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miércoles, 6 de mayo de 2009

JOSÉ AGUSTÍN DE LA PUENTE, PALADÍN DE LA IDENTIDAD PERUANA

En el Boletín de la Academia Nacional de Historia, Notas breves, se indica: En el número 50 de los Cuadernos del Archivo de la Universidad se rinde homenaje al académico honorario y ex Presidente de la ANH, D. José Agustín de la Puente Candamo (jpuente@pucp.edu.pe), por ser el profesor decano de la Pontificia Universidad Católica del Perú –enseña desde 1947 hasta ahora– y por haber sido distinguido el 15 de abril de 2008 con la Medalla de Honor R.P. Jorge Dintilhac, SS.CC. Como acertadamente indica Da Adriana Flores de Saco, “Pensar en José Agustín de la Puente es pensar en la PUCP…”Lamentablemente la edición está agotada.

El número 50 de “Cuadernos del Archivo de la Universidad” (Lima 2008) que con tanto acierto dirige el Dr. César Gutiérrez Muños, se dedica al Dr. José Agustín de la Puente Candamo, con ocasión de conferírsele la medalla de honor R.P. Jorge Dintilhac, de la PUCP. Se incluye un buen puñado de representativas fotos, los discursos de homenaje (P. Armando Nieto, Luis Guzmán Barrón –Rector- y el homenajeado), una sección titulada “Homenaje” con 14 textos y otra de “Testimonios” con 12 textos. Acabo de recibir un ejemplar y les comparto mi texto (pp.31-32).

Lo conocí en Lima, en el significativo 1992, por medio del acogedor secretario del Instituto “Riva Agüero”, Carlos Gálvez, quien me presentó para comunicarle la entrega de varios lotes de libros enviados desde Valladolid (España) para el Instituto. Entre otros, se encontraba la colección de la revista “Folklore” donada por su director Joaquín Díaz, y varias publicaciones de la Junta de Castilla y León y la Universidad de Valladolid. A esas alturas de mi licenciatura de Historia de América, ¿quién no había topado con alguno de sus libros o artículos sobre el Perú, tantas veces citado por mi profesor Dr. Demetrio Ramos? Al saludarle, tuve la sensación de encontrarme con la encarnación viva del Perú republicano, como si me recibiesen Grau, Bolognesi, Piérola, Riva Agüero, Vìctor Andrés Belaunde…Sonrisa acogedora y generosa de un caballero peruano.

No he tenido la suerte de seguir sus cursos ni de tratarle frecuentemente, pero sí quiero testimoniar su permanente generosidad para con la Universidad Católica “Sedes Sapientiae” en la que me encuentro. Su exposición sobre Grau en el seminario “Forjadores de la peruanidad”, su ponencia sobre “Punchauca” en el marco del I Congreso de Historia de Lima Norte y la reciente clase magistral acerca de “La lealtad con la tradición y confianza en el futuro del Perú” ante 400 jóvenes en el III Coloquio de Estudiantes el 13 de julio del 2007, dejando de lado solicitudes más apetitosas, quedará siempre como un hito entre los acontecimientos académicos de mi alma máter. De igual manera tengo que agradecer su generosa presencia en el encuentro organizado por los miembros de Comunión y Liberación en la Casa Osambela que fue todo un testimonio de compromiso con la peruanidad y los jóvenes.

Recuerdo con simpatía la entrevista a la que le sometí en Jn 19, programa “Horizontes” en la que contestó puntualmente a mi retahíla de preguntas: Sus raíces familiares –desde el abuelo presidente Manuel Candamo hasta la tía-abuela, fundadora de las canonesas, Teresa de la Cruz Candamo, hasta sus frutos (hijos y nietos). Sus estudios en la Recoleta y sus recuerdos del P. Dintilhac Su ingresó en la PUCP 1939, los recuerdos de grandes historiadores como Riva Agüero, P. Vargas Ugarte, V.A. Belaunde. De los gobernantes y arzobispos de Lima. ¿Quién le captó para la Historia? ¿Cómo resolvió el debate indigenismo contra hispanismo? Papel de la Iglesia en la identidad La visión del Perú mestizo El desgarrón de la Independencia Punchauca, significado en la historia Sus personajes: San Martín y Grau La Doctrina Social de la Iglesia Sus alumnos ... El Perú nuevo..La historia como diálogo en tres tiempos. ¿Cómo ha enseñado, enseña y se debe enseñar la Historia del Perú?

