "Hoyos, Bernardo Francisco de", en Ch. E. O'Neill y J. M.ª Domínguez (dirs.), Diccionario Histórico de la Compañía de Jesús, vol. II, Roma-Madrid, Institutum Historicum Societatis Iesu-Universidad Pontificia Comillas, 2001, págs. 1959-1960; F. Cerro Chaves, Venerable Francisco Bernardo de Hoyos. Primer Apóstol del Corazón de Jesús, Burgos, Monte Carmelo, 2002;

J. Burrieza

 

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sábado, 26 de noviembre de 2022

Mayté Maldonado «Apocalipsis 2021» (Ediciones Punto Rojo, 2021, 210 pp)

Mayté Maldonado  «Apocalipsis 2021» (Ediciones Punto Rojo, 2021, 210 pp)

Cristo divide la historia de la humanidad en un antes y un después. De hecho, cuando decimos que estamos en el 2022 nos referimos al después. De igual manera las personas podían hacer girar la trayectoria de sus vidas en relación con el que es el Señor del Cosmos y de la Historia, antes de Cristo o después de Cristo; lamentablemente todavía dos tercios de la humanidad están en el antes de pues no lo conocen. El presente libro es el testimonio luminoso, fresco, apasionado, libre, comprometido de su autora Mayté Maldonado, quien ya nos reveló su vida antes de Cristo, antes de 1991, en "La condesa se confiesa" (Punto Rojo, 2015), https://jabenito.blogspot.com/2022/11/la-condesa-se-confiesa-las-memorias-de.html.

Nacida hacia 1944 como María Teresa Hernández Ballesteros en mi pueblo, la villa de Rollán (Salamanca, España), sin conocer nunca a su padre y padeciendo una vida de miseria, presa del bulling (la llamaban "la bastarda"), medio escondida,  entre Rollán y Vega de Tirados, y creció ayudando a su madre a dar a luz y a criar a sus nueve hermanastros que tuvo con Luis, un albañil medio borrachín, quien la ignoró por completo.  Pero como en los cuentos de hadas, de Patita fea o Cenicienta, en la adolescencia verá con sorpresa cómo los varones quedan fascinados por su encanto físico y talento para los negocios. Mari Tere se transformó en Mayté al triunfar en el mundo del espectáculo, primero en Madrid y después por toda América, acumulando una importantísima fortuna. Casada en seis ocasiones, contó gran parte de su fabulosa vida incluido el trascendental episodio acaecido en 1991, cuando se enfrentó a la muerte a causa de un cáncer de mama, superado gracias a su encuentro con Nuestro Señor Jesucristo. Desde aquel instante, su vida cambió y se centró en transmitir el mensaje de Jesús, convirtiéndose en una de las mayores recaudadoras de fondos para la Iglesia de todo el mundo. Aquí viene "el después" con Cristo, fruto de una vida enamorada del Señor, Dios y Hombre verdadero, camino, verdad y Vida de su vida. La obra entrelaza su vida de oración, sus sueños y sus realidades, pues desde aquel momento viene dedicando sus talentos para el bien de la Iglesia y de la humanidad.

El libro arranca constatando la terrible realidad del coronavirus y cómo no podemos quedar con las manos vacías (p.11). Desde "España, confundida ante su Torre de Babel" (p.25), "la caída del imperio norteamericano" (p.42) y el "colapso del Gobierno de Puerto Rico" (p.60), su patria de nacimiento, de ciudadanía y de su morada actual, le sirven a Mayté como a san Juan en el "apocalipsis" con las siete iglesias para interpelar a estas tres naciones a que reaccionen y queden sepultados en cenizas apocalípticas.

Con fuerza denuncia el crimen ecológico "estamos matando al Planeta, que es nuestro hogar" (p.89), la "emigración, ya no hay lugar seguro en esta Tierra" (p.104), la injusta pobreza que padecen tantos millones de seres humanos, evidenciada en la terrible hambruna. Son los terribles jinetes de la apocalipsis del 2021 que galopan produciendo destrucción y muerte.

Sin embargo, aún hay una opción para salvar el mundo. Es la que vivó en 1991 (p.120), cuando a punto de morir por un terrible cáncer de mama, salió con vida de la operación y con una experiencia a lo san Pablo en Damasco o Ignacio de Loyola en Manresa, como de unos Ejercicios Espirituales o renovador retiro. Ella se siente como la Magdalena arrepentida del Evangelio, la Teresa de Jesús convertida y desde entonces pone sus ojos en la Belleza del Amor que nunca le fallará, hasta llegó a pensar en ingresar en un monasterio. Sin embargo, en un proceso de discernimiento, bien aconsejada por sacerdotes, mantiene su dedicación al hijo de sus amores, sus nietos, y ya en Puerto Rico, con su fundación "Jesús de Nazaret" (p.139), ya en La Vega de Tirados (Salamanca) con temporadas de retiro, a orquestar todo un plan global, planetario para la mejora del mundo, con Nuestro Señor Jesucristo como motor y el Papa Francisco en el centro como líder.

De este modo, para luchar contra estos males, y contra todas las epidemias que están por venir, Maldonado aboga por la necesidad universal de pedir perdón, empezando por los políticos que creen dominar el mundo, y acabando por todas las personas que, durante las últimas décadas, han dado la espalda a Dios provocando así el actual triunfo de la oscuridad sobre la luz. Nuestra visionaria autora es consciente de que las personas más ricas del planeta ya son las principales donantes en el mundo actual, así lo manifiesta en sus cartas interpelantes dirigidas a Jeff Bezos como 177 billones de dólares, seguido de Elon Musk, Bernard Arnault, Bill Gates, Mark Zuckerberg, Warren Buffet, , Larry Ellison, Larry Page, Sergy Brin, Mukesh Ambani, Amancio Ortega y otros doce más (pp.153-188).

En realidad, todo este programa no tiene nada de improvisación, pues desde el 1991, hace 30 años, lo lleva gestando, justo desde aquel momento en el que su exitosa vida personal y profesional se detuvo en seco para dar paso a una existencia espiritual plena, centrada en la extensión del mensaje de Jesús de Nazaret.

