lunes, 22 de diciembre de 2008

HA NACIDO EL SALVADOR, EN PERÚ

Hoy ha nacido el Salvador

 

Mensaje Navideño

 

Como pastores del pueblo de Dios en el Perú, les anunciamos una vez más la buena noticia de la Navidad de Jesús: “un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado” Is. 9,5. Como se les anunció a los pastores de Belén, pregonamos la luz y la paz de Dios: “Hoy les ha nacido el Salvador, el Mesías, el Señor” Lc. 2,11.

Con la certeza que nos da la fe, este anuncio es motivo de alegría y  esperanza; fuente de fortaleza para vencer la cultura de la violencia y de la muerte y para construir la solidaridad, el progreso y la paz entre los hombres y los pueblos.

El Papa Benedicto XVI, quiere comenzar el año nuevo 2009, con un mensaje: “combatir la pobreza, construir la paz”, que alienta y confirma nuestra propuesta como Obispos del Perú al inicio del Adviento.

El Papa aborda la pobreza que aflige al mundo desde la perspectiva de la globalización, que “debería abarcar la dimensión espiritual y moral, en la que todos –personas, pueblos y naciones- se comporten siguiendo los principios de fraternidad y responsabilidad”.

El Papa nos habla de marginación, pobreza relacional, moral y espiritual en las sociedades ricas y desarrolladas donde se encuentran personas desorientadas interiormente, aquejadas por formas diversas de malestar a pesar de su bienestar económico.

El Papa aborda también las implicaciones morales de la pobreza en su relación con el crecimiento demográfico, con las campañas para reducir la natalidad, el exterminio de millones de niños no nacidos en nombre de la lucha contra la pobreza, que en realidad es la eliminación de los seres humanos más pobres.

En esta perspectiva tenemos que mirar la pobreza de los niños, porque cuando la pobreza afecta a una familia, los niños son las víctimas más vulnerables; así, casi la mitad de quienes viven en la pobreza absoluta son niños.

En el Perú tenemos que reconocer todavía los graves problemas que aquejan a los peruanos; sin embargo, en medio de dificultades y contratiempos encontramos señales visibles de esperanza y conductas ejemplares de honestidad y solidaridad que es preciso reconocer y premiar.

Somos testigos de auténticas muestras de solidaridad y amor al prójimo que aparecen en situaciones difíciles y extremas. La tragedia del sismo ocurrido el 15 de agosto del año pasado nos dio esa gran lección. El sufrimiento de los heridos y de las familias que perdieron a sus seres queridos y se quedaron sin hogar, fue una oportunidad para sensibilizarnos con el dolor humano. Despertó en nosotros la solidaridad que los hermanos del sur esperaban.

En este sentido invocamos a seguir construyendo una cultura de servicio y solidaridad en forma permanente.

En esta Navidad, cuando celebramos el nacimiento de Jesús niño, nacido de María, en la humildad y pobreza del pesebre de Belén, nos encontramos todavía ante muchas realidades dolorosas, y entre ellas, una constituida por el momento difícil que atraviesa el Hogar Clínica San Juan de Dios.

El Papa Benedicto XVI nos impulsa a la lucha contra la pobreza, que necesita hombres y mujeres que vivan en profundidad la fraternidad y sean capaces de acompañar a las personas, familias y comunidades en el camino de un auténtico desarrollo humano.

Dios nos ha entregado a su hijo Jesús nacido de la Virgen María –niño como los niños del mundo- que nos invita en esta Navidad a la austeridad y a la generosidad, compartiendo lo que somos y lo que tenemos.

  

¡FELIZ NAVIDAD Y UN AÑO 2009 LLENO DE PAZ Y PROSPERIDAD!

 LOS OBISPOS DEL PERÚ

 

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PADRE JUAN SERPA, GIGANTE DE LA CARIDAD, DESCANSE EN PAZ

En la tarde del lunes 22 de diciembre –cuando sus familiares, profesores, amigos y enfermeros le acompañaban con la oración- se encontraba con Dios para siempre el sacerdote Juan Serpa Meneses, víctima de una hemorragia interna. Había ingresado a la unidad de emergencia el sábado 20 al hospital de Essalud Guillermo Almenara, por presentar problemas cardiacos. Él permanecía internado en la Unidad de Cuidados Intensivos.

Sus restos son velados en la parroquia Nuestra Señora de Montserrat. La misa de cuerpo presente se celebrará este mares 23 en San Sebastián (Jr. Callao 642, Cercado de Lima. Teléf. 4240629) y, tras la despedida en su Tecnológico de Huachipa, será enterrado en el cementerio “Campo Fe” de Huachipa.

Acabo de estar en el velorio y he sido testigo de cómo se recibe al que se da al cien por cien. Allí se agolparon niños, jóvenes, padres de familia, profesores  de los colegios promovidos por él: el Instituto Superior Tecnológico “Nuestra Señora de Montserrat y San Sebastián” de Huachipa y el colegio parroquial del mismo nombre en el Rímac. Respeto, admiración, gratitud, cariño. No en vano más de dos mil niños reciben –junto a una educación de primer nivel- desayuno y comida gratis cada día y participan de diversas actividades complementarias como los retiros con el fin de proporcionarles una educación integral católica.

Desde el Sr. Cardenal que dirigió un emotivo responso, hasta autoridades del mundo educativo; desde sacerdotes y religiosos hasta políticos y economistas... El barrio es un discurrir de personas que quieren dar el último adiós a quien sembró el bien a manos llenas y ha hecho florecer aulas, capillas, casas en un terreno casi prohibido.

Su fe en Dios, su amor a María, su patriotismo al estilo de los evangelizadores de antaño tan comprometidos con la promoción integral de las personas, ha movido montañas de incomprensión e indiferencia.

Como párroco de San Sebastián, la pequeña iglesia de la cuadra tres del jirón Ica, donde fueron bautizados San Martín, Santa Rosa, Bolognesi, Eguren...ha convertido en centro de oración a todo el mundo andino gracias a las misas dominicales en quechua. En sus altares se acoge al Señor de Torrechayo (Cusco) cuyas misas se celebran los terceros viernes de cada mes, la Virgen de las Nieves de Tinta (Cusco), la Purificada de Carriqunca que acompaña al Qoyllur Ritti. También están la Virgen del Rosario de Combapata, Canchis y el Señor de Huanca, cusqueños. San Gerónimo, el Niño Melchor, el Señor de los Temblores, la Virgen Asunta, Asunción y del Rosario, el Señor de Huata Cuando el padre, al terminar la misa, invoca casi gritando "¡Lima, este es tu pueblo quechua!", la iglesia, repletita, estalla en aplausos, y aclama en quechua, especialmente el día de la fiesta –¡Kausachum, San Sebastián Perú!  El fue el primer sacerdote en oficiar una misa en idioma quechua en la Catedral de Lima, en 1974

Otra obra apostólica que recordar ha sido la revitalización del culto a Nuestra Señora de Monserrat a través de la celebración de la novena, procesión, animación de la cofradía.

El Comercio le dedicó un artículo espléndido el pasado año “La vida del padre Juan Serpa Meneses: el vicario de la fe solidaria” por Miguel Angel Cardenas M.

http://www.elcomercio.com.pe/ediciononline/HTML/2008-12-22/la-vida-padre-juan-serpa-meneses-vicario-fe-solidaria.html

Nos deja un gigante de la caridad, del compromiso social cristiano, de la evangelización inculturada, de la fidelidad  a la iglesia, de la santidad más exigente y de la humanidad más entrañable y asequible, del patriotismo recio que no olvida ni la provincia ni el centro de Lima y con un corazón universal. Por eso,  los grandes y los pequeños están con él.

Que el Señor le dé el descanso eterno y a nosotros no nos deje descansar hasta asumir y encarnar los retos encarados por él. Feliz y eterna Navidad, Padre Juan.

 

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sábado, 20 de diciembre de 2008

LA IGLESIA EN TIEMPOS DE SANTO TORIBIO

Javier del Río Alba La evangelización del Perú en tiempo de Santo Toribio de Mogrovejo, Biblioteca Redemptoris Mater 2, Callao, 2008, 593 pp

 

El autor –arzobispo de Arequipa y miembro de la Academia peruana de Historia de la Iglesia- deja bien claro que no es una historia de la iglesia ni de la teología sino de eclesiología sino el estudio de “la noción e imagen de Iglesia que tuvieron los conquistadores y misioneros que evangelizaron a los indios” (p.18) a través de las ideas, la historiografía eclesiástica y las fuentes de la misma tales como los concilios limenses y sus instrumentos pastorales como los catecismos y sermonarios. De igual manera están presentes los teólogos más relevantes así como los documentos civiles (cédulas, ordenanzas, memorias, crónicas…) y religiosos

 

Es la tesis doctoral titulada en principio La Iglesia naciente en Perú (Aspectos eclesiales y eclesiológicos de la Evangelización fundante en tiempos de los primeros concilios limenses –1551-1600- en la  Pontificia Universitas Gregoriana, Facultad de Teología, Roma 2001

 Por activa y por pasiva el  autor deja bien claro que busca aportar luces para la  hora presente, “bella tarea de planificar, organizar y participar en la nueva evangelización de nuestro pueblo” (p.27)

La obra se articula en cinco apartados. El primero dedicado a la organización de la evangelización fundante, conceptualizando los términos de “parroquias de indios”, reducciones, doctrinas, describiendo la actividad conciliar y sinodal, sintetizando el “corpus limense”.

