La Iglesia después de Aparecida: Cifras y proyecciones: Mons. Norberto Strotmann y el Dr. José Luis Pérez Guadalupe.ITP “Fray Martín” de Chosica, 2008, 294 pp
El pasado jueves 22 de enero en el Centro Cultural de la Universidad Católica la Fundación Konrad Adenauer, el Instituto de Estudios Sociales Cristianos y la Universidad Católica presentaron el libro La Iglesia después de Aparecida: Cifras y proyecciones, escrito por el Mons. Norberto Strotmann y el Dr. José Luis Pérez Guadalupe. Esta obra presenta un balance de la V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe, celebrada en la ciudad de Aparecida ubicada en Sao Paulo, Brasil, el miércoles 13 de mayo del 2007. Como se recuerda, esta conferencia fue presidida por el Papa Benedicto XVI quien, en aquella oportunidad, llegó por primera vez en su condición de Sumo Pontífice a nuestro continente. La publicación se divide en dos partes: la primera, "Descifrando la situación de la Iglesia en América Latina", con cuatro capítulos: "Contexto de la Iglesia universal", "Iglesia en los continentes", "Iglesia en América Latina", "Notas hermenéuticas"; y la segunda, "Y sin embargo, se van", también con cuatro capítulos: "Aparecida y el crecimiento de los grupos no católicos", "El innegable crecimiento evangélico", "¿Por qué se van los católicos?", "¿Qué podemos hacer?". Los comentarios de la presentación estuvieron a cargo de los doctores Luis Bacigalupo, José Antonio Benito y Renán Quispe Llanos.
Me sorprendió lo concurrido que estuvo el acto. Unas 200 personas, casi todas comprometidas en el mundo académico, profesional y social. Desde el Rector de la PUCP al expremier Dr. Luis Solari; desde el provincial de los salesianos P. Vicente Santilli al nonagenario Dr. Luis Bedoya
Yo me encontraba a la derecha del Dr. Luis Bacigalupo. Monseñor Strotmann comenzó con un chiste: Un párroco comenzó su sermón diciendo: “Hoy no hay prédica porque tengo que decirles algo”. Fue muy breve, leyó algunas cifras que evidencian la crítica situación de nuestra Iglesia. “Basta ya de autobombo”, la Iglesia debe confesar a Cristo con vida, con altura teológica, en diálogo con la filosofía de nuestro tiempo, con la urgencia de la misión.
José Luis Pérez Guadalupe recalcó que no era tanto una foto sino un video de la Iglesia (progresión de momentos), un marcar tendencias y proyecciones. Profundizar en los cambios sociorreligiosos de la Iglesia como viene haciendo desde 1992 con su obra ¿Por qué se van los católicos?, en el 2002 Ecumenismo, sectas y nuevos movimientos religiosos. Insistió en el cambio de visión para llegar como lo requieren nuestros tiempos. Les invito a leer sus experiencias y el “sueño” que culmina la obra.
Mis palabras fueron de gratitud por ser invitado a leer, comentar y conversar en torno a una obra de expertos, testigos. Los autores han sido testigos cualificados ya que participaron en Aparecida; más, lo gestaron y nos han ayudado a digerirlo. San Isidoro, el último de los Padres de la Iglesia Occidental, y elegido como patrono de internet en su enciclopédica obra Etimologías define la historia como “la narración de hechos acontecidos, por la cual se conocen los sucesos que tuvieron lugar en tiempos pasados. Y es que entre los antiguos no escribía historia más que quien había sido testigo y había visto los hechos que debían narrarse”.(n.41 San Isidoro de Sevilla Etimologías BAC, Madrid, 2004, Ed. De Manuel C. y Días y Díaz).
En segundo lugar, manifesté mi gozo por la luz que nos aportan. Allá por 1950 en una conferencia decía J. Ortega y Gasset: No sabemos lo que nos pasa y eso es lo que pasa...Gracias al presente libro seguro que sí sabemos mucho más de lo que nos pasa, por qué y si pusiésemos en práctica algo de lo que se contiene la suerte de la iglesia y de la sociedad sería muy distinta. PARA QUE NO NOS PASE
La primera parte de Mons. Stromman es precisión, incontestable. Nos recuerda que la cifra puede ser fría pero nos ayuda y mucho a conocer la realidad. Entre los numerosos puntos de luz de la obra, destaco la cita y comentario del teólogo Olegario González de Cardedal en la que nos habla de la riqueza de la identidad y misión de Iglesia huyendo del fundamentalismo y el sectarismo.