El ascenso del Papa Francisco al liderazgo de la Iglesia católica en 2013 fue el espaldarazo definitivo que necesitaba para poner, negro sobre blanco, todo aquello en lo que pensaba y le trasmitía Nuestro Señor Jesucristo y que coincidía, punto por punto, con las proféticas primeras y, en aquel momento, rompedoras y desafiantes mensajes del Santo Padre. Con la pastoral guía del cardenal arzobispo de Puerto Rico, Luis Aponte Martínez, llegó a contactar en su momento con san Juan Pablo II y ahora transmitir al Papa Francisco su propuesta. Mayté no oculta su gran afecto por el actual Santo Padre "este argentino de grandísimo corazón" con quien se siente "tan increíblemente identificada" y a quien considera "hombre de sabiduría inmensa y de humildad a prueba de cargos, pero al mismo tiempo, persona con una extraordinaria fortaleza para seguir las enseñanzas de Jesús…amigo de los pobres,…único líder mundial sin tacha" para liderar su magno programa que pasaría como el conductor del "fondo económico global que salvará al mundo de sus más grandes plagas" (p.205).

Y para que no quede en letra muerta sino viva y activa, culmina la obra con estas bellas y comprometidas palabras: "Quiero ser la primera en felicitar al Santo Padre por haber sido elegido por Nuestro Señor Jesucristo, el amor de mi alma, el rey del universo, para liderar el fondo global. Me pongo a sus pies, le doy las gracias más sinceras y, con toda modestia, le paso la batuta para que sea usted, Su Santidad, quien dirija al mundo hacia el final de las tinieblas" (p.209).

Dios quiera, mi querida paisana Mayté, que el sueño se haga realidad y que Francisco, nuestro Pedro de hoy, el "dulce Cristo en la Tierra", ate y desate en el suelo lo que el Señor sueña en el Cielo.

Gracias por texto tan cordial, bajo la batuta de Pablo Romero, pero con el inconfundible estilo de tu desmedido servicio.

Siento que tu medida es amar sin medida y que parece que nunca terminas en agradecer al Amor de tu alma por lo que te ha dado y te sigue dando. Culmino con unos versos del gran Lope de Vega y que me acaba de recitar un gran paisano nuestro, misionero salmantino, sacerdote camilo, P. Mateo Bautista:

Lo que gasto para Dios

nunca en los libros lo asiento

que para lo que Él nos ha dado

es poco lo que le vuelvo

porque, por más que le pago,

siempre le quedo debiendo.

 

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viernes, 25 de noviembre de 2022

Nuestra Historia: Orígenes de la Renovación Carismática Católica en el Perú (1970-1985). Pedro López Castillo

En el marco de las celebraciones por los 50 años de la Renovación Carismática Católica (RCC) en el Perú, el autor Pedro López Castillo, publicó el libro: «Nuestra Historia: Orígenes de la Renovación Carismática Católica en el Perú (1970-1985)». La publicación muestra cómo surgió el movimiento, quienes fueron sus primeros líderes y cómo se extendió al interior del Perú, con la finalidad de acercar a los miles de carismáticos de este tiempo a su historia y a sus orígenes, no solo por la importancia de su pasado, sino también para comprender su relación con el presente y el futuro, además de adquirir conciencia de lo que son, de lo que tienen o necesitan y seguir construyendo a partir de ello.

En este contexto, Mons. Javier Del Río Alba, Arzobispo de Arequipa, fue invitado por el autor a escribir la presentación de esta publicación. En ella, el Prelado agradece al autor por el trabajo realizado, el cual pone de manifiesto su amor a la Iglesia Católica, anima a todos a leer este libro y alienta a otros estudiosos a aprovechar la veta que el autor ha abierto y a que profundicen en la cincuentenaria historia de la RCC en Perú. Además, el Arzobispo también comparte su experiencia de cómo conoció esta corriente de gracia y los frutos que el Espíritu Santo suscita a través de ella.

La publicación se divide en 18 capítulos, comenzando por caracterizar a la RCC, la presencia del pastor Hobart Vann en el Perú, seguido de Francisc MacNutt; testimonios, anécdotas y algunos documentos, en los que encontrarán todo sobre quienes fueron los sacerdotes y pastores que planificaron el primer retiro carismático en el Perú; detalles del primer retiro carismático, así como las experiencias de sus participantes; la fundación de los primeros grupos de oración carismáticos en Lima y la llegada del movimiento a otras ciudades del Perú; el avivamiento de Espíritu entre los jóvenes, los empresarios (AIHNEC), los militares y los matrimonio; el compañerismos ecuménico vivido en los primeros quince años; la fundación de la primera Escuela de Servidores y la dolorosa división producida en el movimiento. Se da cuenta de personas emblemáticas como Rómulo Falcón, José Belaunde y hasta el Padre Roberto Padrós, fundador de PAX TV… La obra se enriquece con una galería fotográfica,

Para adquirir el libro pueden acercarse a la Librería Bazar ACAIA, ubicada en la Calle San Francisco 123 en el Cercado, es de lunes a viernes 9 a.m. a 6 p.m. y los sábados de 9 a.m. a 12 m., o comunicarse al (054) 206437.

PEDRO LÓPEZ CASTILLO
Nació el 29 de enero de 1985, en Valencia, estado Carabobo-Venezuela. Es Licenciado en Teología, ha servido como referente para el Perú del Foro Pentecostal latinoamericano y caribeño, un espacio de acercamiento y diálogo para el movimiento pentecostal de la Región. Actualmente dirige la Red Peruana de Investigación Carismática-Pentecostal, a través de la cual se dedica a la investigación de los aspectos históricos y ecuménicos de los movimientos del Espíritu surgidos en el siglo veinte. Es autor de tres libros, ha escrito diversos artículos y es invitado a representar el pentecostalismo en diversas instancias eclesiales dentro y fuera de país.

 

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sábado, 19 de noviembre de 2022

Ella Dunbar Temple. In Memoriam. Por Rafael Jaeger Requejo


In Memoriam a Ella Dunbar Temple

 

Rafael Jaeger Requejo

Profesor de Historia del Derecho de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, discípulo y amigo de la Dra. Ella Dunbar Temple

El imperativo del deber me lleva a presentar estas deshilvanadas líneas con las que no trato sino de esbozar muy a grandes rasgos el periplo vital de una MUJER PERUANA que mediante su denodado esfuerzo ocupa un sitial de honor en la intelectualidad peruana y es un ejemplo de la peruana gente.