Rescato y transcribo su mensaje final: “Hay que mantener la esperanza que viene de esa historia vieja. No es una afirmación de nostalgia, de retórica sino es realmente como un árbol que puede estar con las ramas caídas, sin flores pero si tiene raíces fuertes ese árbol no se va a caer, algo así pasa en el Perú, hay que procurar que se trasmita, hay mucho atrás que nos permite vivir con más ánimo, yo creo que hay que vencer la cultura de la derrota, del pesimismo.

Gracias, Doctor, su vocación y su misión como historiador, como catedrático, como amigo, ennoblece al Perú por darnos un maestro a carta cabal.

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LIMEÑO MERCEDARIO TALAMANTES, PRECURSOR INDEPENDENCIA DE MÉXICO

En el distrito de San Isidro, el próximo sábado 9 de mayo, desde las 11 de la mañana, se realizará un homenaje a Fray Melchor Talamantes y Baeza, mercedario limeño, mártir de la Independencia de México. Esta ceremonia coincidirá con el 200º aniversario de su fallecimiento (1809-2009) y tendrá lugar en el parque que lleva su nombre (ubicado entre las calles Dr. Ricardo Angulo Ramírez y Los Ruiseñores Este, de la Urb. Corpac).

El programa de la ceremonia contempla la intervención del R.P. Juan Carlos Saavedra, Provincial de la Orden de la Merced en el Perú, del Sr. Antonio Villegas Villalobos, Embajador de México en el Perú, y del Sr. Antonio Meier Cresci, Alcalde de la Municipalidad de San Isidro. El Discurso de orden estará a cargo del Dr. Teodoro Hampe Martínez, Miembro Nacional Principal del Instituto Panamericano de Geografía e Historia.

A continuación, se develará el nuevo monumento a Fray Melchor Talamantes y Baeza, obra del escultor Raúl Franco Ochoa.

Melchor Talamantes y Baeza (1765-1809) ingresó en 1779 a la Orden de la Merced y realizó sus estudios superiores en la Universidad de San Marcos de Lima, donde obtuvo el nombramiento para las cátedras de Filosofía, Teología y Sagradas Escrituras, y se convirtió luego en examinador sinodal del Arzobispado de Lima. En septiembre de 1798 se le concedió el permiso de su provincia para ir a España. Pero cuando llegó a México, en noviembre de 1799, perdió al parecer el interés en dicho viaje. Su gran erudición, su mente brillante y su irresistible oratoria de inmediato le ganaron reconocimiento y amigos, pero despertaron al mismo tiempo la animosidad y la envidia. En 1807 fue nombrado jefe de la comisión encargada de determinar los verdaderos límites de Texas y Luisiana, tarea en la que se ocupó diligentemente durante un año.

Cuando la noticia de la intervención de Napoleón en España llegó a México, el impulsivo fraile quedó profundamente agitado y se unió a los criollos liberales con el argumento de que la deposición del legítimo rey de España había devuelto la soberanía a la población de las colonias. Talamantes, junto con Francisco Primo de Verdad, favoreció abiertamente la convocatoria de un congreso nacional. En un primer momento el ayuntamiento de la ciudad de México y el propio virrey se manifestaron a favor del plan, pero los conservadores de repente tomaron el mando e instauraron un nuevo virrey, en septiembre de 1808. Talamantes fue detenido con los demás liberales, juzgado por la Inquisición y condenado a muerte. Los jueces, temerosos de las consecuencias, decidieron sin embargo enviarle bajo arresto a España. En marzo de 1809 fue llevado al castillo de San Juan de Ulúa, en Veracruz, donde el cólera asolaba. Antes de que pudiera ser embarcado cayó enfermo y murió en dicho lugar.