Se nos advierte de una gran contradicción: Latinoamérica es el continente con más feligreses católicos (43%) y densidad católica más alta del mundo, pero junto a Europa es el que tiene mayores pérdidas de feligreses y con la institucionalidad más débil del mundo.
Una nota provocativa al hilo de una cita del libro de J. Hôrrisch “Dios, dinero, medios. Estudios acerca de los medios que mantienen unido al Mundo en lo más íntimo”: “En la época moderna hubo un cambio en los símbolos más profundos de la comunicación social: al comienzo de la Modernidad s sustituyó la hostia por la moneda; desde hace tres décadas la moneda por el disco duro y/o el C D”. La convivencia medieval y la colonial estaba marcada por los templos, la Iglesia era el punto referencial físico y moral inevitable, “Las cosas han cambiado: las ciudades han quedado y las torres de las iglesias también. Pero, el punto de referencia ya no son las torres, sino las instituciones sociales, que el mismo inventó. Y ni recuerda que él las inventó. Son hoy las referencias incuestionables de orientación, forman el sentido de la vida y cumplen con la función bíblica de los becerros de oro. La consecuencia más grave de este proceso es: El hombre pierde su libertad ante las instituciones que él mismo ha creado” p.104
Lo que el Papa reclamó en Aparecida frente a la situación de cambio (debilitamiento de la vida cristiana en la sociedad y de la propia pertenencia a la Iglesia católica) fue nuevas formas de sensibilidad para responder ante los cambios:
Conclusiones alternativas:
1. La fe debe ser ilustración de la Ilustración
2. Promoción de su identidad teológica sin la obsesión fundamentalista que puede degenerar en secta y sin la obsesión de la relevancia que le puede llevar a la disolución.
3. Esfuerzo organizado para conquistar una nueva competencia racional y pública que esté al servicio de la comunicabilidad de la fe y permita procesar los complejos problemas del mundo de hoy adecuadamente desde una racionalidad diferenciada e integradora. Todo pasa por una nueva presencia de de participación responsable de los laicos y un compromiso en incentivar habilidades de gerencia y liderazgo eclesiales.
En la segunda parte José Luis vuelve a su tema: “Y, sin embargo, se van”
Se dice que los poetas, los músicos, los artistas tienen una idea y la repiten de diversos modos. Alguien me dijo sobre esta obra. “Lo mismo, otra...”. Y vemos, claramente que sí: es el asunto clave, central pero...no es igual. La realidad es otra, él es otro, nosotros somos otros, los otros no son tan “otros”...Y ahí pone el dedo en la llaga. Como cantase Gerardo Diego en su romance sobre el río Duero:
Quién pudiera como tú,
a la vez quieto y en marcha,
cantar siempre el mismo verso
pero con distinta agua.
José Luis nos canta el mismo verso, nos lee a todos la cartilla comenzando por él mismo, pero con distinta agua:
Lo abre con un título provocativo “¿El nuevo cisma de occidente?” Debe recordarse que propiamente el C de O se debió a la existencia de dos papas y luego un tercero que dejó a la Iglesia sin rumbo y con un desasosiego en los creyentes que no sabían realmente a quién obedecer, incluso los santos como Catalina o Vicente apoyaban a uno u otro pontífice. Sin embargo, José Luis se refiere a la ruptura o pseudorreforma protestante en Europa en el S. XVI y en América en el S. XXI.
Su objetivo es claro: abordar críticamente el crecimiento de los otros grupos para que ahondando en el por qué los católicos se van poder hacer propuestas.
El libro se presenta como una voz profética ¿en el desierto? (No lo creo, al menos un buen grupo como el presente está dispuesto a escuchar) Y tal voz me recuerda la voz de un masón como Manuel Azaña: “España ha dejado de ser católica” o un santo el P. Hurtado: “Es Chile un país católico”. Y, claro, como dicen en España se enfadan las comadres cuando le dicen las verdades y José Luis nos las dice, como siempre con libertad pero con caridad.