Nació la Dra. Ella Dunbar Temple un 10 de junio de comienzos de la segunda década de la centuria que expira, según unos en sus lares paternos piuranos, otros advertirán que vino al mundo en el vapor que había salido de esa ciudad norteña con destino a Lima y finalmente ella aseguraba haber nacido en el bajopontino barrio del Rímac. Fueron sus padres, Don Roberto Temple Seminario y doña Herlinda Aguilar Dávila de Temple. Sus estudios escolares los culminó en Barranco y ya para entonces obtuvo un premio. Estando clausurada la Universidad Mayor de San Marcos entró a la Universidad Católica de donde salió con los bachilleratos en Letras y Derecho, así como con una distinción especial por haber sido alumna sobresaliente en todos los años de estudios. Con posterioridad se trasladó a la Universidad Decana de América y en ella obtuvo el título de abogado y el doctorado en Historia y Literatura con su tesis sobre la descendencia de Huayna Cápac, la misma que fue galardonada con el Segundo Premio Nacional de Historia "Inca Garcilazo de la Vega" en 1946. Ese mismo año se convirtió en Catedrática de la Facultad de Letras de nuestra Alma Mater y allí creó las cátedras de Instituciones e Historia de la Geografía, desempeñando, a su vez, una serie de cargos y funciones académicas ya sea como Directora del Instituto de Geografía durante veinte años (editó dos números de la prestigiosa revista de ese Instituto e inauguró la Sala de Cartografía), Miembro de la Comisión por la Facultad de Letras de elaborar el proyecto de la Escuela de Archiveros y Bibliotecarios, Presidenta de la Comisión encargada de redactar el plan del geógrafo profesional, Jefe del Departamento de Ciencias Histórico-Sociales y Miembro de la Asamblea Universitaria en representación de los profesores principales (1977).

Pero la labor intelectual de la Dra. Temple se había iniciado anteriormente en la Historia de la Literatura y de ello son prueba trabajos como "Los Valores Lope y Calderón", "Escrituras Iluminadas del Perú Colonial" (en base a un manuscrito, después perdido en el incendio de la Biblioteca Nacional) "Clasicismo, Goticismo, Romanticismo" y un "Curso de la Literatura Colonial Femenina en el Perú" que elogiara Martín Adán. Existe asimismo otro sector que transitó nuestra maestra y fue el de la Historia del Periodismo con aportes como «El Investigador», Periódico de 1813-1814 y "Periodismo Peruano Virreynal: El Seminario Crítico de 1791", "La Gaceta de Lima del siglo XVIII" y "Seis ejemplares Raros de la Gaceta Virreynal", este último constituye un meritísimo examen histórico crítico de ese órgano periodístico del Perú dieciochesco.

Parte poco conocida del acaecer vital de nuestra maestra sanmarquina es la de su labor como jefe de catalogación de la Sección "Papeles Varios" de la antigua Biblioteca Nacional de Lima allá por los años iniciales del cuarenta, donde conjuntamente con los doctores Carlos Radicati y Guillermo Lohmann, y teniendo a la cabeza de todos ellos al desaparecido Dr. Alberto Tauro del Pino, después del incendio de nuestro primer repositorio, la Dra. Temple fue Jefe del Departamento de Consultas y aun sacó a luz un inventario de libros y manuscritos rescatados después del referido siniestro.

Por lo que toca a la abogacía Ella Dunbar Temple ingresó al estudio del Dr. Rafael Loredo Mendivil (historiador especialista en temas como el de Gonzalo Pizarro y las Guerras Civiles de los conquistadores) y ahincó su actividad forense en ramas como las del Derecho Minero y Derecho Tributario alcanzando notable éxito en el ejercicio profesional lo que la llevó a integrar la Junta Directiva del Colegio de Abogados que presidiera el ilustre jurista José León Barandiarán; paralelamente se desempeñaba como Defensor de oficio, Agente Fiscal Suplente, Fiscal Superior Suplente y Vocal Superior Suplente en la Corte Superior de Lima. En razón de lo expuesto y del dictado del curso de Instituciones Jurídicas aflora otro rubro de su producción: el histórico-jurídico, donde encontramos su tesis de bachiller aún inédita sobre "El Tribunal de Jurado" de la que Jorge Basadre opinó debía publicarse, a la que deben

sumarse "El Virrey Toledo y los Incas de Vilcabamba", "El jurista indiano Don Gaspar de Escalona y Agüero, graduado en la Universidad de San Marcos", "Introducción a la bibliografía jurídica de la Historia del Derecho y de las Instituciones" (que editara la Universidad Libre de Bruselas) y los prólogos a sus compilaciones documentales como el de "La Universidad Mayor de San Marcos en el Proceso de la Emancipación Peruana" y el de "La revolución de Huánuco, Panatahuas y Huamalíes", donde con gran dominio del idioma y en cabal estilo forense revive por medio de argumentos de la defensa y formulismos curialescos la participación de un conjunto no despreciable de segundas figuras de la emancipación peruana, los que aunaron a su formación jurídica un decidido patriotismo.

Sería muy largo tener que referirme a muchos otros de sus estudios en el área biográfica como "los Apolaya", "los Sahuaraura", "Don Carlos Inca", "Los Bustamante Carlos Inca", "La azarosa existencia de un mestizo de sangre imperial incaica", entre otros muchos, pero el espacio concedido a esta nota no lo hace factible por lo que debo sólo mencionar su labor proficua en el ámbito de la historia de la Geografía como "La cartografía peruana actual…", la "Visión Geográfica Histórica del Perú hacia 1839", su curso de "Historia de la Geografía" y el prólogo a su corpus documental de "La acción patriótica del pueblo en la Independencia del Perú, Guerrillas y Montoneras".

No sería justo dejar de mencionar aquí uno de sus mejores logros como fue el de la fundación de la Sociedad Peruana de Historia, corporación privada que su fundadora presidiera en varias oportunidades y que logró editar 4 volúmenes de su órgano oficial: la revista "Documenta", verdadero modelo de publicación entre las de su género.

