En la tarde del lunes 22 de diciembre del 2008 –cuando sus familiares, profesores, amigos y enfermeros le acompañaban con la oración- se encontraba con Dios para siempre el sacerdote Juan Serpa Meneses, víctima de una hemorragia interna. Había ingresado a la unidad de emergencia el sábado 20 al hospital de Essalud Guillermo Almenara, por presentar problemas cardiacos. Él permanecía internado en la Unidad de Cuidados Intensivos. Sus restos fueron velados en la parroquia Nuestra Señora de Montserrat. La misa de cuerpo presente se celebró el martes 23 en San Sebastián (Jr. Callao 642, Cercado de Lima y, tras la despedida en su Tecnológico de Huachipa, fue enterrado en el cementerio “Campo Fe” de Huachipa.
Pude estar en el velorio y doy fe de cómo se recibe al que se da al cien por cien. Allí se agolparon niños, jóvenes, padres de familia, profesores de los colegios promovidos por él: el Instituto Superior Tecnológico “Nuestra Señora de Montserrat y San Sebastián” de Huachipa y el colegio parroquial del mismo nombre en el Rímac. Respeto, admiración, gratitud, cariño. No en vano más de dos mil niños reciben –junto a una educación de primer nivel- desayuno y comida gratis cada día y participan de diversas actividades complementarias como los retiros con el fin de proporcionarles una educación integral católica.
Desde el Sr. Cardenal que dirigió el primer emotivo responso y presidió el funeral, hasta el máximo mandatario de la nación, Alan García, el ministro de Defensa y el Sr. Alcalde de Lima,. autoridades del mundo educativo; desde sacerdotes y religiosos hasta políticos y economistas..., los grandes, pero sobre todo los pequeños acudieron a dar el último adiós a este gigante de la caridad que ha sabido actualizar los milagros evangélicos de la pesca milagrosa y la multiplicación de los panes y los paces. La zona del Cercado en la que está el colegio Monserrat, así como la capilla del mismo nombre y la iglesia de San Sebastián fue un discurrir de personas que querían dar el último adiós a quien sembró el bien a manos llenas e hizo florecer aulas, capillas, casas en un terreno casi prohibido. En el funeral, el templo se abarrotó, sin poder dar cabida a otros muchos que tuvieron que quedarse en el atrio y hasta en el Jr. Ica.
Nació en Callahuanca provincia de Huaochirí (Lima) el 7 de setiembre de 1931. Fueron sus padres Don Antenor Serpa y Dª Domitila Meneses. Fue bautizado con el nombre de Juan Hibernón, en Churcampa (Huancavelica) de donde eran oriundos sus padres. Tuvo cinco hermanos: Hernán (que murió como joven seminarista y le dejó una huella imborrable), Iraida, Hibernón, José y Lucila. Allí pasó su infancia y estudió las primeras letras, mostrando ya una gran sensibilidad ante el sufrimiento y necesidades del prójimo. Con el fin de formarse bien, sus padres le hicieron postular al Colegio Guadalupe de Lima, donde ingresó como alumno interno. Al terminar su primaria, con 15 años, decide ser sacerdote para ayudar a los más pobres. Ingresa en el seminario de Huancavelica, de donde pasa a Ayacucho y concluye los estudios de secundaria. Tras estudiar filosofía y teología en varios seminarios de Perú y Bolivia, es ordenado sacerdote el 17 de abril de 1959 en Huancavelica.
Sus primeros años como sacerdote los pasó en Huancavelica donde demostró un celo extraordinario por los más necesitados. En 1964 pasó a ser Capellán militar y paracaidista en la frontera con Ecuador. En la navidad de 1966 el nuncio del Papa en el Perú le invita a seguir estudios en Roma. En pocos días alista su pequeño equipaje y a principios del año siguiente ya está en Roma, la ciudad eterna. Allí estudia en la Universidad Lateranense, consiguiendo la licenciatura y el doctorado “In Utroque Jure”, es decir, en Derecho Canónico y Civil. De igual manera, obtiene la licenciatura en Sagrada Teología. Fue, precisamente allí, en el Vaticano, donde conoció al Papa Pablo VI y a muchos obispos y cardenales aprendió a valorar y a amar más a los pobres y necesitados.
En 1974, a sus 43 años, tras este largo periodo de formación humanística y espiritual, se reincorpora al Perú. Su primer destino fue el Cuzco donde estuvo un año como Rector del seminario. Enseguida, en 1976, el Sr. Cardenal Juan Landázuri lo mandó a la parroquia de Montserrat provisionalmente; eso creía el P. Juan, sin embargo fue su destino definitivo por 32 años.