El gran conocedor de este limeño excepcional es Monseñor Severo Aparicio, quien publicó su tesis sobre el personaje Fray Melchor Talamantes, O. de M. y su influjo en la Independencia de México Universidad Gregoriana, Roma 1974, pp.219. Fruto de esta investigación es el amplio artículo “Melchor Talamantes, el precursor de la independencia de México” publicado en Revista Peruana de Historia Eclesiástica, Cuzco, 4, 1995, 171-196. Se recogió también en sus obras completas: La Orden de la Merced en el Perú Estudios históricos. II, (Cuzco 2001). En el mismo se queja Monseñor Aparicio –con razón- de la postergación de este mercedario limeño, puente cultural entre Perú (su patria limeña, su vocación mercedaria, su formación sanmarquina) y México (encargado de la comisión de demarcación de límites entre Luisiana y Texas, promotor de la independencia de México, divulgador de la soberanía popular). Entre grillos, detenido por “religioso díscolo, insubordinado y escandaloso...turbador de la quietud pública” según la Audiencia de México, se dispuso por acuerdo entre el Virrey el Arzobispo que “con las precauciones que demanda la seguridad de un reo de Estado” fuese conducido al Castillo de San Juan de Ulúa, en Veracruz, para enviarlo a España y ponerle a disposición de la Suprema Junta Central. Sin embargo el luchador Talamantes contrajo la fiebre amarilla en uno de los calabozos del Castillo y murió a las 5 de la mañana del 9 de mayo de 1809. ¿No se le podría considerar protomártir de la independencia americana? ¡Feliz bicentenario y felicitaciones a los padres mercedarios y a la municipalidad de San Isidro por tan fausta iniciativa!

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MARÍA, CORAZÓN DE PERÚ

Por feliz iniciativa de Lourdes Gómez Cotaquispe, se publica en el Perú “Correo Mariano”, “el primer periódico católico del país”. correomariano@terra.com, Tel.4676612, que va ya por el número 93 y a punto de entrar en su décimo año. Magnífica y popular iniciativa . Su costo 1 sol. A ver si logramos pasar de 1000 ejemplares a 100.0000. Les presento el artículo que me publican en el último número.

MAMANCHIC (SEÑORA Y MADRE NUESTRA)

Mayo es el mes de las flores, el mes de María. Y Perú es todo de María. El Siervo de Dios S.S. Juan Pablo II, cuando iniciaba la novena de años del V Centenario de la evangelización de América, proclamaba en Zaragoza el 10-­X-84: «Decir España es decir María... Y decir Iberoamericana, es decir también María, gracias a los misioneros españoles y portugueses”. El 30 de agosto del 2007, el Perú se consagró oficialmente a María. La jerarquía eclesiástica, interpretando los sentimientos de todo el pueblo católico y toda la sociedad del Perú, culminó el congreso eucarístico celebrado en Chimbote con este evento entrañable: toda la nación peruana en alma, corazón y vida celebró que es toda de María. Rescatemos álgunos textos del Inca Garcilaso de la Vega, al conmemorarse en el 2009 los 400 años de la publicación de los Comentarios Reales[1]

Acerca de Gonzalo Pizarro, hermano de Francisco, escribe que fue “buen cristiano, devotísimo de Nuestra Señora de la Virgen María, madre de Dios y el presidente (Pedro La Gasca) lo dijo en la carta que le escribió. Jamás le pidieron cosa diciendo por amor de Nuestra Señora que la negase por muy grave que fuese. Teniendo experiencia de esto Francisco de Carvajal y sus ministros, cuando habían de matar a alguno de sus contrarios que lo mereciese, apercibían y proveían con tiempo que no llegase nadie a pedir a Gonzalo Pizarro la vida de aquel tal; porque sabían que pidiéndosela por Nuestra Señora, no se la había de negar aunque fuesen quien quisiese.” (Segunda Parte Tomo VI, Cap. XLIII)