No debemos, pues, olvidar que Ella Dunbar Temple es la primera mujer peruana: Académica en Perú y fuera, la primera Catedrática universitaria, la primera en una Junta Directiva del Colegio de Abogados de Lima, y la primera como Vocal Superior Suplente, cuando aún la mujer no era ciudadana en ejercicio; por todo ello es, sin lugar a dudas, UNA PRECURSORA.

Cómo no evocar ahora las clases del verano de 1976 cuando conocimos a la Dra. Temple, dedicada en forma exclusiva a la docencia universitaria en San Marcos, preocupada tanto del puntual esmero del dictado, como de fomentar la investigación entre el alumnado y ubicando al estudiante, estimularlo y preocuparse por apoyarlo en todo lo que estuviera a su alcance. Si bien es cierto que Ella Dunbar Temple fue muy exigente en cuanto a investigación histórica se refiere, también es cierto que estuvo al tanto de los problemas e inquietudes de muchos de sus alumnos, la probanza más palpable es que encontramos a sus ex-alumnos en diversos campos: diplomacia, abogacía, magistratura, archivística, bibliotecología y profesorado en general; y todos ellos guardan para con su antigua maestra palabras de gratitud. Si a ello se suma el que aun después de concluir su jornada humana Ella Dunbar Temple y Carlos Radicati Conde di Primeglio siguen ayudando a la comunidad estudiosa por medio de su Fundación que no es sino el esfuerzo y el trabajo de su vida toda… ¿Puede haber mayor generosidad?

https://sisbib.unmsm.edu.pe/bibvirtual/publicaciones/cathedra/1998_n3/In_Mem.htm

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¡ADIÓS DON DANIEL, MAESTRO Y AMIGO!

¡ADIÓS DON DANIEL, MAESTRO Y AMIGO!
Siempre que volvía a mi querida Salamanca procuraba visitarlo y él me invitaba a comer para poder conversar tranquilamente. Mil gracias. Fue mi profesor de Didáctica en la Escuela Universitaria de Formación del Profesorado "Gabriel y Galán" en los convulsos años de la década de los 80, con huelgas y movilizaciones estudiantiles, convirtiéndose en un referente de ciencia, pedagogía renovada, amistad. Como historiador de la educación nos hablaba de cómo ya Felipe II había prohibido los apuntes en la Universidad de Salamanca y que las clases no eran para "dictar y copiar" sino para dialogar, pensar, proyectar...Con él vimos publicados en libros nuestros propios trabajos, con él fuimos a su bella Herguijuela de la Sierra y aprendimos el aprender en familia, en contacto con la vida, con misa mesa y sobremesa. Él me regaló la mejor biografía sobre Unamuno y su antología teresiana, nos enamoró de la Salamanca eterna, de la pasión por educar, del gozo de la liturgia y del compromiso solidario con la humanidad.
Querido don Daniel, mi gratitud, mi oración, descanse en paz

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viernes, 18 de noviembre de 2022

La condesa se confiesa (Las memorias de Mayte Maldonado) según se las contó a Luis R. González Argüeso

La condesa se confiesa (Las memorias de Mayte Maldonado) según se las contó a Luis R. González Argüeso, Editores Argüeso y Garzón, 2015, 317 pp.

¡Lo mejor está por venir! Nunca imaginé que mi pueblo -la villa de Rollán (Salamanca)- diese para tanto. Comienzo por los curas; uno revolucionario y yeyé -Arturín- párroco en Doñinos, que en sus años de estudiante tuvo en jaque a la policía y a las autoridades de la Ponti; el mártir, Pepito, José Luis García Cuadrado, asesinado en Campanario a los 28 años por no renunciar a su fe; Juan Sahagún Lucas, catedrático de teología en la Facultad de Burgos; Amado Mateos, ejemplar párroco de Las Veguillas y capellán del Cristo de Cabrera…Pongo puntos suspensivos para otra ocasión y comenzar de una vez con lo que acabo de conocer ¡y de primera mano! pues he tenido la gracia de su llamada telefónica desde Puerto Rico y generosamente he recibido sus dos libros. Sí, Mayte Maldonado (María Teresa Hernández Ballesteros), autora de "Apocalipsis 2021" y "La condesa se confiesa"; del último, les comparto un comentario .

Debo confesar, pues de confesiones habla el libro, que me lo he leído de un tirón y me ha hecho recordar las confesiones de san Agustín, las del libro de la vida de Santa Teresa  de Jesús y las de Teresita (Historia de un alma, quien redujo su vida a tres verbos: Amar, sufrir, siempre sonreír). Me ha impactado la transparencia y veracidad del relato, eso sí sin herir a nadie sino salvando lo salvable, tratándolo siempre con misericordia.

Comienza con una dedicatoria entrañable a "mi hijo, mi nuera y a mis tres nietecitos que son la alegría  de mi vida y a mi madre Teresa, q.e.p.d"  (p.7). Le sigue la página de agradecimientos comenzando por "mi amado Señor Jesucristo", luego "toda la galería de maestros que han pasado por mi vida" y su colaborador y escritor Luis González Argüeso a quien ha confiado sus memorias en extensas grabaciones que transcribió y redactó "con maestría y finos toques de poesía" p.8 y quien nos da cuenta del proceso (p.10)…

En la "nota aclaratoria" nos indica que su objetivo ha sido compartir sus experiencias, huyendo de la vanidad y la pereza, como ejercicio de "crecimiento y aprendizaje" p.9.

La primera parte lleva por título "Me busqué a mí misma y encontré a Dios" se compone de 8 capítulos, sangre en el alma (su infancia en Salamanca), me voy a Madrid, Panamá, Chile, coqueteando con las altas esferas del poder, Emmet Nicolai, por mi hijo, Puerto Rico.

Aunque ha adoptado el nombre de Mayte y el apellido de su último marido Maldonado, lo oficial es María Teresa -tal como la bautizaron- y Hernández Ballesteros -apellidos de su madre- pues no conoció a su padre, supuestamente el Conde de Villalbí (p.91), quien la abandonó al igual que a su madre. Presa del bulling (la llamaban "la bastarda"), medio escondida, vivió en la más absoluta de las miserias, entre Rollán y Vega de Tirados, y creció ayudando a su madre a dar a luz y a criar a sus nueve hermanastros que tuvo con Luis, un albañil medio borrachín, quien la ignoró por completo .