Lo que es cierto es que se acabó con el monopolio católico en América y en Peru. Cierto que hay mucho patrimonio espiritual acumulado pero falta “oferta eclesial” La denuncia de José Luis sobre el trasvase de algunos católicos a otros grupos hay que ponderarla: “Está pasando de profesar un tibio cristianismo católico a un militante cristianismo evangélico”. Un pastor protestante le confidencia: Nosotros calentamos el agua para que los otros se tomen el café
Las causas: la falta de vida (unión con Cristo), pastoral (vida fraterna, comunitaria), método (formación integral e integradora). La cuestión no es sólo saber cuántos van a Misa, sino también cuántos no van y por qué.
Pero no basta con la denuncia, con el diagnóstico. ¿Qué podemos hacer? El autor del libro nos advierte que no basta con formar comunidad de comunidades, hay que dar un paso más: hay que formar red de redes.
Señala que estamos en la hora del cambio y urgen clérigos: verdaderos líderes de la Iglesia y verdaderos hombres de Dios; de igual modo, necesitamos laicos que sean co-responsables de la Iglesia.
La proyección para fines de siglo no es muy halagüeña para la Iglesia. Si en Perú en 1991 un 96 % era católico para el 2091 sólo lo sería un 35%; si los protestantes representaban el 2,5% en el 2091 serían el 44.3% protestantes; por su parte los ateos de no tener ninguna representación se pondrían en 11.9%
Claro que todo fiel no puede quedar indiferente ante tan feo panorama y se plantea como el Dr. Pérez Guadalupe qué hacer. La respuesta viene de las propias deficiencias. Se necesita vida, encuentro con Cristo Vida; una religiosidad bíblio kerigmática; con vivencia comunitaria, que se abra no a un movimiento nuevo más, sino a poner a toda la Iglesia en movimiento
La denuncia que lanza José Luis es terrible: “¿Qué pasa cuando un laico entra a un templo católico? Absolutamente nada...No sienten que sea su iglesia. Problema de “invisibilidad”, “exclusión”...reductos de iniciados que ya llenaron los cupos, los servicios y las atenciones parroquiales (p.235). Me recuerda el irónico comentario del Cardenal Newman: "Cuentan que un recién convertido preguntó al sacerdote la víspera de bautizarse cuál es el papel del laico en la Iglesia. Aquél le respondió: "La posición del laico en nuestra Iglesia es doble: ponerse de rodillas ante el altar, es la primera; sentarse frente al púlpito es la segunda". El cardenal añadía con cierta ironía: "se le olvidó añadir una tercera: meter la mano en el portamonedas".
Hay que ponerse en marcha pues “nadie tiene lo que no da” p.244. Como Jesús que sale a por la oveja perdida, hay que salir en busca de todos y de toda la persona. Para ello se necesita de toda la Iglesia Pueblo de Dios, con parroquias y movimientos, la religiosidad popular. Se requiere una pastoral integral: sacramentos de iniciación y culminación; que no se dé la paradoja “primera y última comunión”. Hay que vivir la cotidianeidad de Dios, bajarlo de las nubes a nuestra vida: “No se trata de ir la casa de Dios como un lugar determinado y exclusivo de su presencia, sino de hacer de cada mesa un altar y de cada casa un templo. Que cada uno de nuestros hogares sea una verdadera casa de Dios, iglesia doméstica (p.279). Formar comunidades en los barrios, en los centros de trabajo, en los lugares de estudio...” Comunidades autopoiéticas, autoformativas y auto reproductivas”
La única manera de revertir la situación es actuando desde dentro y no criticando desde fuera. Tenemos el peligro de recitar el Yo pecador diciendo “por tu culpa” en vez de “por mi gran culpa”. El libro apela al Evangelio. José luis nos quiere confrontar con el Evangelio: Que tengan Vida; sin Mí no podéis nada; Koinonía: el mandamiento nuevo; Formación: sed perfectos, multiplicación de los panes, la pesca milagrosa...la omisión
Un historiador de la Iglesia denunciaba que en el Humanismo Renacentista hubo tres papas que quisieron ser: Alejandro VI, Venus (amor) . Julio II: como Marte (guerra) León X, minerva (arte). Olvidaron algo tan sencillo y evidente como que eran los vicarios del pobre de Nazaret, el Ungido, Dios y Hombre verdadero
Quiere que nos convirtamos. No basta con ser gestores debemos ser líderes. Frente a la burocracia está la santidad.