En el segundo capítulo –el más original- se estudia la “noción de Iglesia en la doctrina y en la vida eclesial” desde el entronque trinitario, la centralidad de Cristo y –el punto central- la autocomprensión de la Iglesia en cuanto congregación de todos los fieles cristianos que tienen la verdadera fe y doctrina cuya cabeza es Cristo y su vicario en la tierra el Romano Pontífice. La vivencia eclesial en tres dimensiones ecclesia-imperium, el espíritu evangélico y las formas de comunión. Por último las figuras de la Iglesia en cuanto madre, viña y plantación y grey. Remarca el “equilibrio entre los aspectos societarios o externos de la Iglesia y sus elementos invisibles o espirituales” (p.197). De igual manera, se conjugan las formulaciones eclesiológicas con acento jurídico o apologético con la dimensión pastoral de la Iglesia y su misión evangelizadora, permitiendo presentar a los indios de forma bastante completa el misterio que es la Iglesia como entonces se concebía: “creada por Dios, pero compuesta por hombres; jerárquica y pneumática; una Iglesia constituida por ministerios y carismas, cuya misión es anunciar el Evangelio a todas las gentes e incorporarlas a esta congregación de todos los fieles cristianos que tienen la verdadera fe y doctrina, cuya cabeza es Jesucristo y su Vicario en la tierra el Romano Pontífice “(197-198)

El capítulo tercero se centra en la responsabilidad misionera de los agentes de la evangelización fundante, obispos, religiosos, clero secular y laicos. En el capítulo 4, “medios de evangelización” se refiere a la pastoral sacramental deteniéndose en cada uno de los sacramentos en particular, así como las devociones y cofradías. Concluye que “no parece justo calificar al cristianismo indiano como una religión mixta o yuxtapuesta; se trató más bien de a expresión de la inculturación de la fe católica a través de formas religiosas autóctonas” p.412

El apartado 5 se dedica a la “evangelización y promoción humana” en cuatro rubros: la dignificación del indígena (erradicación de las idolatrías, elevación humana, promoción de la mujer y la familia), la promoción social (policía y modelación económico-laboral), la cultura (lenguas nativas, educación, arte) y el asistencialismo (hospitales, hospicios, obras de caridad)

Por último señala una clara conclusión la recepción de la Iglesia por los nativos en la evangelización fundante y cuatro desafíos para la Nueva Evangelización: la renovación teológica, la renovación litúrgica, la vida en comunidad y la comunicación y misión. Esta preocupación pastoral, latente a lo largo de la tesis, desborda en los párrafos finales cuando el autor exhorta a la Iglesia en el Perú a “participar en la misión evangélica de extirpar el mal…con el bien y con el perón. La Nueva Evangelización del tercer milenio tiende a la renovación de la entera comunidad eclesial”

José Antonio Benito Rodríguez

 

 

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SANTO TORIBIO EN CONCHUCOS


PINI, F.; LEÓN, M. Presencia de Santo Toribio de Mogrovejo en el Callejón de Conchucos. Diócesis de Huari, Huari, 2008, 317 pp.

La obra se publica trece años después de la primitiva de PINI, F. LEÓN, M. J.VILLANUEVA Santo Toribio de Mogrovejo: Apóstol del Callejón de Conchucos. Prelatura de Huari, Lima, 1995, 366 pp..

Presenta esta segunda edición su actual y primer obispo de la nueva diócesis, Mons. Ivo Baldi, quien destaca de su antecesor Mogrovejo el que “ha sentado cátedra con su admirable ejemplo de vida, con su incansable predicación de la palabra de Dios en español y en quechua, tanto al interior de su catedral como en la puerta y escalinata de acceso a ella, y con la sabia y sólida elaboración y codificación de la legislación eclesiástica realizada en memorables Concilios y sínodos Provinciales” p.11

Como modificaciones más importantes hay que señalar la desaparición del artículo de J.VILLANUEVA con trece relatos sobre la memoria popular del Santo en el Callejón de Conchucos, las ligeras correcciones del apartado de Miguel León y las 25 sustanciales de F. Pini.
Miguel León–residente en USA desde 1991 y docente en la Universidad de Oneonta- nos revela los cambios: la actualización bibliográfica, cambio de algunas secciones para estar más al tono con las nuevas investigaciones del Perú colonial temprano, varias citas del Archivo de Indias y del Departamental de Huánuco, el reemplazo de los términos “indios” o “indígenas” por andinos o el nombre propio del grupo nativo de referencia. Es interesante la comparación trazada con San Pablo por vivirse el año jubilar paulino en este 2008-9. Los dos fueron evangelizadores incansables que caminaron largas distancias, los dos escribieron muchas cartas desde los lugares que pastoreaban, los dos enfrentaron fuerte oposición en Corinto o en Lima. “A pesar de la autoridad que les investía, los dos santos evitaron abusar de ella, pero sí fueron muy asertivos en la defensa de los derechos que tenían como representantes de la Iglesia” p.126

F. Pini, fiel a pulcritud y precisión en las citas, mejora notablemente el texto, librándolo de algunas erratas tipográficas e incorporando nuevos contenidos fundados en los aportes brindados por los trabajos publicados al hilo del cuarto centenario. Particularmente ha sido enriquecido con citas del P. Fidel González y fuentes más directas como la primitiva edición del primer biógrafo, León Pinelo.

La obra por tanto no sólo conserva sino que aumenta su valor. En primer lugar por constituir una biografía de primera fila, centrada en la vida, obra, misión y espiritualidad del segundo arzobispo de Lima al que se califica como “padre de los pobres, santo y amigo de Dios”•. Bien estructurado en 34 capítulos, se lee con fluidez y ánimo espiritual. La segunda parte, dedicada al Sínodo de Piscobamba, nos ofrece una de las mejores contextualizaciones acerca de una parcela de la gigantesca obra de Santo Toribio, el sínodo de Piscobamba (1594) y la historia de la evangelización del callejón de Conchucos.
Un valor añadido lo representan las fotos que ilustran la presencia del Santo en el Callejón, una abundante bibliografía y la edición completa de las actas del sínodo.

José Antonio Benito
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SANTO TORIBIO EN COMPOSTELA

Les presento un aspecto fundamental en la vida de Santo Toribio, el de empedernido caminante, o, mejor, el de incansable misionero itinerante. Aquí, reivindico su rol de peregrino ilustre a Compostela. Es una pena que no se le mencione en ningún libro compostelano ni en los múltiples rótulos a lo largo del camino. Lo ilustro con alguna foto perdida de mi peregrinación en el 2004, acompañado por mi hermano Juan Luis, y sin atuendo jacobeo como el que lleva mi amigo el de la foto junto a la Torre del Gallo en Salamanca. He querido publicarlo en COMPOSTELA para que quede bien claro. Todo el artículo está en“Santo Toribio, siempre en camino” Compostellanum, Santiago de Compostela, Vol. LIII, Nn.3-4, julio-diciembre, pp.431-450.

 

 

Mogrovejo será un caminante empedernido, tanto que llegará a decir de él su primer biógrafo Antonio León Pinelo:

"Fue su vida una rueda, un movimiento perpetuo, que nunca paraba. Y si la del hombre, es milicia en la tierra, bien mereció el título de soldado de Cristo Señor Nuestro, pues nunca faltó a lo militante de su Iglesia, para conseguir el premio en la triunfante, que piadosamente entendemos que goza"[1]

 

Nuestro universitario Mogrovejo, aprovecha la apacible estación otoñal, durante los meses de septiembre y octubre de 1568, para peregrinar a Santiago de Compostela. Con la calabaza y bordón, las conchas o veneras cosidas a la esclavina y el zurrón de caminante, así como algún hato con apuntes y títulos de Derecho, caminará en compañía de su íntimo amigo Francisco de Contreras, conocido de Salamanca, y posteriormente su opositor en la beca al Colegio Mayor.