Pero, como en el cuento de Cenicienta, nuestra protagonista, con la edad sufrió una metamorfosis gracias a su encanto físico que la hizo pasar de ser repudiada a ser codiciada por los varones.  Trabajó en Salamanca como camarera en el Hernán Cortés y en el mítico California, en el callejón de la calle Toro junto a la Plaza, dando muy pronto el salto a Madrid. Allí trabajó en la cafetería que los dueños del California tenían con el mismo nombre en la capital, parada de hombres famosos. De allí pasó al Morocco donde se lanza como vedette, adopta el nombre de Mayte del Mar, con tanta fortuna que a los 22 años saltó el Atlántico hasta Panamá, actuando también en Chile, Perú, México, Estados Unidos.

Mayte nos cuenta sus amoríos, como con el propio infante Alfonso de Borbón, sin ahorrar abortos ni divorcios. Seis veces terminó en matrimonio, aunque tres de ellas con el mismo hombre, y de todos tomó los apellidos, Sebastián Sandoval, Emmet Nicolai (de quien tuvo su único hijo, Juan Carlos) , Tony del Castillo y, el actual por su último esposo, el periodista puertorriqueño nacido en Nueva York, Alex Maldonado. Fuera de ellos, infinidad de parejas, algunas de ellas muy conocidas.

Sorprende que aquella niña repudiada apenas conocida en el pueblo salmantino de Rollán termine siendo la reina de la canción española en Hispanoamérica, una vedette impactante en su tiempo, además de acabar amasando una impresionante fortuna y siendo una empresaria de primer nivel mundial. Sin apenas instrucción pues no era bien vista en la escuela, autodidacta cien por cien, una belleza natural evidente, fuerza de voluntad a prueba de balas, ambición colosal y una inteligencia emocional por encima de la media.

Mayte nos relata con pelos y señales, que ha dado varias veces la vuelta al mundo, hospedándose o vivido en espléndidas casas de La Moraleja madrileña, Miraflores de Lima, Río de Janeiro, Ciudad de México, Santiago de Chile, Bogotá, Las Vegas, Nueva York, Panamá (donde contó con la amistad del Presidente Omar Torrijos) y desde hace más de treinta años en San Juan de Puerto Rico, en una casa nominada por ella como "El mausoleo".

Durante su relación con el panameño Gilberto Arias, Mayte recorrió el mundo y las mansiones del Aga Khan en Cerdeña, de Onassis en la isla griega de Escorpio o el palacio londinense del príncipe Carlos.

La segunda se titula "Busqué a Dios y me encontré a mí misma" con otros ocho capítulos: Morir para poder vivir, sanación en Bagua, recaudar fondos para la Iglesia, cenas de gala, otro milagro en la Clínica Mayo, la fe que mueve montañas, misión (cumplida, fallida y soñada), visión de la iglesia futura.

Toda aquella vida de trabajo, lujo, ambición y desenfreno, narrada en la primera parte se frenó el 5 de febrero de 1991, cuando le diagnosticaron cáncer de mama. Intervenida en la prestigiosa clínica Mayo de Minnesota, le extirparon los dos pechos en una exitosa operación. Ahí es cuando sufre un tremendo proceso de conversión espiritual después de ver la imagen de Jesús de Nazaret.

"Me acostaron otra vez en la cama, pero yo ya era otra persona. Sentía en mi interior que era una persona nueva, totalmente cambiada, invadida y poseída de una quietud interna y un gozo que jamás había experimentado. No queda rastro en í de la amargura y la mala sangre que siempre me había envenenado el alma. Miraba el crucifijo que colgaba de la pared y se me inundaron los ojos de lágrimas. Gracias, Jesús, gracias, -murmuraba suavemente- porque puedo sentir tu mano en este momento. Todavía siento esa mano mientras relato estas memorias y solo puedo decir gracias, gracias, gracias " p. 208

Desde ese momento decide centrar todos sus esfuerzos, celibato incluido, en seguir la estela de Jesucristo, en la Iglesia Católica. Y, a través de su fundación Jesús de Nazaret, hasta ahora. 

Me ha encantado leer en el epílogo: "Ya yo sé, por fin, quién soy, de dónde he venido y hacia dónde voy y con Quién" p.316. Me hace recordar la respuesta de don Quijote ante un labriego que intentaba cortar sus sueños y ponerle con los pies en el suelo: —Yo sé quién soy —, y sé que puedo ser, no solo los que he dicho, sino todos los Doce Pares de Francia, y aun todos los nueve de la Fama".  Claro que Mayte sabe que es un milagro del Señor, el Amor de su vida, y a Él se debe en todo y en todos. "Ya que no había entrado de monja como fue una vez mi manera deseada de servirle, pues ahora quería ser  "La Recaudadora más Grande del Mundo" para levantar fondos para la construcción del más maravilloso Santuario dedicado a la Madre de la Divina Providencia" p.249. Obstáculos y cruces no le han faltado, pero ella sigue impertérrita en darle lo mejor como concretará más adelante en su nuevo libro "Apocalipsis 2021", poniéndose en primera línea con el sueño del Papa Francisco de una iglesia en salida y un nuevo orden mundial que ponga a Cristo en el centro y su mandato de amor al prójimo como divisa. 

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miércoles, 16 de noviembre de 2022

Vocación universal a la santidad y santidad canonizada Prolusión en la Conferencia "Modelos de santidad y Canonizaciones a 40 años de la constitución apostólica Divinus Perfectionis Magister"

 

Vocación universal a la santidad y santidad canonizada

Prolusión en la Conferencia "Modelos de santidad y Canonizaciones a 40 años de la constitución apostólica Divinus Perfectionis Magister"

 

De niño estaba verdaderamente convencido de que ser santo implicaba estar dotado por Dios de habilidades extraordinarias, como la de suscitar asombro y admiración. Esta convicción fue corroborada por la predicación sobre el protector de mi país, que es San Antonio de Padua. ¿No empezaba un himno dedicado a él con estas palabras: "O de los milagros ínclito Santo..."? Y proseguía: «Para vosotros son recomprados los bienes y el honor; cesan las enfermedades, cesa el dolor. Donde no está tu llanto vigilante: ¡oh San Antonio,  ruega  por mí!». Y yo estaba tratando de memorizar estos milagros. ¿Y de los Santos Cosme y Damián -tan venerados en todo el sur de Italia- no se narran tantos prodigios? Entonces comprendí que no se trataba sólo de una convicción de muchacho, sino de una convicción común: la santidad es algo extraordinario y, en consecuencia, un regalo divino muy raro. En su mayor parte, había que contentarse con ser "buenos cristianos", pero no había que perturbar la santidad.