Es como un nuevo Bautista que nos llama a la conversión:
§ Cambiar la mirada. Con los ojos de Jesús
§ Cambiar la forma de hacer. Desde dentro, con los mismos protagonistas, ejerciendo un verdadero liderazgo eclesial y social
El Siervo de Dios P. Tomás Morales, S.J. tenía la convicción firme que una minoría podía cambiar el curso de la historia. Nos aportó n detalle clave: su pedagogía del Hacer-hacer
Hacer-hacer es la única manera práctica de interesar al joven en una obra. Hacer-hacer es despertar esas energías latentes que duermen en el corazón de todo joven. «Inquietaos de no Hacer-hacer es también la única manera de multiplicar la actividad de un sacerdote o seglar. Es la única fórmula para conseguir esa movilización eficaz del laicado incorporándole a la tarea misionera del clero.
Ramón Gómez de la Serna fue el autor de las greguerías, fórmulas sintéticas que resumen libros. Pienso que José Luis apunta también con audaces frases y comentarios a nuevos libros como:
1. Los que vuelven... Convertidos: Los que se llenan de VIDA, que nos enriquezca con sus experiencias como las dos deliciosas del final del libro. Tripe: del ateísmo o indiferencia; de la pasividad al compromiso; del compromiso a la entrega. Me contaba Julián de la Morena el ingreso del Mov. Sin tierra en CL; Clara Lubich llegó a hablar a 10.000 budistas; el Camino Neocatecumenal descubrió el trípode sobre el que se basa la vida cristiana: palabra de Dios, liturgia y comunidad y están presentes hasta en lugares casi desechados por la Iglesia como la Europa nórdica.
2. Movimientos: Comunidades de vida fraterna:
3. Formación: Resultados del programa de Teología a Distancia...¿Cómo se va multiplicando?
Así que yo le animo a seguir viviendo y escribiendo. Y a ustedes gracias por la paciencia y a leer y releer la obra. No les dejará inactivos. Sentirán que hay muchas cosas que hacer, cada uno desde su puesto. Yo sentía esto en la Casona de San Marcos en el XVI Coloquio sobre la Historia de Lima en que se recordaba el IV Centenario de los Comentarios Reales del Inca Garcilaso. Mi desafío en el reto fe-cultura sería profundizar en las obras de uno de los forjadores de la peruanidad y compartirlo con los jóvenes de la globalización: en el Garcilaso indio e hispano, que nos habla de un solo mundo, que valora lo incaico y lo cristiano, el pasado pero abriéndolo al futuro, y que ofrece su obra como José Luis “no con pretensión de otro interés más que de servir a la república cristiana, para que se den gracias a Nuestro Señor Jesucristo y la Virgen María su Madre por cuyos méritos e intercesión se dignó la Eterna Magestad de sacar del abismo de la idolatría tantas y tan grandes naciones y reducirlas al gremio de su iglesia católica romana, Madre y Señora nuestra”
Termino con un texto de Aparecida: En el Capítulo 4 encontramos, en pocas frases, la interrelación entre pertenencia a Cristo y encuentro con él, alegría y gratitud que ello produce, acontecimiento y misión que de todo ello se desprende.
Cuando crece la conciencia de pertenencia a Cristo, en razón de la gratitud y alegría que produce, crece también el ímpetu de comunicar a todos el don de ese encuentro. La misión no se limita a un programa o proyecto, sino que es compartir la experiencia del acontecimiento del encuentro con Cristo, testimoniarlo y anunciarlo de persona a persona, de comunidad a comunidad, y de la Iglesia a todos los confines del mundo (cf. Hch 1, 8).