Sancho de Ávila, natural de Granada, vecino de Lima, en el proceso de beatificación el prelado, afirmará el ocho de julio de.1631 que conoció a Toribio Alfonso Mogrovejo desde hace 52 años en que llegó a Granada, "...al cual recibió por paje y le dio escuela y estudio y anduvo con él por todo el Reino de España cuando salió a despedirse de SM y de sus consejos, cuando le presentaron por Arzobispo de esta ciudad y en la Villa de Madrid, y de allí a Mayorga a despedirse de su madre, tíos y parientes, caminando siempre con él y en su servicio este testigo...sin faltarle un punto". Acerca de su peregrinación a Santiago nos cuenta que

“siendo Colegial del dicho Colegio del Salvador fue en romería descalzo y con su esclavina a Santiago de Galicia en cumplimiento de una promesa con otro colega suyo y llegando a un pueblo en Santiago de Galicia, entrando a hacer oración en una iglesia que estaba una negra a la puerta y viendo a los dichos peregrinos descalzos y con mucha pobreza, sacó un cuarto y se lo dio de limosna al dicho Sr. Arzobispo D. Toribio, el cual se lo volvió, diciendo:

Dios os lo pague, Señora, que aquí tenemos para pasar nuestra romería. Y viendo la negra y entendiendo que por ser poco se lo habían vuelto les dijo:

Hermano romero, perdóname que no tenía más que este cuarto y así no os di más. El Conde, mi Señor, está ahí dentro oyendo misa y quien os dará, pedidle que os dará un real y medio.

Y viendo el dicho señor D. Toribio el buen celo y ánimo de la negra, dijo a este testigo muchas y diversas veces que desde que dijo la primera misa, así rezada como de Pontifical, le venía a la memoria la negra y la encomendaba en sus sacrificios.

 

Su primer biógrafo Antonio León Pinelo nos da detalles acerca de la motivación de la peregrinación: “Su devoción, piedad y afecto a las obras de mortificación, era de modo, que un año, estando en el colegio, que sería después de acabada la frecuencia del curso y asistencia en las escuelas, y en sus actos, como otros se van, o a sus tierras o a sus pretensiones, se determinó a ir en romería a visitar el santo cuerpo del Apóstol y Patrón Santiago, que se venera en Galicia a que da nombre. Y como esto no era curiosidad, sino virtud, no por divertirse, sino por aprovecharse; hizo este viaje descalzo, y con esclavina, como pobre peregrino...y desde Salamanca hasta Santiago de Galicia que hay más de cincuenta leguas, caminaron a pie y nuestro don Toribio descalzo”.

Mogrovejo lleva sus sueños juveniles ante el Apóstol. Sabe por las leyes de Las Partidas que “romeros et pelegrinos se facen los homes para servir a Dios et honrar a los santos”. Fue, sin duda, una experiencia inolvidable para sentir la universalidad de la Iglesia Católica. El Codex Calixtinus -escrito a comienzos del siglo XII- nos refiere cómo “allí van innumerables gentes de todas las naciones…No hay lengua ni dialecto cuyas voces no resuenen allí..Las puertas de la basílica nunca se cierran, ni de día ni de noche…Todo el mundo va allí aclamando E-ultr-eia (¡adelante, ea!), E-sus-eia (¡arriba, ea!)”. El biógrafo de Santo Toribio insiste en el sentido penitencial (va descalzo) y devocional (huyendo de la curiosidad del turista) que le mueve al peregrino; “un recorrido de fe, de penitencia y de oración a la tumba” del Apóstol Santiago.  Lo tomó como “una invitación a ir más allá, a subir más alto, a adentarse en lo infinito”, como un itinerario gozoso que le despertaba su conciencia de caminar hacia la meta de la vida eterna. Como recuerdan los obispos españoles del Camino de Santiago, su camino es el de “un hombre ligero de equipaje, que avanza sin detenerse, que soporta el hambre, la sed, la fatiga, los peligros…, que hace penitencia porque la meta le atrae poderosamente”. De hecho, tanto Toribio como su acompañante llevaban un aspecto tan pordiosero que motivó la espontánea ayuda de la mujer negra, criada de un Conde. La vivencia de los peregrinos se torna “gigantesca parábola de Dios como meta, de Jesucristo como acceso, de la Iglesia como caravana y posada, de la mesa del señor como pan del cielo. Por último, cabe destacar el atractivo y la irradiación espiritual de Santiago con el elenco de numerosos santos peregrinos.

En el Sumario y memorial ajustado de las probanzas se incluye un artículo – el 6- sobre este gran acontecimiento en su vida: Si saben que en el tiempo de sus estudios en Salamanca desde aquella ciudad, movido de singular devoción, fue peregrino a fie y descalzo a Santiago de Galicia, venerando con sumo afecto la santidad de aquel templo y el cuerpo del Sagrado Apóstol.

 

GRADUADO COMO LICENCIADO EN CÁNONES

El Dr. C. Pérez Bustamante recrea la peregrinación, rescatándonos especialmente su graduación académica en Compostela. Esta emprendedora Universidad fue fundada en 1550 en la nueva sede del Colegio Fonseca. Con la visita real del Dr. Cuesta, el centro obtiene las Constituciones, amplía sus Facultades (Teología, Artes, Cánones, Leyes, Mediciana) y establece un sistema de gobierno asentado en el Claustro y los Colegios. [

 

Pero, pragmático como era, aprovecha para titularse en Derecho Canónico. En su universidad se encuentra el Dr. Juan Yáñez[13] y, amigo íntimo y discípulo de su tío, para obtener la licenciatura en cánones. Tras unos días de sosiego, presentó su título de bachiller y fue admitido por el Claustro compostelano para obtener la licenciatura. El 18 de septiembre de 1568, en el Colegio Mayor de Santiago Alfeo de la Universidad de Compostela, a las nueve de la mañana, expone su primer ejercicio durante una hora; fue apadrinado por el Dr. Juan Yáñez es argüido por los doctores Hernando de Andrade y Leonardo Gil. El 4 de octubre, a las 8 de la mañana, en la Catedral, ante el Rector y el catedrático Yáñez, tras la misa del Espíritu Santo, se verificó la toma de puntos. El graduando debería elegir sendos temas de los libros de Graciano y de las Decretales, que debía exponer a las 30 horas, en la Capilla de los Reyes de la Catedral. El decreto se abrió por tres partes y eligió como tema “sentencia pastoris iuxta vel iniusta timenda est” y lo mismo se hizo con las decretales de las que optó por el capítulo primero de “fidei instrumentorum”. Fue examinado por los doctores de la Facultad de Cánones Francisco de Avellaneda, Fraga, Juan Yáñez, y dos licenciados, Cisneros y Bahamonde, que dieron su aprobación unánime en la ceremonia de colación, del 6 de octubre en la capilla de don Lope, de la Catedral, a las 10 de la mañana. Estuvieron presentes los profesores citados a los que se unieron los señores Ruiz Durana, los canónigos de la Catedral, Cristóbal de Soto, Estanquero, Farina y Gómez Noguerol, el Rector del Colegio Mayor Pedro Arce, el bedel Pedro de Castro y numeroso público. Con motivo de la canonización en 1726, la Universidad le dedicó, en la galería de retratos de académicos ilustres, un vítor para honrar su memoria y que se colocó en la Universidad de Santiago encima de la puerta de comunicación con la iglesia de la Compañía, ubicada en el lado sur del claustro bajo; este lienzo alegórico contenía la siguiente leyenda (traducida del latín): Toribio Alfonso Mogrovejo, viniendo como peregrino a Compostela, fue investido del grado de licenciado en Derecho Canónico en esta Universidad literaria, el 6 de octubre del año del Señor 1568. Por su sabiduría y piedad fue elevado a la Sede Arzobispal de Lima. Por bula del Papa Benedicto XIII, de 15 de diciembre de 1726, fue puesto en el número de los santos. ¡Oh feliz Universidad que diste hombre tan ilustre para honor de España!

 





[1] LEÓN PINELO, Antonio de Vida del Ilustrísimo y Reverendísimo D. Toribio Alfonso Mogrovejo, Arzobispo de la ciudad de los Reyes. Madrid 1653. Lima 1906. p.68

 

[12] El Alma Mater compostelana llega a su cenit en el S. XVIII, especialmente con las reformas del Rey Fernando VI (1751) y del Ministro Camponaes (1772), ampliando facultades y estableciéndose en nuevos edificios. Sufrió la crisis del Siglo XIX como todos los centros educativos, con el cierre de los colegios mayores y  de la Facultad de Teología, pero ha seguido creciendo gradualmente como única universidad gallega hasta hace unos años en que se han creado las de Vigo y La Coruña. En los cinco siglos de historia el vínculo de la Iglesia con la Universidad ha sido patente: en el inicio están Don Diego de Muros y Alonso III de Fonseca con sus fondos testamentarios, luego hay que constatar las bulas de aprobación papl, el voto inmaculista, el patronato de Santiago...La protección y supervisión de los arzobispos compostelanos sobre la institución se concretó en el cargo de Cancelario que correspondió a aquéllos hasta el siglo XIX; aunque no lo ejerciesen directamente, siempre estaban presents a través de una persona de confianza: obispo auxiliar, provisor, gobernador eclesiástico...De igual modo, en virtud del testamento fundacional del arzobispo Fonseca, el cabildo compostelano había de designar al final de cada año un Visitador de la Universidad y de los colegios mayores para verificar el cumplimiento de lo escrito a través de una inspección económica  Los rectores hasta 1868 fueron elegidos siempre de entre los miembros del cabildo, aun sin ser docentes; algunos, como Méndez de Parga (1609, 1612, 1614, 1618) y Sánchez Ferragut (1752-55, 1755-58, 1758-61), obispos de la sede compostelana, acometieron decisivas reformas en la Universidad. Otra presencia del cabildo fue a través de los docentes de Teología, Lectoral de Escritura, y de Cánones, mediante el Lectoral de Decreto. Tales cargos y diversos principios rectores de tipo eclesiástico aseguraron la preponderancia de las facultades más clericales como Teología, Cánones, Artes.