Narra también “un milagro de Nuestra Señora a favor de los cristianos y una batalla singular de los indio” sucedido precisamente un mes de mayo de 1536, cuando el lnca Manco Cápac se suble­vó con 200.000 indios en Sun­tur Huasi, y fueron salvados los cristianos según Garcilaso por una intervención milagrosa de la Virgen. Como consecuencia “de aquí nació que después de apaciguado aquel levantamiento de los indios los naturales del Cusco y las demás naciones que se hallaron en aquel cerco, viendo que la Virgen María los venció y rindió con su hermosísima vista y con el regalo del rocío que les echaba en los ojos le hayan cobrado tanto amor y afición (demás de enseñárselo la fe católica que después acá han recibido” Y termina dándonos a conocer bellísimos nombres referidos a la Virgen en su lengua: “Dicen Maman chic que es Señora y Madre Nuestra; Coya, Reina; Ñusta, Princesa de Sangre Real; Zapay, Única; Yurac Amancay, Azucena; Chasca, Lucero del Alba; Cotoccoyllor, Estrella resplandeciente; Huar­capaña. Sin Mancilla; Huc ha­nac, Sin pecado; Mana Chancasca... no tocada; Tazque, Vir­gen Pura; Diospa Maman, Ma­dre de Dios. También dicen Pa­chacamacpa Mamam, que es Madre del Hacedor y sustenta­dora del Universo. Dicen Huac Hucayac que es amadora y bienhechora del pobre, por decir madre de misericordia, abogada nuestra, que no teniendo estos vocablos en su lengua con las significaciones al propio se valen de los asonantes y semejantes. Demás de la afición a la Virgen pasaran con la devoción y amor a la bienaventurada Señora Santa Ana, y la llaman Manmanchicpa Manac, madre de nuestra madre. Coyanchicpa Maman, madre de nuestra reina, y por el semejante los demás nombres que arriba hemos dicho. Dicen también Diospa Payan, que es abuela de Dios” Comentarios reales. 2ª parte. Lib. l. Cap. XXV.

Baste con recordar el proemio y el final de la obra. Escribe en el primero que su pretensión no tuvo “otro interés más que de servir a la república cristiana, para que se den gracias a Nuestro Señor Jesucristo y la Virgen María su Madre por cuyos méritos e intercesión se dignó la Eterna Majestad de sacar del abismo de la idolatría tantas y tan grandes naciones y reducirlas al gremio de su iglesia católica romana, Madre y Señora nuestra”. Concluye que su escrito “sea para gloria y honra de su nombre divino, cuya infinita misericordia, mediante la sangre de nuestro Señor Jesucristo, y la intercesión de la siempre Virgen María su Madre, y de toda su corte celestial, sea en mi favor y ampare, ahora y en la hora de mi muerte Amén Jesús”.

[1] Las citas están tomadas de Garcilaso de la Vega Los comentarios reales de los incas, 6 tomos. H. H. Urteaga anotaciones y concordancias. Lima, Librería e Imprenta Gil, 1941

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lunes, 4 de mayo de 2009

Joyas de la Biblioteca Nacional del Perú

Joyas de la Biblioteca Nacional del Perú, Biblioteca Nacional del Perú, Lima 2009, 230 pp

La verdad que he podido disfrutar de esta “joya” por gentileza del profesor Santiago Tácunan que a su vez había recibido prestado el libro de su maestro Pablo Macera, uno de los articulistas. Es un libro para VER, CONTEMPLAR...y luego paladear leyendo. Como escribe su director Hugo Neira es un “festín para los sentidos” (p.10). El fotógrafo Yonel Campos, bajo la guía de Irma López y Hugo Neira ha tomado miles de fotos que han sido clasificadas en 15 carpetas: barroco colonial, catecismos y lenguas, costumbres, fauna imaginaria, historia, Humboldt, incas imaginarios, mujeres y tapadas, pensadores coloniales y teólogos, viajes y mapas.

Como dice la ficha de presentación: “Precioso e imprescindible material sobre las joyas bibliográficas que alberga la Biblioteca Nacional del Perú”. Si alguno todavía piensa que España vino a América para explotar, que se de una vuelta por la Biblioteca Nacional o que contemple esta maravilla editorial , testigo elocuente de lo que vale el Perú, el único existente, el de la síntesis viviente total, el de la peruanidad, el que definía Garcilaso de la Vega como “cuerpo de la República Cristiana”, que formaba parte del Orbe Ibérico de los Austria y Borbones españoles, en una incipiente mundialización cultural.

