Ante la gigantesca crisis educativa que nos envuelve, tanto en el Perú como en todo el mundo, no sirven soluciones banales. Nadie cura una hemorragia o un cáncer con una pastillita. “La crisis de la enseñanza es una crisis de vida”. Por tanto, si queremos dar con el remedio eficaz no bastan las palabras, los congresos, las programaciones, los planes…hace falta mucha vida. Y VIDA en abundancia es la que ha dado al Perú el jesuita P. Carlos Pozzo, S.I. que fue enterrado en su querida Arequipa el pasado 28 de mayo, a los 90 años de edad.
Para algunos “un toro bravo”, duro como el granito pero tierno como un yaraví…Le encantaba la canción ¡Libre! de Nino Bravo, y admiraba la confianza en la divina providencia y ardiente caridad de Teresa de Calcuta.
Nació en el seno de una familia numerosa de un pueblecito de Génova (Italia), llamado Bogliasco, cerca del mar. Llegó al Callao, Perú, en abril de 1936, y tras diversas peripecias en el mundo de los negocios, ingresa en la Compañía de Jesús en 1946. Su primer y último destino fue la Ciudad Blanca. Su gran y única obra: CIRCA (Círculos Sociales Católicos de Arequipa) con 35 colegios, 700 profesores y 17.000 alumnos en los niveles de inicial, primaria, secundaria y CEO. Como actividad complementaria CIRCA dispone de ocho albergues o "sumac wasi" que recogen a 430 niños abandonados por orfandad o pobreza. Para atender a la salud creó dos postas médicas en la avenida Kennedy 1750 en Paucarpata y en el Cono Norte. Más allá de la instrucción que ha querido excelente, ha dotado a los centros de actividades complementarias como los campamentos, retiros, grupos, comunidades, con el fin de formar líderes juveniles con un gran sentido de la responsabilidad social, acentuando la peruanidad –también la identidad arequipeña- y la universalidad católica.¡Muy querido Padre Pozzo, gracias y que viva siempre en el corazón de la obra que el Señor Jesús le inspiró entre los más pobres de la Ciudad Blanca!