 

[13] Este doctor fue discípulo del Dr. Juan Mogrovejo durante cinco años en Coimbra. Con motivo de la oposición a cátedra para la Universidad de Salamanca dirá de su maestro que era “uno de los mayores letrados que hay en Europa en la Facultad de Derecho”. Cit. en RODRÍGUEZ VALENCIA, Vicente Santo Toribio de Mogrovejo, organizador y apóstol de Suramérica (Madrid CSIC 1957) I Tomo, p.72.

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viernes, 19 de diciembre de 2008

FELIZ NAVIDAD. JAB


Queridos amigos:

Acabo de estar en el Museo Nacional del Perú y tomo la foto de esta Virgen Madre encantadora que embelesada en Jesús le conduce como Maestra en sus primeros pasos. Que Ella, como a Juan Bautista y al resto de la humanidad, les lleve a Jesús nuestro Salvador.

Acaba de decirnos el Papa que en la Navidad confluyen dos caminos: "por una parte, el dramatismo de la historia en la que los hombres, heridos por el pecado, están permanentemente buscando la felicidad y un sentido satisfactorio de la vida y la muerte…Por otra, la bondad misericordiosa de Dios, que ha salido al encuentro del hombre para comunicarle directamente la Verdad que salva, y hacerle partícipe de su amistad y de su vida".

Les comparto un sabroso texto del Siervo de Dios Tomás Morales, S.J., con motivo del centenario de su nacimiento, y que él escribió para meditar en Nochebuena:

Sabed que hoy vendrá el Señor, y nos salvará, y mañana veréis su gloria". La Virgen va repitiendo con cariño la suave melodía en mi corazón. Sigue resonando la melodía divina. Nos salvará, iluminándonos el misterio de Muerte y Resurrección que es Cristo que nace. Es la vida de cada hombre que se incorpora a Él por la fe y el Bautismo. Jesús-Niño nace y sonríe. La vida va a ser para Él marcha hacia la cruz. La fiesta de Navidad es todo alegría, aunque Jesucristo viene a sufrir. Es que, al fin y al cabo, el sufrimiento pasa, y es el gozo lo que permanece. Contemplada la Encarnación desde el ángulo divino, lo que prevalece no es el sufrimiento, sino la Redención, la victoria. Cristo que sufre es cosa de un día. Cristo glorioso es eternidad

Una muy feliz Navidad con Jesús, Jose y María, para ti y todos los tuyos. Y que se prolongue a lo largo de todo el 2009.

De corazón

José Antonio Benito

http://jabenito.blogspot.com/ Celular: 993520965; UCSS: 5330008-254; Constelaciones/Sol de Oro-Los Olivos

Casa: 2618601 Parque Rospigliosi 110. Pueblo Libre

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miércoles, 17 de diciembre de 2008

GUADALUPE, LA FUERZA DE SU ICONO

La más grande de las poetisas de América, Sor Juana Inés de la Cruz, llegó a escribir que “no sé que tiene el amor a María que se enciende hasta el corazón más tibio”. Conmueve ver esta realidad ante la Dulce Señora del Tepeyac, Nuestra Señora de Guadalupe. Sus templos en la Villa de la Ciudad de México son como el corazón que late a ritmo maternal como consecuencia de una historia de amor. Resulta así una de las advocaciones de la Virgen María más queridas del mundo. Su santuario es de los más visitados y su imagen bendita es una de las grandes maravillas de Dios.

            Según el Nican Mopohua, las apariciones de la Virgen de Guadalupe tuvieron lugar entre el 9 y el 12 de diciembre de 1531. El último día fue cuando, en el manto o tilma de Juan Diego, se imprimió milagrosamente la imagen de María.

Científicos de todo el mundo han estudiado esta imagen y han quedado sobrecogidos de emoción, pues parece estar viva. Sus ojos parecen mirarnos todavía con amor y así lo dicen muchos oculistas que los han estudiado con los más modernos aparatos. En sus ojos maternales están inexplicablemente grabadas trece personas, las que estaban presentes en el momento en que Juan Diego le mostraba las rosas al obispo.

La tilma fue elaborada de ayate, una fibra vegetal de una de las 175 especies de agave: la llamada agave potule Zacc.  El manto actual mide 1.70 metros de largo por 1.05 de ancho. En cuanto a la imagen de la Virgen en sí, mide 1.43 m. desde la cabeza de la Virgen, hasta el ángel que aparece a sus pies. Este manto o tilma era el que usaban normalmente los aztecas en forma de manta sencilla que se anudaba sobre el hombro derecho. En la gente sencilla no solía pasar de las rodillas. El manto original de Juan Diego tenía y tiene una costura que le quedaba en medio a la Virgen, pero ella, para evitarla, inclinó el rostro. La tela presenta muchas imperfecciones, principalmente nudos, pero estos fueron aprovechados para dar efectos de tercera dimensión. Es notable, especialmente, el del labio inferior que le presta, carnosidad y viveza.

Rostro mestizo (delicado, suave) de la Virgen, con la tilma de color verde azulado (color regio de los dioses aztecas) estrellada (la llegada de Cortés estaba prefigurada como una nueva era, nueva constelación), orlada de flores (símbolo de la nueva vida). El  ángel significa que la Virgen no fue traída por españoles, sino enviada por Dios a través de los ángeles o mensajeros celestiales. De hecho la virgen está besando al angelito porque está agarrado y el ángel también besa a la virgen. Mira hacia abajo la realidad dramática como diciéndonos aquí les entrego esto para que lo lean. El ángel está a caballo entre la inocencia del niño macehualt (indiecito) y la madurez del tlatoamini, sabio embajador de María. Representa a Juan Diego, el que lleva el mensaje a todos. Las alas del ángel con rostro indio son de color blanco, rojo y azul, tienen relación con el Cosmos, como si María fuera la Reina del Cosmos. Sobre el ángel está la luna.

El centro de la imagen es la cruz en la altura de la Virgen que es donde está el corazón del Niño dentro del vientre de la Madre. La Virgen está al centro de la luna o, como decían los indios, en el ombligo de la luna. Precisamente, la palabra México en náhuatl viene de Metzli (luna) y Xictli (ombligo o centro), lo que quiere decir que María está en México, que es el centro de la luna. El cíngulo negro es el símbolo de maternidad que llevaban las indias embarazadas; representa también la ofrenda de su fruto al Nuevo Mundo. El collar indica que es primeriza; lleva la cruz porque va a ser la Madre de Cristo. Oculta al sol (sólo se ven sus rayos, láminas de oro puro como injertados en el ayate, de manera que se puede ver desde atrás) y proyecta sus rayos como símbolo de la brillantez que proyecta la mujer.En las divinidades aztecas contaba mucho la dualidad de lo masculino y lo femenino, no como contradictorios sino complementarios. El sol es la grandeza que da, la luna es la grandeza que nace de ahí. María está sobre el trono de la media luna (María pisa la luna), para simbolizar que tiene más fuerza que las deidades aztecas. Alrededor de la imagen hay 129 rayos de Sol, porque ella, al llevar al Sol divino, está radiante y brillante como el Sol. Se asemeja a la Virgen gloriosa del capítulo 12 del Apocalipsis, donde se habla de la mujer envuelta en el Sol, con la luna bajo sus pies, coronada de doce estrellas y        que estaba encinta (Ap 12, 1-2).

            Es Reina y madre de la realidad viviente: "Yo soy la Madre de Aquel pro quien se vive; el Dios con nosotros” A veces se incluyen las 4 escenas de la aparición y alguna leyenda vinculada con el relato de la aparición de la Virgen al indio Juan Diego. Significa la historia de una posibilidad. Sobre el monte maldito del Tepeyac donde se veneraba a la diosa madre Tonantzin, aparece la bendita madre Santa María.