No es que esta fuera la enseñanza oficial de la Iglesia. Bastará, para no retroceder demasiado en los siglos, recordar la encíclica Rerum ómnium (1923) de Pío XI escrito con motivo del tercer centenario de la muerte de san Francisco de Sales donde, ya en el segundo párrafo, se puede leer que quien se encomienda al liderazgo de la Iglesia -"santa en sí misma y fuente de santidad" - "debe, por voluntad de Dios, esforzarse vigorosamente hacia la santidad de la vida... Tampoco debemos creer ya que la invitación se dirige sólo a unas pocas almas privilegiadas, y que otras pueden contentarse con un grado inferior de virtud. Por el contrario, como se desprende del tenor de las palabras, la ley es universal y no admite excepción; por otra parte, aquella multitud de almas de toda condición y edad, que, como atestigua la historia, llegó al ápice de la perfección cristiana, tuvo las mismas debilidades de nuestra naturaleza y tuvo que vencer los mismos peligros". Aquí escuchamos las conocidas expresiones de los Filotea del obispo de Ginebra (cf. I, 3). A pesar de todo, habrá que esperar al Concilio Vaticano II para tener una reversión consistente de la tendencia.

Llamada de todos a la santidad

Es fácil comprender mi referencia al quinto capítulo de la constitución dogmática Lumen Gentium : un capítulo que, aunque en las intenciones iniciales, debería haber sido el vértice y el punto de  llegada de  la Ecclesia hoy constituye en todo caso su corazón y centro . Es el capítulo titulado De universali vocatione ad sanctitatem in Ecclesia : vocación de todos "en


la Iglesia" porque la Iglesia misma es toda llamada a la santidad. «El pueblo mesiánico, aunque no comprenda realmente la universalidad de los hombres y aparezca a veces como un pequeño rebaño, constituye sin embargo para toda la humanidad la semilla más fuerte de unidad, de esperanza y de salvación. Constituido por Cristo para una comunión de vida, de caridad y de verdad, es también asumido por él como instrumento de la redención de todos y, como luz del mundo y sal de la tierra, es enviado al mundo entero Dios ha convocado a todos los que

miran con fe a Jesús, autor de salvación y principio de unidad y de paz, y que constituyó la Iglesia, para que sea a los ojos de todos y cada uno, sacramento  visible  de   esta   unidad   salvadora"   ( Lumen   Gentium, no. 9). Toda santidad, por tanto, nunca es santidad individual, sino siempre santidad eclesial, que afecta la vida de la Iglesia y repercute como santidad para todos.

Así es como el Concilio despoja la noción de santidad de cualquier forma de individualismo y da a cada santidad personal el carácter de eclesialidad. Esto ciertamente no se entenderá en un sentido colectivista, ya que además a la Iglesia no se le aplica el colectivismo, sino la comunión, pero precisamente porque es comunión la Iglesia ve armonizar en misma lo personal y lo comunitario, como puede entenderse del magisterio conciliar. Posada. 39 de Lumen gentium: "La Iglesia... está a los ojos de la fe santa indefectible... Por eso todos en la Iglesia, tanto si pertenecen a la jerarquía como si están gobernados por ella, están llamados a la santidad... Pues bien, esta santidad de La Iglesia se manifiesta constantemente y debe manifestarse en los frutos de la gracia que el Espíritu produce en los fieles; se expresa de diversas formas en cada uno de los que tienden a la caridad perfecta en su propio ramo de vida y edifican a los demás".

Este magisterio ha sido propuesto nuevamente por los Papas y recientemente por Francisco. En su exhortación Gaudete et exsultate podemos leer: «Para ser santos no es necesario ser obispos, sacerdotes, religiosos o religiosas. Muchas veces nos sentimos tentados a pensar que la santidad está reservada para aquellos que tienen la oportunidad de alejarse de las ocupaciones ordinarias, de dedicar mucho tiempo a la oración. No es tan. Todos estamos llamados a ser santos viviendo con amor y ofreciendo cada uno su propio testimonio en las ocupaciones de cada día, dondequiera que esté.   Que la gracia de tu Bautismo fructifique

en un camino de santidad. Que todo esté abierto a Dios y con este fin elígelo a Él, elige a Dios siempre de nuevo. No os desaniméis, porque tenéis la fuerza del Espíritu Santo para hacerlo posible, y la santidad, al fin y al cabo, es fruto del Espíritu Santo en vuestra vida   En la Iglesia,

santa y formada por pecadores.

Quisiera cerrar este primer punto con una cita del magisterio de San Pablo VI: ¿Qué es la santidad? Se preguntó una vez e inmediatamente


admitió que la pregunta no solo era difícil, sino también compleja. Dijo:

«Simplifiquemos la respuesta recordando cómo esta santidad a la que estamos llamados resulta de dos factores componentes, de los cuales el primero, podemos decir el verdadero, el esencial es la misma gracia del Espíritu Santo. De Aquel que nos llama a la santidad, a la perfección, viene el poder de conquistarla, porque es Él mismo quien la ofrece, es Él mismo quien la da. Estar en la gracia de Dios lo es  todo  para nosotros. Nuestra perfección es posesión de la Caridad divina. ¿No hay nada más que hacer? No, se necesita otro factor, y éste de nuestra parte, si no queremos caer en el quietismo o en la indiferencia moral; y es nuestro sí; es nuestra disponibilidad al Espíritu, y la acogida, o más bien, la voluntad de Dios que ama y salva; un sí que se puede graduar según nuestra libertad, que se llama. Se llama a la generosidad, la audacia, la grandeza, el heroísmo, el sacrificio. He aquí la paradoja cristiana: se llama a la perfección, al amor. El encuentro de la voluntad amorosa y salvadora de Dios con la voluntad obediente y feliz de nuestro corazón humano es perfección, es santidad" (Audiencia General del 14 de junio de 1972).