La parroquia era muy pobre y el tradicional barrio de Montserrate se había tugurizado y convertido en foco de delincuencia y prostitución. El Padre Juan no se acobardó. Desde el principio se ocupó con gran celo de la liturgia y para atraer a la feligresía que apenas pisaba el Templo, creó un Taller de Música que en 1987 logró que tuviera aprobación oficial. Al ver a tantos niños en la calle, mal alimentados y peor educados, montó un Comedor Infantil gracias a campañas de recogida de papeles; al poco tiempo fundó el Colegio Parroquial Ntra. Sra. de Montserrat que fue aprobado oficialmente por R.M. nº 8385-87 ED. Poco a poco fue consolidando su obra e incorporando nuevas iniciativas en favor de los niños, jóvenes y de la familia en general como el Centro Médico, el. CETPRO y el PRONOE todos con el mismo nombre.
Desde 1980 se le encomendó también la también alicaída parroquia de San Sebastián. A los pocos años ya estaba restaurada y hoy es una de las parroquias más concurridas de Lima a pesar de su pequeña capacidad. Su celo apostólico no tuvo límites, en particular le dolía la marginación en la que se encontraban las personas quechua-hablantes. Para ellos promovió y divulgó la liturgia en quechua y acogió a las hermandades quechua-hablantes en San Sebastián. En sus altares se acoge al Señor de Torrechayo (Cusco) cuyas misas se celebran los terceros viernes de cada mes, la Virgen de las Nieves de Tinta (Cusco), la Purificada de Carriqunca que acompaña al Qoyllur Ritti. También están la Virgen del Rosario de Combapata, Canchis y el Señor de Huanca, cusqueños. San Gerónimo, el Niño Melchor, el Señor de los Temblores, la Virgen Asunta, Asunción y del Rosario, el Señor de Huata Cuando el padre, al terminar la misa, invoca casi gritando "¡Lima, este es tu pueblo quechua!", la iglesia, repletita, estalla en aplausos, y aclama en quechua, especialmente el día de la fiesta –¡Kausachum, San Sebastián Perú! El fue el primer sacerdote en oficiar una misa en idioma quechua en la Catedral de Lima, en 1974, desde la época colonial.
En 1997 funda el CEO Parroquial Hogar Granja Escuela Experimental Ntra. Sra. de Montserrat en Huachipa para la formación profesional y espiritual de señoritas venidas de los pueblos más lejanos y que viven en régimen de internado.
Recibió gran número de reconocimientos y condecoraciones, tanto de Instituciones públicas como privadas. Entre ellas cabe destacar: las Palmas Magisteriales en el Grado de Amauta, la medalla cívica de la Ciudad de Lima y la Medalla de Honor del Congreso en el grado de Comendador.
El 21 de diciembre de 2008 a los 77 años, sin padecer enfermedad notoria, después de un año escolar intenso, se sintió mal y fue llevado de emergencia al hospital Almenara. Allí se le diagnosticó una hemorragia interna debido a una várice intestinal. Una de sus últimas frases a su hermana Lucila revela su responsabilidad y celo sacerdotal: “Avisen que no podré llegar a celebrar la misa dominical de 8 de la mañana en San Sebastián”. : Al día siguiente, después de varias horas de estar en coma y mientras miles de fieles oraban por su salud, a las 2,15 de la tarde, Dios lo llamó a su presencia para siempre.
Su fe en Dios, su amor a María, su patriotismo al estilo de los evangelizadores de antaño tan comprometidos con la promoción integral de las personas, ha movido montañas de incomprensión e indiferencia.
Como el propio Padre Juan atestiguó al profesor Teodoro Oliva en la entrevista del 27/07/07): Yo soy de esos que digo: a Dios rogando y con el mazo dando. Estoy convencido de que si no hay oración no se pueden hacer las cosas de Dios. Por ello, cuando me inicié en Montserrat establecí la hora santa los sábados, a las 10 am y se llenó la iglesia, yo mismo la dirigía. Ahora todos los domingos después de la misa de 8 am en San Sebastián tenemos exposición y bendición con el Santísimo. Todos los días al levantarme, lo primero que hago, aún en pijama es tirarme al suelo y de rodillas rezar, después el rezo del breviario y durante el aseo voy ofreciendo a Dios todo el día, todo lo que pueda pasar…. Esta es mi alma: la oración. Además vivo el amor a la Virgen María, lo hago todo en nombre de Ella. Yo sé que Ella va por delante, sin Ella no habría nada Amo a la Iglesia con fidelidad incondicional como me aconsejó el Papa Pablo VI. Siempre en comunión con el Papa y con mi obispo, pues si no estoy en comunión con ellos, tampoco puedo estarlo con Cristo.
Nos deja un gigante de la caridad, del compromiso social cristiano, de la evangelización inculturada, de la fidelidad a la iglesia, de la santidad más exigente y de la humanidad más entrañable y asequible, del patriotismo recio que no olvida ni la provincia ni el centro de Lima y con un corazón universal. Por eso, los grandes y los pequeños están con él.
Que el Señor le dé el descanso eterno y a nosotros no nos deje descansar hasta asumir y encarnar los retos encarados por él. Feliz y eterna Navidad, Padre Juan.