            En la reciente carta apostólica “Ecclesia in America” (1999), Juan Pablo II,  recordó que “Desde los orígenes -en su advocación de Guadalupe- María constituyó el gran signo de rostro maternal y misericordioso de la cercanía del Padre y de Cristo, con quienes ella nos invita a entrar en comunión” ( n.11). Tras proclamarla solemnemente patrona de América pide a Jesús: “Enséñanos a amar a tu Madre, María, como la amaste Tú, danos fuerza para anunciar con valentía tu Palabra, en la tarea de la nueva evangelización para corroborar la esperanza en el mundo. ¡Nuestra Señora de Guadalupe, Madre de América, ruega por nosotros!”. Igualmente, en la Conferencia de Aparecida, Benedicto XVI rescató del Nican Mopohua las “significativas palabras: “¿No estoy yo aquí que soy tu madre?, ¿no estás bajo mi sombra y resguardo?, ¿no soy yo la fuente de tu alegría?, ¿no estás en el hueco de mi manto, en el cruce de mis brazos?” (nn. 118-119 ).

 

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SAN JUAN DIEGO

A pesar de la apoteósica canonización del indio Juan Diego por parte del Papa Juan Pablo II ( 31 de julio del 2002) y de los rigurosos estudios históricos que fundamentan tanto la biografía del nuevo santo como el acontecimiento guadalupano, la ambigüedad y un falso pluralismo siembran la duda y la polémica. Sin embargo, Juan Diego y Nuestra Señora de Guadalupe se sienten más presentes que nunca. Su presencia en la villa del santuario en México como acabo de experimentar es la caja de resonancia de los latidos de esta nación que dejaría de ser ella misma sin el acontecimiento del Tepeyac.

 

Con todo El dominical de El Comercio del 11 de agosto 2002 a través del artículo de Jorge Paredes deja en el aire suspendido un tono muy mexicano de que “lo más seguro es que quién sabe” en torno a la existencia de Juan Diego. ¿Será la Iglesia tan imprudente al canonizar a un San Noexistió ? ¿Por qué le iba a interesar elevar a los altares a un personaje que tan sólo sería producto del imaginario aunque tornado en evidente símbolo nacional mexicano? ¿Será puro cuento la innegable realidad de un México vibrante con la canonización de Juan Diego Cuauhtlatoatzin? ¿Aquellos rostros de millones de indígenas, de millones de mexicanos, de millones de católicos, que siguieron la ceremonia de canonización presidida por Juan Pablo II estaban asistiendo a algo inexistente?

La Universidad Católica Sedes Sapientiae tuvo la suerte de acoger en agosto del 2000 al más importante investigador para fundamentar históricamente la existencia del indio Juan Diego Cuauhtlatoatzin, el P. Fidel González Fernández mccj, catedrático de las Universidades Pontificias Urbaniana y Gregoriana de Roma a quien pude entrevistar en PAX TV. En las conferencias, publicadas en los números 1 y 2 de la revista STUDIUM, se refirió a los datos publicados en su obra El encuentro de la Virgen de Guadalupe y Juan Diego en colaboración con Eduardo Chávez y José Luis Guerrero, (Editorial Porrúa, México, 564 páginas)  En la misma concluía: “Guadalupe fue un acontecimiento histórico, percibido como tal, por los más antiguos documentos a nuestra disposición. Solamente la afirmación clara de la historicidad puede llenar de contenido un símbolo que hace razonable una práctica y una devoción mariana de la envergadura de Guadalupe”. (p.XXV). La obra es un acopio de rigurosa investigación en archivos mexicanos como el Archivo General de la Nación, la Curia Metropolitana, el de Guadalupe, de Viena, Vaticano, Madrid, Sevilla...así como la consulta a un centenar de historiadores, académicos y prelados especialistas en el mundo guadalupano.  Una de las primeras representaciones de Juan Diego está en el llamado Códice 1548 (fecha de la muerte de Juan Diego) o Códice Escalada, pequeño fragmento en piel de venado descubierto en 1995 que pinta las apariciones de Guadalupe Éste es un escrito que lleva el nombre del jesuita español que recuperó una especie de Acta de Defunción de Juan Diego firmada por el indio Antonio Valeriano, el autor de la célebre narración de la aparición conocida como "Nican Mopohua" y por el franciscano Bernardino de Sahagún".

 

De las fuentes históricas examinadas (tradición oral continua, representaciones iconográficas como las del convento franciscano de Ozumba de principios del siglo XVII...) se demuestra que había una veneración creciente a Juan Diego vinculada al culto de la Virgen de Guadalupe. Las representaciones iconográficas de las apariciones y de Juan Diego siguen cánones precisos similares a los de los primeros códices indígenas de la segunda mitad del siglo XvI; en los lugares vinculados a la vida del indio se conserva una viva memoria entre los indígenas desde el siglo XVI, con signos crecientes de continua veneración. Otros restos “arqueológicos” serían el “ayate”' de Juan Diego donde se pintó Santa María de Guadalupe; los restos arqueológicos de las ermitas primitivas; la tumba y la lápida sepulcral de Juan Diego-, las ruinas de una ermita edificada a finales de la primera mitad del siglo XVI junto a la casa de Juan Diego-; los restos arqueológicos de la casa de Juan Diego bajo el piso de la iglesia actual de Cuahutitlán; una pintura sobre madera de las Apariciones a Juan Diego, una escultura de Juan Diego en alabastro; y una serie de reproducciones contemporáneas de la Imagen de Guadalupe..En el Testamento de Juana Martín. 11 de marzo de 1559 cuyo original se conserva en el archivo del Cabildo de la Ciudad de Puebla, México., se lee el texto siguiente: "...aquí se crió el mancebo Juan Diego... se casó con una doncella que se llamaba María... por medio de él se hizo el milagro allá en el Tepeyac donde apareció la amada Señora Santa María cuya imagen vimos en Guadalupe, que es verdaderamente nuestra y de nuestro Pueblo de Cuauhtitlán... todo se lo doy a la Virgen del Tepeyac...". En los Anales de la Catedral de México, comprendidos entre los años 1519 a 1739, hay que destacar dos textos, el de 1531, en el que se lee:”Los cristianos allanaron el suelo de Cuetlaxcoapan, Ciudad de los Ángeles. (Puebla). En este mismo año Juan Diego manifestó la Amada Madre y Señora de Guadalupe en México." Y el de 1548, “Murió dignamente Juan Diego. A quien se le apareció esta Amada Señora de Guadalupe en México."

El Arzobispo Primado de México, Cardenal Norberto Rivera Carrera, en una entrevista concedida a Fides, el 6 de marzo del 2003, resaltó la necesidad de reconocer la historicidad y testimonio de la vida del beato”. Señaló que después de este gran acontecimiento "nadie en su sano juicio puede poner en duda la existencia de Juan Diego porque son muchísimos los datos que confluyen para esta afirmación histórica" y resaltó entre algunos de los datos "la investigación jurídica conducida desde 1666 con personas que conocieron o fueron contemporáneos de Juan Diego y que hablan no sólo de su existencia, sino también de su fama de santidad. De lo que no queda duda es que el indio Juan Diego está más vivo que nunca, tanto en los cielos como en la tierra, especialmente  en el corazón de los mexicanos y de los católicos, y particularmente en el de los campesinos e indígenas.

Como señaló su postulador, Monseñor Eduardo Chávez, quien pronunció varias conferencias en Lima y a quien pude entrevistar en “Especiales Pax TV”, desde los altares continúa difundiendo al mundo entero este gran Acontecimiento Guadalupano, un gran Mensaje de Paz, de Unidad y de Amor que se sigue transmitiendo también por medio de cada uno de nosotros, convirtiendo nuestra pobre historia humana en una maravillosa Historia de Salvación, ya que en el centro de la Sagrada Imagen, en el centro del Acontecimiento Guadalupano, en el centro del corazón de la Santísima Virgen María de Guadalupe, se encuentra Jesucristo Nuestro Salvador.

 

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sábado, 13 de diciembre de 2008

Para enseñar historia del Perú


Quiroz Paz Soldán, Eusebio, 1940-


Para enseñar historia del Perú, Total KRAPS, Arequipa, /, 2008. 233 pp.


Hay que ser un maestro “para enseñar historia del Perú” como lo es don Eusebio, el “gordo Quiroz”, todo un monumento vivo de la eterna Arequipa. Y es maestro porque vive lo que enseña y enseña lo que vive.


De las 230 páginas deliciosas, les invito que arranquen con las cuatro finales “Acerca de lo que es la historia y cuál es su utilidad” y que, en forma de carta dirige a su nieto Diego. De forma rigurosa pero tan sencilla que lo entienda un niño, el Dr. Quiroz nos define la historia como “ciencia” cuyo objeto es “el pasado” y que “vuelve a crear en su mente gracias a las fuentes. La historia busca la verdad con método y riguroso trabajado, nos enseña de dónde venimos, nos permite identificarnos con un grupo social –somos peruanos- y tenemos restos culturales que nos permiten reconocernos unos a otros. Es el triunfo más grande el intelecto humano, al reconstruir etapas pasadas de la vida en sociedad. Nos enseña a comprender la vida y a encontrar el sentido del drama humano y social.