El texto presenta también varios artículos, entre ellos: “Breve historia universal del libro” y “El XVI, en el asombro del mundo” de Hugo Neira; “Libros e Impresores en el Virreinato” de Irma López de Castilla; “Gobernar el mundo desde una silla: libros y cultura jurídica en el virreinato del Perú” de Mauricio Novoa, “La virgen y las dos torres. El historiador y la mundialización” de Serge Gruzinski, “Bibliotecas peruanas del siglo XVIII” de Pablo Macera, “Don Antonio de León Pinelo y su obra Él paraíso en el nuevo mundo” (1650)y “Pasión y muerte de la Biblioteca Nacional de Lima” de Raúl Porras Barrenechea.

Las fotografías mostradas dan fe de la belleza propia de los ejemplares custodiados en cuanto a encuadernación, diseño e ilustraciones, editados en inmejorable papel, con portadas trabajadas en acuarelas, grabados y dibujos a pluma.

Cabe destacar además el registro bibliográfico (“Descripción y fichas de algunas de las joyas biliográficas. Cuerpo de incunables”) y gráfico de épocas más recientes, que son un testimonio de los avances alcanzados hasta nuestros días. De igual modo, se ofrecen las semblanzas de todos los directores de la BN.

Como manifiesta su actual director se quieren provocar nuevas vocaciones de investigadores, también el llevar a la opinión pública a tomar conciencia de esta riqueza, empujándolos a conocer y servirse más de la Biblioteca Nacional. Si, tras el saqueo en la Guerra del Pacífico y el incendio de 1943, flotaba como un halo de tragedia y mendicididad; la presente publicación reclama un puesto de vanguardia cultural y, por qué no, empresarial que –como escribió CARETAS- “revela los tesoros contenidos en ella, además de los deseos, preocupaciones, curiosidades y centros de interés de peruanos de otros tiempos”.

Santo Toribio, amigo de libros. Por mi parte, les comparto algunas de las joyas que tienen que ver con la evangelización en tiempos de Santo Toribio, así como una nota publicada en el tríptico con motivo del IV Centenario de Santo Toribio, la Biblioteca Nacional de Lima aceptó nuestra sugerencia de organizar una exposición bibliográfica sobre Santo Toribio en cuyo marco se presentó el Libro de visitas de Santo Toribio (1593-1605) (Colección Clásicos Peruanos, Pontificia Universidad Católica del Perú, Fondo Editorial 2006, , pp.450+ Introdu. LVI) que fue comentado por la Dra. Nicole Bernex y el Dr. P. Fidel González.

Su amistad con los libros podemos verla en la preparación de los manuscritos de la obra Variarum resolutionum liber de 451 folios de su tío catedrático, Doctor Juan de Mogrovejo para la imprenta, y que se encuentra en la Biblioteca del Palacio Real de Madrid. El único recuerdo de su estancia salmantina es el altorrelieve conservado en uno de los patios del Museo de Salamanca, junto a la célebre estatua de Fray Luis de León. Es obra de L.S.Carmona y se titula "Aparición de la Virgen y San Bernardo a Santo Toribio de Mogrovejo". El santo, en hábito de Colegial, se halla arrodillado ante un fondo de librería que seguramente recuerda a la rica biblioteca heredada de su tío Juan de Mogrovejo que trae consigo para Perú.