Santidad canonizada

Esta frase de san Pablo VI me ofrece el punto de partida para pasar a la segunda parte del título que me ha sido asignado como tema de mi intervención, es decir, la santidad canonizada. Repito sus últimas palabras: para que haya santidad se necesita también una respuesta personal, y esto "si no queremos caer en el quietismo o en la indiferencia moral". También hay que tener en cuenta esta debilidad connatural y es aquí donde se injerta la oportunidad de lo que llamamos santidad canonizada. Vuelvo a mencionar a Pablo VI y esta vez a partir de un discurso del 27 de octubre de 1963 dirigido a los peregrinos reunidos para la beatificación del P. Domingo de la Madre de Dios, que fue el primer pasionista en entrar en Inglaterra y también el confesor que acogió a San JH Newman en la Iglesia Católica. El Papa les explica el valor y el significado del rito de beatificación (y canonización).

Dice: "Una de las intenciones que mueven a la Iglesia a rendir homenaje a uno de sus miembros en esa solemne exaltación, que ahora llamamos beatificación, es precisamente la de dar a conocer a un hijo suyo singular y victorioso, y proponerlo al culto de los fieles, tanto como privilegiado, en el que la acción de la gracia ha sido más profunda y manifiesta, como ejemplar, en el que el esfuerzo de la virtud ha sido más vigoroso e instructivo. Es decir, la Iglesia confiere honor público y oficial a uno de sus hijos, que por un lado vuelve a la gloria de Dios, por otro se refleja en misma, en nuestra edificación común, como una lámpara, encendida en la obediencia a la divinidad, que ilumina la asamblea de los fieles reunidos para la oración». La finalidad de la Iglesia en la beatificación y canonización es, por tanto, por la autoridad del Papa, ofrecer a la


imitación de los fieles, a su veneración e invocación a aquellos hombres y mujeres que, después de las oportunas evaluaciones, juzgue que se distinguen por el esplendor de la caridad y todas las demás virtudes evangélicas.

La pregunta que podría responderse es la siguiente: qué relación hay entre estas dos realidades; ¿Cuál es la relación entre la llamada universal a la santidad y la declaración oficial de la Iglesia en las beatificaciones y, especialmente, en las canonizaciones?

La respuesta que estoy dispuesto a ofrecer ciertamente no será exhaustiva, pero ilustra el pensamiento de una de las figuras más eminentes de la Iglesia actual, a saber, Romano Guardini. Su propuesta me parece interesante también en el contexto del presente Congreso organizado por el Comité Pontificio para las Ciencias Históricas, al que agradezco en la persona del presidente p. Bernard Ardura por el honor que me ha brindado al invitarme a este prolusión. Con él saludo con viva amistad y cordial estima al Magnífico Rector de esta Pontificia Universidad Lateranense, a quien reconozco como mi alma mater. Dije de la propuesta de Guardini que es interesante no sólo por su valor teológico, sino también por su valor histórico, ya que se presenta como un esquema fundamental para una historia de la santidad.

 

La propuesta de Romano Guardini

El pensamiento de Guardini al respecto se encuentra en varios ensayos. Por ejemplo, ya en su obra quizás la más famosa, a saber, El Señor (Der Herr , 1937) donde la santidad se describe como el efecto de la entrada de Cristo en la vida del creyente.

a)  ¿Quién es el santo?

El punto de referencia es Gal 2,20: «Ya no vivo. Pero Cristo vive en mí", que B. Standaer define como "la gramática de la vida espiritual según Pablo y que, de hecho, muchos santos citaron como punto de referencia. en El señor Guardini escribe: «Cristo entra en el hombre por la fe y el bautismo; alma de su alma; vida de su vida. Él obra en el hombre y quiere expresarse en su acción y en su ser. Así se forma la personalidad cristiana... Así crece la interioridad cristiana. No consiste sólo en esto, que el hombre se orienta hacia adentro o tiende hacia lo esencial, por tanto a una profundidad psicológica o espiritual, sino que es moldeado por Cristo a través de su entrada en el hombre. La morada de Cristo en el hombre es la interioridad cristiana. Depende de Cristo, y desaparece si Cristo desaparece».

Guardini escribe estas reflexiones en un capítulo dedicado a la Iglesia (cf. cap. XI) y por eso añade que el mismo Cristo que está en uno de sus discípulos está también en otro y en otro y luego en todos los que


creen. en él para que su interioridad en todos y cada uno haga a todos hermanos entre nosotros y  con  él  que  es  el  Primogénito  y  forma el Nosotros cristiano que se  vuelve  a  Dios  invocándolo Padre nuestro. En Mondo e persona (1939), Guardini retoma el texto paulino, que testimonia la ejemplar apertura de Pablo a Cristo obrada por el Espíritu "no sólo en el sentido de comprensión, sino de tal modo que Cristo, que ha asumido el carácter de Espíritu entró en la esfera de ek-existencia... La existencia redimida se funda en esto: el 'tú' de Dios que viene a su encuentro en Cristo atrae en él el 'yo' del hombre, o entra en él..." (ed. Morcelliana, Brescia 2015 4 , págs. 187-189).

Los ejemplos podrían multiplicarse, combinados con la cita paralela de Gal 4,19 que trata de Cristo formado en el cristiano: "¡hasta que Cristo sea formado en vosotros!". En esta perspectiva, para R. Guardini la figura del santo es «el modo particular en que se produce esta irrupción de Cristo; cómo se "forma" de una manera nueva en el ser humano. En este hombre concreto, este tiempo único; pero, precisamente así, al mismo tiempo para muchos, por el alcance de la misión de ese santo" (Figuras santas , en "Los santos y san Francisco", Morcelliana, Brescia 2018, p. 34-35).

b)  El santo en la era paleocristiana

El santo es este. ¡Al principio, este es el santo! Nada excepcional, nada portentoso. Es simplemente aquel para quien, en Cristo y por Cristo, todo ha sido hecho nuevo. Sin embargo... en un mundo "viejo", en el mundo pagano que lo mira con desconfianza, lo considera extraño y lo considera enemigo y hostil... la extrañeza, la excepcionalidad es sólo él:

¡el cristiano!