En su dedicatoria está presente su pequeña gran historia: “a la memoria de mis padres, a mi esposa, a nuestros hijos y a sus hijos...en ellos la vida vuelve a ser hermosa, lejos de la nostalgia y en la cercanía del otoño”.


Cuatro apartados: El primero dedicado a “Enseñar Historia del Perú” en el que nos comparte el valor formativo de la didáctica de la Historia y el deber de investigar antes de comunicar. El segundo “Temas”, nos aporta 32 reflexiones presentadas cronológicamente, desde el legado de la civilización andina hasta el 1945 con el gobierno de Sánchez Cerro). El tercero “Personajes”: Alcides Carrión, M. Uhle, Julio c. Tello, V.A. Belaunde, Luis E. Valcárcel, Jorge Basadre. El cuarto “Libros que ofrecen aportes para el estudio de la historia del Perú”: el “compendio” de José Tamayo Herrera, “el dios creador andino” de F. Pease, la crónica de Betanzos, la historia arequipeña de Travada, el “Perú, problema y posibilidad” de J. Basadre, el “decenio de la historia de Arequipa” de A. Villegas, el “movimiento popular de junio de 1950 en Arequipa” de Rocío E. Villamonte, “breve historia de un historiador. Un ensayo de egohistoria” de J.Tamayo Herrera, la “vida y obra del deán Valdivia” editada por la UNAS, el “Mariano Melgar”, de Enrique Carrión, “Nuestra historia” editado por COFIDE y escritos por L. Watanabe, J. Silva, L. Millones, N. Manrique.


El objetivo de la obra –con “la satisfacción de ayudar”- es brindar a los docentes de historia “un apoyo para su trabajo cotidiano, información actualizada, propuesta de nuevas ideas para enseñar viejos temas” (p.18). Don Eusebio nos comparte el fruto de los mejores años de su vida profesional docente, donde ha aprendido y enseñado, y donde descubrió “los puntos críticos de la enseñanza de la Historia”


Tras una lectura rápida, el historiador sabe que este rico compendio es fuente autorizada para sorber con rigor y sencillez cuando le toque enfrentarse en el quehacer cotidiano de la enseñanza a los múltiples asuntos estudiados.


Gracias, amigo y maestro don Eusebio. Espero que el libro con sabor a testamento tenga pronto nuevos continuadores que recojan la permanente actividad de su sabio magisterio.


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viernes, 12 de diciembre de 2008

LIMA NORTE, PASADO, PRESENTE Y FUTURO

En la sección dedicada a libros peruanos del programa de televisión Oh, diosas!, fueron invitados el Dr. José Antonio Benito y el Prof. Santiago Tácunan, para presentar la importante obra "Pasado, presente y futuro de Lima Norte".

Durante el programa ambos historiadores expusieron además de la obra, algunos temas referidos a la historia de Lima Norte así como sobre el "Circuito Turístico de Lima Norte", que es una serie de visitas guiadas a diferentes lugares históricos de esta parte de Lima y que propulsa la Universidad Católica Sedes Sapientiae (UCSS).

Esta obra publicada por el fondo editorial de esta universidad, muestra algunas de las principales ponencias dadas a conocer durante el I Congreso de Historia de Lima Norte: "Memoria, Identidad, Proyección" y que han sido recopiladas en este libro por el Dr. José Antonio Benito.

Oh, diosas!, es un programa de televisión del canal Plus TV difundido por cable, que conducen Almendra Gomelsky y Astrid Fiedler.

Contenido del libro

Los afroperuanos en Lima Norte
José Antonio del Busto

Las doctrinas mercedarias en Carabayllo (1532-1792)
Monseñor Severo Aparicio

Lurigancho y su contorno en el contexto del Intermedio Tardío (siglos xv y xvi)
Waldemar Espinoza Soriano

El encuentro de Punchauca y la Independencia del Perú
José Agustín de la Puente Candamo

Formación de barrios populares en Lima Norte
Wiley Ludeña Urquizo

Ancón en el siglo xix
Elizabeth Puertas Porras y Héctor Maldonado Félix

Archivos nacionales y la historia local
Mario Cárdenas Ayaipoma

La fotografia como recurso para reconstruir la historia local
Pedro P. Soto Canales

Las parroquias de Carabayllo
Karina Chávez Norabuena

La pastoral de los afroperuanos en Lima Norte
Ronald Gogin

Demarcación geopolítica de Lima Norte: presente y futuro socioeconómico
Claudio Zegarra Arellano

La arquidiócesis de Lima en el siglo xx
Armando Nieto Vélez S. J.

Testimonios
Monseñor Lino Panizza, monesñor Fitzgerald, Leonardo Rego, María Van der Linde y Claudio Chouinard

Arqueología, educación y desarrollo de Lima Norte
Inés del Águila Ríos

Los petrogriflos de Checta y la protección del patrimonio arqueológico en el valle Chillón
Juan Paredes

Bibliografía para la enseñanza de la historia local
Santiago Tácunan Bonifacio

Libro: Pasado, presente y futuro de Lima Norte. Foto: Carlos Santana Aguilar

El libro se encuentra a la venta en:

Universidad Católica Sedes Sapientiae
Esq. Constelaciones y Sol de Oro. Urbanización Sol de Oro. Los Olivos

Librerías "El Virrey"
Miguel Dasso 147, San Isidro

Precio de venta: S/. 25.

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Jesús de Nazaret, historia, fe y vida

Jesús de Nazaret, historia, fe y vida
Comentario de la obra de Joseph Ratzinger:

Jesús de Nazaret, Planeta, Barcelona 2007, 447 pp
http://www.iesc.org.pe/revista/91jesus.htm

El libro nos ensancha la razón y la voluntad al contactarnos con la Realidad que es fuente de vida y felicidad: Jesucristo. Como agudamente escribe su autor al hablar de los nombres de Cristo y referirse al más común de “Cristo”: “La palabra que debía servir de explicación se convirtió en nombre...Él es una cola cosa con su misión; su cometido y su ser son inseparables. Por tanto, con razón su misión se convirtió en parte de su nombre” (p.371).

Confieso que lo he leído rápidamente y a ritmo de combi y lo tengo en reserva para releerlo con mayor calma en las próximas vacaciones. Lo exigen el rigor de su análisis, la exigente tarea de investigación, la belleza de su lenguaje semejan una sosegada pieza de Mozart, contrapunto a tanta bazofia marquetera que toma el nombre de Cristo en vano como tanta subliteratura barata y de ocasión. Un botón de muestra –no el menos importante- es la abundante y selecta bibliografía que con tanta maestría emplea a lo largo de la obra. Su bagaje de historiador de la Iglesia, filósofo, y, sobre todo, agudo teólogo, enraizado en una evidente vida contemplativa, afloran a cada instante.

Ya el prólogo es magistral y nos adelanta una feliz vivencia del Papa autor: su experiencia lectora de obras “fascinantes” sobre Jesús de los ya clásicos K. Adam, R. Guardini, F.M. Willam, G. Papini, Daniel-Rops que le aportaron en su juventud una figura de Jesús a partir de los Evangelios: “Así, Dios se hizo visible a través del hombre Jesús y, desde Dios, se pudo ver la imagen del auténtico hombre” (p.7). La ruptura abierta entre el Jesús histórico y el Cristo de la fe llevó a una esquizofrenia irreconciliable en la que pareció triunfar la teología racionalista. Los estudiosos en el campo de la investigación histórico-crítica tuvieron que hacer distinciones sutilísimas entre los diversos estratos de la tradición. Como resultado, la figura de Jesús se fue desdibujando y hubo que apelarse a la fe dejando a un lado la historia. Recordemos sin ir más lejos, la intervención de Juan Pablo II en Puebla (1979) cuando se vio obligado ante los obispos del CELAM a formular la verdad sobre Cristo frente a las imágenes distorsionadas del Cristo guerrillero o revolucionario social