Sabemos por el Maestro Fr. Gabriel de Zárate, provincial de los Dominicos, calificador del Santo Oficio, obispo de Huamanga, limeño, que Santo Toribio "era varón docto en el derecho canónico y en el mayor cuidado de su gobierno. No perdía hora de su estudio y revolver de libros los cuales tenía marginados y glosados y en especial el Concilio de Trento que no le dejaba de las manos y así lo sabía casi todo de memoria"

Su amistad con Antonio Ricardo

Antonio Ricardo fue el fundador de la imprenta en Lima y el auténtico maestro de los impresores siguientes. Nació en Turín y trabaja como impresor en México de 1570 a 1580.. Hacia 1580 viene a Perú con su esposa y sus oficiales Pedro Pareja y Gaspar de Almazán. En Lima lo encontramos en 1581: mientras le dan licencia para editar puso un taller para la fabricación de naipes. A él se debe la impresión del primer libro en América del Sur y que fue encargado por el Tercer Concilio Limense, en 1583, a través de Santo Toribio. Efectivamente, los padres conciliares decretaron la publicación de "complementos pastorales", impresos en 1584 y 1585 por Antonio Ricardo, quien inaugura la imprenta en Perú con los tres catecismos trilingües -castellano, quechua y aimara- (Doctrina cristiana, Catecismo breve, Catecismo Mayor para los que son más capaces), el Confesonario para los curas de indios y el Sermonario -Tercer Catecismo- "para que los curas y otros ministros prediquen y enseñen a los Indios y demás personas". Además del Catecismo editó obras como “Arauco Domado” “Miscelánea Austral”. Al morir el 19 de abril de 1606 sus últimas palabras fueron para lamentar el no haber podido estar presente en la muerte del Santo. En su testamento de 4 de noviembre de 1606, constata que tiene en su imprenta “700 cartillas poco mas o menos encuadernadas y en papel…que Cristóbal de Miranda, encuadernador, tiene en su poder míos 200 libros sermonarios de la lengua de 300 que le entregué...Yten, declaro que yo envié al Reverendísimo señor arzobispo de esta ciudad a la provincia de Huaylas donde andaba visitando con Juan Fernández Portechuelo”.

La Biblioteca Nacional de Lima, nacida al calor de la imprenta de Antonio Ricardo, tan amigo de Santo Toribio, se suma a los homenajes que instituciones peruanas, americanas y mundiales le han brindado, proclamándolo como auténtico padre cultural y espiritual de América. Al efecto, tiene el agrado de presentarles el rico fondo toribiano, fondo que se nutre desde el primer incunable como el catecismo de 1584 hasta la reciente publicación en el 2006 de su “Libro de las Visitas. 1593-1605”.

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SANTO TORIBIO PARA NIÑOS

Santo Toribio de Mogrovejo

José Antonio Benito-Pedro Chávez (Ilustraciones)- Lima 2009, Colegio y Parroquia Santiago Apóstol de Surco, 28 pp

Como escribe Monseñor Pedro Hidalgo –párroco y promotor del Colegio Santiago Apóstol de Surco, a la vez que Rector de la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima- en la presentación, Santo Toribio no es solamente “un hombre íntegro, un cristiano a carta cabal, un obispo ejemplar en su oficio de ganar a los hombres para Cristo, sino un forjador del alma nacional por su contribución a una vida más digna, honesta y justa de aquellos a quienes le tocó servir”.

Agradezco su iniciativa de publicar este librito que ayudará a que miles de niños conozcan un poco más a este gigante de la misión que confirmó a más de un millón de niños y jóvenes en la más dilatada diócesis del siglo XVI.

PRESENTACIÓN

Sancho Dávila fue el escudero del prelado Mogrovejo por 52 años, desde el tiempo en que le sirvió cuando fue nombrado inquisidor en Granada: “al cual recibió por paje y le dio escuela y estudio y anduvo con él por todo el Reino de España cuando salió a despedirse de SM y de sus consejos, cuando le presentaron por Arzobispo de esta ciudad y en la Villa de Madrid, y de allí a Mayorga a despedirse de su madre, tíos y parientes, caminando siempre con él y en su servicio este testigo...sin faltarle un punto”.

Nadie como él conocerá las apasionantes aventuras del santo hidalgo arzobispo, de quien destaca su vida austera, sin regalos: “No recibió regalo ni valor de una manzana, desde que fue proveído por Inquisidor hasta que murió, de persona alguna ni jamás comió fuera de su casa, aunque en Madrid, yendo a despedirse de Su Majestad, para venir a estos reinos le convidaron muchos oidores amigos suyos y concolegas de sus Colegios y de ninguna manera aceptó convite ni regalo”.