«Hacerse cristianos y vivir como tales en el primer período ya era en sí mismo algo extraordinario. Quien había tomado esta decisión se desprendió del contexto de la existencia llevada hasta entonces. Se convirtió en un extraño en su propio mundo. Si su familia no compartió el paso, también se distanciaron de él: a veces de manera tan profunda que equivalía a una  separación"  (El  santo  en  nuestro  mundo (1956), en Ibidem p.123).

Sin embargo, ya en este contexto, algunos que aceptan dar su vida por el Señor en forma cruenta (los mártires) y otros que, en forma de reacción a la "mundanalidad" del cristianismo, eligen el desierto (los padres y madres de los desiertos): son espacios en los que la figura del santo adquiere ya la fisonomía de excepcionalidad y "heroísmo".

c)  El santo en la era del cristianismo

Una vez que la fe cristiana se integre en el sistema sociopolítico y estatal, nacerá una nueva figura de santo. «La idea nació de los santos mensajeros de la fe, guías de la Iglesia, penitentes y orantes, maestros de conocimiento en las materias y descubridores del amor divino. En la era


moderna, se le agrega algo más. El sentimiento que aprecia lo insólito en lo humano irrumpe también en el Renacimiento en la idea del santo, y con el concepto de elección y prueba cristiana se conecta el del gran hombre, el creador y pionero, el genio y el héroe".

En esta fase -prosigue Guardini- comienza a acentuarse la dimensión "heroica" en el ejercicio de las virtudes para que el "santo" sea lo perfecto: el hombre como Dios lo quiere ( I santi (1939), en Ibidem , p. 107 -108).

En muchos aspectos este sigue siendo el "santo" de nuestros procesos de beatificación y canonización.

d)  La relación entre lo ordinario y lo extraordinario

En  mi opinión,  este   informe   es   el   elemento   más   original del excursus histórico de R. Guardini; una descripción en la que es fácilmente reconocible lo que Guardini siempre llama "oposición polar", es decir, la tesis según la cual toda la vida humana, en su conjunto como en sus detalles, se estructura en forma opuesta. Es una teoría que JM Bergoglio / Francesco hará suya, como ya se puede ver en Evangelii gaudium: es el deseo de armonizar los opuestos, de invitar a una mesa común a conceptos que aparentemente no podrían abordarse, porque están colocados sobre un nivel superior, donde encuentran su síntesis.

En este marco hermenéutico, Guardini considera también la relación entre lo ordinario y lo extraordinario en la historia concreta de un santo. En efecto, habla de una clara relación recíproca. En resumen: la vida cotidiana necesita de lo extraordinario para no volverse aburrida, insensible y lo extraordinario necesita de lo ordinario como espacio del ser cristiano concreto. La santidad, en verdad, como hemos oído decir a Pablo VI, está "llamada a la generosidad, a la audacia, a la grandeza, al heroísmo, al sacrificio".

El santo en nuestro mundo

Hoy, sin embargo, estamos en un período de cambio, como repite Francisco. Hoy ya no estamos en la era del cristianismo y tampoco estamos en el paganismo precristiano. R. Guardini lo sabía muy bien. Él mismo, sin embargo, habló del fin de la era moderna. En esta época cambiada, o en cambio, la figura del santo empieza a tener nostalgia de los orígenes. «El elemento extraordinario se retira...», escribe Guardini y he aquí nuevas sensibilidades y nuevas atenciones. Anticipándose al Concilio Vaticano II, traza las primeras líneas de una relación entre santidad y laicismo, visualiza situaciones en las que el verdadero milagro será la aparición del Dios vivo gracias a la realidad de la existencia. Del santo de lo extraordinario sentimos la necesidad de pasar al santo de la modestia: el que no planea nada en particular, sino que hace de vez en cuando lo que le exige la hora.

Quizá por eso nos hemos vuelto más sensibles a ciertos enunciados y ciertas imágenes, que si por un lado (y debidamente) nos remiten a los temas de la vocación conciliar universal a la santidad, por otro lado quisieran esbozar una nueva hagiografía. Pienso en aquella "santidad planificadora" de la que se ocupa san Juan Pablo II en la Novo Millennio Ineunte, donde, retomando el Vaticano, escribe: "Como explicó el mismo Concilio, este ideal de perfección no debe ser malinterpretado como si implicara una especie de vida extraordinaria, practicable sólo por algunos "genios" de la santidad. Los caminos de la santidad son muchos, y adecuados a la vocación de cada uno... Es hora de proponer de nuevo a todos con convicción esta "alta norma" de la vida cristiana ordinaria" (n. 31).

Pienso en el Papa Francisco, que en Gaudete et exsultate : "Me gusta ver la santidad en  el  paciente pueblo de  Dios: en los padres  que crían a sus hijos con tanto amor, en los hombres y mujeres que  trabajan  para llevar el pan a casa, en los enfermos , en las monjas ancianas que siguen sonriendo. En esta constancia de ir adelante día tras día veo la santidad de la Iglesia militante. Esta es a menudo la santidad "de al  lado",  de aquellos que viven cerca de nosotros y son un reflejo de la presencia de Dios, o, para usar otra expresión, "la clase media de la santidad" "(n. 7).

Pienso -y con esta cita concluyo, agradeciéndote por haberme escuchado- en el Camino corto a la perfección trazado por San JH Newman: "Si me preguntas qué tienes que hacer para ser perfecto, te respondo: primero de todos, no se queden en la cama más allá de la hora fijada para levantarse; dirige tu primer pensamiento a Dios; hacer una breve visita al Santísimo Sacramento; rezar el Ángelus con devoción ; comed y bebed para la gloria de Dios; rezad bien el Rosario; ser recogido; aleja los malos pensamientos; haz bien tu meditación vespertina; examínate a ti mismo todos los días; acuéstate a tiempo, y ya estarás perfecto" (En Meditaciones y Devociones , p. II).

 

Pontificia Universidad Lateranense - 9 de noviembre de 2022

 

 

Marcello Cardenal Semeraro

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