Siguiendo a R. Schnackenburg, exegeta católico de la segunda mitad del siglo XX, nos encontramos con un Cristo evangélico formado por diversas capas de tradición superpuestas a través de las que se puede divisar al verdadero Jesús. El dato fundamental que aporta es el ser de Jesús relativo a Dios y su unión con Él. Tal es el quicio o punto de apoyo sobre el que confiesa J. Ratzinger “se basa mi libro: considera a Jesús a partir de su comunión con el Padre; éste es el verdadero centro de su personalidad; sin esta comunión no se puede entender nada y partiendo de ella Él se nos hace presente también hoy” (p.10). De todos modos, al exigente teólogo Ratzinger no le basta la frase de Scnackenburg “revestir de carne al misterioso hijo de Dios aparecido en la tierra”, sino que, basándose en la más escrupulosa disciplina exegética, afirma que “el factum historicum no es una clave simbólica que se puede sustituir, sino un fundamento constitutivo; et incarnatus est: con estas palabras profesamos la entrada efectiva de Dios en la historia real” (p.11) De igual modo, nos presenta la clave adecuada para leer la Biblia: “El pueblo de Dios –la Iglesia- es el sujeto vivo de la Escritura; en él, las palabras de la Biblia son siempre una presencia; naturalmente, esto exige que este pueblo reciba de Dios su propio ser, en último término, del Cristo hecho carne, y se deje ordenar, conducir y guiar por Él” (p.17). El objetivo del autor queda bien reflejado al final del prólogo: su búsqueda personal “del rostro del Señor”, una búsqueda a la que nos invita a acompañarle –con libertad para contradecirle pero con benevolencia- y a la que ha dedicado “todos los momentos libres” que el Pontificado le ha dejado. Es como si nos dijese: aquí está la pasión de mi vida, y los “cachuelos” de mi tiempo libre, todos para ella. Él se sabe limitado y con sencillez nos confiesa “dado que no sé hasta cuándo dispondré de tiempo y fuerzas” nos adelanta los diez primeros capítulos (desde el bautismo en el Jordán hasta la confesión de Pedro y la transfiguración) de esta cristología que será continuada por una segunda sobre los relatos de la infancia y otra tercera sobre la muerte y resurrección.

La obra se abre con una introducción titulada “una primera mirada al misterio de Jesús”. Los títulos de los diez capítulos son bien sugestivos: El Bautismo, las tentaciones, el evangelio del Reino de Dios, el sermón de la montaña (bienaventuranzas, la Torá), la oración del Señor, los discípulos, el mensaje de las parábolas, (naturaleza y finalidad, el buen samaritano, los dos hermanos (el hijo pródigo y el hijo que se quedó en casa) y del padre bueno, el rico Epulón y el pobre Lázaro), las grandes imágenes del evangelio de Juan (la cuestión joánica, las grandes imágenes del Evangelio de Juan: agua, vid y olivo, pan, pastor), dos hitos importantes en el camino de Jesús: la confesión de Pedro y la transfiguración, nombres con los que Jesús se designa a sí mismo. Aunque se lee con gusto, no es para leerlo de un tirón, sino para saborear y catar como el buen vino en pequeños sorbos que nos reconstituyan para la oración, reflexión y acción. El propio autor supera la erudición por la feliz vivencia de la presencia de una Vida que de vez en cuando nos transmite: “Cuando el hombre empieza a mirar y a vivir a través de Dios, cuando camina con Jesús, entonces vive con nuevos criterios y, por tanto, ya ahora algo del éschaton, de lo que está por venir, está presente; con Jesús, entra alegría en la tribulación” p.99

Entre las muchas perlas que podemos descubrir les comparto las que tienen que ver con la doctrina social de la Iglesia. Al comentar las tentaciones del desierto, la referida al pan, nos advierte: “Cuando no se respeta esta jerarquía de los bienes, sino que se invierte, ya no hay justicia, ya no hay preocupación por el hombre que sufre, sino que se crea desajuste y destrucción también en el ámbito de los bienes materiales. Cuando a Dios se le da una importancia secundaria...entonces fracasan precisamente estas cosas presuntamente más importantes... Las ayudas de Occidente a los países en vías de desarrollo, basadas en principios puramente técnico-materiales, que no sólo han dejado de lado a Dios, sino que, además, han apartado a los hombres de Él con su orgullo del sabelotodo, han hecho del Tercer Mundo el Tercer Mundo en sentido actual...Creían poder transformar las piedras en pan, pero han dado piedras en vez de pan. Está en juego la primacía de Dios. Se trata de reconocerlo como realidad, una realidad sin la cual ninguna otra cosa puede ser buena. No se puede gobernar la historia con meras estructuras materiales, prescindiendo de Dios. Si el corazón del hombre no es bueno, ninguna otra cosa puede llegar a ser buena. Y la bondad de corazón sólo puede venir de Aquél que es la Bondad misma, el Bien” p.58. Y nadie ha sabido encarnarlo –en su vivencia de las bienaventuranzas- como los santos, “los verdaderos intérpretes de la Sagrada Escritura... Cada paso de la Escritura lleva en sí un potencial de futuro que se abre sólo cuando se viven y se sufren a fondo sus palabras. Francisco de Asís entendió la promesa de esta bienaventuranza [sobre la pobreza] en su máxima radicalidad” pp.106-107. El Papa sabe libar lo mejor de sus lecturas, para formular su pensamiento con claridad e invitarnos a la práctica: “En las antítesis del Sermón de la Montaña, Jesús se nos presenta no como un rebelde ni como un liberal, sino como el intérprete profético de la Torá, que él no suprime, sino que le da cumplimiento, y la cumple precisamente dando a la razón que actúa en la historia el espacio de su responsabilidad; así, también el cristiano deberá reelaborar y reformular constantemente los ordenamientos sociales, una “doctrina social cristiana” (p.160)

Esta práctica, esta acción, nada tiene que ver con el activismo pragmático, bebe de la fuente de agua viva que es Cristo. Al respecto, les selecciono otro texto que me parece magistral. Al hilo de las bellas imágenes del agua en San Juan y, sin hacer aspavientos al rescatarnos el texto del evangelio apócrifo de Tomás (“el que bebe de mi boca se volverá como yo”), escribe: “El hombre creyente y que ama con Cristo se convierte en un pozo que da vida. Esto se puede ver perfectamente también en la historia: los santos son como un oasis en torno a los cuales surge la vida, en torno a los cuales vuelve algo del paraíso perdido. Y, en definitiva, es siempre Cristo mismo la fuente que se da en abundancia” (p.293-4), aquí y ahora, puesto que “Jesús, el que ha llegado es también a lo largo de toda la historia el que llega” (p.228). Al igual que el evangelista Juan, el católico José Ratzinger “nos muestra verdaderamente a Cristo, tal como era y, precisamente de este modo, nos muestra a Aquel que no sólo era, sino que es” (p.279).

 

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miércoles, 10 de diciembre de 2008

La Gran Vigilia de la Inmaculada en Lima

Con el lema MARÍA, PALABRA VIVA EN MISIÓN los militantes de Santa María de Lima convocaron  a todo el público para honrar a la Virgen Inmaculada y VIVIR los 5 grandes objetivos de LA GRAN MISIÓN DE LIMA para responder al reto de Aparecida.

1.      Misa dominical

2.      Encuentro vivo con Cristo en la adoración al Santísimo

3.      Participación en los sacramentos

4.      Rosario en familia

5.      Voluntariado y misión

Tuvo lugar la GRAN VIGILIA en la Basílica de la Encarnación de la Av. Brasil.1778. Pueblo Libre

Cabe resaltar la gran afluencia de público, las numerosas confesiones durante todo el acto de casi tres horas de duración.

Los misterios del Rosario fueron comentados por cuatro jóvenes y un matrimonio quienes dieron testimonio de su conversión, encuentro con Cristo y hasta la consagración total desde hace 25 años.  Por su parte, el matrimonio compartió el hecho de que hace unos meses de su sacramento y la alegría de esperar ya  su primer hijo. El expositor principal fue Iván Landa, secretario ejecutivo de la Comisión Responsable de la Gran Misión en Lima. Ofreció un bello testimonio de conocer el movimiento de la Milicia de Santa María cuando fue invitado a actividades espirituales por uno de sus miembros que se cercó a la ventanilla del Banco. De igual modo, arengó a los presentes para ser misioneros de su propio ambiente. “Hay que traer el Cielo a la Tierra”, vale decir a María para que nos

 

lleve a Cristo. La santa Misa fue presidida por Mons. Salvador Piñeiro, obispo castrense del Perú. Con su proverbial simpatía y espiritualidad, recordó el jubileo de Lourdes por celebrarse los 150 años de las apariciones. Nos recordó que estábamos celebrando el entrañable acto mariano en el primer monasterio femenino de América, el de las Madres Agustinas, lugar al que se invitó a vivir a Santa Rosa de Lima –quien fiel a su vocación vivió como laica consagrada en el mundo- y desde donde se fundó también el célebre monasterio de Santa Clara. Denunció los prejuicios a la fe de los agnósticos y relativistas, el pecado de los indiferentes y remitió a la respuesta valiente de María, Virgen y Madre. Enfatizó el valor de que coincidiesen las primeras comuniones (hasta 24 adultos lo hicieron en esta primera misa), y recordó el hecho de que estábamos en el centenario del nacimiento del Siervo de Dios P. Tomás Morales, quien iniciase las vigilias en Madrid hace 61 años.