Como sucedió a la pareja inmortalizada por Cervantes, hubo entre uno y otro una permanente transfusión espiritual, una amistad entrañable, hasta llegar a decir que Sancho se quijotesa y Don Quijote se torna un poco Sancho. En nuestro Sancho se da una fidelidad inquebrantable, un cariño filial, una admiración respetuosa de estar en contacto permanente con un santo; en nuestro Santo una confianza extraordinaria y un afecto cordial de padre y pastor.

Este Sancho Dávila se casó en Lima con Elena Rodríguez y tuvieron como hijo a Juan, quien declaró el 31 de mayo de 1659, a los 60 años, que era hijo de Sancho de Ávila y Elena Rodríguez, casado, mercader, con una fortuna de 50-60.000 pesos [301v]"que lo conoció y se acuerda muy bien de él, aunque era niño por haberle visto muchas veces con ocasión de que el padre de este testigo llamado Sancho de Ávila que ya es difunto fue criado del dicho siervo de Dios desde edad de siete años, desde que el siervo de Dios fue inquisidor de Granada y vino en su servicio a este reino y por esta causa este testigo le veía ir y venir a la iglesia y cuando este testigo iba y venía a la escuela a aprender a leer y a escribir porque la dicha escuela estaba enfrente de la santa iglesia catedral y que muchas veces le besó la mano pero no se acuerda de haber hablado de cosas de importancia" 31 de mayo de 1659, ff. 299-312 asimismo hacía oración por sus bienhechores y en especial por los que le perseguían"[1]

A pesar de no haber hablado de “cosas de importancia” Juanito Dávila tiene muchas cosas que contarnos. Veremos, pues, cómo responde a nuestras preguntas.




[1] Segundo cuaderno de los autos e informaciones originales en la Causa de la Beatificación y Canonización del Venerable siervo de Dios Don Toribio Alfonso Mogrovejo, año 1659

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HOMENAJE A ALEJANDRO MÁLAGA

VVAA. Homenaje (1935-1995) Alejandro Málaga Medina. Academia Peruana de Historia Eclesiástica, Arequipa, 2009, 264 pp.

 

La presente publicación es un sentido homenaje tributado por sus colegas, amigos, ex alumnos y familiares, a quien fuera uno de nuestros más importantes intelectuales, historiador, docente universitario, paleógrafo y archivero peruano.

Como afirma su hijo, el también historiador Alejandro Málaga Núñez-Zeballos, “los testimonios reflejan el respeto, admiración y aprecio” de instituciones como la UNAS, los archivos Regional, Municipal y Arzobispal de Arequipa, del Archivo General de Indias, la Escuela de Estudios Hispanoamericanos  y la Academia Peruana de Historia Eclesiástica, donde “trabó amistad y compartió experiencias con historiadores capitalinos, provincianos y extranjeros con los que años más tarde, integró equipos de investigación que aportaron abordaron temas inéditos de pasado mistiano” (p.3)

Quince testimonios le reconocen como hombre cabal, pulcro archivero, serio historiador, humanista integral, padre ejemplar, buen cristiano, inolvidable amigo, modélico maestro. Escuetamente, Monseñor Severo Aparicio, presidente de la Academia Peruana de Historia Eclesiástica, reconocerá  en él “un amante de la patria y sobre todo de su querida Arequipa, excelente amigo, hombre caballeroso”. Con exuberancia cordial  Eusebio Quiroz Paz Soldán confesará: “Fuimos como hermanos en el más fraterno y solidario sentido de la palabra y añoro en su ausencia todo el caudal de afecto y valores que existió entre nosotros”. Dignos de encomio son los textos de los colegas, discípulos y amigos: Teresa Cañedo-Argüelles, Ramón Gutiérrez, Helard L. Fuentes, César Gutiérrez, Rolando Félix Linares, Arturo Lira, Jaime O. Mirando, Alcides Parejas,  Giuseppe Tranchida,  Manuel Zevallos Vera, María Justina Saravia, Domitila Huancollo,  Julio E. Paredes Nuñez,

 