Los Heraldos del Evangelio, responsables del santuario, brindaron una acogida formidable. Realmente se sintió en todo momento el gozo de vivir la liturgia, de “tocar  el Cielo desde nuestro suelo”. Al final, saludos y parabienes. Invitamos a los jóvenes a las actividades de la Milicia de santa María, específicamente al Campamento Juvenil de enero. Nadie se quería ir. ¡Qué bien se estaba allí! En el corazón de todos estaba la súplica que colocamos en las 15 mil octavillas repartidas para invitar al acto

“Señor Jesús, Tú que nos dejaste como madre y educara a tu Santísima Madre, Nuestra Señora de la Evangelización, haznos como Ella, vivo reflejo de tu amor y portadores tuyos. Amén”

Al día siguiente, el de la fiesta, los jóvenes militantes que organizaron el acto, en el corazón de la Ciudad de los Reyes, entre la Catedral y la iglesia del Sagrario, junto a la Virgen de la Evangelización, se comprometieron a seguir un año más trabajando por el Reino, ¡María, totus tuus!

 

 

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domingo, 7 de diciembre de 2008

P. DIEGO RUIZ ORTIZ, PROTOMÁRTIR DEL PERÚ


MOMENTOS ESTELARES DE LA IGLESIA DEL PERÚ-1

El P. Antonio de la Calancha en la Crónica moralizada del Perú VI, nos informa que  “Nació el venerable Padre Fray Diego Ruiz Ortiz en el pueblo de Getafe, dos leguas de Madrid, corte de los monarcas de España, en el año del Señor de 1532, vísperas del glorioso Santiago su patrón, a cuya devoción lo pusieron en el bautismo el nombre de Diego”.

A los 12 años parte para Sevilla con dos de sus familiares pero sin sus padres pues los había perdido. Ingresa en la OSA (Orden de San Agustín) a los 15 años y profesa a los 16. El 25 de marzo de 1550 parte la primera expedición. De OSA; vienen 11 sacerdotes y un diácono. En el capítulo de 1563 fue destinado como doctrinante a Yanacache (sal negra) cerca de La Paz. Fue con 10 religiosos sacerdotes y dentro de ellos estaba el provincial del Perú Juan de san Pedro. Aprendió con esmero el quechua y el aymara. Actúa como misionero hasta en Puná. En 1566 fue enviado a evangelizar a los indios de Capiñora

El P. Marcos García –su compañero inseparable- nació en Oteruelo (León), profesó en el Convento de Lima en 1557 y fue enviado a Vilcabamba. Allá edificó una iglesia a dos jornadas de Vilcabamba. Logró bautizar al inca Cusi Tito Quispe quien recibió el nombre de Felipe. Fray Marcos se ganó la confianza del Inca, pero al denunciar sus vicios, se ganó la animadversión del neófito que le desterró y llegó ahogarle cuando iba a ver a sus misioneros de Chuquisaca.

Al morir Huayna Cápac, le sucedió Huáscar. Su hermano Atahualpa le venció y le tomó prisionero y lo mató. Aparece Pizarro y vence al Inca. Asume el mando Manco Inca. El virrey Nuñez de Vela envía a  Gómez Pérez quien causa la muerte de Manco Inca, asume el poder Tito Cusi Yupanqui al tiempo que entre nuestro protagonista en Vilcabamba con el P. Marcos García.

Tito Cusi recibió bien al misionero. Diego aprovechó la oportunidad y, tras pedir permiso al Inca, edifica una iglesia y predica el Evangelio y sana a los enfermos en un pequeño hospital que había levantado, enseñaba a los niños.

Su vida de oración, austeridad, caridad y gran penitencia ganó la confianza de los indios. Sin embargo, un día como otro Juan Bautista predicó contra el adulterio de Tito Cusi quien se había separado de su esposa Evangelina por unirse con Angelina Polanqilaco. Esto mismo se daba entre sus militares y capitanes. Cuando el P. Marcos estaba con orden de destierro, Fray Diego vino al toque desde Huarancaya a Puquiruna donde estaba el Inca y para recoger las cosas de la iglesia, al tiempo que pedía al Inca su amigo que le dejase predicar allá porque el trabajo era arduo y uno solo no podía. Diego Ortiz va a luchar contra las idolatrías, especialmente en el pueblo Chuquipalpa, donde adoraban a un ídolo principal, “Punchao”, donde estaba una estatua del sol y una piedra blanca, sobre un manantial de agua. El misionero comenzó a levantar cruces en los montes y lugares que dedicaban a adorar al demonio. Organizó colegios, construyó iglesias. Lo mismo hará en el pueblo de Puquira donde dicen que exorcizó al demonio mediante un fuego en la piedra donde decían que se hacía visible y salió huyendo. Ello provocó la aceptación de la fe y el bautizo de muchos, pero, por otra parte, los hechiceros vieron mermados su poder, irritándose contra el Padre. Según Juana Guerrero, esposa de Martín Pando, secretario del Inca.   Procuran rebajar su influencia para lo que unas indias se vestirían con hábitos agustinos y arruinarían la castidad del Padre.

Un día el Inca invitó al misionero a un banquete. El no fue por estar en misa y porque sabía que terminaría en borrachera. La gente se embriagó. Tito Cusi cogió tamaña borrachera y apoplejía. Llega Fray Diego quien pidió al Inca se arrepintiese de sus pecados sin que le hiciese ningún caso. La coya Angelina Polanquilaco llamó a los capitanes y al secretario Pando para que le matasen al religioso. Al llegar a su casa lo encontraron rezando. Los capitanes comenzaron a insultarlo y golpearlo, le sacaron al campo y le molieron a palos, le quitaron la ropa, ataron sus manos con sogas que cortaban la piel como cuchillo y lo dejaron a la intemperie desnudo y casi muerto de frío. Los indios pidieron que resucitase al inca tal como él les predicaba sobre la resurrección. El les contestó que pediría a Dios por ello pero que era un pecador que sólo podía pedir a Dios. A continuación sigue el martirio; le atan los brazos atrás al punto de descoyuntarle los huesos, le quiebran el pecho y rompen varias costillas; a media noche, le echaron agua en las ataduras para que se ajustasen y fuesen más dolorosas. Al amanecer, de nuevo le pidieron resucitase al Inca; él pidió celebrar Misa por tal intención, le desataron pero no podía mover los brazos. Martín Pando le golpeó los brazos y los volvió a su sitio. Acabada la misa y visto que no resucitaba el Inca lo ataron en una cruz y lo azotaron. Se le acercó Juan Quispe quien le dio una bofetada dejando paralizada su mano hasta la muerte. Le hicieron un hoyo debajo de la barba donde se la introdujeron y lo arrastraron a la casa de la coya Angelina, lo llevaron luego a pie tres o cuatro jornadas hasta el pueblo de Mancaray donde el inca Túpac Amaru se estaba coronando. Y ordenó le llevasen a la hora del inca donde ajusticiaba a los malhechores. Como no moría el P. Diego los incas clavaron en sus uñas de los pies y manos espinas. Juan Tupa con su machete le golpeó en la cabeza hacia abajo, pues decían que paraba mirando al cielo. Corría el año 1571. No contentos con ello, sacaron el cadáver al camino y obligaron a que fuese pisoteado; cortaron la cabeza y lo pusieron sobre un peñasco, dejando el cuerpo expuesto a que lo comiesen las fieras. Echaron su cuerpo con la cabeza hacia abajo y llenaron todo de piedras, rociándole con salitre, chica y otros elementos de superstición.

Cuando murió tenía unos 39  años. Al conquistar la región y fundarse la Nueva Vilcabamba o san Francisco de la Victoria se ubicó en nuevo lugar, se levantó una iglesia y se enterró dignamente su cuerpo donde permaneció de 1572 a 1595, de donde será llevado en secreto al convento de Cusco. El 28 de agosto de 1598 el obispo Antonio de la Raya los colocó solemnemente en la iglesia del mismo convento, cerca del altar mayor. Allá recibió culto hasta 1826 desde que se pierde la pista de tan preciadas reliquias.

El 22 de enero de 1595 presentó ante Fray Pedro de Aguilar, procurador de la OSA de Cuzco, una carta en la que se certificaba el martirio del religioso agustino en 1571 y que las atrocidades que cometieron eran condenable, no sólo por ser religioso sino por ser un hombre que les había mostrado grandísimo afecto. El Corregidor condenó a la esposa Angelina Polanquilaco por ser ella la promotora del martirio. Pedro Aguilar dirá “Nuestro mártir vive y vivirá eternamente y, entre tanto, sus perseguidores corrieron en su vida mala suerte y morir de maneras trágicas”...por lo que muchos se convirtieron.

La causa de beatificación de este héroe de la fe ha sido retomada en 1991 y ¡Dios quiera! le veremos pronto en los altares. Cabe destacar que el propio Inca Garcilaso de la Vega (Cuzco, 1539 - Córdoba, 1616), del que estamos celebrando el IV Centenario de los Comentarios Reales de los Incas el 2009, incluyó su semblanza en las páginas 11-17 del Prólogo de su obra inmortal.

 

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