En la segunda parte, se recogen trece artículos referidos a temas muy queridos para  el llorado “palito” (así llamado por su fina estampa) Málaga: Luis Millones “Actuar y curar: el arte de los curanderos andinos”, Carlos Buller “Fundación y desarrollo: La consolidación de la ciudad de Arequipa en el espacio colonial temprano (1540-1640), Teodoro Hampe “Los libros de Don Francisco de Toledo: poder y cultura en la corte virreinal del Perú”, Margarita E. Gentile “Tipos de maloca en la gobernación de Tucumán y su entorno entre el siglo XVI y principios del XVII”, Teresa Cañedo-Argüelles “Oligarquías multiétnicas en el ´cercado’ andino. Siglos XVIII-XX”, Alcides Parejas “La ciaría de Santa Cruz de la Sierra”, Eusebio Quiroz “La obra historiográfica de Jorge Basadre: una lectura peruanista de nuestra historia”, Álvaro Espinoza de la Borda “La labor de los misioneros franciscanos DE La Recoleta en el resurgimiento de la Iglesia en Arequipa, 1869-1908”, Jorge Ortiz Sotelo “Una breve historia dl Callo”, Edgar Chalco “Ganarle tiempo al tiempo”, Alejandro Málaga Núñez-Zeballos “La religiosidad a la Virgen Candelaria en Arequipa”, Walter Garaycochea “Recordando un centenario postergado”, Mariano Mould de Pease “La historia y la revisión de los robos sacrílegos y su comercialización ilícita”.

 

Yo envié mi artículo sobre la Virgen de Chapi y mi testimonio de gratitud. Y, entre otras cosas, le decía:

 

Querido amigo don Alejandro:

Lejos estaba de pensar que su sonrisa de despedida en el mes de noviembre de 1995, con motivo de mi viaje a España, no volvería a gozarla en esta Tierra. Yo me llevaba varios catálogos y revistas del Archivo Arzobispal para surtir los fondos de los mejores archivos españoles: Simancas, Indias (Sevilla), Archivo Histórico Nacional (Madrid), Biblioteca Nacional de Madrid. Desde los mismos le escribían agradeciendo su generoso envío. Yo mismo estaba entregando una carta suya en la Casa de las Américas de Madrid, justo el día de su partida definitiva a la vida eterna.

 

            A mi vuelta a Perú en febrero del 1996, venía con la ilusión de transmitirle el reconocimiento de los mejores profesionales españoles dedicados a la Historia de América por su destacada tarea archivística e historiográfica.

 

            Pude ver en las hemerotecas y por el testimonio de sus amigos y familiares el homenaje tributado por sus colegas de Universidad, de Iglesia, de Arequipa entera. Yo le dediqué mi carta semanal en “Arequipa al día”, en la sección “ánimo, pues”, donde le decía que entraba en nuestra galería de gente solidaria por su preocupación de ayudar a todos los arequipeños a conocer las raíces de nuestra historia, por reavivar el rico patrimonio recibido, solidarizándonos con lo mejor de nuestro pasado para construir nuestro presente sin plagios postizos de lo foráneo sino buceando en nuestra propia idiosincrasia. Usted ha labrado sillares bien firmes para nuestra historia civil y eclesiástica. Fue santa Teresa de Jesús quien animaba a sus carmelitas a la perfección instándoles a que fuesen "cimientos de los que estaban por venir" y usted ha colocado muy sólidos cimientos que dan a nuestra Ciudad Blanca claras señas de identidad. Ahí están sus trabajos sobre la visita del virrey Toledo, sus artículos sobre las casonas como la de Ricketts, la arquitectura del valle del Colca, su conocimiento del proceso evangelizador de Perú y Arequipa (sus doctrinas, el Seminario de san Jerónimo...).

 

            Sin duda que el Señor del Cosmos y de la Historia ya le ha premiado con una digna morada en su Archivo Celestial. Don Alejandro, descanse en paz, y no borre de su memoria a cuantos historiadores, universitarios y arequipeños queremos caminar tras sus huellas de profesional ejemplar y hombre de bien.

 

 

 

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